único.

Shin YuNa no era el tipo de persona que andaba atrás de alguien, las mujeres siempre la persiguen a ella.

Hasta que ChaerYeong apareció.

Al principio, cuando su mejor amiga JiSoo la presentó como su prima menor, YuNa simplemente la había saludado sin interés. La familia de las coreanas era rica, así que esa niña también lo era, lo que no le movía ni un pelo a la pelirroja porque nunca cumpliría los caprichos de una mimada.

Pero ChaerYeong comenzó a ser más recurrente en su vida, aparecía en las fiestas y reuniones. Sólo que no hablaba mucho, se concentraba más en su teléfono o en mantenerse callada, sin agregar nada a la conversación.

La novia de JiSoo, RyuJin, había organizado una fiesta durante el verano para todos los que quisieran ir, ya que ella era una fanática de la diversión y la atención, todo el mundo hablaría de ella. Así que YuNa asistió con JiSoo y otra amiga llamada YeJi, con la cual mantenía una extraña relación puesto que se habían acostado juntas varias veces.

En un momento se separó de la rubia que planeaba llevarse a la cama esa noche para ir al baño, subió las escaleras entre empujones y finalmente llegó. Al parecer no cerró bien la puerta, ya que esta se abrió y mostró el rostro de ChaeYoung, tan bonito como siempre. La castaña abrió los ojos con asombro al notar que YuNa estaba ahí, más grande fue su impresión al ver el pene de la mujer. Cerró la puerta inmediatamente.

A YuNa no le importaba que la gente supiera sobre eso, aunque por alguna razón que ChaerYeong lo supiera de esa forma fue muy incómodo.

Cuando salió de allí minutos después, encontró a ChaerYeong al frente de la puerta, apoyada en la otra pared y con las mejillas completamente rojas. En días anteriores no le prestaría atención, ese día se le acercó porque temía haberla hecho sentir extraña de alguna manera.

—¿Estás bien?— preguntó en su oído por el fuerte sonido de la música, al parecer la otra no se lo esperaba ya que pegó un saltito. YuNa quiso reir un poco pero lo ocultó.

—Todo bien, disculpa por entrar así, no sabía que estabas ahí.— levantó sus ojos y YuNa sintió esa mirada castaña atravesarla por completo.

Tragó duro.

—No pasa nada.— trató de sonreír para disminuir su incomodidad, sólo le salió una mueca.

—Mmh, tengo que volver a buscar a JiSoo antes de que se ponga tan ebria que le pida matrimonio a RyuJin otra vez.— ChaerYeong señaló a las escaleras con una sonrisa.

—Uh, seguro, ve.— asintió sin más.

Sus ojos no se despegaron de la castaña, ChaerYeong la miró una vez más y volteó. ¿Su falda siempre había estado tan alta? YuNa podía jurar que estaba más abajo antes, cuando la vio al llegar a la casa. Incluso su caminar era diferente, lo hacía lentamente y moviendo sus caderas de forma que a YuNa le recordaba las veces que las mujeres hacían eso mismo para llamar su atención, normalmente funcionaba pero esta vez su mente estaba confusa. ¿Estaría haciendo eso ChaerYeong, la niña mimada y callada que nunca le dice nada más que un "hola"?

Regresó a buscar a la rubia, estaba sentada en el sillón charlando con su amiga. YuNa sonrió por pensar que quizás había conseguido un premio doble.

Después de un rato de plática con las dos mujeres, YuNa sintió una mirada punzante. Despegó la vista de los bonitos labios de la rubia y se encontró con orbes familiares. La hermosa castaña estaba mirándola desde otro lado de la habitación, una mano sosteniendo su bebida con el codo sostenido por su brazo cruzado y una expresión que no podía descifrar. La pelirroja le sonrió amablemente, pero recibió algo totalmente distinto. ChaerYeong se había mordido el labio discretamente, pero YuNa se dio cuenta.

¿Qué pasaba ahora con la mimada?

Por el resto de varios minutos, YuNa seguía hablando con las dos y sintiendo como quemaba algo dentro suyo por esa mirada que todavía podía sentir sobre ella. En ningún momento se sintió incómoda y eso la confundía más.

La rubia llamada YiZhuo comenzó a besarla. Y todo hubiera continuado sí no abría los ojos buscando a cierta castaña para conocer su opinión no verbal.

ChaerYeong había tomado un sorbo de la bebida y le guiñó un ojo, luego —accidentalmente— hizo que un poco de vodka cayera por su boca hasta mojar la camisa blanca que tenía puesta. La tela se volvió un poco transparente y gracias a eso expuso la parte de arriba de los pechos de la castaña.

