C10. Perdóname

Guarida de Akatsuki

Había pasado una semana desde que Sasuke había acompañado a Madara hasta Akatsuki con el propósito de salvar a Naruto. Sin embargo, las cosas no iban bien. Madara no dejó que Sasuke y Naruto volvieran a verse, ni tampoco saber de su estado. El Uchiha no podía negar que estaba preocupado. 

Además, Madara mantenía constantemente vigilado a Sasuke, la mayoría de las veces, contándole las artimañas que muchos de los altos cargos de Konoha habían realizado para beneficio propio y que habían pagado ellos.

El menor se daba cuenta de que el de la máscara intentaba manipularlo, no era tonto. Y sabía que muy posiblemente, el akatsuki tuviera razón. Los consejeros merecían la muerte. De hecho, él mismo se ocuparía. Fingía estar interesado en lo que Madara le contaba, aunque una pequeña parte de él escuchaba por el simple hecho de convencerse a sí mismo que matar a aquellos ancianos, era lo correcto.

—Además, Danzo Shimura robó gran cantidad de sharingan de tu clan para implantarlos en su brazo derecho. Él ambiciaba ese poder y por ello causó la masacre. Para él era la única opción, porque era la manera de conseguirlo.

—¿Tiene sharingan en su brazo?—preguntó Sasuke sorprendido y a la vez furioso.

Estaba decidido. En el momento en el que salvara a Naruto, acabaría con aquellos ancianos que arruinaron la vida de su clan. Ahora, lo que tenía que pensar era en cómo iba a hacer para sacar de allí al Uzumaki su amigo.

Mientras tanto, en la celda, el pelinegro se encontraba tirado en el suelo. Hacía algunas horas se había desmayado por falta de comida, agua y también por la cantidad de sangre que había perdido por sus heridas. En aquel momento, se despertaba desorientado, esperando que alguien llegara.

FlashBack

Se encontraba tumbado en la cama de su nueva habitación de Akatsuki, en la que no dejaba de pensar en todo lo que había sucedido en aquella última semana. La misión de búsqueda de Sasuke, la lucha con él y, posteriormente, su unión a aquella organización que quería su muerte.

No podía evitarlo. Las lágrimas caían por sus mejillas, pensando en la vuelta que acababa de dar su vida. Iba a convertirse en un asesino, algo que nunca pensó hacer y que odiaba. Pero estaba furioso con su aldea, con los que pensaba que eran sus amigos. Estaba furioso, porque le habían ocultado toda su vida quién era y por maltratarlo de aquella forma.

No quería saber de Konoha de ahora en adelante, sin embargo, aún tenía sus dudas. Dudas que quería evitar.

De un momento a otro, ya se había dormido, encontrándose en aquellas alcantarillas que ya conocía. Llegó hasta la celda de Kurama y observó cómo el zorro lo miraba.

—¿Qué quieres, mocoso?

—¿Puedes... puedes contarme todo lo que ocurrió? Quiero la verdad, por favor.

—¿Y por qué te la diría? Ya has aceptado la propuesta de unirte a una organización que me utilizará como medio para sus planes. Ya solo me queda esperar un tiempo más y mi vida se habrá acabado. ¿Estás contento?

Las palabras del zorro de nueve colas calaron muy hondo en Naruto, que se sintió horrible al ver la tristeza que mostraba el bijuu. Suspiró y bajó la mirada, culpable.

—Sólo quiero entender, y tú eres la única persona que me puede hablar de ello con detalle. Saber cómo eran mis padres y por qué hicieron lo que hicieron. Saber por qué atacaste la aldea. ¿Tanto odias a los humanos?

—¡Los odio porque sólo nos utilizan como armas! ¡Y yo no ataqué Konoha a posta!, ¿Entiendes? Madara me controló con su sharingan.

—L-Lo siento... No lo sabía.

—¡No sabes muchas cosas! ¡Si las supieras no estaríamos en esta situación!

