Capítulo 1

La locura lleva a la caída. La locura envuelte la mente de las personas en una tormenta de sentimientos inconsistentes y incomprensibles, generando para estas una falsa realidad en la que ellos son los protagonistas. Terminan siendo simplemente psicópatas, personas desquiciadas que desean la muerte tanto para sí mismos como para otras personas. La mente no es algo que una persona simple puede comprender o usar. Según los datos científicos o estudios "realizados", el ser humano solo es capaz de usar un 10 por ciento de todo el potencial del cerebro que posee. Después de años estudiando al ser humano, de mejorando en los aspectos tecnológicos, el ser humano no pudo descubrir todos los secretos de la mente y desecharon seguir en el campo por malgasto de recursos; unos recursos que actualmente las corporaciones usaban para los cyberware, para mejorar a las personas hasta el punto en el que dejaban de ser personas.

Lo que los humanos no tomaron en cuanta al intentar generar mejoras cibernéticas para la mejora humana, fue el daño que estas mejoras podrían ocasionar en la mente de las personas, de aquellos que hubieran dejado su lado humano y orgánico por un lado metálico, casi llegando a convertirse en androides. Estos casos en los que las personas con cyberware se dejaban llevar por la locura, por la psicosis, daban nombre a los ciberpsicopatas, personas realmente peligrosas que podrían destruir un contingente de policías sin preocupación.

Este tipo de personas, los ciberpsicopatas, debían su locura y maletas mental a los implantes cibernéticos instalados en su cuerpo. Cuanto más cyberware, más posibilidades de caer en la locura tenía la persona, siendo un peligro real para los civiles. Debido a la peligrosidad de estos, solo un contingente era capaz de "neutralizarlos" sin problema, convirtiéndose en la fuerza de élite: MaxTac, la fuerza especializada en la detección y subyugación de los psicópatas afectados por su cyberware. Nadie en su sano juicio desearía ser perseguido por un miembro de MaxTac, ser cazado como un perro sarnoso, un ser menos que un animal.

MaxTac no trataba bien a sus objetivos y a pesar de ser una fuerza del orden, eran temidos incluso por el resto de los policías y ciudadanos de la ciudad.

Night City, la ciudad donde los "sueños" se hacen realidad, una ciudad que nunca duerme como Nueva York y una ciudad donde las empresas han instalado sus sedes, sus negocios. Como un intento de innovación y mejora, Night City fue fundada como una ciudad de en sueño, construida con la mejor tecnología e innovada hasta el punto de ser la mejor ciudad donde la gente podía conseguir un trabajo. Trabajar para las empresas estaba bien y vivir en Night City estaba mejor, teniendo al alcance todo aquello que uno podía desear.

El eslogan de la ciudad es una mentira que todos descubren una vez han llegado a Night City. Corrupción, zonas controladas por las bandas y mafias, pobreza...por más trabajo que la ciudad generara, esta no podía ni iba a cubrir a toda la gente que estaba viviendo dentro de los límites. Las corporaciones se hicieron con el poder gracias al dinero, las influencias y la corrupción de la misma ciudad.

"Nadie gana a Night City, nadie le vence a la ciudad".

A pesar de los contras, algunas personas intentaron sobresalir de entre toda la marabunta de gente que andaba por las calles concurridas de Night City. Tomando encargos, convirtiéndose en netruners o bien trabajando para el NCPD en un intento de limpiar las calles. Si tenías suerte, siendo policía sobrevivías a un par de encuentros con las distintas bandas de la ciudad. Si lo hacías...aprendáis a mirar hacia otro lado, a dejar que otros se ocuparan del "desastre" y te centrabas en casos pequeños, en delitos que un agente de policía de Night City podía llevar sin peligrar su vida.

Night City es un agujero negro. Te traga, te traga y después de un tiempo, si ella quiere, te escupe y solo puedes rezar porque los huesos de tu cuerpo estén en su lugar, que la carne no esté destrozada y tu cabeza esté en su sitio con la mente intacta.

[¡Un ciberpsicopata en Corpo Plaza! ¡Repito, un ciberpsicopata en Corpo Plaza!]

En uno de los tantos vehículos de la policía que patrullaban las calles de Night City, la radio se puso en marcha y despertó al copiloto de aquel vehículo con el sonido estridente y molesto de aquella voz robótica, lo que generó una sonrisa del lado del conductor, quien mantuvo sus manos pegadas al suave volante del vehículo.

El Departamento de Policía de Night City o NCPD para abreviar, no contaba con los recursos suficientes para salir bien parados de un enfrentamiento directo contra un ciberpiscopata, pero a pesar de eso, era su trabajo enfrentar a cualquier persona que perturbara la paz y tranquilidad de la ciudad, si es que existía en primer lugar.

