1. El leon la bruja y el ropero

Sabía desde muy corta edad que debía permanecer en el mundo humano por mi seguridad.

Mi padre me había enviado hace un tiempo con el señor Kirke quien se hizo cargo de mi desde bebé y nunca me negó mi orígen, me ha contado maravillosas e intrigantes historias sobre el lugar de donde provengo. Me crió con sabiduría y me enseñó a defenderme cuerpo a cuerpo algo que, según él, muy pronto podría serme útil.

Soy ______ y provengo de un mundo lleno de magia y aventuras llamado Narnia.

No conozco a mi padre sólo se su nombre, Aslan, y aunque no sé como luce el Señor Kirke me ha dicho que no hay nadie como él.

Hoy cumplo 13 años y para mi sorpresa recibiríamos visitas de cuatro hermanos en la gran mansión. Jamás había tenido la oportunidad de conocer a otras personas que no sea el señor Kirke o la señora MacCready quien por cierto fue en la búsqueda de los Pevensie.

Me encontraba bastante animada esa mañana tanto que decidí ponerme el mejor atuendo que encontré entre mis cosas mientras horneaba un pastel para celebrar mi cumpleaños.

Peiné mi dorado cabello y cuando escuché voces en la planta baja prácticamente corrí al encuentro.

-Hay varias reglas que deben seguir..Primero no deben gritar ni correr..-La señora MacCready estaba hablando cuando hice presencia a gran velocidad.- ¡____!-Me regaña de inmediato.-Que te he dicho sobre corr...¡No toquen ninguno de estos objetos!-Se altera cuando una de las hermanas mayores quiso tocar una estatua.

Yo reí por lo bajo pero de inmediato me gané una mirada fulminante de la señora MacCready lo que me obliga a toser para disimular mi risa.

-¡Hola, soy ___!-Saludé con emoción y tres de los hermanos me sonrieron tímidamente mientras que el azabache hizo una muñeca y susurró un "que molestia" Que claramente escuché.

Aquél comentario me hizo fruncir el ceño y el azabache se ganó un codazo del mayor.

-¿Y ese olor a quemado?-Pregunta confundida la señora y los seis inhalamos levemente y si, el olor a quemado era evidente.

-¡MI PASTEL!-Recordé y me dirigí rápidamente a la cocina.

Apagué el horno de inmediato y al abrirlo tuve que alejarme pues un gran humo salió de allí.

-Ay no...-Exclamé con tristeza acercandome lentamente cuando el humo se dispersó por el aire. Con un trapo tomé la bandeja y al sacar el pastel del horno pude ver que este estaba completamente quemado.

No quedó de otra que tirarlo a la basura y me resigné. Este año no habría pastel. Me había quedado un buen rato limpiando todo el desorden con tristeza cuando la presencia de alguien me sobresalta.

-¿Es que no sabes hacer un pastel? Eres una inútil.-La voz burlona de alguien a mis espaldas me sobresaltó.

Al voltear veo al chico de cabello negro en la entrada de la cocina.

-¿Y tu no sabes de amabilidad?-exclamé con el mismo tono. realmente este chico se me hacía muy irritante por alguna razón.

-No, así como tu no sabes hacer un pastel.-Se burló y yo me acerqué rápidamente a él.

Muy cerca, tanto que lo sentí tensarse.

-Eres un tonto.-Murmuré.

Después de segundos mirandonos a los ojos con molestia sigo mi camino fuera de la cocina chocando hombros con aquel niño.

¿Quien se creía?

El resto de la tarde la pasé en los campos de flores detrás de la mansión. Los Pevensie seguramente se estaban instalando en sus nuevos cuartos y recibiendo las reglas de la señora MacCready.

Un rato más tarde, cuando unas nubes negras se hicieron presentes en el cielo indicando que pronto habria una tormenta, me adentré a la casa y subí las escaleras para ir a mi habitacion cuando inevitablemente escucho parte de la conversación que estaban teniendo los hermanos en ese momento.

