Capítulo 6: Perder la vida o perder las ganas de vivir.

Caballo de Bastos: ¿Qué se supone que es el artículo 69 de la Ley Penal del Reino de Espadas?

Sota de Bastos: Robo con fornicación. Creo.

Sota de Espadas: Delito de robo. ¿Algo más que alegar?

Caballo de Bastos: Nada más que alegar. Muchas gracias.

Sota de Bastos: Yo sí tengo algo que alegar.

Sota de Espadas: Tú dirás.

Sota de Bastos: Yo no he cometido ningún delito. No he robado a nadie.

Sota de Espadas: Tú te diste a la fuga con tu compañero, que perpetró el robo por sus propios medios. Lo ayudaste a escapar, así que eres cómplice.

Sota de Bastos: No sé, no me convence.

Sota de Espadas: Antes de pasar a la pena, podemos llegar a un acuerdo. Si devolvéis a los agraviados todo aquello que les habéis robado, quedáis libres.

Caballo de Oros, desde la ventana: No me vale eso, ¡quiero una disculpa!

Caballo de Bastos: Lo siento mucho... Ya está. La disculpa.

Sota de Espadas: Y ahora el dinero.

Caballo de Espadas: El dinero... Lamento deciros que eso va a ser imposible.

Sota de Espadas: ???

Caballo de Oros: ¿CÓMO?

Caballo de Bastos: Ya nos lo hemos gastado todo todito.

Sota de Oros: Doy fe. Les huele el aliento a Don Perignon. Y sé distinguir un buen Don Perignon.

Sota de Espadas: ¿Y entonces?

Caballo de Bastos: Puedo disculparme dos veces.

Sota de Espadas: Me temo que eso no puede compensar el delito.

Caballo de Bastos: Pues yo ya no le puedo hacer nada.

Sota de Espadas: Entonces, tendré que aplicar la pena.

Caballo de Bastos: Vale.

Sota de Espadas desenvaina su espada y se acerca más a Caballo de Bastos. Las caras que ponen los acusados y el resto de los allí presentes son un poema.

Sota de Oros: ¿¿¿Lo qué???

Caballo de Bastos: UN MOMENTO UN MOMENTO UN MOMENTO ¿PERO QUÉ HACES?

Sota de Espadas: La pena del artículo 69 de la Ley Penal del Reino de Espadas es la decapitación.

Caballo de Bastos: ¿Qué? Pero eso es desmesurado.

Sota de Espadas: No lo digo yo, lo dice la ley.

Caballo de Bastos: PERO.

Caballo de Espadas: ¿Pero no hay que hacer un juicio ni nada?

Sota de Espadas: Esto es un juicio. Por el poder que me concede el Rey de Espadas.

Caballo de Espadas: Pero esto no es un juicio justo...

Sota de Espadas: ¿Pero tú estás conmigo o contra mí?

Caballo de Espadas se calla.

Sota de Espadas: Dicho lo pues, voy a ejecutar la sentencia.

Sota de Espadas se dispone a cortarle la cabeza a Caballo de Bastos. Tiene la espada ya en posición y sólo le basta bajarla y que el filo haga el resto del trabajo. Entonces.

Sota de Bastos: ¡Un momento!

Sota de Espadas se frena.

Sota de Bastos: Ahora no tenemos el dinero, pero podemos tenerlo.

Sota de Espadas: ¿Qué quieres decir?

Sota de Bastos: Aunque no tenemos el dinero, podemos conseguirlo con facilidad. Así que, de aquí en un mes, nos comprometemos a devolver todo lo robado mas unos intereses del 100%.

Caballo de Bastos: ¿Qué dices? Eso es imposible. Es casi mejor que nos corten la cabeza.

Sota de Bastos: No es imposible. Somos los p*tos amos. Además, supongo que a las víctimas les vendrá mejor tener su dinero de vuelta que el hecho de que nos corten la cabeza, que no les aporte nada. Además, con intereses. ¿Qué me decís, Caballo de Oros, Sota de Oros?

Sota de Espadas se gira y mira a Caballo de Oros y Sota de Oros.

Sota de Oros: A ver, por mí mejor esto, o sea, mejor recuperar el dinero aunque sea tarde que nada.

Caballo de Oros: No sé yo si podrán recuperarlo todo en un mes... Pero ya será más lo que recuperen estando vivos que estando muertos. Su cabeza no nos vale para nada. Pero tendrán que venir con nosotros, porque mañana partimos a la tierra de Bastos.

