Capítulo 8: El Lamento de la Presuntuosidad.
Frente al Bosque de los Lamentos, los viajeros se plantan y vacilan en entrar. Parece que no tienen muchas ganas, y es que su aspecto no tenía pinta de que fueran a pasar un agradable día de picnic en el campo. La espesa niebla echaba para atrás. El cartel que advertía de la presencia de espíritus malignos, también.
Sota de Bastos: Así que esto es el Bosque de los Lamentos.
Sota de Copas: Ajá. Además, tú deberías saberlo, que se supone que has estado.
Sota de Bastos: Iba pedo.
Caballo de Bastos: Doy fe.
Sota de Copas: Pues igual por eso no os pareció para tanto. Mira tú por dónde. En fin, este sitio es peligroso, así que tenemos que ir todos juntos e intentar no separarnos bajo ningún concepto.
Caballo de Espadas: ¿Y qué pasa si nos separamos, a ver?
Sota de Copas: Pues ya os lo dije antes. Esto está lleno de espíritus. Lo menos malo que te puede pasar es que te succionen parte de tu energía. También te pueden atacar (e intentar matarte), poseerte o absorber toda tu energía hasta la muerte.
Caballo de Espadas: Si vamos juntos igual, eh.
Sota de Copas: Por lo menos, que nos ataque a todos, ¿no? Además, hay algunos que se supone que solo atacan por separado. El Lamento de la Soledad se suele valer precisamente de la soledad de la persona a la quien intenta absorber su energía solitaria. El Lamento de la Lujuria... Bueno, ese hace sus cosas en privado. Digamos que te succiona la energía y lo que no es la energía.
Caballo de Bastos y Sota de Bastos se miran como de manera dramática, con preocupación. No sabemos por qué, pero todo indica a que en algún momento lo sabremos.
Sota de Copas: En fin, habrá que entrar. Mejor entrar ahora que cuando se haga de noche. Creo.
Caballo de Bastos: Tú y yo no nos podemos separar bajo ningún concepto.
Sota de Bastos: Ya lo sé.
Y, sin más dilación, entran en el bosque. Si la niebla ya echaba para atrás vista desde fuera, desde dentro es aún peor. No se ve prácticamente nada y cuesta respirar.
Sota de Oros: Cof cof cof mucha niebla.
Caballo de Oros: Ya te digo, esto es demasiado, o sea...
Sota de Copas: Shhhh. Hablando podéis atraer a los espíritus.
Caballo de Espadas: Tú sabes mucho.
Sota de Copas: Lo normal.
Caballo de Espadas: No, en serio... ¿Qué les importa a los espíritus que hablemos?
Sota de Copas: Yo lo digo porque quiero que os calléis. Y ahora, dejad que mire la brújula. O nos perdemos.
La brújula indica el oeste. Todos siguen por donde les va guiando, haciendo caso a las indicaciones gestuales de Sota de Copas. A medida que van avanzando, la niebla es más espesa.
Sota de Oros: Cof, cof, cof. ¿Me lo parece a mí o cada vez cuesta más respirar?
Caballo de Bastos: Creo que estamos entrando en el corazón del bosque...
Sota de Copas: ¡Cuidado! Nos estamos dispersando...
La niebla se hace muy espesa. Se produce un momento de confusión absoluta en el Bosque de los Lamentos. Se oyen toses, se oyen gritos de confusión. Nadie sabe hacia dónde ir ni dónde está. No se ve absolutamente nada. Es una sensación completamente agobiante. Entre la espesura del ambiente, que dificulta totalmente la respiración, y la niebla que opaca totalmente la visión, el sentido de la orientación de los viajeros se pierde por completo.
Sota de Oros: ¿Hola? ¿Hay alguien?
Caballo de Oros: Yo estoy... ¿Hola?
Sota de Copas: Por aquí, por aquí.
Caballo de Espadas: ¿Dónde es aquí?
Caballo de Bastos: ¡Sota de Bastos! Tú no te muevas de aquí.
Caballo de Copas: No veo nada...
Unos segundos dura la confusión. Finalmente, tras avanzar un trecho entre la desesperación, la niebla se disipa y el aire se hace menos espeso, dejando, al menos, que se respire en condiciones. Las voces de desesperación también se calman.
Sota de Espadas: Parece que ya se puede respirar mejor...
Y mira a su alrededor.
Se da cuenta de que no hay nadie.
Sota de Espadas: ¿Hola? ¿No hay nadie?
