Día 7
Parallels/Future/Free Day
- ¿Y ves esa de allá? Tiene forma de avión. – Señaló al cielo con una mano apoyando su cabeza. Con una sonrisa decía lo que sus ojos podían formar en el cielo estrellado. El menor a su lado a veces lo miraba con gracia y otras confundido.
-Papá, lo estas inventando. – Dijo sin limitarse, y es que era la verdad. Ambos estaban acostados en el suave pasto y ciertamente en la misma posición imitando un patrón de dos. Si bien, no era lo importante en su cabeza en ese momento. Su mirada esmeralda no llegaba a distinguir lo que su padre, entonces este seguro lo inventaba. – Son solo puntitos brillantes, no veo de donde ves un avión.
Con esa declaración, un resoplido entre divertido y perplejo ante el poco intento imaginativo de su hijo, solo le miró con una cerca arqueada.
-No lo estoy inventando, está justo ahí. – Volvió a señalar al cielo esta vez más cerca de donde se posicionaba el rostro del menor. Y aunque esperaba una afirmativa por parte de este, solo obtuvo silencio y una mueca aún más confundida. – ¿No lo ves?
- ¡Nope! Lo estés inventando o no, supongo que esto no es lo mío. – Se encogió de hombros aun acostado y deshizo la pose que tenía incorporándose. – Prefiero jugar videojuegos, ahí si tienen aviones. – Casi replicó admitiendo un poco el aburrimiento que tenía de haber estado ahí un buen rato, más quería pasar tiempo con su padre, aunque esa pretensión poco duró. No obstante, se ganaba una pesada palmada en su espalda por parte de él. – ¡Hey! Eso dolió.
-Solo te estoy quitando el pasto de la ropa. – Excusó con cierta verdad, pero al inicio había sido un poco más en modo de broma por cómo le había contestado. – Yo no te obligué a que viéramos las estrellas.
-Huh, en realidad si lo hiciste. – Ahora fue turno del joven mirarle con burla. – Estas todo el día pegado en ese aparatejo, ven que te enseñaré algo de astrología. – Imitó la supuesta voz del mayor mofándose.
-Y ni siquiera te esforzaste. – Objetó señalando su desinterés. – Y no me contestes así, que soy tu padre, Pesca. – Esta vez siendo un poco más severo por cómo llegó a hablarle.
- Te estoy hablando bien y ¡Claro que sí! Pero no dejabas de invent...
- ¡Pesca, Narancia! – Un poco más a lo lejos, la leve pelea se vio interrumpida por el llamado de una fémina. – ¿Pero que creen que hacen? Esta helando y la cena desde hace rato que está servida. ¡Entren ya! – La mujer de cabellos rosados, les hablaba levantando ligeramente la voz desde el umbral del marco que daba al jardín. Los otros solo callaron y la miraron desde su posición, y en ella notaron el dulce ser que cargaba en sus brazos, más no dijeron nada respecto a ello.
Ambos sin seguir reparando en su leve disputa, se pararon de inmediato pues ya pensaban con el estómago, aunque cierto menor no se ahorraba sus comentarios al pasar cerca de la mujer. Si bien, esta no lo tomaría muy bien.
-Fue papá quien quería ver las estrellas a estas horas, no me culpes. – Dijo como si nada, más se ganaba la mirada desaprobatoria de la mayor.
- ¡Y tú, jovencito! ¿Qué son esas maneras? Más respeto o no tendrás postre.
-Huh... por favor, mamá. – Solo rodó los ojos y siguió su camino hasta el comedor, teniendo a una madre negando tal actitud. Luego sintió la presencia del apenas más alto que ella; su esposo.
-Estos jóvenes de ahora ya no se emocionan con nada. – Dijo de repente Narancia, pasando un brazo por la cintura de la fémina. – Más que con esos aparatejos odiosos. – Y aunque ese fuera el tema en cuestión, de un momento a otro tu atención se desvió y habló cariñosamente al bebé que su mujer cargaba en brazos. – ¿Verdad, cosita bella? Pesca debería dejar de jugar esas cosas del demonio. – Amorosamente poco tocaba la diminuta nariz provocando las dulces risas de la pequeña. – ¿Quién es mi Mela? ¡Tú! ¡Tú, eres mi niña!
