Capítulo 50: Espada de doble filo.
Rato después de que Sota de Bastos y Caballo de Bastos marcharan, el resto también tiene que partir y proseguir su camino hacia el Reino de Bastos. Estaban ya cerca de Indura, uno de los feudos más importantes del Reino de Oros. Allí acababa el camino recto que les indicaba el mapa y tendrían que coger otras rutas más complicadas, porque más allá de la ciudad pasaba el Río Dorado, el cual debían cruzar si querían llegar al Reino de Bastos. Sea como fuere, había que retomar el camino. Y el viaje no prometía ser ligero.
Las palabras no abundaban durante el trayecto. Normalmente, sería Caballo de Copas quien rompería el hielo, pero en este caso, Caballo de Copas no estaba de humor. Bajó de su habitación de mala gana y sin ganas de dirigirle la palabra a nadie. Estaba aún enfadado por lo de la noche anterior. Y se había enfadado aún más por la marcha de Caballo de Bastos. Llegados a ese punto, no tenía tiempo para preocuparse por Sota de Bastos y su noche de pasión en la cueva de las tentaciones, porque su cerebro estaba en otra parte. ¿Cómo había podido llegar a ese punto? Eso era lo que más le molestaba.
Por otra parte, Caballo de Espadas no tenía ninguna gana tampoco de decir nada. ¿Molestaría a Sota de Espadas con su presencia? Llevaba unos días de hablar poco o nada y así iba a seguir. Y Sota de Espadas igual. Por un lado, había ofendido a su primo de manera infantil e inmadura y no podía ni perdonárselo a sí misma. Por otro, estaba ligeramente enfadada con Sota de Copas por eso de que le hubiera dejado tocarle los pies a Caballo de Bastos. "Intentó matarme", piensa, revolviéndose entre el resentimiento que no puede olvidar. Sabe que no tiene una relación con Sota de Copas, pero eso le hace revolverse más en sus pensamientos y sentirse peor consigo misma. ¿A cuento de qué tenía que exigirle cosas? A cuento de nada. Pero aun así, le entraban ganas de irse a chupar pies por el mundo.
Sota de Copas no hablaba porque no quería importunar a Caballo de Copas, que lo estaba pasando mal por todo lo que le estaba tocando vivir. Además estaba molesto con ella. No quiso leerle la mente para no entrometerse en su privacidad, pero sabía que no estaba pasando por su mejor momento. Entre lo de la noche anterior y la marcha de Caballo de Bastos lo peor que podía hacer era intentar romper el hielo.
Solo quedaban Caballo de Oros y Sota de Oros, que estaban calladitos y con los huevos por corbata con toda la bruma de negatividad que se expandía a su alrededor. No se atrevían ni a hablar entre ellos.
Y al fin llega el momento de entrar en la ciudad de Indura. Tuvo que pasar toda la mañana y parte del mediodía, pero a la tarde ya estaban allí. Viendo todo aquello, parecía lógico cruzar la muralla y entrar en la ciudad para pasar la noche en una posada de su gusto, ya que allí habría para elegir. Además, para Sota de Copas y Caballo de Copas era justo que se quedaran para hacer turismo, porque se supone que ese era su propósito y, en parte, el resto se lo debía, ya que en alguna que otra ocasión habían ayudado sin pedir nada a cambio.
Caballo de Copas: A mí ya me da igual hacer turismo. Solo quiero que me c*ma un tr*ll y dejar ya este mundo.
Sota de Copas: Caballo de Copas...
Caballo de Copas: Tú te callas.
Sota de Copas baja la cabecita. Es mejor dejarlo estar.
Caballo de Espadas: Igualmente, Sota de Copas quiere hacer turismo. Es justo por ella que nos quedemos...
Caballo de Copas: También es justo por mí que no le de el pie a cierta persona, pero vaya, parece que a mí nadie me tiene en cuenta. Pero bueno, no pasa nada, no diré nada más, hagamos turismo por ella. Al fin y al cabo, no puedo morder la mano que me da de comer.
Sota de Copas se muerde la lengua en lugar de decirle cuatro cositas. Y ya está. No puede permitir llevar más lejos la conversación para que Caballo de Copas tenga su momento de atención.
