Asesino de Dioses

Ya no sentía su presencia. Se había esfumado. Por más que intentaba buscar su esencia, solamente se encontraba con la oscuridad, el frío de la muerte de vuelta.

Naruto abrió los ojos como platos entendiendo aquel frío que recorría su cuerpo, usando su habilidad de sensor para buscar a su figura de abuelo y, de cierta forma, paterna. Pero aquella sensación que debió volver a golpearlo, simplemente no volvía hacia él.

Había muerto.

Se había esfumado.

No volvería a sentir aquella calidez, ver aquella sonrisa en el rostro arrugado de su más fiel consejero.

El Décimo Rey de Uzumaki cerró los ojos con fuerza. Apretó los dientes. Dejó que la rabia inundara su ser, que estallara como una bomba de tiempo inundando la arena de su presencia.

No.

Estaba realmente enfadado.

¡No!

Su ira estaba en unos niveles que, desde la guerra, jamás había vuelto a alcanzar. ¡Ni siquiera cuando lidió con Kokabiel o los esbirros de Muzan!

¡NO!

Pero nuevamente, como rey había fallado. ¡Su abuelo había sido asesinado y él solamente pudo sentirlo, alejado metros de la zona de acción, no pensando en las consecuencias de sus propias acciones.

¡Debí preverlo!

Estaba enfadado consigo mismo. Se culpaba así mismo por la muerte de un hombre que debía de estar descansando, disfrutando de su jubilación y su tiempo con sus nietos y sus hijos. Toda su vida la dedicó a servir a los reyes, a él...

¡NO!

Tayuya. Sus hijos. Kanae. Y ahora Ashina. Perdió a tantas personas que estaban cerca de él, lo suficiente para que vivieran otro día más y él solamente no pudo hacer nada.

Debió matar a Rizevim. Debió lidiar con Menma y no confiar en él, dejándose llevar por aquel extraño sentimiento de camaradería. Los Uzumaki no se traicionaban después de todo. Un Uzumaki sería leal a los demás por el resto de su vida...

Pero había habido un Uzumaki que no siguió aquel código.

—¡Estúpido humano no me ignores!

Hiperión, uno de los dos titanes que enfrentaban al dios del trueno Thor y al Décimo Rey y Pilar del Sol Uzumaki Naruto, simplemente se abalanzó sobre aquel que creía que era un simple humano.

Blam

Un solo movimiento. Un gesto. Solo levantó el brazo y dejó que la ira se convirtiera en energía. Aquel que fue una amenaza para los dioses griegos, ahora no era más que polvo en aquel suelo de mármol.

Polvo que desapareció cuando el viento azotó aquella zona.

Esto es...

Thor enterró su martillo en el pecho de Atlas, estrellando al titán contra el suelo, escupiendo sangre. Siguiendo aquella energía, miró como el fuego envolvió la figura del rubio.

Ojos poderosos.

Dejaron atrás el azul.

Fuero sangriento formaron aquellos orbes.

Y Thor comprendió que lo peor se había desatado en aquel lugar. No tenía su espada. No estaba con todo su poder real. Pero sin embargo, estaba volviendo a ser el Asesino de Dioses, aquel que traía de cabeza a las deidades más poderosas.

Realmente esto se va a poner demasiado caótico...

Zoom

Como un rayo, envuelto por la Marca del Sol, Uzumaki Naruto salió disparado contra Rizevim, sorprendiendo al viejo hombre y a su hermanastro cuando, usando su antebrazo, arrastró al demonio supremo contra la pared del estadio, destrozando toda la pared y enterrando con solo aquel movimiento al viejo demonio.

Respiró.

Su ira no bajó ni un ápice.

—¡VOY A DESTRUIRTE!

Resonante.

Poderoso.

Naruto gritó con fuerza, dejando que la ira, Su ira, inundara aquel estadio deteniendo cualquier pelea.

Sasaki observó a su comandante. Mori Jin detuvo su bastón a centímetros de enterrarlo en su enemigo. Thor retiró el martillo del inerte cuerpo de Atlas. Poseidón partió en dos a un dios menor.

