16. Vis a Vis
*Advertencia: no me hago responsable de lo que produzca este capítulo. Simple advertencia de limón.
Las instancias para una visita vis a vis eran complejas cuando se trataba de ver personalmente, frente a frente, a un preso de una prisión de máxima seguridad. La Balsa seguía el reglamento estrictamente como cualquier otra prisión ordinaria, pero ante aquellas visitas de cara a cara entre sus presos con los familiares o aquellas personas que pudieran verlos, eran reacios a cumplirlas y solo habían ocurrido en momentos muy concretos de la historia de la prisión. Hasta la fecha, solamente cuatro presos pudieron obtener un vis a vis con su pareja, habiendo pasado un total de siete años desde la última visita de vis a vis que tuvo lugar en aquella prisión de máxima seguridad.
Ahora, una nueva visita vis a vis tenía lugar en una habitación completamente acondicionado para ello. Cuando John Walker recibió aquella hoja firmada sobre una cita vis a vis entre el hijo del Kingpin y la hija de un capitán de la policía, no lo pudo creer por bastantes minutos, teniendo que releer aquella carta que el mensajero dejó en su mesa para que lo alistara todo. ¿A caso George Stacy estaba lo suficientemente loco como para permitir que su hija visitara a un hombre que podría desgraciarla la vida? Él ya no trabajaba para Wilson Fisk y tampoco lo hacia para el lado bueno de la ley.
Estaba en un punto murto, por lo que permitió aquella reunión a solas entre la chica y el preso sin interferir entre la conversación que ambos tuvieran, si es que era una conversación. Lo que solía pasar en los vis a vis entre parejas, estaba más ligado a los momentos íntimos entre ambos y poco a los momentos serios. De hecho, una charla serie en un vis a vis era completamente extraño y dudaba demasiado que fuera a pasar en aquella ocasión. Ambos, Naruto y Gwen, eran jóvenes, teniendo uno veinte años y la otra rozando los dieciocho, por lo que suponer lo que pasaría en aquella reunión era algo sencillo para cualquier persona.
Naruto dejó caer su cuerpo en la fría silla de hierro. Con ojos escépticos, miró los ojos azules de Gwen, que no se apartaron ante su mirada intensa de vuelta; una mirada que utilizaba para intentar comprender lo que Gwen Stacy estaba haciendo en La Balsa, teniendo un vis a vis con él en una habitación que parecía sacada de un motel, probablemente con condones en uno de los cajones de la mesilla derecha puestos por alguno de los guardias que trabajaban para Walker. Estaba extrañado, reacio ante aquella reunión que no esperó. Cuando George y Watanabe lo detuvieron, deshaciéndose también del simbionte, tenía pensado que el hombre mencionara a su hija que él era un super villano. No estaba seguro de lo que Gwen estaba haciendo en aquel lugar teniendo un vis a vis con él, un preso de La Balsa. Incluso el hecho de que Walker hubiera aceptado aquello, le resultaba ligeramente extraño.
Entrelazó ambas manos y las colocó sobre la mesa sin apartar los ojos de Gwen. Debía reconocer que el día de hoy Gwen estaba muy hermosa. El cabello, de un color dorado, caía en media melena hasta casi llegar a los hombros. Sus ojos azules brillaban como si fuera el mismo mar bañado por el solo. Suave, la piel de Gwen era clara en comparación con la suya, que lentamente se había vuelto clara debido a su tiempo en prisión. Generalmente su piel era mucho más oscura, tomando un color tostado y bronceado.
Naruto repasó el cuerpo de Gwen con una mirada carente de lascivia. Solo era curiosidad mientras estudiaba a su vieja amiga, haciendo tiempo para poder pensar en el motivo que había llevado a Gwen a aquella sala, a solas con él.
Acarició sus manos; unas manos lastimadas por el enfrentamiento con Frank Castle que tuvo unos días atrás. Él no era un Spiderman o un Thor como para regenerar sus heridas. Bajo el manto de Venom, siempre fue un simple humano con unas habilidades superiores a las de un humano normal. Gracias a las enseñanzas de su padre adoptivo y sus instrucciones, adquirió las habilidades de combate y asesinato que lo hicieron la persona que era hoy en día, con la capacidad de pelear contra personas como Punisher.
Un ligero suspiro lo sacó de sus pensamientos. Levantó la cabeza, apartando los ojos de sus manos unidas, y conectó sus ojos con los de Gwen. Allí estaba, aquel brillo que sin duda representaba la lucha interna que su amiga estaba teniendo. ¿A caso se estaba pensando el perdonarlo?