Sota de Copas: Agradezco tu gesto, Caballo de Espadas. Pero tendremos que inventarnos un motivo para entrar en la ciudad. Nos tienen que dejar pasar.
Sota de Oros: No es por nada, pero que dejen pasar a Sota de Espadas va a ser complicado. Se supone que es muy buscada o algo así. Aunque yo no tenía ni idea de quién era, no es que sea reconocible a simple vista.
Sota de Copas: Veamos si tengo algo por aquí...
Y se pone a mirar en su bolsito. Se quedan impresionado, nunca son suficientes las veces que Sota de Copas tiene que abrir su bolsito y sacar objetos de lo más variopinto para que deje de sorprender a los allí presentes. Aquello sí que era tecnología punta del Reino de Copas. Al cabo de un rato saca una capa negra con capucha.
Sota de Copas: Creo que esto te puede tapar bastante...
Caballo de Espadas: Creo que esto no será suficiente.
Sota de Copas: También tengo esto, por si acaso.
Y saca una peluca de color rosa.
Caballo de Copas: ¿Se puede saber por qué llevas una peluca rosa en el bolso? No es lo típico que se lleva alguien de vacaciones.
Sota de Copas: También tengo una peluca rubia, pero en este caso no serviría de mucho.
Caballo de Copas: Ese no es el punto.
Sota de Espadas: En fin...
Se sonroja, no le gusta disfrazarse, pero no había más remedio. Se tiene que poner la peluca rosa, ante las atentas miradas de los allí presentes. Caballo de Espadas se sonroja. No puede contenerse a la hora de expresar sus emociones.
Caballo de Espadas: T...te queda muy bien, S...Sota de Espadas...
Sota de Copas: Sí, te queda muy bien. Y da mucho el pego.
El que tampoco se puede contener a la hora de expresar sus emociones es Caballo de Copas.
Caballo de Copas: Tampoco te lo creas tanto, están exagerando. No es para tanto. Menos mal que estoy yo para ponerte los pies sobre la tierra y decir las cosas tal y como son. Dame las gracias.
Sota de Espadas: ¿Gracias?
Caballo de Copas: De nada.
Después de hacerle el cambio de look a Sota de Espadas, se dirigen hacia la entrada de Indura y consiguen entrar sin ningún problema. Es tan fácil entrar que se arrepienten de haber hecho el paripé para que la espadachina fuera de incógnito. Probablemente ni se hubiesen fijado.
Caballo de Copas: ¿Ves? No eres tan relevante como te crees.
Después, se dan una vuelta por la ciudad, ven algún que otro monumento turístico y demás y, cuando empiezan a cansarse, se buscan una posada. Hay gran cantidad para elegir, pero se buscan una de las más baratas, cosa que a los de Oros no les hizo mucha gracia, porque ya que viajan, qué menos que disfrutar del spa de una posada de cinco estrellas.
Sota de Copas: En el fondo os hacemos un favor, porque a este paso os vais a gastar todo el dinero de sobornar al Dragón.
Sota de Oros: Sobornar al dragón...
Caballo de Oros: Casi se me olvidaba...
Sota de Oros: Same.
Caballo de Copas: ¿Entonces por qué estáis haciendo este viaje? Si es que quien es t*nto es t*nto.
Caballo de Oros: Jeje, es verdad.
Sota de Oros: A veces me olvido de que esto no es un viaje pagado porque sí por el Reino de Oros.
Caballo de Oros: En fin...
Así que cogen sitio en la posada en cuestión y se colocan en las habitaciones como se habían estado colocando los últimos días, con la única diferencia de que los de Bastos ya no están. Caballo de Copas lanza un suspiro a la nada, después de recordar este pequeño detalle. "En fin, tengo que seguir adelante y recomponerme. Tengo que buscarme alguno para fornicar, aunque por aquí no hay muy buen material, los tipos del Reino de Oros son bastante feítos, aunque no conozco más que a dos, pero seguro que los de por aquí serán tipo más como el feo que como el guapo".
El caso es que se meten a las habitaciones para echar una siesta antes de volver a dar una vuelta por Indura más de tarde.
Después de que entren en la posada, Sirocco y J muestran sus siluetas en la esquina que desemboca justo en la calle de la posada.
J: Así que se quedan en esta posada...