Un sangrante Lu Bu escupió una flema sanguinolenta.

Un neutro Indra movió la cabeza hacia aquel grito.

Una sorprendida Mito detuvo sus pasos.

Naruto apretó los dientes. Dejó que la sangre cayera entre sus dedos y miró furicamente hacia Rizevim.

El descendiente del demonio original sonrió ladeadamente. Aquel simple golpe no podría haberlo molestado menos. No estaba lastimado y aquella fuerza fue insignificante para él. De hecho, solamente fue sorprendido por la velocidad del muchacho y por ello recibió el golpe a un modo de evaluación.

—Vaya, vaya. ¡El rey está presente!—burlesco, el demonio declaró. Rizevim limpió su túnica de polvo con un movimiento de manos, saliendo de entre los escombros—. ¿Debo hacer una genuflexión delante de ti, Uzumaki?

—Rizevim—siseó el joven cazador, dejando que su ira se filtrara en su voz.

—Creí que después de aquello, jamás volvería a verte—declaró con calma, evaluando la amenaza. No estaba en todo su poder, pero para seres menores era realmente de temer.

Cuidadoso, Rizevim miró aquellos ojos. Eran rojos. Rasgados. Por varios segundos, creyó perderse en un mundo de oscuridad y dolor.

Slash

Siguiendo su instinto, rompiendo aquella hipnosis. Rizevim desvió el brazo del Uzumaki usando su mano, cargando energía demoniaca en su brazo contrario, golpeando con ella el costado desprotegido de su enemigo, enterrando aquel hechizo en sus entrañas.

—¡Nunca te lances contra un enemigo sin guardia, mocoso!

—¡Nunca me subestimes, bastardo!

Naruto había detenido el brazo izquierdo del demonio a centímetros de tocar su costado. Usando ambos brazos de Rizevim, se impulsó en un giro que le permitió descargar su pierna izquierda contra la cabeza del demonio, mandando a volar varios metros a su adversario.

Rizevim escupió una flema sanguinolenta, mostrando su ceño fruncido y su ira brillando en sus oscuros ojos. Dejó escapar un resoplido e intentó ponerse de pie. ¿Realmente aquel mocoso lo iba a golpear por segunda vez? Bien, si quería jugar, él estaba dispuesto para jugar a su juego y destrozar al vástago de Uzumaki Kushina. ¡Esa perra malnacida sufriría desde la tumba con la muerte de su hijo!

Zam

Rizevim se echó hacia atrás, dejando que la rodilla del Uzumaki quedara justo a unos centímetros de su nariz, rozándola levemente. Sin embargo, aquello fue lo que el mismo rey esperó que su enemigo hiciera, girando en el aire y descargando un poderoso taconazo contra la sien de su enemigo.

Pam

Pero que no llegó a su objetivo.

Envuelta en rayos azulados, la mano poderosa del dios Indra detuvo aquel movimiento.

Ojos eléctricos chocaron con aquellos ojos sangrientos.

—Uzumaki.

—Bastardo de mierda.

Naruto se desplazó hacia atrás, separándose del dios y el demonio, flexionando las piernas. Su cuerpo actual no podría lidiar con la tensión actual. No continuamente, de todos modos.

—Yo me ocupo de él, Rizevim. Retírate con todos los demás—Indra hizo crujir levemente su cuello—. Estaba esperando por esto.

—¡Ja!—Naruto hizo crujir sus nudillos—. Yo más.

Un dios poderoso, dentro del Top 10 de seres más poderosos. Un dios entre los hombros, descendiente de dioses...y demonios.

—La tensión se corta con un cuchillo, ¿eh?

Mostrando la sangre por su rostro, su preciada naginata destrozada y el cuerpo seriamente herido, Lu Bu detuvo sus pasos justo delante de Uzumaki Menma.

Ambos se miraron por unos segundos.

Menma suspiró.

Lu Bu relajó su cuerpo, tomando ambos fragmentos de su arma.

Antes siquiera que alguien pudiera respirar, Indra se lanzó sobre Naruto con un golpe directo, enterrando su puño directamente en el estómago del cazador, mandando hacia atrás al chico de cabello dorado.

