Capítulo 38: Striptease.

La noche había sido dura, pero había que madrugar por la mañana. Con una buena resaca, quienes estuvieron de fiesta madrugan para partir de buena mañana y continuar su camino hacia el Reino de Bastos. Entre cerveza y cerveza, brotaron los recuerdos para Caballo de Bastos, aunque el grueso de su resaca se debía más a lo que son las cervezas. Los más madrugadores esperan al resto en la puerta de la posada, con ganas de partir hacia donde el camino los llevase.

Caballo de Copas: Ufff, menudo resacón de esta noche, chavales.

Sota de Copas: Pero si tú no bebiste nada anoche.

Caballo de Copas: ¿De quién será la culpa?

Sota de Copas: Bah.

Sota de Bastos: Oye, ¿por qué parece que los que hemos trasnochado esta noche somos los únicos que han madrugado?

Caballo de Copas: No solo lo parece. En fin, gente poco comprometida hay en todas partes.


En su habitación, Caballo de Espadas se había quedado dormido sobre el libro de magia. Cuando Sota de Espadas se despierta se da cuenta de que es tarde y que deberían llevar un rato abajo con el resto. También se da cuenta de que Caballo de Espadas no está en la cama y se ha quedado dormido en el buró.

Sota de Espadas: ¿Caballo de Espadas?

Caballo de Espadas: ¿Eh?

Al despertarse, se da cuenta de que se había quedado dormido mientras estudiaba la canalización de energías. Se sonroja.

Sota de Espadas: Ya es tarde. Nos deben estar esperando abajo. Me he extrañado porque tú sueles despertarme.

Lo último que dice Sota de Espadas suena como a reprimenda, pero a Caballo de Espadas no le importa mucho.

Caballo de Espadas: Me debí quedar dormido.

Sota de Espadas: Se ve.

En efecto, Caballo de Espadas se quedó dormido sobre el libro de magia que le dio Sota de Copas, pero sobre esto último no quiso contarle nada a su compañera y prima, así que, rápidamente, se guardó el libro como pudo en su saco, que afortunadamente se lo había dejado junto a él.

Sota de Espadas: ¿Qué leías?

Caballo de Espadas: ¿Eh?

Sota de Espadas: Que qué leías.

Caballo de Espadas: Eh... Nada... Literatura fantástica...

"¿Qué hago? ¿Por qué le estoy mintiendo a Sota de Espadas? No es como si no la mintiera continuamente ocultando mis sentimientos, pero esto... Es demasiado. Soy lo peor".

Sota de Espadas: Ah. Salgo afuera un rato. Cámbiate y vámonos.

Sota de Espadas ya se había vestido en dos milésimas de segundo mientras Caballo de Espadas estaba dormido, antes de despertarlo. Cuando Caballo de Espadas se viste, bajan a donde está todo el mundo. Caballo de Espadas recuerda lo que hizo esa noche. Se quedó leyendo todo el libro de Sota de Copas y descubrió los secretos de la canalización de energías. Fue una noche muy productiva, porque sus pensamientos le llevaban a alcanzar unos niveles de energía decentes como para poder practicar lo que ponía en el libro. No sabía cuánto poder llegó a canalizar, pero estaba seguro de que algo consiguió. Como sea, no pensaba decirle nada a Sota de Copas, por lo menos por el momento.

Sota de Copas: Vaya vaya, cuánto habéis tardado...

Sota de Espadas se sonroja.

Caballo de Espadas: Lo que tiene haber luchado varias batallas sin descanso.

Sota de Copas: Bueno, técnicamente yo también debería estar cansada. Y aquí estamos.

Caballo de Copas: Zzzzzz...

Sota de Copas: Qué menos que disculparse por llegar tarde...

Sota de Espadas: L...lo siento... U...uwu...

Caballo de Espadas pasa.

Caballo de Copas: Oye, ¿cuándo piensan llegar los cayetanos? Estoy un poquito cansadito de esperar. Les podríamos dejar aquí tirados, la verdad, porque para lo que aportan...

Caballo de Espadas se enfada.

Caballo de Espadas: No aportarán para ti, pero para mí aportan mucho más que tú, que lo único que haces es quejarte e insultar.

Caballo de Copas: Vaya, ya habló el intensito que no pinta nada nunca pero se mete en todo. El justicias.

Caballo de Espadas: ¿El justicias? A mucha honra. Siempre me pongo de parte de la justicia y en contra de aquello que está mal. Y criticar a las espaldas como haces tú ahora está mal.

Caballo de Copas: ¿A las espaldas? No te preocupes, que yo critico tanto por la espalda como a la cara. No se me caen los anillos.

