C28. Veredictos
—Naruto Uzumaki, de la aldea de Konoha—habló Tsunade ante toda la sala—. Hace 3 años te creímos muerto, sin embargo, en la reciente misión a la Arena para rescatar al Kazekage de las manos de Akatsuki, descubrimos que seguías vivo. ¿Puedes explicarnos eso?
—En el momento en el que me desmayé por la lucha con Sasuke, Akastsuki me capturó. Desperté en una celda y poco tiempo después Madara apareció ante mí, respondiéndome a las preguntas que siempre me había hecho y que mi propia aldea no hizo—frunció el ceño con resentimiento—. No quería aceptarlo, pero esa era la verdad. ¿Quiénes eran mis padres? ¿Por qué tuvieron la idea de encerrar en mí al Kyubi? ¿Por qué me dejaron solo? ¿Habían muerto? ¿Me habían abandonado?
—¿Qué te dijo, Naruto?—preguntó Tsunade con tristeza, viendo cómo los ojos del rubio se cristalizaban.
—Minato Namikaze, Cuarto Hokage, el Relámpago Amarillo de Konoha; y Kushina Uzumaki, el Habanero Sangriento de Konoha, Jinchuriki del Kyubi. Fueron padres de un niño el 10 de Octubre de hace 16 años—habló con la mirada baja—. Un enemigo controló al Kyubi, que provocó el ataque de la aldea. Minato intentó deternerlo, y Kushina lo ayudó pero ella estaba demasiado débil para volver a contenerlo.
»Minato propuso meter la mitad del bijuu en su propio hijo, a pesar de Kushina se negaba. La otra mitad la pasó a él mismo con el Shikii Fujin, él ya tenía pensado morir, para que Kushina viviera. Pero no esperó a que el Kyubi quisiera matar al niño y ambos se interpusieron en el ataque. Aquella noche los dos murieron salvando a su hijo. Hijo que tiempo después fue apaleado, odiado y llamado monstruo, todos los días de su vida.
Nadie habló. La mayoría se sorprendió al saber quiénes eran sus padres, los que sí lo sabían sólo se sintieron culpables por no decirlo. La Hokage cerró los ojos y respiró hondo.
—¿Por eso accediste a colaborar con ellos?—preguntó Tsunade.
—En parte. Aunque me dijera la verdad y comenzara a odiaros, no es que me fueran a dejar salir. Recordé que Itachi y Kisame vinieron a Konoha a por mí aquella vez. Era su misión reunir a los Jinchurikis, pero para qué. Hablé con el Kyubi en mi interior e hicimos un pacto. Averiguaríamos qué planes tenían con nosotros y luego veríamos la forma de devolver a los bijuu la libertad.
—Así que tenías tus propios planes dentro de Akatsuki...
—Exactamente. Pain y Konan me entrenaron, al igual que el resto de miembros una vez pensaron que era de fiar. Solo el dúo inmortal no quiso tener nada que ver conmigo—habló, sorprendiendo a los tres akatsuki presentes en la sala, también acusados.
Naruto no los miró, no se sentía cómodo en aquel momento, no mientras confesaba sus verdaderos planes. El Uzumaki suspiró y se dio la vuelta, observándolos. Kisame parecía indiferente, pero Konan e Itachi lo miraban incrédulos.
—Lo lamento, chicos. Pero si me descubríais posiblemente ya estaría muerto—dijo antes de volverse hacia la Hokage, que estaba un poco sorprendida.
—Está bien... Y si velabas por el resto de Jinchuriki, ¿por qué actuaste en contra del Kazekage Sabaku no Gaara?
Naruto se encogió de hombros, culpable y respiró hondo. Estaba arrepentido de ser parte de aquello. Él y Gaara eran amigos, él al menos lo consideraba así. Aquella misión fue dolorosa y doloroso era recordarlo.
—Aquella misión me tocó hacerla con Sasori y Deidara. Ni siquiera me contaron de qué se trataba hasta que Deidara traía a Gaara en su pájaro de arcilla. Entonces fue que me enteré de que el plan de reunir a los Jinchuriki volvía a ponerse en marcha. Consideraba a Gaara mi amigo, seguramente había pasado por algo similar a lo que yo pasé... y fue doloroso hacerlo. Pero en ese momento mi rabia y mi objetivo de descubrir los planes de Akatsuki me impidieron actuar. Estaba allí, y fui parte de la extracción del Ichibi además de la muerte de Gaara. Me dolió, no saben cuanto, pero no podía delatarme, lo único era hacerme el loco y aparentar que no me importaba. Y si no descubría cuál era el objetivo de la organización, uno tras otro iríamos cayendo hasta quedar ninguno...
Tsunade asintió dando a entender que lo había escuchado y luego miró a las gradas donde se sentaba el Kazekage. Naruto no quería mirar, sólo apretaba sus puños con fuerza.
—Gaara, ¿tienes algo que decir?—preguntó la Hokage y Naruto quedó paralizado.
