Capítulo 1


Yo siento eso. Y quería decirte que hubiera estado muy orgullosa de ser tu mujer, tu verdadera mujer, en quien hubieras apoyado tu mano, por la noche, al sentarte, sin pensar como en una cosa tuya. Ya está. Ahora voy a decirte otras dos cosas. Y cuando las haya dicho tendrás que salir sin hacerme preguntas. Aunque te parezcan extraordinarias, aunque te hagan daño. Júramelo.

—¿Qué vas a decirme?

—Jura primero que saldrás sin decirme nada. Sin mirarme siquiera. Si me quieres, júramelo. Ya ves cómo te lo pido, júramelo, por favor, Hemón... Es la última locura que tendrás que tolerarme.

Dejé de mirar a Andy y me fijé en Maurice, sus ojos eran tan serios y amenazadores como siempre. Cualquier otro temblaba bajo el escrutinio de Monsieur le directeur quien se sentaba frente al escenario, las manos juntas sosteniendo su cabeza, y observaba todo como un halcón acechando su presa. Cualquier otro menos nosotros. Maurice nunca me había aterrado y Andy había pasado por cosas peores como para temerle a un hombre que era el estereotipo viviente de un francés con sus brillantes zapatos en punta, pantalones ajustados negros, camiseta rayada roja y blanca y una boina. Su anguloso rostro o su fino y rizado bigote ya no le provocaban nada.

—Ella te rechazó una vez. Pas vrai? —dijo Maurice y Andy lo miró sin palabras—. Cheri, eso es como Justin enamorado de Emma.

—¿Quién? —pregunté.

Pas toi, petite! Bovary, Emma Bovary —dijo Maurice y sacudió su cabeza—. ¿Acaso no tienen educación? Solo váyanse antes que me arrepienta. Las audiciones deben continuar. C'est dit!

Suspiré, ese hombre eran tan cálido como un témpano de hielo. Oculté mi sonrisa mientras abandonaba el escenario. Conocía a Maurice, y él sabía que nadie actuaba mejor que Andy conmigo. Llevaba años actuando en la compañía de Maurice y Andy era el único que podía actuar tan bien como yo y se esforzaba del mismo modo además de dejarlo todo en escena. Siempre había estado enamorada de la magia del teatro, porque allí todo era posible, y durante mucho tiempo el teatro era lo único que me había dado la oportunidad de ver a mi hermano. Ethan nunca se había perdido una noche de estreno, aún cuando se suponía que debía estar lejos de Londres en su internado exclusivo o en la universidad. Actuar no solo me encantaba, sino que antes había sido el motivo por el que podía ver a Ethan fuera de las habituales vacaciones y realmente había extrañado a mi hermano durante los años cuando no estaba.

Para Andy, el teatro era su vía de escape. Él siempre había sido tímido e introvertido con los demás, no contaba con muchos amigos y si no fuera porque jugaba basketball en el equipo del instituto posiblemente nadie sabría que existía. Había sido toda una sorpresa para mí volver luego de un tiempo fuera y descubrir que él era mi co-actor justo un día antes de la noche de estreno de Romeo y Julieta. Él era un actor nato, en escena realmente cambiaba para darle vida a su personaje. Desde principio del año escolar habíamos sido muy unidos, fácilmente nos hicimos mejores amigos y él conocía todos mis secretos al igual que yo los suyos.

Miré rápidamente su reflejo en un jarrón de cristal de flores y me sentí preocupada nuevamente. Él no podía engañarme, no a mí. Me había dedicado su cálida sonrisa habitual cuando nos encontramos, como siempre, y conservaba su entusiasmo pero sus ojos ocultaban un brillo de cansancio. Andy podía ser el mejor actor que conocía pero yo había vivido toda mi vida teniendo un espía como hermano y había pasado los últimos meses sometiéndome a entrenamientos de todo tipo de parte del MI6. Sus padres estaban siendo muy exigentes con él, la carrera política de su padre lo estaba oprimiendo y consumiendo.

—¿Quieres ir por un chocolate caliente mientras esperamos que Maurice afiche los seleccionados? —pregunté—. Y después quizás podamos salir a cenar.

—No puedo. Evento político —dijo él—. Mis padres me matarán si el hijo del favorito a Primer Ministro no se presenta a la cena de Lores.

