CAPITULO 8

Capítulo 8: El Camino hacia la Esperanza

La Posada del Sombrero de Jabalí avanzaba lentamente a través de las colinas verdes que bordeaban el territorio druida. Una bruma ligera cubría el paisaje, dándole un aire místico y sereno. Sin embargo, en el interior de la posada, el ambiente era mucho menos tranquilo.

Ban estaba sentado con los brazos cruzados, mirando por la ventana con una expresión de disgusto. Diane y King intercambiaban miradas preocupadas, mientras Escanor revisaba su hacha con calma. Naruto, sentado al lado de Elaine, no pudo evitar notar la tensión.

—¿Siempre es así de silencioso? —preguntó Naruto, intentando romper el hielo.

Meliodas, que estaba detrás de la barra sirviendo una bebida, se encogió de hombros.

—Es normal antes de una gran batalla. Todos estamos pensando en lo que viene.

Elizabeth, que estaba cerca de Naruto, sonrió suavemente.

—No es fácil enfrentarse a los Mandamientos. Cada uno de ellos tiene un poder que puede cambiar el curso de cualquier batalla.

Naruto apretó los puños.

—Entonces tenemos que estar listos. No importa lo que pase, no dejaré que lastimen a nadie más.

Ban soltó una risa amarga desde su lugar.

—Eres valiente, chico. Pero esta no es una pelea normal. Esto es guerra.

—¡Entonces lucharemos como en una guerra! —replicó Naruto, con determinación en sus ojos.

Ban lo miró por un momento antes de sonreír ligeramente.

—Eres un loco, pero me gusta eso.


Después de unas horas de viaje, el grupo llegó a un valle rodeado de altas montañas. Meliodas se detuvo en la entrada de un estrecho sendero, señalando hacia adelante.

—Aquí es donde empieza el territorio druida. Pero no será fácil atravesarlo.

—¿Por qué no? —preguntó Diane, mirando el paisaje aparentemente inofensivo.

—Porque los druidas protegen su tierra con magia antigua —explicó Meliodas—. Solo aquellos que sean dignos podrán avanzar.

Naruto dio un paso adelante, mirando con determinación el camino.

—¿Y qué significa ser digno?

Meliodas sonrió.

—Eso depende de ellos.

🌌 Los Retos de los Druidas

El grupo avanzó por el sendero, y pronto fueron rodeados por una espesa niebla. Una voz femenina resonó en el aire.

—¿Por qué han venido a este lugar sagrado?

Meliodas dio un paso adelante.

—Hemos venido a buscar el poder que necesitamos para salvar Britannia.

La niebla se disipó ligeramente, revelando a dos mujeres vestidas con túnicas blancas. Zaneri y Jenna, las druidas guardianas, los observaron con seriedad.

—Para obtener nuestro poder, deben demostrar su valía —dijo Zaneri—. Cada uno enfrentará su prueba.

De repente, el grupo fue separado por un destello de luz, cada uno transportado a un lugar diferente dentro del territorio.


Meliodas apareció en una cueva oscura, donde se enfrentó a una versión más joven de sí mismo, representando su pasado como líder de los Diez Mandamientos. La figura habló con voz fría.

—¿De verdad crees que puedes redimirte? Todo lo que haces está destinado al fracaso.

Meliodas apretó los puños, recordando a Elizabeth y a sus compañeros.

—Puede que tenga un pasado oscuro, pero no dejaré que eso defina mi futuro.

Con un grito, desató una explosión de energía, disipando la figura.

Naruto, por su parte, se encontró frente a un paisaje helado. Allí, apareció una figura familiar: Sasuke.

—Naruto, siempre has querido proteger a todos, pero nunca puedes hacerlo solo.

Naruto apretó los dientes, recordando todas las veces que había perdido a alguien importante.

—¡No estoy solo ahora! ¡Confío en mis amigos, y ellos confían en mí!

Con un rugido, invocó su chakra del Kyūbi, destruyendo la ilusión.

Elaine enfrentó una visión de su bosque siendo consumido por el fuego. Escuchó las voces de las almas que había protegido como guardiana, preguntándole por qué los había abandonado.

—No los abandoné —dijo Elaine, con lágrimas en los ojos—. Estoy luchando para proteger a más personas, porque eso es lo que significa ser una guardiana.

La visión desapareció, y Elaine sintió una nueva fuerza en su interior.


Después de superar sus pruebas, el grupo se reunió en el centro del valle, donde Zaneri y Jenna los esperaban.

—Han demostrado su valía —dijo Jenna, sonriendo levemente—. Ahora, recibirán la bendición de los druidas.

Con un gesto, las druidas canalizaron su magia, envolviendo a los Pecados y a Naruto en una luz brillante. Cada uno sintió cómo su fuerza aumentaba, como si hubieran desbloqueado un nuevo nivel de poder.

Naruto observó sus manos, sintiendo el chakra fluir con una intensidad que nunca había experimentado antes.

—Esto es increíble...

Meliodas asintió, mirando a su grupo con orgullo.

—Ahora estamos listos para enfrentarlos.


Mientras tanto, los Diez Mandamientos se reunían en un lugar desolado, planeando su próximo ataque. Zeldris, de pie en el centro, hablaba con autoridad.

—Meliodas está reuniendo fuerzas, pero no importa. Los aplastaremos antes de que tengan una oportunidad.

Estarossa sonrió, mirando hacia el horizonte.

—Será divertido enfrentarlo de nuevo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top