Entonces, Caballo de Oros y Sota de Oros bajan con total parsimonia las escaleras de la posada desde el piso de las habitaciones. Se les quedan mirando. Entre bostezos, se acercan al resto.

Caballo de Oros: Uaaaahhhhh, qué necesario este descansito.

Sota de Oros: Pues sí, uaaaahhhh, porque menudo trote que llevábamos.

Caballo de Copas: ¿¿¿PERO ESTO??? ¿LOS ESTÁIS ESCUCHANDO? ¿ES ESTO NORMAL?

Caballo de Espadas: Tienen derecho a estar cansados.

Caballo de Copas: Pero si no han hecho nada.

Caballo de Espadas: Tú tampoco es que hagas mucho y aquí estamos.

Caballo de Copas: ¿PERDONA? Mira, paso. Que me dice que no hago mucho cuando YO soy el que más hace.

Sota de Copas: Tampoco te pases.

Caballo de Copas: ¿Ahora tú también te vas a poner en mi contra?

Sota de Copas: Eso parece.

Sota de Espadas: Oye, ¿por qué no nos vamos ya?

Sota de Copas: Tienes toda la razón. Estamos todos, pues vámonos.

Sota de Bastos: ¡Esperad!

Todos se le quedan mirando.

Sota de Bastos: Tengo que plantar un pino.

Caballo de Bastos: Joer qué fino.

Todos: ..................

Caballo de Copas: En fin, todos plantamos pinos, tampoco es que sea nada horrible, ¿no?

Sota de Copas: Pues vete, rápido, vamos.

Sota de Bastos se va cagando leches a plantar un pino a los orinales públicos de la planta baja de la posada, con todo lo que supone eso en el mundo donde se desarrolla la historia (evacuarlo por la ventanilla de la sala hacia la calle). Cuando vuelve, el resto prefiere no pensar en que lo más seguro es que no se haya lavado las manos.

Y ya, por fin, parten en su camino hacia donde lleguen. La verdad es que se estaban retrasando bastante con respecto a lo previsto, pero tenían pensado entrar en tierras del siguiente feudo, Zofla, cuya ciudad quedaba bastante lejos del camino. Suponían que llegarían a alguna aldea, pero tampoco podían poner la mano en fuego.

Durante el camino, hablaban de sus cosas. Como las conversaciones le parecían demasiado triviales, Caballo de Espadas se perdió en sus pensamientos (que no por el camino, aunque podría ser) y se quedó unos pocos pasos por detrás del resto. Le preocupaba haber molestado a Sota de Espadas por la mañana al no haberla despertado como era debido. Se estaba volviendo una persona muy poco seria, estaba a poco de no servir para caballero. Quedarse dormido, ¿qué sería lo siguiente? Estaba a un paso de ir de fiesta con los sinvergüenzas de Bastos si seguía así. "No, no, no", piensa. "No puedo dejar que me influencien de esta manera. Qué casualidad que me empiezo a juntar con estos indeseables y empiezo a descarriarme del camino del buen caballero. No puedo perder mi decoro y mi honorabilidad. Yo jamás seré como esas personas..." No podía dejar de desvariar y de echar la culpa a los demás de sus propios errores.

Entre pensamiento y pensamiento, su energía negativo se iba haciendo cada vez mayor. La simple idea de estar siendo "contagiado" del arte de ser un bueno para nada hacía que perdiera los estribos. "Además, ¿qué pensará Sota de Espadas de mí? Ahora sí que seré blanco de su repudiación". Va cuesta abajo y sin frenos. Entonces percibe su propia energía negativa. La dura noche de lecturita intensa le había servido para algo. Había aprendido a percibir su propia energía. Se preguntaba si podía percibir las energías de los demás.

Mira hacia el frente, pero no ve nada fuera de lo común. Lo entiende, aún no tenía la habilidad necesaria para percibir las energías de los demás. Eso es algo que Sota de Copas sabía hacer, pero aunque le costara reconocerlo, Sota de Copas era una hechicera experimentada, así que aún le quedaba para llegar a su nivel, que tal vez nunca lograría alcanzar... Y los pensamientos negativos volvieron a brotar. "¿A quién quiero engañar con esto de la magia? Por unos segundos pensé que sería buena idea, pero no estoy haciendo más que siendo el entretenimiento de esa persona turbia... Nunca voy a lograr proteger a Sota de Espadas con magia, no al menos del modo en el que le puede proteger ella", piensa. Y vuelve el complejo de inferioridad.

La energía negativa vuelve a hacerse perceptible. Caballo de Espadas se da cuenta de que puede poner en práctica lo que ha estudiado por la noche. Respira hondo e implica toda su concentración en su propia energía. Mientras se concentra, inspira y espira con el ritmo marcado en el libro. Se sumerge en su propia energía. Y fluye su poder. Estaba canalizando poder mágico.

