C19. Niisan

Monte Cementerio

Era una situación crítica. Cinco Akatsuki frente a ellos cuatro, desafortunadamente cansados y heridos. Karin respiraba con dificultad, ya que le había dejado demasiado chakra a Itachi. Sasuke no podía moverse, sus músculos entumecidos ni siquiera le permitían mantenerse de pie. Naruto sostenía a Sasuke en su espalda, pero aún tenía algo de chakra. No tanto como podría tener, además de que sólo era un clon, pero algo podría hacer. Mientras que Itachi, a pesar de estar algo fatigado, podría luchar al menos con alguno de ellos.

El Uchiha miró a Kisame. Él sabía perfectamente qué le sucedía y sabía de todo aquello que lo atormentaba, aunque habían pasado semanas sin saber de él. Kisame también lo observó, con el ceño fruncido. Aún tenía dudas de si quedarse con los Akatsuki o ayudar al que había sido su compañero por tantos años.

Madara comenzó a caminar, en dirección a los intrusos. Su máscara y su sharingan imponían, y los recién llegados no sabían qué hacer. Naruto, que sostenía a Sasuke, giró la cabeza.

—Sasuke—susurró—. Voy a dejarte en el suelo, apoyado en la pared, dattebayo. Tengo que ayudar a Itachi.

Sasuke asintió de acuerdo, indignado consigo mismo por no poder hacer nada. En cuanto fue depositado en el suelo, vio cómo Naruto se colocaba al lado de su hermano. Parecían buenos compañeros, algo que dudaba que su hermano y él pudiera ser alguna vez más. Suspiró y observó a la chica pelirroja. Ella estaba a su lado, de pie, intentando mantenerse de pie, a pesar de que sus piernas temblaban.

Volviendo a los Akatsuki, vio que Madara ya se había colocado en frente de su hermano. Se notaba la tensión en el ambiente, los latidos de su corazón era lo único que podía escuchar en aquel momento.

Itachi también sentía el corazón en la boca de lo nervioso que estaba. Aún recordaba cómo lo había dejado la última vez que habían luchado en contra. Madara era poderoso y, aunque él también lo fuera, no tenía nada que ver.

—No te le acerques—habló Naruto con el ceño fruncido.

—Hmp... No molestes. Zetsu—llamó.

Una rama puntiaguda salió del suelo atravesando el cuerpo de Naruto. En menos de un segundo, el clon había desaparecido. Itachi, Sasuke y Karin abrieron sus ojos de par en par, sorprendidos, mientras que los Akatsuki sonreían satisfechos exceptuando a Kisame.

—Itachi, Itachi, Itachi... Ya sabes lo que sucede cuando nos traicionas. Al parecer quieres repetir, porque venir aquí ha sido la idea más estúpida que has tenido en tu vida. Tu hermano quería matarte, ¿sabes? Vienes a rescatarlo, ¿para qué? ¿Para que vengue a su familia finalmente?

—Si él decide matarme y así vengar al Clan Uchiha, lo decidirá él y respetaré su decisión. A pesar de que amaba a mi clan, no me arrepiento de lo que hice. Si no lo hubiera hecho, Konoha habría sucumbido en una guerra civil. Hubieran muerto de todas formas. Yo evité muchas muertes. Pero tú... lo hiciste por simple diversión. Puede que seas un Uchiha, pero eres la vergüenza del clan. Por muy poderoso que seas, si no eres querido por nadie y temido por todos, tu miserable vida es una mierda.

El puño de Madara se encajó en el estómago de Itachi, dejándolo sin aire y mandándolo a la pared. Un hilo de sangre comenzó a caer por la comisura de su boca, demostrando el daño causado. Sasuke y Karin lo llamaron desesperados, e Itachi abrió los ojos, sintiendo que se ahogaba. En ellos se encontraban los famosos Mangekyou Sharingan, sin embargo, desaparecieron en el momento en el que tosió algo más de sangre.

Comenzaba a marearse, pero no podía dejar a su hermano y a la chica así. Se esforzó en levantarse, con la mirada gacha, y se apoyó en la pared mientras sostenía su estómago adolorido. Escupió la sangre que quedaba en su boca y alzó la mirada, de nuevo con sus Sharingan.

—Itachi—lo llamó Kisame, pero la mirada enfurecida de su ex-compañero lo paró.

—Cállate—ordenó el joven y volvió su mirada a Madara—. ¿Qué? ¿Te duele que te digan las verdades a la cara?

—No sabes con quien te estás metiendo. Si quisiera, ya estarías muerto.

—Atrévete. 

La situación cada vez era más tensa. Los Akatsuki eran ahora mismo los que tenían el mando. Ninguno de los tres podía hacer nada. Itachi intentaba no parecer débil, pero casi no podía moverse. Su mareo le hacía ver todo borroso y no podía asegurar que el ataque que efectuara tuviera algún éxito.

El sabor a hierro volvía a aparecer en su boca y sabía a qué se debía. Aquel golpe podría haberlo superado en otras situaciones, pero su enfermedad lo estaba matando. Era cierto que la cura de Sakura y Naruto habían ayudado mucho en aquel tiempo, pero había vuelto a empeorar, y el golpe había ayudado en eso.

