Capítulo 42: La tortura.
La cena transcurrió con normalidad. Al salir, toca ir a la posada más cercana a buscar un lecho en el que darse un descansito después de un trote (con fiebre del sábado noche incluida). Antes de llegar al hotel en cuestión, Caballo de Oros decide advertir al resto de una cosa importante según como lo mires.
Caballo de Oros: Gente, creo que tengo que advertir una cosa. Yo que vosotros tendría mucho cuidadito con eso de hacer magia en público, porque por aquí no está muy aceptado ese rollo y puede que os caiga una torturita, o sea.
Caballo de Copas: ¿Cómo? ¿Esto es una broma?
Caballo de Copas: No, no es una broma.
Sota de Copas: Hmmm... ¿Pero no se supone que el Reino de Oros es aliado del Reino de Copas? No tiene sentido que repudien la magia.
Caballo de Oros: Bueno, el Reino de Oros es aliado del Reino de Copas, pero hay algunos señores feudales que no están de acuerdo con eso ni con la magia en sí. Ahora mismo estamos en el feudo de Pulcra y el Señor de Pulcra no es muy amigo de la magia. Os lo digo para que tengáis cuidado.
Caballo de Copas: Ya lo que faltaba... Ni fornicar, ni hacer magia... Aquí te lo prohíben todo, paso.
Sota de Copas: En fin, pues a aguantarse y esas cosas. No me gustaría ver mi pellejo en una sala de torturas.
Caballo de Copas: A mí depende del contexto, la verdad, pero no me hace ninguna gracia que primero me prohíban fornicar y que luego me prohíban hacer magia. Estoy un poquito cansadito de este país.
Sota de Oros: Es lo que hay, chicos, nosotros solo avisamos...
Caballo de Copas: A callar, que me tenéis contento.
Y se da la vuelta y se dirige a la posada, donde se supone que le espera un mundo mejor. Un mundo en el que tendrá privacidad en una habitación para poder hacer magia o lo que se le viniera en gana.
La posada, por suerte, parece estar vacía. Al llegar allí toca solicitar habitación. Sota de Espadas se dirige a la posadera, pero antes de que pudiera articular palabra, Caballo de Espadas abre la boca para decir algo que, por la alarma de su voz, parece importante.
Caballo de Espadas: ¡Espera, Sota de Espadas! Creo que esta noche deberías pasarla junto a Sota de Copas.
Sota de Espadas se sorprende. Todos se sorprenden. Caballo de Espadas llevaba todo el viaje celoso e ingeniando cualquier clase de triquiñuelas para que Sota de Espadas no pasara la noche con Sota de Copas y ahora resulta que se lo propone directamente.
Sota de Espadas: ¿Eh?
Caballo de Espadas: Quiero decir que, normalmente te gustaba ir con ella. Ya estarás cansada de ir conmigo. Ya hemos visto que Sota de Copas es de fiar. Además, supongo que de vez en cuando te vendrá bien descansar de mi presencia, ya estarás cansada de dormir siempre conmigo.
Nadie se puede creer lo que está escuchando. ¿Qué es lo que esconde Caballo de Espadas? Sota de Copas lo mira con expresión melancólica, figurándose mas o menos lo que se le puede estar pasando por su cabeza sin necesidad de usar la telepatía (no estaba la cosa para ir haciendo hechizos tan a la ligera).
Sota de Espadas: Pero, Caballo de Espadas, ¿cómo puedes decir eso? No estoy cansada de ti...
Caballo de Espadas: Aun así supongo que tendrás ganas de pasar la noche con Sota de Copas, no tienes por qué estar atada a mí.
Sota de Espadas está preocupada. Primero se pasa el día sin dirigirle la palabra y ahora se pone a dar piruetas para no ir en la misma habitación de ella. "Probablemente se piense que soy una pervertida depravada a la que le gusta chupar pies... Y no le faltaría ninguna razón. Lo más seguro es que cuando Sota de Copas enseñó sus hermosos y apetecibles pies me lo notó... Normal que no quiera tener que ver conmigo. Y aun así intenta dar vueltas para no tener que hacerme daño...", piensa.
Sota de Espadas: Está bien, Caballo de Espadas, dormiré esta noche con Sota de Copas.
Sota de Copas: Wiiiii.
