Zwölf: tentaciones y Britney Spears.

Capítulo dedicado a blurandtv, eres una persona maravillosa y que me muestra un apoyo tan bonito que sólo tengo palabras de agradecimiento hacia ti.

Zwölf: tentaciones y Britney Spears.

Si no fuera porque me siento expuesta en todas las formas que una persona puede sentirse, sé que sus palabras me habrían afectado más de lo que ya en si me han provocado.

Narciso (de nombre Friedrich Vögel y que ni se te ocurriera pronunciarlo en voz alta) había confesado que le interesaba. La pregunta era: ¿en qué sentido?

Por otro lado, una furia que desconocía que yo misma tuviera (exceptuando con Jhon Schrödez) sube desde la punta de mis pies hasta el último nervio de mi cuerpo.

No podía hablar de traición porque ciertamente Thomas Koch no me debía nada, pero mi operación era algo mío. No darme ese derecho a ser yo la que hablara sobre algo que me afectaba a mí, me enfurecía hasta límites insospechados.

¿Por qué Thomas no respetaba nada? No es como si a él le afectara lo más mínimo, es más, diría que no le importaba. Pero inmiscuirse en esos temas, no eso sí que no.

Intentaba justificarle a veces porque veía la adoración que sentía por su madre y la timidez que mostraba cuando Erlin Baltßun estaba cerca. Pero no había ninguna manera de disculpar lo que había hecho.

No soportaba la idea de que me quitaran la elección de poder contarlo. Es como si yo no fuera persona, como si me hubieran deshumanizado, como si yo no tuviera potestad sobre mí misma para elegir; eso, dolía.

—Eso no es algo que a ti te importe —Pongo distancia entre nosotros con la almohada, la cama era de matrimonio y lo bastante grande para que ambos tuviéramos espacio, en cambio él parecía tener el propósito de estar cerca de mí—. Si no tienes intención de dejarme tus ejercicios está bien para mí porque cada uno elige y estás en tu derecho, pero mi vida es mía.

—Hablas demasiado —Quita la almohada que tengo sujeta y se recuesta en mi pierna izquierda y mira hacia arriba, buscando que hagamos contacto visual—, no hago tratos ya te lo dije. No busco sonsacarte información, la que quiero, ya la tengo.

—¿Perdón? —Subo el tono de voz.

—Te perdono —Enseña los dientes con su sonrisa, Narciso está disfrutando de esto, realmente lo está haciendo. Él tiene todo bajo su control, él hace y deshace a su gusto—. Ahora, háblame de tu operación.

—No.

Era algo mío, no un rumor para comentar y me había dolido que fuera tan bruto a la hora de sacar el tema.

—Preciosa, ya sé todo —Me acaricia la pierna afectada con mucha delicadeza, evitando hacerme daño, evitando tocar mi muslo—, pero quiero que seas tú quien me lo cuente.

Podría parecer algo bueno que él quiera que sea yo la que le da la información, pero conociéndole mínimamente se sabía que Narciso sólo buscaba algo de provecho. No pretendía que tú le dieras la exclusiva. Jugaba con ventaja. Lo sabía todo antes incluso de que la persona afectada pudiera narrar su historia.

Friedrich Vögel era un spoiler andante.

—No puedes abordar así a una persona —Comienzo a acariciarle el pelo por inercia—, tienes que tener un mínimo de educación... 

Sueno como Jhon reprochando y escaqueándome a sus demandantes preguntas, ¡qué horror!

—No conozco esa palabra.

¿Se estaba riendo de mí o es que nunca había puesto en práctica el ser una persona cortés?

—¡Vaya! —Me levanto de manera tan abrupta que ni él mismo puede impedir que me ponga de pie, ignoro el leve dolor que me da en el muslo y le observo por primera vez estando a más altura que él—. ¿Sabes? —Me cuesta mantenerle la mirada porque su cercanía me afecta más de lo que admitiré algún día en voz alta—. Eres muy interesante —Se incorpora y se sienta como si fuera un niño bueno que espera su premio cuando evidentemente no lo es—, pero no me causas impresión alguna.

Puede ser que haya mentido, pero no me gustan estos juegos y tampoco esta mecánica.

—Ten cuidado, Schrödez —¡Ya estamos con el apellido! —, no seas tan imprudente. —Para mostrar su punto se levanta, volviendo a ser casi 30 centímetros más alto que yo.

