Gisselle
No desperté como crei que lo haría, es más, ni siquiera puedo abrir los ojos, pero puedo sentir a la oscuridad fluir a mi alrededor.
«bum, bum, bum, bum»
Los latidos de mi corazón me distraen por un momento, puedo escucharlos tan fuerte y claro cómo si tuviera al propio en mi oído. Todo oscuro y yo sin poder abrir los ojos, para empeorar mi situación no sentía nada, absolutamente nada, es como si me hubiera desconectado de las funciones de mi cuerpo en un instante, cómo si estuviera muerta.
Siendo sincera nunca pensé que morir se sintiera de esta manera, pero podría acostumbrarme rápido a esto, solamente necesitaba descifrar cómo moverme en este lugar y podría vivir el resto de mi vida no vida aquí, morir está genial, ¡y sin dolor!, Todo un bonus.
Buscando movimiento empecé a forzarme, trate de mover mi cabeza hacia los lados, levantar y bajar con brusquedad mi brazos, mover mis piernas para caminar, estirar mis dedos, abrir los ojos. De mis intentos solo logré completar uno, mover mi cabeza, un movimiento minúsculo claro, pero algo es algo, no?
Abandoné mi intentos de movimiento por desesperación, solo me relajé y dejé fluir todo, no me movi ni siquiera para continuar respirando, por más extraño que parezca. Tal vez si me relajaba un poco quién sea que esté controlando este lugar me deje salir y llegar a dónde tengo que llegar.
«tu eres la que controla ésto, sabes detenerlo.»
Oh demonios
De nuevo la sensación de caída me invade y aprieto fuertemente los ojos, lista para que me reciba San pedro.
Despierto, sin procesar ese pensamiento intrusivo, con la pura agitación e incertidumbre en mi mente, empecé a respirar freneticamente tratando de calmar los latidos de mi corazón, sentía las gotas de sudor bañando mi frente y volví a escuchar al mal pagado hombre que se forzaba a venir todos los días por un poco de dinero. Esto no luce como el cielo o las puertas de este, solo se ve como si todo hubiera vuelto a la normalidad.
Miro a los alrededores en busca de ojos curiosos que me observarán, pero todos estában ocupados en sus propios infiernos mentales, solo una chica me devolvió la mirada, ella me sonrió.
Vuelvo mi vista al maestro, note que al parecer solo habían pasado pocos minutos de mi...lo que sea que haya sido eso y ahora explicaba algo que ni esfuerzo le voy a poner para entenderlo, al final siempre termino pidiendo la tarea a alguien más o viendo un vídeo. Recapitulo todo lo que pasó en ese tiempo, mi hermana, aquel lugar, la oscuridad, ¿que santas cachuchas paso? No tengo tiempo para responder esa pregunta porque la joven que me observo antes se acerca y se sienta en una silla cercana, su sonrisa significa problemas y yo ya no sé que pensar.
–¡Hola! –Me saluda y yo lo devuelvo con un gesto de mano– Mi nombre es Giselle, ¿y el tuyo?–.
–me llamo Natalia — digo en voz baja.
No siento satisfacción con está charla, pero no pienso pasar el resto del año sola y amargada.
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