-Ya veras que mañana tendremos algo que hacer. Es muy grande este lugar y podremos divertirnos mucho, confía en mi Lucy.-Pude reconocer la voz del pelirubio quien supongo alentaba a la menor.

Sin titubear me acerqué al cuarto donde todos estaban reunidos y hablé.

-Les aseguro que este lugar es muy agradable.-Les sonreí y ellos a mi excepto claro, el azabache.

-Soy Peter.-Se presentó el mayor y se acercó a mi para estirar su mano el cual estreché.- Ellas son Susan.-Quien era la segunda hermana mayor.-Lucy.-La pequeña quien me sonrie tímidamente-Y Edmund.

El pelinegro rodó los ojos y apartó su vista de mi.

-Es un placer tenerlos aquí. En verdad jamás había tenido la oportunidad de conocer personas y que casi sean de mi edad. He vivido aquí toda mi vida sólo con la señora MacCready y el señor Kirke. Han sido una especie de regalo de cumpleaños.

-¿Tu cumpleaños es hoy?-Pregunta sorprendida Lucy quien se levanta de la cama y corre a mis brazos.-Feliz cumpleaños....

-_____-Le recordé cuando la vi sonrojarse al no recordar mi nombre.-Gracias Lucy.

-Feliz cumpleaños.-Me saludan Susan y Peter quiénes me sonrien pero Peter también me deja un pequeño abrazo.

El pelirubio gira su cabeza como si fuera un búho asustandome. Su mirada se dirigió a su hermano quien permanecía apartado a todos.

-¿No vas a felicitarla, Ed?-Gruñé serio.

-¿Por qué? Ni la conozco.-Rueda los ojos el nombrado.

-Descuida Pet, no es tu culpa que el niño no tenga modales.-Me burlé y Lucy tapó su boca para evitar reír.

Peter sonrió de lado por mi comentario.

Poco después un trueno resonó por la mansión y Susan decidió jugar un juego que ella misma inventó.

Lucy y yo estabamos admirando la lluvia desde la ventana mientras Peter intentaba descifrar el juego de Susan.
Por otra parte Edmund estaba acostado boca arriba en el suelo haciendo quien sabe que.

-Gastro..vas..cular..-Exclama Susan con un gran libro entre sus piernas.-Presta atención Peter, gastrovascular.

Peter bufa y luego suspira.

-¿Es del latín?-Pregunta.

-Si.

-Y significa el peor juego jamás inventado en toda la historia.-Exclama Edmund con burla mientras se reincorpora del suelo.

No pude evitar reír por lo bajo y veo como gira su cabeza en mi dirección con una sonrisa que, en cuestión de segundos, borra y aparta nuevamente su vista.

-Estoy aburrida.-Exclama Lucy alejándose del ventanal donde nos encontrábamos y se acercó a su hermano.-¿Podemos jugar a las escondidas?

-Pero Lucy, lo que estamos haciendo es muy divertido.-Noté cierra burla en sus palabras y mientras la mirada del pelirrubio iba a la hermana mas grande quien bufa por su comentario.

-Por favooor.-Suplica.- ¿Que dices ____? ¿Te gustaría jugar?

-Claro, me encantaria.

- es el cumpleaños de ____ y ella quiere jugar.-Exclama Lucy y se queda un momento en silencio mientras pestañea tiernamente mirando a su hermano.

Peter ladea una sonrisa viendo a su hermana y comienza a contar sin perder su sonrisa.

-Uno...Dos...Tres....

-Pero qué...-Dice Edmund y todos de inmediato abandonamos para así buscar un escondite.

Sonreí divertida, nunca había tenido la oportunidad de jugar con alguien que no sea mi propia imaginación. La adrenalina corría por mi cuerpo y justo cuando creía encontrar el lugar perfecto al adentrarme a las cortinas allí estaba Edmund.

