Capítulo 47: Centímetros.
Cuando la vela correspondiente a la Señora Angustias se apagó en la sede de la Sociedad de Cazarrecompensas, un murmullo se extendió por el lugar. El murmullo se convirtió en estruendo y el estruendo, en desesperación. ¿Cómo es posible que hubiesen derrotado a la Señora Angustias? Si la Señora Angustias tenía como poco ochenta años de experiencia y ningún fallo a sus viejas espaldas. El jefe de la sociedad no tiene otra que intentar dar una apariencia de calma para que el resto de los allí presentes no se desesperara aún más.
J: Ejem.
Todos dejaron lo que estaban haciendo para escuchar las sabias palabras que su jefe estaba por decir. El rumbo de la Sociedad de Cazarrecompensas se va a decidir de un momento a otro. ¿Seguirían tratando de capturar a Sota de Espadas o claudicarían? En el caso de que siguieran, ¿qué estrategia pretendían tomar?
J: Hemos llegado a un punto en el que hay que tomar medidas. Medidas drásticas.
¿Medidas drásticas? El murmullo se extiende. Los allí presentes están de los nervios. ¿Tocaba disolver la sociedad? Esperaban que no, porque era un buen entretenimiento.
J: He tomado una decisión. Vamos a seguir el plan de capturar a Sota de Espadas. Pero esta vez cambiamos totalmente la estrategia. Va a ser un último intento, un último intento decisivo del que dependerá el futuro de la sociedad.
El murmullo se convierte en estruendo. En la sala se encuentran presentes los más valiosos cazarrecompensas de la entidad y todos ellos sabían que podían ser enviados a capturar a Sota de Espadas en cualquier momento, porque es lo que pensaban que iba a decidir el jefazo. Lo que no se esperaban era la decisión final.
J: Seré yo quien capture a Sota de Espadas con mis propias manos.
El estruendo se convierte en exaltación. "¿Cómo es posible", "pero", "no puede ser", "no hay derecho", "¿y nosotros?" Las quejas se extienden por toda la sala. Uno de los cazarrecompensas decide tomar la palabra.
Cazarrecompensas experto: Pero... Señor J, según las normas de la Sociedad de Cazarrecompensas, si un cazarrecompensas es derrotado, todos los que se encuentran por debajo de él en la pirámide deben abandonar la Sociedad de Cazarrecompensas. Si usted es derrotado... La Sociedad de Cazarrecompensas se disolverá.
J asiente.
J: Sí... Aunque, perdona que te diga, qué poca confianza tienes en mis habilidades de cazarrecompensas. Ya estás asumiendo que voy a ser derrotado... Te recuerdo que soy el cazarrecompensas de más alto nivel aquí. Si me derrotan a mí, es que a todos vosotros también os podrían derrotar. ¿De verdad pensáis que soy un cazarrecompensas mediocre?
Cazarrecompensas experto: No es eso, pero... Es muy arriesgado...
J: Es lo que hay. Además, me acompañaré de uno de vosotros, mis mejores cazarrecompensas, para que me ayude en mi misión.
Vuelven a murmurar. J saca una especie de media ruleta y la coloca delante suya, apuntando a los demás cazarrecompensas del lugar. Se trataba de un instrumento que hacía un movimiento pendular de un lado a otro hasta pararse apuntando hacia algún lugar.
J: Vamos a decidir quién me va a acompañar.
J impulsa la flecha, que empieza a dar tumbos de un lado a otro, ante la profunda expectación de los mejores cazarrecompensas del Reino de Oros. No sabemos si quieren o no quieren ir a la misión. Todos miran cómo la flecha se mueve, esperando hasta que se pare. Y se para. Todas las miradas se posan en un hombre de unos cincuenta años, pero en buena forma. Va vestido completamente de negro, lleva varios puñales y dos katanas. Es bastante elegante en el vestir y tiene buen porte.
J: Te ha tocado, Sirocco.
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Toca andar de madrugada. Después de salir por patas de la casa de la Señora Angustias, los viajeros buscaban una nueva aldea en la que darse un descansito, porque no habían pegado ojo, y eso es equivalente a darse un trote. Parecía que iban a tener que descansar más de lo planeado después de los días moviditos que llevaban.
Caballo de Copas: Pues, en fin, no es por presumir ni nada, pero anoche estuve genial. Cómo calé a la vieja hedionda desde el primer momento. Tengo lo que se dice un sexto sentido, cariños, menos mal que estoy yo, porque ya os he salvado en un par de ocasiones.
Nadie le hace caso. Caballo de Copas pone mala cara.