Frunció el ceño con aquella pregunta. No quería el perdón de Gwen, no lo necesitaba. Y desde luego no quería ver como su amiga sufría por ello.
―Gwen―sintió su voz rasposa, como una lija pasando por su garganta. Tuvo la necesidad de aclararse, de recuperar la compostura―. No sé que es lo que haces aquí o porque estás en esta habitación―señaló la misma con un ligero gesto―. Ya sabes que no es necesario...
La mano alzada de Gwen detuvo sus palabas y Naruto cerró la boca con un pequeño chasquido.
―No necesito tus explicaciones―Gwen miró los ojos de Naruto con intensidad. No reculó cuando este la miró con aquellos intensos ojos de un color zafiro que era más oscuro que sus propios ojos―. Sé porque estás aquí. Una explicación más sería una perdida de tiempo.
―¿Una....explicación más?
Naruto observó como los labios de Gwen formaban una mueca incómoda. George Stacy o la capitana Watanabe la habrían dado una explicación sencilla sobre lo que él había hecho y en lo que se había convertido. Y de cierta manera ambos policías llevaban razón. Se convirtió en un villano por simple gratitud hacia el hombre que lo salvó y, al mismo tiempo, para destruirlo desde el interior.
―Mi padre me dijo sobre lo que hiciste. ¿De verdad usaste un simbionte?
Gwen miró, con cierto grado de incomprensión, el rostro de su viejo amigo, buscando un simple gesto que calmara sus pensamientos. No quería creer que Naruto se hubiera convertido en una persona cruel como su padre lo recreaba. Intentó buscar en aquellos ojos un brillo del antiguo Naruto, de su viejo amigo.
―Si―aquella palaba monosilábica, llegó a los oídos de Gwen. La chica tragó duro ante aquella simple respuesta. Cuando intentó hablar, nuevamente Naruto la detuvo―. Aquella operación que mi padre aprobó utilizando a Oscorp, fue lo que me unió a este simbionte de nombre Venom. Según las mismas palabras de este, Oscorp ha creado clones de él mismo para generar una "cura" ante cualquier enfermedad. Utilizó esto para curarme―Naruto cerró la mano derecha con fuerza―. Gracias a Venom sigo vivo.
―Wilson Fisk―el nombre le supo a ácido. Gwen hizo un leve gesto de malestar. Aquel nombre también había estado en la boca de los neoyorkinos durante todos aquellos días―. Kingpin.
―Si―Naruto asintió―. El Kingpin, el Rey del Crimen de Nueva York―una sonrisa cruzó sus labios―. Un ridículo nombre si me lo preguntas.
Gwen miró con desaprobación a su viejo amigo. Ante la mirada, Naruto deshizo su sonrisa y bajó la mirada hacia sus manos entrelazadas.
―¿Por qué?―preguntó directamente, sin apartar la mirada de los intensos ojos de su amigo. Su padre y Watanabe habían intentado disuadirla de ir a la prisión y visitar a Naruto; pero no era una niña indefensa. Necesitaba conocer los motivos que llevaron al muchacho frente a ella a pelear contra Spiderman, a servir al Kingpin y a sucumbir ante el control de Venom, pues conocía sobre el control mental que estos alienígenes podían crear sobre sus portadores―. ¿Por qué seguiste sus órdenes? ¿Por qué enfrentaste a la policía, a Spiderman? El Naruto que yo...
Sin previo aviso, Gwen cayó completamente. Naruto no se había movido, pero mantuvo sus ojos pendientes de las facciones de su conocida y su amor secreto. Podía sentir la urgencia en las preguntas, ansiosa por una respuesta que la satisficiera. ¿Pero que respuesta podría darle? Todo lo que hizo bajo las órdenes de su padre adoptivo, lo hizo completamente consciente de las consecuencias, conociendo completamente lo que podría pasarle si era atrapado.
Pero también lo hizo siguiendo su propio plan. Wilson Fisk, su padre adoptivo, no solo fue el causante de su miserable vida, si no que le arrebató completamente toda su infancia. Tal vez Lester lo hubiera secuestrado para pedir un rescate, pero fue el mismo Fisk quien terminó separándolo de sus padres si es que seguían vivos. ¿Por qué lo tomó y lo educó para ser su segundo al mando, su hijo perfecto? Eso no era lo que él quería o necesitaba. Ni siquiera amaba pelear y ahora no podía ver su vida sin una sola pelea.
