Capítulo 1
La ciudad de Gotham se había vuelto más oscura, más fría con el pasar de los días. La lluvia había decidido permanecer aquella semana cayendo sobre la ciudad, volviéndola más oscura, más fría de lo que había sido anteriormente. Gotham siempre fue una ciudad oscura, una ciudad fría, una ciudad mojada por la lluvia y acompañada por las oscuras nubes; pero desde la muerte de Bruce Wayne y la desaparición de Batman, Gotham parecía haber decidido volver más oscura, retraerse en su propia miseria y frialdad constantes.
Una semana antes de que Gotham fuera tan fría y oscura como la misma muerte, Bruce Wayne había trabajado incansablemente con Industrias Wayne y sus hijos adoptivos en un nuevo e importante proyecto que ayudaría a los barrios bajos de la ciudad. Poco después de que el CEO diera la noticia, unos días después, una explosión en Industrias Wayne dio como resultado la muerte del último de los Wayne y de la desaparición de Batman de la faz de la Tierra.
Gotham siempre fue oscura hasta la aparición del Caballero de la Noche, del Caballero Oscuro de Gotham. Las personas, temerosas, lo vieron como una oscura representación de la justicia y de la esperanza. La policía lo vio como un compañero, como alguien que ellos podían tolerar tras varios roces entre ambos. Sin embargo, aquella pequeña esperanza que estuvo por años, ahora solo se había desvanecido tras la explosión dejándolos desprotegidos, sin aquella pequeña luz que se mantuvo firme por años frente a distintas adversidades.
El Departamento de Policía de Gotham (DPG) había iniciado la investigación y trabajaron sin descanso durante toda aquella semana, durante 7 días completos solamente para obtener una pequeña pista del culpable que había traído la muerte de uno de los hombres más queridos de la ciudad.
No encontraron nada.
James "Jim" Gordon fue nombrado como el comisionado del Departamento de Policía de Gotham, colocando todos los recueros bajo su disposición y siendo la cara visible del departamento ante la presa y cualquier reunión que fuera llevada con el alcalde o las autoridades competentes.
El hombre trabajó años con Batman y conocía perfectamente a Bruce Wayne. El mismo Jim se hizo cargo de la investigación a cargo, relegando a los oficiales a dirigir otras operativas importantes mientras él, junto a su compañero Harvey Bullock, investigaban el caso que conmocionó a la ciudad hasta oscurecerla mucho más de lo que ya estaba.
Había diversos criminales dentro de las paredes de Blackgate que podrían haber llevado la muerte de Bruce Wayne sobre sus hombros. El método usado había sido una bomba instalada en su escritorio, con otras colocadas dentro de las paredes de la misma oficina y se activaron una vez que Wayne entró a la oficina matándolo en el acto y llevándose consigo a Lucius Fox, su socio actual.
Aquel modus operandi descartaba a algunos asesinos como Deadshot (quién prefería asesinar a sus objetivos disparándolos) o como El Joker (quién prefería dar un buen espectáculo con la muerte de Wayne para atraer a Batman a la escena) y la centraba en tipos como Black Mask (quién no escatimaría en gastos para asesinar a su objetivo). Pero no encontraron nada que relacionara a Black Mask con la muerte de Bruce Wayne o con la desaparición de Batman.
Estaban completamente a ciegas, sin la información necesaria ni las pistas adecuadas. Mientras que algunos presos podrían ser los culpables, no había nada que los atara al crimen o contaban con una buena coartada, pues muchos de ellos aún estaban en la prisión o en el Asilo de Arkham, lo que hacía imposible que hubieran sido ellos quienes orquestaron el asesinato.
Otro método de descartar sospechosos era justamente la firma del asesinato. Joker y Deadshot tenían su peculiar firma al realizar un asesinato y personas como Bane no eran precisamente las más sigilosas al realizar un asesinato y alguien podría verlo, pues disfrutaba de terminar con su objetivo con sus propias manos.