-¡Oye!-Susurra en un gruñido.-¡Vete! Yo llegue antes.

-No me iré, me quedaré aquí.-Susurré igual que él.

-Eres una niña tan molesta.

-Y tú un idiota.

-¿Y tus modales donde quedaron?-Se burla.

-Junto con los tuyos.-Me burlé también.

-Callate, nos descubrirá.

-Tú haz silencio-Frunci el ceño.

-Tú no intentes callarme.-Gruñe

Cuando quise contestarle una voz me interrumpe.

-¡REGRESE! ¡ESTOY BIEN! ¡NO ME PASÓ NADA!

La voz de Lucy resuena por los pasillos. Edmund y yo nos miramos completamente confundidos.

-Shh. No hables, ahí viene.-Le reprocha Edmund sacando solo su cabeza por las cortinas.

Lastimosamente Peter aparece y los tres quedamos expuestos.
Edmund suspira con frustración y yo me acerco a Lucy confundida.

-¿Estas bien?

-¿No se preguntaron donde estaba...?-Pregunta ella mirándome y luego a sus hermanos.

¿Qué no era ese el chiste del juego?-Pensé

-Ese es el punto de este juego.-Exclama Edmund con enojo y obviedad.

-¿Significa que gané?-Aparecé Susan en el pasillo con una sonrisa confundida.

-Lucy no quiere que juguemos más.-Peter habla con resignación mirando a Susan.

Por mi parte no entendía que estaba ocurriendo realmente.

-Estuve lejos...-Lucy los mira a todos y luego me mira a mí.-Por horas. Se los juro, vengan.

La niña corre en dirección al piso de arriba y yo me congelé por un instante cuando la veo entrar a una de las puertas.

Sabía que todas las puertas de este pasillo estaban cerradas con seguro. El señor Kirke no venía aquí y la señora MacCready tampoco lo hacía.

¿Como es que Lucy había logrado abrir ésta puerta?

-Lucy como...¿Como abriste esta puerta?-Me atreví a preguntarle y la pequeña me mira con el ceño fruncido.

-Yo no hice nada sólo...estaba abierta...-Lucy me contesta y tirar la perilla la puerta de abre dejando ver una habitación casi vacía.

Casi porque había un gran ropero al final del cuarto.

Susan se acerca al gran armario mientras Edmund va detrás de éste.
La mayor separa los abrigos para poder dar tres golpes y Edmund golpea detrás.

Yo me quedé estática en la entrada de la habitación mirando el gran ropero y luego sentí una corriente eléctrica pasar por mi cuerpo.

-Lucy aquí no hay nada..-Exclama Susan.

-Un juego a la vez Lu, no tenemos tu imaginación.-Dice Peter ligeramente molesto.

-Pero no lo imaginé.-Exclama al borde del llanto Lucy y sentí pena por ella.

Sus tres hermanos comenzaron a acercarse en mi dirección para salir por la puerta pero la voz de la menor los detuvo.

-Basta Lu...-Iba a hablar Susan pero la pequeña habla nuevamente.

-Pero no estoy diciendo mentiras.

Por alguna razón yo creí en esta pequeña.

-Yo te apoyo.-Dijo Edmund sorprendiendonos a todos.

Yo lo miré asombrada y él mira a sus hermanos un momento y luego a mi para finalmente dejar su vista en Lucy quien estaba perpleja.

-¿En serio?

-Si, te creo. Yo ví un campo de fútbol en el gabinete del baño.

Y ahí estaba, su tono burlón acompañado de aquella sonrisa molesta. Abrí mis ojos sorprendida, ¿Acaso no le importaba lastimar a su hermanita?

-Ay Edmund ya déjala en paz ¿¡Por qué siempre tienes que empeorarlo todo!?

-Tranquilo sólo era un chiste...

-Uno de mal gusto.-Murmuré.

