CAPITULO 13.

📖 Capítulo 13: El Último Sacrificio y el Regreso del Héroe

El campo de batalla estaba sumido en un silencio inquietante tras el estallido de energía mágica que había atrapado al Rey Demonio en un círculo de sellado temporal. El cielo ennegrecido comenzaba a abrirse tímidamente, dejando pasar los rayos del sol, pero la amenaza no había terminado.

Elizabeth, agotada, respiraba con dificultad mientras observaba cómo el sello comenzaba a mostrar grietas. Elaine la sostuvo, transmitiéndole fuerza.

—No podemos mantenerlo contenido por mucho tiempo. Este sello no es lo suficientemente fuerte.

Meliodas, de pie frente al círculo, observaba a su antiguo padre con una mezcla de ira y tristeza.

—Siempre supimos que este día llegaría. Nunca quiso la paz. Su único objetivo era destruirlo todo.

Naruto se acercó a Meliodas, con el Modo Sabio de los Seis Caminos aún activo.

—¿Qué piensas hacer? —preguntó Naruto, su voz cargada de preocupación.

Meliodas apretó los puños.

—No hay otra opción. Si no lo detenemos aquí, regresará con más fuerza. Yo lo sellaré, aunque eso signifique que nunca pueda regresar.

Naruto lo miró fijamente, notando el peso de la decisión que Meliodas estaba dispuesto a tomar.

—No puedes hacer esto solo. Si alguien va a detenerlo, lo haremos juntos.


Mientras los héroes discutían el siguiente movimiento, los Mandamientos restantes observaban desde una distancia prudente. Zeldris, aún herido por la batalla con Escanor, se debatía entre intervenir o aceptar la derrota.

Estarossa lo miró con una mezcla de frustración y resignación.

—¿Qué vamos a hacer? Padre claramente no tiene intención de preservar nuestra existencia.

Zeldris apretó los dientes.

—Esto no era lo que planeábamos. Todo este tiempo, lo hemos seguido, pensando que recuperaríamos el equilibrio. Pero ahora veo que él no ve a nadie como aliado, ni siquiera a nosotros.

Gloxinia y Drole, conscientes de la inutilidad de enfrentarse al Rey Demonio, se alejaron en silencio. Derieri y Monspeet intercambiaron una mirada antes de seguirlos, dejando a Zeldris y Estarossa solos frente a su decisión.

—Hagan lo que quieran —gruñó Zeldris, antes de desaparecer en la distancia junto a Estarossa.


Meliodas y Elizabeth se colocaron frente al círculo de sellado. Elizabeth extendió las manos, canalizando su magia divina mientras Meliodas hacía lo mismo con su energía demoníaca. Sin embargo, incluso con sus poderes combinados, no parecía ser suficiente.

—¡Esto no está funcionando! —gritó Elizabeth, con lágrimas en los ojos.

Naruto avanzó, colocando una mano en el hombro de Meliodas.

—Déjame ayudarte. Tal vez el poder del chakra pueda equilibrar la energía.

Meliodas dudó por un momento, pero asintió. Naruto comenzó a concentrar el chakra del Kyūbi, transformando su cuerpo en el modo completo del manto de chakra de Kurama.

El círculo de sellado reaccionó inmediatamente, estabilizándose mientras Naruto unía su energía con la de Meliodas y Elizabeth.

—Esto podría funcionar, pero el costo será alto —advirtió Elizabeth.

Meliodas, decidido, apretó la mano de Elizabeth.

—No importa el precio. Mientras podamos proteger este mundo, vale la pena.


El Rey Demonio, atrapado en el sello, observaba a sus oponentes con una calma inquietante.

—¿Creen que un hechizo tan débil puede detenerme? Ustedes no son más que insectos frente a mi poder.

Con un rugido, desató una explosión de energía que hizo tambalear el círculo. Naruto, Meliodas y Elizabeth lucharon por mantenerlo estable, pero el Rey Demonio comenzó a romper las barreras.

Diane, King, Ban y Elaine se unieron al esfuerzo, atacando al Rey Demonio desde todos los ángulos para distraerlo.

—¡No lo dejaremos ganar! —gritó Ban, lanzándose hacia el Rey Demonio con su agilidad sobrehumana.

King convocó a Chastiefol en su forma verdadera, atacando con toda su magia.

—¡Esto es por todos aquellos a quienes juramos proteger!

A pesar de sus esfuerzos, el Rey Demonio era imparable. Pero justo cuando parecía que iba a liberarse por completo, una luz brillante envolvió el campo de batalla.


Naruto y Meliodas, conscientes de que no podían sellar al Rey Demonio sin un sacrificio, compartieron una mirada de entendimiento.

—No voy a dejarte hacerlo solo, Meliodas —dijo Naruto, con una sonrisa resuelta.

—Tú ni siquiera eres de este mundo, Naruto. No tienes por qué cargar con esto.

Naruto negó con la cabeza.

—No importa de dónde sea. Este mundo me ha dado amigos, un propósito, y no puedo simplemente darme la vuelta y abandonarlos.

Juntos, Naruto y Meliodas canalizaron todo su poder en el sello, estabilizándolo y encerrando al Rey Demonio de forma definitiva. Sin embargo, el costo fue alto.

El cuerpo de Naruto comenzó a desvanecerse, al igual que el de Meliodas. Elizabeth gritó, corriendo hacia ellos.

—¡No! ¡Debe haber otra manera!

Meliodas le sonrió, con lágrimas en los ojos.

—Siempre supe que este sería mi destino, Elizabeth. Pero al menos, puedo irme sabiendo que estás a salvo.

Naruto miró a los demás, especialmente a Elaine, Ban y Elizabeth.

—Gracias por todo. Y no se preocupen... siempre estaré con ustedes.

Con un último destello de luz, el Rey Demonio fue sellado para siempre, pero Naruto y Meliodas desaparecieron junto con él.


Con el Rey Demonio sellado, Britannia comenzó a reconstruirse. Los Mandamientos restantes desaparecieron, sabiendo que sin su líder no podían continuar su cruzada.

Elizabeth, devastada pero decidida, tomó el lugar de Meliodas como líder de los Pecados Capitales, mientras Diane, King, Ban y Elaine juraron proteger el mundo en su memoria.

Naruto, aunque físicamente ausente, seguía vivo en los corazones de todos. En su mundo natal, Konoha, una pequeña luz apareció en el cielo, recordando que su sacrificio no fue en vano.

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