El atentado y asesinato fueron realizados por una persona concienzuda, entrenada y meticulosa. No había dejado ni una mísera pista, una simple hebra de cabello o una huella parcial. Incluso cuando intentaron registrar los explosivos, no encontraron algo que pudiera llevarlos hacia el causante de ambas muertes. Era como si el mismo asesinato hubiera sido llevado por un fantasma.
Jim estaba frustrado estando en un callejón sin salida. No veía la luz por la que seguir el caso después de siete días intensos de trabajo y fue algo que se notó en su rostro con enormes ojeras, el rostro más pálido y delgado a causa de la mala alimentación y por la falta de sueño, algo que su hija señaló la última vez que lo vio y lo que generó preocupación en sus compañeros.
Pero Jim Gordon no era el único que había estado buscando al asesino de Wayne durante aquellos siete días, casi las veinticuatro horas del día. Los compañeros de Batman, aquellos que eran conocidos en Gotham por su trabajo con el murciélago, se reunieron en la Baticueva (cuartel general de Batman y su equipo) con la intención de unir todas las piezas del puzle y encontrar al criminal más buscado en Gotham en la actualidad.
Gotham era oscura y fría, envolvía a los criminales formando sus mantos, ocultando sus rostros y su misma presencia. Los compañeros de Batman junto a Harvey y el Comisionado Gordon trabajaron duro sin encontrar nada sobre el asesino de Bruce Wayne. Era como si cualquier rastro se hubiera esfumado como el humo, como si jamás hubiera existido y como si el atentado en Industrias Wayne jamás hubiera ocurrido.
Era la primera vez que los amigos de Batman estaban sin pistas, sin un camino a seguir. Usualmente el Caballero Oscuro habría tomado las riendas, habría seguido las pistas y habría encontrado al culpable tras mucho sudor y, probablemente, sangre. Pero incluso en el bajo mundo oculto en las sombras de Gotham, no sabían nada sobre el asesinato o la desaparición del vigilante.
Sin pistas o sospechosos, la investigación quedó en un punto muerto.
Eso había sido hasta hace unas horas.
Con la muerte de Bruce Wayne y el entierro de su frío cuerpo en la cripta familiar, Industrias Wayne quedó a la vente de cualquier persona que quisiera comprarla, siendo dejada a un lado del propio testamento que Bruce firmó años antes y donde dejaba unas órdenes explicitas. Hasta dentro de tres meses tras su muerte, dicho testamento no podría ser abierto y la empresa familiar quedó a la venta, negando la posibilidad de que alguno de sus pupilos o amigos pudiera obtenerla, ni siquiera el difunto Lucius Fox podría haber optado por comprar dicha empresa.
Un extranjero, un hombre de nombre japones y rasgos europeos, fue quien terminó como CEO de Industrias Wayne tomando la mayoría de las acciones y controlando dicha empresa con un 60% de las mismas, dejando a un lado a cualquier persona que hubiera podido intentar desplazarlo por la fuerza.
No era extraño que un extranjero tomara el control de una empresa local. Eso había pasado en otras ocasiones, con otras grandes empresas. Lo extraño de la compra, fue que el actual dueño y CEO mantuvo el nombre de Industrias Wayne completamente intacto, sin cambio alguno, permitiendo que el nombre de los Wayne permaneciera presente como un faro de innovación y mejora para Gotham, pues incluso mantuvo los planes de Bruce Wayne sobre la mesa sin apartar ninguno de ellos, siguiendo con los anteriores proyectos del hombre.
Pero aquello no era todo lo extraño. El hombre apenas contaba con veintitrés años, era huérfano y los datos arrojados sobre él en los distintos sitios web no indicaron de donde obtuvo la fortuna que utilizó para adquirir la empresa. No parecía haber sido adoptado por nadie con dinero y no se conocía demasiado de él a parte de algunas pequeñas inversiones que parecían haberle dado ese dinero necesario. Y según las palabras del joven, había adquirido Industrias Wayne viéndolo como una oportunidad de hacer algo grande en el mundo, siguiendo una promesa y un objetivo propios.
