Dreizehn: El Joker ruso.
Capítulo dedicado a naticamacho2. Nunca fallas cuando subo capítulo y siempre estás dejando tu apoyo a esta novela y por eso quiero darte las gracias. ¡Espero que estés amanado la novela!
Dreizehn: El Joker ruso.
31 de octubre, 2019.
A pesar de la situación con Narciso, él había faltado a la única clase en la que coincidíamos, mentiría si dijera que me daba igual verle, porque no era así. Una especie de mariposas en el estómago habían empezado a florecer cuando pensaba en él y eso me asustaba un poquito.
Tenía su camiseta de fútbol colgada en una de las perchas, esperando a que él me pidiera que volviera a usarla para ser su amuleto de la suerte, si eso no era estar jodida en el mal sentido de la palabra, no sé lo que sería.
Había subido un par de historias a Instagram y él incluso había respondido a alguna, con alguna tontería. Incluso Narciso me había añadido a mejores amigos.
Técnicamente ahora somos un poco más cercanos.
Me había escrito.
Técnicamente no hasta que yo te añada. Le había respondido.
No puso ningún emoticono en forma de risa o una respuesta mínima, él simplemente había dado like a mi mensaje.
¿Qué si le añadí después? Pues sí. Ni siquiera tardé mucho en hacerlo, simplemente le añadí porque es lo que quería hacer. Creo que se sintió muy satisfecho.
Jhon y Caroline estaban de viaje en Colonia por un tema personal de ella desde hacía 2 días y por una razón que desconozco, estaban reacios a dejarnos solos; de hecho, Donny durmió en casa ese mismo día y Wolfgang se pasó a la hora de la comida para revisar que todo estuviera bien. Hoy habían dejado todo a manos de Thomas lógico pues es mayor de edad y yo no, quien evidentemente es cuando mejor me ha tratado y más atento ha estado. ¡Imagina que me pasa algo y falla a su querido Jhon!
Río.
Al principio no entendí que, con lo que había estado ocurriendo, tuvieran el cuerpo para salir de fiesta o celebrar algo. No obstante, ese mismo pensamiento podría tener yo tras haber ido a un karaoke después de todo. A pesar de no haber vivido mucho, porque, seamos honestos, 16-casi-17-años no son nada, había aprendido algo importante: vivimos en una sociedad donde prima la happycracia, quien se permite estar triste llega a ser tachado como un exagerado o incluso se le hace sentir como que está fallando a la gente. A mí al principio todo el mundo me preguntaba que qué tal o simplemente mostraban cierto interés en mi estado anímico. A finales de agosto poca gente se interesaba (quitando la gente más cercana que tenía e incluso alguno puede que me decepcionara) o incluso se planteaban cómo es que no había casi mejora en mí, si ya habían pasado meses.
La gente no es consciente de que un duelo, tarda en superarse, que no es el tiempo que llevas sin la persona sino cómo eres capaz de afrontarlo.
No me sentía muy animada, era la fiesta de Halloween y no pensaba asistir; Erlin y Dani habían intentado convencerme, no lo consiguieron.
A Thomas le dije que vendrían a buscarme. No estaba bien que mintiera, pero es que ya me daba igual.
—Aún no te has puesto el disfraz —Él iba vestido como un vampiro—, ¿puedes ayudarme con la pintura?
Llevo el pijama puesto y estaba leyendo una novela en Wattpad desde mi portátil, por suerte no era de pago, no tenía espacio en el móvil para tener la aplicación y no podría leer los capítulos sin ver vídeos. Me parecía muy buena iniciativa lo de los vídeos, pero a veces me quedaba sin datos y no podía seguir leyendo. En el ordenador, eso no me pasaba.
Dejo de lado el ordenador y le acompaño hasta el baño de dentro de mi habitación, le dibujo dos colmillos bien hechos y le pido permiso para pintarle los ojos y hacer que parezcan más grandes. Acepta.
—Ya está. Listo para ser un vampiro molesto.
—¿A qué hora has quedado? —Mira la hora en su móvil.
—Después de cenar, ya te lo he dicho.
Oímos el sonido de un trueno, hoy habría tormenta.
—¿Y no te preparas?
—Sólo tengo que ponerme ropa vieja y hacer algunos cortes para parecer un zombi.
—Nos veremos en el pub entonces.