No. No había nadie. Con razón dejaron de escucharse las voces desesperadas de sus compañeros.
Sota de Espadas: ¿Caballo de Espadas? ¿Sota de Copas? ¿Hola?
Nadie responde. No hay nadie por allí.
Sota de Espadas mira hacia un lado. Mira hacia otro. Busca tras los árboles de su alrededor. Intenta avistar algo a la distancia, pero no lo consigue. La niebla sigue siendo espesa, a pesar de que ahora se puede ver la cercanía más inmediata, no se avista mucho más allá. También es posible que dificulte la escucha de aquello que se encuentre a una lejanía mediana.
Sota de Espadas: Vaya, ¿ya se han perdido?
La niebla se hace más espesa y oscura.
Sota de Espadas: ¿Hay alguien ahí?
Nota un rápido movimiento cercano a ella. Se gira. No hay nada.
Sota de Espadas: ¿Hola?
Vuelve a notar otro movimiento rápido. Tampoco ve nada. Se mosquea más todavía.
Sota de Espadas: ????
Tras otro movimiento rápido en la cercanía, Sota de Espadas se vuelve a girar. Y esta vez sí que ve algo.
Una criatura de grandes dimensiones se presenta frente a sus ojos. Se trata de un ser parecido a un troll, pero con pinta de más inteligente. Algo así como con más músculos y menos amorfo, con una altura como de tres metros. Lleva puesto un taparrabos de leopardo y un casco metálico.
Sota de Espadas: ¿Y tú quién eres?
La criatura no responde a su pregunta y se limita, simplemente, a sacar una porra de grandes dimensiones y atacarla sin mediar palabra. Sota de Espadas lo esquiva como puede. No se lo esperaba.
Sota de Espadas: Pero bueno, qué maleducado.
Desempuña su espada.
"No sé qué es esta cosa. No parece ninguna especie conocida en el mundo, pero tengo que hacer lo que sea por salir de esta. Probablemente no lo consiga. Probablemente me quede aquí en este bosque, pero al menos tengo que intentarlo..."
El ser misterioso va pegando por la porra a todo lo que se encuentra, en fallidos intentos de golpear a Sota de Espadas. Esta esquiva bien todos los golpes. La bestia es rápida, pero Sota de Espadas lo es más. A pesar de ello, ella no logra ejecutar ningún ataque. Le estaba poniendo las cosas difíciles. Y, por la fuerza que daba cada golpe, la bestia estaba luchando para matar.
"No me puedo permitir ningún error".
Sota de Espadas: Eres un poco lento. Así no vas a ninguna parte.
Parece que la bestia se enfada y empieza a golpear con más fuerza.
"No ha sido buena idea esto de pincharle. Creo"
Sigue esquivando golpes sin ningún tiempo de reacción.
"Quizás si le engaño de algún modo... No parece reparar mucho en mis movimientos. Simplemente ve dónde estoy y zas. Golpea sin pensar. No tiene mucha inteligencia, por lo que se ve. Si cambio el patrón y no esquivo uno de sus golpes, ¿cambiará el patrón?"
En lugar de esquivar el siguiente golpe, Sota de Espadas se quedó en el sitio, afrontando el golpe con su escudo, que quedó destrozado por completo.
Sota de Espadas: Me quedé sin el escudo. Esto es un problema... O sería un problema si no fuera muy superior en velocidad y reflejos.
La bestia se queda parada.
Sota de Espadas: ¿Y ahora qué te pasa? ¿Sabes? Normalmente no soy yo la que habla. Siempre me hablan y me resulta molesto, pero que me ignores de esa forma... ¿Te parece bonito? ¿Quién te crees que eres?
La expresión de la cara de la bestia cambia. Parece que se ha enfurecido mucho por algo. Reacciona y empieza a pegar golpes sin ton ni son y a lo bestia, destrozando varios árboles de a su alrededor.
Después de un tiempo esquivándolo y observando sus movimientos, Sota de Espadas llega a una conclusión.
Sota de Espadas: Está atacando a boleo.
Como estaba atacando a boleo, la bestia en cuestión era imprevisible, pero había una ventaja, y es que no tenía mucha idea de a dónde estaba apuntando, así que Sota de Espadas tenía mayores oportunidades de atacar.
"Si es lo que yo creo, se está guiando por mi calor corporal, el sonido de mi respiración o algo así. Sabe más o menos dónde me encuentro, pero no golpea de forma exacta. Muy típico."
