EL PUEBLO DE LAS ARENAS
Fui trasladada de la carreta a una casa, la cama era estrecha y dura, me colocaron con delicadeza sobre ella. Aún no podía caminar pero las quemaduras sanaban y el dolor había disminuido. Casi entro en pánico cuando se llevaron a Tiaret de mi lado, quise ponerme de pie y les grité que no se la llevaran pero evitaron que me levantara y la sacaron de la residencia. Volví a sentir la desolación, ¿Qué haría sin Tiaret?, no conocía el idioma, mejor hubiera sido morir en el oasis que sentirme tan inútil y desvalida pero no lloré, sería como el espíritu del León, fuerte.
En horas de la tarde una mujer entro a la habitación con una vasija llena de agua, empezó a limpiarme y cambió mis ropas, de seguro tenían planeado presentarme a los futuros compradores y requerían que tuviera buena apariencia.
Al salir un hombre de mediana estatura, cabello blanco y un divertido mostacho entró, vestía bien y me habló en inglés, sentí alivio que al menos alguien dominara mi idioma.
-Señorita, ¿Ya se siente mejor?
-Sí, agradezco todas sus atenciones.
-¿Cómo están sus pies?
-Adoloridos.
-Dentro de pocos días ya podrá caminar.
-¿Qué hicieron con Tiaret?
-Se refiere a la joven que la acompañaba
-Correcto.
-Ha sido llevada con el resto para la venta en el mercado mañana.
-¿Cómo pueden tomar vidas que no les pertenecen y venderlas como si fueran animales?
El hombro me miró severo pero no contestó, se marchó dejando notar su descontento ante mi comentario. Así siguieron los días, alguien venía, me aseaba, me daba de comer. Extrañaba a Tiaret, cuanto deseaba saber de ella.
El mismo hombre regresó acompañado de otro un poco más alto y muy delgado.
-Levántese. -Me ordenó con tono brusco.
-¿A dónde vamos? -Pregunté.
-Ya es hora.
-¿Me va a vender también?
-Usted es la pieza más importante de mi colección, ganaré mucho dinero.
-No le basta el tesoro, ¿Quiere más?
-El tesoro no me pertenece, ni se encuentra aquí ya.
-¿Qué lugar es este?
-El Pueblo de las Arenas. No lo encontrará en ningún mapa, geográficamente no existimos, así pasamos desapercibidos.
-Muy conveniente.
El hombre alto me ayudó a levantarme, ya había intentado ponerme de pie, lográndolo con éxito.
-Humam la llevará en brazos, no queremos que se lastime.
Y por primera vez desde que llegué aquel lugar fui sacada de la casa. La ciudad estaba muy poblada, pero sus residentes eran pobres y mal vestidos en su mayoría. Vi a varios con un brazalete en su brazo izquierdo con un signo extraño, por sus condiciones y trato, de seguro esclavos.
Ingresamos a un edificio de color ocre, era el más lujoso del sitio y me trasladaron al patio trasero que estaba totalmente techado. En círculo una docena de hombres con ropas muy elegantes rodeaban una base de piedra en la cual fui colocada.
El hombre del mostacho del cual nunca supe su nombre, empezó a hablarles en árabe, imagino que para iniciar a escuchar ofertas. Ya no sentía miedo, me encontraba más bien en un estado de relajación, no me importaba quién me comprara, cuando estuviera bien, trataría de escapar, no le pertenecía a nadie, se incrementó en mí como nunca el deseo de luchar y deje de verlo todo negro, Tiaret tenía razón, el mundo vestía hermosos colores.
Los hombres empezaron hacer sus ofertas y a regatear, gritaban fuerte y se empujaban unos a otros, así se mantuvo hasta que un caballero se paró al frente del hombre del mostacho y tiró a sus pies el collar de zafiros. Lo observé bien, aunque era de noche cuando todo sucedió y llevaba su cara cubierta pude reconocer al jinete que me rescató del camino de fuego, ahora entendía quién había tomado el collar.
Todos los hombres guardaron silencio, nadie podía ofrecer tanto, el hombre del mostacho se agachó y junto el collar, le hizo señas a Humam y me entregó a aquel extraño. Los demás iniciaron una calurosa discusión, reclamando al parecer, pero aquel canoso hombre ignoró sus comentarios.
Unos fuertes brazos me levantaron y me sacaron de ahí, montaba un majestuoso corcel negro, con crines largas, herraduras plateadas y la montura de cuero, delicadamente decorada con labrados a mano.
Me subió con cuidado al caballo y se alejó a todo galope del Pueblo de las Arenas, ¿Quién era ese misterioso jinete? y lo más importante, ¿Que pasaría conmigo ahora?
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Hola, a veces odio wattpad, ayer publiqué este capítulo y acabo de darme cuenta k no lo hizo. Bueno ver el lado positivo, tienen tres capis k leer
Bendiciones.
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