Capítulo 43: Pies de cristal.

Sota de Espadas observa a Lady Crystal de arriba a abajo. Tiene toda la pinta de cayetana del Reino de Oros. Sus ropas son buenas, las típicas de una dama de alta alcurnia, aunque quizás no serían las más apropiadas para la batalla. Se trata de un vestido largo con las mangas de campana que tiene toda la pinta de no hacer muy fácil la lucha. Pero ella sabrá. Si la ropa dificulta sus movimientos es problema suyo y toda una ventaja para ella en el campo de batalla. Su pelo era largo y tenía extraños reflejos azulados que parecían ser vestigio de algún cruce lejano con un elfo o hada o algo así unos cuántos antepasados atrás. Como fuere, no lucía como si esta muchacha tuviera el poder mágico élfico o alguna cosa de esta. Simplemente, parecía una cayetana corriente y moliente. Sus zapatos eran de marca y tenían un ligero tacón, que también podía dificultarle la lucha. Eso sí, sus pies eran bastante bonitos.

"Mierda", piensa Sota de Espadas.

Caballo de Espadas observa al lacayo de Lady Crystal y el lacayo de Lady Crystal le observa a él. No tenía pinta de ser muy buen luchador, así que la pelea no podía durar mucho. Acabar con alguien así es algo que Caballo de Espadas ha hecho mil veces. Esta vez, sería una más. El lacayo lo mira desafiante.

Lacayo: ¿Piensas atacar ya? Llevamos un buen rato observándonos...

Caballo de Espadas: Ataca tú, te doy la ventaja.

Lacayo: No, tú.

Caballo de Espadas: No, tú.

Y se quedan así un rato. Mientras tanto, Sota de Espadas empieza su pelea con Lady Crystal. Se sorprende al ver que sus movimientos son rápidos y se defiende bien con la espada, que, por cierto, es de bastante buena calidad. Se nota que estos cayetanos tienen dinero y pueden comprarse las mejores espadas. Además, el movimiento de sus pies es bastante grácil... El movimiento de sus pies... Sota de Espadas se queda embobada observando los pies de Lady Crystal. "Son tan bonitos...", piensa, mientras se sonroja. "No, no pienses en eso, te desconcentrarás de la batalla". Antes de que Lady Crystal pueda reaccionar, Sota de Espadas pone su mente a pensar en serio. No puede andar distrayéndose por los primeros pies que vea. Suficiente tiene con los pies de Sota de Copas. Y la noche que pasó con ellos y el ketchup... Cualquier pie del montón no podría apartarla de su objetivo ni de su batalla.

Caballo de Espadas aún no ha empezado a pelear.

Sota de Espadas esquiva todos los posibles espadazos de Lady Crystal, que también hace lo propio. Es cierto que Sota de Espadas tiene un estilo de lucha más ofensivo y ha tenido más oportunidades de hacer daño (no por nada es buscada en todo el Reino de Oros), pero Lady Crystal tampoco era mala luchadora. Su estilo defensivo de batalla estaba llevando por el camino de la amargura a Sota de Espadas, que cada vez tenía más claro que la cayetana estaba jugando a la extenuación. Pero lo que verdaderamente preocupaba a Sota de Espadas eran los pies de Lady Crystal. Ella no quería mirarlos. No quería distraerse. No quería pensar en ello... Pero aun así una vez que esos pies habían traspasado sus retinas no habría manera de apartarlos de su mente. Eran unos pies verdaderamente bonitos. Y cuantos más movimientos extremos hacía con ellos, más ganas le entraban a Sota de Espadas de tener una noche de pasión con los pies de Lady Crystal (Lady Crystal en sí le daba igual).

Aprovechando uno de los momentos de debilidad de Sota de Espadas, Lady Crystal lanza una estocada que va derecha a su cadera. Una estocada que puede ser decisiva, por no decir que letal. Sota de Espadas, en ese momento, cae en que se ha estado distrayendo mucho con los pies de su rival. Unos pies irresistibles, pero que no merecen una derrota inevitable. En el momento en el que el filo de la espada de la del Reino de Oros va a entrar en contacto con su ropa, Sota de Espadas tiene unos segundos de lucidez y piensa en lo decepcionado que se sentiría Caballo de Espadas porque ella fuera derrotada por alguien así, por alguien que no parece tener la categoría que tiene que tener alguien que puede enfrentarse a los dos primos Varyia. Una derrota que solo tendría como motivo su perverso gusto por los pies. Una deshonra para ella y para la familia Varyia. Y una humillación ante su primo y ante todos los que la estaban viendo. En media milésima de segundo, Sota de Espadas logra recomponerse y de manera casi milagrosa, con un escorzo irreal, consigue frenar el estoque de Lady Crystal.

Lady Crystal: Has estado a punto.