Caballo de Bastos: ¿A la tierra de Bastos?

Caballo de Oros: Sí, a la tierra de Bastos. Si no hubieseis salido huyendo después de fornicar conmigo toda la noche y de robarnos todo nuestro dinero os habríais enterado de que el Dragón Rojo está en la tierra de Bastos.

Sota de Bastos: ¿Que el Dragón Rojo está en la tierra de Bastos? Hay que ver qué vueltas da la vida.

Caballo de Bastos: Pero nosotros no podemos volver a Bastos...

Sota de Oros: Ah, ¿no? ¿Y qué os lo impide? O sea.

Sota de Bastos: Muchas cosas que no queremos contar para no entrar en detalles. Pero digamos que allí no seríamos muy bienvenidos.

Caballo de Bastos: En resumen, llevamos un año sin dar señales de vida por ahí desde que nos mandaron en una misión. Misión que, por cierto, nos hemos pasado por el forro de los c*jones y no hemos hecho. Entre otras cosas. Y, claro, no podemos volver allí con las manos vacías porque nos cortarían la cabeza.

Sota de Oros: Lo de entre otras cosas me suscita interés...

Caballo de Bastos: No vamos a entrar en detalles, ya lo ha dicho mi compañero. Si queréis una exclusiva lo tendréis que descontar del pago que os debemos.

Caballo de Oros: Entonces nada.

Sota de Espadas: Pues lamento deciros que lo de ir a Bastos o lo tomáis o lo dejáis. Porque nosotros partimos mañana. Es o eso o vuestra vida.

Caballo de Bastos: Pero en Bastos también será nuestra vida probablemente...

Sota de Oros: O no. Es sólo un probablemente. La otra opción es vuestra vida 100% real.

Sota de Espadas: ¿Qué preferís? ¿Morir ahora o morir más tarde?

Sota de Bastos: Bueno, yo la verdad es que prefiero ahora...

Sota de Oros: Tú te callas. Lo primero es nuestro dinero, o sea.

Caballo de Oros: Pensad que si nos devolvéis todo el dinero más los intereses antes de entrar a Bastos no tendréis por qué llegar hasta allí. Todo depende de cuánto tardéis en devolvernos nuestro dinero...

Sota de Bastos: Bueno, entonces creo que no habrá mucho problema, somos los p*tos amos...

Caballo de Bastos: Somos los p*tos amos, pero lo veo difícil. Aunque, bueno, mejor esto que que nos corten la cabeza ahora, así, de un momento para otro. Por lo menos ir prevenidos.

Sota de Espadas: Entonces, ¿hay trato?

Sota de Bastos: Qué remedio.

Caballo de Bastos: Hay trato.

Aparta la espada de la cabeza de Caballo de Bastos. Entonces...

Caballo de Copas: ¡Un momento! ¡No se pueden ir de rositas! ¡Ese señor ha hecho BDSM conmigo y NO LO RECONOCE! ¡Que pague por ello!

Sota de Espadas: El sadomasoquismo no es un delito. Por lo menos en el Reino de Espadas.

Y se da la vuelta.

Caballo de Copas: Pero.

Sota de Espadas: No se le puede hacer nada.

Caballo de Bastos: Entonces, podemos irnos, ¿no? Mañana volvemos.

Sota de Bastos: Sí, mañana volvemos.

Caballo de Oros: Un momento, no los podemos dejar ir. No nos podemos fiar de que vayan a venir.

Sota de Oros: Tiene sentido.

Caballo de Bastos: Pero nosotros ya tenemos la habitación reservada.

Sota de Espadas: Y en esta posada ya estaba todo completo... Por curiosidad... ¿Dónde os estáis hospedando?

Sota de Bastos: En la posada de 5 estrellas.

Sota de Oros: Con razón se han gastado ya nuestro dinero, es que flipo. Cómo tira la gente el dinero, alucino.

Caballo de Oros: Pues lo justo me parecería que, como el dinero es nuestro, durmiéramos en la posada de 5 estrellas nosotros y ellos se quedaran aquí ocupando nuestro lugar. Digo yo.

Sota de Espadas: Tiene sentido porque de algún modo hay que vigilarlos.

Caballo de Bastos: Pero la habitación está a nuestro nombre.

Sota de Oros: Pues nos acompañáis.

Sota de Espadas: Y Caballo de Espadas y yo también os acompañamos, ya que estamos aquí fuera. Para que no se escapen por el camino de vuelta. Es además nuestro deber como Caballeros del Reino de Espadas.