—¿Cómo estás tan seguro de que iremos al mismo? —Me apoyo en el marco de la puerta en un intento de parecer tranquila y sincera, pretendiendo no parecer una mentirosa incluso cuando lo estoy siendo.
—¿Vas con Jawer y Erlin no?
Nunca usaba el nombre de Daniella, no entendía por qué.
—Sí, claro. —respondo.
—Pues entonces iremos al mismo —Empieza a caminar hacia las escaleras para bajarlas y remanga su capa negra para no pisarla y tropezar—. ¡Por cierto! Narciso irá de Joker, por si te interesa.
—¿En serio? —Intento lo de subir una ceja, pero no me sale.
Se encoge de hombros.
—Pusimos en papelitos diferentes disfraces y los sorteamos, a él le tocó ese.
—¿Y el resto?
—Hermann de diablo y Hugo de cura.
¿Lo decía en serio? Eran demasiado clichés.
—Nos veremos allí, Thomas —No indago, aunque me encantaría, si lo entretengo mucho no podré librarme de ir—. No olvides tu paraguas. —Es lo último que le digo antes de que ambos empecemos a escuchar el golpeteo de la lluvia contra cualquier superficie.
Me despido de él y me pide por favor que vaya a la fiesta, que cualquier cosa que necesite que recurra a él. Su cambio de actitud cuando le ponen al mando es increíble, ¿no podía ser siempre así? No. Ambos sabíamos la respuesta, era así para agradar a Jhon Schrödez.
Existía una jerarquía donde mi padre era el rey y Thomas el súbdito.
Le sonrío con la mueca que puede parecer más natural y cuando se ha ido vuelvo a subir las escaleras.
Mierda.
Por favor, que no coincidieran en toda la noche. No ocurría nada malo, pero desde lo sucedido en el Bierkeller no querían que me quedara sola bajo ningún concepto y menos cuando no había gente alrededor. No es lo mismo ir acompañada y con alguien vigilándome las espaldas que sola.
Jhon quería que fuéramos juntos a todos lados para que no estuviéramos solos y sin ayuda. Claaaaaaro, porque después de lo estúpido que es conmigo, yo quiero pasar las 24 horas del día pegada al culo de Thomas. Nótese la ironía.
No iba a amargarle la noche a Thomas y a su pandilla, pasaba de hacerles pasar aquí la noche de Halloween y que luego pudieran echármelo en cara o cualquier cosa. Si total, estaba en mi casa, aquí no iba a pasar nada malo.
Vuelvo a centrarme en el libro que estaba leyendo de Wattpad y que me había enganchado bastante, Criminal Love se llamaba, no estaba terminada, pero me gustaba lo suficiente como para leerla junto a la escritora iba subiendo capítulos, incluso comentaba mis párrafos favoritos y eso que a mí lo de comentar me daba un poquito de vergüenza.
Aprovecho también para responder a los mensajes de mis amigos de España que también iban a salir y de Erlin diciéndome que si estaba linda con ese disfraz de Wednesday Adams. ¿Linda? ¡Está cañón! Se había recogido el pelo en algún moño o algo y puesto una peluca con dos largas coletas negras.
Su disfraz de Halloween se lo ha currado muchísimo.
Oigo la lluvia golpear con fuerza y algunos rayos se reflejan de vez en cuando, no daban una gran tormenta por la noche, sólo lluvias, mas en Berlín nunca podías salir sin un paraguas siempre podía ocurrir que la noche se cerrara y se tornara lluviosa.
Lo ignoro y continúo leyendo.
La lluvia golpea con más fuerza contra mi ventana y un escalofrío me recorre el cuerpo.
Me giro para levantarme y comprobar si la ventana está bien cerrada, juraría que sí, pero igual soy tan inútil que no sé cerrarla.
Un grito se queda atrapado en mi garganta. No puede ser. Dios mío.
Me paralizo.
Llevo mis manos a la boca y juraría que estoy soñando, pero sé que no es así.
Su figura se refleja cuando me saluda sacudiendo la mano y golpetea con sus dedos la ventana, lleva una cámara colgando del cuello y noto que me falta el aire. Me he quedado bloqueada.
Sonríe y nunca había odiado tanto algo tan bonito como el oro hasta que vi parte de su dentadura bañada en ello.
Click, El sonido de una foto con flash haciéndome una foto consigue espabilarme de nuevo.
