C4. Mala suerte
Días después
Akatsuki
Cuando Menma por fin llegó a la guarida, entró en su habitación suspirando y apoyando su frente en la puerta. ¿Qué tenía que pensar de todo aquello? ¿Acaso Madara lo había engañado para crear odio en su interior y así manipularlo? Odiaba ser tan tonto. De todas maneras, no volvería a Konoha. Confiaba en que Kakashi no desvelaría su identidad.
Se tiró en la incómoda cama y colocó su brazo encima de sus ojos, tapando cualquier luz que llegara a sus ojos. Llevaba tres años en aquella organización. Los dos primeros, el entrenamiento con Pain-sama fue bastante duro, sobre todo porque el jefe utilizaba su Rinnegan causando bastante daño al chico. Cuando consiguió darle un golpe, a Naruto se le subió el ánimo y, el poco tiempo que le quedaba de entrenamiento, se esforzó al límite y llegó muy alto.
El primer año como integrante de Akatsuki fue de prueba. A pesar de negarse interiormente a matar a alguien, tenía que obligarse a ello y Kurama lo apoyaba. Desde que entraron a la organización, Kurama y Naruto hablaban constantemente y ahora al menos se soportaban. Sin embargo, el zorro entendía cómo se sentía el ahora pelinegro y sentía que debía ayudarlo, por lo que siempre le mostraba su apoyo, esperando que no sucediera nada malo con su Jinchuriki. En el fondo, le preocupaba.
Hizo muchas misiones, cada una más difícil que la anterior. Dudaba que pudiera mantener la compostura en algún momento. La ira ya lo dominaba de vez en cuando, aún más cuando se trataba el tema de los Bijuu y sus Jinchuriki. El hecho de tener que matar a su compañero Gaara lo había afectado demasiado y sólo recordaba una y otra vez el momento en el que cayó al suelo sin vida después de sacar su bijuu.
Al contrario que él, Gaara había conseguido llegar a Kazekage, el puesto hermano del Hokage. Estaba orgulloso de él. Había conseguido hacer amigos, que la gente de la aldea comenzara a creer y confiar en él, que dejaran de tenerle miedo como Jinchuriki... Algo que él nunca lograría conseguir. Y él había sido partícipe en su muerte... Se sentía culpable, demasiado culpable.
Unos pequeños toques en la puerta lo alertaron y lo sacaron de sus pensamientos, así que no se tardó en abrir. Al ver a Itachi, lo dejó pasar. El Uchiha y él al principio no se llevaban nada bien. Es más, Naruto le echaba en cara la masacre del Clan Uchiha y su ataque en aquel hotel junto con Jiraiya-sama. Pero, meses después, harto de que Naruto siempre le reprochara, Itachi le contó la verdad y Naruto se sintió mal por ello. Después de eso, hubo un tiempo en el que no se hablaron, pero luego tuvieron una misión juntos y comenzaron a ser amigos.
—¿Qué pasa, Itachi? No estoy de humor...
—Lo sé, te conozco bastante. ¿Quieres hablar?—preguntó comprensivo entrando en la habitación con el Uzumaki.
Los dos se sentaron en el filo de la cama y el ojiazul enterró su cara entre sus manos. Itachi colocó su mano en el hombro de su compañero, pero no dijo nada. Dejó que se expresara a su manera.
—Solo quiero... solo quiero que esto acabe de una vez. Si tenéis que matarme por ser Jinchuriki, hacedlo. Estoy harto, ya... no quiero seguir viviendo...
—Eres idiota, Naruto... Muriendo no se consigue nada—hablo recordando la muerte de Shisui—. Yo confío en ti y sé que puedes cambiar muchas cosas.
—Ya... claro. Como cambié a Sasuke de parecer cuando luché con él para que volviera a la aldea. Me dejó casi muerto y se largó.
—Después de tu supuesta muerte cambiaste muchas cosas en Konoha, y lo sabes.
Naruto miró a Itachi de reojo y se tumbó, colocando sus brazos tras su cabeza, pensativo. Bufó de morros y cerró los ojos. Itachi siempre le contaba las novedades de Konoha, ya que el Uzumaki se negaba rotundamente a pisar la aldea de las hojas.