—Así es... Naruto, mírame—el rubio levantó la mirada con dolor y dio media vuelta, conectando su mirada a la de Gaara—. En los Exámenes Chunnin, cuando me derrotaste, me enseñaste lo que significaba la amistad. Me enseñaste que siempre habrá alguien que te quiera y alguien a quien proteger. Que no me dejara llevar por la oscuridad... Y ahora, dices que tu objetivo ¿era más importante que nuestra amistad?
Naruto desvió su mirada, con los ojos llorosos. No podía defenderse, porque exactamente fue eso lo que sucedió, dejó atrás su camino ninja y sus ideales, para convertirse en un criminal aunque no lo quisiera.
—No puedo defenderme, porque lo que diría no sería verdad, Gaara. Puede que no me creas, pero en el momento en el que dejaste de respirar, es como si una parte de mi pasado hubiera muerto contigo. Mi pasado dejó de tener sentido y el que era mi camino ninja... lo tiré a la basura. Nunca rendirme ni retroceder a mi palabra... ya no era mi lema. Quise rendirme una y otra vez. Y retrocedí a mis palabras.
»Mi primer día de Gennin, me dieron una lección. En el mundo ninja, si no sigues las reglas, eres escoria. Pero si dejas de lado a tus amigos, eres peor que escoria. Yo me convertí en escoria para aceptar en quién tenía que convertirme. Lo lamento, Gaara. Me arrepiento de lo que hice, pero lo hice y si quieres matarme, no me opondré, porque me lo merezco.
—De verdad esperaba más de ti, Naruto. Si no hubiera escuchado eso de tu boca te habría defendido una y mil veces gritándole a la gente que te hubieras interpuesto si algo como lo que pasó sucedía. Ahora ya no lo tengo tan claro.
Gaara mantuvo su mirada en la de Naruto unos segundos hasta que decidió sentarse de nuevo, sin decir nada más. El Uzumaki desvió la mirada de nuevo a Tsunade, arrepentido de su decisión, y ésta siguió con el Juicio.
—En el momento en el que supimos que vivías, decidimos buscarte. Os encontraron y a la vuelta, Madara trajo a Itachi a Konoha malherido. ¿Qué hizo contigo?
—Madara me encerró en una celda. Con suerte me daba de beber y comer. Me había atado con unas esposas que anulaban el chakra del bijuu y me torturaron. No sólo él, Hidan y Kakuzu también disfrutaron lo suyo, qué bien que están muertos.
Naruto se irritó al saber que no les podía dar su buen merecido a esos dos "inmortales" pero al escuchar la voz de Tsunade pidiendo que se centrara, continuó con su historia.
—Sasuke llegó, Madara me sacó de la jaula y le ordenó que me torturara. Le pedí que me matara y él se negó. Sólo quería sacarme de allí y traerme a Konoha. Íbamos haciendo planes hasta que un día dejó de venir y luego vi a Madara. Después de eso no recuerdo nada de lo que hice hasta que desperté en el hospital de Konoha.
»Sakura me rogó que me tomara un veneno y me prometió que no me mataría. Le hice caso. Por poco me muero, pero me hubiera dado igual. Aunque no sé si sería lo mismo para vosotros puesto que gracias a mí, Pain se sacrificó para devolver la vida a los fallecidos de aquel día.
—¿Y qué ocurrió después?
—Sasuke estaba en peligro, y un grupo fuimos a salvarlo. Luchamos contra Akatsuki, Kisame y Konan se pasaron al bando de los buenos y lucharon con nosotros. Luego Sasuke y Kakashi le rompieron la máscara a Madara y descubrieron su verdadera identidad: Obito Uchiha, que planeó el Ataque del Kyubi hace 16 años y lideró Akatsuki desde las sombras.
Los que conocían al Uchiha se sorprendieron al saber que seguía vivo pero, aún más, saber que aquel chico simpático que ayudaba siempre a quién lo necesitaba se había convertido en un criminal comparado con el famoso Madara Uchiha al que todos temían.
Tsunade asintió y observó al pequeño jurado para acabar el interrogatorio, pero entonces recordó la pregunta.
—Naruto, ¿Quieres decir algo en tu defensa?
—No. Aceptaré sea cual sea mi castigo.
La Hokage lo miró preocupada pero cedió, bajando finalmente de su lugar para acercarse a los acusados. Una vez informados de que serían encerrados de nuevo en las celdas hasta que se decidieran sus condenas, los cinco dejaron la sala dejando el lugar en silencio.
Pasaron al menos tres horas para que volvieran a por ellos. Ninguno de ellos podía evitar estar nervioso por la sentencia que les darían, por lo que se mantuvieron en silencio en todo momento esperando el veredicto del jurado.
Tsunade caminó delante de ellos y se colocó en su asiento antes de comenzar de nuevo la sesión. De lo que se percataron los acusados en aquel momento fue que la mayor parte del público ya no se encontraba. Sólo quedaban entre ellos los Kage, sus más fieles shinobi y los equipos de la misma promoción que Naruto y Sasuke.