Sota de Espadas no dice nada. No quiere mostrarse en evidencia, no quiere que, por cualquier gesto o expresión, su enemiga pueda llegar a conocer su punto débil (su gusto por los pies). A partir de este momento, Sota de Espadas tiene claro que no puede distraerse, pero le resulta muy difícil.

Caballo de Espadas aún no ha empezado su combate.

El duelo entre Sota de Espadas y Lady Crystal continúa reñido, con una ligera ventaja para Sota de Espadas, que desde el momento crítico se va reduciendo segundo a segundo. La espadachina del Reino de Oros se está viniendo arriba con la inseguridad de Sota de Espadas, que no es capaz de quitar los ojos ni la mente de los pies de su contrincante. Lady Crystal parece olerse algo de lo que pasa. Si Sota de Espadas está teniendo tantos problemas, es porque está distraída con algo, y cree que ella tiene que ver en ello. Así que se crece ante la incertidumbre y empieza a atacar con mayor rapidez, ya que cree que Sota de Espadas no está en sus plenas facultades y no va a poder defenderse con la presteza que sería lógica.

Sota de Espadas: Tsk.

Sí, está preocupada. ¿Pero cuál podía ser la razón? Para Lady Crystal, que no conoce los fetiches de Sota de Espadas, todo esto es un misterio. Las espadas resuenan por todo el lugar, el cruce de las armas es rápido y escandaloso.

Ante el movimiento de la planta baja, Sota de Oros se despierta en su lujosa habitación individual. No le queda otra que asomar su cabecita por la ventana y encontrarse todo el plantel. Al ver lo que se estaba cociendo, se queda sorprendido. ¿Qué hacía Sota de Espadas peleándose con una distinguida dama? ¿Y qué hacía Caballo de Espadas cruzando palabras con otro señor desconocido? Al mirar más, se da cuenta de que sabe quién es la dama en cuestión. Tiene que intervenir desde su ventanuco.

Sota de Oros: ¡Si esa es Lady Crystal!

Caballo de Espadas: ¡Sota de Oros!

Lady Crystal frena su espada. Sota de Espadas igual. Se quedan mirando a Sota de Oros.

Sota de Oros: Sí, no me queda ninguna duda. Esa es Lady Crystal.

Lady Crystal: ¿Pero tú quién eres?

Sota de Oros: ¿Yo? Nadie, supongo. Solo estaba aquí mirando...

Sota de Espadas: ¿Pero quién es Lady Crystal, Sota de Oros?

Lady Crystal: ¿Sota de Oros? ¿Lo conoces?

Sota de Espadas: No mucho.

Lady Crystal: Hmmmm... ¿Y de qué me conoces tú, a ver?

Sota de Oros: Pues, eem, a ver. Lady Crystal es conocida por ser de la nobleza de Pirin, al este del Reino de Oros, y haber ganado varios torneos de espada en el reino. También ha participado en varios torneos de justas... Lo que no sé es por qué os estáis peleando.

Caballo de Espadas: Para variar, quiere la cabeza de Sota de Espadas. Supongo que como cazarrecompensas.

Sota de Oros: ¿Qué? ¿Pero por qué querría Lady Crystal ganarse la vida como cazarrecompensas? No le debe faltar de nada.

Lady Crystal: Pues ya ves, así es la vida de los nobles sin feudo... Apenas ganamos dinero con los impuestos de la gente que explota las tiendas de nuestro pequeño condado... Y a todo esto se le junta que todos se van a ese pequeño paraíso fiscal del norte, entre la nieve... Así no hay quien cene con Don Perignon todas las noches... En fin, de algo habrá que vivir. No se come todos los días con el dinero de las justas y de lo poco que ganamos con nuestro pequeño trozo de tierra. No es como si fuésemos señores feudales...

Sota de Bastos: ¿El pequeño paraíso fiscal del norte es el Reino de Bastos?

Lady Crystal: El Reino de Bastos o como queráis llamarlo. Lo importante aquí no es eso. Lo importante aquí es que he venido a por la cabeza de esta muchachita.

Sota de Oros: ¿No hay muchas otras maneras de ganar dinero? O sea, yo no sé, porque no he trabajado en serio nunca, pero seguro que hay otras cosas que puedes hacer...

Lady Crystal: Ser cazarrecompensas es la opción más factible de todas.

Sota de Bastos: Tiene razón... Nosotros nos ganamos la vida así...

Sota de Oros: ¡Pero no en la Sociedad esa o lo que sea!

Sota de Bastos: La esencia es la misma, j*der.

Lady Crystal: ¿Pero quién le ha dicho a este que estoy en la Sociedad de Cazarrecompensas? Solo le he dicho que soy cazarrecompensas...

Sota de Oros: Me lo he figurado.

Sota de Bastos: Se te ve el p*to pin. En medio del vestido.

Lady Crystal: ¿Queréis dejar de distraerme? Tengo un combate que librar.

Lacayo: Yo también.

Lady Crystal: No te veo hacer nada.

Lacayo: Es este, que no me deja.