Con el siguiente golpe, Sota de Espadas se aleja de un salto todo lo que puede, para que la bestia tarde más tiempo en llegar. En ese tiempo, contiene la respiración, para empezar a quitar opciones.
La bestia se acerca lentamente.
"Si se está acercando sabe dónde estoy. Entonces debe guiarse por el calor corporar, por el olfato o algo así. Esto pinta mal. Encima parece que va más lento para que me ahogue...".
Vuelve a respirar. Y la bestia vuelve a ir más rápido. Deja de respirar. La bestia empieza a ir más lento. Vuelve a respirar. La bestia vuelve a ir más rápido.
"Así que en parte se guía por mi respiración..."
Sota de Espadas decide probar una cosa. Sin respirar, aprovechando que la bestia se mueve a paso tortuga, cambia todo lo rápido que puede de posición. Cuando ella cambia de posición, la bestia, aunque sigue moviéndose lentamente, cambia su rumbo hacia ella.
"Como me esperaba. Su rapidez se basa en mi respiración. Su dirección se basa en otra cosa."
Aprovechando que tenía parte de la clave para predecir sus movimientos, Sota de Espadas utiliza dos milésimas de segundo para coger aire antes de cortar su respiración y echar a correr en línea recta, espada en mano, contra la bestia. Con su rapidez, el monstruo no tendría tiempo para reaccionar y podría tener una oportunidad.
Cuando llega al monstruo, este mueve su porra con sus típicos movimientos poco precisos. Ahora más lentos por la falta de respiración de Sota de Espadas. Esta clava su espada en el corazón del monstruo. Es un golpe limpio que bastaría para que este cayera ipso facto. Pero, en lugar de caer, se evapora con la niebla.
Sota de Espadas: ¿Qué?
Entonces, una voz se oye en el bosque.
Voz: Así que has derrotado a una de mis criaturas inmundas...
Sota de Espadas: ¿Tú quién eres? ¡Da la cara!
Voz: Soy el Lamento de la Presuntuosidad. He nacido en el Bosque de los Lamentos de las almas de las personas con el ego algo subidito que se han visto arrolladas por sus grandes e irreales expectativas. Vamos, de gente como tú. Una lástima que ninguna pudiera derrotar a mis criaturas inmundas.
Sota de Espadas: ¿Y qué quieres de mí?
Lamento de la Presuntuosidad: Plantéatelo tú misma. Soy el Lamento de la Presuntuosidad. He nacido de almas presuntuosas caídas en desgracia. Me alimento de las personas presuntuosas que se pierden por el bosque. Tú tienes el ego muy alto... No sé, piensa un poco.
Sota de Espadas: Ya has visto que si me lo tengo creído es por algo. He derrotado a tu bestia. Ahora, déjame ir.
Lamento de la Presuntuosidad: Ja ja ja. Sí que te lo tienes creído. Eso sólo era el principio.
Aparecen cinco bestias como la anterior, pero más grandes.
Lamento de la Presuntuosidad: A ver si ahora eres tan lista.
"Hmm... Estas cosas están a su servicio, pero ya he visto que él no las controla. Aun así, son cinco. Es difícil zafarse de ellas aun sabiendo más o menos cómo funcionan", piensa Sota de Espadas.
Y comienza la encarnizada batalla con las cinco grandes bestias. Consigue eliminar una. Consigue eliminar otra y, con el paso del tiempo, consigue eliminar la otra.
Sota de Espadas: Pues no era para tanto.
Lamento de la Presuntuosidad: Si tú lo dices...
Para derrotar a la siguiente ya tarda más. Se nota que sus energías se están agotando. Cuando la derrota sucede eso que deseaba que no sucediera: aparecen otras cinco bestias más. Ahora son seis bestias.
Lamento de la Presuntuosidad: ¿Qué? Ahora no fardas tanto, eh.
Sota de Espadas: Esto no es nada para mí. Sigue trayendo bestias.
Cada vez con más esfuerzo, va derrotando a las siguientes bestias. Su cuerpo empieza a resentirse. Cuando acaba con cuatro de las seis bestias, aparecen otras cinco. Ahora hay siete bestias.
Lamento de la Presuntuosidad: ¿Y ahora qué? ¿Pretendes seguir así eternamente? JAJAJAJAJAJAJAJ. Soy el Lamento de la Presuntuosidad, por si no te habías dado cuenta.
