Capítulo 48: Episodio hot.
Este episodio tiene contenido adulto, como bien dice el título. Se recomienda leer con precaución o lo que sea.
"Nunca fui como las demás chicas. Cuando era pequeña me llevaron a vivir con mis tíos al Feudo de Varyia. Se supone que mis padres murieron, nunca supe cómo eran, no los conocí. No me importó mucho esto, porque, como he dicho, no los conocí. Desde el primer momento la vida en el castillo de Varyia fue cómoda, lo tuve todo. Mis tíos me dieron una educación, ropa buena, un buen plato que llevarme a la boca... Siempre fui la persona más importante de ese castillo.
No tengo recuerdos de mi primer año de vida, solo sé que en un momento dado apareció una persona de la nada: mi primo. Desde que nació nos educaron juntos, nos enseñaron a usar la espada, nos enseñaron a leer, a pintar, historia de Naipes... Mi primo era el heredero del Feudo de Varya, se supone que una persona importante en el Feudo. En la fortaleza la gente hablaba de él desde que tuve uso de razón. Era lógico, era quien se convertiría en el Señor de Varyia. Yo estaba allí por ser huérfana, no tenía ninguna clase de derechos sobre el Feudo. Simplemente estaba ahí pegada, porque sí, por circunstancias de la vida. Aquel no era mi lugar.
A pesar de todo, el trato que recibí siempre por parte de mis tíos, los sirvientes y demás personas de la fortaleza fue excepcional. Diría que demasiado excepcional. Siempre me tenían en un altar para todo. No lo comprendía bien, debería haber sido todo distinto desde el nacimiento de Caballo de Espadas. De hecho, no recuerdo nada de antes del nacimiento de Caballo de Espadas. Simplemente, coexistía con el primogénito Varyia en la misma casa y, aunque todo el mundo hablaba de él durante sus primeros años de vida, yo recibía todas las atenciones, todas las miradas, todos los buenos tratos de los demás.
Y la gente dejó de hablar de Caballo de Espadas cuando se pasó la novedad y mostró ser simplemente un niño normal. Tal vez tuvieran las expectativas muy altas, tal vez se cansaron de él... Pero en todo momento mantuve las atenciones y elogios de todo el mundo. La gente decía que era un prodigio, el verdadero orgullo de los Varyia, realmente me admiraban desde el principio. Puedo decir que no conozco una vida en la que no tenga la admiración de todas las personas de mi alrededor. Toda la admiración y atenciones que mi primo no recibía.
Pero, a pesar de todo ello, mi primo no desarrolló celos hacia mi persona. En su situación, yo me hubiera odiado con todo mi alma. Pero él no era así. Mi primo era la persona que mayor devoción profesaba hacia mi persona en todo Varyia. No lograba comprenderlo, simplemente debería odiarme. Pero cada vez que me dirigía a él sonreía como si le hubiera premiado con el mayor de los regalos. Pero entre toda esa devoción había sinceridad. Sinceridad que en muchas personas de la Fortaleza no percibía. Era devoción real y, a pesar de que al principio me incomodaba su presencia porque estaba convencida de que me odiaba, me sentía gratificada por pasar tiempo a su lado. Mi primo era mi lugar de confort, mi verdadero hogar .
Y así, con el paso de los años, se convirtió en mi mayor amigo y mayor apoyo en la vida. A pesar de eso, nunca pude decir que mi primo fuese mi mayor confidente..."
Sota de Espadas suspira al entrar en su habitación. Las palabras de Caballo de Espadas la dejaron para el arrastre. No podía dejar de recordar momentos felices de su infancia en el Reino de Espadas. Tal vez nunca debieron salir de Varyia. Tal vez siempre debieron quedarse allí y vivir su vida como niños inocentes. Porque cuando salieron de su hogar, todo cambió.
"En la Corte todo cambió. Pasaba menos tiempo con mi primo, aunque cuando podíamos intentábamos vernos para hablar largo y tendido. Era difícil, porque cada uno tenía mucho trabajo en lo suyo y no había tiempo para hacer cosas juntos. A pesar de todo, siguió siendo la persona amable que era en Varyia y gracias a ello podía recordar los buenos tiempos en la tierra de mi infancia. Después de largos días de trabajo en Palacio, donde el ritmo de vida era completamente distinto, podía a veces cenar con Caballo de Espadas e incluso dar algún paseo con él por los jardines.