Caballo de Espadas: Sí te dejo, ataca tú primero.

Lacayo: No, ataca tú.

Caballo de Espadas: No, tú.

Lady Crystal: En fin.

Sota de Espadas y Lady Crystal retoman su batalla.


----


En otra parte mucho más oscura y con mucho peor ambiente se encuentra Caballo de Copas, que va a empezar con su plan de canalizar energía lasciva. Un plan que no tiene agujeros por ningún lado. "Primero empezaré a emanar el poder por la muñeca derecha", piensa. Y se pone a ello. En primer lugar se imagina en el potro de torturas, con la estructura en forma de pirámide donde tiene que sentarse a punto de atravesarle, pero a la vez causándole un extremo placer. A su lado se imagina a Sota de Bastos ligerito de ropa. Muy ligerito de ropa. "Tengamos un duelo a pecho descubierto", se imagina que le dice. Y se pone caliente al imaginárselo, en el sentido literal. Empieza a emanar un ligero calor por su muñeca. Parece que su plan funciona.

Caballo de Copas esboza una sonrisa. Está consiguiendo lo que quiere y con su maravilloso plan, sin necesidad de hechizos (que tampoco podría hacer al tener los brazos inmovilizados) que pudiesen llamar la atención del verdugo. Sigue imaginando a Sota de Bastos enfundado en unos calzoncillos tanga de cuero ajustado que dejan muy poco a la imaginación. Dejan tan poco a la imaginación que el bubujiji colosal sobresale ligeramente, insinuando pero no enseñando al completo, cosa que le excita aún más. También lleva una fusta en la mano. No es una fusta cualquiera. Es una fusta de la que sobresalen otras fustas. Y de esas fustas sobresalen otras fustas. Y así hasta el infinito. Es la fusta definitva. "Esto igual es demasiado", piensa, mientras cambia la imagen a una simple fusta, que le causa el mismo efecto excitante.

"Te has portado muy mal", le dice Sota de Bastos en sus pensamientos con voz sugerente y mirada lasciva. Caballo de Copas asiente mientras emana un gemido de placer, causado por el potro de torturas. Sota de Bastos le da con la fusta y eso hace que Caballo de Copas se excite más. Puede emanar más poder mágico. Su muñeca se está calentando como tiene planeado. El plan va viento en popa. Después, se imagina a sí mismo colgando de una cuerda boca abajo sobre varios puntiagudos pinchos. La cuerda la controla Sota de Bastos, que además lleva ropa ajustada de cuero de esa que deja poco a la imaginación. Además, la manera que tiene de estar atado es la del mismísimo shibari. Eso le pone aún más. "Vamos, vamos, esto va bien... Mmmmm... Estoy a 1000", piensa, mientras se imagina a Sota de Bastos bajarle la cuerda hasta que queda a pocos milímetros de distancia de los pinchos. "Sí, papi, me he portado muy mal", piensa.

La muñeca sigue aumentando su temperatura. Sigue canalizando poder mágico, pero parece que no llega a lo necesario para que el grillete se derrita. "Sigue pensando, vamos, sigue pensando". Tiene que dar rienda suelta a su imaginación, así que mira todo lo que tiene a su alrededor. La rueda de torturas era interesante, así que también se imagina teniendo prácticas sexuales extremas con Sota de Bastos en ella. La muñeca sigue calentándose, pero no lo ideal. Está excitado, pero parece que no es suficiente. Y sigue pensando e imaginando, sin llegar a cumplir su objetivo.

"¿Qué es lo que debo hacer? No pensé que esto sería tan difícil... Con esto no basta", piensa, mientras que se desespera. Vale que había estado pasando un rato ameno con sus pensamientos, pero eso no le impedía pensar en la situación en la que se encuentra. Tiene que seguir pensando, tiene que seguir imaginando, porque si deja de emanar poder mágico perderá toda la temperatura que ha conseguido y tendría que volver a empezar. No deja de pensar escenarios subidos de tono con Sota de Bastos, sin llegar fundir el grillete. "No consigo nada", piensa. "¿Qué puedo hacer?", se pregunta. Entonces se le viene a la mente un pensamiento que tenía oculto en su interior pero que no quería liberar. "No... No quiero pensar en eso..."

Su sueño de esa misma noche con Caballo de Bastos se había pasado por su mente como un flash. Como una tentación en la que no quería caer. ¿Tenía que pensar en eso? ¿Tenía que volver a imaginar todas las cosas que había vivido con Caballo de Bastos en sueños? No quería hacerlo, Caballo de Bastos le resultaba desagradable y obsceno, ¿pero qué más podía hacer? Aquella mañana despertó muy excitado y lo que necesitaba era excitarle. Solo sus recuerdos falsos con Caballo de Bastos podían hacer que el grillete de su muñeca derecha de derritiera. "No me queda más remedio", piensa.


