Capítulo 34: Donde tengas la olla...

El misterioso señor de los puñales, aquel que mandaba sobre los dos arqueros que tenían un saco lleno de muffins de maría, llega a la primera aldea de Grandragón. Ahí se supone que debían estar Sota de Espadas y sus acompañantes. Lo que se encontró fue otra cosa muy distinta. La plaza del pueblo estaba vacía, así que entró en la taberna del pueblo. No había mucha gente, y los viajeros que buscaba no estaban entre ellos. ¿Dónde se habrían metido? No tiene más remedio que sacar su cartel de "se busca" y empezar a preguntar a los borrachos de por allí.

Jefe: ¿Han visto a esta señorita?

Borracho 1: No.

Jefe: A ya.

Y sigue preguntando a Borracho 2, Borracho 3 y hasta Borracho 7. Eran los únicos que había en el bar, así que tiene que buscar por otros lugares de la aldea. El primer lugar al que va después del bar es la plaza del pueblo, a ver si ahora hay alguien. Al igual que un momento atrás, la plaza estaba vacía. Entró en la posada. La posadera dijo que no tuvo nuevos visitantes en dos días, y que antes no tuvo a nadie ni siquiera parecido a la chica rubia del cartel.

Jefe: Mecachis.

"Entonces, ¿es posible que no hayan venido todavía", razona. "Es un poco extraño, porque según mis cálculos tendrían que haber llegado antes que yo... ¿Quizás no se han quedado aquí? ¿Han preferido seguir su camino? Pero queda poco para que anochezca, no pueden haberse lanzado a la aventura, sabiendo que posiblemente tengan que hacer noche en el bosque". Todo le parece demasiado raro, pero al final toma una drástica decisión. Se sienta en un poyete de la plaza y espera.

"A esperar a que vengan".


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Una placentera calidez inunda a Caballo de Copas, que duerme plácidamente y se siente como si estuviera en el vientre de su madre. Con los ojos aún cerrados, va retomando la consciencia. "Qué calorcito, qué a gusto", piensa. No sabía bien dónde estaba ni qué había pasado momentos atrás, pero no quería abrir los ojos. "Un poquito más", no quería despertar, se estaba muy bien tal y como estaba, como un bebé antes de nacer. Pero todo lo bueno tiene un final, se empiezan a oír voces a su alrededor, así que no le queda otra que abrir sus ojos.

Lo que se encuentra es más espantoso de lo que en cualquier contexto se hubiera podido imaginar.

Caballo de Copas: ¿¿¿¿PERO QUÉ ES ESTO????

Es su primera reacción al percatarse de que sus pies y sus manos se encuentran atados, encontrándose en una especie de posición fetal de la que no se puede mover. Pero la cosa no se queda ahí, no. Está ni más ni menos que en una cazuela. Y en la cazuela se está cociendo algo, de ahí ese calorcito tan agradable. Además está completamente desnudo.

Caballo de Copas: ¿Pero qué es esto? ¡¡Sacadme de aquí!! ¿Qué me vais a hacer?

Caballo de Bastos: Pues comernos, ¿no lo ves?

Caballo de Copas mira cómo puede de reojo. Y se encuentra lo que le faltaba para acabar de amargar su vida. Tras él, en iguales condiciones, se encuentra Caballo de Bastos. Dentro de lo de "iguales condiciones", se encuentra también lo de estar desnudo. Caballo de Copas tiene una arcada.

Caballo de Bastos: ¿Estás bien?

Caballo de Copas: No, ¿no lo ves? ¿Qué c*jones es esto? ¿Qué hacemos aquí? ¿Por qué estoy desnudo en una olla contigo? Y encima atado para que no me escape, es que.

Caballo de Bastos: Yo tampoco lo sé bien... Me desperté aquí... Parece que nos van a comer...

Caballo de Copas: ¿Y estás tan tranquilo?

Caballo de Bastos: J*der, es que ya he asumido la situación. Estaba esperando a que te despertaras...

Elfo 1: ¡¡Callaos la sucia boca, humanos!!

Caballo de Copas se percata de que están en una especie de patio con mesas con la cubertería bien preparada. Parece como si se fuera a celebrar algo allí.

Caballo de Copas: ¿Pero esto? Parece una boda y luce como si fuéramos el plato principal.

Caballo de Bastos asiente.

Caballo de Copas se hace completamente consciente de su situación. Iban a entrar en la colonia élfica para rescatar a sus compañeros, pero algo debió truncarse, porque de repente apareció allí, en el banquete nupcial de turno.