Estas palabras despertaron la sospecha de Bárbara Gordon, hija del Comisionado Jim Gordon y anterior pupila de Bruce Wayne y no pudo evitar relacionar al actual dueño de Industrias Wayne con el atentado causado en las oficinas principales que se llevó las vidas de Lucius Fox y Bruce Wayne.
Una simple sospecha sobre el actual CEO fue suficiente para Bárbara y se dedicó las últimas horas a investigar al nuevo dueño de Industrias Wayne. Como anticipó, no encontró información demasiado relevante: era de Japón, nacido el 10 de Octubre y contaba con una reputación entre los jóvenes emprendedores de su edad siendo un rostro respetado en su país de origen.
Bárbara investigó sobre cualquier persona con el apellido "Uzumaki" buscando alguna conexión con la Liga de las Sombras o con cualquier grupo que estuviera ligado con la cultura oriental; pero por más que investigó, aquel apellido no apareció entre los nombres de la Liga o de aliados de Deathstroke, otro hombre que estaba en la lista de la chica.
Ella se frustró tras cuarenta y ocho horas de investigación, golpeando la mesa con su frente. Había estado los dos últimos días en el campanario, frente a los monitores con toda la información sobre el dueño de Industrias Wayne brillando en cada una de ellas, con una fotografía y los archivos presentes.
Debido a una restructuración de Industrias Wayne tras la compra, los empleados no habían acudido en dos días a la empresa, lo que dejó a Bárbara sin sus prácticas dentro de la empresa y si sumaba la semana tras el fallecimiento de Bruce, ella no había estado por nueve días demasiado atenta a su trabajo, algo que Bruce habría permitido, ¿pero el nuevo CEO? Además había estado investigando sobre él, sacando cada trapo sucio del hombre, buscando cualquier debilidad o camino que ella pudiera tomar.
―¡Oye, Babs! Vas a dejarte los ojos en esto. ¿No deberías descansar? ¿Cuánto has dormido en los últimos nueve días? Estas siguiendo demasiado cerca los pasos de tu padre.
Richard John "Dick" Grayson había sido el primer pupilo de Bruce Wayne, su primer hijo adoptivo tras la muerte de sus padres biológicos. Como Bárbara, Dick había estado trabajando los últimos días en Gotham buscando algo sobre la muerte de su figura paterna, dejando a un lado su trabajo como policía de Blüdhaven por un tiempo hasta poder dejar los asuntos de Bruce y su muerte completamente en línea.
―¿Uhm? No estoy demasiado cansada...bueno, solo un poco cansada.
Ella había retirado sus gafas y estaba frotando sus ojos verdes, los cuales mostraban el cansancio que estaba sobre ella y que no podría seguir despierta mucho más tiempo. El cansancio estaba haciendo mella en ella y descansar algunas horas le vendría bien.
―¿Un poco?―Dick rio escuetamente, dejando una taza de café sobre la mesa―. Ya son las ocho de la mañana...ocho y dos minutos exactamente. Llevas tres días sin dormir, diez trabajando en todo el asunto de Bruce. No hubo rastro de ello hace una hora, no lo habrá ahora. Además, Tim me regañaría si te dejara nuevamente trabajando por cuarto día sin dormir.
―¿Y el café?
―Tengo una reunión con tu padre. Jim y mi jefe quieren que sea un tipo de "enlace" entre las dos oficinas de policía. Al parecer un grupo de criminales están traficando armas desde una ciudad a la otra.
Las probabilidades de que alguna familia mafiosa estuviera detrás de eso eran demasiado elevadas. Gotham estaba al otro extremo y cuando la oscura ciudad estaba metida en algún asunto criminal, sus criminales conocidos estaban metiendo la mano para tomar algo que Blüdhaven tenía y ellos querían. Y exactamente eso era lo que Dick estaba buscando al mismo tiempo que lidiaba con el problema de la muerte de Bruce y el sobre trabajo de Bárbara.