Caballo de Espadas pone mala cara. Está rabiando por dentro, pero su conciencia le frena. "No estoy en posición de rabiar por ello, lo mejor es poner distancia y empezar un nuevo camino en el que no sea un lastre para Sota de Espadas".
Sota de Copas: Entonces, Caballo de Espadas, supongo que no tendrás problema de acoger a Caballo de Copas en tu habitación. No tenemos dinero para pagarle una habitación individual. Te lo agradecería mucho, te prometo que es muy tranquilo y no hace ruido.
Caballo de Espadas asiente.
Caballo de Copas, con desgana: Wiii, supongo.
Cuando suben a las habitaciones, cada uno se mete en la suya.
Caballo de Copas: ¿Y tú por qué no has querido ir con tu prima? A ver, a ver, a ver, cuéntame tus dramas incestuosos.
Caballo de Espadas: Simplemente no tenemos por qué dormir siempre juntos.
Ignorándole por completo, Caballo de Espadas empieza a canalizar poder y a echar humo por una mano, practicando lo que aprendió por la mañana.
Caballo de Copas: ¡Eh! ¿Te crees que soy tonto? Porque no lo soy. A ti te pasa algo. Y no hagas eso, la magia está prohibida aquí. Como te pillen te la cargas.
Caballo de Espadas: No tengo por qué darte explicaciones.
Y sigue a lo suyo, canalizando poder y emanándolo a través de su mano. Cierra los ojos para intentar emanarlo por otras partes del cuerpo, esta vez por un dedo concreto.
Caballo de Copas: Me parece muy bien que estés intentando aprender a hacer magia, eso de emanar poder en forma de calor y de frío es muy útil para hacer luego los hechizos, pero tienes que hacerme caso y darme conversación. Tú no quieres dormir con tu prima por algo, quieres poner distancia con ella. Te he pillado.
Caballo de Espadas frena en sus quehaceres. Le habían pillado. Respira hondo y suspira. ¿Era aquel el momento de desnudar su alma? Todo indicaba que sí...
Caballo de Espadas: En fin...
Caballo de Copas se tumba con las palmas de las manos en sus mejillas, esperando escuchar una historia de esas que te dan sueñecito para irte a gusto a dormir.
Caballo de Espadas: Creo que no debo seguir aferrándome a ella. Anoche lo vi muy claro, tuve una revelación, si sigo pensando en ella me convertiré en una persona aún más despreciable y repugnante de lo que ya soy, y la arrastraré a ella hacia mi pozo de podredumbre.
Caballo de Copas: Aaaaam, interesante, interesante.
Caballo de Espadas: Anoche tuve un sueño... Ejem... Tuve un sueño... Un sueño... Un sueño indecente... Con ella... Y no puedo mirarle a la cara...
Caballo de Copas: Ajá.
Caballo de Espadas: ¿No te vas a sorprender?
Caballo de Copas: Lo único que me sorprende es que te parezca raro. Pensaba que sería lo propio en ti, ya sabes, en un fracasado virgen pajillero y friky.
Caballo de Espadas pone mala cara. Sí, se sentía una persona terrible, despreciable, depravada, repugnante, pero tampoco era como para que le insultaran de esa forma tan gratuita.
Caballo de Copas: Es lo que hay, chico, no haber hablado, qué quieres que te diga.
Caballo de Espadas se da la vuelta y se mete a la cama, sin pijama ni nada, no está para las chácharas de Caballo de Copas.
Caballo de Copas: En fin, que un sueño guarrillo lo tiene cualquiera. No sé cómo era el sueño, pero eres un dramas, yo he soñado cosas que implican látigos, cadenas y torturas y no me he puesto tan dramático.
Caballo de Espadas: No te voy a contar nada...
Caballo de Copas: Ajá...
Caballo de Espadas: Solamente... Sota de Espadas y yo íbamos de picnic a los hermosos trigales de Varyia... Sota de Espadas se metía una fresa en la boca y me decía que probara... Y yo probé... Y caí en la tentación... La tentación del incesto...
Caballo de Copas: Iugh... Qué grimita... Y qué sosada, sin fustas ni nada. Por cierto, ¿en Varyia hay trigales? Porque no he estado, pero vamos, que por lo que he leído creía que no...
Caballo de Espadas: Bueno, lo de los trigales puede que haya sido una licencia creativa...
