C2. En Akatsuki

Naruto había despertado en una cueva. Estaba extrañado, puesto que lo último que recordaba era la pelea con Sasuke en el Valle del Fin. Al levantarse, pudo notar que se encontraba en una celda, encerrado. Se asustó, no sabía qué ocurría. Comenzó a gritar que lo sacaran, pero nadie llegaba. Después de algunos minutos, desistió.

Echó un vistazo al lugar. Él había despertado en una cama que sobresalía de la pared, pero ahora se había dado cuenta de que estaba ahí. A su lado, una pequeña mesa con un cuenco con agua y otro con un trozo de pan duro. Suspiró derrotado y se quedó sentado en el suelo, rodeando sus piernas con fuerza, teniendo ganas de llorar.

Entonces, unos pasos lo alertaron, provocando que saltara curioso y se asomara por los barrotes.

—¡Sacadme de aquí! ¡Por favor!—gritó asustado.

Pero se asustó todavía más cuando vio a un enmascarado con la túnica de Akatsuki. El único ojo que dejaba visible lo miraba con superioridad, provocando que Naruto retrocediera asustado. Ese tipo tenía el Sharingan y sentía que el Kyubi en su interior estaba desesperado y alarmado.

—Naruto Uzumaki, Jinchuriki del Kyubi—lo nombró asustando al rubio—. Hace 13 años, esperé quitarle el Kyubi a tu madre, pero el Cuarto Hokage me lo impidió.

—¿S-Sabes quiénes son mis padres?—preguntó sorprendido.

—¿Que si lo sé? ¡Obviamente! ¡Todos lo saben! Oh, cierto... Te lo escondieron, por el odio que te tenían...

—¿De qué hablas?

—Tu madre era Kushina Uzumaki, una de las últimas supervivientes del poderoso Clan Uzumaki. Tu padre, fue Minato Namikaze, Cuarto Hokage.

La sorpresa de Naruto se hizo evidente, pero se negaba a creerlo. ¡Ellos no podían ser sus padres!

—¡Eso es mentira, dattebayo!

Una carcajada salió del enmascarado y dejó confuso a Naruto.

—¿Seguro? Tu padre y tu sois como dos gotas de agua. Pelo rubio y ojos azules... Y eres igual de idiota que tu madre. Me parece mentira que no te hayas dado cuenta antes.

—Nunca vi ninguna foto del Yondaime.

—Las eliminaron todas, para que no descubrieras nada. Tus padres pusieron al Kyubi en ti y murieron por ello, y luego toda la Aldea te escondió tu identidad. Sabiendo que eras hijo del Hokage, te maltrataron, te odiaban con su alma, por ser la reencarnación del Kyubi.

Naruto sabía que tenía razón, pero... ¿Por qué lo hicieron? ¿Por qué sus padres colocaron al monstruo en su propio hijo? ¿Por qué lo trataban mal? Sintió que sus lágrimas caían por sus mejillas, pero las secó rápidamente y se lanzó a los barrotes con la intención de golpear al enmascarado.

—¡No te creo nada! ¡Seguro que me rescatarán, 'ttebayo! ¡Mi equipo y mis amigos!

—¿Amigos?—preguntó volviendo a reír—. Eres muy gracioso, lo sabías. No tienes amigos. Todos te odian. Ahora mismo te dan por muerto, Kyubi. Y nadie quiso ir a tu funeral, sólo lo hicieron la nueva Hokage y tu sensei y fue por obligación, para ser testigo de que has sido enterrado allí.

—¡Pero yo no he muerto, dattebayo! ¡Los habéis engañado!—gritó furioso.

—Y mira que eres idiota, Naruto. No entiendes lo que quiero decir, ¿verdad? Nadie fue a tu funeral, Naruto. No te querían vivo, la aldea celebró ese día con la muerte del Kyubi, al igual que celebraban tu cumpleaños con la caza del zorro. Kakashi era alumno de tu padre y nunca te dijo la verdad. Piensa, Naruto, estaba avergonzado de que ta aberración fuera el hijo de su querido sensei.

