El Sol y el Amor
Lentamente, pasó las yemas de los dedos por su cicatriz, sintiendo la piel irregular que había quedado tras el corte. Dejó que aquella copia de un demonio lo hiriera tanto. ¿Cómo habían podido recrear a un demonio, de todos modos? Las cosas, lentamente, se estaban volviendo más serias y estaba preocupado de no poder lidiar con los enemigos que estaban apareciendo. Mató a Horus gracias a Sasuke. Enfrentó a una copia de Kokushibō gracias al plus de la Marca de Cazador, mejorada por la propia Marca del Sol. Lidió con Kokabiel, porque Sasuke estaba allí. Si no, probablemente habría muerto. Cada plan que hizo contra el cadre, fue porque Sasuke estaba para acompañarlo, ayudarlo en la pelea y porque sabía que el Uchiha no lo dejaría.
¿Tan bajo he caído, para necesitar ayuda en una pelea?, se preguntó así mismo, levantando la mirada. Otros ojos azules le devolvieron una mirada críptica, algo cansada. Aquellos orbes azules se mostraban arrepentidos, como si tuvieran algo que arreglar. Si al menos ella estuviera viva...si mis hijos lo estuvieran...
Apretó los puños. Tomó una fuerte bocanada de aire. Dejó que el cabello cubriera sus ojos. Todo se estaba yendo por la borda desde que volvió a lo sobrenatural. Lidió con cosas que no quería lidiar y un viejo fantasma le dio aquellos pendientes, sin motivo real. ¿Por qué él, de todas las personas, tenía que ocuparse de los errores y fallos de los dioses? Quería una vida normal, mortal, poder vivir y morir en paz, sin nada más que una mujer y unos hijos. Tal vez algunos nietos. O unos bisnietos. Los Uzumaki de por sí, aunque no fueran los Guerreros del Sol, eran longevos de por sí, pudiendo llegar casi a los doscientos años. Si le añades que era un guerrero de Amaterasu y un cazador, la cifra solamente se disparaba hacia arriba por muchos ceros.
Naruto suspiró, bajando el rostro, observando su propio reflejo desnudo, viendo cada cicatriz en su cuerpo, desde la más pequeña a la más grande; desde la más antigua a la más reciente. Cada una de aquellas heridas, eran un estigma para él, un recuerdo de sus fracasos, de sus errores, de sus problemas...de su pasado. Cada cicatriz en su cuerpo era un recuerdo de un fallo, de un enemigo al que no pudo vencer, de alguien que lo traicionó.
Observó aquella con forma de equis, sobre su hombro. Menma se la hizo. Se podía notar la cicatriz mejor desde atrás. Fue una puñalada por la espalda, en el balcón de la sala del consejo. Nunca lo esperó de él, su hermano y amigo más cercano.
Tal vez debí hacer caso a Tayuya.
Uzumaki Tayuya había sido su esposa desde que cumplió quince años, con la que había convivido, con la que había tenido tres hijos, dos niñas y un niño. La primogénita y heredera, había sido llamada Akame por su cabello y ojos rojos como la misma sangre. La segunda, fue llamada Kimiko, elegido por Tayuya en recuerdo a su difunta hermana. Y el más pequeño y reciente en llegar, fue llamado Tora, el pequeño varón de apenas unos meses.
Tayuya siempre le había dicho que Menma no era bueno, que escondía algo, que podía sentirlo en su alma. Pero él, terco como era, negó y lo dejó pasar, más cuando fue el mismo Menma quien le ayudó a terminar con el asesino de su esposa e hijos. ¿Cómo alguien así, podía ser una mala persona? Lo era y ahora, junto a su padre, estaba en la lista de personas para ser eliminadas del mundo. Oh, lo haría. Menma le arrebató su espada, aquella donde sus poderes fueron sellados por el consejo Uzumaki, en colaboración con los dioses.
Y no tenían derecho.