Aquello era lo mejor de cada día. Al igual que en Varyia, todo el mundo me tenía en alta estima por alguna razón. Se ve que se corrió la voz de que era lo que por allí se decía un prodigio. Nunca me consideré un prodigio... O, bueno, quizás sí que me lo consideraba un poco, pero me abrumaba todo aquello. Tenían demasiadas expectativas en mí. Mi primo también, claro, pero él siempre había sido así y era lo único que tenía de mi vida pasada, lo único que me hacía recordar quién era. Era mi refugio en ese extraño lugar.
La vida en palacio era estresante, había mucho por hacer, pero también muchas novedades. Hablabas con gente con la que antes ni te habías planteado conocer. Gente de todo tipo. Y comenzabas a descubrir cosas que antes no sabías de ti. Mientras tanto, me alejaba de Caballo de Espadas, que estaba cada día más ocupado. Apenas tenía tiempo para conversar con él y muchos días tenía que conformarme con sonreírle en los pasillos. Se estaba convirtiendo en una persona respetable del Reino de Espadas, o al menos yo lo veía así. Para mí, mi primo encarna la perfección, es alguien responsable y que nunca tendría espacio para un pensamiento fuera de lugar. Su vida es la espada y su Reino.
Aquello era digno de admiración para mí, que no podía centrarme, a pesar de lo que todos a mi alrededor pensaban, incluido mi primo. Mi primo, aunque fuera una persona sin tacha, me tenía en un pedestal. Mi primo no sabía nada de mí. Mi primo no sabía que cuando alcancé la adolescencia en Palacio descubrí lo que de verdad quería en la vida, mucho más que ser una espadachina, mucho más que ser una importante personalidad en mi Reino... Quería chupar unos pies.
Y aquello se convirtió en mi único propósito en la vida. Una vez descubres el fetiche de pies no puedes dejar de pensar en pies y en probar los mejores pies del mundo. Pies pequeños, pies grandes, pero todos ellos apetecibles. No me conformaba con cualquier cosa, siempre que fueran unos pies bonitos me los podía llevar a la boca. Pero, a pesar de hacer de ello mi personalidad, no podía dejar que la gente cercana a mí lo conociera, así que lo dejé para mi intimidad y para personas con las que no iba a tener más relación que la carnal ni iban a conocer mi identidad. Mi primo no era una excepción, era quien menos podía conocer mi secreto, pues me despreciaría. Una persona tan pura y perfecta como él se aterraría al descubrir lo que de verdad amaba en la vida y me repudiaría. No podía soportar la idea de que mi primo, a quien en tanta estima tenía, me mirara con desprecio. Porque, además de gustarme los pies, me gustaba tener el cariño y el aprecio de mi primo, y jamás querría perder eso.
No podían hacerme elegir entre las dos cosas. No podían hacerme elegir entre mi primo y los pies. Así que decidí ocultarlo todo y adentrarme en el mundo del fetichismo de pies con personas que no me conocían bien. Es cierto que muchas veces conseguí ligar, pero a la hora de la verdad, las chicas con las que me iba a costar, al saber que me iba lo de los pies, se echaban para atrás y me dejaban tirada. Eso me causaba un gran complejo... Algunas incluso se iban espantadas, ¿tan horrible era el fetiche de pies? Me asustaba mucho, porque si alguien que no conocía se ponía así, ¿cómo se podía poner mi primo? Seguro que me despreciaba. Evidente, no todas las chicas de la Capital de Espadas se asustaban por lo de los pies y pude tener mis experiencias, pero siempre con la culpa de saber que estaba haciendo algo impuro que si se descubriera me costaría la relación con Caballo de Espadas.
¿Pero qué le iba a hacer? Me gustaban los pies y me siguen gustando. No puedo renunciar a ello a pesar de que lo intente, es una parte de mí. Y eso me carcome por dentro, porque en algún momento mi primo iba a saber de ello y todo mi mundo se desmoronaría sobre mí. No soy como las demás chicas. Soy fetichista de pies".