Sota de Copas deja lo que estaba haciendo (tener una agradable conversación con Sota de Espadas sobre los mejores quesos de Naipes) para girarse ipso facto hacia Caballo de Espadas. "¿Qué c*jones?", piensa. Ni más ni menos que, de un momento para otro, el espadachín había conseguido canalizar 34 de poder mágico. "Pues sí que tiene mala leche, el tío", piensa. A saber en lo que estaba pensando para canalizar tanto poder.S ota de Copas se arrepiente de no haber estado pendiente de leer su mente en esos momentos, porque podría haber sido interesante.

De cualquier forma, no podía dejar su conversación para ir a decirle alguna cosa a Caballo de Espadas. Sería demasiado sospechoso, sabiendo que nadie conocía lo de Caballo de Espadas y la magia. Y mejor que no lo conocieran. Así que le toca seguir hablando de quesos como metáfora de pies con Sota de Espadas. No es que le disgustara esa conversación, pero aún no estaba muy puesta en el mundo del feet fetish. En fin, le tocaba esperarse a cualquier momento de soledad y tranquilidad para decirle cuatro cositas a Caballo de Espadas.

El trayecto fue tranquilito, pero se hacía demasiado largo. El bosque del Reino de Oros, y el Reino de Oros en sí era demasiado grande. Lo peor es que había que andar mucho si querías encontrarte alguna aldea. El aburrimiento hacía sus estragos.

Caballo de Copas: ¿No vamos a comer nada? Llevamos sin comer desde... No me acuerdo desde hace cuánto llevamos sin comer.

Sota de Copas: No hay ninguna aldea por aquí, Caballo de Copas, no es como si pudiéramos hacer algo.

Caballo de Copas: Ughhhh, como no comamos pronto, me voy a comer a alguien.

Caballo de Oros: Desde que nos intentaron comer a nosotros no tengo hambre.

Sota de Oros: Pero, o sea, tú estuviste durmiendo todo el rato.

Caballo de Copas: En serio, me voy a comer a alguien... Soy caníbal. Esos elfos me cambiaron. Me voy a comer a alguien.

Sota de Copas: Ya comeremos, Caballo de Copas, tranquilo. Lo mejor es comer cuando nos asentemos.

Caballo de Copas: ¿¿¿Cuando nos asentemos??? Pero para eso queda mucho.

Caballo de Espadas: Lo ideal sería asentarse por aquí, por el bosque, cuando vaya cayendo la noche.

Caballo de Copas: ¿¿¿¿Encima en el suelo???? PASO.

Caballo de Oros: ¡Eso eso!

Caballo de Copas: Tú calla, feo.

Caballo de Oros: Pero...

Sota de Copas: Caballo de Oros, creo que le das tanta importancia a lo de ser feo que ya se meten contigo para que saltes...

Caballo de Oros: Pero... No es justo... No es mi culpa haber nacido así... Tan feo...

Sota de Oros: No eres tan feo.

Caballo de Oros: ¿De verdad?

Caballo de Copas: Eres difícil de mirar.

Sota de Copas: Caballo de Copas...

Caballo de Espadas: Pues no le mires.

Caballo de Copas: En fin, que tengo hambre. Vamos a comer o no respondo.

Sota de Espadas: Qué poco aguante tienen los críos de hoy en día. Cuando era joven iba de misión y a lo mejor me estaba dos días y pico sin comer nada y no me ponía así.

Caballo de Copas: No me cuentes tu vida, guapa.

Caballo de Espadas: No hables con ese tonito a Sota de Espadas. No te lo permito.

Caballo de Copas: Ya está otra vez permitiendo zzzzz creo que tengo un deja vú.

Sota de Copas: He dicho que te tranquilices, Caballo de Copas. Vamos a comer cuando nos asentemos y ya está. Te esperas y punto.

Caballo de Copas: No me mandas.

Y se balancea ligeramente en su caballo para acercarse al brazo de Caballo de Bastos, que estaba muy calladito, y pegarle un mordisco.

Caballo de Bastos: ¿¿¿PERO QUÉ C*ÑO HACES???

Caballo de Copas: He dicho que me iba a comer a alguien.

Caballo de Bastos: ¿¿¿¿¿¿Y por qué a mí?????? Si no te he dicho nada.

Caballo de Copas: Tú estás duchado, siguiente pregunta.

Caballo de Bastos: ¡Pídeme perdón!

Caballo de Copas: Que me pidan perdón ellos por no dejarme comer.

Sota de Copas: ¡Caballo de Copas! Deja ya de ser un infantil.

Caballo de Copas: Quizás si hubiéramos pedido para picar anoche en la taberna.

Caballo de Bastos: Pues haber pedido, pero no me muerdas.