Caballo de Copas: Como todo, porque lo de que tu prima te ofrezca una fresa de su boca... Ejem... Lamento decirlo (o no) pero no te va a pasar en la vida, upsi.
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En otra habitación de la posada, Sota de Espadas y Sota de Copas se han puesto el pijama y se han metido en la cama, porque han pedido una habitación con una sola cama. Ya que estaban, había que disfrutar de la noche. Pero a pesar de la idea inicial de disfrutar, Sota de Espadas vuelve a pensar en Caballo de Espadas. Se había negado a ir en la misma habitación que ella y eso no era nada propio en él. De hecho normalmente se enfadaba por no ir con ella. "¿Qué le pasa? ¿Por qué? Está enfadado conmigo...", piensa. No puede dejar de darle vueltas. "Claramente ha tenido que descubrir que soy una persona sucia y depravada a la que le gusta chupar pies... Mi secreto que tanto tiempo me he esforzado por ocultar... De algún modo ha tenido que descubrirlo. Ha tenido que descubrirlo y ahora me odia. Caballo de Espadas es la persona más pura que conozco, esta depravación ha tenido que ser un impacto para él... ¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer? No puedo imaginar un mundo en el que mi primo... Mi hermano... Me odia...", piensa una y otra vez.
Mientras tanto, a su lado, Sota de Copas la observa, sin extrañarse porque no diga nada, porque no es una persona de muchas palabras. Para animar la situación, Sota de Copas saca su pie de debajo de las sábanas, donde lo tenía oculto esperando su momento para salir, mientras mira a su compañera de habitación de forma sugerente.
Sota de Copas: Hace mucho que no estamos a solas...
Sota de Copas: Ya...
"¿Qué puedo hacer? ¿Debería hablar con él? ¿Debería decirle directamente cuáles son mis preocupaciones? Pero... ¿Y si no está enfadado por ello? Si yo misma se lo descubriera estaría exponiéndome de manera gratuita a su desprecio...", piensa, mientras Sota de Copas se queda mirando. "Parece que no tiene ganas de pies", piensa la hechicera, mientras vuelve a cubrir su preciado atributo con la sábana.
Sota de Espadas: No... Espera... Vuélvelo a sacar...
"En fin, lo único que me puede animar es chupar unos buenos pies", piensa, mientras acerca su boca a los pies de Sota de Copas y se rinde al placer adulto.
Y tuvieron una noche intensa de chupada de pies. Hubo un momento en el que Sota de Espadas sacó un frasco con kétchup y lo vertió sobre los pies de su compañera de habitación para chupárselos con aún más gusto. Sota de Copas no podía resistirse al placer que le provocaba toda esa situación. Lo del kétchup le daba un poco de grima, pero a la vez la excitaba hasta límites insospechados.
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Mientras tanto, en otra habitación, a Caballo de Copas no le queda más remedio que dormir, ya que se ve que Caballo de Espadas no está por la labor de darle más conversación. La cosa es que lo poco que le contó le hizo caer en los brazos de Morfeo con rapidez. Fue cerrar los ojos y adentrarse en un mundo en el que nunca pensó que se adentraría. Lo primero que ve es a Caballo de Bastos. Desnudo. "Lo normal", piensa. Entonces, Caballo de Bastos saca una cesta con fresas de quién sabe donde, porque estaba en un fondo negro y no parecía haber nada alrededor.
Y se pone una fresa en la boca.
"Pero bueno", piensa Caballo de Copas, mientras se sonroja y algo despierta en su interior y en su pantalón.
Caballo de Bastos: Cómela.
Caballo de Copas: ¿La fresa?
Caballo de Bastos: Claro.
Caballo de Copas: ¿Cómo puedes hablar con la fresa en la boca? ¿Es que eres ventrílocuo o algo?
Caballo de Bastos: No soy ventrílocuo, soy gigoló profesional.
"Supongo que no queda remedio", piensa Caballo de Copas mientras se acerca a Caballo de Bastos para degustar la fresa y lo que surja.
Caballo de Copas: Mmmmmm...
Caballo de Bastos: ¿Te gusta?
Caballo de Copas: Mmmm... Sí...
Caballo de Bastos: Tengo más.
Entonces la visión de Caballo de Copas enfoca al bubujiji de Caballo de Bastos como quien no quiere la cosa. No se sabe cómo, hay una fresa en la punta. Ante la situación, Caballo de Copas se agacha para seguir degustando el festín.