―¿Entonces...?
―Si, me vas a tener un tiempo por aquí. No puedo dejar el asunto de Bruce, pero tampoco puedo dejar a un lado mi trabajo. Alfred ha preparado mi viejo cuarto para un largo tiempo.
―Es bueno saberlo. Tim no tiene mucho tiempo por los estudios para ayudarme y Jason...
―Jason es Jason―Dick apretó el hombro de Bárbara―. Él hace las cosas a su modo. Ahora bien, para que Tim y Jason echen un cable con el trabajo, deberemos encontrar un camino hacia lo que buscamos. Y eso es justamente lo que no hemos podido lograr ni con nuestros alter ego, ni con la ayuda de Jim. Ni siquiera tus habilidades informáticas han podido sacar algo a la luz, ni siquiera sobre este...¿"Naruto Uzumaki"? No tiene rasgos asiáticos.
La imagen del nuevo dueño de Industrias Wayne, mostraba a un joven de cabello desordenado de un intenso color rubio casi como el mismo oro, con dos enormes ojos azules que parecían dos zafiros brillantes que parecían brillar más con la sonrisa impresa en su rostro. No había imperfecciones en aquella cara afilada, en aquel rostro cálido y amable.
―Esas marcas son raras, ¿no crees?
Bárbara señaló las cicatrices en el rostro del empresario, frunciendo el ceño. En toda la investigación no encontró nada relacionado a aquellas marcas, esas cicatrices que se asemejaban a bigotes de gato. ¿Por qué los tenía? ¿Habría sido por algún accidente o solamente fueron de nacimiento? Ya había leído todo sobre Naruto Uzumaki y no había ninguna noticia que indicara algún accidente que le dejara marcas.
―¿Cortes, tal vez? Iba en serio con lo de que debías dormir, Babs. Un poco de descanso despejará el bloqueo en esa mente―estirando el brazo, Dick apagó el monitor principal―. No gruñas ni refunfuñes como perro. Es hora de descansar.
Industrias Wayne
Diez días después de la muerte de Bruce Wayne, la empresa familiar pasó a las manos de un desconocido, algo que generó un extraño sentimiento en aquellos que habían estado al lado de Bruce, pues el testamento aun no podía ser abierto y la empresa no pasó directamente a Alfred, el hombre que estuvo en todo momento al lado del fallecido.
Alfred Pennyworth fue el empleado más fiel de la familia Wayne, trabajando con los padres de Bruce y haciéndose cargo del pequeño Wayne cuando ambos fueron asesinados. Debido a la historia y los lazos entre uno y otro, los pupilos de Bruce encontraron extraño que la empresa no hubiera quedado en manos del mayordomo y, lo más extraño, era que Alfred no parecía preocupado por el cambio de dueño con la empresa ni que Bruce no se la hubiera dado a él.
Esto dejaba diversos cabos sueltos, muchas ramificaciones que cualquiera podría seguir. Alfred probablemente conocía el contenido del testamento y también el motivo del tiempo de espera desde la muerte de Bruce la apertura del mismo, siendo demasiado tiempo desde un punto y otro dejando otra incógnita más para lidiar con ella.
Había demasiados cabos suelto: la extraña muerte de Bruce y Lucius, el extraño caso con la herencia de los Wayne y la compra de Industrias Wayne por parte de un completo oportunista, como si hubiese sido avisado de la muerte del último de los Wayne y conociera todo el contenido del testamento de Bruce. A eso debía sumarse el extraño caso de traficantes que había comenzado el mismo día que el nuevo CEO y dueño tomó posesión de la empresa, nueve días después de la muerte de Bruce y la desaparición de Batman.