Sus manos temblaban solamente con la posibilidad certera de otro enfrentamiento. Como una droga, la adrenalina producida por los combates era realmente requerida por su sistema, necesitada como si su vida dependiera de ello.
Fue entonces que oyó el deslizarse de la silla y el leve rechinar de la mesa cuando un peso extra cayó de improviso sobre ella. Sin poder hacer nada, miró el rostro de Gwen demasiado cercano al suyo. Sintió el tibio tacto de sus manos tomando su rostro delicadamente y el suave choque de los labios de la chica sobre los suyos en un delicado e inexperto beso guiado por el impulso.
Gwen dejó que su cuerpo se moviera solo. Cuando sus ojos captaron el temblor en las manos de su amigo, ella solamente se movió guiada por un impulso primario y dejó que sus sentimientos la guiaran, terminando la acción plantando aquel beso en los labios de su amor platónico. Aun había cosas que hablar, traumas que sacar; pero solamente necesitaba hacer aquello antes de perder al chico que tenía delante para siempre. Debía dejar en claro sus sentimientos para poder seguir con su vida normal.
El beso duró solo unos segundos y fue roto por Naruto. El preso de La Balsa echó la cabeza hacia atrás y miró a Gwen con una mirada perpleja, sin comprender aquello. Ya había besado con anterioridad a otras chicas, pero la calidez con la que Gwen lo había besado, lo hizo sentirse extraño de muchas formas.
―Gwen...
Cayó cuando el pulgar de Gwen rozó sus labios. La falange se movió por sus labios de una forma lenta, tal vez sensual, mientras él quedó en completo silencio, observando los movimientos de la chica. Mientras ella movía el pulgar por los labios del preso, Gwen se dejó caer con lentitud sobre el regazo de su viejo amigo, obteniendo un fruncimiento de ceño de su parte.
Ella no sabía exactamente que era lo que estaba haciendo y él no encontraba la forma de detenerla sin que los guardias intervinieran. Por supuesto, siendo más alto y musculoso podría deshacerse de Gwen; ¿pero era eso lo que quería? Ni siquiera con todo el control adquirido por las artes marciales pudo mantener su mente centrada cuando Gwen lo volvió a besar.
Naruto sintió como los brazos de la chica rodeaban su cuello envolviéndolo en un fuerte abrazo que lo hizo inclinar su cuerpo un poco hacia adelante. Temiendo que la chica cayera de espaldas, movió sus brazos para envolver su cintura con fuerza a la vez que devolvía aquel beso con cierta rudeza, aun buscando una explicación.
Aprovechando que Naruto la abrazó, Gwen presionó su cuerpo contra el de su amigo, haciendo que este último notara sus incipientes pechos cuando estos se presionaron contra el torso del muchacho.
Tras varios segundos, Naruto retiró la cabeza terminando con aquel fugaz beso forzado.
―Gwen. ¿Pero qué...?
Necesitaba calmarse, calmar aquellos pensamientos y sentimientos que lo estaban envolviendo. Como cualquier preso, actualmente su contacto con el otro género era completamente nulo, por lo que sus instintos más bajos podían salir a flote con cualquier simple roce o contacto con el género femenino. Y aquel simple y feroz beso lo único que estaba logrando era despertar sus mayores instintos, haciéndolo mucho más semejante a un animal que a un ser humano.
Gwen no respondió a aquella pregunta sin finalización. Deslizó su cuerpo hasta quedar de pie frente a Naruto y lo tomó de la mano derecha. Con un movimiento de cabeza buscó una cama y, cuando sus ojos vieron la única cama en aquella sala preparada para ellos, pensó en un motel de carretera. Los trabajadores de La Balsa no se habían esmerado en preparar un mejor lugar y ella tampoco iba a exigirlo, por lo que tiró de Naruto hacia aquel lugar.
―Cállate―murmuró, girando cuando llegaron al límite de la cama. Sintiendo el borde golpeando contra la parte trasera de sus piernas, envolvió nuevamente con los brazos al chico―. Cállate y bésame.
Naruto miró los ojos de Gwen, descubriendo en ellos aquel extraño brillo de lujuria juvenil que había visto en otras chicas de su edad cuando lo miraban en el gimnasio o cuando acompañaba a la misma Gwen al centro comercial.