Trago saliva y me giro intentando evitarle, es como si yo fuera una mortal cualquiera y él fuera Medusa, como si su mirada y su cercanía pudieran petrificarme. Por qué me afecta tanto, joder.

Lleva sus manos a mis caderas y deja un beso en mi cabeza. Doy un pequeño respingo, pero no puedo moverme, estoy petrificada, no de miedo, no de angustia. Me está gustando.

—¿Qué crees que haces? —No sé cómo suena mi voz, pero desde luego que con más nerviosismo de lo habitual y mira que eso es complicado—. Esto para ti es un juego y a mí esta mierda no me gusta.

Podia ser incapaz de moverme ante los estímulos que me daba, pero no me gustaba cómo me hablaba, haciéndome sentir más pequeña incluso de lo que ya me sentía.

—Tentarte.

Para probar su punto, sopla en la parte de atrás de mi oreja, obligándome a inspirar con fuerza porque me niego a aceptar o reconocer que está consiguiendo provocarme más de lo normal.

—No me conoces casi —Por alguna razón sé que ambos sabemos que no es cierto; Narciso me conoce más de lo que podría imaginarme. Sabía de mi vida, se había encargado de conocerme sin mi permiso—. Te recuerdo que sólo tengo 16 años.

No puedo seguir haciendo contacto visual con él, no quiero que perciba todo lo que me afecta, todo lo que produce en mí. Me doy la vuelta, dándole la espalda y librándome de su agarre.

—Y por eso mismo aún no he hecho movimientos contigo. —Me abraza como puede desde atrás, volviendo a situar sus grandes manos en mis caderas.

Eso ha sido una confesión.

Dios. Si estuviera algo tranquila, probablemente sabría qué partes de su cuerpo están en contacto con el mío, ya fuera piel con piel o a través de la ropa.

Estoy nerviosa, por un lado, quiero decirle que se deje de jueguecitos, por otro lado, estoy anulada y pensando en decirle de la manera más sutil: hazlos-ahora-mismo-en-serio-tienes-todo-mi-permiso, incluso estoy muy tentada en decirle eso mismo, pero añadiendo un y-luego-vete-y-déjame-tranquilita. Esa última idea aparece de manera fugaz en mi cabeza y se disipa incluso aún más rápido.

Necesito mantenerme un poco distraída, necesito tomar distancias, pero es que ni siquiera yo misma quiero que se aleje ni tampoco quiero pedírselo.

Empiezo a recoger los papeles de mi escritorio y él se cierne sobre mí. Me atrevo a girar el cuello y mirarle.

Incluso se me olvidan las casi invisibles cicatrices que adornan mi nuca, pero que, desgraciadamente, yo sé que están ahí. Estoy segura de que se me olvidaría hasta cómo respirar si no fuera algo que hace el propio cuerpo de forma mecanizada.

Me permito verle. Jamás me cansaré de decir lo guapo que es. De frente tiene las facciones casi perfectas, al menos, para mí. De perfil no pierde nada, es más, no sabría decir cuál de los dos es el bueno y cuál es el malo.

Es bastante blanco de piel, es lo más cliché alemán que hay en él. Si no fuera por esos detalles, juraría que es un falso germano.

Tiene el cejo plegado y su gélida mirada está escrudiñando algo. Mira una de mis hojas que aún estaba por recoger y dice alguna palabrota como "¿qué mierda es esto?" con su precioso y representativo dialecto alemán occidental.

Toma uno de mis folios y le pido que se esté quieto. Como si de un desafío se tratara o vete tú a saber, no sólo no me hace caso, es que se pone a leerlo y rompe por la mitad los ejercicios que había conseguido entender de la dichosa asignatura que me daba dolores de cabeza.

—¡¿Pero tú eres idiota?! —El insulto lo pronuncio en español.

Ignoro si me ha entendido, pero de todas formas con un mínimo nivel de inglés sacabas la conclusión de lo que significaba, en alemán dirían Dummkopf, pero también tenían una palabra parecida y muy similar —idiotisch, creo recordar que era—.

—No has entendido una puta mierda, esto está fatal, Manuela. —No sé si se está burlando o si se siente desencantado por mi bajo nivel en la materia.

—¡Eres gilipollas, un imbécil, un cretino! —Me doy la vuelta llamándolo esta vez por todos los insultos que se me vienen a la cabeza en alemán; le empujo, no consigo apenas moverle, pero me mira con seriedad—. ¡Eres horrible y un maleducado de mierda!