----


Tras seguir las huellas de las ruedas del carro en el que los verdugos se llevaron a Caballo de Copas, Sota de Copas y Caballo de Bastos llegan a una especie de trampilla que da a algo parecido a un sótano o lo que sea subterráneo.

Sota de Copas: Parece que esto es la entrada.

Caballo de Bastos asiente.

Sota de Copas: Alohomora.

La trampilla se abre, de la nada. Caballo de Bastos, que no está muy habituado a la magia, se queda un poco sorprendido. Sota de Copas lo mira.

Sota de Copas: No es necesario usar siempre la fuerza.

Lo más complicado es bajar hacia donde sea que de la trampilla. Es una especie de pozo estrecho con unas minúsculas escaleritas para bajar. Caballo de Bastos apenas cabe y las está pasando canutas al descender.

Caballo de Bastos: J*der, ¿y por aquí se supone que llevan a prisioneros? Su p*ta madre.

Sota de Copas: Bueno, así empiezan antes con la tortura.

También debía ser un poco tortura para los verdugos, porque eran bastante corpulentos. No llegaban al nivel de Caballo de Bastos, que mide un metro con noventa y es el típico tipo excesivamente musculado, pero aquello era un lugar angosto y estrecho hasta para Sota de Copas, menuda y de estatura bastante más reducida. Y el pozo se va haciendo cada vez más estrecho.

Caballo de Bastos: J*DER, J*DER, J*DER.

Se para.

Sota de Copas: ¿Pero qué c*ño te pasa ahora?

Caballo de Bastos: Me estoy agobiando.

Sota de Copas: Pero. Si no querías pasar no haber pasado. ¿Por qué te has tirado tú primero al pozo?

Caballo de Bastos: No sé, no lo pensé, fui impulsivo... No caí en que tengo claustrofobia.

Sota de Copas: ¿Que tienes claustrofobia? ¿Tú? ¿Pero no habías sufrido múltiples torturas?

Caballo de Bastos: Pero nunca me habían traído a un sitio como este... Ya sabes, en las profundidades. Eso me da mucho miedo. Me pongo muy nervioso.

Sota de Copas: Venga, que no pasa nada. Además habrás estado en sitios mucho peores... No sé, te tenía por una persona que se había metido en sitios de todo tipo.

Caballo de Bastos: Pero hay sitios estrechos y sitios estrechos. Si estoy acompañado no me pongo nervioso...

Sota de Copas: Oye, h*jop*ta, que estás acompañado.

Caballo de Bastos: No es lo mismo al lado que encima...

Sota de Copas: Creía que a ti esas cosas no te importaban.

Caballo de Bastos: ¡Pues sí me importan! Me da mucho miedo. Si al menos me dieras la manita no lloraría...

Sota de Copas: ¿Cómo que no llorarías?

Las lágrimas empiezan a brotar de los ojos de Caballo de Bastos. Todo esto estando parado y atascando el paso a Sota de Copas, que se está poniendo nerviosa por momento.

Caballo de Bastos: Me da mucho miedo...

Sota de Copas: ¿Pero por qué has venido?

Caballo de Bastos: No pensaba que hubiera a haber tanta profundidad... Me da mucho miedo... Sniffff...

Sota de Copas: En esta situación es imposible que te de la mano, no puedo moverme mucho... Si levantas un poco el brazo igual puedo darte el pie...

Caballo de Bastos: ...

Parece que lo del pie no le convence mucho. ¿Pero qué otra cosa podía hacer? Estaba en una situación en la que todo valía y, aunque Sota de Copas estuviera más arriba que él, lo cierto es que estaba en el mismo sitio. Y lo que le daba miedo era estar solo. No le queda otra que levantar la mano para coger el pie de Sota de Copas.

Sota de Copas: Nsgh...

Caballo de Bastos: ????????

Ahora el movimiento se hacía más difícil. Los pasos de Sota de Copas debían acompasarse con los de Caballo de Bastos, que reanuda su camino bajando con lentitud. Tener el pie agarrado hacía que en cualquier momento se pudiera caer y llevar a Caballo de Bastos por delante. Viéndolo por el lado bueno, así llegarían antes. Por otra parte, aunque su pie estuviera cubierto por la bota, el agarre nervioso de Caballo de Bastos le hacía sentir cosas. "Tener los pies sensibles es un handicap", piensa, pero no le queda otra que seguir adelante.

Sota de Copas: Nsghhhh nyaaa mmmm.

"Mierda, es que me aprieta tanto", piensa Sota de Copas mientras intenta que no se note tanto su reacción, en vano.

Caballo de Bastos: ¿Te pasa algo?

Sota de Copas: N...nada... Mmmmm...

Caballo de Bastos: Pero parece que no estás bien.

Sota de Copas: N...no te preocupes... Tengo los pies sensibles...

Caballo de Bastos: Pero...

Sota de Copas: Nsghhhhhh...