Miró aquellos ojos por varios segundos, buscando algún resquicio de duda o confusión dentro de aquellos iris azulados. Necesitaba estar seguro de que ella no se arrepentiría, que no habría quejas o malos pensamientos. No quería que su amistad se viera resentida después de lo que podía pasar en aquel lugar. Si él aceptaba a acatar aquella orden de Gwen, todo terminaría como ambos sabían, pero él no estaba dispuesto a romper todo lazo que tuviera con aquella chica. Era demasiado importante para él como para desperdiciar todo lo que tenían con aquello.
Intentó hablar, pero la mano de Gwen tapando su boca se lo impidió.
―No necesito que hables―ella murmuró, mirándole a los ojos intensamente. Naruto vio como el brillo se intensificó por unos segundos antes de volver a envolver todo el iris de ambos ojos―. Necesito que actúes.
Fueron simples palabras. No le estaban apuntando con una pistola ni siquiera lo estaban forzando a ello con dichas sílabas. Acató aquella orden cuando la última de las letras abandonó los labios de Gwen y besó los mismos con intensidad. Mientras plantaba sus labios sobre los de la chica, fue levantando sus brazos hasta tomar con sus manos el rostro de Gwen, profundizando el beso intensamente y robando toda la posibilidad de que él mismo o la chica pudieran respirar.
―¿Estas segura?―entrecortada, la pregunta salió de su boca cuando se separó de Gwen. Necesitaba oír la confirmación, estar seguro de que ella lo estaba.
Por toda respuesta, Gwen tomó el borde de su sudadera con ambas manos y ante la mirada intensa de Naruto se deshizo de la misma, revelando su torso desnudo con solamente el sujetador cubriendo sus pechos.
La chica mostró a los ojos del muchacho su piel clara, suave y su vientre plano.
―¿Esto te sirve?
Colgando del dedo índice de la chica, el suéter azul finalmente cayó al suelo y como si de una señal se tratara, Naruto besó nuevamente a Gwen con mayor intensidad que antes, siendo completamente devuelto con la misma por parte de Gwen.
La chica se subió a la cama con cierta dificultad, arrastrando a Naruto a hacer lo mismo. En un instante que no la estaba besando, el Uzumaki se deshizo de su camiseta, permitiendo así que Gwen se deshiciera de su pantalón.
―¿Te gusta?
Naruto miró aquel cuerpo esbelto, suave y blanquecino solamente cubierto por rompa interior de encaje negra que contrastaba con la claridad de la piel de la chica. Él no era un experto en topa femenina y mucho menos de ropa interior; pero reconocía que aquellas dos simples piezas quedaban perfectas en aquella imagen.
―Si.
Gwen lo besó nuevamente, esta vez tirando de él para que quedara sobre ella, con ambos brazos a ambos lados de su cabeza, mostrando lo contorneados que estaban, dejando ver como ligeramente los músculos se marcaban bajo su piel.
Ella movió sus labios sobre los de él. Él movió sus labios sobre los de ella. Ambos se besaron durante largos segundos, separándose en escasos intervalos para volver a besarse, como si no tuvieran otra opción ni pudieran separarse.
Con cierta dificultad, Naruto se deshizo de las zapatillas de la prisión mientras que seguía besando a Gwen. Tuvo que hacerlo cuando estaba sobre ella, besándola, utilizando los pies para deshacerse de la única prenda que cubría sus pies.
Mientras él estaba en aquella acción, sintió como las manos de Gwen, más delgadas y pequeñas que las suyas, bajaron hacia la parte inferior de su pantalón anaranjado para tomarlo de los bordes. Sin que pudiera separarse de ella, la chica tiró de ambos (boxers y pantalón) hacia abajo, dejándolo completamente desnudo ante la chica, quien seguía concentrada en besarlo mientras, con la mano derecha, tomaba su miembro para masajearlo ligeramente y con delicadeza, como si temiera que se rompiera ante el taco.
Dejó que Gwen siguiera con el masaje y obligó a la chica a levantar la cintura. Bajó la mano derecha y sin temor alguno retiró a un lado la braga e introdujo dos dedos en la intimidad de su amiga, obteniendo con aquel movimiento un pequeño gemido que fue acallado por el beso en el que estaban envueltos.
Mientras la besaba, Naruto siguió con el movimiento en las partes bajas de Gwen, sintiendo como la cavidad cálida se comenzaba a humedecer por la completa excitación. Y él mismo estaba excitado ante aquel masaje continuo del que estaba siendo víctima por las caricias de su compañera, las cuales no se detuvieron por ningún momento.