Caballo de Copas: Qué pesadito, que te he mordido a ti porque te tenía más cerca, que tampoco es que tenga ganas de una indigestión.

Caballo de Bastos: .........

Sota de Oros: Te has pasado...

Caballo de Oros: Pues sí, qué fuerte lo que le ha dicho.

Sota de Copas: Muy mal, Caballo de Copas, pídele perdón...

Caballo de Espadas niega con la cabeza.

Sota de Espadas: Muy fuerte...

Caballo de Copas: Pero... Si siempre le digo cosas peores.

Sota de Bastos: Esta vez te has pasado mucho. Pídele perdón, j*der.

Caballo de Copas: Pero, Sota de Bastos, si yo no pretendía ser peor que otras veces. Lo siento mucho, Sota de Bastos, no quería ser malo. Puedes castigarme si eso.

Sota de Copas: Pero discúlpate a Caballo de Bastos, no a él.

Caballo de Copas: Es que ese no quiero que me castigue.

Caballo de Bastos continúa su camino pasando del resto y de morros. Los demás lo miran. Y después miran a Caballo de Copas mientras niegan con la cabeza. Y siguen su camino. Durante unos segundos, Caballo de Copas se queda atrás, mientras refunfuña por lo bajo.

Caballo de Copas: ¿Y ahora por qué no me sigue el rollo?

El camino sigue con total seriedad. Caballo de Bastos está de morros y Caballo de Copas también. El viaje se hace largo, pero finalmente atardece y alguien decide, por fin, asentarse.

Sota de Copas: Deberíamos asentarnos, buscar cena y demás.

Todo el mundo parece estar de acuerdo. Hasta Caballo de Espadas. Todo el mundo menos Caballo de Copas.

Caballo de Copas: Ah, ahora sí, ¿no?

Aunque no dice más. Está de mal humor. El lugar donde habían llegado tenía bosques y había una especie de zona más alta en la que parecía que podía haber cuevas. Estuvieron un rato buscando un sitio donde poner el campamento hasta que encontraron una cueva.

Caballo de Oros: Un momento, un momento, un momento ¿una cueva? ¿vamos a dormir en UNA CUEVA?

Caballo de Espadas: Sí.

Caballo de Oros: Pero... ¿Y si hay un oso?

Sota de Copas: Si hay un oso nos vamos.

Caballo de Oros: ¿Pero y si nos come el oso?

Sota de Copas: Si nos come el oso somos muchos para defendernos.

Caballo de Oros: Un oso.

Por suerte, no había ningún oso en la cueva. Caballo de Copas pone su mantita y se asienta.

Sota de Copas: ¿No vas a venir a cazar la cena?

Caballo de Copas: Estoy cansado.

Caballo de Copas se tumba en la cueva. Los de Oros también se quedan sentaditos, que llevaban un buen trote, y eso de buscar la comida por sí mismos no iba con ellos. Están acostumbrados a la vida de la alta sociedad. El resto fue por ahí de caza, pesca o lo que sea. Al cabo de un rato volvieron con un jabalí cazado por los de Bastos.

Caballo de Copas: Eeeemmm... ¿Qué es eso?

Caballo de Oros se lleva una mano a la boca, sorprendido.

Caballo de Oros: Un oso.

Caballo de Bastos: Es un jabalí.

Caballo de Oros: A ya. Nunca salí de palacio.

Sota de Copas: En fin, vamos a cocinarlo. Los de Espadas han traído unas leñas. Ahora es mi turno.

Después de cortar el jabalí con las espadas de los de Espadas, lo colocan en un palo de madera sobre las leñas. Sota de Copas hace su magia.

Sota de Copas: Ignición.

Y prende la hoguera. La llama es la justa para que se empiece a cocinar la cena. Ni más ni menos.

Caballo de Oros: Wow, increíble. Nada comparable con lo de Caballo de Copas el otro día.

Caballo de Copas refunfuña.

Sota de Oros: ¿Y a este qué le pasa, o sea?

Sota de Copas: Sigue enfadado porque no le dejamos comerse a Caballo de Bastos.

Sigue refunfuñando.

Caballo de Espadas: Caballo de Copas, deberías olvidar lo de antes y ya está. Son cosas de niños que no van a ninguna parte. En tus actos demuestras tu madurez. Compórtate como una persona adulta.

Caballo de Copas: ¿Perdona? ¿Pero qué hace este tío dándome sermones? No eres mi onii chan.

Sota de Copas: La verdad es que ha quedado un poco ridículo.

En ese instante, Sota de Copas se vuelve a acordar de la existencia de Caballo de Espadas y del hecho que horas antes había emanado poder mágico de su ser. No obstante, no era el momento de darle la brasa con ello, era el momento de cenar jabalí.