Sota de Espadas vuelve a suspirar mientras mira hacia ninguna parte en especial. Sota de Copas está en un rincón y no se atreve a decir nada. Sota de Espadas debía estar molesta por aquello que le dijo su primo y no era momento de molestar. Sí, podía leerle la mente, pero se juró que no lo haría. Por algún motivo le tenía aprecio y no podía destruir la confianza que se había creado entre ambas para entrar en su privacidad sin ningún permiso. Sota de Copas también suspira y se tumba en la cama esperando que el tiempo pase hasta la cena.---
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Caballo de Espadas sale de su habitación animado por las palabras de Caballo de Copas. Esta vez sí. Esta vez iba a confesarle todo a Sota de Copas. ¿Pero qué era todo? Nadie lo sabe, lo que su alma le dijera en ese momento, supone. Lo que estaba claro es que sus sentimientos tenían que hacerse ver de una manera, porque había llegado a una situación insostenible. Podía intentar alejarse de Sota de Espadas, pero no debía permitirse herir sus sentimientos. ¿Hasta qué punto había llevado lo de separarse de su prima? Había hecho algo imperdonable y que era impropio de un caballero. No podría llamarse nunca más a sí mismo un caballero si no enmendaba sus errores, si es que eran enmendables. Un verdadero caballero pedía disculpas cuando tenía que hacerlo. Un verdadero caballero iba de frente. Un verdadero caballero enfrentaba sus miedos.
Así que decidió ir directo a la habitación de Sota de Espadas para sincerarse de una vez por todas. Pero, entonces, se dio cuenta de que al haber subido tan rápido a su habitación no había visto cuál era la de Sota de Espadas. Una opción sería ir preguntando por todas, otra sería escuchar por las paredes. Le pareció más propia la segunda, porque así no tendría que molestar a nadie ni que dar explicaciones a los demás o inventarse alguna excusa. Así que no tiene otra que ponerse manos a la obra.
En cuanto se pone a escuchar tras una pared, unos turistas que iban a su habitación pasan justo por el pasillo. Se le quedan mirando. No tienen muy buena cara. Comentan entre ello.
Turista 1: ¿Y esto?
Turista 2: ¿Deberíamos avisar a seguridad?
Turista 1: ¿Crees que es un pervertido?
Tampoco hablan muy bajo, así que Caballo de Espadas puede enterarse de todo lo que dicen. Cuando escucha lo de "pervertido" se ofende un poco, aunque acto seguido suspira derrotado. "Tienen razón... Soy un pervertido... Esa es la palabra que define a un incestuoso despreciable como yo", se lamenta para sus adentros mientras mira a los turistas con el propósito de dar alguna explicación.
Turista 1: Oh no, se nos ha quedado mirando...
A Caballo de Espadas no le salen las palabras.
Turista 2: Deberíamos irnos, me da miedo.
Caballo de Espadas: E...Esperad...
Se le quedan mirando.
Caballo de Espadas: N...no es lo que parece... Y...yo solo... Estoy buscando a una persona y no sé cuál es su habitación...
Turista 1: Eso es justo lo que haría un acosador...
Turista 2: Es un acosador pervertido... Voy a informar a recepción...
Caballo de Espadas: N...no... No es mi intención... De verdad... Solo estoy buscando a mi prima.
Turista 1: Un acosador pervertido incestuoso.
Turista 2: Voy a informar a la Inquisición.
Caballo de Espadas: ¡No!
"Bueno, sí... ¿Qué puedo decir ahora? ¿Cómo han conseguido descubrir lo del incesto? ¡Ahora todo el mundo sabrá que me gusta mi prima! Voy a acabar en la hoguera...", piensa.
Caballo de Espadas: No... Veréis... Yo solo he venido a buscar a mi prima porque quería decirle a qué hora voy a bajar a cenar esta noche... No estamos en la misma habitación, pero no pude ver en cuál se aloja ella, y no quiero llamar a todas las puertas.
Turista 1: No suena convincente.
"Soy un acosador pervertido incestuoso y encima mentiroso", piensa Caballo de Espadas.
Caballo de Espadas: ¡Es la verdad! ¡Quiero ver a mi prima! Pero no es para nada raro... De verdad... Solo quiero avisarle de la hora a la que bajo a cenar... ¿Por qué nadie cree en mí? ¿Tanto aparento ser un sucio depravado incestuoso? Yo... Yo creía que lucía como un respetable caballero. ¿Tanto he fallado en mi intento de convertirme en un caballero que la gente desconfía de mí con solo verme? ¡No me merezco esto! ¡No me lo merezco! ¿Dónde está la presunción de inocencia? Solo con verme ya me habéis juzgado e imputado diversos delitos... ¡SOY INOCENTE!
Una lágrima escapa por uno de los ojos cristalinos de Caballo de Espadas. Habían herido sus frágiles sentimientos. Los turistas se quedan mirando sin saber bien qué decir. Entonces, una puerta se abre.
Sota de Espadas: Caballo de Espadas... ¿Qué haces aquí?
Turista 1: ¿Caballo de Espadas? ¿Es este? ¿Le conoce de algo?
Caballo de Espadas: ¡Es mi prima!
