Escondite#3

Estaban en la sala, sobre la alfombra bien lavada, estaban los juguetes desordenados en cualquier parte. El sonido de un sonajero sacudido de manera rápida rompía el silencio, una pelota rodando por allá, otro juguete que salía volando, en fin, lo cotidiano para ambos. Aunque su cuidador trataba de distraerse con un libro, no podía evitar notar como los juguetes impactaban contra el suelo luego de ser lanzados y golpeados directamente. El bebé era agresivo pero igual de tierno con su chupete puesto, era un cachorrito ¿Qué culpa tenía?. Se colocó un par de audifonos y prosigió su lectura; tan tranquilo estaba que no vió como pasó la hora y se hacía tiempo de un corto baño para la criaturilla, colocó el debido marcalibros y se quitó los aislantes musicales de la realidad. Al cerrar el libro y alzar la vista, no captó lo que buscaba por lo que se levantó calmado llamando su nombre y dejando de lado el libro. Al inicio, dió una vuelta por la sala llamando su nombre y teníendo cuidado de donde pisaba pero luego de no obtener respuesta y de seguirse paseando por la casa, comenzó a preocuparse ¿Qué habría sido del pequeño? ¿Un accidente? ¿Un ladrón? ¿Una caída? ¿Una herida?. No podía evitar seguir imaginandose cualquier escenario peligroso en el cual el niño se hubiese envuelto, comenzó a gritar desesperadamente mientras buscaba en toda la casa. Sin respuesta, sin sonidos, todo hundido en un tenso y espantoso silencio; se detuvó justo adelante del estante  biblioteca que tenían, notó su mano temblar y en eso que todo su cuerpo lo hacía, tenía miedo. Mucho miedo. Dió un giro para sentarse en la mesa cercana aunque, accidentalmente, chocó un bolígrafo con su brazo que fue a dar al suelo. Se inclinó y justo bajo la mesa lo encontró, dormido bocabajo con el sonajero y su chupete. Suspiró del alivio y lo sacó de allí para llevarlo a la cuna, el baño podría esperar.