Cuando reparten la comida, Caballo de Copas sigue de mal humor. Caballo de Bastos le pone un plato. Caballo de Copas refunfuña.

Sota de Copas: ¿No vas a comer, Caballo de Copas?

Caballo de Copas: No me apetece comer cochinillo. Bye.

Caballo de Bastos: Es jabalí.

Caballo de Copas: Como si es mi prima la del pueblo, sabes.

Sota de Copas mira a Caballo de Espadas y se ríe.

Caballo de Espadas: ¿De qué te ríes?

Sota de Copas: Su prima la del pueblo sjjsjsjjsjsjs.

Caballo de Bastos: Venga, cena, Caballo de Copas. Tenías hambre.

Caballo de Copas: Ya no.

Caballo de Bastos: Venga, te he perdonado por que me mordieras...

Caballo de Copas: No te he pedido perdón.

Sota de Copas: Qué pesadez de niño.

Sota de Bastos: J*der... Estoy ya hasta los c*jones...

Se le quedan todos mirando.

Sota de Bastos: ¡Que comas ya de una p*ta vez! Que llevas todo el p*to día dando el c*ñazo. No me j*das. Estoy ya hasta los c*jones.

Todos se quedan ojipláticos. Sota de Bastos acababa de perder los papeles. Cómo debía ser la cosa. Caballo de Copas se sonroja.

Caballo de Copas: Sí, amo.

Sin rechistar más, se come el jabalí.

Parece que la cosa acaba aquí, pero, al acabar de cenar, Caballo de Copas coge su mantita, se tumba en un rincón de la cueva y se da la vuelta para no ver al resto. Sota de Copas se ríe un poco, pero en bajito, para que no se moleste (aún) más. Después se le ocurre proponer un jueguecito para pasar el rato.

Sota de Copas: Oye, ¿qué os parece si jugamos al yo nunca?

Caballo de Espadas: Hmmmm...

Caballo de Bastos: ¡De p*ta madre! ¡Mi juego favorito!

Sota de Bastos: Venga, vale.

Sota de Espadas: ¿Por qué no?

Caballo de Espadas: Entonces vale, uwu.

Caballo de Oros, en un alarde de adaptación a la sociedad, asiente. Sota de Oros también. Desde la esquina, Caballo de Copas escucha todo, poniendo bien la oreja, aunque parece que no se anima a jugar.

Sota de Copas: Y como no tenemos alcohol... ¿Qué mejor que hacerlo quitándonos prendas?

Caballo de Copas pone la oreja. Se estaba tentando.

Sota de Copas: Cada uno, por turnos, dice una situación, y si lo has hecho alguna vez, pues en vez de beber, te quitas una prenda. El que se quede sin prendas para quitar pierde. No hace falta quitarse la última, si no quieres, se da por perdido. Podéis decir cosas que vosotros mismos hayáis experimentado o no, depende de la estrategia que queráis seguir.

Caballo de Bastos: A mí me parece bien.

"Cómo no", piensa Caballo de Copas, que sigue poniendo la oreja en el rincón.

Caballo de Espadas: ...

Sota de Espadas: Vale.

"Ufff así voy a ver algún que otro pie", piensa mientras se sonroja. Caballo de Espadas la mira un poco flipando, pero al final accede a jugar. La presión de grupo lleva a que Caballo de Oros, a quien no le hace mucha gracia, acceda.

Caballo de Oros: Claro que juego, me encantan estos juegos, o sea.

Sota de Oros también accede porque han accedido sus dos amigos. El último en acceder es Sota de Bastos.

Sota de Bastos: Venga, no tengo que morrearme con nadie y enseñar body me parece de p*ta m*dre, así que me apunto.

La aceptación de Sota de Bastos bastó para que Caballo de Copas se levantara en cuestión de segundos y sin que nadie se diera prácticamente cuenta estuviera ya junto al resto del grupo y con ganas de marcha.

Caballo de Copas: ¡Yo también juego! ¿El yo nunca? Mi juego favorito. ¿El yo nunca en pelotas? Mi forma de vida. Vamos, vamos, empecemos, que la noche es corta...

Todos: ..................

Entonces, Sota de Copas aprovecha para sacar de su bolsito una cosa que se guardó hace un tiempo por si podía servir en otro momento: los muffins de marihuana.

Caballo de Bastos: ¡¡¡WOOWWW NI ME ACORDABA!!!

Sota de Copas: Pues ya ves, para darle un poco de ánimo a la noche.

Sota de Bastos: De p*ta m*dre.

Caballo de Bastos: Venga, trae, que quiero meterle un buen mordisco...

Caballo de Copas: Por favor, si eso ya estará en mal estado. ¿De hace cuántos días es?

Sota de Copas: Ya está el amargadito otra vez...