Caballo de Copas: No veo a nadie darme las gracias. Esta es la gente con la que tengo que viajar, gente que no valora que les salven el pellejo. En fin, que eso, que ya os dije que la vieja esa no era de fiar. Y no me quisisteis hacer caso. "Maleducado", me llamaban. Fíjate, yo que solo estaba advirtiendo de que algo turbio se cocía. Y aún no se retractan de sus palabras...
Nadie dice nada. Caballo de Copas pone aún más mala cara. ¿Acaso le estaban ignorando de manera deliberada? Porque tenían que tener sueño, pero tampoco tanto como para no responderle ni pedirle perdón por lo mal que le trataron la noche anterior.
Caballo de Copas: Tenía razón, tenía razón YO. Os dije lo de que no había que dormir en casas de viejas, ¿y qué pasó? Que no había que dormir en casas de viejas. ¿Por qué? Pues porque soy muy listo y se me valora muy poco, pero bueno, no me importa, uno se conforma simplemente con ayudar a los demás, sin necesidad de que le halaguen...
Sota de Copas: ¡Mirad! ¡Allí hay una aldea!
Sota de Bastos: WOOOOO. ¡H*stia p*ta!
Caballo de Bastos: ¡Una aldea de p*ta m*dre! A darse un descansito de p*ta m*dre.
Sota de Oros: Qué ordinario, pero sí, un descansito, porque llevamos un trote.
Sota de Espadas: Hay que descansar.
Caballo de Oros: Sí, o sea, además llevamos, o sea, muchos días de currar mucho... O sea, yo no porque no he luchado y eso, pero o sea, el cansancio se te pega...
Caballo de Copas: Pero bueno, ¿por qué cuando hablo yo me ignoráis?
Nadie dice nada, simplemente van hacia la aldea, donde les espera el paraíso del descanso o, al menos, alguna taberna para llevarse algo no envenenado ni con ingredientes poco saludables a la boca. Se quedan con la boca abierta al ver que la aldea no es una aldea cualquiera, es una aldea de considerables dimensiones en la que pueden pasar unos preciados momentos de relax. Hay toda clase de equipamientos: taberna, iglesia, bancos, un pub... También hay una posada con bastante buena pinta a las afueras. E incluso hay un cartel que indica que andando un poco se llega a un lago.
Sota de Bastos: ¡¡Eh, mira, Caballo de Bastos, aquí hay un herrero de p*ta m*dre!!
Caballo de Bastos: ¡¡Toma ya!! ¡¡De p*ta madre!! A quitarse este peso de encima que ya es hora.
Y van corriendo al herrero, mientras el resto se queda esperando fuera. No parece molestar mucho a ninguno, excepto a Caballo de Copas, que siempre tiene que poner pegas a todo.
Caballo de Copas: Pues no me parece muy bien que se vayan así, sin más, sin decir nada.
Sota de Copas: Bueno, han ido al herrero, lo hemos visto todos.
Caballo de Copas: ¿Y qué? Un poquito de decoro, si vamos en grupo, que pidan permiso al grupo.
Caballo de Oros: No sabía que ahora te importaba el grupo, porque siempre llevas la contraria.
Caballo de Copas: Pues, como ya he dicho antes, me importa tanto el grupo que siempre os aviso de todos los peligros y berenjenales en los que os queréis meter, pero bueno, nunca me hacéis caso, así que...
Sota de Copas: En fin, Caballo de Copas, esto no es ni un peligro ni un berenjenal, solo han ido al herrero.
Caballo de Copas: ¿Quién te dice que el herrero no les vaya a m*tar o algo así? La vida está llena de peligros, cariño.
Sota de Copas: Cuánto te preocupas tú ahora por Caballo de Bastos.
Caballo de Copas: Pues mira, por Caballo de Bastos no me preocupo, por mí como si se le come el herrero o algo peor, ¿sabes? Pero por mi amo, Sota de Bastos, sí que me preocupo, porque eso sí que sería una gran pérdida para el mundo. Caballeros como él no se ven todos los días. Y además tiene que tener buen bubujiji.
Caballo de Oros: ¿A qué viene lo del bubujiji? O sea, háztelo mirar, siempre pensando en lo mismo.
Caballo de Copas: Por lo menos no soy feo, ups.
Entonces, llegan Sota de Bastos y Caballo de Bastos.
Caballo de Bastos: ¡¡Chavales!! ¡¡De p*ta m*dre!! Hemos vendido el metal de los pines y nos han dado siete p*tas monedas de plata. J*der, de p*ta m*dre, debía ser la h*stia el metal.
Sota de Bastos tira la bolsa con las monedas a Sota de Oros y Caballo de Oros. Este último la coge al vuelo y la abre. Efectivamente, había siete monedas de plata.
Sota de Oros: ¡J*der! Eeem.. O sea... ¡Recórcholis! Quiero decir. O sea, sí, están siete monedas de plata de verdad.