Naruto abrió los ojos, comprendiéndolo todo. No podía aceptarlo. Todo este tiempo... habían fingido... Recordaba a todos los mayores, separando a sus hijos de él. Todas las cazas en sus cumpleaños. Si Kakashi sabía quién era, ¿por qué no lo salvó? Encajaban tan bien las piezas del puzzle, que se negaba a creerlo.

"Todo es cierto, Naruto", dijo una voz en su interior, sorprendiéndolo aún más. "Pero no te fíes de él, si te lo está contando es porque planea algo. Y no será bueno". El rubio miró al enmascarado y secó las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos con la mirada completamente seria. La ira lo estaba controlando y tal había sido la información que sintió un profundo odio hacia todos en la aldea. 

A sus padres, por sacrificarlo y arriesgarlo a tal título. A los aldeanos, por no darle siquiera una oportunidad, a Kakashi, por no contarle la verdad, a sus supuestos amigos, por utilizarlo. Sí, Sakura lo había utilizado para traer de vuelta a Sasuke, otro que lo odiaba, que quería matarlo. ¿Cómo no lo había visto antes? Todo había sido una farsa, todos habían fingido ser sus amigos y sacando falsas sonrisas.

—¿Qué queréis de mí?—preguntó el rubio—. Si queréis matarme, hacedlo. Ya no me queda nada por lo que vivir...

—Oh, no. Seguirás viviendo, al menos por ahora. Quiero hacerte una oferta.

"No le hagas caso, Naruto", le avisó el Kyubi, pero Naruto lo ignoró.

—¿Qué oferta? 

—Quiero que te unas a Akatsuki.

—¿Qué hacéis en esa organización?—preguntó levantándose.

—En un principio somos mercenarios. Pero tenemos un plan final, que tiene como objetivo devolver la paz a la tierra. Sin monstruos, sin guerras, sin odio...

"Naruto, ¡no aceptes!"

—Acepto.

Debajo de la máscara, el Akatsuki sonrió con maldad, sabiendo que ya tenía a Naruto en sus manos. Finalmente, entró en la celda sin abrir los barrotes, sorprendiendo a Naruto. En cuanto sus miradas se encontraron, Naruto cayó en un genjutsu, alterando al Kyubi. Así fue como Naruto tuvo a un Kyubi controlado por el enmascarado.

Dentro de su mente, Naruto miraba al Kyubi encarcelado y al enmascarado a su lado. El rubio intentaba que no controlara al Kyubi, que él no tenía la culpa. El enmascarado siguió pensando que el chico era demasiado blando. Kurama se sorprendió al ver al chico defendiéndolo. El bijuu no quería que volvieran a controlarlo y Naruto lo había conseguido, lo había salvado. 

—No lo haré si me prometes lealtad.

—De todas maneras, no tengo a donde ir. No pienso volver a Konoha...

—Hmp. Vamos.

Los dos salieron de la mente de Naruto y el enmascarado lo sacó de la celda, llevándolo a la guarida con un pañuelo en los ojos. Al llegar, Pain reunió a todos los miembros presentes y Naruto tuvo que ir con él, avisado de que no dijera nada sobre la identidad del enmascarado, al que algunos conocían como Tobi, el infantil Tobi.

Al final, lo llevaron con los demás. El pequeño se sentía intimidado por tener a tantos criminales de rango S en frente. Pain se colocó a su lado, igual que Konan y los miró a todos.

—Desde hoy, tenemos un nuevo miembro en la organización. Naruto Uzumaki. Los dos primeros años los dedicará a entrenamiento, a practicar nuevos jutsus y a perfeccionar los que ya sabía. Y el tercer año será de prueba. Lo asignaré a un equipo y hará varias misiones. Naruto, Hidan y Kakuzu no están presentes ahora, pero te presentaré a los demás. Zetsu, Kisame, Itachi, Deidara y Sasori.

Mientras los iba nombrando, Naruto intentó quedarse con los nombres y asintió de acuerdo, sin decir nada. Finalmente, Pain decidió que él mismo lo entrenaría, así que ya podían marcharse. Konan lo llevó a una de las habitaciones y le tendió ropa nueva y una capa negra sin nubes. El rubio le agradeció por ello y se dirigió al baño para ducharse.

Aquel sería el primer día de su nueva vida.

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