-Creo que tu nunca creceras.

-¡DEJAME!-Le grita Ed.-Tu te crees nuestro padre y no lo eres.-Exclama muy enojado el peli negro acercando su rostro al de su hermano para luego salir corriendo.

-Ay.-Me quejé cuando choca su hombro con el mio.

-Tu si que arreglas las cosas.-Exclama ahora Susan mirando frustradamente a Peter y va tras Ed.

-Te juro que todo lo que dije es verdad

La voz de Lucy se quiebra. Peter la mira con la mandíbula tensionada y le lanza una última mirada.

-Susan tiene razón, ya basta Lucy.

Luego de decir eso se marcha de la habitación dejándonos a ella y a mí solas.

-_____....

-Lu...-Le digo y corro hasta ella para abrazarla.

Ella se refugia en mis brazos murmurando que ella no mentía.

-Te creo...Te creo pequeña.

Algo en mi corazón latía con rapidez, yo realmente no creía que la niña estaba inventando todo y si realmente decía la verdad...la entrada a mí hogar siempre estuvo aquí.

Ambas nos quedamos viendo el gran ropero hasta que finalmente Lucy cerró la puerta de ésta para luego abandonar juntas la habitación.

La noche llegó. Miré la luz de una vela de forma inquieta, ¿Y si realmente se trató de Narnia? ¿Y si voy a revisar el armario? ¿Por qué ella pudo encontrar tan fácilmente la entrada y yo no?

Mil y una preguntas pasaron por mi cabeza hasta que por el pequeño espacio de mi puerta una luz amarilla se iluminó el cual que poco a poco comenzó a perder su brillo significando que se ese algo estaba alejando.

Rápidamente me coloqué mi bata y al abrir la puerta pude ver a Lucy justo desapareciendo por los pasillos.

Sabía a donde iba por lo que me apresuré a seguirla con rapidez.

Corrí lo más silenciosa que pude por los pasillos pero un cuerpo apareció repentinamente mientras se escuchaba la cadena del baño y ambos caímos.

-¡Pero que te pa...!-La chillona voz del niño resonó por el lugar pero logré tapar su boca.

-Shh..-murmuré y tomé su mano.

Él se tensó ante mi tacto y se deshizo de mi agarre rápidamente apartándose. Ambos nos miramos y luego miramos en dirección donde la luz de la vela poco a poco se desvanecía. Ambos nos volvimos a mirar y seguimos a Lucy.

La vimos entrar a aquel cuarto y esperamos un instante para hacerlo nosotros también.

Y sorpresa, cuando entramos Lucy no estaba allí. Solo estaba el armario con sus puertas entre abiertas.

-Lucy...-Susurró con una sonrisa algo maliciosa Ed.-¿Donde estas...?

Supongo que su objetivo era asustarla, sin embargo yo quería ver con mis propios ojos lo que la niña había visto.

Yo quedé estática en mi lugar mientras Edmund poco a poco se acercaba al gran ropero y cuando lo abrió exclamó:

-¡Bu!

Pero su sonrisa se fué al no ver a Lucy adentro. Él miró hacia atrás en mi dirección completamente confundido y yo poco a poco me acerqué al gran mueble para adentrarme en él.

-_____...¿Que haces?-Susurró él confundido y me siguió.

-¿Lucy?-Exclamé confundida mientras iba apartando los grandes sacos de mi camino.

Pero la dimensión era algo que me extraño. Caminé y caminé en un ropero que no debería ser tan profundo hasta que unas hojas picaron mi rostro.

-Auch.-Me quejé

-¿_____?

-¡Edmund!-Chillé cuando ambos caímos de espalda al suelo frío. Cerré mis ojos un momento ante la caída.

Ambos nos quejamos y cuando coloqué mi mano en el suelo abrí rápidamente mis ojos asustada y me di cuenta que estaba sobre...¿Nieve?

No puede ser......

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