—Entonces tendré que resignarme a una aburrida noche de manuales avanzados de psicología y comportamiento —dije.

—¿Tu tarea? —preguntó Andy y asentí—. ¿Algo más?

—En realidad no quieres saber —dije e hice una mueca—. Créeme, prefieres no saber.

—La ignorancia es felicidad —dijo él y suspiró—. ¿Cuándo dejamos de preocuparnos por la tarea del instituto y pasamos a tratar asuntos más serios, Em?

—Cuando nos metimos de pleno en un mundo que no es el normal.

—¿Tu hermano?

—Sudáfrica. Nada serio al parecer. Armas, drogas, tráfico de blancas y creo que algo más pero eso ya es clasificado —dije—. Quizás esté de vuelta dentro de unos días.

—¿Crees que Maurice se alimente de la tortura que ejerce sobre otros? —preguntó Andy y sonreí.

—Escuché que le vendió el alma al diablo por ser exitoso —respondí.

Andy me devolvió la sonrisa y ambos salimos a la calle. El viento helado nos azotó enseguida, el otoño no dudaba en hacerse notar. Cerré más mi abrigo y me abracé a mí misma mientras nos aventurábamos al exterior. En tan solo unas semanas estaríamos presentando Antígona, pero no la obra original sino que la adaptaba de Anouilh (sí, Maurice había abandonado Shakespeare por Anouilh, no era sorprendente considerando que la temporada de verano había terminado y ahora volvíamos al culto arte francés). No me preocupaba por el resultado de las audiciones, sabía que obtendría el papel como siempre y Maurice no se perdería la ocasión de volver a ponernos a Andy y a mí como amantes en escena. El público había adorado Romeo y Julieta.

Pero, por más escenas románticas y besos que compartiéramos en escena, y por más de que muchos creyeran que también fuera, nada pasaba más allá. Andy era mi mejor amigo, un buen chico quien se merecía alguien igual de dulce y amable que él y que lo amara como se debía, y esa claramente no era yo además de que no quería arruinar lo nuestro por intentarlo. Y él simplemente había aceptado que no era mi tipo, que algo entre nosotros jamás llegaría a nada y yo terminaría por dejarlo como con muchos otros antes, y tampoco quería perder nuestra amistad. Sí, Maurice tenía razón en lo que insinuaba pero no nos afectaba.

Me detuve un momento al sentir que alguien me observaba pero cuando miré disimuladamente al otro lado de la calle no había nadie allí. El reflejo en los vidrios de los diferentes locales tampoco delataba a alguien. Andy se detuvo unos pasos delante de mí y me miró, sus ojos preguntando y preocupados a la vez. Él no era ciego como los otros, conocía ese mundo que incluía cubiertas y misiones y posibles perseguidores. Negué de un modo imperceptible y me junté con él solo para continuar caminando. Lamentablemente, formar parte de aquel mundo secreto incluía un poco de paranoia algunas veces. Debí haberlo imaginado.

—¿Está todo bien? —preguntó Andy.

—Perfectamente —dije—. Tan solo creí haber sentido algo pero no es así.

—Significa que Maurice escribió tu nombre junto al personaje de Antígona —susurró Andy y reí—. Ahora estás condenada a actuarlo.

—Temo que tu estado mental está peor que el mío.

—Lo dudo seriamente.

Compramos el chocolate caliente y volvimos nuevamente al teatro. Nos sentamos en las últimas filas, observando a los últimos actores audicionar para diversos papeles mientras Maurice los azotaba sin piedad con sus palabras y maltrataba a la pequeña asistente de primer año que había conseguido esta vez. Increíble, cada vez más pequeñas. Hubo un tiempo en el que esto no existía, en que no contaba con alguien tan cercano como Andy o pasaba mis noches estudiando algo mucho más complejo y avanzado que Freud. Pero esa chica había quedado atrás.

