Zwölf: El malo de la película.

Capítulo dedicado a JuanitaRoss_27. Muchísimas gracias por comentar tanto y por haberle dado la oportunidad a esta historia<3,

Zwölf: El malo de la película.

18 de marzo, 2020.

Caroline hablaba alegre mientras nos contaba lo arropada que se había sentido al ser recibida por sus alumnos bajo aplausos dignos de una ovación que retenía en su cabeza.

Era bonito verla tan animada, se merecía muchísimo que la gente le arropara.

Jhon y Thomas escuchaban con una sonrisa lo que Carol estaba narrando, parecía una mujer nueva, llena de vida y emocionada por haber vuelto al trabajo.

—¿Y por lo demás que tal el día, amor? —Los ojos de mi padre brillaban al sentir la emoción de su prometida—. ¿Has mirado ya los menús que te mandé?

Jhon estaba hablando de la boda y de la organización final de la misma.

Me gustaba que mi padre se implicara tanto como Caroline en este tema, porque por desgracia, una cosa era que fuera lo correcto y otra muy distinta que los hombres formaran parte de todo lo que un casamiento conllevaba.

—Sí —Muestra una sonrisa al sentir que las cosas habían mejorado al menos un poquito o que al menos no habían ido a peor—. Estoy entre dos, tal vez podamos hacer una mezcla de ambos.

—Sería una opción que valorar —concuerda él—. Pfeiffer, me escribió un correo. —Deja los cubiertos apoyados en el plato y analiza las reacciones de los tres.

Mi hermano parecía intrigado, yo no pensaba nada concreto y Caroline muestra interés al enterarse de que su amigo colonés le había escrito a su prometido.

—¿Y qué te dijo? —Thomas se integra en la conversación mientras yo opto por ser espectadora.

—La fashion week de Berlín empieza el 6 de abril, nos ha ofrecido 4 entradas y me ha pasado los planos, seguridad y todo de la que dispondrá.

Nos estaba dando una información para evaluar nuestras impresiones acerca de lo que nos estaba contando.

Jhon era más partidario de declinar la invitación que de aceptarla, lo sabía por el tono de voz con la que hablaba.

—¡Qué ilusión y qué rabia! —Se queja ella—, pero yo no puedo ir...

—Yo no voy a ir —asevera Jhon—, a mí la moda no me interesa, voy a rechazarlo, le mandaré un correo bonito y un lamento de nuestra parte.

—Pero es muy descortés por nuestra parte si no vamos..., conseguir un pase a la fashion week es complicadísimo si no tienes un nivel de fama enorme, ¡y a nosotros nos han dado 4 invitaciones!

—Mamá —Thomas suelta un suspiro—, ¿quieres que vaya?

—¡Sí! —exclama con mucha emoción la de Colonia—. ¿Por qué no vas con él, Nela?

Miro a Jhon y hago un puchero.

¿Me interesaba la moda? No, la verdad es que no.

¿Quería hacer algo más que estar en casa viendo pasar el tiempo? Sí.

Y el motivo principal: la que creía que era Sonja Vögel estaría ahí.

—No.

—Vamos, papá —dice Thomas—, ¿acaso quieres que vivamos en una jaula de cristal y dejando que el tiempo pase sin disfrutar?

—Sí.

—Pero, papá —Era cruel por mi parte llamarle así cuando quería conseguir algo o en momentos emotivos porque me nacía hacerlo—, seguro que si existe la opción de que vayamos es porque Rocco lo tendrá todo controlado.

—Es un 50% - 50%, Nela —Alza la ceja y forma una línea con los labios. Estaba tratando de controlar su temperamento—, hay opciones de que todo salga bien o de que sea un desastre absoluto.

—Bueno, ya salió mal una vez —Me arrepiento enseguida de mi comentario tan desafortunado, pero sigo hablando—, ahora toca que todo vaya bien.

—Nela —Thomas me llama—, ni lo intentes, hasta yo estoy por prohibirnos el ir.

Le saco la lengua en forma de burla y suelto un pequeño grito cuando su pierna golpea mi espinilla.

—¡Parad ya! —Jhon blasfema algunas palabras que no comprendo y añade—: ¿tú qué opinas, Carol?

