C18. Una vez que se entra...
Nagato murió y Konan marchó de Akatsuki para no volver llevándose a sus dos compañeros y hermanos, por lo que Naruto se quedó solo. Estaba cansado, pero tenía que volver, ver por sí mismo lo que había pasado en la aldea.
Caminó hasta ella, pensando en todas las muertes que había presenciado. Según lo que le había dicho Konan, Nagato había hecho resucitar a todos los fallecidos del ataque y la guerra civil. Pero ahora tenían que ser los propios shinobi de la hoja los que tenían la responsabilidad de seguir vivos, o volver a matarse entre ellos.
Todos seguían aún en shock, intentando averiguar qué era lo que había pasado y quién era el responsable de aquello. Pero había algo que llamaba la atención en aquel momento: Danzo Shimura había muerto en el ataque de Pain, por lo que los sellos de sus seguidores habían desaparecido. Y, a pesar de que había vuelto a resucitar, esos sellos no habían aparecido de nuevo.
Muchos shinobi de Raíz, libres de poder expresar sus pensamientos, se unieron al bando de Tsunade en aquel mismo momento, asegurando al resto de shinobi las malas artes que el consejero tenía entre manos.
Los ninjas que finalmente se quedaron junto a Shimura fueron muy pocos. Probablemente tenía razón en algunas cosas, pero no era motivo para hacer todo lo que sus shinobi aseguraban, como raptar niños para los experimentos de Orochimaru, o matar a todo aquel que no le beneficiaba. Incluso varios intentos de asesinato del Sandaime y el Yondaime.
La disputa volvía a las calles, pero esta vez en contra sólo y únicamente Danzo Shimura y su grupo de shinobi de Raíz. Tsunade puso orden de inmediato y ordenó que encarcelaran a aquel grupo en las mazmorras más profundas y seguras de Konoha.
El resto, se pedían perdón entre ellos, sabiendo algunos lo mal que habían decidido y lo ignorantes que habían sido. Sin embargo, todos volvieron a la normalidad y comenzaron a ayudar con la aldea.
Tsunade subió a un resquicio de edificio y llamó a toda la población.
—¡Aldea de Konoha! ¡Lo que ha ocurrido en estos días no debe volver a ocurrir! ¡Ha sido una vergüenza que hayamos peleado con amigos y compañeros por las manipulaciones de Danzo! ¡Una guerra civil es el resultado de que hay muchas cosas que arreglar! ¡Y nos hace débiles ante el resto de aldeas ninja! ¡Si queréis ser útiles una vez en vuestra vida, no tengáis rencores hacia el resto y ayudad a levantar Konoha a su máximo esplendor!
Los shinobi alabaron a la Hokage y la rubia se sintió orgullosa, aunque todavía afectada por lo acontecido aquellas horas anteriores.
—¡Y hay algo más que tengo que decir!—gritó Tsunade—. ¡Puede que el hecho de que toda la aldea siga viva a pesar de nuestros errores se deba a que Naruto Uzumaki, shinobi de la hoja, ha luchado contra Pain. ¡No sabemos si ha conseguido derrotarlo! Pero intuimos que si todos han revivido es que ha tenido que ver en...
No pudo seguir hablando ya que, a lo lejos, pudo divisar una melena rubia. Dejando a los aldeanos desconcertados, bajó de las ruinas y corrió hasta él. Se veía demacrado, sudando por el esfuerzo, pero no fue ella quien llegó a tiempo en el momento en el que se desvanecía por el cansancio, sino un peliplata. Aun así, llegó hasta ellos.
—Naruto—lo llamó.
—Kakashi-sensei... Tsunade-obachan...—murmuró al reconocerlos.
La rubia estaba tan eufórica por tenerlo a su lado y vivo, que no dudó en abrazarlo con fuerza, aunque el rubio intentó gritarle para decirle que lo estaba asfixiando.
—¡G-Gomene!—se disculpó la Hokage, pero no pudo evitar echar unas lágrimas.
Otra persona colocó su mano en el hombro de la rubia. Todos miraron hacia él. Jiraiya les sonreía feliz de que aquel incidente hubiera acabado.
—Jiraiya-san—susurró Naruto con tristeza. Aquel Sannin le había ayudado mucho con su entrenamiento a pesar de no estar ahí físicamente. El peliblanco había pedido el favor a los sapos de que lo entrenaran a pesar de que el Uzumaki no quería e insistía en irse de allí. Los sapos habían tenido mucha paciencia con él. Tenía que agradecérselo—. Jiraiya-san. Si no fuera por ti, yo no hubiera ganado esta pelea... dattebayo. Quiero darle las gracias, y creo que todos en la aldea deberían dárselas. Siguen vivos por eso.
—No hay que agradecerme nada, Naruto. Puede que yo insistiera en que te entrenaran, pero... la batalla la has luchado tú. Tu fuerza, tu entrenamiento es el que ha ayudado a ganar esta batalla. No lo dudes.
Naruto asintió agradecido y Kakashi lo ayudó a levantarse. Al estar de pie, pudo divisar a toda la aldea, que los miraban. En cuanto se dio cuenta de ello, ya todos estaban aplaudiéndole. Una sensación de calidez lo embargó y no pudo evitar llorar.