Sota de Espadas: Sí me había dado cuenta. No hace falta que me lo repitas.
Lamento de la Presuntuosidad: Soy el Lamento de la Presuntuosidad. Mi especialidad es frustrar a la gente que se lo tiene muy subidito hasta el punto que desarrollen el síndrome del impostor y tiren la toalla para, así, alimentarme de toda su frustración y hacerme más fuerte. Y, por supuesto, después me como su alma. MUAJAJAJAJJAJAJAJAJAJA.
Sota de Espadas: Menudo friky.
Lamento de la Presuntuosidad: ¿Ah sí? Verás quién es el friky ahora.
Y salen treinta bestias gigantes. La cara de Sota de Espadas cambia. Las bestias siguen siendo igual de torpes que siempre, además de que se puede modular su comportamiento con la respiración, pero el hecho de que sean treinta, además de las siete que ya había antes, pues como que da que pensar, como poco.
Sota de Espadas: ¡No me rendiré!
Al menos, eso era lo que decía de puertas para afuera. De puertas para adentro, sus pensamientos eran otros completamente distintos. Su cansancio, el hecho de que hubiera treintaisiete bestias y el que el Lamento de la Presuntuosidad tenía pinta de poder invocar a bestias infinitas desanimaba bastante.
"Como siga así, me va a dar un ataque de síndrome del impostor..."
Y mientras el cansancio aumentaba, la desesperación también. Llegaba un punto que sólo quedaba una opción.
"Solo tengo una oportunidad... He de sacar mi técnica secreta".
Se oyen rayos y truenos.
El tiempo pasaba. Cada vez era más difícil derrotar bestias, que se reproducían con cada cuatro eliminaciones. Sota de Espadas ya no puede más.
Sota de Espadas: Es el momento de sacar mi técnica secreta.
Vuelven a oírse rayos y truenos, que le dan así como un toque de dramatismo y de importancia a la cuestión.
Lamento de la Presuntuosidad: ...
Sota de Espadas: ...
Lamento de la Presuntuosidad: ...
Sota de Espadas: ...
Lamento de la Presuntuosidad: ...
La tensión se puede respirar con un cuchillo. No sabemos cómo se respira con un cuchillo, pero en esta situación lo estábamos haciendo. Todos estamos impacientes por descubrir el ataque secreto de Sota de Espadas. Por fin vamos a conocer su verdadera fuerza.
Sota de Espadas: ...
Lamento de la Presuntuosidad: ...
Sota de Espadas: ...
Lamento de la Presuntuosidad: ...
Parece que la espera se alargaba mucho. Nos da tiempo a tomarnos un piscolabis.
Sota de Espadas: ...
Lamento de la Presuntuosidad: ...
Sota de Espadas: ...
Lamento de la Presuntuosidad: ...
Sota de Espadas: ...
Lamento de la Presuntuosidad: ...
Y ahora, una cuña. Leed Naruto y Sasuke en Gran Hermano, la anterior obra de la autora de Naipes. Lleva tiempo, pero merece la pena.
Sota de Espadas: ...
Lamento de la Presuntuosidad: ...
Sota de Espadas: ...
Lamento de la Presuntuosidad: Hazlo ya, j*der.
Sota de Espadas: ...
Lamento de la Presuntuosidad: ...
Sota de Espadas: ¿¿¿¿¿POR QUÉ ERES MALO????? ¡¡¡¡NO SEAS MALO!!!!
Lamento de la Presuntuosidad: ¿Qué?
Sota de Espadas: Como lo oyes. ¿Por qué eres malo? Tienes que tener tus motivos, ¿pero no te has planteado que hay otras cosas en la vida?
Lamento de la Presuntuosidad: ¿Otras cosas en la vida? ¿Y a mí qué me cuentas? Que yo estoy muerto. Además, ¿¿¿ESTO ES TU ATAQUE SECRETO???
Sota de Espadas: Sí, ¿qué pasa? ¿No te gusta? ¿o qué? Porque funciona bastante bien.
Lamento de la Presuntuosidad: ¿Funciona bastante bien? Por favor, qué ridícula, para ya, por favor.
Sota de Espadas: ¿Sí? No me digas eso, por favor... Ay, que me pongo a llorar. ¿De verdad mi técnica definitiva no funciona? Me ha costado años aprenderla...