ChaerYeong se movió de su lugar haciendo una seña casi invisible a YuNa para que la siguiera a la cocina.

Ni siquiera se molestó en disculparse con YiZhuo, sólo se separó y se encaminó rápidamente. El sonido de la música era un poquito menos fuerte y no había mucha gente ahí.

—¿Trajiste tu auto?— ChaerYeong le preguntó sentada sobre la mesada.

—Claro, ¿qué sucede?— Se acercó pero aún mantenía cierta distancia.

—Necesito ir a casa por una camisa nueva.— sonrió y ladeó su cabeza, sus piernas se movieron hacia adelante y atrás.

—A penas son unas gotas, Unnie.— no quería dejar a las chicas, aunque su curiosidad era enorme por saber qué planeaba esa mimada.

La castaña suspiró y tomó otra botella de vodka que estaba a su lado, la abrió y dejó caer el resto sobre su pecho sin disimulo alguno. El líquido resbaló por toda su piel, se lograba ver su brasier negro y su abdomen que se contrajo un poco por ello.

—Creo que ahora sí necesito una camisa nueva, Syushin.

YuNa abrió la boca, no iba a fingir que no estaba viendo el cuerpo de ChaerYeong, ella paseó sus ojos por la piel mojada y eso sólo hizo que la castaña sonriera aún más.

—Syushin, tengo frío.— puchereó llamando su atención nuevamente, la castaña salió de sus para nada lindos pensamientos.

—Ten esto, vamos.— se quitó la chaqueta de cuero negra y tapó el cuerpo de ChaerYeong. La mayor se abrazó a ella sin vergüenza, mientras que YuNa evitaba a toda costa mirarla y se dedicaba a empujar a la gente para llegar a su auto. Su brazo sobre los hombros de ChaerYeong.

El auto blanco de YuNa logró verse a una distancia no tan larga de la casa, las dos subieron ahí rápidamente. La menor ignoró la llamada de YiZhuo y los ojos enojados de su amiga.

Ya habían viajado juntas muchas veces, sólo que ese asiento era ocupado por Yeji y ChaerYeong siempre estaba atrás con JiSoo y RyuJin. Además, nunca habían estado así de solas.

Y nunca había estado así de... excitada a causa de ChaerYeong.

Bien, debía admitirlo. Le había dedicado alguna paja a ChaerYeong antes, porque no era ciega, la niña tenía un cuerpo precioso y una carita sin igual. Era demasiado sensual sin quererlo, en las fiestas siempre que bailaba con otra persona, YuNa quería ocupar ese lugar. Quería ser ella en quien ChaerYeong se frotase hasta terminar en el baño haciendo alguna cosa demasiado impura.

Sabía perfectamente que ChaerYeong no era ninguna virgen, pero seguía sin conocerla demasiado. Le gustaba mantener en sus fantasías una imagen y quedarse con ella, no le importaba mucho sí ChaerYeong era así o no.

Pero al parecer, ChaerYeong estaba siendo tal cual ella fantaseaba.

La castaña se había quitado la chaqueta y la dejó en los asientos de atrás, luego una de sus manos se apoyó sobre su muslo.

—Unnie.— advirtió YuNa, ella no estaba muy ebria pero sabía que la castaña sí, estaba totalmente fuera de sus reglas hacer algo con una mujer que no estaba del todo en sí.

Y aún más estaba fuera de sus reglas hacerlo con la primita de su mejor amiga.

—¿Qué pasa, Syushin?

—No me uses esa voz inocente, ChaerYeong.

La castaña soltó una risa y YuNa apretó más sus manos en el volante, cosa que la castaña notó enseguida.

—Syushin... ¿te ayudo en algo?

—¿Podrías no tocarme? También necesito silencio.

ChaerYeong se acercó al estéreo del auto, al encenderlo el volumen estaba bajito así que no tocó eso, sino más bien comenzó a cambiar de emisora de radio hasta dar con alguna canción conocida.

El resto del camino, ChaerYeong cantó las canciones que se sabía, las que no conocía las tarareaba. Y su mano jamás abandonó el muslo de YuNa.

Cuando llegaron a la casa de ChaerYeong, la más alta la miró por primera vez en todo el viaje.

—¿No vas a bajar?— preguntó manteniendo su mirada en los ojos castaños, no quería ser más irrespetuosa.

—Me gustaría que me acompañes, Syushin.

—Tus padres seguramente me sacarán a patadas sí te ven así conmigo.