Dicho esto, Sota de Oros vuelve a su habitación para ponerse su ropa de calle y Caballo de Oros se viste de calle ya que está en su habitación. No iban a ir a la posada de 5 estrellas en pijama. Allí parten los 6. Caballo de Espadas va en pijama, tal y como había bajado a la calle.

Al volver.

Caballo de Bastos: Bueno, ¿y dónde vamos a dormir?

Sota de Espadas: En los huecos libres, obviamente. Así os vigilan para que no os escapéis de noche.

Caballo de Copas: Yo no quiero dormir en la misma habitación que Sota de Bastos hasta que reconozca la verdad.

Sota de Bastos: ¡La verdad es que no hubo nada entre nosotros! Te lo he dicho mil veces. Además, no es como si quisiera dormir contigo, que te inventas cualquier cosa.

Caballo de Copas: Yo no invento. Yo digo HECHOS.

Sota de Bastos: Que sí, que lo que tú digas. Bueno, ¿cuál es la otra habitación libre?

Caballo de Espadas: La mía.

Sota de Espadas: Bueno, vale, qué remedio.

Caballo de Bastos: Entonces a mí me toca con Caballo de Copas.

Sota de Bastos: Que te sea leve.

Se meten en sus respectivas habitaciones para dormir. ¿Podrían tener la noche en paz? Si recapitulamos, Sota de Espadas y Sota de Copas están en una misma habitación. En la habitación inmediatamente contigua están Caballo de Espadas y Sota de Bastos. Caballo de Espadas tiene problemas para dormir y problemas de celos, todo en uno. En otra habitación de la misma planta están Caballo de Copas y Caballo de Bastos. Caballo de Copas está convencido de que ha practicado el BDSM con Sota de Bastos y no sabemos si querrá vivir la misma experiencia con su compañero.


Sota de Bastos entra con Caballo de Espadas a su habitación al mismo tiempo que entran Sota de Espadas y Sota de Copas a la suya. Mientras Sota de Bastos se pone su pijama, Caballo de Espadas se empieza a poner nervioso.

Sota de Bastos: ¿Y a ti qué te pasa ahora?

Caballo de Espadas: N...nada.

Empieza a morderse las uñas.

Sota de Bastos: J*der, me estás poniendo nervioso a mí. ¿Se puede saber qué c*ño quieres? Si es por lo del sadomasoquismo, puedes estar tranquilo. No sé qué os habrá contado ese, pero yo no he hecho nada de eso, no te voy a hacer nada así que duerme y ya está, j*der, vaya tela macho.

Caballo de Espadas: No es por ti...

Sota de Bastos: Entonces, buenas noches.

Y se mete en la cama y mira para el otro lado.

Caballo de Espadas: Es que...

Sota de Bastos: Ah, que no te vas a dormir...

Caballo de Espadas: No me puedo dormir... Porque creo que estarán fornicando en la habitación de al lado... Y eso me revienta por dentro.

Sota de Bastos: Pues no sé por qué.

Caballo de Espadas: No puedo soportar que no tenga ojos para mí, no puedo soportarlo. Y no puedo soportar el hecho de no soportarlo. Nunca me ha visto como algo más ni va a verme como algo más jamás. ¿Por qué? Nos conocemos desde pequeños, está claro que ella nunca va a desarrollar otra clase de interés por mí. ¡En qué momento tuve que enamorarme! Maldita sea la hora en la que me enamoré.

Sota de Bastos: Ah, que ya estás con lo de antes. Por el pedal que llevaba te lo pasaba, pero ahora a callarse la p*ta boca, j*der, que no son horas. A dormir ya...

Caballo de Espadas: Pero... ¿Y si lo hacen?

Sota de Bastos: Pues que lo hagan. ¿Qué c*ño te tiene que importar a ti? Pareces un crío de 14 años, j*der.

Caballo de Espadas pone carita triste.

Sota de Bastos se da la vuelta y se pone a dormir. Lo sabemos porque ronca.

Caballo de Espadas no parece pegar ojo en toda la noche. Lo sabemos porque tiene los ojos abiertos como platos.


----


Cuando entraron en su habitación, Caballo de Bastos y Caballo de Copas no cruzaron una palabra. Simplemente, Caballo de Bastos se puso su pijama, que se basaba en el tipo boxer ajustado y sexy de la Edad Media. Caballo de Copas lo mira fijamente.

Caballo de Bastos: ¿Por qué me miras tanto? No te voy a robar, j*der, tú no tienes pinta de tener pasta.