Lamento de la Presuntuosidad: No funciona. ¿Te pensabas que iba a funcionar? Eres ridícula. Soy un espíritu maligno, ¿crees que palabritas así funcionan conmigo? Parece que no has salido en tu vida del jardín de infancia. ¿Y vas de guerrera por la vida? Por favor, patética. Te lo digo yo, porque nadie te lo habrá dicho en la vida.
Sota de Espadas: Nadie me lo había dicho... Tal vez... Tal vez tenía un concepto muy alto de mí misma...
Lamento de la Presuntuosidad: Es hora de toparte con la realidad. Bienvenida al mundo real. Por fin alguien te dice la verdad. Frustrada ¿no? Sientes cómo tus expectativas eran demasiado altas, cómo el concepto que tenías de ti misma era muy elevado para lo mediocre que eres en realidad, ¿verdad?
Sota de Espadas: Oh, no... Tengo el síndrome del impostor.
Lamento de la Presuntuosidad: Todos los que venís acabáis igual... Vuestra mediocridad siempre queda al descubierto. Vuestras frustraciones y debilidades salen a la luz. No sois tan fuertes como creéis. No puedes con tu alma, ¿verdad? Estás perdiendo toda tu fuerza. Has caído en la trampa del Bosque de los Lamentos tú solita. Ahora, tu alma desolada por el síndrome del impostor pasará a ser mi alimento... Jaajajajjajajajajjajajjajajjajajajajaja...
Sota de Espadas: Oh, no... Ya lo noto... Ya noto cómo pierdo toda mi energía... Soy un fracaso... Soy una mediocre...
Lamento de la Presuntuosidad: JAJAJAJAJJAJAJAJAJ. Cómo me gusta ver a los mediocres llorar y sufrir... Sufre, sufre... JAJAJAJAJJAJJAJAA.
Sota de Espadas: Ay ay ay...
Lamento de la Presuntuosidad: Ya te tienen que quedar unos segundos para perder tu alma. Qué ganas tengo, qué hambre.
Sota de Espadas: Ya lo noto, ya lo noto...
Lamento de la Presuntuosidad: Ya se va a salir tu alma... Ya vas a perder la vida... ¿Unas últimas palabras, señorita mediocre?
Sota de Espadas: ¿Tú crees?
Lamento de la Presuntuosidad: ???
Sota de Espadas sonríe.
Lamento de la Presuntuosidad: ¿Por qué no pierdes tu alma? ¿Por qué te ríes? ¿Qué pasa?
Sota de Espadas: Jajajajajajaj. Al final el mediocre lo vas a ser tú...
Lamento de la Presuntuosidad: ¿¿¿QUÉ???
Sota de Espadas: Te he engañado. Pringado. Te he engañado totalmente y has picado. Tú que eres tan listo...
Lamento de la Presuntuosidad: ¿¿¿¿¿¿QUÉ??????
Sota de Espadas: En ningún momento he utilizado mi técnica secreta... O más bien la he utilizado sin que te dieras cuenta... Te lo has tragado de lleno. Jajajajajjaj. Menudo nivel el de los espíritus del Bosque de los Lamentos. Hay que ver. Y luego dicen de mediocridades. En ningún momento mi técnica secreta fue decirte que no fueras malo. Sólo te hice creer en que tuve un fracaso estrepitoso. Te hice cantar victoria y ahora el que ríe último ríe mejor. ¿Quién es mediocre ahora?
Lamento de la Presuntuosidad: Pero... ¿Cómo es posible? ¿Cómo he podido caer en un truco tan burdo?
Sota de Espadas: Burdo o no, has caído. Quizás si no te lo tuvieras tan creído... ¿No sientes como que tenías un concepto muy alto de ti mismo y ahora te topas con la realidad? Probablemente ya empieces a sentirlo...
Lamento de la Presuntuosidad: Oh no... Ya lo noto... Ya lo siento... Tengo el síndrome del impostor...
Las bestias empiezan a desvanecerse. La voz del Lamento de la Presuntuosidad se hace cada vez más débil y temblorosa. La niebla empieza a disiparse.
Lamento de la Presuntuosidad: No... Estoy... Estoy... Desvaneciéndome.... Todo mi poder... Todas mis almas...
Las almas que había consumido el Lamento de la Presuntuosidad empiezan a brotar del suelo. Parece que se están desprendiendo del espíritu...
Lamento de la Presuntuosidad: Yo... He perdido... Soy... Mediocr...
Y, sin acabar la frase, se apaga su voz. La niebla se disipa por completo.
Sota de Espadas: Pues parece que ya estaría.
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