—Hay que vivir, cariño —Le toma de la mano y lo mira tratando de ser conciliadora—, asegurémonos que todo sale bien y a nuestra manera, no cometamos el mismo error que la otra vez y dejemos todo bien asentado.

Tras unos cuantos minutos valorando opciones y un par de miraditas y reprimendas hacia Thomas y hacia mí por nuestro comportamiento infantil, acaba diciendo:

—La única manera en la que mis hijos irán es si mi seguridad, la que yo elija, tiene pase libre y aceptan que actúen según vean conveniente con ellos dos —indica Jhon señalándonos—. Hablaré con mis hombres de confianza para establecer un plan y actuar con total libertad; toda precaución es poca, visto lo visto y no quiero que nadie sepa que vais allí, si alguno dice algo, que se olvide, ese día, se queda en casa.

—Bien. —concuerdan madre e hijo.

Yo asiento, aceptando sus condiciones porque era un o-lo-aceptas-o-te-quedas-en-el-sofá-viendo-la-tele.

—Es muy importante que nadie sepa que vais a excepción de vuestros acompañantes —recalca de nuevo—. Lo digo en serio.

—Ni que fuéramos superestrellas del rock, Jhon —Se me escapa decir y recibo un codazo de Thomas mientras trata de aguantar la risa—. Perdón...

Se levanta y alza una ceja, sabiendo que la última palabra siempre sería la suya. Apoya las palmas de las manos en la mesa, mantiene esa postura autoritaria que tanto le caracterizaba y con una sonrisa triunfante dicta sentencia:

—No estoy dando opción: si vais, que sea bajo mis normas.

—Siguen sobrando dos entradas —Thomas se queda pensativo, dando por hecho que ambos aceptábamos las exigencias de nuestro padre—. A Erlin le encantaría..., pero tiene clase.

—Y ambos sabemos que Erlin no va a faltar —Era demasiado responsable y si la conseguías convencer, su padre era el que no aceptaría discusión posible—. Jhon, ¿por qué no hablas con Erik?

Candance Baltßun estaba más que convencida, no dudaba de ello, pero su padre... por lo que había oído, era algo más complicado.

—No funcionará —Se rasca la barbilla—, conozco a Erik desde hace muchísimos años, es demasiado centrado como para descarriarse un poco.

Sí, bueno, centrado... que acabó casándose borracho con su mujer sin conocerla de nada en Copenhague mientras que tú eras el testigo de la boda.

Vuelve a sentarse y seguimos cenando mientras charlamos distendidamente y surge la conversación que tanto tiempo llevaba tratando de evitar: mi último año de instituto.

Los tres coincidían en que, fuera o no a la universidad, sería adecuado terminar la enseñanza básica.

Estaba de acuerdo.

Yo sabía que era lo necesario, pero no me sentía preparada aún.

—Cuanto más tiempo pases prolongando el volver, más tiempo tardarás en hacerte a la idea —Jhon tenía más que aprendido su discurso y mostraba con argumentos sólidos su opinión—. No te digo que vuelvas ya, porque el curso está empezado y casi que, terminado, pero si te animas, trata de sacarte algunas asignaturas ahora.

—Pero si no voy a clase...

—Pasas horas y horas en casa, algunas asignaturas puedes intentar quitártelas de encima de cara al curso que viene.

—Nela —La voz de Carol siempre me había resultado dulce incluso cuando no entendía muchas de las cosas que decía por el dialecto alemán con el que se expresaba—, si suspendes no pasa nada, partimos de la base de que este curso lo damos por perdido, ¿cierto?

—Sí...

—Vale, intentemos salvar alguna asignatura, ¿qué te parece? —Su sonrisa me producía tanta ternura que agradecía que estuviera delante cuando mi padre se ponía tan cabezón y estricto—. Puedo ayudarte con historia y también con lengua alemana, tu novio es un genio en matemáticas.

—Amigo —interrumpe Jhon.

—Algún día te darán nietos y tú seguirás presentándolo como amigo —Se queja Carol y rápidamente se pone roja como un tomate cuando tanto mi padre como yo nos atragantamos, yo con mi saliva y Jhon con el agua—. Bueno, si queréis y seguís juntos en un futuro, no hace falta que seáis padres, era sólo un decir. —Aclara rápidamente ella.