Caballo de Oros saca una hojita de pergamino.
Caballo de Oros: ¡Esto es genial, chicos! Os quedaba solo un poquito de la deuda, y habiendo pagado esto os quedan solo cuatro monedas de oro. ¡Es estupendo!
Caballo de Bastos: ¡¡J*DER!! Pues de p*ta madre, tronco. Esto lo celebramos con unas birras...
Pero, entonces, un hombre con expresión de preocupación se acerca a Caballo de Bastos.
Señor: Perdone...
Caballo de Bastos: Ah, hola, ¿qué quiere?
Señor: Verás, es que eres muy atractivo.
Caballo de Copas: ¿Eeeem? ¿Perdona? ¿Pero qué es esto?
Caballo de Bastos: Ah, jaja, gracias.
Señor: Verás... Es que tengo un negocio en esta aldea. Normalmente tengo un empleado, pero hoy está de baja, así que necesito a una persona para sustituirlo, y es necesario que sea un tipo atractivo, así como tú... ¿Tú querrías?
Caballo de Bastos: Bueno, supongo. ¿De qué trata el negocio?
Caballo de Copas: Seguro que de gigoló.
El señor les lleva al negocio en cuestión. Todos les acompañan, porque la curiosidad les carcome por dentro, a pesar de no tener nada que ver en ello. Caballo de Copas fue todo el camino comentando que seguro que se trataba de un burdel, pero lo que se encontró allí fue algo más sorprendente. Se trata de una especie de taberna, pero solo con platos dulces. Pero no eran unos platos dulces normales. Resulta que son una especie de gofres con forma de miembro viril. Se quedan con los ojos como platos. Caballo de Copas tiene un ataque de risa.
Caballo de Copas: PFFFFFFJAJAJAJAJJAJSAJSJJSAJJSJASJA ¿¿¿Pero qué c*jones es esto??? Pffffasjdjasjdjasjdjasjdjasjdjasjdjas.
Señor: Se llaman "pollofres", su forma lo explica, y son una auténtica sensación en el Feudo de Indura.
Sota de Copas: ¿Ya estamos en el Feudo de Indura?
Caballo de Oros: Por lo grande que es la aldea y la cantidad de equipamientos que tiene, eso parece. El Feudo de Indura es uno de los más prósperos del Reino de Oros.
Señor: Sí, estamos en el Feudo de Indura.
Caballo de Copas: Me voy a callar.
Señor: Bueno, joven, ¿está de acuerdo con trabajar para mí durante hoy? Obviamente, le pagaría un 35% de las ventas.
Caballo de Copas: Bah, si seguro que esto no vende nada. ¿Quién se va a querer comer esto?
Caballo de Bastos: Acepto.
Caballo de Copas: Pero...
Señor: Muchas gracias, joven. Puedes colocarte ya en el mostrador, el negocio abre hoy. Por cierto, ¿cómo te llamas?
Caballo de Bastos: Sbrensbeve.
Caballo de Copas: ¿Ein? ¿Sbrenosequé? ¿Qué c*ño es eso? ¿Su nombre de gigoló?
Caballo de Bastos: Algo así.
Sota de Bastos: Es su otro nombre.
Caballo de Bastos asiente.
Caballo de Copas: ¿Y por qué se supone que YO no sabía este dato? Pregunto. Es que me parece increíble que se ande con secretitos por la vida. Perdona que te diga, pero eso te hace muy sospechoso.
Sota de Bastos: Es su segundo nombre, tronco, nada más.
Sota de Copas: No sé por qué te rayas tanto, mucha gente tiene nombres compuestos.
Sota de Oros: Yo tengo nombre compuesto.
Se sonroja.
Sota de Oros: Me llamo Sota de Oros Cayetano.
Caballo de Copas: ¿Y a quién le importa que tú tengas nombre compuesto? A nadie le interesa, no es como si no te llamáramos Cayetano sin saberlo.
Caballo de Bastos: Es el nombre que uso para temas de trabajo. Lamento no habértelo dicho, Caballo de Copas, no pensé que fuera algo tan importante para ti.
Sota de Bastos: ¿Pero por qué c*jones te disculpas?
Caballo de Copas: ¡AJÁ! ¡Lo sabía! ¡Era su nombre de gigoló!
Caballo de Bastos: Ya dije que era algo así. Pero podéis seguir llamándome Caballo de Bastos. De hecho, me gusta más, por eso me presento así.
Todos asienten.
Caballo de Oros: Sí, es mucho más fácil de pronunciar, o sea.
Sota de Copas: Ya estoy acostumbrada a llamarte así, me parece bien.
Caballo de Copas: ¡Pues a mí no me da la gana! Estoy muy enfadado.
Caballo de Bastos: En fin...
