Día de Suerte

El omega que mira por la ventana,
Intentando ignorar el exterior,

Empieza a alejar a la luz que le alumbra,
Porque sin luz, no le podrían ver,

"Luz, tú me odias ¿verdad?"

Anhela su calor, anhela su protección,
pero sabe que si se acerca,
las personas que anhelan la luz, querrán destruirlo.
Porque todos anhelan la luz para ellos mismos.

El día siguiente a ése, tuvo miedo.

Miedo de que al llegar le esperara aquel alfa con una expresión de desagrado porque ya todos le habían dicho y dejado en claro cuan asqueroso era él a pesar de ser un omega.

Miedo de que de pronto la gente viniera a recordarle a Izuku que era nada y nadie.

Pero nada de eso pasó, e incluso se sintió decepcionado al ver que no había rastro alguno del alfa.

Izuku caminó con la cabeza gacha, como acostumbraba a hacer para no ver las miradas de desagrado del resto, evitando los pasillos concurridos, tomando las escaleras y no el ascensor o las vías para personas en sillas de ruedas que solían estar mas atiborradas por el hecho de no ser escaleras.

Llegó a clase, tan temprano que el personal de limpieza recién salía de su aula y las mesas y sillas olían a desinfectante.

Izuku tomó asiento al final, en una esquina a la que le daba el sol y desde la que no se podía ver la pizarra, la única mesa que no brillaba de limpio igual que el resto. La única esa con las pintas desagradables llenas de insultos sobre ella.

La mesa por la que tendría que pagar al final del año, porque a nadie le importaba que él no hubiera sido quien dañó la mesa y les importaba menos aún que Izuku pasara dificultades para conseguir ese dinero. Encontrar a los verdaderos culpables no era la prioridad. La verdadera prioridad era conseguir un reemplazo para esa mesa o simplemente comprar una para cualquier otro departamento ya que esa se dañaría igual de mal en otro año lectivo.

Las mesas a su alrededor eran pocas veces ocupadas, y era difícil saber si la razón era la posición desfavorable o es que Izuku sentándose cerca resultaba desagradable.

Él sólo se agachó esperando a que el primer docente llegara para impartir sus clases, repitiendo su rutina de cerrar su mente y oídos cada que un docente salía y algunos alfas venían a molestarlo, hasta que llegara otro docente que pidiera silencio para poder iniciar su clase.

Porque ninguno, nunca, había pedido que se detuvieran.

Almorzó en los cubículos y luego regresó a su aula suficientemente temprano como para no ser desagradablemente notado, como había pasado el día anterior.

Sólo se sentó y espero a que su clase terminara, a que los alfas molestosos pulularan lo suficiente a su alrededor para intimidarlo, y decidió salir.

Había sido un día asqueroso, lleno de rutina, y aunque sabía que probablemente debía agradecerlo, no se sentía como algo por lo que agradecer.

Porque hasta el día anterior, cualquier factor fuera de la rutina sólo indicaba que Izuku pasaría por un momento aún más difícil, pero ahora Izuku no podía evitar desear un momento igual de favorable que el reciente suscitado con el alfa.

El omega quería levantar la vista y buscar entre todas las personas esa mata de pelo lacio y heterócromo, quiso encontrar los geniales ojos que no había podido borrar de su memoria.

Sintiéndolo como un gran paso, enderezó un poco la espalda, y enfoco sus ojos ante algo distinto que los pies y zapatillas.

Empezó a buscar rostros.

No se detenía en ninguno por mucho tiempo, temiendo ver cómo sus gestos se convertían rápidamente en unos de desagrado.

Pasó un tiempo así, avanzando un poco más lento de lo normal, pero no encontró nada.

Y si lo encontrara, pensó Izuku ¿Qué podría decirle?.

- ¡Hey!- Una voz resonó unos pasos detrás suyo.

Izuku no volteó, a pesar de que había logrado levantar su cabeza para buscar un rostro conocido, el girar la cabeza para ver quién gritaba ya era muy osado de su parte.

Estaba fuera de sus límites.

Siguió caminando, intentando no perder de vista ningún detalle al mismo tiempo que pensaba en una manera de poder hablar con el alfa.