—Mamá, Friedrich puede ayudarle en matemáticas, tú en historia y lengua alemana y yo puedo intentar ayudarla en algo.

—Nela no tiene la asignatura de Administración y Finanzas —Jhon se pellizca el labio inferior una vez se ha recuperado del susto y sigue analizando la situación—. Podemos ver qué puede salvar y qué no.

—De todas formas, también puedo ayudarla en matemáticas, no soy un genio como Friedrich, pero se me dan muy bien.

—Probaremos a salvar alguna asignatura y el año que viene que curse las que le quedan. —Vuelve a proponer Caroline.

—¿Y si suspendo todas? —Me daba miedo fracasar y tal vez evitaba hacer frente a los estudios por ello mismo.

Nunca se me había dado mal la escuela, dependiendo de la asignatura o bien sacaba muy buenas notas o iba más justita.

Lo que peor se me daba cuando iba al instituto en Alicante era valenciano e inglés. Afortunadamente, allí no tenía que cursar nada relacionado con las matemáticas y cuando vine a Berlín me di un susto demasiado grande al volver a encontrármelas.

—Las cursarás el año que viene —El discurso de Caroline era el más apaciguador y me tranquilizaba su paciencia infinita—, tú no te preocupes, Nela, primero nos centramos en lo salvable de este año y ya el curso que viene nos enfrentamos a ese problema.

—¿Tengo que seguir cursando matemáticas?

—Podríamos cambiarte a un instituto especializado en un área concreta.

Mi cabeza no asimilaba aún el sistema educativo alemán.

Primero que para ellos sacar un 1 significaba haber bordado el examen y la peor puntuación era un 6.

Luego, tenían un tipo de centro escolar encauzado a especializar a los alumnos en áreas concretas, los que no sabían qué hacer con su vida iban a un instituto más genérico y luego cursaban un 3 año antes de ir a la universidad para formarse.

Era un maldito dolor de cabeza que mi mente española no comprendía.

Si ya se me había hecho complicado elegir entre ciencias o letras con 16 años, no me imaginaba la indecisión que causaba tener que empezar a hacer ese tipo de elecciones con 14 años como lo hacían aquí.

—Poquito a poco —dice Carol—, primero nos encargamos de lo de ahora y lo del futuro, cuando corresponda.

20 de marzo, 2020.

Me había emocionado ver el abrazo que se habían dado los hermanos Schrödez cuando se habían reencontrado, incluso dándose la típica palmadita-en-la-espalda-porque-seguimos-siendo-hombres-que-necesitan-revalorizar-su-hombría-y-un-abrazo-sin-ese-gesto-es-demasiado-sentimental.

La unión que tenían entre todos era envidiable, habían superado adversidades conjuntamente desde la infancia (o adolescencia, dependiendo de a qué hermano le preguntaras cuántos años tenía cuando comenzó el declive), empezando por el fallecimiento de uno de ellos por la leucemia, la muerte repentina de la que era mi abuela paterna y el alcoholismo sin frenos que en su día había nublado por completo a Steffen.

—¿Te has hecho algo en el pelo? —Konrad se gira hacia Jhon y frunce el ceño—. Ha pasado un mes desde la última vez que te vi y ya no pareces ese rubio cachas de gimnasio que era todo un ligón.

—Es el estrés —Se justifica mi padre—. Sólo estoy teniendo un poco de pérdida de cabello.

—También tienes más arrugas —menciona Wolfgang—, aunque tampoco puedo hablar mucho, que a mí ya me están saliendo las patas de gallo.

—A ver, no diría que te estás quedando calvo, pero... —habla Donny mientras que se levanta—, te están saliendo unas entradas que te restan el sex-appeal Schrödez... —Señala la zona, haciéndole burla y esquivando un manotazo de mi padre—. Tú no te preocupes, hermano, que yo te acompaño a Turquía para que te pongan un injerto, que tú esa aura de Ken no la vas a perder como que me llamo Donald Schrödez.

—No seas cabrón, Donny —recrimina Carol defendiendo a su prometido—. Está guapísimo —Lleva la mano izquierda a la frente de mi padre y le alisa la piel—, pero no frunzas tanto el ceño.