En plena discusión. La Pollería abre. Lo que no se esperan es que entren clientes a raudales. En menos de medio segundo, se forma una cola kilométrica. "¡Mirad! ¡Hay nuevo dependiente!", dice una persona, atrayendo a las masas deseosas de recibir su ración de novedad diaria. En la cola se monta el revuelo. "¡Es muy sexy!", "menudo bombón", "me comería su pollofre", entre más lindezas, se podía escuchar en las inmediaciones del local. Caballo de Bastos se lo cree y se viene arriba, antes las miradas de desprecio de Caballo de Copas, que está entre asqueado y enfadado.
Señor: Sbrenalgo, intenta decir frases sugerentes, es la imagen de marca.
Caballo de Bastos le guiña el ojo al señor y el señor casi tiene un desmayo. Con el siguiente cliente, Caballo de Bastos empieza la nueva estrategia de ventas.
Caballo de Bastos: ¿Cómo la quiere? ¿Le gusta salir de la zona de confort? ¿La quiere del Reino de Oros, del Reino de Espadas, del de Copas o del de Bastos, como la mía?
Guiña el ojo.
Caballo de Bastos: ¿Le gusta gruesa o fina? ¿De tamaño? ¿Le valen 47 centímetros?
Caballo de Copas hace gestos de vomitar.
Caballo de Bastos: Puedo ponértela bien mojadita, lo que te guste, para que la disfrutes bien.
Caballo de Copas: Menudo asco, no entiendo como a alguien le puede gustar esto. Es desagradable. ¿Verdad, Sota de Copas?
Entonces, se da cuenta de que Sota de Copas está en la cola.
Sota de Copas: Lo siento, Caballo de Copas, yo también quiero probar un buen pollofre del Reino de Bastos.
Caballo de Copas: ¡Ugh! ¡Qué desagradable! No sé cómo no pueden tener vergüenza y comprar esto, de verdad, un poquito de decoro. ¿En qué se ha convertido el Reino de Oros? ¿No se supone que este país era de otra forma? ¿Dónde está la Inquisición en momentos como este? Supongo que vosotros dos me comprenderéis...
Caballo de Copas se gira hacia Caballo de Oros y Sota de Oros, pero lo que se encuentra es completamente distinto de lo que se esperaba. Cada uno tiene su respectivo pollofre.
Caballo de Copas: ¡¡Pero!!
Sota de Oros: Lo siento, o sea, tiene muy buena pinta.
Caballo de Oros: Es solo un gofre, Caballo de Copas, nada más. Mira, el mío es uno del Reino de Oros.
Caballo de Copas: Supongo que del Reino de Bastos ya lo probaste en la cueva esa... Iugh... Pero same.
Sota de Bastos: ¿Cómo que same?
Caballo de Copas: Si te das por aludido, por algo es.
Sota de Bastos le ignora totalmente. Caballo de Copas sigue a lo suyo, a quejarse de lo desagradable que le resulta la existencia de la Pollería y el hecho de que Caballo de Bastos participara de eso.
Caballo de Copas: No sé de qué me extraño, Caballo de Bastos es desagradable en sí. No sé cómo no ha acabado ahorcado en la plaza de algún pueblo. Hay comportamientos que no se pueden permitir.
Caballo de Espadas: De momento, tú ya has estado en una sala de torturas, así que no sé qué es lo que tienes que decir.
Caballo de Espadas tiene ni más ni menos que un pollofre en la mano.
Caballo de Copas: ¿¿Eh?? Qué asco, jamás creí eso de ti, Caballo de Espadas, y eso que tú ya das asco de por sí por cosas que no voy a decir, pero nunca pensé que ibas a entrar en este ridículo juego de los bubujijis dulces o como se llamen.
Caballo de Espadas: ¿Qué tiene de malo? Tengo hambre.
Sota de Copas: No sé de qué te escandalizas, si siempre estás con los bubujijis en la boca.
Caballo de Copas: ¿Con los bubujijis en la boca? Perdona, pero no, eso vosotros con la cosa esta. Un poquito de decoro, por favor. ¿En qué momento dejó de ser el sexo tabú?
Sota de Copas: Lo dices como si para ti fuera tabú asjjdajs.
Caballo de Copas: Ahora sí.
Sota de Espadas: Yo también he cogido mi pollofre.
Caballo de Copas: Mira, paso. Encima viene aquí a decirlo como si me importara algo su vida, por favor. ¿La novedad es que es un pollofre y no un pie o? Mira, a ver si os meten en la hoguera a todos...