Caballo de Copas: No es eso.

Caballo de Bastos: Vale.

Caballo de Copas: Estaba pensando en si tú también tienes afición por el sadomasoquismo como tu compañero.

Caballo de Bastos: Podemos probarlo. Pero deberías vigilar bien tus pertenencias.

Caballo de Copas empieza a quitarse la ropa.

Caballo de Bastos: Era broma, j*der. No tengo ganas ahora. Además, ya te he dicho que no tienes pinta de tener pasta, y ni siquiera me gustas, así que no tengo ningún interés en ti.

Caballo de Copas: J*der, qué directo.

Caballo de Bastos: Y, ya que estamos. Dudo mucho que mi compañero haya practicado el BDSM contigo. Y no solo lo dudo, sino que estoy completamente seguro, al 100%, de que no ha practicado BDSM contigo ni cualquier otra práctica que se le asemeje.

Caballo de Copas: J*der, qué desagradable. ¿Indirectamente me estás diciendo que nadie puede tener ninguna clase de interés en mí? Qué maleducado.

Caballo de Bastos: Mira, no es nada personal. Pero estoy seguro de que no ha hecho nada de eso. Y tiene motivos gordos para no hacerlo. No es ninguna tontería. Y hasta aquí puedo leer.

Caballo de Copas: ??

Caballo de Bastos: No te voy a decir nada más. Creo que ya te he dicho suficiente. Conozco bien a mi amigo y hay cosas que tú no sabes ni tienes por qué saber. Y ahora a dormir, que estoy que me caigo de la cogorza que llevo encima.

Caballo de Copas no dice una palabra más en todo lo que queda de noche. Simplemente se acuesta en su lado de la cama mientras le da vueltas a la cabeza sobre aquello que le ha dicho Caballo de Bastos. "¿Motivos gordos para no hacerlo? ¿Hay algún motivo gordo para no hacerlo? ¿Cómo puede estar tan seguro de que no lo ha hecho ni lo haría? ¿Tan ciegamente confía la gente en sus amigos?". No podía dejar de pensar en ello. "No puede haber una persona tan sincera y tan honorable para que otros pongan la mano en el fuego por ella con tanta facilidad. Aquí tiene que haber algo más". Y, pensando y pensando, se acaba durmiendo.


----


Cuando llegó Sota de Espadas a su habitación después de juicio "justo" y rápido que hubo abajo, Sota de Copas, que había estado presenciando los acontecimientos desde la comodidad de su ventana, la espera despierta.

Sota de Copas: Por fin has llegado.

Sota de Espadas: Sí, al final se nos ha pasado casi toda la noche entre una cosa y otra...

Sota de Copas: ¿Tienes sueño?

Sota de Espadas: Sí, la verdad... En la cueva dormí poco.

Sota de Copas: Yo igual...

Y se sonroja.

Sota de Espadas se mete en la cama.

Sota de Espadas: Buenas noches.

Sota de Copas se queda mirando sin decir nada, mientras piensa en sus cosas. Especialmente piensa en lo poco que habla su compañera de habitación. A pesar de que hayan intimado en dos ocasiones han cruzado muy pocas palabras, o, más bien, ella ha hablado (intentando romper el hielo) sin mucha respuesta por parte de su compañera. Es consciente de que no hay nada más fuerte entre las dos que encuentros esporádicos en la noche que no se hubieran producido si los pies de su cuerpo falso hubieran tenido otro aspecto, pero aun así le gustaría conocerla más, aun sabiendo que Sota de Espadas nunca la conocería de verdad a ella.

Antes de meterse en la cama, comprueba la bolsa en la que guarda sus ingredientes mágicos.

"La sensibilidad de mi cuerpo no es ninguna casualidad. Si mi cuerpo es tan sensible y lo ha llegado hasta a notar es por la inestabilidad de la magia que mantiene mi aspecto. A medida que la magia sea más débil, será más inestable, y mi cuerpo más sensible. Tengo que andarme con mucho cuidado y en cuanto tenga la mínima sospecha de que se están pasando los efectos del hechizo, volver a hacer la poción para modificar mi cuerpo. No debe quedarme mucho tiempo... Bajo ningún concepto me pueden descubrir".

Sota de Copas cierra sus sacos de ingredientes y se mete en la cama, junto a Sota de Espadas. La mira unos segundos, se sonroja y se tapa. Y duerme el poco tiempo de noche que queda hasta el amanecer. Les esperaba un largo día de viaje.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top