Naruto apretó los labios, recordando cada engreída palabra, como lo tachaban de traidor, de ser una deshonra. Todos aquellos nuevos consejeros, seleccionados por Menma para suplir a los difuntos. ¡Odiaba haber sido manipulado por ellos!
Pic
Pic
Naruto bajó la vista, viendo como sus uñas habían atravesado su piel, de lo fuerte que había cerrado la mano. Sangre goteaba al suelo, lentamente, formando un pequeño charco.
Relajó la mano, sintiendo un pequeño escozor. Había atravesado la Marca del Sol con sus uñas, manchándola de su sangre.
El Uzumaki volvió a mirar el reflejo en el espejo de cuerpo entero, examinando su propia anatomía, buscando algo imperfecto. No había nada, más allá de las cicatrices que lo marcaban como lo que era: un fracaso como rey, como guerrero, como esposo y padre. Eran su estigma, su marca y pecado. Jamás podría deshacerse de las mismas, aunque quisiera.
Naruto respiró hondo. Sentía como su corazón parecía querer destrozar la caja torácica y escapar de su pecho. Bombeaba fuertemente, golpeando con fuerza su pecho. Podía oírlo, como bajaba de revoluciones, como comenzaba a calmarse.
Cerró los ojos, imaginando un prado verde, bañado por los delgados y cálidos rayos del sol. Fue entonces cuando sintió algo frío, que lo rozaba desde los costados y tomaba su torso, acariciándolo. Abrió los ojos, moviéndolos hacia atrás, observando una mata de pelo rosa, con algo de verde. Podía sentir dos bultos presionando su espalda, sin nada de tela de por medio. Sonrió al ver la coronilla de la chica que había estado para él en los últimos años, desde que abandonó su hogar y entró en el Cuerpo de Exterminios de Demonios.
―Mitsuri―murmuró, oyendo un gemido débil, bajito, de la Pilar del Amor. Suspiró, notando como el cuerpo desnudo de la chica estaba tibio, no llegando a frío. La primavera estaba golpeando fuerte en Kuoh, algo que estaba agradeciendo―. No andes desnuda por ahí. Puedes pescar un resfriado.
―¡Bueno!―Mitsuri se separó del Uzumaki deslizando las manos por el torso del rubio, colocando ambas manos en la cintura del cazador. Dio una sonrisa cariñosa cuando se giró finalmente―. ¡Pero tú me cuidarías!
Naruto negó, sonriendo. Tomó la cintura de su novia. Era algo más alta que él. Y eso lo molestaba. Cuando había sido prácticamente un dios, su altura había rozado el metro ochenta. Desde que lo volvieron a un estado de adolescencia, decreció demasiado.
¿Por qué no solamente se quedaron con mis poderes? ¿También mi cuerpo? ¡Hm!
Estaba empezando a copiar el Uchiha. Su tono y humor se le estaban copiando demasiado. Debía dejar de juntarse con shinobis. Aunque ya era tarde. Lo frío lo tenía de nacimiento.
―Si, te cuidaría―Naruto atrapó los labios de su amante, tomándola de la cintura con fuerza. Ambos estaban desnudos. Los dos estaban siendo bañados por la luna plateada Probablemente el pervertido de Tsukuyomi estaría observando desde su luna preciada.
Naruto bajó las manos, tomando con fuerza a Mitsuri desde las piernas, por debajo de las nalgas, obligando a la muchacha a abandonar la seguridad del suelo, siendo cargada por el rubio.
Pero no la permitió dar su opinión. Los labios del muchacho, callaban cualquier queja que Mitsuri quisiera decir. Cualquier reclamo, era tapado por los labios de su amante. Mitsuri movió ambos brazos, dejándolos sobre los hombros desnudos de su novio.
Naruto cargó con la chica hacia la cama, algo más grande que la de su apartamento, donde ambos habían dormido hasta hacía unas horas. Solo tenían otras pocas por delante, antes de ir al instituto.