Creo que está disfrutando de escucharme despotricar y sacar mi furia española. Estoy muuuuuuy cabreada.

—Justo en la boca del lobo, preciosa. —Esta vez no me causa estremecimientos ni me afecta tanto su pronunciación en español de ese piropo.

—¿Qué? —Vuelvo a empujarle con un poco más de fuerza haciendo que se aparte y que si no llega a ser por su inmediato agarre desde atrás me caiga de bruces contra el suelo—. ¡Suéltame! —Y lo hace y si no fuera porque vuelve a agarrarme me hubiera caído—. ¡Deja que me estabilice primero, bastardo!

Cuando consigo tener equilibrio me aparto de él y voy dirección a la puerta. Distancia, necesito distancia. ¡Quiero que se vaya!

—Te estás pasando, preciosa.

—Pero ¿quién te crees que eres? —Camino de un lado para otro y observo que cierra la puerta, aunque no pone el pestillo—. ¡No eres más que otro cualquiera! ¡Con qué derecho te atreves a romper mis deberes!

—Oh, por favor; ni siquiera habías elegido correctamente la fórmula, te he hecho un favor.

¿Pretendía que le diera las gracias?

—¡Me da igual! —Creo que estoy gesticulando mucho porque él no para de ver hacia todos los lados por donde mis brazos se mueven mientras sigo caminando de un lado a otro por mi habitación—, ¡no tienes ese puto derecho!, ¡podías decírmelo sin destrozarlo!

Se acerca divertido, mira puede que su físico me tiente mucho y que él como persona me llame mucho la atención. Pero este comportamiento es horrible.

—Lo tengo. Tengo ese puto derecho.

—¿Eres imbécil? —Por primera vez me atrevo a insultarle en alemán y no en español—. ¡No lo tienes!

Se acerca aún más hacia mí y con suavidad me agarra de la nuca subiendo mi cabeza para que le vea. Es que tiene unos ojos claros preciosos y una mirada demasiado oscura.

—No habérmelo dado.

—No te he dado nada —Aprieto  los dientes con tanta fuerza que incluso me hago daño—. No me beses. 

No sé por qué digo eso si él realmente no quiere hacerlo y eso es algo que ambos sabemos, aunque por un instante hubiera parecido que lo iba a hacer.

Creo que se sorprende ante mi petición pues afloja el agarre y me permite caminar hacia atrás y darnos espacio.

—¿Segura?

No.

Me cruzo de brazos creando una especie de barrera. Mi lado está aquí, su lado lejos de mí.

—No juegues conmigo, preciosa —Se relame los labios y mi mirada se fija en su boca, por alguna razón pienso que debe ser muy suave y esponjosa, muy buena para usarla, él debe ser magnífico usando esa boca en todas las partes que una pueda imaginarse, joder—. No lo intentes, no podrás.

Ahora mismo soy un poco gelatina, quiero tenerle cerca y a la vez lejos. No lo sé, con él tan cerca de mí no puedo pensar con claridad.

—No eres nadie para mí, Narciso —A ver, me pone mucho, pero eso no significa que él pueda ir intentando controlar mi vida—, ¿no lo entiendes?

—Manuela —Odio que me llame así, yo respeto su apodo, que él respete el mío—, hazme caso.

—No sé con qué clase de gente estás acostumbrado a tratar, pero conmigo no va a ser así.

Preciosa, no juegues conmigo, no lo intentes. No podrás. —Repite las mismas palabras que había dicho momentos antes.

—¿Quieres apostar? —Su condescendencia me cabrea y eso me envalentona, para chula, yo.

—¿Quieres vender tu alma al diablo, Schrödez?

—No digas tonterías, Vögel —Me acerco a él, haciendo ciertos aspavientos arrogantes—, sólo tienes 19 años. —Me burlo.

Igual no fue buena decisión devolvérsela con su propia moneda porque enseguida me veo envuelta por él y siendo sujetada por sus manos en mi trasero. Sin embargo, tengo bastante adrenalina en el cuerpo y no me pongo a pensar en la situación.

Mi espalda choca con menos fuerza de la que esperaría contra la puerta de mi habitación. Estoy realmente aprisionada y notándole, sí, notándole. Ni siquiera creo que él esté excitado o empalmado, simplemente él parece ser enorme, en todos los sentidos.