Caballo de Copas: Mmmmm...
Caballo de Bastos: Mmmmm...
Cuando se acaba la fresa, Caballo de Copas sigue con el bubujiji.
Caballo de Bastos: Sí... Sigue... Qué bien lo haces.
Caballo de Copas: Gracias, gracias, yo no soy gigoló profesional.
"¿Cómo puedo decir todo esto con el bubujiji en la boca?", piensa, pero no le da más vueltas porque, al fin y al cabo y, a pesar de que fuera Caballo de Bastos, lo estaba disfrutando. Y más que lo iba a disfrutar después, porque Caballo de Bastos sacó de la nada unas cuerdas e hizo shibari con él. Después, sacó una fusta y empezó a torturarle de forma placentera. Caballo de Copas se ahogaba entre sus propios gemidos.
Caballo de Copas: Cásate conmigo.
Caballo de Bastos: No puedo.
Caballo de Copas: ¿Por qué no puedes? Nsghhh mmmm ahhhh...
Caballo de Bastos: Un gigoló profesional no puede sentar la cabeza. Viene en el código deontológico del gigoló profesional del Reino de Bastos.
Caballo de Copas decide no decir nada más y rendirse al placer. A partir de ese momento se suceden una serie de prácticas sexuales de todo tipo que hacen que Caballo de Copas vaya a llegar al clímax. Algunas de ellas se basan en la utilización del basto.
Caballo de Copas: Nsghhh. Vamos... Más fuerte... Voy a llegar...
Caballo de Bastos: La cuenta son 5 monedas de oro.
Caballo de Copas: ¿¿¿¿¿¿¿QUEEEEEEEEEEEEEÉ???????
Caballo de Copas se despierta entre sobresaltado, excitado y asqueado. ¿Qué c*jones había sido eso? Había tenido un sueño subidito de tono con esa persona tan desagradable con quien le había tocado viajar. "O más bien una pesadilla...", piensa, mientras rabia por lo que le estaba tocando vivir. "Qué horror, qué horror, con ese tío... Qué horror, cosas que no haría nunca acostarme con ese hombre desagradable. ¡Menuda pesadilla más desagradable", se lamenta. "Todo esto es porque el bato incestuoso que tengo al lado me ha sugestionado con toda esa m*erda de los sueños impropios y las fresas y no se qué. Qué mal. Qué mal. Encima estoy excitado".
Caballo de Espadas parece ya estar despierto. Es de día. Pero todo indica que el espadachín no se ha dado cuenta de nada de lo que ha pasado. "Tal vez porque el bulto de mi entrepierna no sea muy prominente", piensa Caballo de Copas. "O porque está mirando hacia el otro lado". Entre divagaciones y pensamientos decide ponerse la ropa de calle y salir de la habitación con mucho cuidado para ir a los aseos de la posada para aliviarse un poco.
En el baño, mientras hace sus quehaceres, se lamenta y se autocompadece por haber tenido que soñar lo que ha soñado. Precisamente con Caballo de Bastos. Es que no había otro. No se le puede quitar de la cabeza la imagen de Caballo de Bastos desnudo con las fresas en el bubujiji. "Si ni siquiera me gustan las fresas", piensa.
Después de acabar con sus cosas, sale del cubículo. Lo que se encuentra es algo que no se hubiese esperado unos minutos antes. Dos hombres altos, fuertes y bien tapaditos están plantados frente a la puerta. Ambos llevan la cara tapada con máscaras de cuero, por si no estaban lo suficientemente tapados con sus largas túnicas.
Caballo de Copas: Perdón por haber tardado tanto o algo.
Pero parece que no estaban esperando para entrar al baño, porque, sin decir palabra, inmovilizan a Caballo de Copas con sus fuertes brazos para acabar poniéndole unos grilletes en las muñecas y una capucha en la cabeza. "¿Pero qué c*jones? ¿Qué está pasando?".
Caballo de Copas: ¿QUÉ QUERÉIS DE MÍ? ¿QUIÉNES SOIS?
Verdugo 1: Somos los verdugos de la Inquisición del Reino de Oros.
Caballo de Copas: ¿¿¿LO QUÉ???
Verdugo 2: Se le acusa de varios delitos con pena de torturas.