Otro caso distinto eran los policías que trabajaban para las corporaciones o los miembros del Trauma Team International (TTI), quienes poseían un equipo completo con las mejores armas del mercado actual. Las corporaciones proveían a sus hombres de armadura y armamento (a lo que sumaban los cyberware) para protegerlos a ellos, sus dueños y amos, generando con los empleados una deuda que ellos no podrían terminar de pagar. Por otro lado, el Trauma Team es una corporación especializada en servicios médicos y de ambulancias, dando a sus empleadores un trato VIP y sacándolos de cualquier situación, utilizando a sus empleados armados para el rescate de aquellos que hubieran pagado la tarifa necesaria y centrándose solamente en el cliente.

La desigualdad estaba marcada en los distintos grupos. La policía de Night City caía lentamente hasta su punto más bajo y su desaparición y los otros dos grupos estaban en un ascenso imparable. Las corporaciones no dejarían que sus empleados flaquearan cuando de ellos dependía que obtuvieran dinero. Y Trauma Team no dejaría que su prestigio cayera cuando se habían alzado como la corporación perfecta a la que los corpos y personas con dinero acudían por su seguridad.

Lamentablemente, los primeros en llegar a las situaciones eran los miembros del Departamento de Policía de Night City, lo que siempre terminaba con cuantiosas bajas por el lado del departamento, obligando a la ciudad a contactar con los familiares (si es que los tenían) por el buen servicio del agente. No había compensación más allá de unas pocas y escuetas palabras. La policía era "prescindible" y en una ciudad gobernada por las corporaciones y el dinero, ni siquiera la ley era algo a tener en cuenta si contabas con los recursos necesarios.

La acción se estaba llevando en Corpo Plaza. Un hombre llamado James Norris, perteneciente a las Nuevas Fuerzas Armadas de los Estados Unidos con el cargo de sargento, estaba destruyendo todo en el lugar, haciendo uso de su cyberware para terminar con los agentes del departamento de policía, sin preocuparse si MaxTac aparecía o no.

El conductor del vehículo policial apagó la radio y los gritos de auxilio se extinguieron dejando aquel coche completamente en silencio. Las llantas rodaban por el asfalto, el motor rugía levemente coordinándose con la respiración del conductor, como si no hubiera nada más en aquel lugar, en aquel momento.

El roce de la tela rompió el precario silencio. Dejando caer la chaqueta a sus pies, el copiloto mostró su rostro cuando decidió incorporarse perfectamente en el asiento. Cabello desaliñado, ojos entrecerrados de un azul zafiro, un rostro afilado de piel ligeramente bronceada. Con un sonoro bostezo, el hombre dio los buenos días (aunque era de noche) al conductor del vehículo.

―Trece horas―mirando el reloj analógico colocado en el salpicadero del choche, el hombre respondió al mismo tiempo que tomaba una curva ligeramente cerrada―. Diría que es un récord en tu historial, pero normalmente puedes dormir unas setenta y dos horas seguidas. ¿Qué es lo que te ha despertado?

Hubo cierto tono socarrón en aquella pregunta y en aquellas palabras; tono que el copiloto dejó pasar. Medio dormido y con su mente aun reiniciándose, el hombre de cabello desaliñado tomó de la guantera lo que parecía ser una jeringa.

―¿Solo trece horas?―pasó una mano por su rostro a modo de un vano intento por mejorar su aspecto. Se deshizo de algunas legañas y limpió los bordes de su boca, deshaciéndose de cualquier resto de comida que pudiera estar presente―. Creí que habían sido como cien.

De entre los labios del hombre joven, un suspiro escapó hasta desaparecer a los escasos segundos de abandonar la garganta del hombre. El líquido desapareció dentro de la vena del hombre.

―Un poco de adrenalina para despertar y llenarme de energía―pasó una mano por su cabello, echando mechones sobre su rostro―. Ni siquiera un café. ¡Esto es mucho mejor, joder!

Las llantas se detuvieron con un sonido de frenada. Aquel sonido fue sustituido y ahogado por el sonido ensordecedor de los continuos disparos, de los gritos de la policía pidiendo refuerzos...

―¿Estás seguro de esto?

Un hombre cayó sobre el capó del vehículo. Sangre manchó la pintura blanca convirtiéndola en bermellón.

―Eso va a ser un poco caro―señaló, refiriéndose a la abolladura en el capó y la pintura por sustituir. Tomó la manija de la puerta y salió del auto con la chaqueta en su mano derecha―. Espero que no te pasen la factura, hombre.