Solía salir de fiesta siempre que podía, el teatro siendo mi mayor preocupación y el instituto mi responsabilidad. En ese entonces mi hermano era tan solo un chico con una secuela psicológica tras la muerte de un padre que había sido asesinado en su casa tras un intento de robo por no tener un centavo y que se había divorciado de mamá apenas yo había nacido por engañarla con una estudiante de universidad. Ethan solo estaba en Londres en vacaciones y para las noches de estreno y mamá siempre estaba fuera demasiado ocupada por su trabajo por lo que rellenaba mis solitarias horas con actividades. Múltiples idiomas, boxeo, ballet, yoga, defensa personal, mamá me había inscrito en todo tanto por falsas declaraciones de Ethan sobre cómo a mí me interesaba (a pesar de mis protestas, ella estaba muy ocupada como para escucharme a mí por lo que obedecía a mi hermano y a pesar de todo yo terminaba por interesarme en las clases y ya pedirlas por iniciativa propia) como porque la muerte de papá le había dejado un trauma con la inseguridad y ella había deseado que supiera defenderme; y porque también lo utilizaba como guardería para una niña de la que ella no podía hacerse cargo constantemente.

Pero esa chica había quedado atrás, ya no existía. Esa chica se perdió de algún modo la misma tarde que un grupo de hombres enmascarados se metió a mi casa y me atacó y descubrí que la persona que me defendió no era mi hermano como había creído. El problema psicológico de Ethan sobre su doble personalidad y dificultad para comunicarse, algo que llamaba los días malos y buenos de Ethan, en realidad era una cubierta para ocultar el hecho que mi hermano a veces era reemplazado por un doble cuando estaba fuera.

No había abandonado mi vida normal, aquella había sido una de mis exigencias al momento de aceptar, pero ahora debía mantener el equilibrio entre mi vida como civil normal que también era en parte mi cubierta y mi otra vida. Para los demás que no conocían la verdad nada había cambiado realmente, a excepción que Cam había dejado de ser mi mejor amiga y se había convertido en una zorra presumida que emanaba odio constante hacia mí y que los chicos se lamentaban y seguían intentando en vano salir conmigo cuando esa parte de mí había quedado muy atrás. Para ser la chica más popular del año ya no salía con nadie cuando antes había salido con tantos hombres que no podía contarlos. No era una perra, tan solo había estado buscando, deseando encontrar el amor de buena compañía, pero los chicos siempre querían otra cosa. Y cuando finalmente lo había encontrado... Bueno, eso no resultó muy bien.

Antígona, negándole un futuro juntos a Hemón a pesar de cuánto lo deseara y lo amara y sabiendo que él la correspondía del mismo modo, no se actuaba tan perfectamente sin una inspiración sacada de una experiencia real.

Miré la fina cinta roja atada en mi muñeca, casualmente oculta entre los brazaletes. Para la buena suerte. ¿Cuánto tiempo había pasado desde aquella devastadora vez? No sabía, tampoco debía importarme por lo que empujé aquellos pensamientos indebidos lejos. Había sido lo mejor, lo sabía, y afortunadamente tampoco había tenido mucho tiempo libre como para pensar en eso.

—Alerta negra a las ocho en punto —susurró Andy.

Giré la cabeza solo para ver en uno de los palcos a un hombre observando todo. Traje, oscuro sobretodo, sombrero. Su mirada se encontró con la mía y asintió de un modo apenas perceptible antes de desaparecer. Esto tan solo podía significar una cosa. Había hecho algunas misiones antes, nada realmente importante o que implicara salir del Reino Unido. Bueno, en realidad nada que los hombres de traje fueran a reconocerme del todo. Pero, comparado a las misiones a las que se dedicaba mi hermano, lo mío era insignificante. Nunca corría demasiado peligro, ellos no me mandaban tras cosas realmente importantes.

En menos de lo que hubiera imaginado el agente Scarlet estuvo junto a nosotros. Andy se tensó, al parecer él también era víctima en parte de la paranoia o temía que le lavaran el cerebro por saber más de lo que debía, y miró al hombre de traje como si fuera un ser diferente y poderoso. Fingí aburrimiento frente al agente Scarlet, el hombre seguía teniendo tanto desprecio por mí como la primera vez que nos habíamos visto. Para él una Bright siempre sería una mujer en la que no se debía confiar y que tarde o temprano terminaría por arruinarlo todo y traicionar al Servicio Secreto. Y algo me decía que él no había creído de todo nuestra declaración sobre el caso Valentino.