—¡Pues lo siento! ¿Vale? ¡Tampoco es que yo tuviera la culpa de que nadie me contara nada y me odiaran, 'ttebayo! ¡Por eso quiero que me cuentes qué ocurrió, cómo eran las cosas! ¡Quiero entenderlo!

El Kyubi lo miró con los ojos entrecerrados y suspiró antes de darle la espalda al rubio. Después de meditarlo un rato, el zorro gruñó sintiéndose idiota.

—Está bien. Te lo contaré. Pero no será ahora, no estoy de humor. Además, de que hay una condición.

—¿Qué condición?—preguntó Naruto algo asustado.

El zorro giró su mirada hasta él y con rostro serio, contestó.

—Ya que has llegado hasta aquí, averigua qué es lo que planean. Haz lo que ellos te digan. Si tienes que matar a alguien, hazlo. Pero si tienes una misión que incluya capturar a un Jinchuriki, yo no te ayudaré. Es más, me opongo a que hagas esa misión.

—E-Entiendo... ¡E-Está bien, 'ttebayo!

**********

—A mí me encerraron en el cuerpo de tu madre cuando ella era una niña. La diferencia entre ella y tú es que ella era consciente de lo que iban a hacerle y ya estaba preparada para ello. No por nada era del clan Uzumaki y eran los más apropiados para contenerme. Kushina no nació en Konoha y por ello, muchos de sus compañeros le hacían bromas y la insultaban, tanto por ser una forastera como por su pelo rojo. Que me tuviera a mí en su interior era absoluto secreto. Tu madre era muy escandalosa, enfadona, brusca... pero bueno, también tenía su parte buena. Y se enamoró de Minato, el que años después sería Cuarto Hokage. Tu llegada era una buena excusa para escaparme del cuerpo de tu madre, ya que en el parto, el sello que me contiene se debilita para que el niño nazca.

Naruto escuchaba atentamente a Kurama, que después de un tiempo, había decidido contarle todo lo que pasó.

—Ella tenía algunos amigos, como Mikoto y Fugaku Uchiha. Los padres de Sasuke Uchiha. También quería a los alumnos de Minato como si fueran hermanos pequeños. Kakashi Hatake, Obito Uchiha y Rin Nohara. Pero los dos últimos murieron en la Tercera Guerra Ninja y el Hatake entró a AMBU. Cuando Minato se enteró de que Kushina estaba embarazada, decidió que Kakashi la cuidara a ella y a ti.

>>A la hora de tu nacimiento, nadie salvo el Tercer Hokage, Minato, la mujer del tercero y algunos guardas sabía del lugar en el que se llevaría a cabo el parto. Pero al nacer tú, el enmascarado apareció, te atacó y amenazó a tu padre de matarte si no le daba a Kushina. Minato lo tuvo complicado. El enmascarado colocó explosivos en tu cuerpo y Minato fue a salvarte en el mismo momento en el que nos llevaron a Kushina y, por lo tanto, a mí. El enmascarado rompió el sello y me controló con su Sharingan, atacando la aldea. En aquel momento, no estaba en mis completas facultades, por lo que no sabía qué estaba haciendo. Sólo sé que cuando dejé de estar controlado, Minato quiso sellarme de nuevo. Kushina me atrapó con sus cadenas de chakra y el Namikaze decidió después de una intensa discusión con tu madre.

>>Kushina se negaba a que Minato se sacrificara y menos que te sacrificara a ti para contenerme. Ella estaba muy débil. Se supone que cuando le quitan un bijuu a su Jinchuriki, éste muere. La ventaja de los Uzumaki es que tienen el suficiente chakra como para contrarrestarlo. Ella decidió contenerme y morir para que Minato y tú siguieran adelante, pero Minato quería lo contrario. Él se sacrificaba y dejaba que Kushina y tú siguieran adelante. Ambos pensaban en tu bienestar en vez de en sí mismos.

>>Finalmente, Minato usó el Shiiki Fujin para contener la mitad de mi chakra a cambio de su muerte y luego pondría esta mitad que ahora ves dentro de ti. Al perder chakra, mi tamaño disminuyó, pudiendo librarme de las cadenas. En aquel momento estaba demasiado furioso y quise matarte para que no me metieran en ti. Fue entonces cuando los dos se interpusieron en mi ataque. Mi garra los traspasó a los dos y ambos te dedicaron algunas palabras antes de convertirte en mi Jinchuriki. Después de eso, los dos murieron.