La cama rechinó cuando el Uzumaki dejó a la Kanroji sobre la cama, separándola del beso, obteniendo una vista perfecta del desnudo cuerpo de su novia. Podía ver los pezones rozados. Sus pechos algo por encima del promedio. El cabello rosa desordenado, fuera de las trenzas habituales, cayendo sobre el rostro perlado de la chica, sobre sus ojos verdes claros. Unos ojos, donde él se perdía cada vez que la miraba. Se veía así mismo, observando los ojos de Mitsuri, siendo tragado por aquellos dos pozos verdes que no parecían querer soltarlo.
―¡Gyan~!
Naruto presionó uno de los pechos de su novia, usando la mano derecha, amasándolo con delicadeza, notando la piel suave que la chica tenía. Disfrutaba de la calidez de su cuerpo, de aquel brillo que aparecía en sus ojos. Naruto suspiró, bajando la cabeza, metiendo el pezón contrario en su boca, moviéndolo con la lengua un poco, rozando el mismo con los dientes, obteniendo otro gemido de la chica.
Mitsuri jadeó ligeramente, sintiendo como los labios de su amante Uzumaki presionaban contra su pezón derecho, mientras una de las manos del muchacho tomaba el izquierdo, amasándolo como si pudiera hacer pan con él. Apretó los labios. Llevó la mano izquierda a su boca, tapando el tercer gemido que escapó cuando sintió el miembro de su amante rozando sus partes bajas.
Jadeó libremente cuando Naruto abandonó sus pechos, comenzando a bajar hacia su vagina, pasando por su vientre. Besaba su piel, dejando un rastro mientras marchaba a su objetivo. Mitsuri tembló ante los besos, sintiendo el pequeño picoteo que su novio hacía, dejando el rastro sobre su vientre. Intentó levantar la cabeza de la almohada, pero unas manos la detuvieron, empujándola con fuerza hacia abajo, justo cuando sintió como en su región inferior, parecía ser succionada. Se sintió temblar. Oh, dios, realmente se sintió temblar.
Sintió como la lengua de Naruto se removía, abriéndose paso entre los pliegues de su vagina. Como entraba lentamente y comenzaba a moverse alrededor, creando una sensación que corrió por todo su cuerpo, haciéndola gemir levemente, sintiendo como su cuerpo parecía no ser el suyo ahora. Notó las duras manos del cazador en sus muslos, como enterraba más su rostro en su intimidad, como parecía disfrutar de lo que hacía.
Y ella no se quejó.
Kanroji Mitsuri observó a su amante, Uzumaki Naruto, practicarle un oral directamente, sin que ella hubiera tenido que hacérselo a él, que pedirle que se lo hiciera. No fue obligada a hacer un oral ni él lo fue para satisfacerla. ¡Fue directo! Mitsuri se sonrojó cuando sintió una nueva succión, notando como su parte inferior se empapaba por completo, casi llegando al orgasmo. Jadeó, mordió su labio inferior e intentó mantener la calma, la mente en blanco. ¡Pero no podía! Se sentía demasiado bien como para alejarlo de su mente Tampoco es que realmente quisiera hacerlo. ¡Quería grabarlo a fuego en sus recuerdos, poder revivirlo en cualquier momento que quisiera!
Mitsuri tomó el cabello de su amante y obligó a Naruto a no abandonar su labor, enterrando el rostro del muchacho contra su región inferior, implorándole con el gesto que no se detuviera. ¡Oh, como odiarlo! Pero el agarre simplemente se fue desvaneciendo con cada succión, movimiento de lengua o pequeño mordisco del lado del Uzumaki, quien no detuvo su labor aunque ella aflojó completamente su agarre, abandonando sus manos del revoltoso cabello del cazador.
Naruto simplemente siguió, atrayendo el cuerpo de Mitsuri hacia él, agarrándola de la pelvis, acariciando su vientre mientras él se centraba en la vagina de su amante. ¡No pararía hasta que ella estuviera realmente satisfecha! Y desde luego, él continuó con su labor por al menos quince minutos más.