Oyó entonces un grito de batalla. Una de las siluetas que veía por la zona donde se encontraban los Akatsuki habían comenzado a moverse, atacando a otra de las siluetas. Entre los mismos Akatsuki parecía haber actividad. No sabía qué estaba sucediendo, pero no quería quedarse allí por mucho tiempo. Tuvo la intención de dar un paso, cuando la tos volvió en sí, haciéndolo caer.

Unos brazos lo ayudaron a no chocar contra el suelo. No podía distinguir ahora de quién se trataba, pero lo agradecía. Su cabeza daba vueltas y no podía hacer nada. Se sentía inútil.

La batalla seguía. Kisame había contraatacado a los que en ese momento eran sus compañeros. Deidara se encontraba en ese momento a un lado, tapando con su mano un corte que había desgarrado su pecho. La Samehada del Hoshigaki era poderosa y destructora, no podía esperar menos de ellos. Ahora se defendía de Hidan y Kakuzu, evadiendo sus ataques como podía, mientras Deidara, malherido, formaba una figurilla de arcilla en sus manos dispuesto a atacar. Observaba a los hermanos Uchiha.

Aún odiaba a Itachi por usar su Sharingan contra él y hacer que casi se explotara a sí mismo. Ahora era un traidor a la organización, y podría atacarlo sin piedad sin que nadie le dijera nada. El único problema es que Itachi no estaba en todas sus facultades, y aquello le daba una ventaja nada honorífica. Suspiró enfadado y terminó de hacer la figurita antes de enviarla. "¿Qué más daba? Iba a morir de todos modos". 

El gusano de arcilla se marchó entonces en dirección de los Uchiha, esquivando los pies de los que combatían en aquel momento. Una persona llegó al lugar. Se trataba de Konan. Había llegado en aquel momento, viendo el panorama. Sabía que Sasuke e Itachi eran compañeros de Naruto y que iban con él, por lo que se preparó para luchar. Había prometido proteger la misión de Naruto, y a él mismo, y quería proteger a sus amigos.

No tardó mucho tiempo en meterse a la pelea, en contra de Madara y alejándolo de los hermanos, que parecían malheridos. Sasuke se había levantado al fin, sólo para coger a su hermano malherido. Su respiración era entrecortada y no dejaba de toser sangre. Se preocupó. Karin también lo estaba, pero si le daba un poco más de su chakra, ella caería inconsciente en un lugar muy poco apropiado. Sin embargo, no podía ser cobarde.

—Sasuke, prométeme que no me pasará nada una vez caiga inconsciente—habló la Uzumaki mirando seriamente a Sasuke.

—E-Está bien. Lo prometo...

Karin asintió y se agachó a la altura de Itachi. Colocó su brazo en la boca del Uchiha y apretó su mandíbula para que pudiera adquirir el chakra que necesitaba. Itachi recibió la ayuda con desesperación y notó la mejoría. Karin se había desmayado y Sasuke había llegado a tiempo para que su cabeza no chocara con el suelo. Ahora sujetaba a los dos. Apoyó la cabeza de Karin con cuidado y miró a su hermano que ya comenzaba a abrir los ojos.

No pudo decir nada, ya que el gusano de arcilla había llegado a ellos. Itachi lo vio y , justo en el momento en el que explotaba, Itachi formó el torso del Susano'o, protegiéndolos a los tres.

—S-Sasuke... C-Coge a Karin y... marcharos.

—¡No te voy a dejar aquí! ¡Vendrás con nosotros aunque no te guste!

—Es mejor que muera uno, a que muramos los tres. Lárgate con Karin.

Sasuke no estaba de acuerdo. No quería dejar a su hermano allí. Su mente estaba en una constante discusión. Odiaba a su hermano por la masacre, pero... era su hermano. No podía evitar quererlo y recordar todo lo que habían pasado en su infancia.

—Te lo repito... niisan. No voy a dejarte aquí. 

Aquella palabra sorprendió al mayor. Hacía años que no la escuchaba. Que su hermano lo llamara así era lo último que esperaba oír. Sintió que sus ojos se aguaban, y los cerró con fuerza.

—Gracias, Sasuke—dijo abriendo los ojos de nuevo, pudiendo ver el Sharingan con el que había formado el Susano'o—. Añoraba escuchar esa palabra de tu boca. Sin embargo... rompí esa relación en el momento en el que maté al clan. No me la merezco. Vete, Sasuke. No quiero que mueras aq...

Una explosión en la pared llamó la atención de todos. Naruto encabezaba el grupo, mientras que detrás de él se encontraban el resto de novatos, junto a sus sensei y los Tres Sannin. Al ver a los hermanos Uchiha y a una inconsciente Karin, Naruto se enfureció y miró a Madara.

—Madara... Ahora me las pagarás.


*****

Siento la espera, en serio. No puedo dedicar mucho tiempo a escribir, sin embargo estaba en una clase aburrida y la inspiración me llegó. No dudé en comenzar a escribir este capítulo. Lo dicho, no puedo escribir mucho ya que tengo que estudiar para el viernes. A partir del Sábado ya tendré el tiempo necesario para actualizar con más frecuencia.

Espero que os guste y que al menos sea entretenido. No se me da muy bien describir batallas, ya lo dije, pero espero me haya salido bien.

Aquí se despide Luthien, ciao!


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