—Me estáis tocando muchísimo lo que viene siendo los cojones. —gruñe.

—Normalmente las burlas de Donny se las llevaba... —Wolfgang toma la palabra por segunda vez y suelta un suspiro, arrepintiéndose por completo— Günther.

Se hace un silencio sepulcral y un escalofrío me recorre por todo el cuerpo, estoy segura de que es una sensación compartida por todos.

—¿Vamos trayendo la comida? —me animo a terminar con la incomodidad—. Por cierto, Donny..., me sorprende que realmente te has hecho cargo de las plantas.

—¡Es verdad! —Meyer, el marido de Konrad, me apoya con sus palabras—. Estamos gratamente sorprendidos.

—Por supuesto —chista el aludido—, dije que me haría cargo de que se mantuvieran bien y yo cumplo como buen católico.

—Donny —Caroline se ríe—, tú no eres católico, eres protestante.

A priori parecía una tontería, pero Donny lo decía con la mayor seriedad posible, como si estuviera haciendo un tipo de símil entre las plantas y su familia.

Ya había perdido demasiado en la vida, como todos los que estábamos aquí, que más allá de la unión familiar que pudiéramos tener e ignorando la diferencia de edad que había entre unos y otros, conocíamos el dolor más cruel e inhumano posible.

—Voy a ir diciéndole a Thomas y a Louise que vengan. —Caroline se levanta y se dirige hacia la que había sido la habitación de mi prima.

—Nela —Mi padre me llama y centro mi mirada automáticamente en él—, ¿por qué no ayudas a Donny a traer los platos?

—¿Me estás hablando en clave? —le pregunto en español con curiosidad.

—Tú querías saber ciertas cosas —dice con una dicción casi perfecta en castellano—, aprovecha.

—Aquí se habla en alemán —gruñe Wolfgang mientras nos juzga con la mirada—. Bastante tengo con soportar a mi exmujer llamándome boludo y a mis hijos diciendo che viejo —Intenta evitar sonreír, pero el recuerdo de su familia desenmascaraba al Schrödez más serio de todos.

Río al escuchar su pronunciación tan extraña y me lo imagino intentando hablar como lo haría un argentino sólo para sentirse más cerca de su familia, para terminar, negando y dándose por vencido.

—¡Donny! —Obedezco por una vez a Jhon y ávida de respuestas sigo a mi tío hasta la cocina—, yo... quería... preguntarte algo.

Deja la sartén en la encimera, se asegura de haber apagado la vitrocerámica y se gira para prestarme toda la atención posible.

—Bueno, ma mère —Me quejo al oír el apodo francés que solía decirme y que recientemente habíamos descubierto que significaba "mamá" y no sobrina—. Te escucho.

—Perdón si soy muy intrusiva, pero...

—Eres una Schrödez —Señala con orgullo—, en esta familia nos caracterizamos por estar de mal humor por las mañanas y carecer de tacto alguno: tienes la portería vacía, chuta y asegúrate de marcar gol.

A diferencia de Jhon, Donny era muy futbolero y se declaraba hincha del Unión Berlín, sobre todo por la filosofía que seguía y por los valores del equipo.

—¿Y eso en qué se traduce? —bromeo.

Me sentía muy cómoda hablando con Donny y eso me hacía sentir culpable porque mi tía siempre me lo había pintado como una especie de ogro maligno y horrible cuando en realidad a mí me parecía un encanto.

—Que no tengas miedo y vayas al grano, suéltala de una.

—No soy yo sino divago...

—Lo sé —Se lleva las manos a las caderas y me mira con suficiencia—, a tu padre le pone nervioso cuando te descentras y sé que no para de decirte que aprendas a sintetizar.

—¡Eso es algo privado! —Me cruzo de brazos y siento algo de vergüenza—, la cuestión es...

—¿Necesitas ayuda, Nela? —Frunce el ceño y se acerca a mí, pone sus manos sobre mis hombros y con un tono bastante paternal dice—: ¿estás embarazada?

—¡¿Qué?! —Me muevo rápidamente y empiezo a sudar de sólo imaginármelo—. Ni de coña —Suelto en español.