Entonces, Caballo de Copas mira hacia adelante. Lo que se encuentra es algo perfectamente posible, pero que por algún motivo no se esperaba para nada. Junto a Caballo de Bastos se encuentra Sota de Bastos, que se ha unido a vender pollofres. Sin que de tiempo a asimilarlo, Caballo de Copas aparta de un empujón a la primera persona que se encontraba en la cola para que Sota de Bastos sirviera el pollofre.
Persona: ¡Oye! ¡Que te has colado!
Caballo de Copas: Sí, ¿y?
Persona: Pero...
Caballo de Copas: En fin, quiero un pollofre del Reino de Bastos, pelirrojo y de 47 centímetros, gracias.
Y le guiña el ojo a Sota de Bastos.
Sota de Bastos: Tengo ganas de mear.
Caballo de Bastos: Ok, ve, pero recuerda lavarte las manos antes de venir.
Sota de Bastos: Intentaré acordarme, jeje, pero no aseguro nada...
Y Caballo de Bastos se pone a servir a Caballo de Copas.
Caballo de Copas: Pero vamos a ver.
Caballo de Bastos: Un pollofre de 47 centímetros del Reino de Bastos, marchando. ¿La quieres mojadita? ¿Te gusta con venas o sin venas?
Caballo de Copas: ¿Acaso hay molde con venas? En fin, paso, me voy,
Y se aparta de la cola.
Caballo de Bastos: Pero...
Y pasan las horas y los clientes dejan sus dineros. El negocio fue fructífero y, al mediodía, el dueño del negocio dijo que era la hora de cerrarlo, que ya había comprado todo el pueblo. Las ganancias fueron muy satisfactorias y Caballo de Bastos y Sota de Bastos se llevaron ni más ni menos que 20 monedas de oro. Y eso, en términos monetarios, es lo que viene siendo mucho mucho dinero. Se quedan flipando.
Sota de Bastos: WOOOOOOO.
Caballo de Bastos: ¡¡LA REH*STIA!!
Sota de Bastos: ¡¡De p*ta m*dre!! ¡¡Dinero de p*ta m*dre!!
Caballo de Bastos: ¡¡Sí!! Y nos da para pagar la deuda y nos sobra. Creo.
Sota de Bastos: No sé, ni p*ta idea de restar o sumar o lo que sea.
Caballo de Bastos: Jajaj, yo igual.
Caballo de Copas: Pffffjsjsjjsjsjsjsj vaya analfabeto. Va por Caballo de Bastos.
Sota de Copas: Pero bueno, ya hemos hablado de esto otra vez, Caballo de Copas, no puedes ir así por la vida...
Caballo de Copas: Me la suda. En fin, que paguen su p*ta deuda y se piren a tomar por c*lo. Va por Caballo de Bastos.
Y refunfuña.
Caballo de Oros: Pues os quedaban cuatro monedas de oro y tenéis diez, eso es estupendo.
Sota de Bastos: No sé, ni p*ta idea de multiplicar o lo que sea.
Caballo de Oros: Eso es que dándonos cuatro monedas, habréis pagado la deuda.
Caballo de Bastos: ¡¡De p*ta madre!!
Sota de Bastos: J*DER, J*DER. POR FIN.
Caballo de Bastos: NO ME LO CREO. NO ME LO CREO. ¡¡LO HEMOS P*TO CONSEGUIDO!!
Sota de Bastos: ¡¡SOMOS LOS P*TOS AMOS, TÍO!!
Caballo de Bastos: ¡¡Somos los p*tos amos!!
Caballo de Copas: Bah, en fin, que os vaya bonito y a ver si hay suerte y no nos volvemos a ver.
Sota de Copas: Pero, Caballo de Copas... ¿De verdad no te da pena que se vayan?
Caballo de Copas: Por Sota de Bastos un poco, pero por Caballo de Bastos, que se pire... En cuanto a Sota de Bastos, lo que pasó en la cueva se queda en la cueva y lo guardaré siempre en mi corazón como el buen recuerdo de una noche de amor.
Sota de Oros: A mí me da un poco de pena que os vayáis, o sea, aunque luego me acuerdo de que estáis aquí porque nos robasteis y, bueno, pues me sienta un poco mal y eso, pero luego me da penita, porque en el fondo sois majos y tal, o sea, os voy a echar de menos.
Caballo de Espadas: A mí no me caéis bien, sinceramente, pero se os echará de menos en parte.
Sota de Espadas mira a Caballo de Espadas y no dice nada. Solo observa que su primo no hace contacto visual con ella y se pone triste. Siente la necesidad de hablarle ella, de ser ella quien se acerque a él por primera vez, pero tiene miedo de que su rechazo se deba a que su primo haya descubierto sus secretos oscuros y lujuriosos. Eso hace que se empiece a morder las uñas compulsivamente.
