CAPITULO 11

Capítulo 11: La Reliquia Sellada

Los cielos sobre Britannia se oscurecieron mientras los Mandamientos comenzaban su avance hacia el sitio donde la reliquia sellada permanecía oculta. El aire se llenaba de tensión, presagiando la batalla definitiva. Los Pecados Capitales y Naruto, conscientes de que los Mandamientos estaban tramando algo grande, decidieron moverse rápidamente para detenerlos antes de que fuera demasiado tarde.


La Posada del Sombrero de Jabalí avanzaba a toda velocidad, dirigida por un King enfocado y decidido. El mapa en la mesa de estrategia mostraba el Valle Oscuro, un lugar donde las leyendas decían que estaba sellada una reliquia capaz de cambiar el equilibrio del mundo.

Meliodas, apoyado en una pared, observaba a su equipo.

—Escuchen, esto no será como las otras batallas. Los Mandamientos están reuniendo todo su poder aquí. Esta reliquia podría desatar algo que ninguno de nosotros puede manejar.

Diane, con los puños apretados, asintió.

—No importa. Ya hemos llegado demasiado lejos como para retroceder ahora.

Naruto, sentado al lado de Ban, sonrió.

—Mientras estemos juntos, podemos manejar lo que sea.

Ban soltó una carcajada.

—Eso suena como algo que yo diría.

Meliodas sonrió ligeramente, pero su expresión se tornó seria.

—Naruto tiene razón. Pero esta vez, necesitamos ser más cuidadosos que nunca. No podemos permitirnos errores.

Elizabeth se acercó, colocando una mano sobre el hombro de Meliodas.

—Confío en todos ustedes. Podemos hacerlo.


Cuando la posada se detuvo cerca del Valle Oscuro, el grupo descendió, avanzando con cautela. La atmósfera era opresiva, y una niebla densa cubría el suelo, dificultando la visión.

De repente, la voz de Zeldris resonó en el aire.

—Así que finalmente han llegado.

El grupo se preparó, adoptando posiciones de combate mientras los Mandamientos comenzaban a aparecer uno por uno, rodeándolos. Estarossa caminó al frente, con una sonrisa fría en su rostro.

—¿De verdad pensaron que podrían detenernos aquí?

Meliodas dio un paso adelante, desenvainando su espada.

—Todavía estás a tiempo de rendirte, Zeldris. Esto no tiene que terminar así.

Zeldris lo miró con desprecio.

—Siempre fuiste un traidor, Meliodas. Hoy, tu historia llega a su fin.

Los Mandamientos atacaron en conjunto, obligando a los Pecados y a Naruto a dividirse para enfrentarlos.


Naruto quedó cara a cara con Estarossa, cuya presencia era casi abrumadora. La sonrisa de Estarossa se ensanchó mientras desenvainaba su espada.

—Así que tú eres el extraño que se unió a los Pecados. Me pregunto cuánto podrás resistir.

Naruto activó el modo sabio, dejando que su energía natural lo envolviera.

—No me importa quién seas. No voy a dejar que sigas lastimando a la gente.

Estarossa atacó primero, moviéndose con una velocidad que desafiaba las expectativas. Naruto apenas logró esquivar, respondiendo con un Rasengan que impactó directamente en el costado de Estarossa, pero el Mandamiento apenas pareció sentirlo.

—¿Eso es todo? —se burló Estarossa, contrarrestando con un golpe que lanzó a Naruto contra una roca.

A pesar del impacto, Naruto se levantó, con una sonrisa decidida.

—Si eso no funcionó, entonces intentaré algo más grande.

Concentrando el chakra del Kyūbi, formó un enorme Rasen Shuriken y lo lanzó hacia Estarossa. El ataque creó una explosión masiva que sacudió el valle, pero cuando el humo se disipó, Estarossa seguía en pie, aunque visiblemente afectado.

—Interesante... Parece que no eres tan débil como pensé.


En otros puntos del campo de batalla, los Pecados también enfrentaban enormes dificultades. Diane luchaba contra Derieri, esquivando sus ataques repetitivos mientras intentaba encontrar una apertura.

Ban y King trabajaban juntos contra Gloxinia y Drole, quienes usaban su magia combinada para mantenerlos a raya. Elaine, desde la distancia, proporcionaba apoyo con sus habilidades mágicas.

Mientras tanto, Escanor, en su máximo apogeo, enfrentaba a Zeldris. Cada golpe de Rhitta sacudía el suelo, pero Zeldris demostraba ser un oponente digno, contrarrestando con ataques rápidos y precisos.

—¿De verdad crees que tu arrogancia puede superar mi poder, humano? —gruñó Zeldris, lanzando un corte oscuro que Escanor apenas logró desviar.

Escanor sonrió, alzando su hacha con confianza.

—Mi arrogancia no tiene límites... y tú no eres más que un obstáculo en mi camino.

🌌 El Despertar de la Reliquia

En medio del caos, un resplandor oscuro comenzó a emanar desde el centro del valle. Elizabeth, quien había estado ayudando a curar a los heridos, lo notó primero.

—¡Algo está pasando en el sello!

Meliodas corrió hacia ella, observando cómo la niebla se disipaba, revelando un altar antiguo. En el centro, una esfera negra pulsaba con una energía que parecía absorber la luz a su alrededor.

Zeldris, al notar el cambio, sonrió.

—Es demasiado tarde. El poder del sello pronto será nuestro.

Meliodas gritó hacia el resto del grupo.

—¡Tenemos que detenerlo antes de que se libere!

Naruto, aún combatiendo con Estarossa, escuchó el aviso y, reuniendo toda su fuerza, logró liberar un ataque que obligó al Mandamiento a retroceder. Sin perder tiempo, corrió hacia el altar junto con Meliodas y Elizabeth.

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