—No están en la ciudad, por eso fui a la fiesta y te pedí que me trajeras.

YuNa lo pensó un poco, sí algo le pasaba JiSoo probablemente la mataría por dejarla sin supervisión estando ebria. Y no tenía ganas de escuchar a su mejor amiga siendo responsable.

Sólo por eso aceptó, según ella.

La casa de ChaerYeong era un poco distinta a la de JiSoo, más grande y mejor decorada. Aunque YuNa pocas veces entró, su relación con los padres de la castaña más alta no era muy buena porque la llamaban mala influencia. Siempre se reía porque sí supieran de las cosas que JiSoo hace con RyuJin les daría un ataque al corazón.

Trató de no mirar mucho. Pero no a la casa, sino a ChaerYeong. Porque mientras subían las escaleras a su cuarto, YuNa pudo darse cuenta que las medias de red de ChaerYeong le quedaban demasiado bien en esas piernas, y también logró ver un poco de su ropa interior gracias a que la falda estaba incluso más arriba.

Cuando llegaron al cuarto, YuNa se quedó quieta a un lado de la puerta en el pasillo cuando ChaerYeong entró.

—¿No vas a venir?

—Sólo vinimos por tu camisa, no tengo porqué entrar.

—Creo que sabes muy bien que no vinimos por mi camisa, Syushin.

Directa. Bien.

—Eres la prima de JiSoo.— recordó sin mirarla.

—¿Ah? ¿Eso es un problema?

—Por supuesto, no me meto con la familia de mis amigos.

ChaerYeong chasqueó la lengua y se puso frente a la más alta. YuNa era más alta, pero aún así podía estar con su rostro frente a sus ojos. La menor llevó su mirada al techo y la castaña giró los ojos.

—Voy a ser honesta, Syushin.— llamó su atención, pero YuNa aún no quería mirarla. —Hace unas horas me importabas una mierda, desde que te conozco me importas una mierda. ¿Crees que no te hablaba por tímida? Acabas de descubrir que no lo soy.— finalmente la miró, sin expresión alguna. —Pero tu para nada pequeño secreto me llama mucho la atención.

—¿Qué?

—Me acosté con mujeres antes, nada que sea demasiado innovador.— contó con un tono aburrido. —Pero tú tienes algo que ellas claramente no tienen, Syushin.

—Unnie...

—Tienes una buena polla, YuNa, una que necesito probar ya mismo.

YuNa soltó una carcajada, ChaerYeong la miró sin entender.

—Aprende esto, niña mimada.— acercó su rostro al contrario. —Tampoco me importas una mierda, ruega lo que quieras pero no tendrás lo que quieres. No soy ningún juguete que complace tus caprichos.

Sin agregar nada más, comenzó a caminar de nuevo a la salida.

—¡Tú vas a rogarme luego, Syushin!— escuchó cuando llegó al final de las escaleras.

YuNa no iba a mentir, claramente quería follarse a ChaerYeong pero encontró diversión en molestarla. La excusa de que fuera familia de JiSoo estaba cayendo poco a poco, YuNa definitivamente quería ver ese cuerpo sin ropa y pasar su lengua por cada lugar que podía.

No se acostó con nadie esa noche porque ya era tarde, así que se encerró en su cuarto y largó suspiros y gemidos con el nombre de ChaerYeong otra vez, esperando que ese pequeño juego suyo no durase mucho en verdad.

Pudo comprobar que ChaerYeong estaba siendo muy sincera con hacerla rogar tiempo después.

Faldas más cortas, medias más altas y transparentes. Camisas más escotadas e incluso más maquillaje y más contacto con ella.

Se rozaban las manos, ChaerYeong tocaba su pierna de forma peligrosa y a veces fingia que le contaría un secreto para dejar besos y lamidas en ella.

JiSoo no parecía notar mucho esas cosas cada vez que salían en grupo.

En una reunión suya, con RyuJin, YeJi y más amigos cercanos, ChaerYeong se había preparado demasiado bien.

El restaurante no tenía muchas sillas libres, así que JiSoo se había sentado sobre de RyuJin, pero cuando un chico llegó y ocupó el único lugar vacío no quedó otra para ChaerYeong que sentarse en el regazo de YuNa.

A nadie le pareció extraño, ya que desde aquella fiesta las dos se veían mucho más cercanas. JiSoo había dicho que le gustaba mucho su nueva amistad porque ChaerYeong no venía hace mucho a la ciudad así que perdió contacto con varios de sus amigos.