Sota de Copas: En fin, como decís vosotros, me habéis caído de p*ta madre, y sois unos tíos de la reh*stia. Me ha alegrado mucho haberos conocido y haber cruzado cerves con vosotros. Sois los p*tos amos. Os echaré de menos.
Caballo de Copas hace signos de potar.
Caballo de Copas: No soporto las moñadas y el FALSERÍO. Menos mal que yo voy de frente y digo que esto es un alivio completo para mí. Dejar de ver a cierta persona desagradable es todo un premio. Hasta nunca, Caballo de Bastos, has sido un grano en el culo y una molestia. No te vayas a pensar que me da pena perderte de vista, porque me caes mal, estoy deseando que te pires, no quepo en mi gozo...
Sota de Copas: J*der, Caballo de Copas, te estás pasando mucho.
Caballo de Copas refunfuña.
Caballo de Copas: Lo que sea, fus, fus.
Sota de Copas: Parece hasta que te molesta que se vaya Caballo de Bastos.
Caballo de Copas: ¿Molestarme? ¿A quién le podría molestar perder de vista a un tipo más feo que un orco y más tonto que un goblin? A mí desde luego que NO.
Caballo de Espadas: Te has pasado mucho, Caballo de Copas.
Caballo de Copas: Me da igual lo que tú me digas, no tengo en cuenta tu opinión.
Sota de Copas: La mía sí la tienes en cuenta y te has pasado mucho.
Caballo de Copas: Esa era mi intención, ups.
Sota de Copas: Pídele perdón.
Caballo de Bastos: No hace falta que me pida perdón. Al fin y al cabo, tiene razón, no vamos a volver a vernos en la vida.
Y baja la cabecita dramáticamente.
Caballo de Bastos: Que te vaya bien, Caballo de Copas.
Caballo de Copas: ¿Pero qué hace montando drama? Es que flipo con este tío.
Sota de Bastos: Está hasta los c*jones de tus burlas. Perderte de vista va a ser un descanso para él.
Caballo de Copas: No más descanso que para mí. Pero bueno.
Caballo de Bastos: En fin, esta noche os invitaremos a todos a cenar y a unas cervecitas de p*ta m*dre como despedida. Incluido a Caballo de Copas, que tan feliz está con nuestra partida. ¿Podemos quedarnos a descansar en esta aldea hasta entonces?
Sota de Copas: Me parece bien, es una buena aldea y tiene una buena posada para darnos un día de relax y despedirnos con todas las letras. Y disculpa a Caballo de Copas, solo es un poco Edgy.
Caballo de Bastos: No te preocupes, sé que tú vas con buena intención.
Sota de Bastos: Yo no le invitaría, que se j*da, pero Caballo de Bastos es demasiado bueno.
Sota de Espadas: Pues yo no veo bien lo de quedarnos aquí en este sitio, no tenemos tiempo que perder en nuestro viaje.
Caballo de Espadas: Yo estoy de acuerdo con quedarme. Creo que un día más o un día menos de viaje no cambia nada.
"¿Me lo parece a mí o está tratando de llevarme la contraria?", se pregunta Sota de Espadas, que no está acostumbrada a que Caballo de Espadas no esté de acuerdo con ella, o, por lo menos, a que lo muestre al mundo. Generalmente Caballo de Espadas le da la razón en todo y ahora que no lo hace, Sota de Espadas empieza a percatarse de ello.
Sota de Oros: Pues sí, yo necesito un descansito, porque llevamos un trote.
Caballo de Oros: Pues sí, además tenemos que despedirnos de ellos, o sea, no les vamos a hacer el feo después de todo lo que hemos pasado.
Caballo de Copas: ¿Con todo lo que hemos pasado te refieres a hacer el coito en la cueva esa? Porque fuera de eso no es que hayáis tenido mucha relación, ejem.
Caballo de Oros: ¿Y si es por eso qué más te da?
Caballo de Copas: En fin, no diré nada más porque estoy de acuerdo con quedarnos en la aldea y hacer la cena esa. Al fin y al cabo, invitan ellos.
Sota de Bastos: ¡Entonces, decidido! Esta noche cerves de la h*stia. Invitamos nosotros.
Sota de Espadas suspira. No se había hecho su voluntad. Normalmente Caballo de Espadas hubiera montado el pollo y hubiera dado mil piruetas argumentativas con tal de que Sota de Espadas se saliera con la suya. Pero ahora no es así. Entre suspiros, Sota de Espadas acompaña al resto a la posada, que se encuentra a las afueras de la aldea y tiene muy buena pinta, pero no le importaba. Ya nada le importaba porque su primo la despreciaba por sus gustos exóticos en la cama. O por otra cosa. Si no se lo preguntaba, nunca lo sabría, pero una cosa es decirlo y otra hacerlo. Y le da mucha vergüenza hacerlo y enfrentar a su primo y su desprecio directamente. No le queda otra que suspirar, sin acaparar la atención de nadie, porque Sota de Copas está a sus cosas y Caballo de Espadas la ignora completamente.