Caballo de Copas: ¿Pero de qué se me acusa? Me he quedado pistacho.
Verdugo 1: Lascivia, perversión, depravación, sodomía... Y magia.
Caballo de Copas: ¿¿PERO TODO ESO NO ES LO MISMO?? No me j*das.
Verdugo 2: Hay pequeños matices. Por ejemplo, la magia es hacer hechizos.
Caballo de Copas: ¡No he hecho magia! Por lo menos en este feudo. ¿Y el resto? En fin, es que flipo.
Verdugo 1: Lo que tengas que decir, nos lo dices en la sala de torturas.
A empujones, lo sacan del baño y se lo llevan de la posada. Caballo de Copas va gritando y montando escándalo al salir, para que todo el mundo le oiga, para que todos vean que se lo están llevando a alguna parte contra su voluntad.
Caballo de Copas: ¡¡SOCORRO!! ¡¡ME LAS PAGARÉIS!! ¡¡ESTO ES UN COMPLETO ERROR!! ¡¡SOTA DE COPAS!!
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En las habitaciones de la planta de arriba de la posada, el griterío despierta a Sota de Copas, que estaba durmiendo muy plácidamente después de que le chuparan intensamente los pies. "Mmmmmm... ¿Quién estará gritando a estas horas? Tengo resaca de pies...", piensa, mientras se levanta a duras penas para cotillear por la ventana.
Lo primero que ve es a un chaval gritando y forcejeando. Lo segundo a dos tipos altos encapuchados con la pinta clásica que debe tener un verdugo. El muchacho, por su complexión, por su altura y porque grita "Sota de Copas", no puede ser otra persona que Caballo de Copas. Ante la emergencia, Sota de Copas se termina de despertar de sopetón y en menos de 1 milésima de segundo ya se ha puesto su ropa. Sota de Espadas, que está medio dormida, se despereza al ver a su compañera poniéndose en movimiento a la desesperada.
Sota de Espadas: ¿Qué pas...?
Sota de Copas: ¡¡Se están llevando a Caballo de Copas!!
Sota de Espadas: ¿¿Qué??
Sota de Copas: NO TENGO TIEMPO QUE PERDER.
Sota de Copas sale de la habitación sin esperar a que Sota de Espadas se vista. El tiempo apremiaba demasiado. Al salir se encuentra a los de Bastos ya vestidos. Caballo de Espadas está saliendo de la habitación.
Caballo de Espadas: Os juro que yo no he hecho nada... Estaba aquí en la habitación y se fue al baño o algo... Yo no hice nada...
Caballo de Bastos: Voy a ir tras él, Sota de Copas.
Sota de Copas: ¡¡No tengo tiempo que perder!!
Y baja las escaleras a toda velocidad. Si tardaba mucho perdería la pista a los verdugos.
Sota de Espadas, que estaba en la habitación, sale a medio vestir. Caballo de Espadas no puede disimular su sonrojo.
Sota de Espadas: ¡¡Se han montado en un carro!! Lo han metido en el carro y se lo han llevado a caballo...
Caballo de Bastos: ¡Vale!
Caballo de Bastos baja las escaleras a toda velocidad para alcanzar a Sota de Copas, que está en la entrada de la posada. Ya se habían ido y no había rastro de ellos.
Sota de Copas: ¡¡Mierda!! Mierda, mierda, mierda.
Aunque está dispuesta a echarse a correr hacia la nada.
Caballo de Bastos: Sota de Espadas ha dicho que se han marchado en un carro. Te llevo con el caballo. Seguiremos sus huellas.
Sota de Copas no parece muy convencida, pero asiente. No le queda otra opción, ni mejor ni peor. Simplemente si quería alcanzarlos mejor tenía que ir a caballo, y Caballo de Bastos, al que se veía muy preocupado, se había ofrecido amablemente.
Sota de Copas: Vamos.
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En un lugar oscuro, uno de los verdugos le quita bruscamente la capucha a Caballo de Copas. A pesar de lo angosto y oscuro de todo, hay unas cuantas velas que iluminan tenuemente la sala en cuestión, dejando ver aquello que rodeaba a Caballo de Copas. Una dama de hierro con la puerta abierta dejando a la vista los afilados pinchos de su interior; una enorme rueda de madera; jaulas, con y sin pinchos, unas más grandes que otras; el típico potro de tortura con el que Caballo de Copas había fantaseado en varias ocasiones; instrumentos metálicos de distintos tipos que resultaban terribles a la vista; una especie de caballo con la montadura en forma de pirámide; látigos; fustas; pinchos... De todo.