Sota de Espadas: Sí, supongo que soy su prima.
Caballo de Espadas: ¡Sota de Espadas! ¡Estaba buscándote!
Sota de Espadas se queda extrañada. Había asumido que su primo la despreciaba. ¿A cuento de qué venía ahora a hablar con ella de la nada? ¿Quería mandarla a la mierda de manera directa y definitiva? Un escalofrío recorre su cuerpo.
Sota de Espadas: ¿Qué quieres, Caballo de Espadas?
Los turistas se miran entre sí.
Turista 1: Oh, no... ¿Has visto la frialdad con la que le ha hablado?
Turista 2: Sí... claramente está harta de él... Dios mío, es un acosador.
Caballo de Espadas: ¡No! ¡No es así! Sota de Espadas...
Sota de Espadas: Por favor, ¿pueden irse? Déjennos a solas a mí y a mi primo, por favor.
Los turistas se quedan un rato en el sitio.
Turista 2: Creo que va por nosotros.
Turista 1: A ya.
Y se marchan. Sota de Espadas cierra la puerta y se queda fuera de la habitación. Caballo de Espadas se acerca a ella con timidez. Está muy avergonzado por todo lo que acababa de vivir y por lo que le quedaba. Ha llegado el momento de la verdad. Caballo de Espadas tiene que confesarle todo a Sota de Espadas.
Sota de Espadas: ¿Y bien? ¿A qué has venido?
"¿Por qué me habla tan borde? Así no puedo... No puedo decirle nada... Tengo miedo... Tengo mucho miedo... Pero, claro, normal que me hable así, al fin y al cabo he sido yo quien la ha tratado de forma despreciable. Me merezco que me hable así y peor", piensa.
Caballo de Espadas: Quería... Ya sabes... Hablar contigo...
Sota de Espadas: ¿Hablar? ¿De qué?
Caballo de Espadas: Yo... Lo siento... Te he estado evitando estos días...
Sota de Espadas: Ajá.
Sota de Espadas intentaba parecer fuerte y digna por todos los medios. Ahora, su primo admitía que la había estado evitando, justo como ella creía. Aunque ella quería que le hablase, sí, lo había estado esperando desde hace días, pero ahora que había ido, sentía la necesidad de mostrar dignidad ante él. No podía quedar como una arrastrada ni nada por el estilo, su primo debía saber que no estaba allí esperando su disculpa. Aunque sí estaba allí esperando su disculpa, pero al menos no debía saberlo.
Caballo de Espadas rompe a llorar. El rechazo directo de su prima era peor que la indiferencia. La había cagado. La había cagado y mucho. Quería separarse de su prima, pero a la vez le aterraba que esta lo rechazara, y es lo que acaba de presenciar. Y todo por sus desplantes sin sentidos. Podía haberse separado de ella pero con otras maneras. Ahora paga por ello. ¿Pero acaso no era eso lo que quería? Al fin y al cabo, su odio también querría decir que se separarían. Y después de lo que le pensaba decir, era más que obvio que se tendrían que separar sin remedio.
Caballo de Espadas: Lo siento... Sota de Espadas... Yo... Soy despreciable...
Sota de Espadas asiente.
"Igual me estoy pasando", piensa.
Caballo de Espadas: ¡¡¡Lo siento!!! ¡¡Soy la peor persona del mundo!! Soy la peor persona del mundo y no lo sabes bien...
"No puedo... No puedo hacerlo", piensa, mientras le tiembla todo el cuerpo solo con el hecho de pasársele por la cabeza que Sota de Espadas conociera su oscuro e incestuoso secreto.
Caballo de Espadas: Te he estado evitando... Pero hay un motivo para todo ello...
"No puedo. No puedo". Caballo de Espadas se revuelve en su interior. Lo que estaba por venir le provocaba un tormento doloroso que hacía que deseara echarse atrás. Aún podía echarse atrás. Aún podía arreglarlo todo y marcharse de allí. Lo haría con la cabeza baja, pero no había otra.
Caballo de Espadas: Te he estado evitando todo este tiempo por un motivo. Pero el motivo no eres tú. Es todo culpa mía... Hay un motivo muy importante que no puedes saber, pero es por mí, no por ti.
Sota de Espadas: ¿Y cuál es?
Caballo de Espadas: Y...yo... Ahora mismo no puedo decírtelo, pero es todo culpa mía. Tú no has hecho nada mal... No estoy enfadado contigo, no te odio y jamás te odiaré. Y algún día seré capaz de expresarme y sabrás la razón de todo esto, pero me siento incapaz. Solo quiero que sepas que te sigo queriendo y siempre lo haré, a pesar de que nos separemos o no estemos juntos por ciertas circunstancias...
