Una luz que brilla en la oscuridad
Hagoromo estaba acostado, sentía que sus fuerzas abandonaban su cuerpo, junto a el se encontraba su hijo menor junto a las personas que aceptaron seguirle en el camino del ninshu, le encantaría que su hijo mayor estuviera también pero su decisiones para bien o para mal hicieron que se alejara de ellos para siempre, quería decirle muchas cosas a su hijo menor pero ya no tenía tiempo, la oscuridad lo estaba consumiendo, el miedo, la incertidumbre, se estaban apoderando de el pero este era su fin.
Un gran rugido se escuchó en medio del bosque donde solo había una cabaña en pie, en su interior se encontraba una pelirroja cuidando de sus dos pequeños mientras que en el exterior estaba el Yondaime Hokage peleando con el bijuu más poderoso de todos.
-"Nami chan, Naruto kun"- susurró Kushina acariciando a sus hijo que ignoraban el desastre al exterior.
-"Maldición las opciones se van terminando"- pensó Minato observando como el zorro arremetía una y otra vez en su contra acorralándolo cerca de la cabaña de seguridad que tenía para su familia, el jefe sapo no duraría mucho más si la pelea mantenía el mismo ritmo, pero en un descuido el zorro azotó su cola con todas sus fuerzas sobre la cabaña, la respiración del pelirrubio se detuvo, sus ojos se agrandaron, la imagen de su esposa y sus hijos venían a su mente, su pulso se aceleró de golpe, cuando estaba por reaccionar varias cadenas salieron del suelo y buscó al responsable, unos metros lejos de la pelea estaba su esposa con sus dos hijos en brazos, y el alma regresó al cuerpo pero debía actuar rápido ya que ella estaba al borde del agotamiento y esto podría causarle graves consecuencias o la muerte, así que sin más descendió del jefe sapo y aterrizó junto a su esposa.
-"Kushina"- habló Minato arrodillándose frente a su esposa pero guardó silencio al ver la mirada de determinación de su mujer.
-"Debemos sellarlo"- Minato asintió pero ahora venía lo difícil -"lo sé pero tu no lo podrás contener, debe ser alguien joven, un infante"- Kushina miró impactada a su esposo y de manera inconsciente retrocedió.
-"no te atrevas Minato Namikaze, no tocarás a mis hijos"- gruñó la pelirroja cual leona defendiendo a sus cachorros.
-"Es la única opción"- insistió el pelirrubio, el sabía que para poder sellar al zorro de nueve colas el contenedor debía tener una característica muy especial, tener un linaje muy difícil de encontrar, casi imposible si no fuera porque su esposa era portadora de tal linaje así como sus hijos recién nacidos -"Se que es difícil amor pero es necesario, pero si queremos que esto termine debe ser así, por favor Kushina"-.
-"no"- solo fue un susurro pero que Minato escuchó sin problemas -"no me pidas esto por favor"- el dolor de la madre pelirroja era claro y Minato lo compartía completamente -"te doy mi vida, pero no le hagas esto a nuestra familia, te lo ruego"- Kushina sintió como Minato recargó su frente junto a la suya, levantó la mirada y vió al pelirrubio llorar, miedo y desesperación podía observar en ellos, esto los afectaba a ambos por igual, miró a sus bebés, el varón y el primero en nacer, de cabello rubio como su padre y ojos color azul cielo, de piel pálida solo dormía en calma en cuanto al otro bebé, esta era una niña copia de ella en su infancia pero esta contrario a su hermano lloraba con fuerza pero ambos estaban tomados de las manos -"está bien, pero quiero que me prometas que cualquiera sea el resultado los proteger"- pero Kushina fue noqueada por un clon de Minato que la sostuvo antes de caer así como a los niños, la recostó en el suelo con suavidad y desapareció, en cuanto al original, miró a su esposa en el césped.
-"Ya te pedí demasiado amor, es hora que yo pague por mis decisiones"- por genética solo una mujer Uzumaki tenía el potencial de retener el poder del zorro del nueve colas, así que tomó a Nami que se resistió a soltar a su hermano.
Quien viera a la distancia solo notaría un gran resplandor, nadie sabe que fue lo que sucedió en aquel lugar, solo que terminada toda la conmoción, el Yondaime Hokage apareció junto a toda su familia en la entrada de la aldea y fueron inmediatamente tratados y asilados para no ser atacados nuevamente, el zorro desapareció pero dejó su huella en el mundo.
5 años después.
El sol comenzaba a aparecer a la distancia y la aldea de Konoha comenzaba a revivir, los pájaros surcaban el aire, las personas comenzaban a abrir sus negocios, los ninjas surcaban los cielos rumbo a la torre Hokage para solicitar misiones y en la casa de la familia Namikaze Uzumaki.
-"nii saaaaaaaaaaamaaaaaaaaaa"- Naruto comenzó a escuchar como la voz de su hermana sonaba cada vez más fuerte, por lo que abrió los ojos pero sus reflejos fueron lentos y solo vió como algo caía a toda velocidad en su dirección, abrió los ojos de golpe pero el aire abandonó sus pulmones -"Arriba ni sama, mamá hizo el desayuno y dijo que te levantaras o vendría ella"- gritó Nami aún sentada sobre el, cuando la pelirroja vió como su hermano levantó su pulgar la pelirroja sonrió con fuerzas y así como llegó se marchó corriendo.
Naruto miró al cielo con cara de aburrimiento pero terminó sonriendo, otro día más, nuevos desafíos y por lógica encontrar la solución a todos ellos o intentarlo hasta lograrlo.
-"Dame tu mejor golpe mundo y veras como"- pero fue callado al recibir una almohada en su cara.
-"este es el segundo aviso Naru chan, no creo que quieras ver el tercer aviso"- advirtió esta vez Kushina con una sonrisa socarrona, la pelirroja escuchó un suspiro pero ahí estaba su pequeño de pie mirando en dirección de la ventana estirándose y tratando de quitarse la pereza.
-"ya me levanté mamá"- respondió el pelirrubio con una pequeña sonrisa en el rostro, y así comenzó un nuevo día en la casa de la familia Namikaze.
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