—¿Qué?

Me palpo la zona de la barriga y niego reiteradamente.

No.

A mí eso del instinto maternal con 17 años, pues no se me había despertado.

—Lo que quiero es preguntarte sobre... mi tía Isabel...

Suelta un largo suspiro y echa la cabeza hacia atrás, golpeándose contra la puerta de uno de los muebles altos.

Se toca la zona de la nuca mientras le pregunto si está bien y trato de contener una carcajada.

—Hubiera preferido mil veces pensar que estás embarazada —Niega—. ¿Te ha dicho tu padre que me preguntes? Olvídalo, sé que es el responsable.

—Él no ha querido contarme nada.

—Es un hombre extremadamente fiel y leal, es una suerte para mí tenerlo como hermano.

Entre todos los Schrödez se adoraban, querían y cuidaban, pero es verdad que había más afinidad entre unos y otros; los gemelos siempre habían ido por su cuenta, Donny y Jhon se habían entendido desde siempre y suponía que Wolfgang y Manuel habían sido confidentes de algún modo.

O eso quería creer.

—Y tanto mi padre, tú y yo sabemos que mi tía nunca diría nada.

—Se haría incluso la ofendida de que quisieras conocerla un poco más —Donny se había relacionado mucho con Isabel y había tratado con ella lo suficiente para saber su forma de ser—. Es una mujer muy cerrada, muy complicada y con un mundo interior muy fuerte, creo que ni ella misma se ha dado la oportunidad de entenderse.

Estaba totalmente de acuerdo. Isabel era la persona más extraña que había en el mundo, no porque fuera excéntrica ni porque tuviera gustos o actitudes raras que hicieran saltar las alarmas de la cabeza, sino porque era una mujer muy compleja, desconfiada y cerrada.

No era para nada comunicativa y ni siquiera mi madre supo nunca definirla.

Isabel destacaba por ser algo histérica, cortante y arisca a más no poder, pero era muy cariñosa, atenta y detallista.

—Es una mujer difícil. —reconozco.

—Siempre he pensado que tu tía tiene un corazón rodeado de espinas; si la abrazas, sangra; si le das cariño, brotan más pinchos a su alrededor; si muestras un poco de interés por ella, se encierra más en su mundo interior.

—¿Por qué te odia?

—¿Qué es lo que sabes exactamente? —Alza ambas cejas y se lleva la mano a la barbilla, pensativo—. ¿Hasta dónde te han contado de la historia?

Tomo aire y respondo con sinceridad.

—Sé que te odia, que por tu culpa no se casó con el bombero y que en su mente te ha declarado la guerra —Antes de que pueda decir algo, sigo hablando—. Pero vi cómo te abrazaba en el... funeral de Günther y comprendí que había un pasado entre los dos.

—Siempre habrá un pasado entre Isabel y yo, pero nunca un presente o un futuro, ni siquiera cuando quedábamos, vivíamos en el presente y desde luego que, nunca hicimos planes de futuro.

—¿Por qué?

—No lo sé —Parecía sincero, casi desesperado en su confesión—. Me encantaría saber qué ocurrió en la vida de Isabel para no atreverse a vivir el presente, pero no lo sé y conociéndola como la conocemos —Nos señala a ambos—, es un secreto que se llevará a la tumba.

—Necesita expresarse —Me abrazo a mí misma con tristeza—, no se puede vivir con tanto dolor dentro.

—Por eso mismo Isabel no vive, sólo observa cómo va pasando el tiempo y los años.

—La conoces —No era una pregunta, no era un intento de darle ánimos, es que estaba realmente convencida—. No sabes los detalles de su vida, pero conoces cómo va a reaccionar, cómo se va a sentir y cómo le va a afectar.

—Ojalá —Empieza a poner la comida en los platos antes de que se enfríe—, pero ella siempre tendrá la capacidad de sorprenderme.

—¡Oh, vamos, Donny! —Pongo los ojos en blanco—, ¿me estás diciendo que no conoces a mi tía?

—Puedo asegurar que soy la persona que más ha intentado conocerla y que ha conseguido algún que otro avance o eso quiero creer —Afirma sin problema—, pero es que nadie tiene el privilegio de comprenderla.