Señala mi teléfono móvil y lo cojo sin desviar la mirada. Tengo mensajes multimedia de un número privado, son fotos mías, una de ahora mismo.
Fotos no sólo de hoy, también de otros días.
Incluso tiene una mía de espaldas quitándome la camiseta del equipo de fútbol de Narciso.
Esto es perverso.
Me llega otra. La ventana del balcón. Medio abierta.
Vuelvo a mirar al frente y su figura ya no está. Mierda.
Me muevo con rapidez y coloco el pestillo de mi habitación. Para algo tenía que servir tener uno.
Alguien toca a la puerta y me aparto de manera abrupta. ¡Hostia puta!
Escribo a Jhon, pero lo borro de inmediato. Él está en Colonia.
Piensa Nela, piensa.
Cometo una tontería, aunque a mí me parece lo más razonable y me escondo en el cuarto de baño, cerrando también con pestillo.
Enciendo la luz del lavabo, es más tenue y me permite observar.
No soy rápida, tengo una pierna jodida, pero el contar con un pestillo me da el tiempo suficiente o al menos eso creo.
Mi respiración está agitada y no tengo buena visión por culpa de mis lágrimas.
¡Piensa, Nela!
Con manos temblorosas le escribo a Narciso por Instagram: él sts aqio.
Yo realmente necesito que me entienda.
Dudo que vaya a mirar esa aplicación así que le hago videollamada y antes de que responda le cuelgo.
Hago captura de pantalla a los mensajes que he recibido y se me cae el móvil de manera violenta cuando escucho un sonoro golpe contra la puerta de mi habitación, Sanders está intentando abrir la puerta y no sé ni cuánta fuerza tiene ni cuánto tardará en conseguirlo.
¿Qué? Esa es su respuesta.
La pantalla de mi móvil está hecha añicos, al menos la pantalla protectora y hay cristales en mis dedos.
Por favor, otra vez, no.
Le paso las capturas de pantalla que he hecho a los mensajes donde salen las fotos. No sé ni cómo lo consigo, estoy temblando.
Me llama, no contesto.
Se hace el silencio y eso me asusta. Algo va a pasar. Tengo la garganta seca y estoy acojonada.
Él no va a matarme y eso lo sabemos los dos. Él busca algo más. Si me hubiera querido matar, ya lo habría hecho cuando pudo, y pudo varias veces.
Sndrwse está aqiii. Por favor, que lo entienda. Rezo.
Me deja en visto. Narciso debe pensar que estoy borracha. Empiezo a escribirle a Erlin porque sé que si ve algo raro en el que menciono a Thomas ella irá corriendo a decírselo.
Antes de poder mandarle nada, Narciso me llama por Instagram. Estoy tan desesperada que lo cojo.
Él no está en ninguna fiesta, está sentado en un coche, imagino que el suyo.
—Preciosa —Su voz me tranquiliza y verle también y eso que lleva la cara pintada de blanco y la sonrisa del Joker marcada como buen disfraz—, dime que has bebido. —Él necesita escuchar eso.
Otro golpe fuerte. Y el teléfono vuelve a temblar entre mis manos, esta vez evito que se me caiga.
>>Schrödez, aguanta, voy de camino.
No necesito hablar para que él sepa que no se trata de ninguna broma o de alcohol por mis venas.
Enciende el motor del coche y antes de arrancar cuelga.
Lloro y sólo rezo para que Narciso esté más cerca que lejos.
Sanders no habla. Pero sé que está ahí. Lo sé porque ahora está intentando abrir la puerta del cuarto de baño.
Me abrazo a mí misma con fuerza y pongo el desatascador cerca de mí. No creo que sirva de mucho, pero igual puedo darle algún susto.
Me encojo en el sitio y la cicatriz me duele un poco. ¡No es el momento! Tiro mi cabeza para atrás y me doy un golpe. Pica y duele. Soy un desastre. Esto es horrible.
Tengo miedo.
¿Es esta la angustia que se siente cuando percibes que en poco tiempo tu vida acabará o pasará a depender a manos de otros?, ¿es esto lo que sintió mi madre cuando su vida iba apagándose poco a poco y la angustia de no saber si había conseguido salvarme la vida o había sido en vano?
