Capítulo 2
La tasa de crímenes en Night City era elevada, demasiado a comparación de otras ciudades de Estados Unidos. Las corporaciones y las distintas bandas coexistían en una simbiosis perfecta. Unos no podían vivir sin los otros y, por supuesto, las bandas no intentaban morder la mano de aquellos que los alimentaban en ningún momento. Ni los Maelstrom eran tan idiotas como para lanzar un movimiento contra las grandes corporaciones como Arasaka; pero estas se encargaban de dar trabajos a las bandas como los Maelstrom para deshacerse de la competencia menor y mantenerse alto en el ranking, para no perder su posición.
Debido a que las bandas no provocaban malestar en las corporaciones, estas podían vivir en Night City sin preocupación alguna, lo que generaban un trabajo pesado para la policía de la ciudad sin que estos pudieran realmente hacer algo directamente. Si las corpos permitían que las bandas como Maelstrom existieran, entonces el Departamento de Policía de Night City solo podía observar e intentar mantener los daños causados por ellos al mínimo e impedir que causaran grandes problemas.
Maelstrom. Un grupo de chatarreros situado en Watson, su zona de operación normal y su lugar preferente para operar sin problema alguno manteniéndose alejados de cualquier zona operada por otra banda. Pero al contrario que algunas bandas, los Maelstrom no tenían un código que seguir. Ellos enfrentaban a la policía sin miedo, sin preocupaciones y envueltos en su completa locura para obtener sus propios beneficios sin ser afectados.
A pesar de que no seguían unos códigos, los Maelstrom no enfrentaban a las corpos, no eran tan idiotas como para intentar lanzar un ataque directo a la gran Arasaka, pero como cualquier hiena, aprovechaban para alimentarse de las corporaciones pequeñas y las heridas, aquellas que estaban evocadas a su propia destrucción.
No honor. No código. Maelstrom tomaba aquello que quería y usaba su inteligencia para no enfrentar a los tiburones que estaban por encima, a los reyes de la cadena alimenticia.
No evocaban a su destrucción...
―Entonces―la chatarra estaba apilada. Nadie había limpiado en los últimos tiempos y Maelstrom no era una banda de "limpieza"―. ¿De verdad creíais que podíais seguir robando?
Diversos cuerpos de los Maelstrom estaban tirados por el lugar. Algunas de las partes de sus cuerpos fueron eliminados, arrancados de sus cuerpos por un disparo potente y directo capaz de arrancar extremidades. Un disparo de ese estilo, era perfectamente posible de lograr con las armas actuales y muchos cyberware de defensa eran superados por las armas adecuadas, algo que todos sabían. Las posibilidades de una "muerte" eran elevadas hasta el punto de que morir era mucho más fácil en Night City que en cualquier otra ciudad.
―¡Eres un hijo de puta!
―Y ahí vamos de nuevo...
Molarian apareció frente a la cara del hombre que había maldecido. El miembro de Maelstrom miró directamente el cañón de la pistola sin demasiado temor, con desafío, como si estuviera dispuesto a desafiar a la misma muerte. El gatillo se apretó y la bala destrozó la cabeza chipeada del hombre, esparciendo el cyberware por todo el suelo junto a la sangre y los sesos.
―...
―Ahora―humo escapó hacia el cielo proveniente de los labios del agresor. Un cigarrillo fuer removido de la boca del atacante por su mano izquierda―. ¿Alguien me puede decir donde está el Sandevistan del sargento James Norris, por favor?
―¡¿Qué te hace pensar que nosotros los hemos robado, bastardo?!
―Sois los Maelstrom. Unos chatarreros. ¿Qué me haría pensar que no robaríais algo de Militech? Sois los tipos perfectos para robar algo como eso, porque os beneficia. No enfrentáis a Arasaka. ¿Pero Militech? Incluso yo asaltaría uno de sus convoyes.
Todos los Maelstrom restantes miraban al hombre sentado en el sofá. Como cualquier policía de Night City, llevaba el uniforme oscuro tradicional: camiseta, pantalones y zapatos a falta de una corbata. La gorra de policía había quedado descartada y el cabello grueso del hombre joven despuntaba a la vista, rubio como el oro.
―No hemos sido nosotros. ¡Si hubiéramos sido, no estarías aquí!
La sonrisa bailó en los labios del policía. Encontraba aquello como una suposición realmente ridícula. Él había matado a James Norris, anterior usuario del Sandevistan que estaba buscando ahora. Alguien lo había robado del frío cuerpo del sargento y lo había hecho desaparecer.
―Entonces esa paramédico ¿no es vuestra colaboradora? ¡Hombre, eso si que es nuevo!
