5.
No sé cuanto tiempo inconsciente pero al abrir los ojos me di cuenta que estaba en una carpa completamente sola.
Tenía pedazos de tela con agua sobre mi frente el cual saco con cuidado y lentamente me reincorporo levantándome de la hamaca donde me encontraba.
Veo mis armas en una esquina y me apresuró a tomarlas cuando el cuero de Susan sonó significando que estaba en problemas.
—Majestad usted debe descan...—Una centaura que custodiaba mi entrada intenta detenerme cuando salgo de la carpa pero sólo corrí en dirección que creí escuchar el sonido.
La llevar veo como un lobo Salta sobre Peter mientras que mi padre sostenía al otro lobo con su pata.
—¡Peter!—Gritamos las tres mientras corriamos hacia él.
Sacamos al lobo de encima del pelirrubio y este mira asustado a sus hermanas para luego mirarme a mi y fundirnos los cuatro en un gran abrazo.
El lamento del lobo me hace ver en esa dirección.
—Siganlo. Los guiará hacia Edmund.—Dice el gran León.
Para luego el Centauro asentir e ir detrás del lobo junto algunos más del Ejército.
—Peter.—Le habla.—Limpia tu espada.
El mayor de los Pevensie clava su espada en el pasto y mi padre coloca su pata sobre su hombro.
—De pié.—Le pide mientras poco a poco retrocede.—Ser Peter, el terror de los lobos. Caballero de Narnia.
Las tres sonreímos cuando Peter nos miró con orgullo pero mi sonrisa se desvaneció cuando el León mira en mi dirección.
—Ven, acompañame.—Me dice.
Y su voz sonó tan paternal que me estremecí. Mis pies se movieron sólos y caminé en silencio al lado del León.
Mi corazón aún latia con fuerza y sentía unas inmensas ganas de llorar.
Cuando llegamos a un lugar apartado donde teníamos no sólo la vista de todo el campamento si no que estábamos a tal altura que se veía toda la parte de hielo a lo lejos.
—_____...—Comienza a hablar él pero yo me arrojé sobre su melena formando un abrazo.
—Padre.—Sollocé escondiendo mi rostro en su pelaje.
Lo escucho soltar una pequeña risa tranquilizadora. En verdad su presencia me daba paz.
—Mi pequeña—Exclama mientras poco a poco me alejo. Él se acuesta en el suelo y yo termino sentandome también mirando en dirección al gran castillo de hielo.—Se que quizás tienes muchas preguntas.
—Las tengo.—Murmuré mirando al horizonte.— No creí que mi padre fuese un León.—Ambos reímos y él me mira.— ¿Como es que yo..soy tu hija? ¿Quien es mi madre? Yo, en verdad no entiendo nada.
El hace una expresión que parecía divertido por mis preguntas.
—Fuiste creada por mi, con la magia de Narnia.—Mira al horizonte también—Cuando la bruja blanca tomó Narnia y condenó a los narnianos a un interminable invierno tuve que mantenerme oculto. Te creé como creé este lugar, en un canto.—Vuelve a mirarme.—Sin embargo no podía arriesgarme a que te descubrieran y tuve que enviarte al mundo de los humanos.
Yo quedé sorprendida por lo que Aslan estaba contándole.
—Vaya.—Exclamé quedandome sin mas palabras.
—Hija mia.—Habla lentamente.—tu presencia implica una gran amenaza para la bruja. La guerra muy pronto llegará y debes estar lista. Debes confiar en tí y en tu magia.
—¿M-Magia?—Pregunté abriendo mis ojos.
El suelta una pequeña carcajada y lentamente se levanta. Yo aún permanezca sentada.
—Así es.—Posa su pata en mi hombro y siento una electricidad por todo mi cuerpo.—La magia de Narnia está en ti y con ello la responsabilidad con tu pueblo.
—Mi pueblo..—Susurré completamente abrumada por la información que recibía.
Mi padre poco a poco se alejó y yo permaneci un momento más viendo el hermoso atardecer para luego ir a las carpas que compartiría con las chicas.
—Hola.—Susurré apenada cuando entre y ambas me miraron para luego correr a abrazarme.
—No puedo creer que tu padre sea un León.—Dice Susan rompiendo el abrazo.
—¿Podras convertirte en una leona tú?—Pregunta divertida Lucy y las tres reímos.
—_____ necesitas cambiarte. Aun llevas la ropa con la que llegamos aquí y la verdad es que estas muy sucia.—Exclama divertida Susan y me señala el lugar donde había muchos vestidos.
Yo quedo asombrada y elijo uno.
—¿Y? ¿Me queda bien?—Pregunté con las mejillas sonrojadas.