Sirocco: Sí... Ahora habrá que ver cómo llamar su atención, porque, que yo sepa, no tenemos un plan claro.
J: Tranquilo, Sirocco, que soy un experto en poner voces.
Sirocco: ¿Poner voces? ¿Ese es tu plan? Con el debido respeto (que no es mucho), un plan un poco cutre.
J: No necesitamos más.
En su cabeza, capturar a Caballo de Espadas era muy fácil, ¿pero verdaderamente lo era tanto? Tenían que pillarle en un momento en el que estuviera solo. ¿Era eso tan fácil? Sí, lo era. Al cabo de dos minutos de "siesta", Caballo de Copas no aguantó más en la habitación. Estar allí junto al aura negativa de Caballo de Espadas hacía que el ambiente fuera aún más pesado que de costumbre, porque resulta que su propio alma también estaba en sus peores momentos. Su aura era una mezcla entre enfado, ira, rabia y tristeza bastante curiosa. No estaba en su mejor momento. Aprovechó para marcharse uno de los momentos en los que Caballo de Espadas no se daba cuenta de si estaba o no estaba allí porque escribía ensimismado su diario, que no había escrito en ningún momento, pero ahora le había dado por ello tras el rechazo humillante de su prima sin necesidad de conocer sus tendencias incestuosas.
Caballo de Copas: En fin.
Sirocco: Mira.
J: ¿Y?
Sirocco: Que es uno de ellos. Que se ha ido de la posada.
J: ¿Y cómo sabes si nuestro objetivo no está con nadie más?
Sirocco: No lo sé, pero lo deduzco. Más o menos. Tengo el presentimiento de que este va con él en la misma habitación. Los que parecen del Reino de Oros deben ir juntos. Las chicas irán juntas. Este es el que tiene que ir con Varyia. Tiene pinta del que se queda descolgado en los grupos.
J: ¿Y cómo sabes que no están en habitaciones de más personas?
Sirocco: He estado en esta posada en otras ocasiones. Para fornicar, ya sabes, tengo una vida sexual muy satisfactoria. Y solo hay habitaciones dobles.
J: No me interesa. Lo de la vida sexual.
Sirocco: A ya.
Caballo de Copas da vueltas alrededor de la entrada de la posada. Piensa en la vida, en todo lo que le ha tocado vivir en los últimos días. Piensa en Caballo de Bastos. Se agarra la tela de la camisa que tapa su pecho izquierdo, como si se quisiera arrancar el corazón. Todo muy dramático. Y sigue dando vueltas por allí, mirando hacia el horizonte. Y empieza a expresar sus sentimientos en alto.
Caballo de Copas: Ese hombre que tú ves ahí... Que parece tan galante... Tan atento y arrogante... Lo conozco como a mí... Ese hombre que tú ves ahí... Que aparenta ser divino... Tan amable y efusivo... Solo sabe hacer sufrir... Y es un gran necio, un estúpido engreído, egoísta y caprichoso, un payaso vanidoso, inconsciente y presumido, falso, enano, rencoroso, que no tiene corazón... Lleno de celos, sin razones ni motivos, como el viento impetuoso, pocas veces cariñoso, inseguro de sí mismo, soportable como amigo, insufrible como amor...
Sirocco: Eh... Mira...
J: ¿Qué?
Sirocco: A ese... ¿Qué hace?
Caballo de Copas: Y es un gran necio, un estúpido engreído, egoísta y caprichoso, un payaso vanidoso, inconsciente y presumido...
J: Pues cantar una canción, ¿es que no lo ves?
Sirocco: Ya, ya, ¿pero qué c*jones hace cantando? J*der...
J: ¿Y a ti qué más te da? Yo también canto cuando estoy en mis momentos de debilidad... A ver si aprendes a respetar a los demás, Sirocco... Eres muy bueno para las matanzas, pero para eso de la inteligencia emocional pues como que no.
Sirocco: En fin, lo único es que ahora que está distraído se puede pasar a la acción. ¿Qué vamos a hacer?
J: De momento, ponernos en el callejón de enfrente de la posada, justo el que da a las ventanas.
Sirocco asiente. No quiere preguntar nada porque le da cosilla que el jefe le diga algo sobre su inteligencia emocional o sobre que es muy pesado. Tocaba hacer caso a todos sus disparates sin sentido sin rechistar hasta acabar la misión y a otra cosa mariposa.