Habían revisado todas las cámaras de seguridad, tanto del hospital como del vehículo del hospital. Aquella mujer de cabello rojo había sido la última en estar con el cuerpo de James y ahora el Sandevistan no se encontraba conectado con el cuerpo del militar. Solo había que sumar dos más dos para obtener el resultado: aquella mujer, Gloria Martinez, robó el Sandevistan de grado militar y lo hizo desaparecer del hospital sin rastro alguno. ¿Cómo lo había logrado? Era algo que aun no habían descubierto.
―¡No! Nosotros no hemos intentado obtener el Sandevistan―ojos cerúleos se centraron en unos ojos cibernéticos rojos, brillosos de una intensa luz roja―. No seríamos tan idiotas como para intentar obtener algo del ejército tan estúpidamente. ¡No cuando todo eso está esparcido por la red!
Cenizas cayeron al suelo empapado de sangre. El roce de la ropa acompañó los movimientos del hombre joven cuando se puso de pie, pasando la pierna izquierda por encima de la derecha, descruzando sus piernas. Erguido en toda su altura, el agente de policía mostró unos eléctricos ojos que hubieran hecho mojarse a cualquier persona con una mente débil.
―Estoy perdiendo mi tiempo aquí, entonces―el sonido del cartucho siendo sustituido alertó a los Maelstrom―. Si no sabéis nada sobre el Sandevistan, entonces no me servís para nada.
Los Maelstrom se movieron. Todo pareció ralentizarse. No era un "paro temporal" como tal. La percepción del hombre fue tan exacta y precisa, que todo se redujo en velocidad hasta el punto de volverse cámara lenta para él, lo que le permitió moverse y en cinco segundos dejó solamente a un Maelstrom vivo, arrodillado, siendo apuntado con la Molarian.
―¡¿?!
El hombre inspiró y expiró, dejando que una nueve de humo escalara hasta el techo de aquella habitación destartalada.
―Sería mejor que no te movieras. Un segundo y tus sesos estarán esparcidos por todo el lugar―un dedo se colocó sobre el frío gatillo de la Molarian―. Sé que tu jefe no está por aquí. Está "trabajando" como todos ustedes, bastardos―el hombre recibió una patada directa, siendo enviado contra el suelo. El Maelstrom gimió, sintiendo como la sangre comenzó a escurrir por su labio superior―. No me jodas, hombre. Sé que no sabéis quien está detrás del robo, pero dudo que no sepáis quien está detrás de esto. ¿Honor entre ladrones? Lo dudo. ¡Sois unos putos desgraciados, joder!
Molarian fue colocada dentro de la boca del hombre. Obligado a abrirla, el Maelstrom quedó mirando directamente hacia unos ojos rojos, sangrientos y salvajes como los de un animal. Su cuerpo tembló, fue avisado del peligro que corría. ¡Le gritaba que escapara, huyera de aquel tipo que lo miraba directamente!
Pero a pesar de que su cuerpo le gritara, le pidiera que huyera de aquel sitio, no le obedeció. Estaba tirado en el suelo mirando aquellos ojos rojos, sintiendo el frío metal de la Molarian Arms introducido en su boca y sabía que podía morir en cualquier momento. El gatillo era fácil. Un empuje y sería asesinado.
―¿Entonces?
La pregunta atrajo al Maelstrom a la realidad nuevamente, como si hubiera estado en otro mundo o en un estado inconsciente por aquellos minutos.
De pronto, sintió como el frío desaparecía de su cavidad bucal. El policía retiró la Molarian y pudo cerrar la boca.
―¿Vas a hablar?
―¡Hablaré, hablaré! Pero no me destroces la cabeza...
―Nunca esperé que un Maelstrom me pidiera que no lo matara. ¿Deseas vivir? Pues dame la información que pido. ¿Quién va detrás del Sandevistan?
Normalmente la policía no se habría inmiscuido en un robo como aquel, pero el cyberware no era uno cualquiera. Sandevistan de grado militar era, como su nombre indicaba, un cyberware generado especialmente para las fuerzas militares y no para la gente común. Que un equipo como ese estuviera por las calles de Night City, desestabilizaría el equilibrio que había entre las bandas y, al mismo tiempo, con las corpos. Todos irían tras el portador del Sandevistan.
―Estoy escuchando.
El Maelstrom respiró hondo. Hoy iba a ser un día como otro cualquiera donde estarían cazando a incautos, descansando y tomando algo...pero de pronto aquel policía había aparecido destrozando a sus compañeros, regando el suelo con sus entrañas y cyberware.
―Esa mujer trabaja con un grupo de inadaptados. ¡Unos idiotas!―el policía rio secamente. Por las palabras del Maelstrom, dedujo enseguida que esos "idiotas" habían destrozado más de uno de los planes que tenían y eso había fastidiado sus negocios―. Maine. Maine es el líder del grupo, el jefe de esa mujer. ¡Él irá tras el Sandevistan no nosotros!