El dios pisó con fuerza el suelo y guío su codo contra Lu Bu, quien descargó un rodillazo contra el dios que generó un ligero temblor, haciendo que el mismo cielo pareciera retumbar.

—¡Tras a uno, eh!

Menma desplazó el peso de su cuerpo y quío su katana contra el costado de Indra con la intención clara de cortarlo en dos, de partir su abdomen con aquel movimiento.

Rash

Pero fue el costado de Lu Bu el que terminó siendo cortado con aquel movimiento, lanzando al general del vuelo contra el suelo por la fuerza detrás de aquel movimiento.

—¡Esto es más parejo!

Indra se lanzó contra el derribado Naruto, mientras Menma lo hacía contra el general chico, apretando los dientes con fuerza. Ligeros flashes aparecían reiteradamente en su mente.

Naruto esquivó el primer gancho, detuvo el segundo y salió disparado hacia atrás con el tercero, sintiendo como sus costillas eran destrozadas por la fuerza oculta tras el golpe.

Derrapó.

Giró.

Golpeó el puño del dios con su codo, sintiendo como su brazo quedaba entumecido por varios segundos. Segundos que Indra aprovechó para lanzar su rodilla contra el costado del rey, haciendo que las costillas crujieran levemente y sangre inundara la boca del Uzumaki.

—¿Ves? No eres nada, Naruto. Nunca fuiste nada. ¡Siempre intentando acaparar la atención! ¡Intentando ser un dios entre los hombres! Un mortal como tú no es nada.

Envolviendo su puño en rayos, descargó su extremidad contra el rostro de su enemigo. Una. Dos. Tres veces. Indra no se detuvo, golpeando el rostro de Naruto varias veces, haciendo que ligeros chispazos se oyeran por el lugar.

Al decimosexto puñetazo, una mano detuvo la del dios hindú.

—¿Quieres parar, bastardo?—siseó el Uzumaki con un gruñido gutural, de un animal.

Crack

Indra sintió la presión de la mano del cazador sobre la suya, intentando romper su mano.

—Je. Respeto esta temeridad tuya, Uzumaki. Pero no cuentas con todo tu poder. Ahora mismo, podría barrer contigo con un solo...

Rash

Cortando la frase, una katana separó tanto al rey de los Uzumaki como al rey de los cielos hindú. Indra derrapó, observando aquel mango negro desgastado ribeteado con granate que desembocaba en una hoja casi negra, de un gris muy oscuro.

—¡Naruto-senpai! ¡Ji-chan me la dio! ¡Le dijo a Ryū que Naruto-senpai debía usarla! ¡Que no temiera a su poder, que lo usara nuevamente para traer paz al mundo! ¡Y que perdonara Ji-chan por morir!

Indra meneó la cabeza. Usando su brazo izquierdo se puso de pie. Él podría tomar aquella espada con un movimiento veloz. Pero una mano ya estaba cerrándose sobre el mango oscuro.

—Voy a destruirte, Indra.

—Eso es lo mismo que me dijiste hace mil años—declaró el dios del trueno, haciendo crujir su mandíbula inferior con un movimiento—. Y aún sigo de pie. ¡Sigo vivo!

Tam

Naruto aferró el mango de Masamune.

Sintió la suavidad del cuero. Como cedía bajo la presión de las yemas de sus dedos.

Aquella sensación familiar lo golpeó desde el interior.

Naruto-kun.

Otōsan.

Por un breve instante, uno muy pequeño, vio el rostro de su esposa, de sus hijos titilando delante de sus ojos.

Una lágrima cayó, traicionera, desde su ojo derecho.

Respiró. Tomó una bocanada de aire. Relajó su cuerpo por unos segundos y tiró de Masamune hacia arriba.

Abrió los ojos.

Y todo se desató.

Indra sonrió de lado cuando la energía estalló alrededor de su enemigo, envolviendo al Uzumaki en una columna de fuego rojo como la misma sangre y negro como la misma noche, comenzando lentamente a comprimirse cuando alcanzó una anchura de veinte metros, volviéndose así cada vez más pequeño y llegando así a capturar con su presión a Naruto.