YuNa sonreía mucho, pero la verdad estaba tratando de contar hasta cien, mil, dos mil e imaginarse a su vieja profesora de Inglés en un jacuzzi. Todo porque ChaerYeong no se quedaba quieta.

Saltitos, toques y movimientos circulares sobre ella. La maldita lo estaba disfrutando mucho.

—Así que, Yun, escuché que buscas compañero de departamento otra vez.— comentó HyunJin sin darse cuenta del martirio que sufría su amiga.

—Uh, sí. YeonJun era agradable pero volvió a su país hace unos días.— contó poniendo sus manos en la cintura de ChaerYeong, tratando de controlar un poco la situación. —De verdad me gusta el lugar y es prácticamente mío, pero no llego bien con el alquiler.

—¿Y? ¿Apareció alguien?— la pregunta de RyuJin le interesó a ChaerYeong, quien comenzó a pensar.

—No realmente, he visto ofertas pero soy demasiado perfeccionista con eso. Ya saben, no quiero problemas con nadie.

—Se entiende, ChaerYeong está buscando salir de su casa; podrías ayudarla.— ChaerYeong salta de alegría por lo dicho por JiSoo, gracias a ella ahora tenía un pase libre para su pequeño plan.

—Uh, ¿ayudarla?

—Claro, Syushin.— la castaña se gira y la mira, YuNa hace una mueca. —Quiero salir de casa pero vivir sola me asusta, ¿por qué no ayudarnos con esto?

—Me haría muy feliz sí las dos vivieran juntas, mi primita y mi mejor amiga, ¡es tan tierno!— pero los pensamientos de las mencionadas no eran precisamente tiernos.

—Supongo que está bien.

Y fue así como ahora estaba ayudando a RyuJin con las maletas de ChaerYeong mientras ella hablaba con JiSoo sobre las manías que tenía YuNa en su casa.

Usar portavasos, lavar los platos en ciertos horarios, no tocar los cajones de papeles importantes, barrer el suelo cuatro o cinco veces al día, prepararse sus comidas por separado, etc, etc.

—A veces es gruñona por las mañanas, pero sí te grita o te habla mal me dices y aparezco para romperle la cara.

—JiSoo...— su mejor amiga rodó los ojos.

—Oh y su habitación es demasiado privada, siempre golpea la puerta pero no entres porque sí lo haces no vendré a protegerte.

—Entiendo.

La primera noche juntas fue... inesperada.

YuNa estaba recostada en su cama, llevaba unas horas sin poder dormir por los nervios que tenía. Y no porque tuviera vergüenza, sino porque sabía que ChaerYeong jugaría peor ahora.

Y claramente lo hizo.

Unos ruidos empezaron a escucharse, y YuNa sabía qué era.

ChaerYeong se estaba masturbando.

Cerró sus ojos tratando de pensar en otra cosa. Pero las paredes de papel no ayudaban, YuNa escuchó claramente su propio nombre entre gemidos de ChaerYeong.

—Al maldito demonio— dijo y se levantó de la cama.

Llegó a la habitación y entró sin permiso.

ChaerYeong estaba con sus medias de red y una falda rosa. Su pecho cubierto con encaje blanco.

—Vaya, fui descubierta.— exclamó con vergüenza finjida.

YuNa se quedó estática.

ChaerYeong se levantó de la cama, se puso frente a la más alta y ladeó su cabeza, jugando con el elástico del pijama de la más alta.

—Esto no está bien.— suspiró cuando rozó su entrepierna poniéndose dura en su pantalón.

—Tú también lo quieres, Syushin.— susurró en su oído, luego, dejó besitos húmedos en los hombros descubiertos de YuNa. Su camiseta de tiras era perfecta para ello.

—Unnie...

—Dime, Syushin.— su aliento caliente sobre su cuello.

—Para o no me controlo.

—Quizás eso quiero, ya te lo dije, sólo quiero probar. Me iré de aquí mañana sí te molesta, sólo dame una noche.

YuNa lo pensó. En realidad sólo podía ver los pechos de encaje blanco.

—Toca sí quieres.

Las manos de YuNa llegaron a su cintura. La piel caliente y sudorosa. Ella quería hacerlo, demonios que sí. Luego se dijo a sí misma que JiSoo no lo sabría.

YuNa besó a ChaerYeong.

Fue un beso hambriento. Brusco y húmedo. Sólo se escuchaba el ruido obsceno de sus labios y ellas buscando sus lenguas en la habitación.

Caminaron hasta que ChaerYeong sintió la cama atrás suya. Después, jadeando y sin aire, ella dijo:

—Me gusta que me follen duro, Syushin, así que no te contegas.