Entonces, parece que llegan al final de la escalera, que da por fin al suelo, que se encuentra como a un cuerpo (grande) de distancia del último peldaño. Había caer bien para no hacerse daño.

Sota de Copas: Tienes que soltarte, Caballo de Bastos, ya se ve el fondo.

Caballo de Bastos: Sí.

No estaba del todo tranquilo porque la parte superior de su cuerpo aún se encontraba en el angosto pasadizo que le había traído por el camino de amargura, pero no podía hacer otra cosa. Caballo de Bastos suelta el pie de Sota de Copas y, después el peldaño que tenía agarrado con la otra mano. Al soltar su pie, Sota de Copas siente un escalofrío por todo su cuerpo, extendiéndose por todo su ser la sensibilidad de su zona sensible (aka el pie).

Sota de Copas: NYAAAAAAAAAA...

Al estremecerse, Sota de Copas se suelta de todos los peldaños que tenía agarrados y, antes de que Caballo de Bastos pudiera caer con buen pie al suelo, Sota de Copas cae encima de él, formando un gran estruendo en el lugar.

Caballo de Bastos: Ay, me has hecho daño.

Sota de Copas: Perdón jeje.

Por el estruendo, el segundo verdugo, que se encontraba fuera de la sala de torturas, se alarma y va hacia la entrada del lugar, donde se encuentra a Caballo de Bastos y Sota de Copas. Esta última está encima de aquel y, por la forma en la que había caído, se encontraba a horcajadas.

Verdugo 2: ¿¿¿¿QUÉ ES ESTO????

Sota de Copas: No es lo que parece.

Caballo de Bastos: No, no es lo que parece.

Sota de Copas: ¿Pero qué se supone que hacemos explicándole a este?

Verdugo 2: ¡DELITO DE SODOMÍA Y PERVERSIÓN!

Caballo de Bastos: Oiga, señor, que no estamos fornicando. J*der.

Sota de Copas: Da igual, nosotros hemos venido aquí a derrotar a estos señores y a llevarnos a Caballo de Copas.

Caballo de Bastos: ¡Pero no estamos fornicando! Por una vez que no estoy fornicando me gustaría aclararlo.

Verdugo 2: ¡Están ustedes cometiendo un flagrante delito! ¡Ahora tendrán que vérselas ante la pena de tortura! Por las buenas o por las malas.

Caballo de Bastos: ¡Que no estamos cometiendo ningún delito!

Sota de Copas: ¿Cómo que por las buenas? ¿Quién querría someterse a una tortura por las buenas?

Verdugo 2: Le sorprendería mucho ver las cosas que se ven por el mundo de los verdugos, señora.

Caballo de Bastos: Me la suda las cosas que se ven por el mundo de los verdugos, nosotros no hemos cometido ningún delito. Por lo menos ahora.

Verdugo 2: Parece que queréis enfrentaros a vuestra pena por las malas...

Y se levanta la túnica mugrienta para enseñar un fuerte y escultural cuerpo cubierto por ligeras ropas de cuero. Ligeras porque cubren lo justo. De los calzoncillos se saca una fusta gigante con pinchos.

Sota de Copas: ¿Pero cómo lleva eso ahí metido?

Caballo de Bastos: ¿Y eso no es delito de sodomía y perversión?

El verdugo, sin articular más palabra, empieza a mover la fusta hacia sus oponentes casi sin pausa, sin dejarles reaccionar. Tienen que esquivar los primeros golpes casi sin pensar en qué hacer. El verdugo sigue atacando y Sota de Copas se fija en una cosa. En el pasillo donde se encuentran, que es bastante largo, hay una puerta al fondo. Todo indica que esa es la puerta que desemboca en la sala de torturas. Además, también se da cuenta de una cosa: por lo menos en el pasillo en el que están no hay ninguna clase de runa de inhibición, así que puede utilizar su magia sin límites. "Claro, estamos en el Feudo de Pulcra, y según el feíto de Oros en este sitio está prohibida la magia, así que ni siquiera la han practicado para poner runas".

Sota de Copas: Prisión de hielo.

Durante unos segundos, la fusta y la mano del verdugo quedan escarchadas, bajo el asombro de este. Sota de Copas mira a Caballo de Bastos.

Sota de Copas: ¡Caballo de Bastos! Yo me quedo a luchar con este. Tú sigue por ese camino, tras esa puerta estoy segura de que está Caballo de Copas. Te dejo el resto a ti. Es tu momento. Para eso has venido.

Caballo de Bastos. ¿Cómo que para eso he venido?

Sota de Copas: No hay tiempo para entretenimientos, corre, ve hacia la puerta. Que yo ya tengo entretenimiento aquí.

Sota de Copas sonríe mientras mira al verdugo. Ahora que sabía que podía usar su poder mágico, no iba a tener ninguna clase de compasión. Caballo de Bastos, mientras tanto, hace lo que Sota de Copas le pide y corre hacia la puerta que se encuentra al final del pasillo.