Caballo de Bastos: Debieron capturarnos antes de entrar a donde los elfos...

Caballo de Copas no dice nada. Está demasiado preocupado pensando en la situación que le está tocando vivir. Ahora habían sido capturados igual que sus compañeros. A ver ahora quién les rescataba. "Piensa, Caballo de Copas, piensa... Menuda situacioncita que me ha tocado. J*der, j*der, j*der, es que lo menos malo que me puede pasar ahora mismo estando en esta olla en pelotas siendo cocinado a fuego lento es que Caballo de Bastos me pegue una ETS", piensa. No había manera posible de salir de esa situación si no era convertido en potaje.

Caballo de Bastos: Oye, haz algo, tú eres mago, ¿no?

Caballo de Copas: Pídemelo por favor.

Caballo de Bastos: ¿Pero qué dices? ¿Te vas a poner así en esta situación?

Caballo de Copas: Pues sí. Uno no trabaja gratis, tú lo sabes bien.

Caballo de Bastos: J*der, tronco, que está nuestra vida en juego. Vale, pues por favor.

Caballo de Copas: No puedo hacer nada. Tengo las manos atadas.

Caballo de Bastos: ¿Y para esto tanto rollo?

Caballo de Copas: Es lo que hay. Haz tu algo, no te j*de. ¡Nos van a comer y tú aquí pretendes que te haga yo todo el trabajo! Te recuerdo que tú también formas parte de este potaje.

Caballo de Bastos: ¿Y qué quieres que haga? Estoy desarmado y atado. No puedo hacer nada, creía que al menos tú...

Caballo de Copas: Pues vende tu cuerpo.

Caballo de Bastos: ¡No me trates como un trozo de carne!

Caballo de Copas: Nos están literalmente tratando como un trozo de carne. De carne de la que se come.

Caballo de Bastos: ¿Y qué le voy a hacer yo? Si les ofrezco mi cuerpo son capaces de comerme crudo.

Caballo de Copas: A veces hay que hacer sacrificios...

Caballo de Bastos: Pues sacrifícate tú, no te j*de.

Caballo de Copas: Yo no estoy tierno y jugoso.

Caballo de Bastos se sonroja.

Caballo de Bastos: ¿Y tú qué sabes si yo estoy tierno y jugoso?

Caballo de Copas: Me lo figuro, no sé de canibalismo.

Caballo de Copas, entonces, se da cuenta de algo. Si levanta la vista, más o menos a una lejanía cercana, se ve una especie de palo en posición horizontal del que están colgadas cuatro personas de cuerdas.

Caballo de Copas: Pero...

Caballo de Bastos: ¿Qué pasa?

Caballo de Copas: Estoy intentando avistar algo... Hmmm...

Fuerza la vista y entonces puede discernir de manera aproximada la silueta de quienes se encuentran colgados del palo con una especie de parrilla a poca distancia de sus cabezas.

Caballo de Copas: ¡¡Es Sota de Bastos!!

Caballo de Bastos se encontraba a la espalda de Caballo de Copas, por lo que no podía avistar todo aquello que se encontraba en el campo de visión de este. No sabía a qué se refería su compañero de olla y se pone nervioso. La incertidumbre lo consumía por dentro.

Caballo de Bastos: ¡¡¿Qué estás viendo?!!

Caballo de Copas: Pues está Sota de Bastos colgado de una especie de palo a un metro o así de una parrilla... Y está atado de manera muy sexy... La verdad es que me excita mucho... Ah, y también están los Cayetanos y la Señorita Varyia.

Caballo de Bastos: ¿¿Qué?? ¿¿¿Cómo que una parrilla???

Caballo de Copas: Pues ya ves, como lo oyes, a ellos les ha tocado la parrilla. Qué rabia, porque yo prefería parrilla. Esto de la olla es un fastidio. Siempre me aconsejó mi maestra que "donde tengas la olla, no metas la p*lla", pero ya ves, la p*lla y lo que no es la p*lla.

Caballo de Bastos: ¿¿??

Caballo de Copas: Bueno, a ti supongo que te da igual dónde metes la p*lla...

Caballo de Bastos: ¿A qué viene esto?

Caballo de Copas: A que prefiero parrilla. Esto de la olla es demasiado... Encima en este caldo asqueroso... Se me están arrugando los dedos de los pies y lo que no son los dedos de los pies...

Caballo de Bastos: ¿¿Pero está Sota de Bastos cerca??

