¿Qué te molesta?
Aquel día Jimin se sentía como aquella masa amorfa sin género alguno. Sin saber como referirse a sí mismo... A sí misma... A sí... Misme.
Todo sonaba raro... Quiso que los pronombres no existieran en la vida.
— ¿Estás bien, Jimin? – preguntó Namjoon.
— Bien – fue lo único que contestó.
Para el colmo del día llegó la hora de la tortura para Jimin... La hora de comer.
No quería comer. No tenía ganas. No quería esas cosas en su cuerpo.
— Jimin-ah... Come, por favor – le pidió Nam.
— No tengo hambre hoy... – admitió Jimin.
— Solo un poco más, ¿sí? – insistió el líder dándole una caricia en la mejilla.
Pero Jimin se quitó. No quería que nadie le tocara ese día.
Nam quitó su mano, estaba bien... Entendía.
Todo el día Namjoon intentó hacerle sentir mejor aunque no supiera que pasaba y varias veces había terminado igual: Jimin simplemente lo evitaba.
Y honestamente Jimin se estaba hartando. No quería eso. Quería que le dejaran en paz.
— ¡Namjoon! Solo... Dejame en paz, ¿sí? No necesito esto... No quiero esto y para nada me estás ayudando – dijo mientras se iba a su cuarto.
Tenía meses que no iba a su propio cuarto... Y Nam aunque comprendía que necesitaba su espacio sintió que era su culpa.
La habitación se le hacía realmente grande en esas ocaciones, se recostó un momento.
Sus pensamientos le decían que era su culpa, que seguramente Jimin ya no lo quería, que había sido probablemente malo con Jimin y no se había dado cuenta, pero cual fuese la causa se merecía ser dejado.
Comenzó a rascarse el antebrazo izquierdo con ansiedad.
Odiaba sus pensamientos porque sabía que estaban mal, pero la vida le decía que el que estaba mal era él por pensar que podría durar con Jimin...
Siguió rascándose y también comenzó a morder sus uñas. Mordisqueó también cualquier pellejo fuera de su lugar de sus dedos. Y también sus labios.
Odiaba su mente que le decía que debía lastimarse para sentirse mejor... Pero no quería hacer eso, si volvía a cortarse Yoongi se enojaría y esta vez si no lo querría.
Así que siguió mordiendo y rascándose.
Se sintió un poco mejor cuando sintió sangre salir de su brazo de tanto rascarse, también sus labios sabían a sangre y sus dedos ya estaban destrozados.
Si alguien lo veía así... Estaría en problemas...
Si de todas formas ya se había lastimado... ¿Qué más daba ahora utilizar una navaja?
Sacó aquel objeto de su mesa de noche y la vió... Había prometido no volver a hacerlo...
Sintió su cicatriz más grande arder como recuerdo de que no debía hacerlo.
Cerró el puño al rededor de la navaja, estaba enojado consigo mismo por siquiera pensarlo. Comenzó a llorar, ni siquiera se dio cuenta que tan fuerte estaba llorando hasta que a su al rededor sintió que era un caos.
¿Por qué en esos momentos no podía ser pequeño y evitar tanto? Si hubiera pedido ayuda... No hubiera llegado tan lejos todo.
— Nam... Abre la mano por favor, te estás lastimando.
Primero abrió los ojos, era Jimin. También estaba llorando. Luego volteó a ver su mano, salía sangre de su puño cerrado.
Lo abrió despacio y sintió el dolor... La navaja se le había enterrado en la palma de la mano.
— No la intentes sacar, Nam... – pidió Yoongi.
— Lo... Lo siento, hyung... Supongo que rompí mi promesa... – dijo entre sollozos.
— Para nada m, Nam... Aguantaste bien, no estoy enojado. Estoy orgulloso de ti – admitió.
Aquella herida no era mucho, Yoon ayudó a quitar la navaja con cuidado. Limpió bien la herida y con ayuda de suturas adhesivas la cerró.
También curó su brazo poniendo algo para que no se infectars y sus dedos fueron llenados de curitas con figuritas.
Jimin lo había abrazado y pedido perdón.
— Fue mi culpa... – dijo con un puchero.
— No. Fue culpa de mi mente, debí saber como tomar el hecho de que quisieras estar solo... No haberte hecho sentir peor – declaró Nam.
— Debí haberte dicho qué es lo que me estaba molestando... Pero tampoco supe como decirlo... Terminé vomitando lo que comí – le confesó.
Los dos no pudieron evitar reír por sus estupideces.
— ¿Me dirás lo que te molesta? – preguntó el líder
— Estoy en un día neutro... No sé como nombrarme, como debería de lucir o vestir.
— No importa como te veas físicamente o como te vistas... Tu género no deja de ser neutro... Haz lo que te gusta. En cuanto a tus pronombres... ¿Te gusta el pronombre elle? ¿Prefieres los neopronombres?
Jimin se encogió de hombros.
— No sé – admitió.
— Intentalo, jamás sabras si no lo intentas... ¿Sabes lo que quisiera yo? – preguntó después.
— ¿Qué?
— Ser pequeño por toda una semana....
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top