Sota de Espadas: Vale.
Caballo de Espadas baja la cabecita. Sota de Espadas se enternece, pero no dice nada, no puede hacerlo. De lo contrario dejaría atrás toda la imagen de dignidad que se había empeñado en construir desde el momento que encontró a Caballo de Espadas en el pasillo.
Caballo de Espadas: Lo siento.
Sota de Espadas: No lo sientas. Ya está. Me gustaría saber qué es lo que te pasa, pero si no puede ser no puede ser. Ya está. Nos vemos esta noche, ahora me vuelvo a mi habitación, adiós.
Caballo de Espadas: Adiós, Sota de Espadas, hasta esta noche.
Y se va hacia su habitación, lentamente y cabizbajo. Lo había hecho. Había hablado con Sota de Espadas y se había disculpado, pero no había hecho lo que quería desde un principio: confesarle sus sentimientos incestuosos a su prima. "Al final no se lo he dicho... Soy un fracaso. Soy lo peor", se fustiga a sí mismo.
Cuando Caballo de Espadas llega a su habitación ya no hay nadie. Durante su larga conversación con los turistas y Sota de Espadas en el pasillo, un rato atrás, y sin que el espadachín del Reino de Espadas se diera cuenta, Caballo de Copas salió de sus aposentos hacia el supuesto lago que se encontraba detrás de la posada, a unos pocos pasos.
"Ufff, lo que me ha dicho Caballo de Espadas me ha dejado pensando... ¿De verdad soy tan niñato? O sea, ya sabía que lo era un poco, pero lo de que no aclaro mis sentimientos. Igual tiene un poco de razón. Sota de Bastos me gusta, eso es obvio, está buenísimo... ¿Pero me gusta tanto o simplemente es que está bueno? Es que lo de que está bueno es la pura y objetiva realidad. ¿Pero igual estoy desenfocando un poco mi atención sobre él para enfocarla en alguien que me hace más caso? No... ¿Cómo se me puede pasar por la cabeza el simple hecho de pasar de Sota de Bastos por Caballo de Bastos? Es que ni punto de comparación", divaga y se raya mientras camina hacia el lago en total soledad para tener unos momentos de meditación zen.
Y se encuentra con el lago. Se queda alucinando. Es un lago de considerables dimensiones rodeado de cocoteros y otras plantas exóticas formando una imagen que Caballo de Copas no había visto en su vida. "¡Qué bonito! No había visto nada así nunca... Tal vez porque nunca he salido de la Capital de Copas... ¿Habrá cosas así en mi país? ¿Probablemente en la Península Bubujiji?". Alucinando, no puede resistirse a ir corriendo hacia el lago para verlo todo más de cerca. Lo que no esperaba encontrarse en medio de tan hermoso paisaje era a Caballo de Bastos en pelotas a punto de meterse al lago. "Me cago en mi p*ta vida", piensa el mago. "Lo único que me faltaba era encontrarme a este. Que se supone que yo quería meditar... En fin, rezando porque no me haya visto y pueda pirarme con viento freso..."
Caballo de Bastos: ¡Anda! ¡Caballo de Copas!
"¿Pero cómo me ha visto? ¡M*erda!", se lamenta Caballo de Copas poniendo una cara que lo delata.
Caballo de Copas: Ah, eeem... Hola.
Los ojos se le van al bubujiji de Caballo de Bastos. "¿Cuánto medirá eso?"
Caballo de Bastos: ¿Has venido a darte un chapuzón?
Caballo de Copas: Bueno... Eeeem... Más o menos... ¿Y Sota de Bastos?
Caballo de Bastos: Se ha quedado echándose la siesta en la habitación. No le gusta mucho el agua.
Caballo de Copas: Ah, bueno.
"Qué situación más incómoda... ¿Y qué hago ahora?", se pregunta Caballo de Copas. Le habían cortado el rollo. Él solo quería tener un momento de relajación rodeado de un bonito paisaje para poner en orden sus sentimientos. En lugar de ello, lo que se había encontrado era aquello que desordenaba sus pensamientos. ¿Qué podía hacer? ¿Debía meterse al agua? Porque tampoco era plan de quedarse ahí en pelotas delante de Caballo de Bastos, desvestirse o lo que fuera.
Caballo de Bastos, sin decir palabra, se tira al agua en bomba, salpicándolo todo.