El cielo sobre Night City estaba negro, pero la vida aun estaba presente en las calles de la ciudad. Los locales estaban abiertos, las personas avanzaban tranquilamente, ajenas a todo lo que los rodeaba y la policía se concentraba directamente en James Norris, sargento en un estado de psicosis que lo había llevado a pelear contra el departamento de policía.

―¿Puedes pasarme los datos del hombre grande?

Una lluvia de balas sustituyó el sonido de la voz, ahogando los gritos de los policías nuevamente. El hombre rubio se fijó entonces en James Norris. Estaba fuertemente mejorado, con implantes cyberware de grado militar que ponían las cosas en un desbalance continuo.

―James Norris, sargento del Ejército de los Estados Unidos. Al parecer sufre un estado de psicosis debido al Sandevistan de grado militar que se implantó.

Cyberware causaba estrés a la mente del usuario. Cuando más se usarán los implantes cibernéticos, más posibilidades tenían estos de caer en la psicosis como James Norris actualmente, llevándolos a hacer desastres como el que estaba pasando ahora en Corpo Plaza. No todas las personas tenían la fuerza para mantenerse cuerdos y usar un cyberware en un militar, era ir directamente a un problema psicológico grave como el que James había presentado.

―Puede moverse mientras ralentiza el tiempo a su alrededor―suave, la chaqueta se movió con el pequeño viento. Un nueve acaparaba completamente toda la espalda, de un color naranja neón, siendo una diana―. ¿Armamento? ¿Cyberware extra o que deba conocer?

―Arasaka HJSH-18 Masamune. Arasaka HJKE-11Yukimura. Militech M-76e Omaha. Rostovic DB-2 Satara. Tiene una alta defensa gracias a sus placas corporales, armadura subdérmica, auto-ICE, sistema de lanzamiento de proyectiles, espadas mantis, mandíbula poderosa y el Sandevistan de grado militar, su mejor implante.

―¿Es toda la lista?

―Si. Posiblemente no le quede munición o le quedan pocas cargas.

El humo se alzó hacia el cielo. Entre los labios del hombre, un cigarrillo se movió cuando este torció los labios en una sonrisa divertida, socarrona y desafiante.

―Bien, bien―pisó con fuerza la colilla. El movimiento agitó la chaqueta, mostrando una Molarian en su cintura―. Vamos a cazar a este chico malo.

Las corporaciones como Arasaka centraban sus recursos en mejorar a su policía interna, a los miembros de la seguridad de la empresa hasta el punto de hacerlos temidos para los externos y que nadie quisiera crear una confrontación directa. El Departamento de Policía de Night City en secreto, había comenzado un proyecto invirtiendo algo de dinero (de forma anónima) para poder crear a un policía capaz de liderar con los ciberpsicopatas por su cuenta, sin apoyo y con la disposición para entrar en acción cuando fuera necesario.

―Mi cyberware ha estado molestando un poco―el rubio señalo mientras comenzaba a caminar hacia la zona de conflicto―. Deberé tomar un poco de reajuste si no quiero terminar como este idiota.

James Norris dejó caer la última arma. Haciendo uso del cañón escondido en uno de sus brazos cibernéticos, el sargento disparó diversos misiles que causaron una explosión de fuego y humo que creó una cortina que impidió al hombre predecir lo que iba a pasar: emergiendo de la cortina, sin rasguños, con una sonrisa, el rubio emergió y pilló desprevenido al militar. El hombre lanzó un rodillazo directo contra el rostro de James. Gracias a su propia armadura, el golpe generó la fuerza necesaria para destrozar la mandíbula del sargento enloquecido.

―¡Ey, ey!―James dio varios pasos hacia atrás. El cazador de ciberpsicopatas limpió su nariz con el dedo pulgar de su mano izquierda, mostrándose confiado―. Céntrate un poco o esto no será divertido.

Chispas aparecieron cuando las Espadas Mantis emergieron de los brazos del sargento Norris. Cortando el aire y disminuyendo la distancia, las hojas lanzaron un tajo cruzado con la intención de partir al hombre en dos, encontrándose con el aire.

―¡¿?!

―No eres el único con un Sandevistan.

Un quejido escapó de los labios de James Norris. Lanzando un jab a las costillas del militar, el hombre rubio superó su defensa haciendo uso de sus mejoras para destrozar las costillas de su adversario, incrustando la extremidad por debajo de los huesos de la caja torácica del militar. Lo que el hombre rubio no mencionó al mismo sargento Norris, fue que sus mejoras estaban por encima de las suyas, que era una liga completamente distinta a lo que James era.