No sé cómo se sentirá la muerte, tampoco quiero saberla, pero desde luego tengo miedo a lo que viene antes de ella. O lo que es peor, estoy atemorizada de no saber si tendría que rogarle porque me mate.
No sé cuánto tiempo pasa, pero oigo golpes y voces. Juraría que escucho el sonido de cristales rompiéndose. Ese sonido, el impacto de un cristal contra un cuerpo o contra algo sólido... simplemente es superior a mí. Duele.
Mi habitación va a estar destruida. Lo sé. Alguien pica a la puerta y estoy tan asustada que ni me inmuto.
Narciso no ha llegado a tiempo. Él me tiene.
Sanders me tiene.
Vuelven a llamar a la puerta. Estoy lenta de reflejos, incluso ignoro la llamada que Narciso me hace por Instagram. Me aferro a lo que había decidido que sería mi arma incluso mientras tiemblo.
Se acabó.
Sanders pica a la puerta con más suavidad, es un juego psicológico, supongo. Él quiere acabar con mi cordura sin ser consciente de que creo que de eso ya no me queda mucho.
—Españolita, abre.
Reconozco su voz. Es Hugo Müller. No pienso hacerlo. No me fío. No. Me lo estoy imaginando, es imposible que de entre todas las personas sea él.
No contesto.
Oigo a alguien cuchichear y alguien llama a la puerta con más firmeza.
—Preciosa —Es su voz—, abre —Tiemblo. Es Narciso, pero no tengo fuerzas—, no quiero romper también la puerta de tu baño.
No tengo fuerzas, ¿no me está traicionando la imaginación?
Le llamo por la aplicación como puedo, evitando hacerme daño y él contesta pidiendo que abra la puerta.
No tengo fuerzas, estoy destruida y hay sangre en algunos de mis dedos, creo que tengo pequeños cristalitos clavados. Sólo espero no tener también en mi cabeza.
—Nela —Su voz es controlada, Narciso no quiere ser brusco, pero juraría que suena desesperado—, por favor, abre.
Él nunca pide permiso, algo muy grave tiene que estar sucediendo aquí.
Hago el esfuerzo y me muevo por el suelo hasta quitar el seguro y me aparto. Abre con cuidado, igual tiene miedo a darme un golpe o algo. Se agacha y ocupa todo el lugar evitando que pueda fijarme en mi habitación o lo que intuyo que queda de ella.
—Tu padre llegará mañana —Me toma en brazos y me gira para abrazarme y que no pueda ver el cuarto. Levanto la cabeza y ahogo un grito cuando veo desde el espejo un poco de mi habitación. El escritorio está tirado por el medio, muchísimos papeles alrededor de todo—. Ven, deja que te ayude.
Me apoyo en él y salimos, Thomas está con los brazos cruzados, me atrevería a decir que está preocupado.
¡Me cago en Dios! Las patas de la mesilla de noche están por todos lados. Herman está recogiendo con la escoba los cristales de la ventana.
Esto es peor de lo que imaginaba.
Toda la ropa está fuera del armario, no le ha dado tiempo a romperla o eso espero. La lámpara del techo está rota y una de las bombillas hecha añicos en el suelo.
—¿Has cogido los datos del coche?
—Sí, se los he enviado a tu tío para que se ponga a buscarlos. No fue muy inteligente comprando un BMW —Responde guardándose el móvil—. Lo siento, preciosa, rompí tu ventana para llamar su atención. —Él suena frustrado.
Narciso realmente quiere encontrarle.
El concesionario de Donny trabaja sobre todo con la marca germana de BMW, eso tenía entendido.
Le miro y creo que sabe que hay muchas preguntas rondando por mi cabeza.
—Trabajo en uno de sus talleres, sé cómo encender un coche sin llaves y usando sólo su cableado. Sé cómo trucar ciertas cosas para pasar como un coche válido y que se pueda usar. Sé cómo encontrar piezas de coches y coches robados y a qué nombre están. Sé hacer trucos de mecánico, ¡soy uno!
—También sabes hacer cosas de mafioso, Friedrich —Hermann levanta la cabeza y para un momento de barrer—. ¡No me mires así! Sabes hacer más cosas de las que estás diciendo y desde luego algunas de ellas no te las enseñan en clases de mecánica.
—En eso tiene razón —Hugo ayuda a recoger los papeles—, ni siquiera asististe a un curso de mecánica.
