Dos

Se cubrió rápidamente con sus manos al observar como su ex-tutora se aproximaba hacia él, a pasos increíblemente lentos y tortuosos.

No entendía bien sus palabras, pero aquello había logrado ponerlo más duro de una manera increíble.

Siempre vio a Nathalie como una mujer increíblemente atractiva, pensó en como su padre tenia una increíble fuerza de voluntad para no lanzarse sobre ella y disfrutar todos sus dotes, fuera de sus habilidades como asistente o educadora.

Sus caderas se movían al compás de su cuerpo, un movimiento que encontró increíblemente erótico.

Ella dejo la agenda electrónica sobre la mesa de noche del joven, para despuer girarse a verlo.

— ¿Nathalie? — Titubeo al verla detenerse.

Sorprendido por que comenzó a desabotonar su saco.

— Ven, Adrien — Ordenó. El rubio pudo notar como en el rostro de la mujer se encontraba el nerviosismo palpado cuando se deshizo de la aprisionante tela y se quedaba solo con una fina blusa roja.

El tragó saliva ¿Que estaba pasando?

Se aproximo hasta quedar frente a frente con ella, cubriendo aun con ambas manos su miembro.

La mujer tomó una de sus manos y la llevo a su pecho izquierdo, sorprendiendo al joven.

— ¿Qué? ¿Por qué? — No encontraba las palabras, aquello era algo que no se veía venir.

Su mano estaba sobre el pecho de su ex tutora, la primera mujer que tocaba fuera de su mente, con la que había tenido sus primeras fantasías eróticas.

— Te dije que volvería a ser tu tutora y que te comprendería — Atino a decir ella, mientras evitaba la mirada del rubio — Te enseñare ciertas cosas sobre el cuerpo femenino, y el tuyo, y así quizás tengas un poco más de confianza en ti — Concluyó mientras se acomodaba sus gafas — Pero tiene que ser bajo tú consentimiento, únicamente, algo entre ambos — Añadió apresuradamente.

Adrien parpadeo un par de veces, estaba insólito.

— ¿Es enserio? — Ella asintio con la cabeza, él, por instinto, acaricio con su mano libre su miembro — Entonces — Titubeo un poco nuevamente — ¿Que debo hacer? — Estrujó con su otra mano levemente el pecho donde esta se posaba.

Nathalie carraspeo, sintiendo de repente una calidez en su interior.

— Los pechos femeninos pueden llegar a ser increíblemente sensibles, debes saber de que manera tratarlos para poder llevar a la excitación a tu pareja — Pauso, colocando su propia mano sobre la de Adrien — Cada mujer tiene sensaciones diferentes a las caricias en esta zona — Continuo, esta vez moviendo levemente su mano en conjunto con la de su nuevamente pupilo — Puedes empezar con movimientos suaves hasta que encuentres la manera indicada —.

— Entiendo — Asintió, sin dejar de observar como ambas manos acariciaban rítmicamente aquella zona, supo que estaba hirviendo cuando notó su miembro un poco humedesido.

«Liquido preseminal»  Pensó.

Se pregunto si estaba soñando, pero descartó la idea al escuchar como su ahora nuevamente tutora, Nathalie, intentaba ahogar un suspiro.

— ¿Puedes sentir algo diferente? — Preguntó la mujer, intentanto llevar una respiración acompasada, cosa que senle comenzó a dificultar.

Y ahora que lo decía, sí, comenzó a sentir ligeramente una pequeña protuberancia, algo que comenzaba a ponerse rígido.

— Eh, sí — Comentó, tragando saliva — ¿Es tu pezon? — Preguntó nervioso.

— Así es, eso ocurre cuando una mujer comienza a sentir placer Adrien, es como una señal — Se intento explicar.

Estaba sintiendo como si se sofocara ante el suave tacto del joven, no podía recordar cuando había sido la ultima vez que había tenido sexo, pero era claro que había sido hacia ya un tiempo, estaba demasiado concentrada en su trabajo.

Ver a Adrien autosatisfaciendose con sus prendas intimas, vaya que habia logrado aquella acción exitarla levemente.

Se preguntó si hacia eso por él o por ella misma.

Conocía a Adrien desde que era un pequeño niño, y ahora lo veía convertirse en un hombre completamente apuesto ¿Era normal aquella sensación que recorría entre sus piernas?

— Entonces, te estoy dando placer, Nathalie — Intento sono juguetón, pero sólo sonó increíblemente nervioso.

— Sí — Respondió ella, desviando su mirada, mientras apartaba la mano del joven para poder alzar su blusa, dejando al descubierto un sujetador completamente negro y sencillo.