Pero el fuego no lo afectó.

No dolía. No quemaba.

Dejó escapar un suspiro. Su aliento era gélido en comparación a aquellas llamas que lo rodeaban, que lo apretaban ahora como si fueran una armadura para él.

—¿Has dejado de jugar, Indra?—recitó con palabras lentas, seguras, alejadas de las que antes usó con el dios, llenas de ira.

Con fría calma, Naruto abrió su ojo derecho, mostrándolo de un rojo rubí, sin rasgadura, con una pupila redonda, algo pequeña. Su ojo contrario, el izquierdo, permanecía completamente cerrado con una cicatriz vertical cruzándolo.

—Así que...¿ese es tu aspecto?

Slash

Un gesto. Un movimiento.

Las llamas desaparecieron por completo y el Uzumaki Naruto de cabello dorado y un metro sesenta de estatura, dio paso a un Uzumaki Naruto de metro ochenta de altura, con el cabello por debajo de los hombros, hasta los omoplatos, de un color rojo ardiente y mechas doradas por todo su cabello, como si fuera una llama viviente.

Su cuerpo musculoso, ahora mostraba más definición, músculos mucho más marcados y poderosos y firmes que los que mostró anteriormente. Su rostro dejó paso al de un hombre, un adulto curtido.

Ojo rojo como el rubí se colocó sobre el dios del trueno hindú.

—¿No me recuerdas?

—Ahora, tu imagen viene a mi mente—Indra contestó con una sonrisa depredadora. Después de todo, él no había venido a esta guerra para lidiar con segundones—. El Cazador de Demonios. El Asesino de Dioses. El Hereje. Tienes muchos sobrenombres, Uzumaki.

—Hm.

Dio un paso. Vaho escapó de sus labios.

Slash

Como si fuera un simple matamoscas, Naruto agitó Masamune.

Un enorme surco de tierra apareció a su derecha.

—¡Je!

Indra dio un paso hacia el frente. Como dios, como ser superior, él no iba a retroceder ante aquel humano que intentó derrocarlo en el pasado. ¡En esta ocasión iba a destruirlo por completo!

Naruto alzó el rostro. Mechones cayeron sobre su frente ligeramente, acariciando su piel como el toque de la seda.

—...

—¡Vamos, Uzumaki!

El dios se lanzó hacia el frente, cargando su brazo derecho con energía. Naruto clavó la espada en el suelo. Cerró la mano izquierda y respondió al puñetazo de Indra con el suyo propio, chocando puños.

Brooom

Inmensa, una honda de choque sacudió aquel territorio, obligando a los combatientes a detenerse, observando a los dos más poderosos en eses instantes.

—...

—¡¿No piensas hablar?!—Indra sonrió anchamente—. ¡Tu mujer en cambio si que gritó demasiado! ¡Fue una...!

Pam

Crush

Girando el torso, dejando pasar el brazo del dios, Uzumaki Naruto asestó un demoledor jab contra el rostro de su enemigo, guiando al dios Indra contra el suelo con una velocidad pas módica, creando un cráter inmenso.

Indra abrió los ojos.

Una mano estaba frente a él.

—...

Blam

Llamas golpearon directamente contra el rostro del dios en un torrente de fuego rojo y negro, cubriendo completamente todo el cráter con sus lenguas llameantes.

—¡Eso sin duda es divertido!

Una mano surgió entre las llamas, tomando el rostro del Uzumaki con fuerza, envuelta en rayos azulados.

—...

Indra tiró del Uzumaki hacia atrás y formando una lanza de electricidad intento atravesar su pecho en aquel descuido.

Slash

Clink

Masamune detuvo aquella arma echa de rayos.

—Echaba de menos nuestros enfrentamientos.

Indra cargó electricidad en la mano que sostenía el rostro de Naruto y la retiró para, a una enorme velocidad, asestar un directo contra la cara del Uzumaki, mandando así al pelirrojo a estrellarse contra la pared del coliseo.

—...¿eso es todo? Has envejecido, Indra.

—¡¿?!