----


Caballo de Copas sigue a sus cosas. Esta vez piensa en todo lo que soñó por la noche. Caballo de Bastos desnudo. Caballo de Bastos ofreciéndole una fresa de su boca. Caballo de Bastos ofreciéndole una fresa de su *****. Y parece que todo funciona. La cantidad de poder mágico que puede canalizar pensando en cosas sucias con Caballo de Bastos es mayor que la que podía canalizar pensando en ser el sumiso de Sota de Bastos. "Me siento sucio por todo esto", piensa, aunque a la vez se alegra de que su poder esté llegando a niveles que nunca hubiera sospechado. Por fin, el grillete de su muñeca derecha se empieza a fundir. "¡Sí! Lo he conseguido", piensa, mientras se alegra de que el verdugo de la habitación esté demasiado distraído mirando una especie de cinturón de castidad que había por allí o lo que fuera eso.

Consigue así liberar una mano, aunque ahora le quedaban los siguientes miembros. Tenía que seguir con la mano izquierda, así que seguiría imaginando y recordando todas las cosas que pasaron con Caballo de Bastos en su sueño. "Cuando me azotó con su basto mientras me p*n*tr*ba mmmm...", se relame mientras recuerda los mejores momentos. Su bragueta estaba a punto de explotar, pero aquello era un daño colateral que había que sufrir por liberar sus dos brazos y poder hacer magia que le ayudase a salir antes de allí y a enfrentarse a los verdugos.


----


En otra parte, tiene lugar el combate entre Sota de Espadas y Lady Crystal, que está más encarnizado que nunca. Lady Crystal es una gran guerrera, aunque no al nivel de Sota de Espadas. El problema es que esta última está demasiado distraída con la danza de los pies de Lady Crystal. Unos pies como pocos. "Los de Sota de Copas son de mayor calidad, pero estos... ¿Cómo no voy a mirarlos? Este movimiento de pies me distrae demasiado... Mierda... ¿Sabrá que soy fetichista de pies y lo estará haciendo aposta", piensa Sota de Espadas mientras bloquea las estocadas a duras penas.

Lady Crystal: Te cuesta, ¿eh? No eres tan buena... Ríndete ahora y no le cortaré la cabeza a tu querido primo después de derrotarte...

Caballo de Espadas: ¿Qué?

Sota de Espadas pone mala cara. Aún no la había derrotado y ya estaba colgándose la medalla de la victoria y encima amenazándola con cortarle la cabeza muy gratuitamente a su primo.

Sota de Espadas: Si crees que puedes derrotarme, hazlo, no pidas mi rendición.

Lady Crystal: Je...

Con un movimiento sexy de pies (o por lo menos así le pareció a Sota de Espadas) dio un giro arriesgado y lanzó una estocada hacia el cuello de Sota de Espadas, que logró bloquearlo de milagro.

Caballo de Espadas: ¡Sota de Espadas! Digo... Cuidado y eso.

La repentina preocupación de Caballo de Espadas, que tanto tiempo había estado ignorándola e intentando separarse de ella por todos los medios, hace que Sota de Espadas ponga los pies en la tierra. La espadachina deja su estrategia defensiva para lanzar una estocada hacia Lady Crystal, que consigue esquivarla, aunque esta hace un corte en su vestido, dejando que se vean sus piernas.

Lady Crystal: Serás... ¡Mi vestido de marca! ¿Tú sabes lo que ha costado esto? A saber cuántas cabezas de criminales como tú voy a tener que llevar a la Sociedad ahora para costearme uno igual... ¡¡NO TE LO PERDONARÉ JAMÁS!!

Una ráfaga de furia se apodera de Lady Crystal, que, en medio del berrinche del siglo se quita los zapatos a grito de "j*der, qué daño me estaban haciendo" y deja sus delicados y hermosos pies a vista de todos los allí presentes. El corazón de Sota de Espadas da un vuelco. "¿Por qué hace esto? Claramente sabe que soy fetichista de pies y esta es su última baza. Mierda, así sí que no me voy a poder concentrar...", piensa mientras se lleva un pañuelo a la nariz para disimular la hemorragia que se le acababa de producir.

Lady Crystal: ¡¡¡TE VAS A ENTERAR!!! ¡¡ME TIENES HASTA EL C*ÑO!!

Gritando y espada en mano, Lady Crystal corre hacia Sota de Espadas sin vistas de guardar ninguna clase de piedad.

Lady Crystal: ¡¡TE VOY A CORTAR LA CABEZA A TI Y LUEGO AL G*LIP*LLAS PAGAFANTAS DE TU PRIMO!!

Sota de Espadas tira su pañuelo ensangrentado al suelo. Se había cabreado de verdad. Antes de la llegada de Lady Crystal levanta su espada.

Sota de Espadas: ¿¿¿¿QUÉ C*ÑO LE HAS LLAMADO A MI PRIMO, C*RDA????