—Estaba en la librería y vi un libro que podría interesarte —dijo el agente Scarlet.

—Ya veo —dije—. ¿Alguna información?

—El autor es italiano, más específicamente de Palermo, Sicilia, y es sobre misterio. Por lo que leí en la contratapa un hombre está buscando un código para algo muy importante y debe conseguirlo —dijo él—. ¿Te interesa?

—¿Cómo negarme a una buena lectura? —pregunté y me estiré al levantarme—. ¿Autor italiano dices?

—Si lo quieres debemos ir ahora, creo que era el último ejemplar disponible —dijo el agente Scarlet.

Le sonreí a Andy en despedida y él me saludó con su mano. El agente Scarlet no perdió un segundo en alejarse, tenía una firme sospecha sobre que él sentía repulsión hacia las personas normales. Andy movió sus labios para avisarme que luego me diría el elenco seleccionado y asentí en agradecimiento. Seguí al agente Scarlet fuera, dentro de un oscuro auto con los vidrios tan tintados que era imposible ver fuera. Si Maurice me buscaba luego y no me encontraba estaría muerta y mataría al Servicio Secreto por aquello.

Tan pronto como el vehículo se puso en movimiento con la impresionante velocidad y agilidad del piloto experto al volante del otro lado de la cabina el agente Scarlet me lanzó una carpeta que cogí y abrí al instante. Él definitivamente no era mi favorito para recogerme, ese hombre tenía personalmente algo contra mí y lo sabía. ¿Pero que otra cosa podía hacer? Yo había aceptado ser parte de esto. El Servicio Secreto no había tenido planeado dejarme ir al ser consciente de mis habilidades y yo tampoco había podido huir de ese mundo que me reclamaba a cada instante. Había pretendido en vano que podía tener una vida normal y continuar como si nada luego de lo ocurrido en París pero aquello resultó imposible.

Esta es la verdad.

Mi nombre es Emma Stonem, o al menos eso insisto constantemente aunque muchos prefieren considerarme como Emma Bright. Mi mamá es Brigitte Stonem, una importante representante y agente de celebridades que no sabe nada de todo esto o al menos eso finge, creo que ella debe sospechar algo pero prefiere no saber, a veces es mejor no preguntar si no deseas conocer la respuesta. Mi hermano mayor es el agente Ethan Bright, posiblemente el mejor espía joven que el Servicio Secreto tiene a su disposición. Mi padre fue Orlando Bright, un honorable hombre que me rechazó para salvarme de su legado, para protegerme de cargar su apellido, y por eso no solo perdió a su hija sino también a la mujer que amaba. Mamá prefirió inventar la historia de la estudiante amante a aceptar que su esposo no había reconocido a su hija y la había acusado de ser de otro.

No sé exactamente hasta donde llega la historia de mi familia, el MI6 sigue teniendo mucho cuidado con la información que pone a mi disposición, pero he descubierto el apellido Bright en una placa en los cuarteles que data de los años treinta. Dicen que los hombres Bright son los mejores agentes que hay, basta con ver a mi hermano o al tío John para saber aquello. Las mujeres, por otra parte, es una historia completamente diferente. Mis predecesoras no me han dejado en una buena posición para el MI6.

Y aquí estaba yo, y el Servicio Secreto esperando que lo arruinara todo como cualquier otra chica Bright. Lo había hecho una vez, pero ellos nunca tuvieron modo de confirmarlo a pesar de sus sospechas, y ahora estaba completamente decidida a trabajar para ellos. Había aceptado, él me había obligado a hacerlo. Tenía un objetivo que planeaba cumplir en algún momento. Existía un hombre, tan peligroso como ningún otro, que de algún modo controlaba todo el mundo criminal y que no le importaba los sacrificios o lo que se tuviera que pagar para conseguir lo que deseaba. Él no podía simplemente estar libre, no con todo el daño que era capaz de provocar. Alguien tenía que detenerlo. Y sabía que el MI6 no podría, no porque él sabía perfectamente cómo el Servicio Secreto operaba por lo que podía superarlo fácilmente. Pero yo era una amenaza para él porque no actuaba como cualquier otro agente sino que a mi modo, y en su intento por asustarme y asegurarse que no estuviera en su camino él me había determinado a aceptar el trabajo para el MI6. Lo atraparía, encontraría el modo. Terminaría lo que mi padre empezó y no pudo cumplir. Lo haría pagar.