—Te queda hermoso, una verdadera princesa.—Halagaron ambas.
La noche llegó y luego de comer al rededor de una fogata nos despedimos de Peter y las chicas y yo fuimos a nuestra carpa para así quedarnos dormidas.
Muy temprano en la mañana los ruidos fuera de la carpa me despertaron. Los narnianos seguían con sus labores y preparaban las armas. Fui la primera en despertar por lo que tomé mis armas y salir al exterior. Vi a Peter mirar en una dirección y al ver a mi padre con Edmund aceleró mi corazón.
—¡Edmund!—Gritó Lucy, sobresaltandome. Peter detiene a la pequeña y ambos desde la lejanía miraron en nuestra dirección.
Una últimas palabras de mi padre al pelinegro y bajan de las colinas para acercarse hasta nosotros.
—Lo hecho, hecho está. No es necesario hablar con Edmund sobre el pasado.—Dice mi padre y se retira dándonos privacidad.
Ed baja la cabeza y luego levanta la mirada con timidez.
—Hola.—Murmura y Lucy es la primera que se lanza a sus brazos.
Para mi sorpresa Ed sonrie de forma genuina y le corresponde el abrazo. Sigue Susan quien se arroja a sus brazos también.
Yo permanecí al lado de Peter observando la escena. Hasta que las chicas lentamente se separan y el lanza una mirada a su hermano para luego mirarme a mí.
Él me mira con un brillo en los ojos, algo que me sorprendió fue que extiende tímidamente sus brazos hacia mi y yo no dudó en correr para abrazarlo.
Edmund esta allí, estaba vivo y mi estómago por alguna razón se revuelve nervioso ante su presencia.
—_____...—Susurra.—En verdad te extrañé...
Me tensé y lentamente me separé de él. Lo veo sonreí de lado y yo le devolvi la sonrisa.
—Y yo a ti Ed. ¿Como te sientes?—Le pregunté mientras notaba su labio y parte de su rostro lastimado. Maldita bruja, las va a pagar.
—Algo cansado.—Me responde.
—Ve a dormir.—Dice algo seco Peter y yo le lanzo una mirada sorprendida.
Ed me mira y luego se Peter para bajar la cabeza con tristeza y poco a poco camina hacia la carpa que le correspondía también a Peter.
¿Es que Peter era idiota?
—Y Edmund.—El mencionado voltea.—Ya no te alejes.—Ahora Peter le lanza una sonrisa y Edmund nuevamente sonríe.
Cuando el pelinegro fue a descansar fui a buscar a mi padre a su carpa sin embargo al no encontrarlo decidí caminar por el campamento bajo la mirada atenta y sonrisas de los narnianos.
Un buen rato más tarde los cinco nos sentamos en una pequeña mesa donde degustabamos las delicias preparadas por los Narnianos. Edmund sobretodo era el que más comía provocandome una sonrisa triste. Se notaba cuanto había sufrido.
—Deja algo de comida para Narnia.—Exclama graciosa Lucy haciendolo reír.
Un centauro llega y se reverencia levemente para notificarme que mi padre me esperaba en su carpa.
—Vuelvo pronto.—Dije y me levanté.
Impulsiva mente dejo un beso en la mejilla de Ed y termino sonrojada para salir corriendo sin mirar atrás por la vergüenza.
¿¡POR QUÉ LO HABÍA HECHO!?
—Padre.—Exclamé entrando.
El voltea con lentitud y luego vuelve a mirar sobre la mesa. Allí había una especie de mapa de toda Narnia.
—La bruja pronto llegará.—Dice él.—Y ella ahora sabe de tu existencia. —Me mira. Esa mirada tranquila que solía tener ahora no estaba.—Vendrá a exigir la vida de Edmund pues es su derecho.
—¿Que debo hacer?—Pregunté con rapidez.
La mirada preocupada del León cambia a uno más paternal y no puedo evitar rodear su melena con mis brazos.
—Tengo un plan.—Me dice finalmente él.—Y debes confiar en mi, querida hija.
—Confío en ti con mi vida, padre.—Exclamé y me sobresalto cuando escuchamos gritos afuera.—Ay no.
—Quédate aquí.—Me pide mientras él abandona la carpa.
—¡La reina de Narnia! ¡Emperatriz de las islas solitarias! —Exclamó alguien afuera.
Hasta que por un momento todo quedó en silencio. Lentamente me acerco a la salida de la carpa y gracias a un pequeño hueco puedo observar lo que estaba ocurriendo.
Allí estaba la bruja blanca con un peinado totalmente ridículo sobre su cabeza. Apreté mis puños la verla, ella era la causante del mal y las muertes de los buenos narnianos.
