Capítulo 9: ¡Me debéis una explicación!
Espero que disfrutéis el capítulo con esta magnífica canción, ojalá os guste.
https://youtu.be/dsLuXdLmy4s
Sabía que mi mirada era capaz de cortar el aire, pero ya no tenía sentido seguir ocultando mi enfado. Quería una explicación y la quería AHORA.
Mi madre, al ver mi cara, se quedó paralizada, como si la hubiese pillado con las manos en la masa, pero, ¿Por qué tantos secretos?
Al ver que mi madre no decía nada, me adelanté:
- ¿Dónde estabas?, no es normal que estés despierta tan pronto y menos que te vayas de casa sin siquiera poner una nota en el frigo-Le dije con una ceja levantada, incriminándola por su comportamiento.
Mi madre se frotó las manos y me dijo con cara seria.
- Perdona hija, no te dejé una nota porque Steve se quedó en casa. Solo salí un momento para comprar cosas para desayunar porque hoy tenemos visita.
Mis nervios seguían crispando mis manos, por lo que no paraba de moverlas como si me diese la corriente. Sabía que estaba montando una escena, pero cuando se abre la caja de Pandora...jamás me detengo.
Erik me miró con preocupación y me dijo:
- Tranquila Nanami, ya estamos de vuelta, apenas tardamos un momento para que no te preocupases. Pensábamos que te ibas a despertar más tarde -me dijo con una tierna sonrisa.
Mientras que discutíamos, Steve entró a la cocina.
- Menos mal que no la visteis recién levantada, es toda algodón y flores - Dijo con una sonrisa arrogante.
¿Pero, por qué es tan sumamente arrogante?, casi lo prefiero cuando era más callado...
Mirabelle, que usualmente era la más habladora, se encontraba detrás de su hermano, con una expresión indescifrable. Ella, a estas alturas, habría intentado que todos hiciésemos las paces, pero solo se limitaba a mirarnos como si fuera una espectadora más.
Erik observó un instante a su hermana y, como si hubiera visto que yo me di cuenta de su cambio, intentó desviar mi atención:
- Bueno...dejemos de discutir ya y vayamos a desayunar -dijo con un tono despreocupado.
Mi madre se le acercó y le dio una palmadita en el hombro, asintiendo.
Todos nos sentamos alrededor de la mesa, mientras mi madre iba preparando los platos. Empezó a servir cruasanes, tostadas con mermelada, bollos y demás pastelillos decorados de manera perfecta.
El humor de mi madre parecía haberse relajado y, en diversos instantes, nos miraba a todos con una expresión casi maternal. Yo jugaba con ventaja, porque sabía que mi madre los conocía de hace años, lo que me permitía poder darme cuenta de muchos detalles que antes no lo es hubiera dado importancia. El tiempo juega a mi favor...
Cuando todo fue servido en la mesa, me quedé sorprendida: mamá jamás se tomó tantas molestias, además trajo todo lo que más me gustaba, como si este desayuno estuviera hecho especialmente para mí.
Ante mi cara, mi madre solo pudo sonreír aún más y decirme.
- Quería compensarte por haberme ido esta mañana, sé que esta semana fue difícil para ti, por eso pensé en hacer un desayuno mucho más elaborado.
Ya... ¿Y eso no tendrá algo que ver con algo que me quieras contar? Pensé a mis adentros.
Hubo un silencio bastante profundo durante el desayuno. Lo que más me desconcertaba era Mirabelle, su actitud no era la de siempre. No le di demasiada importancia, ya que podría tener un mal día. A todos se nos acaba la pila alguna vez.
Mi madre carraspeó y se dirigió a mí con una expresión de duda en su rostro.
- Bueno hija, debo de comentarte algo, resulta que nos tenemos que ir una temporada lejos de casa, la razón es que...bueno...el trabajo aquí está un poco regular y... tu hermana me consiguió una plaza en la universidad donde va a hacer el traslado de expediente-entonces hizo una pequeña pausa, como si se diera ánimos para seguir hablando-Y bueno...eso no lo sabías pero... tu hermana decidió estudiar lejos de aquí porque no le gustaba la universidad y ...encontró un lugar mejor, y en fin... nos viene bien porque andamos escasos de trabajo y necesitamos dinero para pagar tu universidad el año que viene. Te aseguro que es una decisión temporal, así que no te preocupes.
Vale, eso sí que no me lo esperaba. Cuando mi madre iba a continuar, le detuve con la mano, como si digiriese lo que acababa de decirme. ¿Desde cuándo mi hermana tomaba una decisión así, tan repentina, y no me la consultaba?, tenía que ir a hablar con ella.
- Tengo que hablar con Yukiko, esto me suena muy raro mamá-dije con una expresión tremendamente preocupada. Ella siempre me cuenta sus cosas, sus preocupaciones. No es normal que se largue, así como así, de la noche a la mañana sin decirme nada. Sé que hay algo más y dudo que me lo vayas a decir, pero quiero una explicación; Si no ahora, la quiero pronto, y espero que no me mientas, porque no soporto más mentiras... ¡Se acabaron las mentiras! -dije dando un golpe a la mesa.