Y, con un movimiento rápido y certero, casi en un abrir y cerrar de ojos, desliza el filo de su espada hacia los tobillos de Lady Crystal, rebanándole los pies y formando una fuente de sangre en el el lugar, ante el estupor de todos los allí presentes. Los pies de Lady Crystal vuelan hacia el suelo. Los ojos de Lady Crystal se inundan en lágrimas de dolor mientras esta se desploma.

Lady Crystal: AAAAAAAYYYY AYYYY AYYYY AYYYYYYY...

Lacayo: ¡¡¡¡¡LADY CRYSTAL!!!!!

Y deja lo que estaba haciendo (que era nada) para acudir a socorrer a Lady Crystal.

Sota de Bastos: ¿¿¿Pero qué c*jones???

Sota de Oros: ¡¡Jopetas!! Esto es muy fuerte...

Caballo de Espadas: ...

Lady Crystal: MIS PIES... ¡¡¡¡MIS PIES!!!! AYYY AYYYY QUÉ DOLOR.

Sota de Espadas: Ahora que no tengo distracciones, podemos seguir el combate.

Lady Crystal: AYYY AYYYY AYYYYYY.

Lady Crystal, evidentemente, no está en condiciones de seguir el combate ni de preocuparse por lo que Sota de Espadas pudiera estar diciendo. Lo importante en ese momento es que le habían cortado sus pies. Sus hermosos pies.

Lady Crystal: ¿Qué voy a hacer ahora? ¿Qué voy a hacer ahora sin mis pies? ¿Cómo me voy a poder poner zapatos de marca? ¿Cómo voy a poder ir a elegantes bailes en el Feudo de Pirin? ¿Cómo voy a cazar recompensas por el país para costearme mi alto nivel de vida? ¿Cómo? Ya no me queda nada. ¡Nada! Mis pies lo eran todo, y no me di cuenta hasta que los perdí. Los pies son una parte muy importante del cuerpo y nosotros sin saberlo... ¡Los pies son la esencia de la vida! ¡Y yo no los valoraba! Buaaaa... ¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer?

Lacayo: No sé qué decir, Lady Crystal, tenemos que salir de aquí... Ya no nos queda nada que hacer contra ellos. Súbase en el caballo y vámonos. Ya veremos qué hacer. Iremos a ver a un hechicero, he oído que pueden hacer cosas... Podemos buscar una silla... La vida no se acaba, señorita Lady Crystal... Dejemos esto... Quizás algún día pueda recuperar sus pies...

El lacayo recoge los pies de Lady Crystal, que estaban tirados por allí, y los mete en una bolsita.

Lacayo: Podemos ir a un alquimista. Sí, a un alquimista, seguro que habrá algo que hacer. No pierda la esperanza, señorita Lady Crystal. Vamos a superar esto y se pondrá bien y recuperará sus pies y podrá andar y podrá ir a los bailes... Ya lo verá... Y conseguiremos dinero de otra forma... ¿Ha pensado en ganar dinero con pinturas de sus pies? Son muy bonitos ahora que los miro, señorita Lady Crystal. Lo digo desde el respeto.

Lady Crystal sigue llorando mientras el lacayo la sube al caballo. Sin despedirse y mientras este último sigue su discurso para animar a su señora, se van del lugar, dejando la aldea y perdiéndose en el horizonte. Sota de Espadas los mira impasible. Caballo de Espadas mira a su prima, que tiene salpicaduras de sangre en su rostro y su indumentaria, sin decir nada.


----


En la mazmorra, Caballo de Bastos llega al final del pasillo, donde está la puerta que le indicó Sota de Copas, a la que puede ver en la otra punta del largo corredor echando una serie de hechizos sin dar tregua al verdugo. Caballo de Bastos mira la puerta. Como era de esperar, está cerrada. "¿¿¿Y cómo c*ño tengo que abrir esto???", piensa. Para Sota de Copas hubiese sido muy fácil, pues puede usar la magia. Pero a él no le quedaba otra que usar la fuerza, que es lo único que tiene, junto a la belleza (pero la belleza no le servía de nada a la hora de abrir puertas). No tiene otra que sacar su basto y prepararse para meter una buena h*stia a la hermética puerta metálica.

Caballo de Bastos: ¡¡Allá voy!!

Cogiendo un poco de carrerilla y sosteniendo el basto con las dos manos se abalanza a la puerta y, con toda la fuerza de su ser (que es mucha), la golpea como si tuviera que hacer un home run con ella. Y vaya si lo hace. La puerta sale disparada a una de las paredes de la habitación.

Además, parece que el verdugo que vigilaba se encontraba apoyado en la puerta, porque junto con esta también sale disparado hacia la pared. Entre la fuerza del golpe y el peso de la puerta, el hombre queda inconsciente.