Caballo de Copas: ¡Me has mojado la ropa!
"¿Pero de qué va este tío? Por lo menos podía haber avisado. Es que es tontísimo, no lo aguanto. Ahora tengo frío por su culpa".
Caballo de Bastos: ¿No te vas a meter? Ya se secará.
Caballo de Copas: No lo tenía pensado, la verdad.
Caballo de Bastos: Vaya... Lo siento. No sabía.
Caballo de Copas se queda en un rincón tiritando y montando drama. Le gustaría haberse metido en el lago, pero le da vergüenza desvestirse delante de Caballo de Bastos. Ya se había bañado en la misma piscina que él en Uvunu, pero no era lo mismo, aquí estaban solos y el ambiente era como romántico o algo así. Pero su ropa estaba demasiado fría como para dejársela puesta. Podría secarla emanando poder mágico por todo su cuerpo, pero para hacerlo tenía que estar muy excitado y no quería estarlo delante de Caballo de Bastos. No tenía otra. Tenía que quitarse la ropa.
Caballo de Copas: P...porfa... N...no mires...
Caballo de Bastos: Ah, al final vas a venir...
Caballo de Copas: Pero no mires mientras me desvisto...
Caballo de Bastos se da la vuelta y se tapa los ojos.
Caballo de Bastos: Vale, vale, no miro.
Caballo de Copas se quita la ropa, pero al hacerlo se da cuenta de que no le ha hecho falta ponerse a canalizar poder mágico para estar excitado. "Si lo sé hago lo de emanar poder", piensa. "En fin, de perdidos al río". Y se mete en el lago, intentando por todos los medios que el agua mantenga oculta su erección.
La cosa va bien, en principio. Caballo de Copas mueve un poco el agua a su alrededor para que no se le vea nada, aunque Caballo de Bastos va a su bola y se pone a hacer unos largos por allí. Caballo de Copas se sonroja porque de vez en cuando se le ven los gluteos y los tiene muy bien puestos. Además nada muy bien, se nota que tiene práctica. "Parece que tiene práctica en todo... Para ser tan tonto...", piensa. Y se empieza a relamer pensando en todas las demás cosas en las que debe tener práctica, cuando, de un momento a otro, Caballo de Bastos aparece a su lado.
Caballo de Bastos: Oye, ¿quieres jugar a las ahogadillas?
Caballo de Copas: ¿EIN? ¿Por qué iba a querer yo jugar a eso?
"Lo que faltaba, vamos, jugar a las ahogadillas con este", piensa.
Caballo de Bastos: No sé, es que siempre juego con Sota de Bastos y pensé que tú igual querías...
Caballo de Copas se sonroja. ¿Pero qué clase de proposición era aquella? Aunque fuera una idea tentadora, no podía aceptar bajo ningún concepto. Él había ido allí a meditar y parecía como si la vida le estuviera poniendo una especie de prueba o algo. No tiene más remedio que negar con la cabeza.
Caballo de Copas: ¡No! ¿Quién querría jugar a eso? ¡Madura!
Caballo de Bastos: Vale.
Y se va sin molestar más, aunque se le ve un poco cabizbajo. Lo que no se espera Caballo de Copas es que Caballo de Bastos empezase a jugar a las ahogadillas consigo mismo. Es un verdadero espectáculo dantesco en sí mismo. "¿Pero se puede saber qué hace?", se pregunta sin poder dejar de mirarlo. Porque ver a alguien jugar a las ahogadillas consigo mismo es demasiado bizarro. "¿Cómo es posible que pueda jugar a esto consigo mismo? Es literalmente imposible. ¡Pero él lo hace!" En parte se enternece por lo que está viendo. Pero esa ternura también es compasión, Caballo de Bastos se está poniendo en ridículo a sí mismo y Caballo de Copas se siente en parte culpable. "Tsk".
Caballo de Copas: Venga, puedes jugar a las ahogadillas conmigo.
A Caballo de Bastos se le iluminan los ojos. Caballo de Copas se sonroja e intenta apartar la vista.
Caballo de Bastos: ¿De verdad?
Caballo de Copas: Sí, pero vamos, rápido, antes de que cambie de opinión.
