Día 1
First/Confession/Sky
SemiAU
El cielo era tan azul y puro con unas cuantas nubes, con los sonidos de algunos pájaros y por supuesto, las tenues risas de aquellos hombres que se divertían bastante lejos de ella.
Con los parpados cerrados, llenó de aire dulce tras un largo respiro. Estaba relajada y apoyaba su espalda al áspero y grueso árbol. Era un día agradable y a decir verdad era una salida que ya llevaba esperando desde hace tiempo. ¿Por qué? Pues era una fecha decidida para el grupo, dónde podrían relajarse y olvidarse de las misiones por un día.
Estaba tan ensimismada con eso, que no escuchó ciertos pasos acercándose.
-¿Trish, por qué tan sola? – Se escuchó la voz jovial del joven de cabellos negros y ojos color amatistas de nombre Narancia. La chica solo le miró interrogante. – ¿Te encuentras bien?
-Claro, ¿Por qué lo dices? – Preguntó mientras veía a Narancia sentarse junto a ella de la misma forma en que la joven lo hacía. Se dio tiempo de acomodarse antes de responder, posó y estiró sus hombros hacia el tronco mientras hacia un ligero quejido dando a entender que antes estaba algo entumido.
-Estas muy apartada de los demás, sólo es eso. – Dijo con simpleza, aunque de igual forma se había preocupado de su lejanía. – Aunque debo decir, que te he notado demasiado pacífica últimamente. – Paso sus brazos atrás de su cabeza recargándose cerrando los ojos. – ¿Estas segura de que no sucede algo más?
Trish arqueó una ceja y no precisamente porque este dijera locuras o algo por el estilo, sino más bien por cómo este llegaba a leerla de tal forma que ella ni daba cuenta de lo avispado que era. Era extraño, puesto que no parecía alguien atento en su persona, la mayoría de las veces se le veía riendo u ocupado con los demás del grupo.
Narancia le importaba Trish y con eso en mente, la joven bajó la mirada con cierto color en sus mejillas y el de orbes amatistas la miró buscando su rostro.
-No es nada grave, es una tontería en realidad. – No lo decía afligida, pero si apenada y con una sonrisa nerviosa. Eso no lo esperó el otro.
-¿De qué se trata entonces? – Ahora la curiosidad le carcomía al ver como Trish agarraba un mechón de su cabello.
-Son tonterías, no es nada importante. – Se encogió de hombros y evitó la mirada curiosa de Narancia. – Solo olvídalo, ¿Sí?
-¡Vamos! ¿Qué sucede? Pensé que éramos amigos. – Narancia se acercaba cada vez mas a ella y la chica tan solo atinaba en abrazarse y girando el rostro sintiéndose acorralada. – ¿Qué te aqueja? Tal vez pueda ayudar en algo. – Dijo esbozando una gran sonrisa. Trish lo miró con una media sonrisa y dejó salir una leve carcajada.
Cada que Narancia hacia algo como eso, lograba sacar lo mejor de ella y no solo refiriéndose en sus propias acciones; sentía que su día no podría iluminarse más y disipaba cualquier otro pensamiento negativo.
El joven estaba atento esperando haberla convencido de hablar, mientras que Trish jugaba con su falda por el notable nerviosismo, pero de una manera mala. Quizá era el momento perfecto para decir aquello que se ha guardado por algún tiempo, y es que quizá ese sentir ya estaba presente desde hace mucho antes, si bien tenía relativamente poco cuando dio cuenta de ello. Tal vez seria precipitado, más deseaba arriesgarse.
Esos ojos amatistas le empujaban a decir esas palabras de su boca, pese a que aun no estaba del todo segura de lo que esta diría. Antes de querer hacer cualquier otra cosa, miró al cielo quedando en un largo silencio y pensó en que sería mejor dejarse llevar por sus deseos.
Quizá así, explicaría mejor lo que tenia atascado en su pecho.
Con los ojos expectantes de Narancia, el joven no esperó aquel tacto. La mano de Trish tomó la mejilla contraria y procedió en dar un rápido beso en sus labios sin darle tiempo de procesar lo que pasaba al instante.
Un beso rápido y simple para los ojos del tiempo y espacio en el que viven, pero para los jóvenes; fue tan duradero y cargado de sentimiento que para ambos sintieron detener su propia atmosfera. Trish dejó de contener ese sentir y Narancia cerró los ojos saboreando esa sensación dulce.
Se separaron y de inmediato la chica volteó con los colores a mas no poder sobre toda su cara, Narancia se encontraba de la misma manera, aunque ahora tenía los ojos bien abiertos, presionando sus propios labios como si añorara los de Trish.
Ninguno dijo nada al menos por dos minutos, hasta que la joven posó su mano con delicadeza sobre la del chico que estaba en el pasto.
-Trish...
-Narancia, me gustas... – Lo interrumpió encogiéndose de hombros queriendo aligerar más el asunto, aunque aún mostraba vergüenza.
-Y ¿Por eso te alejabas? – A pesar de lo impresionado que estaba, sopesó sus acciones y por desgracia no llegó a una buena conclusión. – Sigo sin entender nada... – Se rascó la cabeza confundido.
-Tenía que acomodar mis propias ideas estando lejos de ti. – Empezó a sincerarse. – Cada que te veo o escucho tu voz, me pierdo y mi mente da vueltas. – Una vez más, Trish tocó su mejilla y esta vez lo acarició con añoro. Ahora mostraba una mirada esperanzada, no se molestaba en demostrarlo y Narancia correspondió el gesto tocando la mano más pequeña que le mimaba.
El jovencito quería expresar lo que ahora sentía, más no lo lograba y con la vorágine de ideas le dificultaba hacerlo. Trish al verlo perdido, solo le había hecho entender una cosa; no la correspondía.
La chica tuvo la intención de apartarse y amagó en retirarse, si bien, Narancia la detuvo rápidamente y tal y como lo había hecho Trish, la besó pero ahora con mucho mas fervor.
Sus labios al instante no se movieron, pero al segundo se abrazaron y el sabor del contrario se percibió mucho mejor que la vez anterior. Trish por su parte, lo besaba con cierta hambre, más que el joven buscaba aclarar lo que sentía por ella siguiendo el mismo ritmo.
Se separaron dejando salir un suspiro y el chico juntó su frente de la otra.
-Tú también me gustas. – Dijo tranquilo y la joven casi se le salía el corazón del pecho. – Desde siempre...
Ahora era el turno de Trish de sorprenderse. Narancia le daba una media sonrisa al sentirse como un tonto, pues siempre fue correspondido y jamás pudo verlo.
Los orbes verdes y amatistas permanecieron viéndose hasta largo rato, no necesitaban decir más. Podrían pasar por varias horas sentados descifrándose con la mirada; sintiéndose bien, siendo solo ellos mismos y descubrir lo que el otro sentía. Estarán listos cuando ellos tengan que estarlo.
Por el momento, solo ese árbol y la claridad del cielo, serian testigos de su confesión y su primer beso.
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Hola! Espero les haya gustado <3 la week empezó ayer, así que en un ratito pongo el de hoy que es el día 2.
Cualquiera cosa fea ortográfica por favor háganmelo saber <3
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