Y odiaba ser un manojo de nervios y tener las hormonas tal alborotadas de olvidarme todo lo que acababa de ocurrir porque sólo quería que me besara hasta dejarme sin respiración.

Por Dios, bésame, cabrón.

—Tus deseos son órdenes para mí, preciosa. —Su mano derecha vuela hacia mi mandíbula obligándome a mantenerle la mirada y sus dedos aprisionan con suavidad mi cuello.

Mierda. Lo he dicho en alto.

Empieza dándome picos cortos en los labios para después pasar su lengua por mi boca. ¡Este chico sabe cómo tentarme!

Cierro los ojos por inercia, tengo miedo de perder los cinco sentidos.

Definitivamente sus labios son suaves. ¡Quiero más! Desliza su mano desde mi cuello hasta la parte más baja de mi espalda y se cuelan por dentro del pantalón del pijama.

Él realmente va a tocarme el culo porque yo estoy usando un tanga. Sus dedos empiezan a acariciar la piel de mi trasero de arriba a abajo, tiene los dedos largos, si él quisiera podría tocarme ahí.

Pero no, él sólo busca tentarme, ni toca más de la cuenta ni me agarra el culo.

¡Quiero algo más que picos y lametones!

Empujo mis caderas hacia delante, sigo estando furiosa. Me mantiene en el sitio y avanza un poco en el beso, pero sin llegar a darme la oportunidad de jugar con su lengua, no sé cuántos segundos son, pero desde luego no podría jurar que ha sucedido y aun así estoy segura de que no me lo he imaginado.

No lo sé ni yo misma.

—¿Ya está? —Abro los ojos.

—Recuerda, Schrödez —Se separa de mí, está afectado, ¡joder!, es evidente por el bulto de su pantalón vaquero, incluso más prominente de lo que parecía antes—, sólo tienes 16 años.

Él ha ganado este asalto.

23 de octubre, 2019.

Miércoles. Es miércoles por la noche y yo estoy entrando a un Irish Pub conocido por ser de los mejores karaokes de la ciudad de la mano de Erlin.

Me había decantado por un mono de pierna ancha y de corte pirata negro, con escote ancho que llegaba casi al ombligo y con la espalda cruzada a capas cubriendo exactamente las zonas que podían mostrar algo. Era de manga corta, pero me sentía con un poquito de confianza para esperar que nadie pudiera ver las cicatrices prácticamente imperceptibles que sólo veías si sabías de ellas.

—¡Es que fue horrible porque yo borré el mensaje que le mandé a quien sabes! —Suena con desesperación—. ¡Incluso olvidé quitarme las lentillas porque me fui directa a la cama y me cubrí con las mantas!

—¡Eres demasiado dramática! —Me empiezo a descojonar en su cara—. ¡Perdón!

Sigue contándome su drama: tras mandarle Niklas ese mensaje a Thomas que yo había pensado desde su cuenta de Instagram no dejó de ver el mensaje hasta que vio que mi ¿hermanastro? le estaba escribiendo y ella sólo borró el mensaje y se fue de la fiesta tras saber que yo estaba bien.

¡Thomas estaba allí cuando pasó el incidente!

—¿Me estás escuchando? —Alza la voz—. Dime que él no va a venir.

—Lo tienes justo a dos metros. —Señalo la mesa donde he divisado al de rasgos asiáticos.

No admitiré en voz alta que ha sido porque buscaba con un poquito de ilusión a Narciso. No me había supuesto ningún tipo de esfuerzo, es demasiado alto para que pueda esconderse por algún lugar.

—¡Y una mierda! —Baja mi brazo con su mano—. ¡Pero no señales! —Me mira asustada y me pide que le pida un tanque de cerveza antes de escabullirse al baño y entregarme un billete de 5 euros.

Veo en una mesa a los amigos de Erlin y también ahí mismo a Daniella con el chico de siempre, a Avery hablando animadamente con alguna chica que sólo sé quién es por juntarse con Erlin y a Dian con su novia Lena.

—¿Quieres hacer una locura? —Es la voz de Niklas quien me ayuda a pedir los tanques de cerveza y decide invitar él, luego le devolveré el dinero a mi amiga—. Erlin adora los musicales, hagámosle demostrarlo.

—No pienso cantar.

Nunca había ido a un karaoke, no sabía si me atrevería a cantar en público, pero desde luego que no tenía la intención de demostrarlo hoy.