Entonces él la apartó. Sacando los dedos de la húmeda cueva, Naruto los llevó a su boca y lamió el índice y el dedo medio de un modo lascivo, observando el sonrojado rostro de Gwen para que ella pudiera verlo hacer eso. Usando la mano libra, bajó completamente las bragas de la chica y reptó hacia la parte inferior sin que ella pudiera hacer algo.
Tomó fuertemente ambas piernas de Gwen y encaró lo que iba a ser su comida. Con delicadeza y lentitud se acercó a la intimidad de su compañera y comenzó a besarla, utilizando ligeros movimientos de lengua que recorrieron toda la longitud y anchura de esta varias veces antes de que introdujera la misma lengua en la cavidad, haciendo un movimiento ligero de mete asaca antes de pasar a un movimiento circular al mismo tiempo que con su mano izquierda masajeaba el clítoris.
Ante aquello, Gwen solo pudo echar la cabeza completamente hacia atrás, enterrándola en la almohada al mismo tiempo que mordía su antebrazo. Sin el control completo de su cuerpo en aquel instante, ella solamente dejó que se estremeciera por las caricias y besos en su parte íntima por el puro placer que estaba sintiendo en aquel momento.
―¡Ngya!
Un gemido escapó de sus labios cuando, como un latigazo, un estremecimiento recorrió su espalda hasta hacerla encorvar la espalda y cerrar los ojos. Jadeó ligeramente y apartó el brazo de su boca, mostrando la mordida que ella misma se infligió ante aquel intenso placer.
―Ahora―Naruto tomó ambas piernas de la chica. Por su mentón, un líquido brilloso escurría ligeramente, gota a gota, cayendo incluso por su pecho desnudo―. Puedo...
―No me digas que pararas―con un ojo entrecerrado, la chica miró directamente el miembro de Naruto―. No lo digas.
―Bien, no lo haré.
Ella no lo dijo ni lo pidió de forma explícita y solamente miró a Naruto desde su posición tumbada en la cama, con las piernas levantadas levemente por las manos del muchacho. Pero con aquella mirada lo dijo todo. Tanto ella como él sabían lo que decía, lo que suplicaba ahora mismo. Ninguno estaba pensando de forma racional y sus instintos primarios los estaban controlando, al menos hasta cierto grado.
Naruto inclinó su cuerpo y tomó el preservativo colocado en la mesilla. Después de aquel vis a vis tendría una charla con Walker y probablemente sus manos se llenarían con la sangre del alcaide.
Lentamente, con la experiencia de otras veces, envolvió su miembro en la goma para el acto que iban a realizar, sintiendo la mirada de Gwen mientras realizaba aquella acción. Una vez terminó con la misma, volvió a tomar las piernas de la chica y, con lentitud, fue introduciendo el miembro dentro de aquella cavidad.
Gwen sintió como algo entraba en ella. Sabía lo que era, pero eso no impidió que su cuerpo se estremeciera, que un gemido lastimero escapara de sus labios y que un suspiro de placer fuera su sustituto.
―¿Estás bien? ¿Sigo o pa...?
―Si―ella lo interrumpió cuando pudo controlar su voz. Cerró las ambas manos sobre la sábana y miró suplicante hacia Naruto―. Sigue.
Acatando la orden, Naruto terminó de introducir su miembro en aquella húmeda y cálida cueva, quedando ligeramente inclinado sobre la chica, pudiendo observar completamente como el vientre de esta se subía ligeramente para luego baja, siendo producto de la respiración de la muchacha.
Cuando miró nuevamente a los ojos de Gwen, empezó a meter y sacar su miembro con un movimiento suave al principio para luego sustituirlo por otro más agresivo ante la tajante mirada de su amiga.
Gemidos. Ligeros crujidos provenientes de la cama. Húmedos choques de labios. Los dos rubios mantuvieron aquella actividad por el resto de aquella reunión, siendo Naruto la voz cantante mientras Gwen solamente dejó que su cuerpo fuera golpeado por el placer, mostrando lo que sentía con cada gemido que escapaba de su garganta.
Ella gimió fuertemente ante el tercer orgasmo y respiró pesadamente cuando finalmente sintió los labios de Naruto sobre los suyos impidiéndola terminar su placentero sonido de placer.
El chico penetró la húmeda cavidad una vez más, intensamente, mientras besaba a la chica para tapar cualquier sonido que pudiera escapar de la misma. Así como Gwen, él terminó con un ligero gruñido grave que sería el correspondiente al gemido placentero de su compañera.
Ambos quedaron rendidos sobre la cama, mostrando cuerpos brillosos por el sudor y dejando oír sus pesadas respiraciones.
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