Caballo de Bastos. Paso, pasa los muffins.

Sota de Copas: Toma.

Le pasa un muffin, mientras se come otro con ansia. Caballo de Bastos se come el suyo de un bocao. Sota de Bastos coge uno, pero tampoco lo come con tanta ansia como los otros dos, que al poco rato ya iban por el segundo.

Caballo de Bastos: ¿Nadie quiere un poco?

Ni Caballo de Espadas, ni Sota de Espadas, ni Sota de Oros dicen nada, e incluso niegan con la cabeza. Caballo de Copas ya había rechazado los muffins anteriormente, así que ahora solo tenía que poner una mueca de asco para rechazar la propuesta. Caballo de Oros, impulsado por la presión de grupo, decidió darles una oportunidad a los muffins de maría.

Caballo de Oros: D...dame uno... U...uwu...

Y se empieza a comer en muffin, sin ninguna rapidez. Sota de Copas y Caballo de Bastos comen con ansias mientras se echan unas risas. El muffin está subiendo.

Caballo de Copas: Bueno, ¿empezamos el yo nunca ya o?

No había ninguna falla en su razonamiento. Parecía que había que empezar ya.

Sota de Copas: Venga, empieza tú, que estás sobrio pfffsjjsjsjjasjjdjsaj...

Caballo de Copas: Vale, pues yo nunca... he penetrado a un minotauro mientras lo agarraba por los cuernos.

Todos miran a Sota de Bastos.

Sota de Bastos: ¡Pero!

Sota de Copas: J*der, sí que va directo asjdjajdjasjdjasdj...

Sota de Bastos: J*der...

Caballo de Copas: Dijisteis que podíamos seguir la estrategia que quisiéramos, así que...

Sota de Bastos no tiene más remedio que aceptarlo. Todos se habían quitado sus armaduras al empezar a cenar, así que se quita directamente su camisa, sin empezar por los zapatos, el cinturón o lo que sea. Su pecho queda al descubierto. Caballo de Copas se sonroja.

Sota de Copas: No está nada mal pfffsjkdkaskdakdjsdjjas...

Caballo de Copas se abanica.

Le toca decir al siguiente, que es quien casualmente está sentado al lado de Caballo de Copas.

Caballo de Oros: Yo nunca he fornicado en un parque.

Caballo de Bastos se quita un zapato. Sota de Bastos se quita el cinturón (parecía que se estaba dejando los pies para más tarde). Sota de Copas se quita un zapato. Sota de Espadas se sonroja mientras observa su pie desnudo, cubierto solamente en la parte cercana al talón por las mallas de tela que lleva.

El siguiente en hablar es Sota de Oros.

Sota de Oros: Yo nunca... me he besado.

Caballo de Copas: Vaya cutredad...

Caballo de Bastos se quita el segundo zapato. Sota de Bastos se quita el primer zapato. Sota de Copas se quita el segundo zapato ante la atenta mirada de Sota de Espadas, que ya está babeando. Sota de Espadas se quita la capa. Caballo de Espadas se quita la capa mientras refunfuña por recordar su beso con Caballo de Bastos. Caballo de Oros se quita la capa. Caballo de Copas se quita el peto que lleva sobre la camisa.

El siguiente en hablar es Caballo de Espadas.

Caballo de Espadas: Yo nunca he hecho el amor en público.

Caballo de Copas: Hay que ver qué gente más sosa.

Y se quita una bota.

Sota de Copas: ¿Pero tú has eso eso?

Caballo de Copas: Sí, la cueva de las tentaciones cuenta como público.

Sota de Bastos: No cuenta como público. Y no lo hiciste.

Caballo de Copas: Las rocas que nos observaban no dicen lo mismo.

Sota de Bastos: Las rocas no observan.

Caballo de Bastos: En fin, sea como sea...

Caballo de Bastos se quita el cinturón de manera sexy, como si estuviera haciendo un striptease.

Nadie más se quita nada.

Caballo de Copas: ¡Pues no me parece bien! Si antes os habéis quitado cosas en lo del parque, ahora también, porque el parque es hacerlo en público.

Sota de Copas: La cosa es ver qué cuenta como público. Porque yo nunca lo he hecho con nadie mirándome directamente y tal, pero en unos baños, tras unos arbustos sin nadie alrededor y demás sí...

Caballo de Copas: Eso es en público.

Sota de Espadas traga saliva. Si hacerlo en el baño era hacerlo en público eso significaba que ella lo había hecho. Y que debía quitarse una prenda. Y si se quitaba una prenda todo el mundo iba a saber que lo había hecho en público. Los nervios se expanden por todo su cuerpo. Si se quitaba una prenda, su primo iba a saber que había hecho cosas como hacerlo en público. ¿Qué imagen iba a tener Caballo de Espadas, a quien tanto respetaba, de ella si se daba cuenta de eso? El miedo por decepcionar a una de las personas a las que más quería y en más estima tenía se hace cada vez mayor.