—No, tú no —Me enseña un papelito donde sale su nombre y el de Thomas y la canción de What I've been looking for de High School Musical—. Ella no va a rechazar que la llamen y hacer el ridículo de no presentarse al escenario y menos sintiendo que la gente la mira y espera que se ponga a cantar.

Brindo con él y le digo el apellido de Thomas para que lo anote. Dejo de prestarle atención y no le sigo cuando se dirige hacia el DJ.

No sé si es una locura pensar que puedes notar la mirada de alguien, pero lo hago. Y no me equivoco.

Narciso se lleva la jarra de cerveza a los labios y sorbe de ella, incluso desde cierta lejanía puedo ver como su nuez se marca y mueve al tragar y cómo se pasa la mano por su bruno cabello el cual hoy había decidido dejar despeinado y rebelde. Dios mío.

Niklas me empuja con suavidad, captando mi atención e invitándome a que vayamos a nuestra mesa después de darle al DJ la hojita. Esperemos que Thomas no la deje sola porque ahí sí que estaríamos enterrados bajo tierra.

El grupo de Narciso está en la mesa de al lado, son como 6 o 7 personas, aunque solo conozco a 4, los de siempre.

Estamos riendo y aunque Narciso me ha saludado guiñándome un ojo yo cada vez que estoy cerca de él siento vergüenza.

¿Cuántas veces me ha rechazado ya? ¡Demasiadas! No me quiero ni ponerme a pensarlas. No sólo me ha rechazado borracha (lo cual veo hasta bonito y considerado por su parte), sino que además lo ha hecho después de jugar con mi mente y provocarme.

—Y ahora... —La voz del Dj es quien capta la atención—. ¡What I've been looking for para Erlin Baltßun y Thomas Koch!

—¡¿Qué?! —Se oye a Thomas gritar incluso si estamos en la mesa de al lado.

Me sorprende ver a Erlin con cara indiferente, se levanta y agarra del brazo a Thomas. Ella lleva una máscara puesta y no va a dejar que nadie sepa sus verdaderas sensaciones ahora mismo. Es evidente que siente nervios, pero no permite que nadie se dé cuenta de ello.

Todo el local la observa, es una pelirroja muy bonita y que sabe cómo llamar la atención incluso cuando no busca eso.

Sus tacones repiquetean por el suelo, todos nos hemos quedado callados, algunos porque se han quedado embelesados, ella sabe cómo seducir simplemente caminando.

—¡A mí no me hagas quedar en ridículo, Thomas Koch! —Noto la mirada de pánico de Thomas buscando ayuda por todos lados, incluso pidiéndome auxilio a mí. ¡Jódete! — Levanta, Thomas. ¡Hagamos esto!

Tira de él y el asiático la sigue obligado hasta llegar al escenario. Erlin coge ambos micrófonos y le hace subir los 4 escalones que hay hasta estar en medio de la tarima. Le tiende el micrófono a Thomas y no sé cómo mi hermanastro consigue cogerlo sin que se le caiga. ¡Ay, Dios!

Cantan mal, hay que reconocerlo, entre los nervios de él y que ella pues buena voz para cantar no tiene, pues mira. También te digo, que no son los peores. Ella se desenvuelve bien, sabe cómo actuar cuando es el centro de atención y Thomas adora que ella sea quien recibe la atención, sin ir más lejos, él siempre se la da. Tienen química y eso se nota, es que es muy evidente.

Consigue meterse de lleno y olvidarse del nerviosismo. Hacen una pareja peculiar, pero me sorprende gratamente lo bien que se llevan. Hasta yo si fuera ajena a ambos los shippearía.

Ella le tienta con la mirada, saca sus armas de coqueteo e incluso le guiña el ojo. Thomas responde cogiéndole un mechón de pelo y colocándoselo detrás de la oreja. Cuando es su turno de cantar le hace dar una vuelta a su alrededor. ¡Uy! ¡Esto es sexy! Él es un poco más alto que ella, no mucho por culpa de los altos tacones de Erlin, pero un par de dedos si le lleva.

This feeling's like no other... —dice ella, llevando su dedo índice al pecho de él.

I want you to know, I've never had someone that knows me like you do... —Él la toma por la cadera y le hace girar para después relamerse el labio inferior consiguiendo que Erlin Baltßun se muestre débil ante él y sin darse cuenta se muerda el labio inferior, estropeando el rojo mate que llevaba—, the way you do... —Incluso Erlin deja que sea él quien cante un par de versos que le correspondían a ambos.