Caballo de Copas: A una distancia considerable. Creo que si grito un poco... ¡¡¡¡EH, SOTA DE BASTOS, CARIÑO, ESTAMOS AQUÍ!!!!

Caballo de Bastos: ¡¡¡SOTA DE BASTOS!!!



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Sota de Bastos: ¿No habéis oído algo?

Sota de Espadas: La verdad es que no...

Sota de Bastos: Habrán sido imaginaciones mías. ¿No os da la sensación de que estamos pasando aquí mucho tiempo? Si querían comernos, que lo hubieran hecho ya.

Sota de Oros: Pues sí, la verdad... Estoy harto de estas ataduras... Me rozan... Es vergonzoso.

Sota de Espadas: Ya nos hemos enterado de que las cuerdas te rozan. Gracias.

Sota de Bastos: La intención es que te rocen. Pero me parece un poco excesivo hacernos shibari para comernos. J*der, esto ya es humillación.

Sota de Espadas: Comernos ya es humillación.

Sota de Oros: Nunca le he dicho mi mayor miedo a nadie... Pero como vamos a morir... Creo que os lo voy a decir a vosotros.

Sota de Bastos: J*der, gracias, tronco, un honor que confíes tanto en nosotros.

Sota de Espadas: A mí me da igual.

Sota de Oros se sonroja.

Sota de Oros: Mi mayor miedo... Es que me coman...

Y se vuelve a sonrojar.

Sota de Espadas: ...

Sota de Bastos: ¿Qué?

Sota de Oros: Me da mucha vergüenza...

Sota de Espadas: Pues no haberlo dicho... No necesitábamos saberlo.

Sota de Oros: Ahora me siento super mal...

Sota de Bastos: Venga, tío, no te preocupa, todos tenemos miedos y cosas vergonzosas...

Sota de Oros: Ya, pero una vez que lo dices... No es lo mismo contarlo que callarlo.

Sota de Espadas asiente contra las leyes de la gravedad.

Sota de Bastos: Bueno, ya que vamos a morir, j*der, pues vamos a contar p*tos secretos nuestros y a tomar por c*lo. Total, se van a quedar aquí...

Sota de Espadas: Paso.

Sota de Bastos: A ver, pues yo antes era adicto a las orgías.

Sota de Oros: Pero eso ya lo sabíamos.

Sota de Bastos: Fornicaba con orcos, minotauros, trolls, goblins... De todo... Y me parecía la h*stia.

Sota de Espadas: No es ningún secreto.

Sota de Bastos: J*der, lo era... Hasta que Caballo de Bastos lo contó todo... Ahora creo que no tengo ningún secreto...

Sota de Espadas: A.

Sota de Bastos: Bueno, hasta los 22 años dormía con un osito de peluche.

Sota de Oros: ¿Qué?

Sota de Bastos se sonroja.

Sota de Bastos: Sí... Y seguiría durmiendo con él... Pero lo destruyeron en una batalla... Un p*tadón como una casa.

Sota de Oros: J*der, lo siento...

Sota de Bastos: Aún recuerdo esos tiempos con ternura... Mi osito de peluche...

Sota de Oros: La verdad es que es una tierna historia uwu... Yo también tengo otros secretos que nadie sabe...

Sota de Bastos: Aquí nos podemos contar todo...

Sota de Oros: Creo que me excita el hecho de que una serpiente me muerda la pilila.

Sota de Bastos: ..........................................

Sota de Espadas: .........................................

Caballo de Oros: zzzzzzzzzzzzzzzzzzz...

Sota de Oros se sonroja. "Igual no tenía que haber contado esto", piensa. Nadie dice nada durante un rato, hasta que Sota de Bastos intenta romper el hielo como buenamente puede.

Sota de Bastos: Bueno, supongo que todos tenemos nuestras cosas. Lo importante es ser buena persona, compadre.

Sota de Oros: ¿De verdad? ¿Seguro que no me juzgáis por esto?

Sota de Bastos: Bueno...

Sota de Espadas: No creo que yo esté en posición de juzgar, pero...

Sota de Oros: No se lo digáis a nadie, qué vergüenza, no tenía que haberlo contado...

Sota de Espadas: Bueno, nos van a comer, no creo que se lo podamos decir a nadie.

Sota de Oros: Pero... ¿Y si sobrevivimos? Madre mía, no tenía que haber dicho nada, o sea, ahora me da miedo sobrevivir, pero, por otro lado, o sea, mi mayor miedo es que me coman...

