CAPITULO 6

Capítulo 6: El Encuentro con la Oscuridad

Los vientos en Britannia comenzaban a cambiar. El aire estaba cargado de tensión, y las señales de la magia demoníaca eran imposibles de ignorar. La Posada del Sombrero de Jabalí, con los Pecados Capitales y Naruto a bordo, avanzaba rápidamente hacia el sur, hacia un pueblo en el que habían reportado ataques misteriosos.

Meliodas estaba sentado en la barra, en silencio, observando su espada rota. Su semblante tranquilo ocultaba la preocupación que sentía por lo que estaba por venir. Elizabeth, a su lado, miraba hacia él con una mezcla de confianza y temor.

—Meliodas —dijo suavemente—. ¿Crees que podemos detenerlos?

El capitán levantó la mirada y le sonrió.

—No será fácil. Pero no estoy solo. Tengo a los Pecados, a ti... y ahora a Naruto. Vamos a encontrar la forma.

En una esquina, Naruto estaba ajustándose su equipo. Elaine, de pie junto a él, lo observaba con preocupación.

—Siempre estás listo para luchar, ¿verdad? —preguntó Elaine, entrelazando sus manos nerviosamente.

Naruto, con una sonrisa, giró hacia ella.

—Es lo único que sé hacer. Pero no te preocupes, Elaine. No importa lo que pase, te protegeré a ti y a todos.

Elaine sonrió, pero antes de que pudiera responder, la posada se detuvo de repente. Hawk, el cerdo parlante, apareció corriendo desde la cocina.

—¡Algo se acerca! —gritó, sus pequeñas patas temblando.

Meliodas se levantó de inmediato, mirando hacia el horizonte. Una espesa niebla negra avanzaba hacia ellos desde las montañas cercanas, envolviendo todo a su paso.

—Es magia demoníaca —dijo Meliodas con seriedad—. Se están acercando.


El grupo descendió de la posada y se preparó para lo que venía. Diane levantó su martillo gigante, y King invocó su lanza mágica, Chastiefol. Ban ajustó su abrigo mientras una sonrisa confiada cruzaba su rostro.

De la niebla emergieron dos figuras: Galand, el Mandamiento de la Verdad, y Melascula, el Mandamiento de la Fe. Ambos irradiaban un poder abrumador.

—Vaya, vaya —dijo Galand, observando al grupo—. Así que aquí están los famosos Pecados Capitales. Y... ¿quién es ese? —añadió, señalando a Naruto.

Naruto dio un paso al frente, su mirada llena de determinación.

—Soy Naruto Uzumaki, y no importa quién seas, no voy a dejar que hagas daño a nadie.

Galand soltó una carcajada.

—¡Valiente, pero ingenuo! De todos modos, esto será divertido.

Melascula, con una sonrisa siniestra, observó a Meliodas.

—Meliodas, qué placer volver a verte. Aunque, esta vez, no serás tan afortunado.

—Eso está por verse —respondió Meliodas, desenvainando su espada.


La pelea comenzó rápidamente. Galand cargó hacia Diane con una fuerza increíble, lanzándola al suelo con un solo golpe de su lanza. King intervino, atacando con Chastiefol, pero Galand esquivó fácilmente, riendo.

—¿Esto es todo lo que tienen? ¡Patético!

Naruto, junto con Meliodas, se enfrentó a Melascula, quien invocó un portal oscuro del que emergieron almas atormentadas.

—¡Rasengan! —gritó Naruto, lanzando su ataque hacia el portal. La explosión disipó parte de la magia, pero Melascula permaneció ilesa.

—Interesante... tienes un poder peculiar, chico. Pero no será suficiente.

Elaine, observando desde la retaguardia, vio cómo los Pecados estaban siendo superados. Su corazón se llenó de temor, pero también de determinación.

—¡No puedo quedarme aquí sin hacer nada! —dijo, extendiendo sus alas.

Elaine invocó un torrente de viento que golpeó a Galand, distrayéndolo por un momento.

—¡Buen trabajo, Elaine! —gritó Ban, aprovechando la distracción para atacar con su técnica Snatch, robando parte de la fuerza de Galand.


A pesar de sus esfuerzos, los Pecados comenzaron a cansarse. La diferencia de poder entre ellos y los Mandamientos era evidente. Naruto, jadeando, miró a Meliodas.

—¿Qué hacemos ahora, capitán? ¡Estos tipos son demasiado fuertes!

Meliodas, con sangre corriendo por su frente, apretó los dientes.

—Tenemos que retirarnos. No podemos enfrentarlos así.

—¿Retirarnos? —preguntó Ban, sorprendido—. ¿Desde cuándo huyes de una pelea?

—Esto no es huir. Es una estrategia —respondió Meliodas, mirando a sus compañeros—. Tenemos que reagruparnos y pensar en un plan.

Reluctantemente, los Pecados comenzaron a retirarse. Meliodas creó una explosión de energía para cubrir su escape, y King usó su magia para transportar a todos de regreso a la posada.


De vuelta en la posada, el grupo se reunió para evaluar la situación. Diane estaba herida, y Ban parecía frustrado por la retirada.

—Esto no puede seguir así —dijo Naruto, golpeando la mesa—. ¡Tenemos que encontrar una forma de vencerlos!

Meliodas asintió, su expresión seria.

—Hay algo que no les he contado. Para enfrentarnos a los Mandamientos, necesitamos un poder que no he usado en mucho tiempo.

Elizabeth lo miró con preocupación.

—¿De qué estás hablando, Meliodas?

Meliodas miró hacia el suelo, con un rastro de culpa en sus ojos.

—Mi verdadero poder. Es algo que he tratado de evitar, pero si queremos vencerlos, no hay otra opción.

Naruto dio un paso adelante.

—Lo que sea necesario, Meliodas. No importa cuán difícil sea, enfrentaremos esto juntos.

Meliodas lo miró, agradecido por su apoyo.

—Entonces prepárense. Lo que viene no será fácil, pero no tenemos otra opción.

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