Capítulo 7: Una extraña conversación
Los primeros rayos de sol de la mañana azotaron mi cara con contundencia. Observé la hora: eran solo las 8:00 de la mañana.
No acostumbraba a levantarme tan temprano los fines de semana, ya que siempre aprovecho los momentos que puedo para dormir.
Pero debido a los acontecimientos de los últimos dos días, me encuentro en estado activado.
Me levanté de muy buen humor, a pesar de la hora, cosa muy rara en mí y abrí la ventana de mi habitación para que entrara el aire fresco de la mañana.
Decidí que el día iba a aprovecharlo a más no poder y que, por supuesto, iba a hablar con mi hermana acerca de esa "escapada". Me vestí y me peiné haciéndome un moño suelto y cómodo. Cuando me asomé al pasillo, distinguí la voz de mi madre manteniendo una conversación en la cocina.
El tono que empleaba era muy bajo, como si no quisiera que nadie lo escuchara, entonces escuché varias voces y ninguna era de mi hermana.
¿Con quiénes diablos hablaba? y además a esta hora mi madre siempre está durmiendo, no la levanta ni un petardo bajo la cama. Me acerqué más a las escaleras con precaución de que nadie me pudiese ver u oír y agudicé mis oídos lo más que pude. Mis nuevos vecinos, estaban en casa hablando con mi madre...
- ¡Que gusto teneros aquí! - dice alegremente. Estaba claro que mi madre se llevaba demasiado bien con ellos...
- Nosotros también estamos encantados de ver por fin a tu querida Nanami, está muy mayor respecto de la última vez
¿Que???¿? ¿¿Qué última vez? ¿Es que... ya se conocían?
- Los años pasan mi querido hermano, es normal, la última vez apenas tenía unos meses, por esa razón, ella no se acuerda de nosotros.
- Cierto, pero es mejor así, porque así evitaremos preguntas.
Esto se está volviendo muy tétrico...
¿Cómo mi madre me oculta algo así? ¿Con que intención? Además, hace 18 años apenas serían unos bebés en pañales...
- Lo mejor será ser lo más discretos que podamos, no queremos que Nanami se entere que nos conocemos desde hace años, porque entonces tendríamos que contarle toda la historia y no creo que ella pueda soportarlo... aún.
¿Cómo que aún? ¿Es que...hay algo que más adelante tienen que decirme?
- Lo sé Steve, créeme que me cuesta ocultarle tal cosa a mi pequeña, ella merece saber todo esto.... Saber su origen, sus raíces- dijo con voz apagada.
Hubo una pausa y varios suspiros de tristeza.
- Lo sabemos Jane, pero... es necesario protegerla, como hasta ahora lo hemos hecho, es una persona muy valiosa para todos nosotros.
Mi madre suspiró aún más fuerte.
- No sé cuánto tiempo más pueda soportar esta carga...esto es muy duro, y lo de ocultarle lo de su padre...es aún más.
Se me congeló el cuerpo al oír tal cosa, ¿Mi padre me busca? Pero si según mi madre nos había abandonado y ella no sabía dónde estaba...
- Es necesario que ese tipo esté lejos de Nanami, es demasiado peligroso, una auténtica amenaza. -Dijo con convicción.
- Eso es cierto, no podemos arriesgarnos, tenemos que mantener a Nanami a salvo, cueste lo que cueste.
¿Mantenerme a salvo de mi propio padre? ¿Pero qué terribles cosas hiciste papá...?
Un sollozo se me escapó de la boca, por lo que me la tapé rápidamente.
De repente, todos se callaron.
- ¿Nanami? ¿Hija, te levantaste? -Preguntó.
Entonces empecé a retroceder poco a poco hacia mi habitación, entornando lo más silenciosamente la puerta y me puse el pijama con la velocidad del rayo. Me tapé hasta la cabeza y me hice la dormida lo más que pude.
Mi madre subió a mi habitación y comprobó si estaba dormida.
Al parecer, ese terrible secreto es demasiado para mí y aún no estoy preparada para saberlo. ¿Y ellos Qué saben?, quizás sí que lo estoy, ni siquiera me han dado la oportunidad.
Cuando mi madre se marcha, mi cuerpo se relaja y me dejo ir. La tristeza va inundando mis ojos, y por una vez en mucho tiempo, me permito llorar en silencio.
No entendía nada de lo que pasaba, todo se puso patas arriba en cuestión de días. Sabía que el comportamiento de los vecinos hacia nosotras era muy amigable, pero...no sabía que era porque nos conocían. Pero entonces, ¿Cuántos años tienen?, si solo aparentan 22 como mucho...
Sabía que todas estas preguntas, no podía formularlas ya que eso implicaría que escuché la conversación y estaba segura de que se montarían otra trola.
Siento como si un agujero negro hubiese engullido mi vida dejando solamente tras de mí una desdibujada sombra triste.
https://youtu.be/fJHUCXfLbBQ
Me encontraba en un estado lamentable, sin saber cómo reaccionar cuando viese a mi madre, ya que nunca se me dio bien fingir. Quise esperar una hora más para que mis vecinos se fueran y así no tener que enfrentarlos, por lo que aproveché y descansé un poco.
Tras esa siesta nada placentera que me sentó francamente mal, me vestí y bajé a la cocina gruñendo a mas no poder.
Empecé a buscar el café, misión fallida...
- ¿En esta jodida casa, donde porras se guarda el café? - Dije con rabia contenida.