Llegan al callejón. Caballo de Copas está más allá de la esquina de la calle, en el lado contiguo de los lados de la manzana en la que se encuentra la pensión. Ya no están en su rango de visión, pero aunque lo estuvieran daría lo mismo, porque estaba muy ocupado cantando o lo que sea que estuviese haciendo.
Sirocco: ¿Y ahora qué vamos a hacer?
A veces tenía la sensación de que a su jefe se le estaba ocurriendo un plan bajo la marcha.
J: Ahora voy a pedir auxilio a un honorable caballero que me rescate, me meteré en el papel de dama en apuros que ha sido secuestrada por un bandido para ser vendida en el mercado de esclavos. Toda esa historia se la haré llegar a Varyia a través de mi magia, que enviará el sonido única y exclusivamente a la habitación donde se encuentra. Él lo oirá como un grito de auxilio que proviene de la calle, pero no sabrá que va solamente dirigido hacia él.
Sirocco: Vale, ¿y cómo sabes en qué habitación se encuentra?
Está completamente convencido de que J se va inventando el plan sobre la marcha. Cada vez tiene más pruebas de ello. Suspira. Está deseando acabar la misión y dejar de estar a las órdenes directas de un tipo que es un verdadero desastre.
J: Bueno, pues con el h*stia p*ta j*der, claro. Soy un gran hechicero muy experimentado, deberías saberlo.
Sirocco: El h*stia p*ta j*der, que yo sepa, sin tener mucha idea de magia, es un hechizo básico, eh.
J: J*der, Sirocco, trabájate la responsabilidad afectiva, porque madre mía...
Sirocco suspira. A pesar de no tener responsabilidad afectiva, inteligencia emocional y demás, está teniendo demasiada paciencia. En cualquier otra situación le hubiera clavado una katana a su compañero y santas pascuas. Se está conteniendo mucho.
J: H*STIA P*TA J*DER.
Los ojos se le ponen en blanco y las venas, a estallar. Observa la posada tras las paredes. Puede ver lo que está pasando en cada habitación. Lo primero que ve es a Sota de Espadas chuparle los pies a Sota de Copas.
J: P*aj.
Sirocco: ¿Qué has visto? ¿Qué has visto?
J: No sé describirlo. Fetichismo de pies...
Sirocco: Ah, entiendo...
Sigue mirando. Lo segundo que ve es a Sota de Oros durmiendo. Sigue mirando. En la cama de al lado está Caballo de Oros, también durmiendo, después de tanto trote.
J: ¡¡J*DER!!
Sirocco: ¿QUÉ? ¿QUÉ HAS VISTO?
J: J*der, qué tío más feo, la h*stia.
Sirocco: ...
Y sigue mirando, hasta que da con la habitación de Caballo de Espadas, que sigue absorto escribiendo su diario.
J: ¡Lo vi! ¡Lo vi!
Sirocco: ¿Y ahora qué? ¿Ahora qué?
J: Pues a venderle la moto. Voy a tener que utilizar el hechizo para transmitir mis gritos de auxilio a su habitación...
Sirocco: Vale. Suerte con ello.
J: Gracias, es un buen gesto por tu parte. Desearme suerte, ¿sabes? Parece que estás empezando a mejorar la responsabilidad afectiva.
Sirocco: ...
J: En fin, voy a hacer mi teatro.
El hombre pone las manos junto a lo que se supone que son las comisuras de los labios, aunque no se sabe bien porque todo su rostro se encuentra cubierto por una capucha, que, junto con la oscuridad del callejón donde se habían colocado, conseguía mantener toda la intriga del momento, así que nos lo imaginamos.
J: Teatro.
Al pronunciar el hechizo, J podría cambiar su voz siempre que quisiera. Y, con el siguiente hechizo, iba a poder enviar su voz a la estancia que quisiera (en concreto, a la habitación de Caballo de Espadas).
J, poniendo voz de joven doncella: Ahhhhhhhh, socorro, socorro... ¡Alguien para rescatarme! Un terrible bandido me está secuestrando para llevarme por este callejón hacia Dios sabe donde.