Sota de Copas se quita el cinturón donde lleva colgando su bolsito mientras mira sugerentemente a Sota de Espadas, que se sonroja. "¿No se va a quitar nada?", piensa, sabiendo lo que pasó en el baño. Sota de Copas llega en menos de dos milésimas de segundo que a Sota de Espadas le da vergüenza que cosas así se sepan. Podría leerle la mente, pero en el momento de curarla decidió no hacerlo. Sabiendo que Sota de Espadas había hecho trampas, Sota de Copas lo comprende y mantiene su boca callada.

La siguiente en hablar es Sota de Espadas.

Sota de Espadas: Yo nunca... Me han chupado los pies.

Sota de Copas se sonroja. "¿Pero esta tía? Encima de que no digo nada..." No le queda más remedio que quitarse la falda, quedándose en mallas. Caballo de Copas niega con la cabeza. "Encima me llevo la desaprobación de la sociedad", piensa Sota de Copas, aunque en el fondo se ruboriza al saber que Sota de Espadas la tiene en cuenta de ese modo. "¿Igual es su manera de expresar cariño?"

Caballo de Bastos también se quita una prenda. Esta vez se trata de la camisa, dejando todo su tonificado pecho al descubierto. Sota de Copas se abanica.

Caballo de Copas: Pues qué asco.

Caballo de Bastos: Pues no mires.

Caballo de Copas: Lo digo por lo de que te hayan chupado los pies.

Sota de Copas vuelve a sentirse juzgada una vez más.

Caballo de Bastos, mientras le da un mordisco a un muffin de maría: Hay que probar de todo.

Sota de Bastos: J*der, tío, ya estás medio en pelotas.

Caballo de Bastos: Lo raro es que tú no lo estés ya. No te j*de, si no te quitas cuando lo de en público...

Sota de Bastos: ¿Cuándo lo he hecho yo en público, eh?

Caballo de Bastos: Las orgías cuentan como en público, no te j*de.

Sota de Bastos: Eso es muy discutible.

Sota de Copas: No es nada discutible. Si el baño cuenta como público, la orgía también.

Caballo de Oros: Bueno, en la orgía estás en la intimidad de una orgía, o sea, es un sitio privado.

Sota de Copas: Habló el experto en orgías.

Caballo de Oros: No sabes si soy experto o no, o sea.

Caballo de Copas: A ver. Como el más joven aquí, me siento en la obligación de dirimir esta controversia. Está claro que las orgías cuentan como s*xo en p*blico.

Sota de Bastos: ¡Tú me quieres ver en pelotas!

Caballo de Copas: Sí, ¿y?

Caballo de Bastos: Lo siento, tío, pero en una orgía hay mucha gente. Cuenta como en público.

Sota de Bastos no tiene más remedio que quedarse descalzo al quitarse su último zapato. Caballo de Copas se decepciona.

Caballo de Copas: No me gustan los pinreles.

El siguiente en hablar es Sota de Bastos. ¿Qué podría decir para no estar en peligro de perder? Había hecho cosas demasiado extremas durante su etapa ninfómana, así que había poco por experimentar. Aun así, la bombilla se encendió en su cabeza por primera vez en su vida: podía hacer referencia a cosas que hubieran pasado desde que se conocieran, tiempo en el que no había hecho nada impuro. Y para poder hacerlo, debía referenciar al grupo de los allí presentes.

Sota de Bastos: Yo nunca... He tenido pensamientos subidos de tono con gente de aquí.

Todos se quedan sin palabras. Sota de Bastos había resultado ser un estratega. Él nunca había tenido pensamientos impuros con nadie de allí. Solo conocía a Caballo de Bastos de antes y nunca le había visto de esa manera. Pero el resto... Más de uno había tenido pensamientos impuros con el resto. Se miran entre sí. Podían salir muchos trapos sucios a la luz, trapos sucios que no querían que fueran desvelados.

El primero en tirar la primera piedra fue Caballo de Oros, que se quitó un zapato.

Caballo de Copas: Ahora que lo pienso, el feíto se tenía que haber quitado otra prenda cuando lo de fornicar en público, porque me he acordado de esa desagradable imagen de cuando le pillamos f*rnicando con C*ballo de B*stos en la cueva... Ugh... Pero la verdad es que es tan feo que mejor que no se quite nada jijijiji.

Caballo de Oros se sonroja.

Caballo de Oros: ¡Eso no fue fornicar en público! Al menos no era la intención.

Sota de Copas: En fin, sigamos. Qué remedio.