Desde el primer momento en el que empiezan a jugar a las ahogadillas, Caballo de Copas se arrepiente de haberse ofrecido para ello. Tener el cuerpo de Caballo de Bastos tan cerca le pone más que nervioso y es incapaz de disimularlo. Además están los dos como Dios les trajo al mundo, en pelotas. Y eso le ponía mucho más nervioso porque podía sentir la largaria de Caballo de Bastos, que no era poca. Intenta no acercarse mucho, pero para hacer la ahogadilla a su compañero es difícil no hacerlo, así que no lo consigue ni una sola vez. Hay ocasiones en las que Caballo de Bastos hasta se deja, pero para Caballo de Copas es imposible, así que es siempre él quien acaba debajo del agua. Y allí cierra los ojos, aparte de para que no le entre agua dentro, para no tener que ver el colosal miembro de Caballo de Bastos e imaginar cosas que no se pueden imaginar en esa situación. "En qué momento", piensa.
Cuando sale del agua en una de las muchas veces en las que Caballo de Bastos le hace una ahogadillas, Caballo de Copas se encuentra muy cerca del cuerpo de Caballo de Bastos, básicamente pecho con pecho. Sus miradas se cruzan y se quedan fijas durante unos momentos que se hacen eternos. En parte porque Caballo de Copas es incapaz de apartar sus ojos de los de Caballo de Bastos, que está especialmente sexy con el pelo (y el resto del cuerpo) mojado. La mirada del jinete de Bastos es dulce y honesta. Caballo de Copas se pierde completamente en ella, y Caballo de Bastos hace lo propio en la del mago. Sus cuerpos están cada vez más pegados y Caballo de Copas puede notar la evidente largaria del miembro de Caballo de Bastos, que es lo contrario a pequeño. Y además se encuentra cada vez más erguido.
La situación y el ambiente del momento no les lleva a otra cosa que a fundirse en un apasionado y duradero beso, que da paso a otro beso y al siguiente y la pasión se adueña de ambos. Se suceden besos y caricias hasta que Caballo de Copas rompe el hielo mientras Caballo de Bastos besa su cuello.
Caballo de Copas: El día que nos conocimos...
Caballo de Bastos para lo que está haciendo y lo escucha mientras lo rodea con sus brazos.
Caballo de Copas: El día que nos conocimos me dijiste que jamás te acostarías con un pobre como yo.
"Ahora que me acuerdo de esto siento impulsos de dejarle con las ganas", piensa.
Caballo de Bastos: ¿Sí? ¿Te dije eso? Tú también me has dicho muchas cosas.
"Pero bueno", se indigna Caballo de Copas, a la vez que se sonroja ante tal atrevimiento.
Caballo de Copas: De algún modo tenía que mantener mi dignidad.
Caballo de Bastos: Siento que te haya afectado tanto. No era mi intención. Probablemente estuviera enfadado por lo que dijiste de Sota de Bastos...
Caballo de Copas: No te disculpes, al fin y al cabo yo te he dicho cosas mucho peores. Y la mitad de las veces ni siquiera las pensaba... Lo siento... Solo quería llamar tu atención.
Caballo de Bastos: No hay nada de que disculparse. ¿La mitad de las veces?
Caballo de Copas: Bueno, otras simplemente soy sincero.
Caballo de Bastos se ríe. Caballo de Copas se sonroja. Se siente a gusto donde está y se aferra a Caballo de Bastos. "Aunque solo me quiera para fornicar, es lo que hay, voy a vivir el momento. Esta será la última vez que nos veamos".
Caballo de Copas: Hazme el amog.
Caballo de Bastos lo besa apasionadamente.
Caballo de Copas: E...en ese árbol...
Señala hacia uno de los cocoteros que hay junto al lago. Caballo de Bastos para lo que está haciendo y asiente. Caballo de Copas se sonroja porque una de sus fantasías de siempre había sido hacerlo en un árbol exótico. Era una entre muchas de sus fantasías, pero tenía la oportunidad de hacerla realidad y no podía dejarla pasar. Cuando llegan al cocotero en cuestión, Caballo de Copas apoya su espalda en este invitando a que Caballo de Bastos lo bese.
Caballo de Copas: Nsgh.
Caballo de Bastos acaricia y besa a Caballo de Copas apasionadamente. "Qué manos más suaves tiene, se nota que es un profesional", piensa a la vez que se estremece por el roce de las manos de Caballo de Bastos en sus partes más sensibles, aunque, a decir verdad, todo su cuerpo se encuentra especialmente sensible. "¿Es esto por la pócima para modificar mi apariencia? Uffff... No sabía que los efectos secundarios podían ser tan..."
Caballo de Bastos: Mmmm Caballo de Copas...
Caballo de Copas siente el largo y duro miembro de Caballo de Bastos contra su abdomen y fantasea con probar su largaria mientras las manos de su compañero llegan a su trasero.