Naruto había oído hablar de Maine y su pequeño grupo de inadaptados. Contaban con una de las mejores netrunner de Night City y el tipo era un Solo chipeado hasta los nervios de su cabello, lo que hacía a Maine peligroso en cuanto a habilidades en el combate. Los Solo eran mercenarios a sueldo, asesinos y guardaespaldas, cualquier profesión que les permitiera hacer uso de sus facultades físicas y obtenían un muy buen pago por sus servicios. Si uno de esos estaba detrás del Sandevistan, entonces tendría que emplear otros métodos para obtenerlo.
Dejó escapar el aliento en un suspiro compungido. Apuntó la Molarian hacia el Maelstrom y antes de obtener una réplica del hombre, apretó el gatillo volando la cabeza del hombre en cientos de pedazos metálicos y orgánicos que se juntaron con los de sus compañeros.
[¿Has obtenido lo que querías, Naruto?]
El joven guardó la Molarian en su funda antes de obtener un cigarrillo de la cajetilla que guardaba en el bolsillo de la camisa. Sacó el encendedor y presionó para acercar la llama hacia la punta del cigarro. Cuando este comenzó a arder, soltó el botón y aspiró ampliamente obteniendo una nube de humo entrando hacia sus pulmones. Segundos después, esa misma nube escapó por sus fosas nasales dando la impresión de ser un dragón humanoide.
―Al parecer hay un grupo tras el Sandevistan―cenizas cayeron al suelo ante el ligero toque del meñique del policía―. Maine y su banda, según el último Maelstrom.
[¿Crees que haya podido mentirte? Es un Maelstrom, no me sorprendería demasiado que el tipo te haya tomado el pelo a pesar de que estaba a punto de morir]
―No lo creo. Si fuera el caso, ¿qué más da?―el cigarrillo cayó al suelo. El pie se alzó y aplastó la colilla deshaciéndola completamente, apagando la llama hasta que no quedar nada absolutamente de ella―. Maine es el nombre. Búscame todo sobre ese tipo. Y prepara el equipo necesario para un asalto si es necesario.
[Espera. ¿Vas a probarlo? ¿Vas a usar "eso"]
―Por supuesto. Este equipo está completamente obsoleto. Es hora de obtener mi equipo de antaño mejorado. ¿Lograste colocar todas las modificaciones? Me enfadaré si no lo has hecho...
[Idiota. El estado es completamente operativo. A falta de pruebas de campo, por supuesto]
―Te daré un par de pruebas―con dedos ágiles, el rubio desabrochó varios de los botones de su uniforme―. Odio esta mierda. Déjame lista mi ropa también.
[¿Quiere el señor una comida y un masaje? ¿Tal vez uno completo o prefiere obtener un masaje en una zona específica?]
Las implicaciones de obtener un masaje en una "zona específica", eran demasiadas. Naruto rio, por supuesto, obteniendo un gruñido de su interlocutor.
―No es necesario.
[Bien. ¿Siguiente paso?]
Con los Maelstrom muertos y un nombre en su mente, Naruto no tenía demasiados caminos que tomar. Pero no era idiota. No iría directamente hacia Maine cuando no sabía quien era realmente el tipo ni lo enfrentaría directamente. Tener a Arasaka detrás, era incluso más molesto que tener a Militech.
―Obtén todo lo que puedas de Gloria Martinez. Quiero saberlo todo sobre la mujer.
[¿Cómo el hecho de que acaba de morir y que su hijo golpeó al hijo de un directivo de Arasaka haciendo uso del Sandevistan? Porque eso es lo más reciente que tengo, en un vídeo obtenido de la Academia Arasaka tras pasar todos los cortafuegos]
Por varios segundos ambos se mantuvieron en un completo silencio. Segundos después, Naruto golpeó su cabeza contra una pared, obteniendo un corte en la frente por el cual comenzó a emanar algo de sangre.
―A la mierda.
Santo Domingo; Arroyo, Megaedificio H4
Todo se volvía lento. Sentía el poder correr por su cuerpo, como nadie podía tocarlo. Una vez que Doc colocó el Sandevistan en su cuerpo, sintió lo que era llevar un cyberware real, uno realmente bueno hasta el punto de ser de grado militar y no era de segunda mano o reparado. Había logrado hacer uso del cyberware un total de nueve veces, sorprendiendo al compañero de su madre, el tipo que iba tras el equipo del sargento Norris y que él tenía ahora.
David Martinez se sentía eufórico, lleno de vida a pesar de haber perdido recientemente a su madre. Fue este suceso, de hecho, el que le hizo ponerse el Sandevistan obtenido de manera ilegal por su madre. Pensó, por supuesto, en vender el equipo; pero al no obtener lo adecuado y ser presionado, no tuvo más opción que colocárselo así mismo y lo logró sin tener que pagar nada.