Mis lágrimas amenazaban con salir, pero mi orgullo podía más que mi pena. Sacudí mi cabeza, y miré uno por uno como esperando una respuesta. Todos tenían una expresión de culpabilidad en sus caras, como si quisieran contarme más pero no pudieran.
Al ver que nadie me decía nada, dejé caer mis brazos abatida y dije:
- ¿Cuándo nos vamos? -dije con voz monótona.
Steve carraspeó y me miró a los ojos con tristeza.
- En un plazo de dos semanas máximo. Nos hemos ocupado del tema del instituto, tus exámenes fueron aplazados hasta tu llegada, volverás, los harás y volveremos a irnos, al menos de forma temporal -Hizo una pausa. -No sabemos cuánto tiempo será, pero os alojareis en nuestro hogar en Noruega, donde hemos vivido muchos años. La casa es totalmente nuestra, por lo que no pagareis alquiler, por eso no os preocupéis -Su expresión y su semblante era indescifrable -Estaréis bien, no os preocupéis. Y en cuanto a tu hermana...no pudo esperar y ya se marchó, así que nos reuniremos todos allí.
Vale ahora sí que me sonaba todo a trola; Mi hermana jamás se iría sin nosotros y menos tan lejos, pero sabía que les había dado un tiempo para que me contasen todo lo que pasaba, por lo que iba a cumplir mi palabra e iba a ser paciente, pero cuando el tiempo acabase...más vale que empezaran a hablar como loros.
Cuando Steve terminó de hablar le dije a mi madre que necesitaba estar sola lo que me restaba de día, necesitaba pensar en todo esto y en todos estos cambios. Mi madre lo entendió y me abrazó, intentado consolarme, pero yo sabía que no funcionaría.
Mirabelle me dirigió una mirada triste y, justo cuando iba a decir algo, volvió a cerrar la boca y continuó callada. Erik me dio un beso en la frente y me dedicó una mirada de entendimiento. Steve se limitó a mirarme con la misma intensidad que siempre.
Cuando me despedí de todos, me hice un ovillo en la cama y cogí mi móvil para escuchar música, para intentar evadirme.
Después de varios días sin coger un libro, decidí ponerme a leer. Elegí un libro llamado "un dragón en la ciudad", que trataba de un chico con poderes que debía de ocultarse en una ciudad desconocida para él e intentaba controlar sus poderes. Él tenía la capacidad de convertirse en un dragón, con una enorme fuerza, pero no de tamaño excesivamente grande, era como mitad hombremitad dragón. La historia se me hacía muy interesante, al menos no era la única que no se sentía cómoda en su propia piel ni en su propio entorno y eso me hacía sentir mejor.
Era lo que necesitaba. Las páginas se fueron deslizando por las yemas de mis dedos como una hoja en el arrullo de un río. Para cuando miré la hora eran las 21:00 de la noche. Me había pasado toda la tarde leyendo sin darme cuenta. Mientras estaba sumergida en el libro, el dolor desapareció, las preocupaciones yacían como recuerdos vagos, rémoras de mi pensamiento que ahora se me antojaban poco importantes. Me sentía envuelta en un halo de felicidad, pero los sueños son como las burbujas, explotan y te hacen caer; Y ya era hora de regresar al mundo real.
Esta noche no iba a bajar a cenar, no podía ver a nadie. Era lo mejor para todos, mi espantoso humor no atravesaba su mejor momento. Entonces, cogí el móvil y marqué el número de mi hermana.
Tras más de cuatro tonos, decidí colgar. Ella estaba incomunicada y no sabía dónde estaba. Eso que mis nervios se disparasen como flechas. Antes de sentir el impulso animal de descargar mi frustración con el mobiliario de mi habitación, decidí ir al baño y darme un baño relajante.
El olor a jabón y la suavidad de la espuma era el bálsamo perfecto para mi dolido corazón. Disfruté de ese momento de soledad lo más que pude, intenté no pensar en nada de lo que pasó hoy, pero no paraba de pensar lo que haría en un país que no conocía y en una casa que no era la mía.
El motivo para mí no estaba claro, pero empezaba a sospechar que no nos íbamos por mi hermana, sino por mí, por lo que me vino a la memoria la conversación de mis vecinos con mi madre.
Mi padre me buscaba...no sabía por qué, pero era así. ¿Y si esa era la verdadera razón de que nos marcháramos tan repentinamente? ¿Y por qué razón huir de mi propio padre?
Lo que aún no entendía era la razón de por qué mi hermana se fue dos semanas antes de mi viaje. Se supone que, si estoy en peligro a causa de mi padre, ¿la huida de mi hermana no haría que ella estuviera más expuesta al peligro? Nada parecía tener lógica alguna. Pero entonces...pensé, ¿Y si no fue sola?
Mi lista de preguntas iba en aumento, y como no quería dejarme ninguna sin formular, decidí coger un cuaderno pequeño y empecé a escribir aquellas cosas que quería saber.
Sabía que ese cuaderno formaría parte de mis días a partir de ahora y, por supuesto, no perdería la oportunidad de averiguar más cosas sobre mi vida, sobre la familia que no conocí y que se supone que no me buscó. Sobretodo, me propuse averiguar la razón por la cual estas tres personas se aparecieron de la nada en mi vida y dieron la vuelta a mis esquemas. Nadie iba a librarse de mis preguntas, porque cuando quiero, soy implacable.
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