Caballo de Copas había sido inmovilizado en una pared vertical con grilletes metálicos que se colocaban en sus muñecas y en sus tobillos. Las muñecas quedaban levantadas hacia ambos lados por encima de la cabeza y las piernas del apresado quedaban separadas. Sí, la postura no era muy cómoda, no era como estar tumbado en la cama echándose una siesta, pero viendo lo que había por allí, aquello no era nada.
Según alcanza a ver, en la puerta están los dos verdugos teniendo una conversación.
Verdugo 2: Me voy a quedar aquí fuera, no vaya a ser que nos pillen.
Verdugo 1, en voz baja: Sí, porque como nos pillen se nos cae el pelo...
Verdugo 2: Ya te digo, no me vuelvo a meter en un berenjenal de estos. Lo siento, pero Lady Crystal no me vuelve a pillar.
"¿Lady Crystal?", piensa Caballo de Copas, que está intentando enterarse de todo lo que puede. "¿Quién es esa y qué tiene contra mí?".
Verdugo 1: En fin, yo me quedo a vigilar a este.
Verdugo 2: Vale, bye.
Verdugo 1: Oye, ¿le hago algo?
Verdugo 2: ¿El qué?
Verdugo 1: Alguna torturita. No sé, es que ya que estamos aquí.
Verdugo 2: J*der, tío, que no tendría ni que estar aquí. Simplemente lo retenemos aquí y ya está.
Verdugo 1: Bueno, ya veremos, que me aburro mucho.
Verdugo 2 sale por la puerta y la cierra dejando a Verdugo 1 y Caballo de Copas dentro. "¿Me quiere torturar este tío feo? Ni de coña. O sea, no sé si será feo porque no le veo la cara, pero vamos, que muy guapo no debe ser si se la tapa. Es que paso total". El verdugo se sienta en un asiento normal, que no es de tortura ni nada. Parece que por el momento no va a hacerle nada, pero Caballo de Copas ya está con la mosca detrás de la oreja. Y encima rallado con la razón por la que está ahí y la tal Lady Crystal. Vamos, que si llega a estar allí en otra situación, ni tan mal, pero resulta que le había tocado estar en una sala de torturas en unas circunstancias que no le hacían mucha gracia. Si al menos estuviera allí con Sota de Bastos... Podrían tener una sesión intensiva de "duelo a pecho descubierto" de ese que tanto le gusta...
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En la posada, la situación es de tensión. Sota de Espadas, Caballo de Espadas y Sota de Bastos ya estaban desvelados y vestidos fuera de sus habitaciones. A pesar de que fuese muy de día y pudiesen quedarse un rato a descansar, no estaba el horno para bollos. Probablemente Caballo de Copas (el cual no les importaba mucho) estaba siendo torturado en algún lugar y, además, Sota de Copas y Caballo de Bastos se iban a meter en la boca del lobo. Sota de Copas le importaba a Sota de Espadas y Caballo de Bastos le importaba a Sota de Bastos. A Caballo de Espadas no le importaba ninguno. Más bien le caían ambos bastante mal, pero resulta que Sota de Espadas estaba preocupada y mordiéndose las uñas. Aunque no podía dirigirse a ella ni tener relación, no podía soportar verla así. A pesar de tener que separarse de ella, los sentimientos hacia su prima no se separarían tan fácilmente de su corazón.
Sota de Espadas: Voy a ir tras ellos.
Sota de Bastos: Yo también, necesitarán refuerzos.
Caballo de Espadas se resigna y los sigue. No puede ignorar la preocupación de Sota de Espadas. Cuando llegan abajo se encuentran algo que no esperaban encontrar. Una elegante dama y el que parece su lacayo les frenan el paso.
Lady Crystal: Alto ahí, ¿a dónde os creéis que vais?
Sota de Bastos: ¿Y estos g*lip*llas quiénes son?
Lacayo: Un respetito, plebeyo, te estás dirigiendo ni más ni menos que a Lady Crystal.
Sota de Espadas: ¿Y quién es Lady Crystal?