Se miran y sonríen. ¡Dios! Cuánta química tienen.

I've never had someone as good for me as you. No one like you... —cantan a la par y todo el local les hacemos los coros. Consigo olvidarme durante todo este rato lo malo, incluso Thomas consigue caerme bien mientras está subido al escenario.

Ojalá esta noche no acabe nunca.

So lonely before, I finally found what I've been looking for... —Finalizan la canción a coro y me parece maravillosa la atmósfera que se ha creado por un momento.

Cuando terminan de cantar reciben una ovación por parte de todos. Es evidente que los amigos de Thomas le adoran y que Erlin es querida por mucha gente.

Y a los que no conocemos, da igual, no creo que haya nadie que no haya aplaudido.

Hasta yo me veo celebrando como loca. Algunos se unen a coro a gritar un "que se besen". Y ella le da un beso en la mejilla, dejando lo que le queda de pintalabios marcado en la cara de Thomas y le abraza.

—¡Me voy a vengar! —Llega a la mesa y da un gran sorbo a su nueva cerveza y dejando una más frente a mí mientras la siguiente en la lista canta alguna canción que desconozco—. ¿Lo he hecho bien? —Me susurra al oído.

—Erlin, cariño, cantas fatal, pero te has comido el escenario.

Antes de que se me olvide le devuelvo los 5 euros.

—¡Ojalá habérmelo comido a él! —Hace un mohín con los labios.

Aplaudimos cuando la chica termina de cantar, aquí da igual lo mal que cantes, aquí todos te van a aplaudir. Es un ridículo que no voy a pasar eso desde luego.

Dos chicos animan el lugar cantando "Sweet Caroline" y los amigos de Thomas le cantan el coro, es evidente que se están acordando de su madre. Si él fuera majo conmigo desde luego me habría unido a ello.

Me gusta ver cómo Narciso se suma a ese momento. Es un tipo serio, pero sabe divertirse y sabe cómo pasárselo bien.

—¡Tenías la oportunidad! —Le reclamo.

—No, no, no. ¡Eso le corresponde a él!

Ella realmente se cree una princesa esperando que su príncipe le dé el beso de amor verdadero, porque si no yo no lo entiendo.

Voy a replicar, pero no puedo ya que me paralizo al escuchar al DJ.

—¡Y ahora Halt dich an mir fest y nos la interpretarán Narciso Vögel y Nela Schrödez!

¡¿Qué?!

—¡Esa es tu venganza! —Le señalo y siento que tiemblo.

—¡Te juro que no tengo nada que ver! —Ella parece sincera.

Alguien me agarra del brazo y me doy la vuelta, me cago en la hostia es Narciso.

—¡Te juro que no tengo nada que ver! —Copio las palabras que Erlin había usado antes y gesticulo mucho.

—Lo sé —Se acerca a mi oído y susurra—: he sido yo.

Muerde su labio inferior y aprieto mis dientes del nerviosismo.

—¡No conozco la canción! —Intento evitar este desastroso momento mientras me arrastra hacia el escenario.

La gente le mira, es evidente que es guapo y gana atención de muchas chicas y probablemente de algunos chicos. Supongo que yo también me llevo alguna miradita.

—¡Lee la pantalla de la televisión, ahí tienes la letra! —Me da el micrófono y alza sus cejas, se está divirtiendo con esto.

Le hago los coros al principio porque realmente tengo mucha vergüenza. Él no lo hace mal, no desentona, no es que tenga una voz prodigiosa, pero se le puede escuchar.

Dejo que él cante y aunque intenta animarme a que le siga, me cuesta. No tengo pánico escénico ni nada de eso, pero la situación, que él haya elegido cantar conmigo, que sea una canción que desconozco, el contexto...

Du hast mich lang nicht mehr so angesehn —Me mira, se ha cansado de ser el único que canta—. Hast mir Lang nichts mehr erzählt. 

«Hacía mucho que no me mirabas así / hacía tiempo que no me contabas nada»

Tomo aire.

No canto mi primera estrofa, estoy paralizada. Me da la mano y asiente. Tengo el corazón a mil.

Bien, hagamos esto.

Creo que le leo los labios diciéndome "vamos, tú puedes, confío en ti". Y a mí, entre el alcohol, que él me afecta bastante y que la gente está esperando que reaccione pues arranco a cantar.

No sé ni cómo lo hago. Pero me lanzo a ello y poco después cantamos a coro.