Era la primera vez que Adrien veía uno con alguien usándolo, no tardo en subir más sangre hacia su cabeza dejándolo completamente rojo.

Ella, al notar aquella expresión del rubio, sonrió levemente, se sentía bien.

Y estaba increíblemente mal.

[…]

Adrien tragó saliva cuando se dio cuenta que sin alguna intención por quitarse las prendas de ropa, Nathalie bajo levemente su sostén para dejar en libertad a ambos senos, quedando sobre este, no hubo necesidad de que ella se lo quitara.

Él, completamente curioso de saber la sensación que tendrían al ser tocados, no dudo en poner ahora ambas manos sobre ellos y comenzar con movimientos circulares suaves, justo como ella le había dicho.

Rápidamente se dio cuenta de que ella estaba disfrutando aquello.

— ¿Esta bien así? — Pregunto, su voz había salido increíblemente ronca.

Cosa que logró sacarle un suspiró a la mujer.

— Sí — Atino a decir — Los pezones también son un punto erógeno, tanto en hombres como en mujeres — Añadió.

Y, de repente, comenzó a sentir como uno estos era succionado por la boca del Agreste menor.

Lento y tortuoso era el movimiento desde su punto de vista.

— Adrien, para — Pidió ella entre un suspiro.

— No quiero — Lo escucho murmurar contra su seno — Estoy practicando — Había armado mucho valor para decir eso sin dudas.

O quizás por la excitación y el calor del momento.

— Te voy a mostrar algo que tú puedes sentir —.

Y como palabras mágicas, lograron su cometido, se desprendió y la observo completamente apenado.

— ¿Yo? — Preguntó, nervioso.

— Sí, sientate por favor — Mientras decía aquello, sus piernas se cruzaron levemente, estaba claramente excitada.

Pero aquello era por Adrien.

Con una mano desato la cebolla baja que solía llevar como peinado, dejando su cabello en libertad.

Adrien, quien ya se encontraba sentado en la orilla de su cama y sin tener el decoro se cubrir su miembro, suspiró.

Ella se puso en cuclillas frente a él, logrando que abriera sus piernas y ella entrara entre ellas, respirando a unos centimetros de este.

— El sexo oral debe ser realizado con delicadeza, debido a que puedes salir lastimado, te mostraré —.

Él sentía su cálida respiración sobre su miembro completamente erecto.

Y, pronto comenzó a sentir los labios femeninos presionar contra este.

Dejó escapar un jadeo de su boca como respuesta del placer que comenzaba a sentir.

Un liquido ajeno entro en contactcon él, pronto se dio cuenta que era un rastro de saliva que Nathalie iba dejando, y con este mismo se apoyo para deslizar su mano sobre su falo con facilidad y rapidez, mientras que sus labios se lo introducían lentamente.

Estaba experimentando una calidez que no podía explicar.

Comenzó a sudar frío, sintiendo su cuerpo estremecerse completamente ante las suaves caricias de su tutora.

Mientras de su propia boca solo podían salir roncos jadeos que, de alguna manera, pensó que la inspiraban más.

Y, sin previo aviso, sintió la liberación llegar.

Se descargó por completo en la boca de Nathalie, su tutora, quien se quedo unos segundos sin mover un músculo, para después tragar de lleno todo lo que el había expulsado.

Estuvieron unos minutos en silencio, ella solo podía observar la expresión erótica que aquel rubio le podía ofrecer.

Él se encontraba completamente complacido, perdiéndose en los labios de la mujer y como aun tenían rastro de su propia sustancia.

Pero el sonido de la agenda electrónica de Nathalie los sacó de aquella pequeña burbuja.

Era un mensaje urgente de Gabriel Agreste.

Ambos bufaron, ella le ordeno que se cambiara mientras arreglaba su propia ropa.

Adrien la observó fascinado, preguntándose si aquello se repetiría.

Por qué, el realmente deseaba que sí.

— Después podremos seguir con la lección, Adrien — Escucho decirle mientras abría la puerta de su cuarto para salir de ahí — No hagamos esperar más a tu padre —.

Asintió, sintiendo emoción por dentro.

Sí, robar las prendas interiores de la asistente de su padre era de un total depravado, pero que bien le había resultado aquello

[…]
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S

í, hice mi cochinero.

Es mi primer "Lemmon", si es que se le puede llamar así.

Necesitaba sacarme esto de mi cabeza, lo siento.

Es que, digo, emparejan a un Gabriel buenorro con una joven Marinette ¿Por que no puedo con mi Nathalie y Adrien? Es mi fantasía no cumplida.

Anyway. Perdón el trauma, era necesario.

Los quiero <3 besos

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