Girando el rostro, Indra se vio obligado a alzar el brazo y recibir un poderoso golpe de izquierda de parte del Asesino de Dioses, siendo así lanzado hacia la derecha, dejando la marca de sus pies en el suelo.

—...

—Tú en cambio...¿qué has hecho?

Uzumaki Naruto dejó escapar el aliento que había mantenido. Levemente, la Marca del Cazador de segundo nivel quedó en su rostro, mientras flamas doradas comenzaban a rodearlo dando un toque dorado a su cuerpo con algo de negro.

—Voy con todo...

Indra abrió los ojos cuando Naruto, en un flash, apareció justo delante de él, enterrando el puño derecho directamente en su estómago, haciendo así que el dios escupiera sangre.

—¡Gah! ¡Bastardo!

—Te recuerdo, Indra, que la última vez peleaste al lado de Shiva. Sin él aquí, realmente puedo matarte—sentenció con aquella voz fría, helada, mientras tomaba el mango de Masamune con ambas manos—. ¡Danza del Dios del Fuego: Kagutsuchi!

Slash

Froosh

Bajó la espada en un movimiento demasiado rápido para que alguien normal pudiera captarlo.

Una marea de llamas arrasó con todo lo que estuviera delante del Uzumaki, llevándose así al dios Indra como si de un alud de fuego se tratara, ocultando al dios de la vista de todos.

Naruto miró su obra. Como hizo con aquel demonio, su movimiento arrasó con todo lo que tenía delante, pero siendo incluso mucho más poderoso.

Pero...

Indra no estaba muerto.

—Arf...arf...

Jadeando, alzándose sobre el resto mostrando un cuerpo cubierto de mugre, cenizas y sangre, el dios del Trueno hindú estaba a unos metros de Uzumaki Naruto, volando, mostrando su cuerpo herido por aquel devastador movimiento de su adversario.

—No eres Indra—sentenció Naruto con una voz completamente plana, clavando su ojo rojo sobre la supuesta figura del dios—. Indra...es más poderoso que esto. Primero Muzan, ahora Indra. Intentando usar copias para distraerme—giró la katana, llevándola hacia atrás—; ¡solo haréis lo contrario!

Slash

Grash

Un solo tajo.

Un solo paso.

Naruto cayó al suelo sobre sus pies descalzos. Detrás de él, partido en dos, el cuerpo del supuesto dios Indra cayó partido a la mitad, desparramando sus vísceras sobre el suelo de piedra.

Otōsan...

Cariño...

Pequeño nieto rebelde...

Naruto dejó escapar un suspiro cansado de sus labios. Su cuerpo se relajó ante aquellas voces. Sus oídos se llenaron de susurros del pasado.

—¡Ja!

Caminando entre escombros y llamas, la figura de Indra apareció justo ante el ojo cansado del Uzumaki.

—Indra...el verdadero.

—Nunca esperé que lo descubrieras. ¿Qué falló con mi doble, Naruto?

—Tú no mataste a Tayuya. Tú no la violaste—él respondió con palabras pesadas, frías, envueltas en un sentimiento ardiente como lo era la ira. Pero no era una ira dirigida hacia Indra, o a hacia Menma—. No eres el centro del universo, me temo.

—Ya veo—con calma, Indra metió la mano en su bolsillo derecho y lanzó algo hacia el Uzumaki. Naruto atrapó aquel objeto sin demasiado interés, usando la mano izquierda para ello—. Rizevim. Loki. Ophis. Traidores. Todo se está moviendo, mi viejo amigo. Sin embargo, ¿qué es lo que harás tú? Solamente eres...un perro callejero.

¡Quedas desterrado!

—...

—He de admirarte, Asesino de Dioses. Ningún humano antes logró lo que tu hiciste...¿o debería decir híbrido? Ahora que Rizevim no está, he de decir que tu hermano mayor es sin duda un idiota. Nunca esperé que fueras hijo del Lucifer Original, después de todo.

—...

—¡Ah! Esta fría indiferencia~—susurró el dios del trueno, dando una divertida sonrisa—. Esta batalla la he perdido. Tus capitanes y tú me la habéis jugado, así como ese Amón. Pero ahora que has vuelto, tendré algo con lo que divertirme...            

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top