Caballo de Bastos: Lo voy a meter.
Caballo de Copas: ¿¿Qué?? A ver, es que no estoy mentalizado.
Le parecía aquello demasiada largaria.
Caballo de Bastos: Digo el dedo.
Caballo de Copas: Ah, bueno.
Caballo de Bastos: ¿Te gusta?
Caballo de Copas: Nsghh... Sí, claro...
Y ahí siguieron dándose un lote un rato. Caballo de Copas besa el pecho tonificado de Caballo de Bastos. "¿Qué hago besando a este tío? De verdad, es que no me lo creo, no me reconozco, ¿pero qué le puedo hacer? Es bastante bueno..."
Caballo de Copas: Nsghh... Mmm... C...Caballo de Bastos... Nsgh...
Caballo de Bastos: Mmmm...
Caballo de Copas: Ufffff... Mmmm... M...me gusta...
Y toca el bubujiji de Caballo de Bastos con una de sus manos.
Caballo de Copas: E...es muy grande...
Caballo de Bastos: Supongo...
Caballo de Copas: Vamos... Toma mi cuerpo con tu enorme largaria... M...Mi señor...
Caballo de Bastos lo coge en brazos. Caballo de Copas rodea la cintura de su compañero con sus piernas y se aferra a su cuello con sus brazos.
Caballo de Bastos: ¿Mi señor?
Caballo de Copas: S...sí... Mi señor... Vamos...
Caballo de Bastos: ¿Estas preparado?
Caballo de Copas: Sí. No sé si será suficiente para mí.
Caballo de Bastos: ¿47 centímetros son suficientes?
Caballo de Copas: Veamos...
Caballo de Bastos: Nsghhh...
Caballo de Copas: Aaaahhh... Mmmm... Menudo bubujiji, j*der...
Caballo de Bastos: ¿Está bien?
Caballo de Copas: Mmmm... S... sí... Muévete, vamos... Mmmm...
Primero empieza con movimientos lentos contra el árbol, que se tambalea al compás de las envestidas. Los cocoteros se mueven, se masca la tragedia.
Caballo de Copas: Ahh... Sí... Sí... mMMMMMM... Nyaaa... Nsghhh... Nosequé...
"La verdad es que no creo que esto sean 47 centímetros, no sé qué manía tiene la gente con mentir en estas cosas, pero aun así no está nada mal... Probablemente de los mejores polvos de mi vida, si no el mejor", piensa, mientras siente en su interior la tremenda envergadura de Caballo de Bastos, que se mueve lentamente mientras sus suaves gemidos retumban en el oído de Caballo de Copas, lo que hace que este se excite aún más.
Caballo de Bastos: Ufff... Ohh... Ohhh... Caballo de Copas... Mmmmm...
Caballo de Copas: Mmmmm... Ahhhhh... Mmmm... Creo que esto no son 47 centímetros, eh...
No se puede callar nada de lo que se le pasa por la cabeza, es incapaz.
Caballo de Bastos: No todo el mundo es tan sincero como tú... Mmmmm.... Uffff...
Caballo de Copas se ríe y sigue disfrutando del festival. El cocotero se sigue moviendo con las embestidas de Caballo de Bastos, que ha aumentado la velocidad ligeramente.
Caballo de Bastos: J*der buffff... Estás muy caliente mmmmm...
Caballo de Copas: Es poder mágico. Nshhh... Ahh... Ahhh... Sí... SÍ... Más rápido, vamos, sí...
Caballo de Bastos aumenta la velocidad, las embestidas son cada vez más potentes y el árbol se mueve cada vez más.
Caballo de Copas: ¡¡Vamos!! Ahhh... Mmmm... Nyaaaa... Nosequé... Mi señor... Más fuerte... Sí...
Caballo de Bastos: Ohhhh... Ohh.. Mmmmmm... Caballo de Copas... Mmmm... Me... Me...
Los cocoteros se tambalean.
Caballo de Bastos: Me... Me g...
Los cocoteros se tambalean cada vez más.
Caballo de Copas: ¿Qué? Mmmm... Ahhh... Mi señor... Vamos... ¡Sí!
Caballo de Bastos: Me gus...
Los cocoteros se tambalean hasta que caen. El primer golpe da sobre la cabeza de Caballo de Copas, que queda inconsciente. Después rebota sobre la cabeza de Caballo de Bastos, que también queda inconsciente. El golpe es tan fuerte que ambos caen al suelo e incluso lo hacen separados a unos cuántos palmos de distancia.
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