-Es una etapa. – Comentó viendo como ahora Narancia era quien tomaba a su bebé, cargándola y elevándola un poco haciendo que los cabellos rosados de la niña revolotearan, además provocando las risas un poco más sonoras entre los dos. – Aunque con más razón debemos ser más pacientes y estar más atentos a él, ¿No crees? – Preguntó directamente al hombre de cabellos negros y ojos amatistas, quien seguía jugando pareciendo que la ignoraba olímpicamente como cualquiera vería, más ella sabía que no era así.
-Tú sabes que llegó a ser muy paciente cuando tengo que hacerlo, Trish. – Respondió sin mirarla aun atento a su bebé, pero atendía totalmente a su amada esposa. – Es solo que intento acercarme un poco más, y que se dé cuenta de hay muchas más cosas divertidas además de esas tontas consolas de videojuegos. – Ahora la volteó a ver aun con la pequeña en sus fuertes brazos. Si bien mostrando un gesto un tanto preocupado, claro por su propio hijo.
La mujer de hebras rosadas quedó mirando la auténtica preocupación de un padre hacia su hijo, además de la pequeña que a su vez también la miraba, pero con los orbes expresando total inocencia y lejanía ante cualquier situación.
Trish no evitó conmoverse, ese hombre de facciones maduras ahora le recordaba al Narancia de cuando se conocieron, dejando de lado la dureza con la cual había crecido y de inmediato le nacía el consolarlo con todo su amor.
Se dejó llevar por ese sentir y se acercó con calma hasta dar con el rostro del más alto. Acariciando su mejilla con delicadeza y luego besarlo con toda ternura. Por supuesto, fue bien recibida, dándose unos segundos se disfrutarse.
Unos instantes quizá, pero un mundo que solo ellos dos conocían. La bebé por su parte, solo les quedaba mirando sin razonar nada, pues solo se trataban de sus padres, sintiendo ese cariño solo como alguien inocente como ella podría procesar.
-Es un adolescente, no un delincuente. – Dijo al momento de separarse. No obstante, Narancia aún seguía sumido en ese beso, más pronto recordó el asunto que trataban. – Te angustias de más.
-Huh, sabiendo como fui yo a su edad, cariño. Créeme que estoy más que justificado. – Excusó en cierta forma, pues en Pesca, se podía ver un poco como cuando el propio Narancia era un adolescente; rebelde, contestón y algo travieso.
- ¿Ah sí? Pues, yo recuerdo a un Narancia divertido, valiente, risueño... – Jugueteó con el cuello de su camisa como si este estuviese desarreglado. El otro sentía los dedos en su cuello de manera gentil, sintiendo un roce cálido y tranquilizador. – Y, sobre todo, encantador. – Finalizando ahora dando un beso rápido en la mejilla morena; con eso, tuvo para que su esposo tuviera un poco menos de angustia.
De igual forma, devolvió el tacto con una caricia en la barbilla de su mujer. Solo pensando en que ella era la única que sabía cómo tranquilizarlo. Si bien, ya no mencionaron nada al respecto. Sin palabras, ambos sabían que tenían que ir al comedor ya donde esperaba su hijo mayor. Mientras que la pequeña aun absorta en su propia realidad infantil, se apoyaba en el brazo y pecho de su padre dejándose llevar, mirando las manos entrelazadas de sus padres.
En el comedor
Una cena bastante tranquila, a decir verdad. La pequeña Mela sentada en la silla para bebé; junto con su madre que atinaba a su boquita la papilla como si este fuese un avión y, por otro lado; Narancia y Pesca comían la deliciosa pasta que había cocinado con amor la mujer de aquel hogar. Ambos varones absortos en el deleite de sus platillos, comían y tenían además casi como si estuviesen coordinados, cosa que no pasó desapercibida por Trish.
Luego de que la bebé diera un bocado, la mujer daba vistazos hacia el otro par mientras volvía a hundir la cuchara de plástico en la papilla, admirando con ternura cuan parecidos eran; ambos de cabellos negros y de piel acanelada, si bien lo único que los diferenciaba era el color de iris que había adquirido Pesca de su madre.
Con eso, y después viendo a la pequeña Mela tan parecida a ella, pero con ojos tales como los de su padre. Trish no pudo evitar sentirse tan afortunada y feliz, teniendo a tan hermosa familia y formada con el hombre que desde el primer momento amó.
¿Qué más podría pedir?
...