Sintió un toque en el hombro que le hizo tensarse inmediatamente y sus palmas sudaron por el miedo.

Volteó lentamente con la cabeza gacha, incapaz de enfrentarse a quien le llamaba.

- Lo siento, no sabía si decir tu nombre- La persona delante suyo, cuyas ropas parecían de mejor calidad que la propia casa de Izuku, habló.

¿Lo siento?

Izuku se permitió pensar un poco y cuando se calmó, por fin sus sentidos reaccionaron correctamente.

El olor remanente en el aire, sutil y agradable, era canela.

Llenó de manera discreta sus pulmones con ese aroma.

- Ah, hola- Dijo el omega, sin tener una idea de lo que decir a continuación.

¿Debería mirarle?

No, se respondió a sí mismo, eso ya es ir muy lejos.

Pese a sus pensamientos, Izuku levantó ligeramente la mirada, y la fijó en el torso del alfa delante suyo, impidiéndose ver más arriba.

- ¿Podemos... hablar en otro lugar?

¿Hablar de qué?, quiso preguntar Izuku.

Probablemente me pedirá que no le hable, que actúe como si no le conociera.

En su mente, el omega rememoró la imagen del día anterior.

Sería difícil olvidarlo, pero si él lo pide, puedo pretender.

- C-claro- su voz sonaba extraña, así que susurró el resto- yo te sigo.

No puede tomar mucho tiempo.

Izuku pensó, aunque realmente no era un deseo.

No debe tomar mucho tiempo.

Era consciente en cómo las miradas embelesadas se detenían en Shoto y luego se dirigían a él, cambiadas por completo, con algo muy distinto a la admiración Y sólo pudo encogerse, deseando ser invisible o agradable a la vista.

Apenas llegaron a una zona verde Izuku miró a los alrededores, intentando veri si había alguien allí a parte de ellos dos.

Pero el lugar estaba desierto.

Izuku se preguntó si el alfa delante suyo era consciente de ese hecho, si sabía que el hecho de que nadie oyera su conversación dejaba más espacio a la tergiversación.

Como si alguien fuera a imaginar algo romántico de nosotros dos.

- Sobre lo que pasó ayer...- empezó a decir el alfa.

- Quería darte las gracias- Izuku le interrumpió, con la mirada baja- y pedirte que no lo vuelvas a hacer.

Probablemente el alfa había venido simplemente para pedirle que actuara como si no se conocieran. Que se alejara de él porque era desagradable.

- Midoriya, ¿Eso pasa muy seguido?- Delante suyo, el alfa tenía un tono severo y ni siquiera se había preocupado en ponerle un honorífico a su nombre.

Pero al menos sí dijo mi nombre.

A Izuku le sorprendía que alguien allí supiera su nombre y quiso preguntarle "¿Por qué quieres saber si pasa muy seguido? ¿Qué pasa si ese es el caso?". Quiso poder exigirle respuestas.

- Eso...- y luego pensó, pero ¿Tengo derecho siquiera a exigirle algo a alguien? ¿No debería estar agradecido de que me dirigieran la palabra?- Yo... no...

- Respóndeme- Inalterable, el alfa delante suyo se encontraba estoico, mirándolo como con reproche.

- No es tu problema- Sujetó la correa de su mochila con mucha más fuerza, sintiéndolo como un soporte.

¿Tenía derecho de hablarle así? ¿Tenía derecho de hablarle siquiera?

-Si un alumno es acosado, es problema de toda la institución- La mirada severa del alfa no se alejaba de su nuca, podía sentirlo.

Le escocía.

- Es mi deber notificar una falta así, los responsables deberían ser castigados. Además tu mesa...- Izuku quiso levantar la mirada y ver qué expresión ponía el alfa al recordar todas las escrituras. Pero no lo hizo.

Estaba ocupado intentando esconder una risa amarga.

¿Castigar a los culpables? ¿Notificar una falta?