Los gritos llegan a Caballo de Espadas, que se alarma en la soledad de su habitación, cerrando su diario de forma abrupta y poniéndose las botas para salir cuanto antes en ayuda de la doncella en apuros. ¿Debía avisar a los demás? ¿O debía ir solo? Tal vez no había tiempo que perder.
J, poniendo voz de ogro bandido: ¡A callar! Te vas a venir conmigo y te voy a vender en el mercado negro de doncellas de los bajos fondos de Indura.
J, poniendo voz de joven doncella: ¡¡¡Noooo!!! ¡¡Socorrooo!! Que alguien venga a rescatarme o será demasiado tarde... Un noble caballero hábil con la espalda que venga a salvarme de este terrible ogro...
Las palabras del jefe de la Sociedad de Cazarrecompensas llegan al corazón de Caballo de Espadas, que se siente personalmente interpelado con lo de "noble caballero hábil con la espada". Sólo él puede rescatar a la doncella, así que no le queda otra que bajar con la mayor rapidez posible. No había tiempo de avisar a nadie, además, acabaría con el asunto en unos minutos y nadie echaría en falta su presencia, al ser un noble caballero hábil con la espada no tendría ningún problema a la hora de enfrentarse a un bandido ogro de poca monta. Además, el resto probablemente hubiera escuchado los gritos, así que no le hacía falta decirle nada a nadie. Sin más dilación, sale corriendo con su espada hacia el callejón que se encuentra junto a la posada. Ni siquiera se topa con Caballo de Copas, que se encuentra tras la esquina de la calle donde está la puerta de la posada. Tampoco se hubiera dado cuenta de la presencia de Caballo de Espadas, porque estaba absorto mirándole el booty al cantinero que había en la terraza del bar que había a unos pasos de donde estaba.
Así, Caballo de Espadas llega al callejón, pero lo que se encuentra no es una doncella en apuros a punto de ser secuestrada por un terrible ogro bandido con ganas de venderla en el mercado negro. "Claro, aquello hubiera sido muy cliché". Ante sus ojos tiene a una misteriosa persona encapuchada a quien la oscuridad tapa completamente y a un hombre que parece ir armado. Cuando lo vio ahí supo. "Así que todo era una trampa..."
Sin que le diera tiempo a desenvainar su espada, la mano del hombre encapuchado se posa sobre la frente del espadachín.
J: Somnia.
No puede hacer nada. Con las palabras mágicas y el poder mágico del jefe de la Sociedad de Cazarrecompensas fluyendo dentro de él, Caballo de Espadas cae en un profundo sueño.
J: Pues nada, ya es hora de llevárnoslo. Cógelo en brazos, Sirocco.
Sirocco: ¿Por qué yo?
J: Porque soy tu jefe.
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En una aldea al oeste de Indura, Caballo de Bastos y Sota de Bastos celebran entre cervezas y cochinillo su aplastante victoria contra los trolls. Después de darse la madrugona padre e ir cagando leches hacia la cueva donde estos tenían secuestrada a la hija del alcalde, consiguieron derrotar a las enormes criaturas en un pestañeo. Al volver con la muchacha a la aldea, fueron recibidos entre vítores y halagos. El alcalde, tal y como prometió, les entregó una ostentosa cuantía de monedas de oro.
Sota de Bastos: Ahhhh, esto sí que es vida. Ha merecido la pena. Supongo.
Caballo de Bastos: Supones bien. Esta cerveza está de muerte. Creo que la mugre de la jarra hace bastante. Hay que beberlo para creerlo.
Sota de Bastos: Somos los p*tos amos. La vida de cazarrecompensas es la h*stia.
Caballo de Bastos: Es la p*ta h*stia.
Sota de Bastos: Venga, un brindis.
Caballo de Bastos: Un brindis.
Hacen chin chin y a otra cosa mariposa.
Después de celebrar la victoria, Caballo de Bastos lo celebra de otra forma mientras Sota de Bastos se echa la siesta en la habitación. Una muchacha de la aldea estaba dispuesta a acostarse con él esa tarde y todo el tiempo que durase, así que pensó que por qué no se lo iba a pasar bien haciendo lo que más le gusta. Además, llevaba mucho tiempo sin fornicar. Aquello de viajar con gente le había tenido muy ajetreado y ya no solía acostarse con gente con la frecuencia más que diaria con la que lo hacía antes. Estaba dejando atrás las buenas costumbres, y ni siquiera se había dado cuenta de ello.
