CAPITULO 4
📖 Capítulo 4 : La Princesa y la Misión
El sol caía lentamente en el horizonte mientras el grupo avanzaba por el camino polvoriento que llevaba al Reino de Lionés. Naruto caminaba junto a Meliodas, quien iba con las manos detrás de la cabeza, seguido por Elaine, Hawks y el propio Naruto, que meditaba en silencio sobre todo lo que había sucedido desde su llegada a Britania.
—Así que, ¿debemos reunir a los demás Pecados para salvar a la princesa? —preguntó Naruto, sin poder ocultar su curiosidad.
Meliodas asintió sin dejar de sonreír de manera despreocupada.
—Exacto. Elizabeth, la princesa del Reino de Liones, ha sido secuestrada por los Caballeros Sagrados, y necesitamos a los Siete Pecados Capitales para rescatarla. Cada uno de nosotros tiene habilidades únicas que pueden enfrentarse a los diferentes enemigos que encontramos por el camino.
Naruto miró a Meliodas y luego a la pequeña Elaine, que caminaba al lado de él. Aunque parecía un mundo muy diferente al que conocía, sentía que había algo en este lugar que lo conectaba con su misión. No podía quedarse de brazos cruzados mientras otros sufrían.
—¿Dónde encontramos al resto de los Pecados? —preguntó Naruto.
Meliodas los miró con una sonrisa confiada.
—Cada uno está disperso por Britannia, luchando por sus propios motivos. El primero que necesitamos encontrar es Diane, la gigante de la Tierra. Ella debería estar en el Bosque de los Gigantes, al este. Es una excelente luchadora y la clave para derrotar a los Caballeros Sagrados.
Naruto asintió con determinación. Se sentía listo para la misión, pero también sabía que encontrar a todos los Pecados no sería tarea fácil.
🌿 El Bosque de los Gigantes
El grupo llegó a las afueras del Bosque de los Gigantes al atardecer. Meliodas, quien parecía conocer bien el terreno, lideraba el camino mientras Hawk caminaba junto a Elaine, charlando animadamente. Naruto aprovechó la calma del momento para pensar en su situación.
Este mundo era muy diferente a Konoha. Aquí no solo había magia, sino criaturas de todos los tamaños y poderes inimaginables. ¿Sería capaz de enfrentarse a todo eso?
—Meliodas —dijo Naruto de repente—. ¿Qué pasó con los otros Pecados? ¿Por qué están separados?
Meliodas se detuvo un momento y miró al horizonte, con un suspiro profundo.
—Cada uno tiene su propia historia. Diane, por ejemplo, se ha apartado de los demás por sus propios conflictos internos. Ban y King, aunque poderosos, tienen una relación complicada con la ley de los humanos. Y Merlin... bueno, ella es una enigma. Pero no importa qué problemas tengan, si logramos reunirlos, no habrá enemigo que nos detenga.
Naruto entendía la seriedad de la situación. Mientras más conocía de los Pecados, más convencido estaba de que esta misión era mucho más grande de lo que inicialmente había pensado.
🌲 Encuentro con Diane
A medida que el grupo se adentraba en el bosque, el terreno se volvía más denso y la vegetación cubría casi todo el camino. El sonido de los árboles moviéndose al ritmo del viento era la única compañía que tenían. Sin embargo, una extraña sensación de incomodidad comenzó a calar en el aire.
—¿Meliodas? —preguntó Elaine, frunciendo el ceño—. Algo no está bien aquí.
De repente, una gigantesca sombra cubrió el camino. Antes de que pudieran reaccionar, una figura masiva apareció entre los árboles: Diane, la gigante de la Tierra. Su altura descomunal y la tierra que crujía bajo sus pies dejaban claro que era una de las guerreras más poderosas que podían existir en Britannia.
—¿Quiénes son ustedes? —rugió Diane con voz profunda, haciendo que la tierra temblara ligeramente.
Meliodas sonrió, sin perder la calma, y levantó la mano.
—Diane, es bueno verte. Soy Meliodas, y estos son mis amigos. Este es Naruto, un... ninja, y Elaine, una hada. Venimos a pedir tu ayuda.
Diane miró a los tres con una expresión seria, pero cuando sus ojos se posaron en Naruto, algo cambió. Aunque era una gigante formidable, parecía desconcertada por la presencia del joven.
—Un ninja... —murmuró, acercándose a él con curiosidad. —No pareces de este mundo. ¿Qué haces aquí?
Naruto sonrió, encogiéndose de hombros.
—Largo de contar. Pero estoy aquí para ayudar, ¿y tú? ¿Estás lista para luchar por la princesa?
Diane lo observó un momento, y después de un largo silencio, asintió.
—Te ayudaré. Pero primero, necesito saber si tienes el valor para enfrentarme.
Antes de que Meliodas pudiera intervenir, Diane levantó la mano y, con un simple movimiento, el suelo comenzó a temblar violentamente. En un abrir y cerrar de ojos, levantó un gran muro de tierra que rodeó a Naruto, separándolo de los demás.
—Si realmente eres tan fuerte como dices, tendrás que demostrarlo. Este es el Examen de la Fuerza.
Naruto no perdió la calma y activó su chakra, rodeando su cuerpo con una capa de energía. Los muros de tierra comenzaron a moverse con rapidez hacia él, pero con una rápida patada y un par de Kunai lanzó los bloques hacia los lados.
—¡Eso fue un buen intento! Pero ya verás que mi poder es más que eso —dijo Diane, sonriendo.
El enfrentamiento continuó con Diane usando la tierra a su favor, pero Naruto, con su velocidad y habilidad, logró mantener el ritmo, esquivando y contraatacando con Jutsus rápidos y un Rasengan que lanzó con precisión hacia el suelo, rompiendo una gran porción del terreno a su alrededor.
Finalmente, Diane se detuvo, impresionada, y comenzó a reír.
—Eres increíble. ¡Me gustas, ninja! —dijo, dándole un buen golpe en la espalda.
Meliodas, quien había estado observando la escena, se acercó y asintió.
—Bueno, parece que ya has pasado la prueba. ¿Estás dispuesta a unirte a nosotros para rescatar a la princesa?
Diane cruzó los brazos, pensativa, pero luego sonrió.
—De acuerdo, me uniré. Pero no esperen que me tomen de sorpresa la próxima vez.
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