—Tu vuelo sale en cuatro horas, debes devolver el archivo antes de ser llevada al aeropuerto —dijo el agente Scarlet—. Tu doble ya fue advertido, tomará tu lugar a partir de la cena de esta noche.

—Entonces un código —dije mirando los diferentes papeles que contenía la carpeta—. ¿Qué se supone que haga?

—Necesitamos ese código y tú debes conseguirlo —dijo él.

—Mafia. Al fin algo excitante. Hubiera preferido esto a nadar en el desaguadero de esa fábrica la última vez. Creo que todavía puedo sentir el nauseabundo olor.

Al agente Scarlet no le provocó ninguna gracia, como siempre. A mí tampoco en realidad, aquello había sido por mucho lo más asqueroso que había hecho y no estaba interesada en repetirlo. Mandarme a buscar fugitivos en una favela hubiera sido por mucho preferible a las horas de estudio médico e inyecciones que le siguieron a esa acción. Y todo para encontrar una muestra perdida de quién sabe qué. Había aprendido que la información no siempre estaba toda a disposición. Solo se me decía lo que necesitaba y podía serme útil en la misión, nada más.

—¿Qué clase de código es? —pregunté.

—Todo lo que necesitas está ahí —dijo el agente Scarlet—. ¿Puedes encontrar el código o no?

—Estará en tus manos antes de lo que cualquier otro lo conseguiría.

Él pareció satisfecho con eso, o tan satisfecho como cualquier agente podía parecer. Sus expresiones eran simplemente indescifrables. Por más que me concentré esta vez, nuevamente fue imposible saber dónde se encontraba el cuartel. Era como si cada vez el piloto tomara caminos diferentes además que las abruptas vueltas o los vidrios tan oscuros como la tinta dificultaban aún más mi sentido de ubicación. Ellos realmente se tomaban todo el cuidado conmigo. Habían callado sus prejuicios aunque dudaba seriamente que los hubieran dejado de lado, aquella había sido una de mis exigencias al aceptar ayudarlos además de no abandonar mi vida normal ni ser realmente un agente más.

Sí, había pasado los últimos meses cumpliendo cualquier tipo de entrenamiento exhaustivo, preparación física y mental, pelea, nuevos idiomas. Mi educación de elite, crecer en alta sociedad y manteniendo contacto con círculos exclusivos gracias al trabajo de mamá, además del entrenamiento que Ethan me había brindado oculto en juegos sobre ser espías, me habían preparado para una vida así pero seguía sin haber sido entrenada durante años para ser un espía como los otros agentes. Al menos ahora sabía utilizar un arma de fuego, otra de mis exigencias luego de haberme enfrentado a ellas en dos ocasiones.

Una vez en los cuarteles me ocupé de leer todo el archivo. En unas semanas habría un cónclave entre grandes dirigentes de las distintas mafias y había un código para entrar. El MI6 debía querer mandar a alguien allí pero no podrían hacer mucho sin el código. Mi misión, era encontrar ese código. Debía sacárselo a alguno de los invitados. Revisé diferentes mapas de Italia con las diferentes zonas dominadas por distintas mafias, los lugares que frecuentaban o sus puntos de encuentros, y sonreí al saber por qué me mandaban a Palermo. Uno a uno leí los diferentes archivos de los supuestos invitados.

Sí, podía hacerlo. Sabía cómo y entendía por qué debía ser yo. A diferencia de los agentes, no trabajaba totalmente bajo el protocolo del Servicio Secreto, y a diferencia de los agentes yo podía llegar más lejos. Sabía moverme fuera de ley, alguien me había enseñado, y podía fingir ser una chica mala si era necesario. Pasé la información que consideré necesaria a mi Ipod y una vez que terminé tuve que entregar tanto mi teléfono como mis documentos, a cambio ellos me dieron otros con una identificación diferente y dinero.

Entonces, aquí estaba otra vez, metida en una misión para el Servicio Secreto.

*********************************************************************

Por favor no te olvides de dejar tu voto, y puedes encontrar más historias de todo tipo en mi perfil.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top