Siehst du den Weg aus dieser Dunkelheit? —Cantamos juntos—. Wills du raus, ich bereit... 

«¿Puedes ver la manera / el camino para que salgamos de esta oscuridad?, ¿quieres salir? Yo estoy listo»

¡Dios esta canción es tan bonita! Desde luego va a ir a mi lista de Spotify y desde luego que me va a recordar a él, a Narciso, a este momento, a todo.

Nos miramos a los ojos y me guiña uno, lleva su dedo índice a sus labios, ordenándome que me calle.

Halt dich an mir fest, wenn dein Leben dich zerreißt... Halt dich an mir fest. —Es todo un provocador. 

«Aférrate a mí cuando la vida te desgarre / te esté rompiendo; aférrate a mí cuando no sepas que hacer. Te puedo entender»

Seguramente estemos haciendo un poco el ridículo o más bien lo esté haciendo yo pareciendo un poco grupi, pero me da igual cuando él me está mirando con esos ojos claros de mirada oscura dedicándome las palabras siguientes, como si fuera una declaración total de intenciones:

Ich lass dich nicht gehen. —Eso último lo canta como un susurro. 

«No te dejaré ir»

No puede ser verdad. Me lo he tenido que imaginar.

Me quedo un poco bloqueada, pero consigo terminar la canción, evitando el juego de miradas que Narciso busca con disimulo.

Una vez la canción acaba hace una reverencia, él realmente se siente muy bien recibiendo atención.

Reconozco que tengo la piel de gallina, no creo que Narciso elija nada al azar, pero esta canción es demasiado profunda para que haya algo oculto detrás. Consigo relajarme porque seguramente él sólo quiera pasarlo bien y llevará un par de cervezas encima.

Devolvemos los micrófonos y salgo de la ensoñación cuando entrelaza sus dedos con los míos y me lleva hasta mi mesa.

—No bebas demasiado y avísanos a alguno cuando quieras irte —No me suelta de la mano—, ¿te aclaraste con los apuntes? —Asiento y miro hacia nuestras manos—. ¡Vamos! No te emociones tanto —Pone los ojos en blanco y me suelta—. ¿Mejor?

Quiero preguntarle qué ha ocurrido, pero se va antes de que pueda hacerlo a fumarse un cigarro.

Está jugando conmigo, creo que es más que evidente y, a pesar de todo, no quiero que deje de hacerlo.

—¡¿Qué ha sido eso?! ¡Qué calor! —Una rubia a la que no le pongo nombre, que está en mí misma mesa pregunta mientras finge abanicarse—. Soy Gretchen —Nos damos la mano—, ¡ha sido genial! —Escucha su nombre y pega un gritito—. ¡Me toca!, ¡ya nos veremos! ¡Vamos Ludwig mueve ese culo austriaco!

Bueno, yo no sé cómo habré cantado, pero espero que mucho mejor que ella porque no da ni una nota. Ludwig no, Ludwig lo hace medianamente bien.

Me río y disfruto. Creo que es la primera vez que estoy disfrutando plenamente y sin miramientos de estar aquí. Haber tenido consulta el día anterior con la Doctora Dabrowska desde luego había sido fructífero.

Sigo nerviosa. Lo reconozco.

Alguien propone tomar otra ronda y yo no dudo en unirme a ello. Erlin se planta.

—¡Si bebo más haré alguna locura!

—¡Denle otra cerveza de medio litro a esta mujer! —Grita Avery quien está un poquillo contentilla por culpa del alcohol.

Nadie la presiona, si ella no quiere beber no le vamos a obligar, pero todos nos reímos ante el ingenioso comentario de Avery.

Se la ve distraída, tranquila, calmada y sin estar atenta como habitualmente mostraba. Si tuviera que compararla con algún animal desde luego sería con un Búho, siempre atenta con sus redondos ojos y sin dejar de estar al loro de todo lo que ocurre.

Ahora no, ahora está disfrutando como una enana. Riendo, bromeando y sintiéndose a gusto.

—¿De qué clase de locura estamos hablando? —Le pregunto.

—¡No me hagas decir cosas sucias en voz alta, Nela Garsia!

Antes de poder responderle, un nudo en mi estómago nace cuando le veo entrar otra vez volviendo de la calle tras terminar de fumarse un cigarro.

No quiero decir que son mariposas porque yo no creo en esas cosas, pero es que es lo que siento. No entiendo su arrebato, si quería mostrar algún tipo de punto o qué.