—Kakashi me ha contado que todos los novatos siguen el que era mi camino ninja. No rendirse jamás y no retroceder en mis palabras... Supongo que yo mismo traicioné mi camino ninja... Me rendí en mi sueño, sabiendo que después de estar aquí ya no podré ser Hokage. Sé que mi amor por Sakura nunca será correspondido y ya he dejado incluso de pensar en ella. Es más, cada vez que pienso en todos los golpes que me dio y todos los insultos que me dijo, siento que no fui siquiera un amigo para ella. Y, después de las enseñanzas de Kakashi... me siento más que escoria. En el mundo ninja, aquellos que rompen las reglas son llamados escoria. Pero quien abandona a sus camaradas... son peor que escoria. Yo los abandoné cuando me uní a esta organización.
Itachi asintió comprendiéndolo y suspiró levantándose. Antes de salir, miró a Naruto y suspiró. Había una noticia de última hora. Una noticia que lo había sorprendido bastante y que esperaba no enfadara al Uzumaki.
—Hay algo nuevo, Naruto—habló llamando la atención de su compañero—. Sasuke está libre. Obviamente con limitaciones, pero ha salido de prisión. Ya no es culpable de tu asesinato. Además, sacaron el cuerpo que enterraron y la tumba estaba vacía.
Naruto frunció el ceño. ¿Kakashi habría contado que él estaba vivo? ¿Por eso lo habían sacado de la cárcel? ¿Por eso habían profanado la que era su tumba? Ya se había acostumbrado a pensar que estaba muerto para todos, así que se sentía impotente. No quería que lo buscaran.
—Cuando te encuentren... ¿Qué harás? ¿Volverás a Konoha?
—No lo sé... Posiblemente no... Y si al final lo hago... quiero que tú también vuelvas. Tú no tuviste la culpa de lo que...
—A diferencia de Sasuke, yo si maté a todos los de mi clan—lo interrumpió—. Aunque no quisiera hacerlo, lo hice. No puedo volver y lo sabes... Pero gracias por pensar que podrán perdonarme.
—Itachi...
—Lo siento, Naruto. Pero yo no volveré nunca más a Konoha. Lucharé contra Sasuke como está establecido y moriré—habló con rabia, asustando a Naruto.
El Uzumaki se incorporó y caminó rápidamente hasta Itachi antes de darle con el puño en la mejilla, haciendo que el Uchiha chocara con la pared, sorprendido.
—Para que lo sepas, eres el único al que puedo considerar amigo en esta mierda de organización. Como vuelvas a decir que vas a dejarte matar por Sasuke, el que te matará seré yo. Siento si este tema te pone furioso, Itachi, pero no quiero que alguien inocente muera y menos si es mi amigo, 'ttebayo...
El de pelo largo no sabía qué decir y estaba en constante silencio. Sólo podía ver como Naruto, impaciente, esperaba una respuesta. Pero al no obtenerla, apretó los puños haciéndose daño en el proceso y tensó la mandíbula.
—¡Joder! ¿Por qué siempre tengo tan mala suerte con todo?—gritó enfadado, con la suerte de que todavía no llegaba nadie a la guarida y podía hacerlo—. Mis padres murieron, nadie me quería, mi primer amor me insultaba y pasaba de mi, mi primer amigo intenta matarme, todo lo que pensaba que había conseguido... se fue por la borda. No quiero perder a nadie más... por favor.
Itachi no se había dado cuenta hasta entonces de que, probablemente, dañara a otra gente con su muerte. Notó que los ojos de Naruto estaban aguados, mirando hacia el suelo intentando no soltar las lágrimas y el Uchiha suspiró desviando la mirada.
—Lo siento, Naruto. Tengo que pensarlo.
Naruto asintió y cerró la puerta con fuerza una vez que Itachi se marchó en dirección a su habitación. Aquello era una completa mierda. Sin pensarlo más, invocó a un sapo mensajero. Escribió un mensaje y se lo dio.
—Para Kakashi Hatake, y que sea rápido.
El sapo asintió y desapareció de la guarida akatsuki bajo la atenta mirada de Menma. Tenía que hacer algo.
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