—Procedemos a comunicar la sentencia de cada uno de los acusados. Por favor, Konan, levántate—la peliazul se incorporó mirando a la Hokage y ésta comenzó a leer—. Por pertenecer a Akatsuki te caerán 2 años de cárcel. Por ser partícipe de la destrucción masiva de Konoha caen 5 años. En total, 7 años de prisión que se rebajan a 6 por tu ayuda en la batalla contra la organización criminal, de los cuales, los dos últimos serán domiciliarios en uno de los apartamentos que cederé para la causa.
Konan asintió de acuerdo. Volvió a sentarse dispuesta a escuchar lo siguiente que diría la Hokage. Sin embargo, fue la Mizukage, Mei Terumi quien caminó hasta el puesto de Tsunade para declarar la sentencia de Kisame.
—Kisame Hoshigake—el ex-akatsuki se levantó—. Hemos decidido que te caerá 1 año y medio por traición a Kirigakure, 2 por pertenecer a Akatsuki, y 4 más por terminar con la vida de Roshi, Jinchuriki del Yonbi y otros. En total, 7 años y medio que se rebajan a 6 por rebelarte contra la organización y ayudar a Konoha en su batalla con Akatsuki. Serás encarcelado en Kirigakure, por lo que mañana partirás con nosotros hacia allí. ¿Estás conforme?
Kisame cabeceó de acuerdo y Mei volvió a su asiento mientras Tsunade carraspeaba y observaba a Itachi, quien se mantuvo sentado a petición de ella.
—Itachi Uchicha. Después de mucho discutir tu condena, hemos llegado a un veredicto final. Serán 2 por pertenecer a Akatsuki, 4 por acabar con Roshi-san y otros shinobi... y 5 años por la Masacre del Clan Uchiha. En total son 11 años, que se rebajan a 6 años de prisión debido a tu ayuda a Konoha para encontrar las numerosas guaridas de Akatsuki, por tu ayuda en la batalla, desenmascarar a Danzo Shimura y por tu enfermedad.
Itachi se sorprendió al saber que le habían bajado 5 años, los cuales eran muchos, pero se mantuvo en silencio dejando que la Hokage terminara.
—Pero hay una cosa más. No serás encarcelado, sino que se te vigilará en tu habitación de hospital, donde yo misma y mis ayudantes, Shizune y Sakura Haruno, seremos las únicas que podremos intervenir o evaluar tu situación. ¿Estás de acuerdo?
Itachi, quien se había quedado sin palabras, asintió mirando hacia el suelo. De aceptar que iba a quedarse 6 largos años en una celda, había cambiado completamente en unos segundos a una cómoda habitación de hospital en la que lo tratarían con cuidados por su enfermedad. Estaba agradecido, pero en el fondo pensaba que no lo merecía por todo lo que había hecho. Una lágrima rebelde había caído por su mejilla pensando en que le estaban dando una nueva oportunidad.
—Sasuke Uchiha—el pelinegro se levantó—. Se te condena a libertad condicional con vigilancia diaria durante 1 año por huir de Konoha por segunda vez aunque ayudando a la aldea en la lucha contra Akatsuki y descubrir la auténtica identidad del falso Madara. No podrás presentarte a los exámenes Chunnin hasta haber acabado el periodo de condena y harás servicio comunitario durante ese tiempo.
—Está bien—respondió con seriedad.
—Además, podrás visitar a Itachi, siempre y cuando alguna de las tres nombradas anteriormente estemos presentes.
—De acuerdo—habló Sasuke mirando de reojo a Itachi.
Entonces, era el turno de Naruto. Todos estaban expectantes por saber cuál sería su condena. Tsunade carraspeó y miró al rubio quien la observaba con detenimiento y nerviosismo.
—Naruto Uzumaki—lo llamó haciendo que se levantara—. Condenado a 2 años de prisión por entrar a Akatsuki. Dos años más por participar en la muerte del Kazekage, Sabaku no Gaara. Sin tener en cuenta los destrozos que causaste siendo controlado por "Madara" en Konoha, quedan en total 4 años, de los cuales los dos últimos serán domésticos, en un nuevo apartamento, ya que el tuyo fue comprado por otra persona.
Naruto levantó la cabeza asombrado una vez que Tsunade comentó que su apartamento había sido vendido. Su pequeño hogar... ya no era suyo.
—Tus cosas están en el almacén de la Torre Hokage. Podrás recogerlas una vez salgas de prisión.
—Está bien. Gracias... dattebayo.
—No me des las gracias a mí, dáselas a Gaara.
Naruto giró rápidamente su mirada hacia el pelirrojo pero este ya se había marchado. Con un profundo suspiro, bajó la cabeza, culpable. Tenía que hablar con Gaara antes de que se fuera de Konoha.
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Buenoooo, lo que me ha costado este capítulo y aun así no me convence del todo. En fin, espero que os haya gustado. Este ha sido un resumen de todo el libro :v Básicamente. Por si os da pereza leeros el libro entero otra vez xD
Y bueno, últimamente estoy muy ocupada con muchas cosas xD Así que estaré menos pendiente de la escritura (aunque intentaré publicar un capítulo de alguna historia publicada cada fin de semana).
Tened paciencia y ya nos vemos ^^.
Eso es todo, aquí se despide Luthien, ciao!
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