Al final me había prestado sus deberes, pero solamente con el planteamiento, obligándome a entender el temario y eso me había resultado muy útil. Sobre todo, porque ya habíamos vuelto de las vacaciones, pero los deberes de matemáticas había que entregarlos el viernes y me veía bastante preparada.

—¡Nenaaaaas! —exclama una Daniella un poco borracha—, ¡atentas! —No creo que si se tome otra cerveza vaya a poder sostenerse en pie.

¿Qué estaría tramando?

No tardamos en descubrirlo pues un par de canciones después el DJ vuelve a hacer su aparición.

—¡Y ahoraaaaaa tenemos a Daniella Jawer, Erlin Batlßun, Avery Hedbradh y Nela Schrödez que nos cantarán por Britney Spears... toxic!

Me cago en su vida.

Empiezan a vitorear y a aplaudir. No sé de dónde aparece Narciso, pero no duda en elegir un buen lugar para vernos.

Erlin tira de mí. Bueno, ahora siento la presión que Thomas había vivido al ser arrastrado por una mujer como Erlin Baltßun y recibir toda la atención.

—¡Esta canción es sexy, bien hecho Jawer! —La chica que ahora conozco como Gretchen nos alienta antes de subir al escenario.

Desafinamos como becerras, pero es verdad que nos movemos bien, al menos con el alcohol en el cuerpo es la sensación que me da.

Dian y Lena están en primera fila silbando y animándonos y a Daniella se le ocurre la gran idea de bajar del escenario con micrófono en mano y secuestrar a Lena, ¡dios mío! Ella acepta y cantamos el estribillo todas juntas.

Nos movemos de forma provocativa y es evidente que a la gente le está gustando por cómo reaccionan.

Incluso bailo un poco con Avy, la cual me trata como a una más. Es un hueso duro de roer, pero creo que poco a poco podemos llevarnos bien.

Ni siquiera terminamos la canción porque nos reímos mucho y somos incapaces de cantar. Pero varios grupos de personas siguen la canción mientras nosotras improvisamos o vete tú a saber qué.

Desde luego que está siendo una de mis mejores noches en Berlín. Solo deseo repetirla pronto o que hoy no acabe nunca.

Cuando terminamos de cantar nos ponemos las cinco y hacemos una reverencia, bien, puede que no vaya borracha, pero el puntillo lo llevo, ¡y vaya si lo llevo!

Eso sí, la que parece un poco borrachina (sin contar a Dani) es Erlin, pero no en plan mal, no como si fuera a darle un coma etílico o algo así; sino que está más desinhibida, más espontánea, sin tantos perjuicios sobre sí misma.

Pero no pierde el control, eso es lo positivo, ella no va a beber más y eso me tranquiliza.

Bajamos del escenario y los brazos de Narciso me arropan.

—Cuando ya no tengas 16, puedes bailarme por Britney Spears. —Baja su cabeza y habla cerca de mi oreja.

—¡Cuándo ya no tenga 16 puede que ya no me intereses! —Alzo la voz, buscando que me escuche.

—¿Eso significa que ahora mismo te intereso, preciosa?

Me encojo de hombros y él me mira, relamiéndose los labios y sacando un cigarro.

—Técnicamente.

—Técnicamente. —Repite después de mí.

Se asegura de que estoy en mi mesa y bien acompañada y sale a fumar de ese veneno que lleva entre los dientes.

Desde luego cuando bebo me vuelvo coqueta o un-poco-más-abierta-para-hablar-y-desde-luego-para-provocar.

Le escribo un mensaje por Instagram. Espero no arrepentirme mañana.

"Técnicamente me interesas mucho".

Me responde.

"Técnicamente me gusta ese detalle. No bebas más".

¡Hola! Os he dejado en multimedia la canción que cantan Narciso y Nela por si queréis oírla.

Las partes traducidas en negrita es para que sepáis lo que significa y que no os interrumpa el ritmo de lectura. 

Hay veces que pondré ciertas traducciones para evitar que se os rompa el ritmo de lectura y podáis entender todo sin problema.

*Sé que hay algunos tiempos verbales que pasan de pasado a luego presente o a la inversa y os pido perdón por ello. Espero que no os dificulte mucho la lectura y en cuanto pueda lo corregiré. Me he dado cuenta haciendo los cambios estéticos y me ha dado un poquito de cosa que no esté bien conjugado el tiempo verbal, jo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top