Me llega una arcada y creo que él lo nota porque recoge mi cabello como puede y me acompaña al mismo baño donde hace poco tiempo me había escondido y me ayuda a vomitar.
Mi cuerpo reacciona al miedo así, no sé por qué, pero es lo que ocurre cuando la adrenalina se desvanece y la tensión abandona poco a poco mi cuerpo.
Soy incapaz de articular palabra, pero Narciso parece entender todo lo que ocurre, todo lo que pasa por mi cabeza. Es como si me conociera, aunque no lo haga en sí. Es como si me tuviera estudiada, es algo fuera de los límites de mi entendimiento.
Encuentra mi peine y me desenreda el pelo sin mucho cuidado y provocándome que pegue algún que otro quejido, luego me sienta en el borde de la bañera y me lava él los dientes.
—Escupe. —ordena.
—Gracias —susurro, sé que me ha oído porque sonríe de la manera más sincera mostrándome sus dos hoyuelos y dejando que conozca esa parte infantil en él—, gracias por acudir, por no dejarme sola.
—ты можешь рассчитывать на меня —dice pegado a mi oreja.
¿Qué?
—Estoy segura de que eso no es alemán.
—Mi abuelo materno era ruso, preciosa.
—¿Hablas ruso?
—Sé pronunciarlo perfectamente y decir algunas frases o refranes, ahora si me preguntas si sé hablarlo: no.
—¿Entonces?
—Busco en el traductor Google: alemán – ruso, ruso – alemán y le doy un sentido. —Se encoge de hombros.
Consigue sacarme una más que sincera sonrisa.
—¿Y qué significa eso que me has dicho? —Trago saliva, esperándome cualquier cosa.
—Que puedes contar conmigo.
Creo que va a decir algo más, sin embargo, no lo hace. No sé si porque no estamos solos en general o porque realmente se arrepiente.
Cuando terminan de recoger, me estremezco, tengo miedo.
Thomas me ofrece una infusión y me comenta que Jhon ya está al tanto y que por favor le deje mi móvil para transferirle toda la información. Tendrían que hacer algo.
—Narciso... —susurro intentando que sólo me oiga él—. No quiero dormir sola esta noche —Evalúa mi comportamiento—. ¿Puedes... puedes quedarte conmigo?
No lo digo con doble intención, no lo digo porque él me atraiga o porque esté empezando a sentir cosas por él, lo digo porque necesito sentirme arropada hoy.
—Dormiremos en la habitación de Thomas, ¿de acuerdo? —Asiento—, que él duerma en la de Jhon y Caroline.
Sigo conmocionada, pero al menos me alivia no tener que estar sola hoy.
2 de noviembre. 2019.
Jhon había llegado ayer y desde luego se la había liado a Thomas, decía que le había fallado por no saber protegerme y por ponerse en peligro a él mismo.
Él realmente había entrado en un bucle contra el hijo de Carol y eso no me convenía, no quería que Thomas Koch me odiara aún más de lo que ya lo hacía. Además, tenía que ser justa y reconocer que mi hermanastro no tenía nada que ver. Él no lo había hecho mal, yo le había mentido y yo le había fallado. ¿Me había puesto en peligro? No. ¿Había fallado a mi palabra? Sí.
Sin embargo, no es así, él me odiaba igual que siempre. Incluso intenté hablar con él en privado y sólo me dijo que Jhon tenía razón, él había prometido cuidar de mí y no se había asegurado de que yo estuviera con alguien. También me echa parte de la culpa, podría habérselo dicho y seguramente uno de nuestros tíos habrían venido a pasar la noche aquí.
Tiene razón, no se la doy, pero internamente le doy ese punto.
Caroline siente un poco de pena por su hijo, pero en parte le da la razón a Jhon; ¿por qué? Aún no lo sabía, nadie me lo había dicho.
Había quedado para comer con Dani y, Thomas había sido encargado de llevarme y de dejar claro que luego vendría a recogerme.
Hacía frío. Muchísimo. Según Caroline Koch pronto empezarán las nevadas. Por suerte, se había encargado de que no me falte en el armario hecho a medida de mi habitación ropa de invierno y calzado adecuado para caminar por la nieve o el suelo resbaladizo y barroso. Ropa que, en su mayoría había salido intacta; no obstante, algunas prendas no pudieron ser salvadas. En especial, las que me había traído de España.