Jim Gordon no era un hombre que perdía la esperanza, no con tantos cabos sueltos y el aumento del crimen en las calles de Gotham al mismo tiempo que investigaban dos asesinatos. Como Comisionado de Gotham, Jim tenía un deber para con la ciudad, un deber que le impedía echarse atrás. Y era debido a eso por lo que estaba nuevamente en la azotea, mostrando el símbolo de Batman directamente contra el cielo gracias al enorme foco que usaban en las llamadas a Batman.
―...
Estaba empapado, con el cabello rojizo pegado a su frente y el cigarrillo entre sus dedos rugosos completamente empapado, haciéndole imposible encender el mismo por más que lo había intentado, pero aun así lo volvió a intentar un par de veces más, justo como cuando encendió la Bati-señal aquella noche, dispuesto a ver si Batman aparecía o no. Si lo hacía, todas las incógnitas podrían ser respondidas. Si no lo hacía, probablemente debería rendirse, aunque Jim no era de es tipo de hombres.
El frío y húmedo viento de la noche agitó el sombrero empapado del Comisionado, obligando al hombre a apretar los ojos por varios segundos antes de abrirlos y ensanchándolos ligeramente: una figura erguida, oscura, estaba frente al enorme foco, proyectando una sombra oscura que ocultó la luz de los ojos titubeantes de Jim.
―¿B-Batman?
La voz salió como un mero susurro apenas audible. Un segundo después, un trueno rugió detrás de la figura y Jim pudo observar las diferencias entre el Batman antes de la muerte de Bruce Wayne y el que tenía en frente once trece días después, erguido, envuelto en las sombras. Solo fue por una fracción de segundo, pero el Comisionado de Gotham pudo ver los refulgentes ojos azules mirándolo bajo la máscara.
"No son sus ojos"
Ojos negros, un cuerpo más musculoso. Tras tantos años colaborando con Batman, Jim Gordon lo conocía perfectamente y aquel no era el Batman que él conocía, el que había salvado Gotham tantas veces.
―...
El silencio fue la respuesta que Jim necesitó.
―Sé que no eres "Batman"―el hombre recolocó su sombrero. Sentía los pies empapados. La gabardina pesaba, haciéndole difícil el poder mantener el brazo sobre su protección de la cabeza―; pero eres lo único que Gotham tiene ahora.
Jim miró como la sombra se erguía en toda su altura. Era ligeramente más bajo que el Batman original, con un cuerpo más delgado, menos musculoso. Sus ojos no eran negros si no azules y la piel era bronceada. Registró aquella imagen en su propia mente para el futuro, para diferenciar.
―...
―Pero incluso Batman hablaba más―el cigarrillo cayó al suelo completamente empapado. Aun así, Jim Gordon lo piso con su pie diestro―. Tal vez una investigación sería incluso demasiado trabajo para del departamento.
―...
―Gotham te necesita, Batman o no.
Aun quedaban aliados del Batman original en Gotham, pero esto no detuvo a los criminales. Mientras que Batman era una figura oscura, intimidante, los compañeros del murciélago eran la luz que lo mantuvieron cuerdo durante enfrentamientos y carnicerías que habrían dejado a cualquier hombre en un estado desquiciado, de locura. Al ser la luz, los compañeros del vigilante no estaban siendo tomados en cuenta por los enemigos del murciélago y eso Jim lo sabía. Necesitaban la figura de un Caballero Oscuro para mantener la paz, detener la guerra que se avecinaba.
―Jim Gordon―un escalofrío recorrió la espalda del Comisionado cuando su nombre salió de la oscura figura―. Ahora que he vuelto, trabajaremos sobre el asesinato de Bruce Wayne, el tráfico de armas y los actuales problemas de seguridad en Blackgate.
La prisión de Blackgate había permitido que algunos de sus presos escaparan en aquella última semana, todos ellos eran enemigos, de cierta manera, de Batman.
Todo estaba listo para estallar nuevamente en Gotham.
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