—Hay un traidor en tus tropas, Aslan.—Exclama ella.
—Su ofensa no te ha hecho ningún daño.—Le responde el León.
—¿Olvidaste las leyes con las que Narnia se forjó?
Mi padre rugió.
—¡No recites la gran magia ante mi, bruja!—Gruñe.—Yo estuve ahí cuando cuando fue escrita.
—Entonces sabes ya que..—Hace una pausa sonriendo con arrogancia.—Todo traidor por ley es mío. Su sangre es de mi propiedad.
El sonido de una espada siendo desfundada se escucha.
—Intenta llevartelo.—Exclama Peter molesto mostrándole la espada a la bruja quien lo mira con burla.
—¿Y crees que lograrias por la fuerza negarme mi derecho?—Ella lo mira de arriba a abajo.—Niño rey.—Se burla.— Aslan sabe que si no recibo lo que la ley demanda, toda Narnia será devastada—Ella voltea para ver a los narnianos—Y perecera en fuego y agua.—Exclama alto—Ese muchacho, morirá en la mesa de piedra—Señala a Edmund y siento mi corazón latir con fuerza.—Así lo dicta la tradición. Es cierto y lo sabes bien.—Exclama lo último mirando a mi padre.
Los narnianios exclamaron sorprendidos. No, no. Mis manos temblaron, él no...
—Suficiente.—Dice mi padre con autoridad.— Lo discutiré contigo a solas.
Veo como mi padre comienza a caminar hasta la carpa y yo me alejo con rapidez de la entrada. Él es el primero en entrar y me mira. Aslan asiente con la cabeza en mi dirección y cuando la bruja entra ésta tensa su mandíbula.
—Vaya...—Me mira de pies a cabeza.—La hija del gran León—Exclama con burla y asco.— La tenias bien escondida, Aslan. Tuve que enterarme por el humano de su existencia, creí que tu y yo éramos amigos.—Habla con arrogancia y el León le gruñé para que termine con su burla.
—Basta ya. Negociaremos la vida de Edmund.—Gruñe él poniéndose delante de mí impidiendo que la bruja pueda verme con claridad.
—¿Realmente crees que haya algo que me interese más que eso? —Piensa un momento la bruja— ¿Quizas estas dispuesto a entregarme la vida de tu hija por la del niño?
—Estoy dispuesto a dar mi vida por la del hijo de Adán—Dice mi padre con seguridad.
La bruja queda en silencio considerando las palabras de mi padre. Intenté no temblar, mi padre estaba hablando sobre morir.
—Quiero la de tu hija también.
Tragué saliva.
—Estas pidiendo dos vidas por una.—Le gruñe él.
Sabia que la bruja se sentía poderosa en ese momento.
—Tu vida bastará entonces por ahora. Esta noche morirás en la mesa de piedra—Le dice a mi padre y luego intenta mirarme detrás de él.—Y luego me encargaré de ti.—Me amenazó.
Cuando ambos salen de la carpa caigo al suelo mareada. Mi padre ofreció su vida. Muchas sensaciones florecieron, estaba nerviosa y asustada pero también estaba aliviada, no podría con la idea de que Edmund muriese.
Los gritos de festejo que se escucharon fuera me hizo sonreír un poco. Pero luego el rugido de mi padre me sobresaltó sintiendo una extraña electricidad en mi cuerpo y por el reflejo de un jarrón me vi.
Mis ojos se volvieron dorados por un instante hasta que volvió a ser normal; ojos azules.
Mi padre iba a morir esta noche. Recordé. ¿que estaba pensando él?
Dijo que tenía un plan y su plan era ¿morir? Cuando Aslan vuelve a entrar a la carpa yo me levanto del suelo con rapidez para arrojarme sobre él. Lo escuché casi ronronear por mi abrazo.
—Tranquila.—Murmura.— Esto es lo que hace un líder por su pueblo, hija mia.—Exclama tranquilo.—Ahora, esta noche no sólo tengo un deber con mi palabra si no que tú también deberás hacer algo.
—Lo que sea.—Exclamé y el gran León prosiguió a contarme de su plan.
Esta noche mi padre moriría en la mesa de piedra. La bruja blanca desafío a mi padre y ella creia tener el poder sobre él.
Mi deber era recorrer los valles donde la bruja había congelado a varios narnianos y deshacer su hechizo.
Peter necesitaría de mucha ayuda puesto que la bruja congeló a gran parte del ejercito en su castillo y en los valles.
Cuando la noche llegó me escabullí hasta las colinas en donde un grifo me estaba esperando.
—Majestad.—Exclama este reverenciandose.
—Es hora.—Dije con una pequeña sonrisa y me subí al lomo del animal para emprender vuelo.
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