Sanders quería destruir mis recuerdos y lo que más amaba. ¿Por qué?
Estaba en el punto de mira de un loco y no sabía bien porqué más allá de las conjeturas de Caroline Koch.
Daniella Jawer-Pereira lleva un gorro de lana blanco tapando su cabeza y unos guantes del mismo color. Lleva el pelo recogido, aunque se ve su inconfundible flequillo recto. No puedo ver si me sonríe o qué cuando me ve puesto que lleva una bufanda enorme tapando su cuello y parte de su cara.
Me recibe con un cálido abrazo y le devuelvo el gesto con mucho cariño. Caminamos en silencio hacia el restaurante en el que hemos quedado.
Suspira, una vez más, creo que he perdido la cuenta de todas las veces que lo ha hecho. Paseamos por la avenida Karl-Marx-Alle, un bulevar totalmente simétrico. Los edificios, árboles y cualquier detalle que se vea en la parte izquierda de la avenida son idéntico en la parte derecha. No hay nada que los diferencie.
Tenemos que desviarnos un poco puesto que un par de coches patrulla escolta a un grupo de manifestantes.
—¿Por qué se manifiestan?
—Creo que es una marcha en apoyo a las personas del colectivo LGTB que han sido condenadas en Chechenia.
Me fijo en cómo van, a pesar del frío, sus ropas son curiosas, reveladoras, aun así, llevan abrigos. Me fijo en las pancartas, no consigo leer ninguna en concreto.
Nos acercamos a un bar – restaurante llamado "Das Haus der Portugiesen", tiene en la fachada la bandera alemana y la portuguesa.
—¿Qué significa? —Señalo el letrero de abajo.
—"La casa del portugués da la bienvenida a todo aquel que busque un plato de comida y buena compañía" —Se encoge de hombros mientras abre la puerta para que entremos—. No es difícil poner nombres a restaurantes extranjeros porque al ser ya de fuera, tienen gancho.
Nos atiende una joven y saluda a Dani en portugués, ella aclara que yo soy medio española así que también me reciben con alegría.
La temática del restaurante es rústica, es acogedor y no parece muy caro. Dudo que Jhon quisiera pisar este lugar, él es demasiado clasista.
—Nela —Dani me llama y tomamos asiento—, luego tienes que probar el café de aquí.
—No sé yo —digo no muy convencida—, odio el café aguado y en Alemania no son muy buenos haciendo café.
—¡Estás en un restaurante portugués! —ríe—, creo que mi genética germana se olvidó de hacerme resistente al frío y amante del café europeo —Aclara antes de que pueda hacerle alguna pregunta—, es un buen sitio y no es caro y sirven el mejor café que puedas encontrar por esta zona. No sólo tienen café portugués, sino también italiano y español. ¡Los únicos de Europa que sabemos hacerlos bien!
Nos quitamos las chaquetas y las colocamos detrás de nuestras sillas. Muy a lo ibérico, aquí no necesitamos guardar nada en percheros. También nos quitamos los guantes y ella deja su gorro en la esquina de la mesa.
Nos invitan a cada una a una cerveza típica de allí llamada Sagres, entiendo la razón en cuánto veo al camarero guiñándole un ojo a Daniella. ¡Es con el que la he visto varias veces en fiestas!
—¿Qué recomiendas para comer?
—¿Te gusta el pescado? —Le indico que sí—, perfecto.
Nuestra camarera viene y ella pide dos Bacalhau à Brás.
Se retira con nuestro pedido y suspira una vez más y da un trago a su cerveza.
—Nela, ¿qué tienes con ellos?, supongo que con Thomas es porque vivís juntos al ser hermanos.
—Hermanastros, supongo. —La corrijo.
—Es un grupo bastante tóxico, te lo digo por experiencia propia.
—No tengo mucha relación con ellos.
—¡Oh, vamos Nela! —Agradecemos cuando la camarera deja nuestros platos en la mesa—, ¡te he visto con Narciso!, ¡esa tensión entre vosotros dos...! ¡cuándo te sacó a cantar...! ¡Es hasta sexy!
—Él no va a hacer nada conmigo —Pongo los ojos en blanco y pruebo el plato de comida—. ¡Dios Santo, Daniella! Esto está riquísimo.
—Me alegro de que te guste —comenta con sinceridad—. Yo os veo con bastante feeling, ¿por qué dices eso?