YuNa se sentó, ChaerYeong en su regazo. Seguían con los besos, pero YuNa usaba un short corto y nada de ropa interior. Sintió la húmedad sin, tocarla.

ChaerYeong se movía peligrosamente sobre ella. Tampoco tenía ropa interior abajo. Sólo esa falda y las medias.

YuNa hundió la cara entre sus pechos y los mordió dejando marcas. Deseaba tanto esto.

ChaerYeong suspiraba y maldecía.

Le quitó el encaje, sus pezones tan rosados frente a sus ojos. Se permitió chuparlos. A veces tiraba de ellos y el gemido de ChaerYeong era una canción que escucharía en loop por siempre.

ChaerYeong le quitó la camiseta, ahora ambos torsos desnudos. La empujó hasta rescostarse. Besó por su cuello, y luego descubrió que su debilidad eran sus clavículas.

YuNa sostuvo su cabello suavemente, pidiendo que no parase.

—Te dije que me ibas a rogar.— se burló la castaña.

—Cállate, ChaerYeong.

YuNa bajó su mano hasta la húmedad que la mojaba. Apretó su clítoris y jugó con eso un rato. ChaerYeong maldijo su nombre, su respiración era fuerte. Al parecer era sensible con eso.

Se colocaron en medio de la cama, ChaerYeong intentó quitarse la falda.

—Déjala así, me gusta tanto como te queda.

Se siguieron besando, ChaerYeong sintió que YuNa estaba dura. Eso porque tocó su pierna en un momento y se notaba.

—Quítate tú el resto entonces.— dijo a duras penas, porque YuNa seguía tocandola.

YuNa se arrodilló sobre el regazo de ChaerYeong, bajó su short y su polla pegó un salto. Llegaba casi a su ombligo. ChaerYeong miró como estaba tan dura por ella, y sintió que tendría un orgasmo por verla.

—¿La quieres?

—La necesito, Syushin.

Tiró la ropa al suelo, ChaerYeong le dijo que tenía condones en su cajón. Ella sabía que esto sucedería.

Pero ChaerYeong se lo puso, amando sentir las venas y ese líquido salir de la punta. Sí, la quería dentro suyo.

Volvieron a acostarse, YuNa arriba de ella jugando todavía con sus dos manos. ChaerYeong no podía decirle que no, no decía nada coherente.

—Mgh, Syushin.— gimió cuando YuNa llevó su mano a su pene y jugó en la entrada. La acariciaba con ansias pero era cuidadosa. —Estoy muy sensible, por favor no juegues ahora.

YuNa poco a poco fue entrando en ella, sintiendo la calidez que le daba la bienvenida. Metió la mitad pero se quedó quieta.

—¿Qué pasa?— preguntó ChaerYeong.

—Eres hermosa, es todo.

Empujó más hasta llegar profundo. La falda levantada hasta su estómago, por lo que disfrutó ver como se volvía una con la castaña.

Salió y volvió a entrar varias veces, primero lento hasta encontrar ese punto específico donde ChaerYeong comenzó a gritar de placer.

Empujó duro, fuerte, tal y como ChaerYeong se lo pedía entre jadeos. Las piernas de la castaña se enredaron en ella para sentir más. De verdad que lo disfrutaba.

YuNa comenzó a besarla por donde podía. ChaerYeong arañaba su espalda y abría la boca, sus ojos cerrados.

Se sintió cerca, así que YuNa paró otra vez.

—¿Ahora qué?

—Date la vuelta.

—¿Qué?

—Quiero que muerdas la almohada y me pidas que no pare.

ChaerYeong obedeció, se dio vuelta y pronto sintió a YuNa entrar en ella. Estaba con el culo hacía arriba y los brazos tratando de estabilizarla.

Pero fue imposible. YuNa agarraba sus caderas de forma de que dejaría marcas tal vez pero nadie pensaba eso.

Las estocadas fueron más rápidas. A ChaerYeong le encantaba sentir la pelvis de YuNa contra ella. En un momento volvió a gritar porque volvió a encontrar ese punto.

Y como lo dijo YuNa, mordió la almohada azul.

—Carajo, estoy cerca.— contó YuNa.

—Yo igual, no p-pares.

La primera en venirse fue ChaerYeong, unos empujes más y YuNa también lo hizo.

Se quitó el condón y lo tiró al bote de basura.

—Me quedaré sí hacemos esto seguido.— ChaerYeong la abrazó con sueño.

—Todo lo que quieras— sus ojos pesados.

Y el resto es historia.

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