El Cazador de Demonios

Cazadores de Demonios. Expertos en el uso de las espadas Nichirin para ejecutar a los demonios que solaban el mundo de los humanos. Ellos se formaron para traer la paz secretamente y lo hicieron por más de mil años bajo el mando de los dioses del Shinto. Siguieron las enseñanzas de sus dioses y trajeron la paz a los humanos de Japón por un milenio. Tras aquel periodo de paz, los demonios surgieron nuevamente del sello para buscar venganza contra aquellos que los sellaron. El Cuerpo de Exterminio fue completamente eliminado, dejando un reguero de cadáveres sobre sendos charcos de su sangre; sangre que sus ejecutores disfrutaron con sonrisas siniestras.

Frente a los demonios, Muzan fue aquel que más disfrutó de su pequeña venganza. Aplastó a aquellos que lo llevaron a un sello en el que quedó completamente encerrado y ahora ellos yacían de una tumba de la que no podrían salir jamás. Mil años de espera lo llevaron a disfrutar de la venganza. Ver los cuerpos inertes, fríos, fue algo que gozó incluso más que un buen aperitivo de sangre.

La balanza estaba en su lado.

Sin embargo, sobre todos aquellos cadáveres que tomó, alguien no lo dejaría disfrutar de su victoria. Aún quedaba un cazador más, uno que tomaría su cabeza por simple venganza, por disfrute por ver su sangre escurrir por la hoja de su espada. Y Muzan lo sabía. Estaban ligados por el sello que el primer Uzumaki colocó sobre él a modo de control. Sabía que, en algún momento del futuro, tendría que pelear contra aquel que venía detrás de su cabeza.

Lo sabía perfectamente.

Por eso cuando Doma le informó de que las Lunas Inferiores fueron completamente aniquiladas, no mostró signo alguno de miedo, pero si de comprensión. Aquella persona que iba detrás de su cabeza, aquel con el que estaba ligado por una fórmula inquebrantable, estaba detrás de su pista a pesar de haber ocultado todo lo posible su paradero, utilizando la red de la Brigada para mantenerse completamente intacto.

Y aquel tipo no se rindió.

Se movieron. Avanzaron por todo Japón ocultando su presencia, ocultándose de otros seres sobrenaturales mientras sus aliados se formaban en el otro extremo del mundo.

Pero los encontró.

Doma detuvo sus caminar cuando el sonido del metal rozando el concreto llegó a sus oídos. La Luna Superior Dos giró el rostro al tiempo para ver una figura caminando hacia él, paso a paso, sin prisa. Aquella figura oscura no vestía de un modo extraño: jeans oscuros, botas militares y una chaqueta de cuero sobre su camiseta naranja intenso. Vestía como un mortal, como otro civil.

Pero lo que atrajo la mirada de Doma no fue la ropa...

―Una espada hermosa.

―...

Envuelta en sangre, Masamune recibió el brillo de la plateada luna sobre su hoja empapada de sangre. Gota a gota la sangre de los demonios asesinados escurrió por ella, llegando hasta la guardia de la misma espada, mojando la mano de su portador.

―Eres silencioso humano―Doma torció los labios en una sonrisa maliciosa―. ¡Los silenciosos siempre son los que más gritan! Hare que ese bello cuerpo se conserve para la eternidad.

Dando uso a su técnica de Sangre Demoníaca, Doma movió ambos abanicos generando una onda de viento. Esta, a los ojos de la figura oculta por las sombras del lugar, se convirtieron en un viento helado que avanzó hacia él a una velocidad vertiginosa.

―...

Masamune se movió formando un tajo de medialuna perfecto. Cuando el viento golpeó la hoja sangrante, este se desvaneció como si hubiera sido disipado, absorbido. A ambos lados del espadachín, el suelo se congeló generando una pequeña nube de vaho helado.

―¿Has...cortado el aire?

Doma intentó mantener su rostro inexpresivo mientras fue testigo de aquella proeza. Contrariamente a lo que los Cazadores eran capaces de hacer, aquel tipo cortó el aire como si hubiera sido un trozo de madera. Sus ojos mejorados fueron testigo de ello. Pudo ver como a ambos lados del tipo, el suelo se congeló mientras que él no recibió daño alguno.

―...

El cazador flexionó las rodillas. Con una zancada, se puso frente a Doma. Ahora que la escasa luz que caía sobre el pequeño hangar donde estaban peleando y que el cazador salió de las sombras, la Luna Superior pudo ser testigo de aquel cabello dorado, de aquellos ojos intensos de un color azul zafiro endurecido.

Masamune se movió en un tajo vertical y Doma reculó ante el tajo del cazador.

Fue algo instintivo. Su cuerpo lo hizo solo.

―Lo evadiste...

Naruto giró en el aire. Doma miró el movimiento de la espada y no pudo captar el movimiento del cuerpo del cazador. Con un pie envuelto en una dura bota de cuero militar, Naruto empujó a Doma con su extremidad inferior y utilizó la fuerza de su tren inferior para estrellar al demonio contra una viga de hierro.

―¡Ngh!