Caballo de Espadas, por otro lado, camina hacia la posada suspirando hacia sus adentros. ¿Se había pasado mucho ignorando los deseos de Sota de Espadas? Lo de ser un canallita no se le da nada bien, él es más de ser un buenazo, siempre que se trate de complacer a su prima. "Ahora, por mi culpa, Sota de Espadas sufrirá teniendo que aguantar una cena con esta gente, con la que apenas tiene relación. Si quería irse de la aldea era por algo, pero, como siempre, soy estúpido y no pienso en las consecuencias de mis actos. Además, yo tampoco quería ir a la cena... Es que no sé por qué he dicho eso...", se carcome en sus propios pensamientos. "Probablemente ahora me odie por no haberme puesto de su parte. Y con mucha razón... Pero no puedo desistir en mi objetivo, tengo que alejarme de ella y hacer que ella se aleje de mí, porque es la única forma de enterrar mis sucios sentimientos y mis despreciables deseos".
Y llegan a la posada. Tienen que pedir sus respectivas habitaciones y parecía que iba a ser igual que los días anteriores, pero, antes de que Caballo de Espadas pudiera decir nada sobre su habitación, Sota de Espadas interviene, para asombro de todos los allí presentes.
Sota de Espadas: Caballo de Espadas, quiero ir en la misma habitación que tú, como antes.
Todos: :o
Caballo de Copas: ¿¿¿CÓMO??? ¿¿Incesto??
Sota de Espadas: ¿Qué? ¿Incesto? ¡No! Solo quiero recuperar tiempo con mi primo. Hace mucho que no pasamos tiempo juntos. ¿Qué tiene eso de malo?
Caballo de Espadas: No. No quiero ir en la misma habitación que tú, Sota de Espadas. No me apetece. No es el momento de hablar ni de pasar tiempo juntos, ya habrá tiempo para conversaciones. Ahora no me apetece. Posadero, quiero mi habitación doble, pero no para compartirla con ella. Voy con este.
Y señala a Caballo de Copas:
Sota de Espadas: Pero... Caballo de Espadas...
Caballo de Espadas ignora totalmente su expresión de pena, coge la llave de la habitación y sube al piso de arriba, sin siquiera decir nada a nadie. Sota de Espadas se quedó allí abajo, tratando de asimilar la situación por unos minutos, antes de volver a pedir, una vez más, su habitación con Sota de Copas. No le gustaba nada lo que había pasado. ¿Qué era lo que había pasado? Su primo no solo la ignoraba, sino que pasaba de ella y lo dejaba bien claro. No quería saber absolutamente nada de ella. Y eso hacía que Sota de Espadas fuese consumida por los nervios. La espadachina empieza a morderse compulsivamente las uñas mientras piensa en el desplante que acaba de recibir.
Caballo de Copas sale corriendo hacia el piso de arriba tras Caballo de Espadas. Y no tiene muy buena cara. Más bien tiene ganas de cantarle las cuarenta. Caballo de Espadas entra en la habitación y la cierra de un portazo. Casi se lleva por delante a Caballo de Copas, que estuvo ágil y consiguió entrar en la habitación y evitar quedarse fuera y llevarse un golpe de puerta en las narices.
Caballo de Copas: ¿¿¿Pero qué c*ño haces???
Caballo de Espadas no dice nada.
Caballo de Copas: Mira, tu prima no es que me caiga bien, pero te has pasado tres pueblos. Me tienes contento. Es que ¿de qué vas? Te has pasado mucho con ella y no creo que se merezca esa contestación por tu parte. No sé lo que se te pasará por la cabeza, pero lo del sueño guarrillo ese o lo que sea lo estás llevando demasiado lejos. ¿Qué culpa tienen los demás de que seas un incestuoso pervertido que ni siquiera sabe lo que quiere en la vida? Incestuoso, pervertido y cobarde. Porque hay que ser cobarde para hacer lo que tú haces. No eres capaz de afrontar tus problemas y como no eres capaz de afrontar tus problemas intentas evadirlos caiga quien caiga. Pues, perdóname, cariño, pero la vida no funciona así. No puedes ir pisando a la gente solo porque no seas capaz de hacer frente a tus propios demonios interiores o lo que sea. No está bien. Y te has portado MUY mal con tu prima. No hay derecho a que seas así. No hay derecho porque no estás tú como para tratar mal a la gente cuando eres un despojo que no sabe ni lo que busca en la vida. ¿Tu único objetivo es el amor de tu prima o tu único objetivo es que no te desprecien por incestuoso? Eres un egoísta y lo disfrazas de caballerosidad.