Un fuerte sonido retumbó cada rincón de su interior, y en ese momento sintió un leve dolor en su cabeza, lo cual provocó que sus ojos se abrieran casi de inmediato. Bastante atolondrada y quizá algo molesta, su visión poco pudo esclarecerse y su panorama poco podía reconocer, hasta que aquel sonido que tanto la aturdía fue apagado por alguien más.
Un golpe fue lo que lo calló, uno que fue provocado por el joven que justo estaba a su lado y que apenas daba cuenta de su presencia, pero que pudo reconocer al instante. Entonces, la chica al ver al otro dispuesto a acomodarse para volver a dormir, al palpar su rostro a pocos centímetros del suyo le regresaba a su verdadera realidad. Notando las facciones más jóvenes de su novio muy a comparación del hombre que había visto momentos antes, supo que había estado soñando.
Ya un poco mas despierta, se talló uno de sus ojos queriendo ver mejor a Narancia y analizando lo que había visto en su sueño.
¿Qué había sido eso?
Quería recordar aquella ilusión y es que veía increíble como su cabeza podía imaginar cosas o más bien personas y a su novio más maduro. Aunque indudablemente, fue algo bastante dulce.
-Narancia... - Sin pensarlo, pasó una mano sobre la mejilla del durmiente, pasando un mechón de pelo hacia atrás haciendo que este sonriera ante la acaricia.
...
Un día bastante tranquilo, aunque para Trish, una ida al centro comercial junto con sus amigos y su novio a veces podía llegar a ser muy divertido e inesperado. Incluso había olvidado lo que había ilusionado mientras dormía, hasta que en algo su atención repara haciéndola detenerse de repente.
- ¿Quieres comprarla para Narancia o por qué la miras tanto? – Le dijo a sus espaldas y muy al susurro el joven de ojos negros del grupo para que el otro moreno no lo escuchase. Trish solo volteó y poco rio ante esa ridícula idea.
-No seas tonto, Mista. Solo la vi y me gustó. – Dijo con simpleza, no iba a decir que rememoró un sueño bastante íntimo. Si bien, Mista un tanto curioso también observó aquella sillita para bebé, que además de linda y de un color tono rosa pastel, supo que estaba de oferta.
Quizá un tanto divertido con la idea de ver a Narancia ahí, se acercó y curioseó los accesorios que esta tenia de regalo. Y a su ves y sin notarlo, Trish de igual manera quiso tocar la silla. SI bien, Mista notaba un gesto distraído y quizá melancólico por parte de la fémina, esta tocaba los artefactos de peluche y de varios colores de una manera, con eso le llegó una idea que le hizo respingar.
¿Acaso ella...?
- ¡Trish! – Exclamó su nombre por lo bajo, llamó su atención de inmediato. – ¿Acaso tú estás...?
El moreno no terminó la frase, pero no fue necesario pues la joven lo interpretó a la perfección. Los colores rojos empezaron a subirse al rostro de Trish, para que después negara energéticamente ante la insinuación.
- ¡No, claro que no! ¿De qué estás hablando? – Respondió y negó abochornada y de manera nerviosa. – ¿Estás loco? Ni siquiera tengo planes para eso. – Se cruzó de brazos aun terriblemente sonrojada y con un puchero.
-Huh, lo siento. Es que actuaste de manera muy sospechosa, digo ¿Qué tiene de interesante una sillita de bebé en oferta con accesorios de regalo?
-Nada particularmente, Mista. – Volvió a su rostro nostálgico o similar. – Es solo que, me parece bastante linda. Es todo.
Un tanto confundido, pero prefiriendo no indagar más. El moreno supo que ahora los orbes esmeraldas de Trish se dirigían hacia Narancia, quien muy alejado de lo que sucedía ahí, reía y divertía con los demás.
Entonces la de cabellos rosas pensó.
¿En serio se veía un futuro así con él? No sabia cuanto quería a su amado de cabellos negros y ojos amatistas, hasta ese momento.
No obstante, ahora sabía qué nombres le gustaba para un bebé.
___
Antes de que acabe el año xd me propuse terminar lo más que puedo de fics pendientes jajaja ay una mega disculpa :'^ pasaron muchas cosas y ahora sí, sin excusa ni pretexto termino esto xd y antes de que hagan un NaraTrishweek 2021 jaja
Gracias por leer uwu y una mega disculpa una vez más <3 Espero les haya gustado sisi.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top