Cuando estaba en plena faena, besando el cuerpo de la chavala y esas cosas que se hacen en la cama, se dio cuenta de un pequeño pero importante detalle: la muchacha tenía un corte extraño en una de sus piernas. Un corte con una forma que le resulta muy familiar. La forma de algo así como un clavel se hacía ver entre pequeños y minuciosos cortes. No había duda. Era ni más ni menos que la marca de Sirocco. Y Caballo de Bastos supo reconocerla en cuanto la vio.
Caballo de Bastos: ¿¿QUÉ ES ESTO??
Chica: ¿Eh?
Caballo de Bastos: Esta marcha. ¿Por qué tienes esta marca aquí?
Chica: Pero bueno, hay que ver cómo te pones. Has dejado todo lo que estabas haciendo por eso... Pfff, con la mala experiencia que fue que me lo hicieran...
Caballo de Bastos: Es muy importante. ¿Cómo te hicieron esta marca?
Chica: Pues verás, un tipo malito. Ayer me acosté con un pavo muy raro. Tan raro que le iban las cosas como estas, o sea, hacerme esta marca en la pierna. Raro, ¿no? Pues fue como lo oyes. Me hizo la pascua el tío. O sea, viene, y me deja esto, menudo sinvergüenza... Encima me hizo esto y se fue diciendo que tenía prisas, que se iba a Indura... Un tipo asqueroso...
Caballo de Bastos: Sirocco...
Se levanta y se pone las mallas, sin decir nada más.
Caballo de Bastos: ¿Dices que iba a Indura?
Chica: ¡Un momento! ¿Tú también te vas? ¿Pero qué es esto?
Caballo de Bastos: Tengo algo que hacer y no puedo dejarlo pasar. Debo partir ya mismo hacia Indura. No tengo tiempo que perder.
Chica: Pero---
Caballo de Bastos: Perdona las molestias, no te cobraré por esto.
Chica: ¿Pero cómo que cobrar?
Caballo de Bastos: Adiós y disculpa.
Y sale de la habitación cagando leches para encontrarse con Sota de Bastos. Abre de forma abrupta la puerta de su habitación, despertándolo de sus dulces sueños.
Caballo de Bastos: ¡¡TENEMOS QUE IRNOS AHORA MISMO!!
Sota de Bastos: Pero... ¿Qué?
Caballo de Bastos guarda sus cosas en su saco rápidamente y con prisas.
Caballo de Bastos: No tenemos tiempo que perder. Tenemos que irnos a Indura.
Sota de Bastos: Pero... ¿Qué c*jones? J*der, tío...
Caballo de Bastos: No tengo tiempo para explicar, pero Sirocco está en Indura.
Sota de Bastos se levanta de un salto.
Sota de Bastos: ¿¿QUÉ?? ¡¡No j*das!!
Caballo de Bastos: Sí... No tengo tiempo que perder... Si no quieres venir, no vengas, pero tendremos que separarnos, no puedo dejarlo escapar.
Sota de Bastos: ¡J*DER! Pues claro que voy contigo. Por nada del mundo me perdería cómo le partes la cabeza a ese h*jop*ta.
Y se van de allí echando leches. A la salida, con el dinero que ganaron por lo de los trolls, le compran un corcel a Sota de Bastos para ir más rápido y llegar a Indura a tiempo, antes de que Sirocco hiciera lo que tuviese que hacer y se fuera a otra parte. Era una oportunidad única para derrotarlo. Y se van de la aldea a caballo, camino a Indura.
Sota de Bastos: Espero que todo esto no sea una excusa para volver a ver a ese mago...
Caballo de Bastos: Que no, tío, j*er, que está el p*to Sirocco...
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Cuando Caballo de Copas vuelve a su habitación, Caballo de Espadas no está. No se extraña, se piensa que se ha ido a dramar a alguna parte, como él había estado haciendo hace un momento. A veces es necesario dramar para curar las heridas del corazón o algo así. Una vez leyó algo parecido en un libro de los que Sota de Copas le presta y le pareció interesante, así que probó a hacerlo. Pero resulta que pasa el tiempo y Caballo de Espadas no sale. Y se hace tarde y llega la hora de salir a pasear y conocer mundo. Caballo de Espadas aún no ha llegado. Todos están en la recepción de la posada, extrañados.