No era una decisión de la que podía arrepentirse. Lo hizo por sí mismo, para demostrar que podía hacer algo y para callar a aquellos que lo presionaron. Golpeó al hijo de un directivo de Arasaka y no le importó ser grabado. Utilizó el Sandevistan para robar y obtuvo el reconocimiento de la chica que le gustaba, aunque al final resultó ser una trampa de la que logró librarse cuando supo que Maine, el tipo que iba tras el Sandevistan, era el empleador de su madre en el trabajo de trapicheo de cyberware.
Y eso le dolió de cierta forma. Encontró el mundo a donde podía pertenecer, pero ser engañado por Lucy, como se hacía llamar aquella chica, lo hizo dudar de algunas cosas que compartió con ella, a pesar de que estaba enamorado de ella, si es que era la palabra.
David se detuvo frente a la puerta de su apartamento. Un enorme letrero rojo le impedía abrir la entrada y le indicaba que debía dinero y debía pagar para poder acceder a la vivienda. Como en ocasiones anteriores, el chico terminó entrando por uno de los conductos de ventilación de la casa, cayendo en la zona de la lavadora.
―Mierda.
David resopló. Hoy había sido un día agotador de manera física y mental. El Sandevistan lo había desgastado más de lo que quería reconocer y una siesta no le vendría mal...
―Sinceramente, deberías pagar. Entrar por un conducto estrecho como ese, es una mierda enorme.
Los ojos de David se ensancharon. El joven movió la cabeza, mirando la figura de un hombre ocupando un espacio en su sofá. Vestía de una forma casual, con una chaqueta de cuero negro con el cuello alto y las bandas de un naranja intenso que casi le recordaron a Maine por un segundo. Aquel estilo de chaquetas parecía demasiado común entre los cyberpunks.
―¡¿Pero quién mierda...?!
Finalmente, la luz incidió sobre el hombre en la sala del departamento de David. Cabello dorado de mechas gruesas, marcas en las mejillas, un rostro afilado, ligeramente bronceado y con unos potentes ojos azules como dos enormes zafiros resplandecientes.
David reconoció al hombre. Lo había visto en la neuro que Doc le dio. Era el policía que peleó en Corpo Plaza para detener a James Norris y lo logró sin la ayuda de MaxTac.
―¿Puedes pestañear? Me llevas mirando fijamente todo un minuto, y sesenta segundos son demasiado para que alguien me mire sin recibir algo de mí a cambio.
Por la cabeza de David pasaron muchas ideas, muchas preguntas. Una de ellas había estado completamente centrada en usar el Sandevistan para enfrentarlo, detenerlo y poder escapar. Pero sus instintos lo descartaron por él. Mirar aquellos ojos azules, lo detuvieron de realizar cualquier acto idiota que un chico de su edad podría haber hecho, por lo que solo pudo preguntar:
―¿Qué haces en mi casa?
Naruto encontró aquella pregunta divertida, por lo que rio con energía durante unos segundos mientras David lo miraba perplejo, confuso y petrificado de cierta forma. Había entendido cuando el chico lo miró, que ya lo conocía de alguna forma.
―Tienes el Sandevistan de James Norris, ¿y preguntas tal idiotez chico?―el cuerpo del Uzumaki se hecho hacia el frente. El agente recargó el peso de su torso en sus brazos que se apoyaron en sus piernas. Mechones cubrieron levemente sus ojos por varios segundos mientras miraba al chico de piel bronceada―. Venía buscando el Sandevistan robado, David Martinez.
Era extraño que en Night City la policía se preocupara por los cyberware robados a unos cadáveres. David sabía que había algo más detrás, o al menos intentaba ver que había detrás. ¿Por qué un agente capaz de detener a un ciberpsicopata estaba sentado en su sofá?
Antes de que David pudiera salir de sus pensamientos, Naruto se levantó del sofá con las manos dentro de sus jeans. Había dejado todo el uniforme de la policía atrás, sustituyendo este por un atuendo mucho más acorde a lo que él era.
Ojos azules miraron el rostro perplejo del chico latino durante varios segundos, analizándolo, estudiando sus facciones.
―Si te quito el Sandevistan, probablemente terminarás adicto a cualquier mierda de esta ciudad―habló, dejando que su voz inundada los oídos del muchacho―. Y si te lo dejo, probablemente terminarás siendo un psicópata más.
―¡Puedo controlarlo! ¡Hoy lo he...!
―Lo has usado nueve veces en el transcurso del día. Puedo verlo por la sangre cayendo desde tu nariz y he seguido todos y cada uno de tus movimientos. Estuve en el tren cuando lo usaste para obtener aquellos chips de tipos de Arasaka, adinerados y cualquier persona con algo de calderilla en el bolsillo. Te llevo estudiando desde el momento en el que te encontraste con esa chica, muchacho. Y ahora debo decidir que hago contigo.
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