- Vaya, eres un encanto recién levantada, da gusto verte sonreír- dijo Steve divertido.
Entonces se me congeló de nuevo la lengua y no pude ni hablar, por lo que me limité a mirarlo con cara de pocos amigos y le pregunté:
- ¿Qué haces aquí a esta hora? Son las diez de la mañana.
Steve empezó a sonreír como si mi comentario no le hiriese lo más mínimo y me dijo.
- Tranquila pequeña, no me gruñas. Simplemente tu madre fue amable y nos invitó a desayunar. Técnicamente, te estábamos esperando, por lo que hicimos tiempo mientras bajabas a desayunar con nosotros.
Ante esa afirmación, no pude sino abrir aún más mis cansados ojos, ¿Desayunar aquí, en casa? Oh no....
- Ya bueno, pero mi hermana aún sigue dormida...
Steve sonrió de nuevo y sacudió su cabeza.
- Tu hermana ya desayunó y se fue, tranquila, así que tendrás que aguantarme un ratito más, espero que no te importe...- Dijo poniéndome cara de bueno.
Me crucé de brazos y empecé a gruñir de nuevo, ¿Pero qué porras se cree este tío de decirme tal cosa y salir airoso? Se merece un buen golpe de realidad, no es tan irresistible como se piensa...
Intenté cambiar de tema, para sobrellevar mejor que él estuviese cerca de mí.
- Bueno... ¿Y mi madre?
- Bueno, se fue con Erik y Mirabelle a comprar el desayuno, así que ahora estas a merced de mí y de mis chistes malos- Dijo con una pose seductora exagerada y continuó- te aseguro que son realmente malos...
Ante esa afirmación, me rendí y empecé a reír. Sí, admito que el chico es majo, pero no puedo evitar pensar en la conversación y en lo que pudieran ocultar y eso me crispaba los nervios.
Aún no podía encariñarme con esa gente, ya que aún no conocía sus intenciones, por lo que decidí mantenerme a distancia prudencial.
Cuando Steve se me intentó acercar, yo me alejé instintivamente, como si él quemara, y esta reacción le hizo darse cuenta de que algo no iba bien.
- Calma Nanami, solo quería darte un beso de buenos días, me gusta ser educado- Dijo con una sonrisa.
- Bueno, no es necesario, ya me disté los buenos días con palabras- Dije cortante.
- Afilada como un cuchillo ¿eh? - Dijo con su habitual sonrisa de "nena mírame estoy soltero y entero".
- Así soy yo. No soy toda dulzura como te piensas sino tendría más amigos. Así que, si me disculpas, voy a sentarme en mi butaca, me voy a relajar mientras espero a mi madre y espero que no intentes darme otro saludo efusivo como el que me intentaste dar.
Steve se quedó atónito ante mi golpe final, pero eso hizo que incrementara su diversión. Enserio, ¿Nunca se rinde?
Justo cuando iba a sentarme, Steve tiró de mi brazo para quedarme a su altura, quedando su cara a unos centímetros de la mía. Sus ojos, tan penetrantes como aquella mañana que lo vi por primera vez, intentaban escanearme, como si buscase resquicios de alguna emoción, como si quisiera saber más de mí. Lo que me hacía realmente gracia ya que él me conocía hace años...
El tiempo transcurría lento y seguíamos en la misma posición, observándonos atentamente, como si nos fuéramos lejos y quisiéramos guardar cada detalle de nuestro rostro, como una fotografía perenne en nuestra memoria. Mi respiración iba incrementando su intensidad. Me sorprendí al ver la entereza de Steve, permanecía estático, inquebrantable y yo parecía débil, febril, abatida por esa mirada de color chocolate.
Odiaba sentirme así, pero cuando derriban los muros que tantos años construiste a tu alrededor, apenas puedes recoger los trozos sin temblar. No quería encariñarme con esa gente, y menos después de lo que sabía. Desde aquella mañana que lo vi desaparecer ante mis ojos no volví a ser igual.
Quería empujarlo, decirle que era un idiota y que se largara de mi vida, pero eso era mentir. Era mentirme a mí misma ante la evidencia de que había sido derrotada. No había vuelta atrás, Steve marcó mi vida, para bien o para mal y eso sabía que provocaría más de una explosión en mi interior. Una explosión, un desmoronamiento, un cambio a cambio de una pequeña destrucción de una parte de mí. Noté como una parte de mí iba despertando, iba naciendo, mientras que la parte fría, intentaba luchar con todas sus fuerzas, con todas sus energías, pero cada vez era más débil.
No supe cuánto tiempo pasó, ni si quiera si Steve me dijo algo, lo único que sé es que el tiempo atrapó este momento y sabía que jamás lo olvidaría.
Y como si él me hubiera leído la mente, se acercó más a mí y me dijo al oído:
- Yo tampoco lo olvidaré.
Bueno chicos, como veis nuevas cosas se van descubriendo, y Steve es cada vez menos tímido y más hablador. Me encantaría que escribieseis vuestras hipótesis acerca de la conversación de la madre de Nanami con los chicos:
¿Por qué se conocen?¿Por qué la madre de Nanami le ocultó que su padre la buscaba?¿Cuántos años creéis que tienen Mirabelle, Erik y Steve?¿De qué protegen a la protagonista?. En el siguiente capítulo, nos espera algo más de acción y desvelaremos ciertas cosas muy importantes de la historia, espero que hayáis disfrutado del capítulo!!
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