El tiempo pareció detenerse. Un extraño brillo verde surgió de los ojos del militar. Haciendo uso del Sandevistan, James Norris intentó matar al hombre rubio, completamente cegado por su psique. Sin embargo, como las palabras del hombre señalaron segundos antes, no era el único con un cyberware de nivel militar y menos con un Sandevistan. El hombre rubio rompió la ralentización del propio Norris y conectó un jab directo contra el mentón del sargento, enviando al hombre a desplazarse varios metros hacia atrás.

Sangre goteó desde el mentón destrozado del militar. Aquella mandíbula mejorada por tecnología quedó completamente inservible ante el golpe poco contenido del agente de policía. James Norris miró la sangre goteando de su boca destrozada y cualquier palabra que pudiera dar fue transformada en un gruñido.

―Esa tecnología ha frito tu cerebro―el hombre se irguió completamente. No era como cualquier otro agente de Night City. Contrario al resto de miembros del departamento de policía, el hombre no llevaba un uniforme que lo posicionara como un "policía" para cualquiera. Ni siquiera llevaba la placa que lo identificaba como tal―. Y sin duda las drogas para calmar el dolor te han llevado a la locura―el hombre volvió a hablar. Gracias a la luz de las farolas cercanas, unas marcas en su rostro fueron visibles, como cicatrices―. Has terminado como cualquier otro tipo normal, como alguien sin una posibilidad de mejorar―el brazo derecho del sargento se movió. James atacó directamente al agente de policía, el cual no parecía darse cuenta, prestarle atención―. Night City suele destruir a aquellos con una mente frágil―un gruñido animal escapó de la garganta de James Norris―. Y eso es algo que no vas a lograr.

Todo se detuvo. Los agentes de policía parecieron sorprendidos, completamente congelados. El brazo de James Norris quedó a un centímetro de golpear el rostro del agente de policía.

[Agente Nueve. Tienes tres minutos. MaxTac está llegando. Demuestra el potencial del Departamento de Policía de Night City]

―No se preocupe director―el hombre pasó lentamente al lado del congelado James Norris―. La confianza del departamento sería completamente recompensada.

Todo volvió a la normalidad en un segundo. El agua siguió cayendo. Los policías y las personas civiles parpadearon. Con un profundo y estridente crujido, James Norris fue derribado por un gancho directo que destrozó su rostro, convirtiendo aquella cara desquiciada en una simple mancha sangrienta, en una masa sangrienta que hizo del militar un hombre completamente irreconocible.

Un sonido metálico llegó a los oídos de James Norris. Sintió el frío metal contra su sien y, por el rabillo del ojo, observó la Molarian presionándose contra su cabeza sin pestañeo alguno por parte del nombrado como Agente Nueve.

―Odio manchar el suelo con la sangre de un desquiciado, ¿sabes? Y vas a hacer que manche este suelo con tus sesos, si es que queda algo en esa cabeza destrozada.

Ojos eléctricos aparecieron entre mechones gruesos de cabello rubio y desordenado. Eran ojos que mostraban una intensidad que hizo temblar a James Norris a pesar de su locura. Eran ojos que superaban la locura, que miraban el alma y la estrujaban completamente como una anaconda que cazaba a su presa, dejándola sin aire.

―...

―Si no vas a decir nada, entonces deberé terminar con esto―dos dedos fueron alzados. El policía los movió frente a los desquiciados ojos del sargento―. Dos minutos. Ese es el tiempo establecido―los labios se movieron mostrando una sonrisa burlesca―. Me dieron tres; pero ni siquiera necesito uno.

James Norris agrió los ojos. El gatillo cedió ante la presión del pulgar del Agente Nueve y el estridente sonido del disparó fue ocultado por el sonido de los motores del helicóptero con las marcas de MaxTac.

―Estos tipos siempre llegan tarde.

―¡Apártese del cuerpo!

Cuerdas cayeron alrededor del hombre rubio. Este agachó levemente su cuerpo. Entre sus dedos desnudos, apareció un cigarrillo y un mechero. Lo metió entre sus suaves labios, ocultando una sonrisa cuando colocó la mano para poder encender su pequeño vicio, su pecado.

―¡Naruto!―una mujer apareció entre la gente, entre los cuerpos inertes de los policías―. ¿Estás bien?

Uzumaki Naruto, agente de policía de Night City y más conocido como el Agente 9, miembro de un proyecto secreto del Departamento de Policía de Night City en un intento de restaurar la imagen de los agentes de policía.

Los ojos del rubio se movieron, suavizándose cuando vio a aquella mujer.

―Siempre estoy bien. Ya lo sabes.

Un cazador de ciberpsicopatas. Agente especial de la policía. Y desde luego, otro tipo más en Night City.              

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