Caballo de Bastos entra en la sala como un pulpo en una cacharrería. Caballo de Copas se encuentra en la otra punta del lugar, aún con el segundo grillete sin fundirse (aunque el nivel de calor de su muñeca estaba alcanzando el deseado). "Caballo de Bastos, hazme tuyo, mmmmm", piensa (sin exteriorizarlo en voz alta), mientras se imagina en toda clase de situaciones eróticas con el gigoló profesional. Para imaginar mejor tiene los ojos cerrados, aunque llega un momento en el que los abre para ver qué tal va el grillete. Al abrirlos, lo primero que ve es a Caballo de Bastos. "J*der, ya estoy delirando y todo, encima con este tío como si fuera mi crush o algo, sabes". Hasta que se da cuenta de que es de verdad y Caballo de Bastos está ahí. La puerta que mantenía cerrada la habitación ya no está y su vista no alcanza a divisar al verdugo. Caballo de Bastos se está entreteniendo mirando unas fustas que había por allí.

Caballo de Copas: Oye, estoy aquí...

Caballo de Bastos mira a Caballo de Copas. No se había dado cuenta de que estaba allí hasta oír su voz. No había mirado mucho la sala después de que lo primero con lo que se topasen sus ojos fueran unas fustas la mar de interesantes que había por allí. A partir de ese momento se había quedado absorto y no había reparado en su alrededor.

Caballo de Bastos: ¡Ah! Perdona, es que me había entretenido con estas fustas de aquí... Jejeje... Lo siento, Caballo de Copas, ahora voy a liberarte...

Caballo de Bastos se acerca a Caballo de Copas, que se sonroja al tenerlo tan cerca después de todas las cosas sucias que había estado pensando. "Bueno, en realidad no había estado pensando todo eso, o sea, no es como si lo hubiera imaginado, eran cosas que salían en mi sueño...", intenta justificarse para su fuero interno. Caballo de Bastos mira los grilletes que apresan a Caballo de Copas.

Caballo de Copas: Solo tienes que liberar mi mano izquierda. Cuando tenga libres las dos manos podré liberar mis tobillos yo mismo...

Caballo de Bastos: Vale.

Y mira el grillete. Y lo vuelve a mirar. Con cara de tonto.

Caballo de Bastos: ¿Y cómo se supone que abro yo esto?

Caballo de Copas: ¿Ein? Con una llave, yo qué sé.

Caballo de Bastos: Pero no tengo llave...

Y mira su basto. Hace amago de cogerlo.

Caballo de Copas: ¡¡¡¿¿¿PERO QUÉ C*ÑO HACES???!!! ¿Me quieres romper la muñeca o?

"Este es tonto", piensa.

Caballo de Bastos: Ah, tienes razón. No he pensado...

Caballo de Copas: Ya vi que no has pensado. Lo tuyo no es pensar, no...

Entonces, las miradas de ambos se cruzan en un segundo que se hace eterno. El corazón de Caballo de Copas late como no había latido en otro momento. La magia empieza a fluir en su interior. El grillete se funde solo. Caballo de Bastos se queda mirando los restos de metal fundido, después de que la mano de este quede libre y Caballo de Copas caiga sobre su torso, al no estar sostenido por nada más que por los grilletes de los tobillos, que lo mantenían agarrado a la pared, pero que no eran suficientes para que se mantuviera en pie. Ambos se sonrojan.

Apoyado en Caballo de Bastos, Caballo de Copas junta sus dos manos y dirige sus palmas hacia su tobillo derecho.

Caballo de Copas: Es el momento de liberarme. ¡Alohomora!

El grillete del pie derecho se abre. Ahora, Caballo de Copas podría mantenerse sobre un pie, pero aun así sigue con la cabeza y el torso recostado sobre el escultural cuerpo de Caballo de Bastos.

Caballo de Copas: Alohomora.

El grillete del pie izquierdo se abre. Caballo de Copas cae de la pared hacia Caballo de Bastos, que lo sostiene antes de que se ponga de pie. En lugar de levantarse inmediatamente, Caballo de Copas decide quedarse un rato más junto a Caballo de Bastos. Incluso le da un abrazo. El gigoló profesional se sonroja y le acaricia la cabecita.

Caballo de Bastos: Ea ea...

Caballo de Copas: He pasado miedo... Un poco...

Caballo de Bastos: Ahora todo está bien...

Caballo de Copas está a gusto. Después de todo lo que había tenido que pasar se encontraba en los brazos de Caballo de Bastos. Se encontraba recostado sobre su pecho, aunque en realidad estaba recostado sobre su armadura, si lo pensaba bien. A pesar de ello, podía sentir su respiración. Su corazón late con fuerza. "¿Y ahora por qué me pongo asi? ¿Estoy soft? ¿Por este tío?". Abruptamente, de forma brusca y sin decir nada, Caballo de Copas se aparta de Caballo de Bastos, alejándolo con ambos brazos, para más dramatismo.

Caballo de Copas: Te ayudaré con lo de los pins.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top