- La mesa lleva dos años así, pasaron las inspecciones de medio año y también las de final de curso, pero nadie nunca dijo nada al respecto- Izuku se enderezó un poco, fijando su vista en el mentón del alfa- Lo que viste ayer es nada. Te lo digo ahora porque de todas maneras lo verás después, pero sin importar si el director está pasando o hay un profesor en el aula, las cosas que me han hecho son mucho peores y no se comparan a lo que viste.

Y no soy el único.

- No sé qué tan ideales sean las cosas para tí y en tu mundo- El omega se alejó un paso, listo para irse- Pero en el que yo vivo, las cosas nunca salen bien para mí.

Sintiendo cómo le temblaban las piernas, Izuku dio media vuelta y se fue caminando rápido.

Moría por acercarse al alfa y decirle que por favor le ayudara. Llorarle todas las penas y rencores que había acumulado. Quería sentirse protegido. Pero Izuku lo sabía de primera mano, si intentaba defenderse sería peor para él. Si intentaban defenderlo también era peor para él.

En el mundo en que Izuku vivía -que definitivamente no era suyo- quien tenía que pagar por todo lo bueno y lo malo, era él.

Mientras se acercaba rápidamente a la puerta de salida del campus, Izuku sacó el teléfono en mal estado que poseía.

Los botones de encendido y apagado no funcionaban a veces y la pantalla tenía partes en las que manchas aparecían y le imposibilitaban ver algo, pero era el mejor que podía costearse en el momento.

Tenía 20 minutos de retraso a su rutina habitual, e Izuku supo que alguien en su casa, definitivamente armaría un escandalo.

Pero no por preocupación.

Ignoró su regla de no correr, ignoró a los que se reían de él, llamándolo por apodos insultantes.

Ignoró el dolor de sus piernas y el ardor en sus pulmones cuando llegaba a casa.

Pero no pudo ignorar la bofetada que ardió en su mejilla y dejó la marca de dedos rojos. Y tampoco pudo pasar por alto las palabras de la persona que se supone, debía amarlo.

- ¡LLEGAS TARDE!- la voz de su padre resonó en el pequeño ambiente- ¡¿QUÉ TE TOMÓ TANTO TIEMPO?!- Izuku no supo qué responder, y sólo se encogió. Quiso hacerse diminuto, invisible. Mientras sentía el temblor de su cuerpo, intentaba mirar algo en el suelo, algo que le distrajera y pudiera ayudarle a ignorar algo que nunca pudo. Pero entonces sintió unos dedos aferrándose a su cabello con dureza- ¡MIRAME CUANDO TE HABLO!- sus ojos llenos de lágrimas subieron hasta el rostro de su padre, desfigurado por el enojo, con los labios morados, producto del alcohol- ...- Su padre se le quedó mirando un rato, y luego lo tiró hacia la delgada pared, e Izuku temió que se rompiera - La misma mirada de puta que su madre.

¿Su madre?

Estaba sentada frente a ellos, arrodillada en el piso con la mirada gacha, probablemente ahorrándose la dolorosa vista, o ahorrándole a su hijo la vista de su cara hinchada y con moretones.

- ¡SÍRVEME LA COMIDA! - el hombre se alejaba con dirección a la cocina y se sentaba en el piso, frente al destartalado kotatsu- Tu inútil madre estaba temblando tanto que se le derramó una ración. Uno de ustedes no comerá hoy.

Ah, se detuvo rápido porque tiene hambre.

Ese parecía su día de suerte.


HOLIBOLI! QUE TALLLL

Espero que este capítulo les dé una idea más específica de lo que Izuku sufrió. Igual los 5 primeros capítulos (unos tres más) en promedio son acerca del pasado de Izuku.

Es difícil escribir esto, intentar ponerse en el lugar de Izuku y compartir los sentimientos y cosas que podrían pasar por su mente, pero me esfuerzo por hacerlo correctamente para que llegue a ustedes el mensaje que deseo transmitir.

Esto ya está muy largo, pero sólo es para decirles que gracias por esperarme, por leer, votar y comentar. Les quiero mucho.

-no voy a prometer capítulos para X fecha, porque siempre que lo hago, flopeo. JAJJAAJJA-

Nos vemos en otra oportunidad!! Besiiiis.

Por cierto ¿que tal el capítulo? ¿Esperaban algo de esto?

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