>>Es cierto que nadie te contó nada por más que preguntaras. Minato así lo quiso, para protegerte de sus enemigos. Por eso llevas el apellido de tu madre. Luego de eso, pude ver a Mikoto en la sala de lactancia, mirándote. Y a Kakashi Hatake vigilándote de vez en cuando. Incluso te llevó al hospital aquella vez que casi te matan los aldeanos en tu sexto cumpleaños, salvándote y cuidándote tras las sombras, como AMBU que era. No sé si lo hacía por obligación o voluntariamente, pero se veía decidido a no dejarte morir.

—Entonces... mis padres me querían—susurró con los ojos llorosos—. Lo siento, papá, mamá. No quería odiaros como lo hice. Ahora entiendo que no tuvisteis opción.

—Bueno, deja de lloriquear. Ahora tienes que entender que ese hombre intentará manipularte y hacerte odiar a la gente que quieres. No te dejes engañar y sigue adelante, mocoso. 

**********

—Enhorabuena. Has pasado tu entrenamiento, Menma. Aún no consigues derrotarme, pero has avanzado mucho en estos dos años. Ahora comenzarás tu periodo de prueba. Irás con Itachi y con Kisame a una misión a la Aldea de los Ríos. Ellos te explicarán de qué va la misión.

El ahora pelinegro asintió decidido y guardó las katanas en su cinto. Caminó hasta su habitación y se dio una ducha antes de prepararse para salir.

En aquellos dos años, Pain lo había entrenado en todos los campos: Taijutsu, Ninjutsu, Genjutsu, Kenjutsu y variantes, con ayuda de los demás Akatsuki. Cada uno de ellos había proporcionado su granito de arena. Y aun así, Kurama seguía pensando que aquello era parte de su plan, que lo utilizarían para algo y, para ello, debía ser fuerte.

—No te confíes, Naruto—le dijo Kurama—. Si te han entrenado con tanto ahínco es porque te necesitan para algo. Estate atento a todo lo que pasa a tu alrededor.

—Hecho... Intentaré hacerlo lo mejor que pueda, Kurama.

Había que decir, que Naruto e Itachi no se llevaban bien. Naruto siempre lo acusaba de haber hecho que Sasuke abandonara la aldea, pero él no contestaba a sus acusaciones, menos cuando estaba delante de los demás akatsuki.

La misión comenzó, pero a mitad de camino, Kisame fue llamado a otra misión, dejándolos solos a Itachi y a él. A pesar de que al ahora pelinegro le fastidiaba el hecho de acompañarlo a él, lo siguió sin rechistar. Hasta que llegó un punto en el que no pudo soportarlo más.

—¿Por qué mataste a todo tu clan? ¿Sabes el daño que le hiciste a Sasuke? ¡Eres un desalmado! 

—¡Ya está bien! ¿Acaso crees que yo quería hacerlo? ¡No! ¡No quería! Cállate de una vez y sigamos con la misión.

Aquel arranque de Itachi había descolocado a Naruto, además de sus palabras. ¿Cómo no quería hacerlo? ¿Acaso lo obligaron? Esas fueron sus preguntas hasta que, días después, pidió explicaciones e Itachi le contó todo, siempre y cuando mantuviera el silencio.

Ahora todo cambiaba, y supo que Konoha estaba liderada por escoria y basura, como eran los consejeros y Danzo. Desde aquel día, en el que Itachi le explicó su forma de querer proteger su aldea a pesar del odio que le profesaban, él también juró proteger la aldea y eliminar a aquellos que hacían un mal uso de su poder.

Fin del FlashBack

"Creo que hasta aquí llegué. Kurama, lo siento amigo. Kami-sama, perdóname por mis pecados, y siento no haber cumplido mis promesas.", dijo cerrando los ojos y dejándose llevar.  

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