Caballo de Copas respira hondo.
Caballo de Espadas: ¿Ya has acabado?
Caballo de Copas no dice nada.
Caballo de Espadas: Porque no eres el más indicado para opinar. ¿Que yo le hago daño a la gente? ¿Te has mirado al espejo? Eres un niñato insolente que es incapaz de madurar en diecinueve años de vida y encima te crees con la autoridad para dar lecciones a la gente. No eres NADIE para opinar. No eres capaz de dirigirte a las otras personas si no es con faltas de respeto, porque proyectas los miedos que tienes dentro. Tan solo eres un crío que quiere llamar la atención. ¿Y me dices a mí? ¿Que no sé lo que quiero? ¿Y tú? ¿Sabes lo que quieres? ¿Qué es lo que pretendes con Sota de Bastos? Llevas desde que nos conocimos dándole el c*ñazo, simplemente por dar el c*ñazo. ¿Me equivoco? Porque no parece que tengas más interés por él. Ni siquiera lo conoces, no sabes qué es lo que le gusta, cuál es su signo del zodiaco... Solo te importa decirle que habéis tenido una noche de pasión que tú mismo sabes que no habéis tenido. Ni siquiera te intentas engañar a ti mismo. ¿O sí? Porque tampoco sabes lo que quieres. No sabes lo que quieres y lo pagas con los demás. ¿Y me dices a mí? Más bien estás proyectando en mí todas tus frustraciones. ¿Qué es lo que pretendes con Caballo de Bastos? Ni tú mismo lo sabes. No haces otra cosa que insultar, faltar al respeto... Y simplemente no lo ignoras, cuando sería lo más lógico. A lo mejor no tiene sentido nada de lo que haces, o igual tiene demasiado sentido, pero como no sabes lo que quieres o no quieres saberlo, pues sigues con tus bromitas, tus insultos, tus burlas... Y así te escondes de la realidad. ¿Y me llamas cobarde a mí? Desde luego que sí que eres autoridad para llamármelo, eres la máxima autoridad de la cobardía. Vas de sincero por la vida, te crees que no tienes filtros, pero ¿sabes qué? No eres sincero ni contigo mismo.
Caballo de Copas se sienta y baja la cabecita.
Caballo de Espadas suspira. Se ha quedado a gusto. Pero entonces se percata en que Caballo de Copas tiene los ojos húmedos. Está a punto de empezar a llorar. ¿Se había pasado un poco? Lo más probable.
Caballo de Espadas: Oye... Me he pasado un poco... Lo siento...
Caballo de Copas: No... Has dicho toda la verdad...
Caballo de Espadas se sienta a su lado.
Caballo de Espadas: Supongo que tú también has dicho toda la verdad sobre mí.
Caballo de Copas: No soy nadie para criticar porque soy el peor de todos. ¿Pero qué hago si no sé hacer otra cosa? Soy un inútil...
Caballo de Espadas: ¿Y yo qué soy entonces? Tanto que quiero a mi prima, pero por no ser valiente y enfrentar lo que pueda pensar de mí doy mil rodeos para que me desprecie por sí misma. Y no logro otra cosa que hacerle daño. Soy mucho peor que tú, soy mucho peor que nadie.
Caballo de Copas: Yo ni siquiera sé cuáles son mis sentimientos y trato de ignorarlo buscando llamar la atención de la gente... Realmente no soy quién para opinar. Critico a todo el mundo, pero podía aplicarme algo a mí.
Caballo de Espadas mira de forma intensa al horizonte.
Caballo de Copas: Me alegra poder hablar así las cosas...
Caballo de Espadas: Desnudar tu alma siempre es gratificante. Es algo que llevo haciendo desde hace mucho tiempo, pero últimamente me estaba perdiendo mucho en mis propios pensamientos.
Caballo de Copas: Yo nunca he tenido ningún amigo... Bueno, Sota de Copas... Pero Sota de Copas es más como mi familia... ¿Querrías ser mi amigo, Caballo de Espadas?
Caballo de Espadas: ¿Por qué no iba a querer?
Caballo de Copas: Gracias, Caballo de Espadas, amigo.
Caballo de Espadas: No hay de qué. Gracias a ti por abrirme los ojos. Ahora lo tengo claro. Tengo claro qué es lo que voy a hacer conmigo y con mis sentimientos. Voy a hablar claramente con Sota de Espadas. Le voy a decir lo que me pasa... Voy a desnudar mi alma ante mi prima. Es hora de que me conozca de verdad. Y entonces podré quitarme esta espina de mi corazón, podré por fin conocer si me acepta o si me repudia y no andarme con suposiciones en mi cabeza. ¡Muchas gracias, Caballo de Copas!
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