—En palabras suyas: sólo tengo 16 años.
—Oh, ¿Narciso Vögel teniendo ética? ¡Me pinchas y no sangro! —Está realmente sorprendida—, pensaba que eras tenías 18 como yo, ¿cuándo cumples 17?
—El 5 de noviembre.
—Seguro que ahí deja de ver como un problema tu edad...
Me encojo de hombros.
—A mí... me gustaría resolver lo que sea que estemos teniendo porque es confuso. Quiero conocerle, él me atrae mucho, Daniella..., él me está empezando a gustar más allá de lo físico y no estoy segura de que eso sea algo tan positivo, pero de momento nada me ha demostrado que sea tan malo...
—No es algo positivo —Sé que lo dice con sinceridad—. Yo caí en su día por uno de ellos y aún estoy intentando recomponerme —Da un sorbo a la cerveza—. Pero qué voy a decir yo, si es que cuando el corazón habla, la mente se nubla y el qué dirán da igual.
—¿Qué ocurrió? —Intento no presionarla.
—Me debes la comida que no se te olvide. —ríe y me alegra que no se sienta forzada o mal de hablar esto conmigo.
—Hecho. —Le devuelvo la sonrisa.
—Es la razón por la que no soporto ver a Hugo ni en pintura. Algunos días le odio y otras simplemente siento lástima por él. Hugo no para de acercarse a mí, supongo que se siente en deuda y me parece correcto, después de todo me lo debe. Y hay días que yo también creo que debe pagar por ello, pero lo hecho está hecho; yo por mi parte, él por la suya y punto.
—¿Qué te hizo?
—Empezamos a salir cuando ambos teníamos 14 años, típica relación de adolescentes. Estuvimos durante 3 años juntos, eh. Él fue mi primera vez en todo —No sonríe, pero tampoco se siente mal, simplemente está narrando—. Al principio todo fue genial, Nela. Él estaba muy presionado por su familia. Los Müller son unos clasistas de mierda y el hijo no iba a ser diferente. Siempre queriendo controlarme, siempre intentando hacerme cambiar, no me veían digna de ser la chica de su hijo. ¡Dios cuánto los odio! Hasta Hugo hoy en día los odia. ¡Qué les jodan! Tienen su merecido.
—¿Por qué?
—Hizo falta que me jodieran la vida para que el imbécil de Hugo reaccionara, pero bueno, me alegro de que él por fin se haya librado de la escoria de su familia. No es todo culpa de sus padres, él fue un pedazo de gilipollas.
—¿Qué pasó?
—Dos adolescentes con las hormonas alborotadas pensando que nada puede ocurrir. La típica de "la saco antes de llegar".
—Hasta que ocurre.
—Exacto.
—¿Y qué ocurrió exactamente?
—Cumplí 16 el 8 de mayo y dos semanas más tarde mi regla se retrasó.
—No me digas qué...
—Sí —Admite con cierta vergüenza—. No nos dan una buena educación sexual, no te dicen los peligros que pueden darse. La gente sólo te dice que eres muy pequeño para mantener relaciones sexuales y puede que tengan razón, pero los adolescentes siguen teniéndolas, dales entonces una buena educación sexual.
—Pero ¿cómo? —No salgo de mi asombro.
—Nela, corazón, ¿necesitas que te explique cómo es el proceso de la fecundación? —dice con jocosidad.
—¡Ya sé cómo se hace! —Alzo un poquito la voz y ella ríe.
—Llegó el momento de decírselo a Hugo —continúa contándome—, esto no es como en los libros o en las películas, esto es la vida real. En la mayoría de los casos nunca más vuelves a saber del futuro padre. En mi caso, fue contárselo y no sólo empezó a denigrarme como mujer, sino a insinuar que yo le había estado engañando y que ese bebé no era suyo sino de a saber cuántos. Todo esto, en medio del instituto.
—¡Es un gilipollas! ¡No usabais precaución y él te dijo eso! ¡Es culpa de ambos!
—Porque es un hijo de puta, Nela. Es de los típicos machistas que se creen que los niños vienen de repente, que ellos no hacen falta para dejar la semillita.
—Es despreciable.
—Llegó a plantearse que fuera suyo cuando vio que me perdía —ríe con ironía—, así que se lo contó a sus padres y ellos decidieron que yo debía abortar.