Sota de Copas: Es muy raro que no venga...
Caballo de Copas: Pues sí, con lo pesadito que se pone siempre con la puntualidad.
Sota de Copas: El único que se pone pesadito con la puntualidad y con todo eres tú.
Caballo de Copas: Grrr...
No dice nada más porque se acuerda de que está enfadado con Sota de Copas, se supone.
Sota de Espadas se muerde las uñas. ¿Qué le podía haber pasado a Caballo de Espadas? Está claro que algo, porque si se tiene que poner en lo peor, se pone en lo peor. No es normal que Caballo de Espadas se retrase tanto. Entonces, la muchacha de la recepción les habla.
Recepcionista: ¡Perdón! Disculpen... El grupo de ahí...
Sota de Copas: Creo que es por nosotros.
Sota de Espadas: Ah, sí, ¿qué pasa?
Recepcionista: Es que antes vino una persona y me dejó un mensaje para usted. Me dijo que era para la mujer rubia de la habitación cuya ventana es la primera en la fachada... Tome...
Le da una nota.
Lo que encuentra en ella es lo que Sota de Espadas menos esperaba y menos quería ver.
Sota de Espadas: ...
Sota de Oros: ¿Qué pasa? ¿Qué pasa?
Tiene la cara desencajada. El resto la mira alarmado.
Sota de Espadas: No puede ser...
Sota de Copas: Sota de Espadas...
Sota de Espadas: Se lo han llevado...
Sota de Copas: ¿¿¿QUÉ???
Sota de Espadas suelta el papel, no le quedan fuerzas después de haber leído lo que ha leído. Sota de Copas lo recoge del suelo y se queda de piedra al ver lo que está escrito.
"A Sota de Espadas Varyia. Nos hemos llevado a tu primo Caballo de Espadas. Te esperamos en la guarida secreta de la Sociedad de Cazarrecompensas. Ven sola o acompañada. Fdo: J, CEO de la Sociedad de Cazarrecompensas".
Sota de Espadas llora. Le habían quitado a Caballo de Espadas. Y encima lo habían hecho cuando estaban pasando por un mal momento. ¿Qué es lo que le podrían hacer? De la Sociedad de Cazarrecompensas te puedes esperar cualquier cosa. Según la nota, ella solo tenía que ir a la guarida secreta, pero tampoco decían que no le fueran a hacer nada. Además, ¿quién le asegura que cuando llegue no lo habrán matado? Un temblor recurre todo su cuerpo. ¿Podía ser que no fuera a ver a Caballo de Espadas nunca más? No puede soportarlo. ¿Por qué tuvo que herir sus sentimientos la tarde anterior? ¿Por qué no pudo decirle nunca que era una persona muy valiosa para ella?
Caballo de Copas se pone a llorar.
Caballo de Copas: ¡Ha sido mi culpa! ¡Ha sido todo mi culpa! Si yo no me hubiera ido a dar una vuelta...
Caballo de Oros: Si no es el protagonista se aburre.
Sota de Espadas llora más.
Sota de Copas: Sota de Espadas... Nosotros te ayudaremos a recuperarlo. Vamos a ir contigo.
Caballo de Oros, por lo bajo: Habla por ti...
Caballo de Copas: Buaaaaa buaaaa, ha sido por mi culpa. Si no me hubiera ido por ahí a cantar dramáticamente ahora... ¡¡¡Ahora Caballo de Espadas estaría vivo!!!
Sota de Espadas llora a lo bestia.
Sota de Copas: ¿¿Pero se puede saber qué dices?? ¡Caballo de Espadas está vivo!
Sota de Oros: No estás muerto hasta que se demuestra lo contrario.
Caballo de Copas: ¿Y quién os dice que está vivo? Como esté muerto no me lo perdonaré en la vida.
Caballo de Oros: Parece que quieres que esté muerto...
Caballo de Copas: ¿YO? ¡JAMÁS! Aprecio mucho a mi onii-chan y me gustaría que estuviera vivo como antes.