Toda su vida había sido odiado, atemorizado. Ver que le aplaudían y le gritaban que era el mejor lo hacía ver como si estuviera en un sueño. Entonces, al pronunciar aquella última palabra en su mente, recordó algo. Itachi y Karin habían ido al Monte Cementerio a rescatar a Sasuke. Un clon suyo había ido con ellos, pero no sabía si por el cansancio había desaparecido.
No tenía recuerdos sobre el viaje con Itachi, así que no lo había hecho aún. Suspiró aliviado y miró a Tsunade, a Jiraiya y a Kakashi con seriedad.
—Gracias por el recibimiento, pero tengo que irme. Sasuke está en peligro e Itachi y Karin han ido hacia él.
—Vamos contigo—hablaron Jiraiya y Kakashi al unísono haciendo que Naruto estuviera de acuerdo.
—¡Nosotros también vamos contigo!—dijo Sakura, seguida del resto de novatos, ya no tan novatos.
—De acuerdo... ¡En marcha!—gritó con una sonrisa.
*****
Monte Cementerio
Mientras tanto, Itachi, Karin y el clon de Naruto corrían hacia la guarida. El mayor, Itachi, esperaba poder llegar a tiempo. Le quedaban al menos un par de horas más y el único alivio que tenía era que, si el clon de Naruto no desaparecía es que todo iba bien por el otro lado. Al menos una de las dos cosas se arreglaría.
De vez en cuando observaba a Karin. Aquella pelirroja lo tenía desconcertado. ¿Acaso conocía a su hermano? ¿De qué? Ni siquiera le dio tiempo a verlo ya que Sasuke volvió a Konoha y lo encerraron durante 3 años.
Suspiró y se concentró de nuevo en correr. Hasta que una explosión de chakra apareció del clon de Naruto. El chakra del Kyubi lo envolvía entero, por lo que pararon en guardia. Karin lo observaba con los ojos abiertos de par en par, ante la enorme cantidad de chakra que salía de él. No pasó mucho tiempo cuando volvió a la normalidad, aunque el tinte negro había desaparecido con el chakra. Ahora volvía a ser rubio.
—Naruto...—lo llamó Itachi—. ¿Qué ha ocurrido?
—No lo sé... Sólo me han venido imágenes de Pain matando a Hinata...—murmuró afectado—. Pero... sigamos. Naruto original se encargará de ello. Tenemos que salvar a Sasuke, dattebayo.
Itachi asintió ahora más preocupado y comenzaron a correr de nuevo.
Luego de llegar, al fin, estaban exhaustos. Sólo habían podido llegar sin descanso gracias al chakra de Karin, que los curaba. No les había gustado morderla, pero ella había insistido en que era necesario.
Por fin habían llegado a la guarida e Itachi corrió de nuevo al interior de ella buscando a Sasuke. Karin, rápidamente, lo detectó y llamó a los chicos para que la siguieran. Cada vez caminaban más profundo hasta que llegaron a las mazmorras. Itachi, nervioso, revisó cada una de las celdas, hasta que encontró la de su hermano.
El Uchiha menor estaba de espaldas a él, apoyado en la pared. Su espalda estaba llena de latigazos con sangre seca y por un momento pensó que estaba muerto por lo inmóvil que permanecía. Intentó abrir la celda, pero sin una llave, era imposible. Hasta que el clon de Naruto rodeó su pierna con chakra de Kurama y dio una patada a las rejas, haciéndolas estrellar con la pared del fondo.
Afortunadamente, no le había dado a Sasuke, pero Itachi le lanzó una mirada furiosa al rubio, que pidió perdón. Aun así, el mayor corrió hacia su hermano y se colocó delante de él. Tenía los ojos cerrados, pero se notaba cómo sus ojos se movían bajo sus párpados, como si tuviese una pesadilla.
—Sasuke...—lo llamó sacudiéndolo con cuidado, pero no dio señales de responder—. Sasuke, hermano. Despierta, por favor.
Pero al no contestar, lo revisó con su sharingan, dándose cuenta de que tenía el chakra alterado. Con un "kai" para liberarlo del genjutsu, Sasuke se despertó bruscamente, dándose cuenta de que su hermano estaba allí.
—I-Itachi... ¿Q-qué...?
—Venimos a sacarte de aquí. ¿Puedes levantarte?
El Uchiha lo intentó, pero no podía. El estar tanto tiempo sin moverse le había entumecido los músculos. Naruto se había ofrecido a llevarlo en su espalda, por lo que Itachi lo ayudó.
—Naruto... Pensaba que... Pensaba que ya te habían matado, o eso me dijeron—comentó una vez subido a su espalda.
—No. Me metieron en un genjutsu y me enviaron a Konoha para destruirla. Pero tuve ayuda para calmarme y quedé inconsciente, cuando desperté, Sakura me explicó que Danzo me quería muerto y que me envenenaría para estar muerto temporalmente y dejar que me llevaran. Por poco no lo cuento, pero estoy bien. Ahora mismo, el Naruto original se está encargando de Konoha. Al parecer, Pain la ha destruido por completo.
Sasuke se sorprendió por eso, pero ahora tenía que concentrarse en huir de allí. Naruto lo llevaba a cuestas, siguiendo a Itachi y a Karin, cuando encontraron al resto de Akatsuki delante de ellos: Hidan, Kakuzu, Deidara y Kisame, junto a Madara, cortándoles el paso.
—Así que escapando...—habló Madara con brazos cruzados—. Itachi, Naruto y Sasuke... Una vez que se entra en Akatsuki... no se puede salir.
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