—¿Cómo?
—Nela, yo tenía claro que iba a hacerlo, que no iba a tener ese bebé. Pero era decisión mía, no de sus padres. Me hirvió la sangre, te lo juro. Ni siquiera pude contárselo yo a mis padres porque la asquerosa de su madre ya le estaba extendiendo un cheque a mis padres para que abortara en la mejor clínica del país. ¡Dios cómo odio a Fabienne Müller!
Habla con rabia y puedo comprender la razón.
—¿Hay... bebé? —pregunto.
Niega.
—Corté con Hugo cuando me enteré de lo que había hecho. Sí, yo iba a abortar, pero no porque esos desgraciados me lo dijeran. Entonces Hugo me dijo que cuando me librara de ese bebé podríamos seguir juntos, que todo estaría genial, que volveríamos a ser un equipo..., estaba enamorada de él, Nela, no te voy a mentir: me lo planteé —Niega con la cabeza y sonríe—, pero ahí es cuando me di cuenta, ¿un equipo de nuevo?, nunca habíamos formado parte de un equipo, él no era bueno para mí y...
—¿Sí? —Pedimos los cafés y retiran los platos.
—Estaba entrando en cierta depresión, yo... no vi que el semáforo para cruzar a la otra calle se había puesto en rojo y...
Trago saliva. Si se trata de un accidente donde hay un coche involucrado de por medio temo no poder aguantar las lágrimas.
>> Me arrolló, ese coche me arrolló. No recuerdo más, pero me lamenté cuando me di cuenta de que estaba viva. Desperté en una habitación de hospital horas después. No fue un impacto muy fuerte, sólo lo suficiente para que no hubiera bebé.
—Tan rota y se te ve que estás luchando, te admiro, Daniella. —Le confieso con sinceridad.
—Estuve mucho tiempo mal, Nela. Voy mejorando poco a poco.
—Eres fuerte, Dani.
—Algún día tendrás que contarme cómo acabaste aquí...
Intenta cambiar de tema, pero hay algo que necesito saber.
—Algún día me invitas a comer y te cuento mi vida.
—Hecho.
—Una pregunta..., ¿mi padre tiene algo que ver en todo esto?
—Cariño, hay una razón por la que Avery te juzga, por la que mi hermano no puede saber que eres una Schrödez y yo realmente no soporto eso, pero entiendo lo mucho que me quieren y sé que buscan protegerme.
—Pero yo no soy cómo mi padre...
—Lo sé y estoy segura de que Felix lo entendería, pero no estoy preparada para que sepa que soy amiga de la hija de un Schrörrez.
—¿Y Avy?
—Quiero mucho a Avery, es mi mejor amiga y ella siempre irá por encima de cualquier persona, pero discutimos bastante..., Avery cree que me falló como amiga por no darse cuenta de todo, ella se martiriza bastante.
—Puedo entenderlo, supongo que la gente que te rodea pensará que no hizo suficiente.
—Puede —Toma un respiro—, ¿quieres saber lo que hizo tu padre?
—Tengo miedo de saberlo, pero adelante.
—Poco tiempo después, se me dieron unas grabaciones de Hugo Müller humillándome en medio del instituto y cierto bullying que comencé a sufrir por su culpa. Por suerte esos ya están expulsados. Mis padres decidieron denunciar por daños y perjuicios.
—Hicieron bien.
—Tu padre fue el abogado de Hugo Müller.
—Dime que no ganó, por favor. —ruego.
—Lo hizo.
¡Hola! ¿qué os ha parecido?, ¿qué pensáis de la actitud de Thomas?, ¿y de la confesión de Daniella?, ¿creéis que Hugo es realmente así o que hay un transfondo más grande detrás de todo?
¿Pensáis que un abogado si gana un juicio en el que no estáis a favor de lo que defiende es malo o simplemente está haciendo bien su trabajo? ¡Abro debate! JAJAJA.
¿Qué pensáis del momento creepy vivido?
¡Ayyyyy! ¡Ya van ocurriendo cositas y estoy super emocionada de que las vayáis descubriendo!
Por cierto, amo vuestras teorías jsjsjsj.
Si veis algún error de cualquier sentido en el capítulo, no dudéis en comentarlo.
Por cierto, ¿cuántos años tenéis? ¡Yo 24 ya! (en 2022 tendré 25).
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