Sota de Bastos: Pues ni p*ta idea.
Lady Crystal rabia.
Lacayo: ¿Cómo osan? ¿Cómo osan? ¡Es una falta de respeto hacia mi señora!
Lady Crystal: No te preocupes, no le des importancia. Tenemos que comprender que la gente como ellos no tiene conocimiento ni cultura sobre la alta sociedad... Pobres...
Sota de Bastos: Ni interés.
El lacayo desenvaina su espada.
Lacayo: Voy a rebanarle el pescuezo a ese pelirrojo. Me está poniendo malo.
Lady Crystal: No. No podemos gastar nuestras fuerzas así. Tú te enfrentarás al joven señor Varyia. Yo me enfrentaré a Sota de Espadas Varyia, la Comandante del Escuadrón Q de los Caballeros del Reino de Espadas.
Caballo de Espadas: Yo también soy Subcomandante del Escuadrón Q de los Caballeros del Reino de Espadas.
Lady Crystal: ¿Y? No es tu momento.
Caballo de Espadas rabia mientras desenvaina su espada. No estaba contento por la situación actual de su vida y no tenía por qué venir a escuchar desplantes hacia su persona. Estaba furioso y lo iba a pagar con quien fuera el lacayo de la tal Lady Crystal. Sota de Espadas también desenvaina su espada, observando desafiante a Lady Crystal. No estaba contenta por la situación actual de su vida y no tenía por qué venir a escuchar desplantes hacia la persona de su primo. Estaba furiosa y lo iba a pagar con quien fuera la tal Lady Crystal.
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En otra parte, Caballo de Bastos y Sota de Copas se dirigen, a caballo, hacia la sala de torturas o lo que fuese el lugar donde tenían cautivo a Caballo de Copas. La situación era tensa, Caballo de Copas estaba en peligro y no se sabe por qué razón. "¿Qué es lo que habrá hecho?", piensa Sota de Copas, que se imagina lo peor. "Conociendo a Caballo de Copas puede ser cualquier cosa. En este país te pueden castigar por tantas cosas...", sigue cavilando. Probablemente había hecho algún comentario subido de tono en alto. Igual hasta lo hizo sobre Sota de Bastos cuando ella estaba presente. Sea como fuere, debía ser optimista y pensar que todo iba a salir bien.
Sota de Copas: ¿Por qué has venido? No tenías por qué...
Caballo de Bastos: En esos sitios suele haber runas de inhibición. Probablemente no puedas usar tu magia y necesites ayuda.
Sota de Copas: Vaya vaya, cuánto sabes sobre este país y salas de torturas. Ahora, dime la razón real.
Caballo de Bastos: No es la primera vez que estoy en una sala de tortura en este país. Muchas veces me han condenado por lascivia, depravación, perversión y sodomía. Soy un habitual de las torturas, ¿sabes? Y no hay otra razón.
Sota de Copas: Ya me contarás esas historias en otra ocasión. Ahora no hay tiempo que perder...
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En la sala de torturas, Caballo de Copas empieza a sentirse molesto por la postura en la que se encuentra. Sus brazos se encuentran demasiado estirados como para aguantar mucho tiempo. Sus piernas igual. El verdugo se está echando una siesta. Hace mucho calor en la sala y está cansado. Tan cansado que le cuesta hasta respirar. ¿Estaba siendo torturado de verdad y se estaba dando cuenta ahora? Sea como fuere, necesitaba salir de allí para dejar de ser una preocupación para Sota de Copas, porque deduce que Sota de Copas está preocupada por él. O eso espera.
Entonces se le ocurre una idea para escapar. "Si concentro mi poder mágico en forma de calor en la parte del cuerpo donde se encuentran los grilletes... Si concentro mucho poder mágico... Podría derretirlos y escapar". No parecía una mala idea, aunque para lograr su objetivo debía canalizar una cantidad grande de poder mágico. A otras personas no les costaba mucho, pero a él le resultaba difícil canalizar una cantidad mayor a un poder de 25. "Aun así, tengo que intentarlo", piensa. "Concentraré mi poder primero en una muñeca, luego en la otra, luego en un tobillo y luego otro, para no dividir el poder...". Su idea tomaba forma. Pero para ponerla en práctica necesitaba energía lasciva.
"Y este es el mejor lugar para conseguirla".
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