—Creo que mi madre y tú siempre fuisteis un apoyo para ella, al fin y al cabo, eras su excusa para soltar toda su rabia.

—Todos hemos sido el malo de la película en la vida de alguien y como Isabel nunca ha querido hablar, me ha dado a mí ese protagonismo.

—¿Y no te molesta?

—La verdad es que no —Señala un par de platos mientras que coge dos y para ir llevándolos—, si hubiera elegido odiar a tu madre, hubiera estado completamente sola y eso que se pasaban el día discutiendo.

—¿A qué te refieres con "elegir odiar"?

—Nadie puede albergar tanta rabia dentro sin una razón, cuando eliges tu objetivo, es porque la principal fuente de dolor ya no puede hacerse cargo del daño que te ha hecho. Por eso intuyo que Isabel eligió a quién odiar por pura necesidad y no odiar con una verdadera razón.

—Eso es cierto —Sonrío con nostalgia al recordar la relación de hermanas que tenían—. Se querían muchísimo, pero discutían por absolutamente todo.

—Tu madre era vida, Nela y a tu tía es lo que le hacía falta, por eso se complementaban tan bien y por eso mismo peleaban tan a menudo.

—Al final no me has dicho qué pasó entre vosotros dos...

—Eres menor de edad —Hace uso de la comedia para escaquearse— y mi sobrina, no voy a darte detalles.

—Bueno pues a partir del 5 de noviembre te volveré a preguntar.

—¿El 5 de noviembre dejarás de ser mi sobrina?

—¡Donny! —Me quejo siguiéndole y llevándome la atención del resto de la familia—, que yo no quiero saber esos detalles, quiero saber vuestra historia.

Deja los platos y copio su gesto para volver a ir detrás de él y seguir ayudando.

Konrad tiene intención de echarnos una mano, pero escucho a mi padre decirle que no lo haga.

Jhon sabía que yo quería información y desde luego que podía ser muy pesada para conseguirlo.

—Nela es fácil: dos adultos que se tuvieron muchas ganas y que físicamente conectaron estupendamente, pero que, a la hora de la verdad, eran dos desconocidos durmiendo en la misma cama.

—Eso es limitar de forma cruel e injusta tus propias vivencias —Hasta yo me sorprendía del discurso que acababa de dar—. Además, no puedes catalogar como «fácil» algo en lo que está mi tía mencionada, ella siempre complica todo.

—Tienes razón —Acepta sin problema—. Todo empezó en Copenhague, hubo una boda de por medio, dos detenciones por escándalo público, una persona que se comportó de forma responsable, dos desconocidos que acabaron en la misma cama y una resaca colectiva.

—¿Y cómo continuó?

Estaba realmente intrigada.

—No continuó, ya te lo he dicho, Isabel y yo siempre fuimos pasado, nunca tuvimos un presente y no nos planteamos un futuro.

—Pero fuiste a detener su boda cuando iba a casarse.

—Ella no estaba enamorada del bombero —Se excusa—, sólo quería asentar la cabeza y formar una familia.

—Claro, fue todo por altruismo, ¿verdad? —ironizo.

—Por supuesto, es que siempre he sido muy filántropo de Isabel Garsia.

La comida estaba enfriándose y así nos lo hace saber Wolfgang cuando aparece en escena.

Su turno en el hospital comenzaba a las 3 de la tarde y ya se estaba señalando el reloj de la muñeca en señal de reproche.

¡Hola! ¿Qué os ha parecido?

¿Alguien más echaba de menos un momento entre los Schrödez juntos?

¿Quiénes creéis que fueron los integrantes del viaje a Dinamarca? 

¿Creéis que Thomas y Nela irán a la fashion week?, ¿quién creéis que serían sus acompañantes?

Dios santo, os juro que este capítulo me ha costado porque estoy con la alergia y las pastillas me dan muchísimo sueño, pero poco a poco voy remontando JAJAJAJA.

¿Vosotras tenéis alergia a algo?

¡Por cierto! Si aún no me seguís en instagram (eridemartin) os recomiendo hacerlo porque ahí es donde aviso de las horas a las que hay capítulo y en caso de que haya algún cambio también lo menciono.

¡Os leo!

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