―No he venido a utilizar las respiraciones. No he venido a jugar―Naruto mostró su rostro. La luz plateada lo bañó y Doma lo miró desde su posición encorvada. No era un hombre, pero tampoco un niño. Como si fuera una imagen cambiante, el rostro del Uzumaki cambiaba con cada segundo, con cada paso del tiempo pasando de adolescente a adulto―. He venido por "venganza".

Los demonios no sienten temor, no tienen miedo. Inmortales, no tienen tiempo para comprender aquella sensación que se queda grabada en sus mentes, en sus cuerpos. Contrario a las enseñanzas de Muzan, Doma sintió el miedo llegando a lo que alguna vez fue su corazón. Por puro instinto, llevó la mano a su pecho, como si lo buscara con el débil tacto de su mano temblorosa.

―Es miedo.

―¡Cállate!

Doma agitó ambos abanicos. Viendo helado viajó desde la posición de su invocador hacia donde estaba su enemigo. Naruto respiró hondo y agitó su espada, deshaciendo el viento helado como si fuera polvo.

―Los demonios sienten miedo―la gravilla crujió bajo los pies del cazador que, lentamente, caminó hacia el encorvado Doma―. ¿Dónde está Muzan?

―No pienso decirte nada, muchacho.

―Sin duda una mala elección de palabras, hombre.

Naruto clavó Masamune entre él y Doma. La sangre que antes escurría hacia la empuñadura ahora caía hacia la punta invirtiendo su recorrido, formando un charco alrededor de donde estaba clavada.

―Eres solo un humano.

―Eso es lo que quiero que mis presas crean.

Naruto tomó el rostro de Doma con su mano. Ante la aterrorizada mirada de la Luna Superior, los ojos anteriormente azules se tornaron rojos como la misma sangre con la pupila completamente rasgada, como la de un felino.

―¡Ngh!

―Puedes decirlo por las buenas o, simplemente, puedo sacarlo de tu pútrido cadáver.

Los cazadores que podían hacer sentir miedo a los demonios se podían contar con solo dos dedos de las manos y no necesitaban la segunda extremidad. El primero de aquellos cazadores que hizo que un demonio sintiera el miedo mismo fue Tsugikuni Yoriichi el primer usuario de la Respiración del Sol o Danza del Dios del Fuego. El segundo de los cazadores estaba ahora mismo tomando el rostro de Doma fuertemente con su mano mientras que lo miraba directamente.

Ojos rojos miraron los dorados del demonio. Ojos dorados intentaron mostrarse imperturbables ante aquella mirada, fracasando completamente en el proceso.

―Luna Superior Dos: Doma. Tu Técnica de Sangre Demoníaca te permite cierto control sobre el hielo, ¿no? Eso es algo sumamente interesante, siendo completamente lógico. Pero no soy alguien que deje vivo a un enemigo por sus habilidades. Indra cometió ese error. Rizevim lo hizo. Me dejaron vivo cuando pudieron matarme. Muzan ha disfrutado de este tiempo de "paz". Y el cupo de la temporada se ha terminado.

Doma intentó librarse del agarre; pero cuando hizo el primer movimiento Naruto lo estrelló contra la viga de hierro. El demonio sintió la sangre palpitando en su nuca, escurriendo por la brecha generada por el golpe. La herida cerraría en unos segundos, pero solamente las físicas.

―¡Ngh!

Naruto retiró la mano.

―Puedes hablar si lo deseas, demonio―dedos rodearon la empuñadura de Masamune. Naruto tiró de la misma, retirando la espada de su momento de calma―. Corto todo aquello que quiero con esta hoja. La Respiración ha sido relegada a un segundo plano. Cuando un espadachín alcanza este punto, simplemente es superior.

Orgullo destruido, alma despedazada. Doma escuchó aquellas palabras entendiendo el significado detrás de las mismas. Naruto lo estaba amenazando de una manera sutil. Entendió que con Masamune, su regeneración debía quedar relegada al completo olvido.

―Un "espadachín que corta el acero". Suena estúpido, pero cuando lo logras ves que no todo es tan inalcanzable como los demás te lo muestran.

Doma tosió sangre. Manchó sus ropas con su propia sangre. Con cuidado, acarició su cuello. Allí estaba. El cazador había cortado ligeramente su cuello con uno de los movimientos anteriores y ahora estaba emanando sangre.

―No puedes hablar, ¿no? Las cuerdas vocales han sido destrozadas con mi último movimiento―Naruto se acuclilló frente al arrodillado Doma―. Ya no preciso nada de ti, demonio. He examinado tu mente. Muzan y sus seguidores pronto no serán más que un eco del olvido.

Doma alzó el rostro.

―¡Ngh!

Masamune se hundió en el pecho de la Luna Superior Dos. La boca de esta se abrió, dejando escapar un grito silencioso.

―Nichirin necesita de las técnicas para terminar con un demonio. Masamune es la Espada de los Reyes, forjada para los dioses. Solo necesito hundirla en tu cuerpo...

Doma miró los oscuros ojos del cazador. Sentía su cuerpo arder, lo sentía desaparecer. Miró hacia abajo y comprendió aquella sensación: se estaba convirtiendo en polvo.    

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