Sota de Copas, a la que solo le quedan las mayas y la camisa, no le queda más remedio que quitarse las mayas. Aunque lleva ropa interior debajo. Aún le quedaban dos prendas para perder el juego.

Caballo de Copas se quita la segunda bota.

Caballo de Copas: Creo que queda claro que yo SÍ he tenido este tipo de pensamientos y los expongo cada día.

Caballo de Espadas se encuentra en un dilema. Él es un caballero honorable, pero no puede reconocer a la ligera que tiene continuamente pensamientos impuros con su prima (lo que para él son pensamientos impuros). Y en el caso de que su prima interprete que los pensamientos no son con ella, pensaría que tiene pensamientos impuros con alguien de allí y que no le es absolutamente fiel, por lo que en el caso de que fuese posible, su amor nunca se haría realidad. "A pesar de todo, soy un caballero... Tengo que ser sincero...", piensa, mientras se quita el peto que hay sobre su camisa.

Sota de Copas: Esta gente tiene más capas que una cebolla.

Sota de Espadas también está en un dilema, aunque lo de los pensamientos no le parece tanto como decir que lo ha hecho en público y demás. Aprovechando la conclusión y que nadie parece estar mirándola, Sota de Espadas se quita un zapato. Lo que no sabe es que Caballo de Espadas siempre la está mirando. Una lágrima cae por la mejilla del espadachín. Sabía que esos pensamientos impuros de su prima ni eran ni serían nunca por él.

El que quedaba era Caballo de Bastos, que se quita la falda del uniforme de Caballero del Reino de Bastos, quedándose únicamente con sus mallas y lo que fuera que llevara debajo. Las mallas están muy ajustadas y no dejan mucho a la imaginación. "Tiene el bubujiji muy grande", piensa Caballo de Copas, mientras se sonroja, aunque a los dos segundos se quita esa idea de la cabeza. "¿Pensamientos impuros con este? No, no y no".

Sota de Copas: ¿Tú has tenido pensamientos impuros con alguien de aquí, Caballo de Bastos?

Caballo de Bastos: No voy a decir con quién.

Caballo de Copas: No lo digas, no nos interesa.

Caballo de Bastos: Pero supongo que mientras fornicas tienes pensamientos impuros, porque, si no, ¿en qué pensáis cuando fornicáis? ¿En cosas puras? Yo he fornicado con Caballo de Oros. Pues eso. También con el beso de Caballo de Espadas... El de Sota de Copas también fue intenso...

Caballo de Espadas: Más vale que no hagas referencia a otro beso...

Caballo de Copas: Pues qué horror, ha tenido pensamientos oscuros con todo cristo. Incluido el f*o...

Sota de Copas: En fin, vamos allá. Me toca a mí...

Para no perder, Sota de Copas decide decir algo que nunca le ha pasado.

Sota de Copas: Yo nunca... He fornicado con alguien que no fuera un humano o un elfo.

Sota de Bastos se quita la falda, quedándose en mallas. La nariz de Caballo de Copas empieza a sangrar de manera sospechosa. "MENUDO BUBUJIJI", piensa, a pesar de que no lograba vérselo con mucha claridad.

Sota de Bastos: No vale, esto se incluye en lo del minotauro...

Caballo de Bastos se quita las mallas y se queda en unos calzoncillos ajustados que dejan aún menos a la imaginación que las mayas. Todos se quedan mirando al bubujiji, que llama demasiado la atención.

Caballo de Bastos: Ups, estoy a punto de perder... Y ahora me toca a mí...

Todos se le quedan mirando. ¿Qué haría Caballo de Bastos? ¿Habría alguna cosa que no hubiera hecho? Aunque este fuera su turno, está claro que es el perdedor.

Caballo de Bastos: Yo nunca... Se la he ****** a un orco mientras me ****** ****** ** ***** y me la ***** ***** varios hobbits en ***** ***** ****** y ***** ***** a un elfo.

Todos: ...................

Caballo de Bastos: Touché...

Y se dirige a quitarse los calzoncillos.

Caballo de Oros: ¿¿¿¿POR QUÉ TAN ESPECÍFICO????

Sota de Copas: ¡¡Pero que se supone que no tienes que perder!!

Caballo de Bastos: Es que soy exhibicionista...

Caballo de Copas: Qué horror, pido el VAR, no puede perder este tipo...

Caballo de Bastos pone sus manos en el calzoncillo y, a cámara lenta, se dispone a quitárselo, pero, entonces, el color de su cara cambia por completo. Se ha quedado verde. Tiene muy mal aspecto. Su mirada se pierde, no consigue quitarse el calzoncillo y tiene que caer sobre sus rodillas, mientras coloca sus manos en el suelo y empieza a vomitar de manera exagerada.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top