Piloto. Introducción.

ㅡ Estoy tan cansado...

Jin entró en el cuarto de baño entre resoplidos de puro agotamiento. Ese día había sido de los más largos para él. Entre las largas jornadas en la oficina, sentado delante de la pantalla del ordenador, y luego llegar a casa, preparar la comida, recoger a los niños del colegio, hacer la limpieza rutinaria... En general, muchas y pequeñas cosas que al final del día le sentaban como una bomba a los músculos, y solo quería pillar la cama cuanto antes para descansar, reponerse, y comenzar un nuevo día rutinario con la mayor alegría posible.

ㅡ ¿Un fía lafgo? ㅡ Namjoon giró la cabeza en su dirección en cuanto lo vio entrar en el cuarto. Seokjin lo fulminó con la mirada desde su posición.
ㅡ ¿Cuántas veces te he dicho que no hables mientras tienes la boca llena de pasta de dientes? Eres peor que los niños.

Rápidamente, el moreno de los dos chicos se aclaró la boca tras unos segundos haciendo gárgaras, y miró a su pareja a través del reflejo del espejo, poniendo un puchero algo infantil, como si quisiera darle la razón sobre ese comentario anteriormente realizado. Jin solo pudo sonreír de forma amplia, golpeando con suavidad su hombro, desde atrás, un golpe que hizo sonreír de igual manera a Namjoon. El rubio entonces aprovechó para acercarse por detrás y rodear su fuerte cuerpo con ambos brazos, apoyando la barbilla sobre su hombro tras regalarle un par de besos justo sobre el omóplato. Aprovechó que su marido tenía la "fea" costumbre de ir sin camiseta a la hora de dormir (su pijama constaba de un simple y viejo pantalón de chándal) para disfrutar de su cuerpo. Hacía tiempo que había perdido esa forma física envidiable que tenía cuando tenía aún escasos veinte años, pero aún podía notar la rigidez de su abdomen, el calor que emitía su cuerpo, y sobre todo, ese dulce ronroneo que se le escapaba cada vez que le acariciaba por la parte del vientre, como si fuera un pequeño gatito mimoso.

Namjoon, enternecido por los cariños que su pareja le ofrecía, lentamente se giró entre sus brazos, sin querer molestarlo en demasía, para quedar frente a él. Se recostó ligeramente sobre la pila del lavabo, para así tener las manos libres y poder llevarlas a su rostro, el cual acunó con la misma delicadeza con la que alguien cogería a un recién nacido. Sus pulgares se colocaron a la altura perfecta para acariciar sus mejillas, de forma muy lenta, casi superficial, como si tuviera miedo de que se fuera a romper en cualquier momento de lo delicada que era su piel, pálida cual porcelana. Se dedicaron una intensa mirada, una de esas miradas que son eternas, y que no se necesita decir nada, pues son los ojos los que cuentan todo, los que relatan el amor pasional y tierno que se tienen dos enamorados. Sin dudarlo ni un segundo, acortó distancias para fundirse con el mayor en un beso cálido, lento y cariñoso, que el contrario no dudó en corresponder, con un ligero rubor en las mejillas.

En los cinco años que llevaban casados, no había dejado de quererlo ni un poquito, cada día su amor iba en aumento, y eran esas pequeñas cosas las que conseguían enamorarlo cada día más. Pequeños gestos que siempre tenía y que lo hacían ser rematadamente adorable a sus ojos. Si lo quería más, explotaría.

ㅡ Vamos a la cama, tienes que descansar. ㅡ Esa voz ronca que el menor poseía lo hizo temblar de pies a cabeza, sintiendo una sensación muy agradable en el centro del pecho.

De su mano, se encaminaron ambos a la gran cama de matrimonio que ocupaba parte de su habitación, conectada al baño donde se encontraban segundos antes. Jin fue el primero en entrar en esta, seguido de su pareja, que no tardó en deslizarse entre las sábanas para pegarse a su espalda. Adoraba esa posición, pues desde allí, tenía acceso a todo el cuerpo de su chico, y aunque no podía verle la cara, como adoraba hacer a veces, tenías más cosas con las que entretenerse. Muchas noches se quedaba dormido tan solo con el olor a vainilla de su pelo, como un bebé. Durante varios segundos, se mantuvieron los dos en silencio, disfrutando de la presencia del contrario, hasta que la ronca voz de Namjoon retumbó de nuevo en la habitación:

ㅡ Oye, Seok...
ㅡ ¿Mh?
ㅡ Sé que la semana que viene te dan unos días festivos... ¿Qué tal si nos vamos de viaje? Se te ve muy estresado estos días, y sabes que lo paso muy mal cuando te veo así.
ㅡ ¿Deberíamos? Pero... ¿Qué hacemos con los niños? No me fío de dejárselos a cualquier canguro. Porque pobrecita de la que le toque cuidar de estos terremotos. ㅡ Con tan solo imaginarse la escena, Namjoon rió, una risa que el rubio acompañó con gusto.
ㅡ Los podemos dejar con Yoongi y Hoseok. Estarán más que encantados de cuidar a sus sobrinos.
ㅡ Tienes razón, supongo que ellos podrán controlarlos... ㅡ Jin giró sobre su cuerpo lo suficiente como para poder alcanzar a mirar al contrario sin llegar a crearse una luxación en el cuello.ㅡ ¿De verdad podemos irnos? Me vendrían tan bien unas vacaciones...