Sota de Copas: ¡Pero que está vivo!
Sota de Espadas sigue llorando.
Caballo de Oros: Claro, quiere quitarse a Caballo de Espadas de en medio para convertirse en el protagonista de la historia. Pues que sepas que, antes de ti, hay muchos que serían protagonista antes...
Caballo de Copas: ¿Sí? ¿Quién? ¿Tú?
Caballo de Oros: Pues sí, yo. Y Sota de Copas, y Caballo de Bastos...
Sota de Oros: ¿Y por qué yo no?
Caballo de Copas: Tú eres un mueble.
Sota de Oros: Pues a mí Sota de Copas me parece el tipo personaje secundario molón, veo más protagonista a Sota de Espadas...
Sota de Espadas sigue llorando.
Caballo de Copas: Decid lo que queráis, sé que soy idóneo para ser el protagonista...
Sota de Espadas, llorando: ¿¿Podéis dejar de debatir sobre quién ocupará el papel protagonista de Caballo de Espadas cuando muera?? ¡¡Es algo muy insensible!!
Caballo de Copas vuelve a llorar.
Caballo de Copas: Onii-chan... Que alguien me devuelva a mi onii-chan...
Sota de Copas: Bueno, yo propongo dejar de llorar y buscar la guarida secreta de la Sociedad de Cazarrecompensas.
Sota de Espadas asiente.
Sota de Espadas: Sí, pero no puedo dejar de llorar.
Y llora más.
Sota de Copas: Bueno, vale, tú puedes llorar.
Caballo de Copas refunfuña.
Sota de Copas: Además, como se supone que es una guarida secreta será difícil encontrarla, así que más vale ponerse ahor...
Sota de Oros, que había salido un segundo afuera de la recepción, a la calle, irrumpe en la conversación.
Sota de Oros: Venid todos, mirad esto... No me lo puedo creer...
Le hacen caso, salen a la calle y lo primero que se encuentran es un poste con carteles señalizando la dirección que se debe seguir para llegar a determinados sitios. Uno de ellos contiene la indicación "Guarida Secreta de la Sociedad de Cazarrecompensas".
Sota de Copas: A ya.
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Cuando Caballo de Espadas despierta de su profundo sueño, se encuentra inmovilizado en una sala oscura desconocida. Tiene ambos pies juntos atados entre sí, al igual que sus muñecas, y se encuentra postrado frente a una persona que se encuentra encapuchada y tapada por la oscuridad.
Caballo de Espadas: ¿¿¿DÓNDE ESTOY??? ¿¿QUIÉN ERES?? ¿¿QUÉ QUIERES DE MÍ??
J: Shhh...
Y le pone el dedo en los labios.
Caballo de Espadas: Grrrrr. ¿Pero se puede saber qué haces? ¿Qué quieres? No me voy a callar.
J: Calma, calma...
Y, acto seguido, coge un elemento punzante metálico y le hace, muy gratuitamente, un corte en la mejilla.
Caballo de Espadas: ¿Pero qué...?
Acto seguido, posa su mano sobre la mejilla herida de Caballo de Espadas.
J: Curar...
Una luz rosa brota de la mano del jefe de la Sociedad de Cazarrecompensas, ante la estupefacción de Caballo de Espadas, que no sabe qué es lo que está pasando en ese momento, hasta que segundos después, antes de que J pronuncie sus palabras, lo entiende todo.
J: Ahora ya lo sé todo sobre ti.
El espadachín recuerda todo lo que le contó Sota de Copas sobre la magia de curación. Si curas a una persona, tienes el poder de entrar en su mente y conocer sus pensamientos, además de sus debilidades. El hombre que lo tenía apresado lo tenía todo pensado desde el principio para inmovilizarlo y poder herirlo para conocer sus pensamientos y sus debilidades, y quién sabe si las debilidades de alguien más. Había caído por completo en su trampa.
Entonces, mirando hacia Caballo de Espadas, el hombre se quita la capucha y deja su rostro al descubierto. El espadachín sabe que ha visto esa cara en algún lugar, aunque duda unos segundos de su identidad, hasta que finalmente recuerda.
J: Así que estás enamorado de tu prima... Vaya, vaya, muy interesante...
Caballo de Espadas: ¡Tú...!
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