C13. Guerra Civil

Guarida de Akatsuki

Las noticias habían llegado a Akatsuki como balde de agua fría. Un enmascarado se encontraba furioso al saber que su plan no se había realizado como esperaba. Algo había hecho parar al Uzumaki y no sabían el qué, por lo que les enfurecía aún más. Saber que el Jinchuriki estaba ahora en manos de Konoha era lo peor que podía pasar, más aún si el ahora pelinegro muriera.

Si el Kyubi moría, no sabían cuánto tiempo tendrían que posponer su plan hasta que el chakra del bijuu volviera a unirse, por lo que les fastidiaría todo. Así, el enmascarado llegó a la reunión con Pain.

—Nagato...—lo llamó, consiguiendo su atención.

—Madara. ¿Qué es lo que tenías que decirme?

—El plan ha fracasado. Hay que recuperar al jinchuriki antes de que muera o lo maten. Danzo Shimura es el nuevo Hokage de la aldea y sé que hará de las suyas. Me gustaría que te encargaras personalmente de esa misión.

—Ya veo... Entendido, lo haré. Dejaré a Konan a cargo de la organización.

El enmascarado asintió de acuerdo y desapareció en un vórtice espacio-temporal. Pain miró al horizonte y suspiró. Desde el primer momento no había estado de acuerdo en mandar al Jinchuriki a Konoha. Temía precisamente lo que estaba pasando en aquel momento y estaban a un punto de perder al Jinchuriki que tanto tiempo había estado con ellos.

Desde hacía un tiempo, el enmascarado sabía las intenciones de Sasuke de salvar a Naruto de las garras de Akatsuki. Ese fue uno de los motivos de mandar a Naruto fuera de la guarida, para que ambos no se reunieran en caso de no estar él o alguno de los miembros de la organización.

En cuanto consiguieran atrapar al resto de los Jinchuriki, se encargaría de mantener cautivo al Uchiha para que no interfiriera en sus planes. Esperaría también a que Pain atacara Konoha para infiltrarse en la aldea de la Hoja y recuperar al Uzumaki.

****

Konoha

Por otro lado, Itachi y Tsunade se encontraban encerrados en las mazmorras, sin poder hacer nada. La rubia estaba alterada y ya había intentado salir de allí a base de fuerza bruta para romper los barrotes o las paredes, pero las pulseras que drenaban su chakra la hacían más débil.

Itachi tampoco podía hacer nada. Con aquellos grilletes no podía hacer mucho. Los genjutsus no funcionaban como debían para salir de allí engañando a los guardas. Y todo por culpa de Danzo. El anciano había sido lo suficientemente listo como para desacreditar a Tsunade y convertirse en el siguiente Hokage.

—Maldito...—susurraba Tsunade de vez en cuando bajo la atenta mirada de Itachi.

—Si queremos hacer algo, tenemos que salir de aquí—habló Itachi con seriedad—. ¿Seguro que Sakura sigue las órdenes de Danzo? Por lo que pude saber al conocerla, Sakura no haría tal cosa contra Naruto... O al menos eso creo.

—Quiero creer que no, pero su forma de actuar... Quizás estaba demasiado furiosa como.para ver si tenía segundas intenciones. Sólo espero que tengas razón... Si de verdad fuera una traidora, no cabría en mi para matarla con mis propias manos.

—Espero que no pase eso—dijo una voz alertándolos.

Un cansado peliplata intentaba abrir la puerta de la celda con las llaves que había conseguido. Entró en ella y abrió también los grilletes, haciendo sentir mejor a los prisioneros.

—¿Kakashi? ¿No se supone que estabas vigilado?

—Bueno... me he ocupado de eso. Sólo que ahora... somos desertores de Konoha. Rápido, tenemos que salir de aquí. Ya han pasado los dos días que Danzo dio como límite. Hay que salvar a Naruto.

Tanto la Senju como el Uchiha asintieron y salieron lo más rápido posible hasta el hospital de Konoha. Si tenían que atacar, lo harían. Y así fue, los guardas de las mazmorras habían acudido a la señal de alarma y ahora iban a por los prisioneros. Pero por mucho que les doliera, tenían que hacer algo y era herirlos hasta tal punto que no pudieran seguirlos.

Media hora pasó cuando llegaron al hospital. Los médicos y los pacientes se echaban a un lado asustados al verlos correr con rostro amenazante y armas en sus manos. Corrieron hasta la habitación de Naruto y entraron de sopetón cuando escucharon el pitido continuo de la máquina que informaba de la muerte del Uzumaki.

A un lado, la pelirrosa se encontraba llorando abrazándose a sí misma, mientras que los médicos le quitaban los cables y el resto de instrumentos para declarar su muerte bajo la mirada fría de Danzo y un par de ANBU de Raíz. Kakashi, Tsunade e Itachi no podían creer lo que veían. Al final, Naruto había muerto.

Cuando Danzo y los ANBU se percataron de la presencia de los prisioneros, no dudaron un segundo en atacar. Una batalla se formó en el hospital haciendo que los médicos evacuaran la zona lo más rápido posible. Los jutsus se sucedían y un jutsu explosivo destruyó la paredde hacia el exterior, lo que les permitió seguir la lucha fuera sin causar más problemas en el edificio.

Tsunade se ocupaba de Danzo. Los dosmédicos tenían rencillas pendientes que debían solucionarse en aquella pelea de vida o muerte. Aunque Tsunade sabía que no sería fácil luchar contra él. Sabía que tenía muchos trucos escondidos bajo la manga y no.se fiaba ni un pelo de él. Fue tal su alegría cuando notó que su compañero de equipo Jiraiya había llegado a la pelea para ayudarla.

Kakashi se encargaba de uno de los ANBU. Por sus conocimientos de Raíz, sabía que aquel sujeto era demasiado peligroso. Era del clan Aburame y el veneno que desprendía con sólo tocar podía matarlo en cuestión de segundos. Por ello tenía que tener precaución.

El otro ANBU luchaba contra Itachi. El Uchiha tampoco se fiaba de las habilidades de aquel sujeto y se mantenía lo suficientemente lejos para poder descubrir sus movimientos y estrategias. A pesar de que había caído en sus genjutsus, se libraba con facilidad, irritando a Itachi hasta el punto de querer acabar con él sí o sí.

Además, los propios shinobis que apoyaban a Danzo y los que apoyaban a Tsunade se unieron a la lucha. Aquello se había vuelto una completa guerra civil, algo que muchos querían evitar. Fuera el que fuera el equipo victorioso, tendrían que acarrear con las muertes de su propio bando y con las del contrario. Familias, amigos y compañeros que se peleaban entre ellos por sus ideales políticos.

Aquel desastre, fue aunque horrible, el momento perfecto para que la pelirrosa aprovechara para llevarse al Uzumaki. Lo cargó en su espalda y comenzó a saltar fuera del área de batalla para alejar a su compañero de Danzo. Sin ambargo, un ANBU la seguía. El peso de Naruto la hacía más lenta y no podía huir así. En el momento en el que se dio la vuelta para insertarle un puño en la cara, vio cómo una enorme bola de fuego quemaba al ANBU hasta dejarlo muerto.

—¡Vamos!—gritó Itachi—. Sigue, yo te encontraré cuando logres sacarlo de aquí. Detendré a todo aquel que os persiga.

Sakura asintió aún un poco sorprendida y siguió corriendo. Esperaba que aquel plan que tenía en mente, saliera bien. Esperaba que la aldea no se destruyera a sí misma. Esperaba que todo se solucionara. Y el único que podría hacerlo era Naruto. 

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