No pudo contenerse las ganas el moreno de acercarse de nuevo y robarle un par de besos a traición, besos cortitos.

ㅡ Por supuesto que podemos. Es más, debemos irnos. Debes ir, relajarte, desconectar.

Desde luego la idea era tentadora, y Seokjin no podía decir que no había contemplado algo así en las últimas semanas, las cuales habían resultado ser infernales para él. Terminó por suspirar y volver a quedar entre los brazos de su chico, esta vez, de frente, apoyando su frente contra la contraria. Con un ligero movimiento de cabeza pudo rozar su nariz con la propia, en un besito tierno de esquimal.

ㅡ Hagámoslo. Vayamos a la playa, a la montaña. A una isla desierta, a una ciudad concurrida. Al último rincón del planeta, o a la zona más popular. Me dará igual siempre que sea contigo.

A punto estuvieron de fundirse en un nuevo beso, cuando la puerta de su dormitorio emitió un suave quejido al abrirse. Ambos chicos giraron la cabeza, para ver qué era lo que había provocado que esta se abriese. Seokjin se sentó en el colchón, una sonrisa tierna adornaba su rostro al contemplar la causa.

ㅡ Papá... Mamá...

Un pequeño niño de cabellos oscuros, que no llegaría a los tres años, estaba parado en el quicio de la puerta. En una mano sujetaba un gran peluche de Iron Man, que arrastraba por el suelo, y con la otra, se frotaba uno de sus pequeños ojitos. Su labio inferior sobresalía ligeramente, en un adorable puchero infantil, y se veía cómo sus mejillas estaban enrojecidas, seguramente de llorar, pues de vez en cuando, su diminuto cuerpo, enfundado en un kigurumi de conejo, temblaba entre sollozos.

ㅡ Kook... ¿Qué ha pasado, vida mía?
ㅡ He tenido una pesadilla... ㅡ La voz del niño se quebraba por los nervios y el llanto aún latente, mientras seguía allí plantado, junto a la puerta.
ㅡ Ven aquí, túmbate con papá y conmigo. ㅡ Siempre que Jin se dirigía a alguno de sus hijos, le cambiaba la voz y le salía ese tono fuertemente materno y protector.

El niño hizo caso al instante de las palabras del rubio, y, arrastrando tanto los pies como el gran peluche, se acercó a la amplia cama, teniendo que recibir ayuda por parte de Namjoon para subirse, quedándose en un pequeño hueco que le habían creado especialmente para él entre ambos adultos. En cuestión de segundos, se acurrucó, abrazándose al peluche. Jin colocó una mano sobre sus finos y negros cabellos, peinándolos de manera muy lenta y suave mientras hablaba.

ㅡ No te preocupes, todo ha sido un mal sueño, ahora estás con nosotros, que te vamos a proteger siempre.
ㅡ ¿De verdad de la buena?

Jin sonrió, lleno de ternura.

ㅡ De verdad de la buena. Ahora duerme, intenta descansar.

Pocos minutos pasaron hasta que escucharon la tranquila respiración del pequeño, señal de que había caído profundamente dormido. Los orgullosos padres, con mucho cuidado, se colocaron alrededor del niño, intentando no despertarlo con la más mínima sacudida de la cama. Pasaron a hablar entre susurros.

ㅡ Creo que va siendo hora de que nosotros también nos durmamos, ¿no crees?
ㅡ Va a ser lo mejor...
ㅡ Eh, Namjoon, ¿sabes qué? ㅡ Antes de que dijese Seokjin nada más, el moreno sabía lo que venía después. Aún así, le siguió el juego, con una sonrisa.
ㅡ ¿Qué?
ㅡ Te amo. ㅡ En la oscuridad, la sonrisa amplia de Jin lució como la más brillante de las estrellas. Namjoon suspiró de puro amor. Ese era un pequeño juego que comenzaron cuando eran novios y que aún era capaz de hacerlo sonreír y de vivir enamorado hasta lo más profundo de su chico.
ㅡ Yo también te amo. Buenas noches, mi vida.
ㅡ Buenas noches, mi amor.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top