―¡Naruto-kun!
Y con aquel grito, Naruto sintió como su boca estaba siendo inundada por los jugos femeninos de Mitsuri, sintiendo el ligero dulzor correr por su boca. No podía escupirlo. Oh, no lo haría.
Glup
Tragó con fuerza, demasiada, haciendo que Mitsuri se sonrojara. Naruto se incorporó, limpiando su mentón con el antebrazo, moviendo las piernas de la cazadora sobre sus hombros, apuntando con su miembro a la feminidad de su amante.
―Hazlo―imploró la chica, mirando al muchacho directamente a sus orbes azules. Naruto no se hizo de rogar. Deslizó su pene dentro de la vagina de la chica, sintiendo como era abrazado. Sentía el tibio calor de aquel lugar prohibido para otros, pero no para él―. ¡Gyan~!
Plas
Plas
Naruto comenzó a empujar, meter y sacar, observando como los pechos de su amante se movían con cada envite, como los ojos de Mitsuri, antes llenos de amor, ahora parecían refulgir con un brillo más salvaje, de un animal y no de una persona. La lujuria estaba en la Pilar del Amor, compartida por el nieto de Amaterasu.
Ambos, Naruto y Mitsuri, se fundieron en cuerpo y alma, uno sobre el otro, siendo uno en todo sentido. Naruto había atrapado nuevamente los labios de Mitsuri cuando ella se movió, enrollando sus piernas sobre la cintura del muchacho y giró, obligándolo ahora a quedar bajo ella. Ella mandaba ahora y lo cabalgó sin temor, jamás cerrando los ojos, mirando los dos orbes azules que eran de su amante, novio, amigo...
Naruto tampoco cerró sus ojos, por más que el placer llegara a su sistema. No podía apartar la mirada de Mitsuri, de su cuerpo voluptuoso, de como parecía brillar con la luna en el cielo, mostrándose poderoso.
Si no la conociera, el Uzumaki habría pensado que ella era Tsukuyomi.
―¡Gyan~!
Mitsuri bajó de su amante, cuando ambos llegaron al orgasmo. Naruto quedó tendido, respirando un poco agitado, sintiendo los jugos de Mitsuri aun en su boca, así como la chica los sentía en su región inferior.
Ninguno dijo nada. Naruto tomó a la chica, acercándola a su costado, sintiendo su cuerpo pegado al suyo. La necesitaba cerca. No podía dejarla.
―¿Cómo...ha ido la cosa con Muzan?―preguntó el chico, mirando al techo. Sentía sus mejillas arder un poco, por el ajetreo.
―Uhm~ ¿eso preguntas después del sexo, Bigotes?
―¡Hmp!―Naruto bufó, copiando a su compañero Uchiha, no hablando por varios segundos―. Estuvo bien.
―¡Eso ya sí!―Mitsuri asintió, sabiendo que con eso había hecho un buen trabajo―. Pero...bueno, solo eliminamos a una luna inferior. Fue Tomioka, de hecho.
―¿Se encuentra bien?―preocupado, Naruto miró directamente a Mitsuri, esperando una contestación.
―Oh, sí. Parece que fue la luna más débil―la pilar declaró, abrazándose al rubio―. Pero parece que los demonios se han vuelto un problema mayor ahora. Tendré que volver a la central, por otra reunión y el problema Kamado.
Naruto no contestó enseguida, pensando. Él no estaba haciendo demasiado en Kuoh realmente y lo necesitaban en otro lado. Dejar por un tiempo la ciudad, como hizo cuando visitó a Yaboku, no sería un verdadero problema, o al menos eso pensaba. Los Gremory, Sitri y Sasuke podrían lidiar con todo. Él...no, no en su estado.
―Uhm...te acompañaré, Mitsuri-chan―murmuró, colocando un brazo bajo su cabeza, mirando al techo.
Tal vez sea hora de ser un cazador de verdad...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top