Sota de Bastos: J*der, tronco, ni te rayes, que nos van a comer.

Sota de Oros: No sé qué es peor, o sea...

Un elfo: Callaos ya, la comida no habla.

Sota de Oros: Pero.


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En otro lugar de la colonia élfica se encuentran Sota de Copas y Caballo de Espadas, haciendo el elfo o por lo menos pretendiendo hacer el elfo. De momento no levantan sospechas entre el personal, pero, por si acaso, deciden no llamar mucho la atención. Sota de Copas se hace un recogido muy apañado (aunque algo hortera) que tapa por completo sus orejas. No era lo mismo que unas orejas élficas, pero había que confiar.

Caballo de Espadas: No puedo permitirlo... No puedo permitirlo... No puedo permitirlo...

Sota de Copas: ¿Se puede saber qué musitas?

Caballo de Espadas: No puedo permitir que se coman a Sota de Espadas... Mi mayor miedo es que se coman a Sota de Espadas...

Sota de Copas: Qué mayor miedo más raro... En fin, sé un poco más discreto, que estamos en tierra hostil.

Caballo de Espadas: ¿Cómo ser discreto en esta situación? Tenemos que hacer algo.

Sota de Copas: A ver, Caballo de Espadas, tranquilízate y vamos a mezclarnos entre ellos, vamos a hacer lo que hacen los demás y nos irá bien.

Caballo de Espadas: ¿Comernos a Sota de Espadas y a los demás?

Sota de Copas: La verdad es que no estaría mal comerse a Sota de Espadas jejejeje, pero me refiero a ir a su cena caníbal y lo que surja. Lo que surja es comerse a Sota de Espadas.

Caballo de Espadas: ¿¿¿¿????

Sota de Copas: Era una bromita. Lo que surja es lo que surja. Se nos ocurrirá algo para que no se coman a Sota de Espadas (ni al resto).

Caballo de Espadas no se fía mucho. En estas ocasiones lo ideal era tener un plan, pero lo que acababa de presentar Sota de Copas como si fuera un plan no lo era ni de lejos. Pero no puede hacer más que seguir a la que es ahora su compañera de aventura, como si supiera hacia dónde va. No hacen más que dar vueltas de un lado a otro, por un pasillo y por otro, sin ningún rumbo claro. Hasta que empieza a hacerse tarde. Todo indica a que la noche está empezando a caer en la colonia élfica. Los elfos empiezan a dirigir su camino hacia algún lugar concreto, porque todos toman la misma dirección. Sota de Espadas y Caballo de Espadas se miran. Habían logrado no llamar la atención durante todo ese tiempo. Ahora tocaba dirigirse hacia donde sea que se dirigiera el resto.

Cruzan un pasillo, otro y otro más, hasta llegar a un sitio de lo más pintoresco. En una especie de patio rodeado de árboles y construcciones de piedra vieja se encuentran con una serie de mesas con la cubertería puesta. El ambiente es como el de una boda o algo así. Mesas alargadas con mantel blanco y asientos en solo un lado, una detrás de otra, como si los comensales tuvieran que mirar hacia algo, como si hubiera alguna clase de espectáculo. Entonces, ambos levantan la vista y se encuentran con aquello que menos querían ver pero que más se esperaban: sobre una especie de parrilla se encuentran, colgados por una cuerda y mirando boca abajo, Sota de Oros, Caballo de Oros, Sota de Bastos y Sota de Espadas.

Caballo de Espadas: Grrrrr...

Sota de Copas: Mmmmmmmm...

Caballo de Espadas se queda mirando a Sota de Copas.

Sota de Copas: Es que con esas cuerdas está muy apetecible.

Caballo de Espadas, en voz baja: No te permito...

Sota de Copas, en voz baja: Tranquilo, lo digo para mezclarme con los elfos, tenemos que disimular...

Caballo de Espadas, en voz baja: Ya, lo dirás por disimular...

Y van siguiendo la corriente. Hay algunos elfos como "del staff" que van guiando a los demás a ponerse en diferentes sitios. Sota de Copas y Caballo de Espadas siguen a la muchedumbre, hasta que finalmente les hacen sentarse en un sitio. El sitio en cuestión está ni más ni menos que en primera fila, para tragarse el espectáculo en vivo desde una posición privilegiada.

Sota de Copas: Vaya vaya, qué buen ambiente, ¿no, Elfiano? Nos vamos a poner las botas...

Caballo de Espadas no dice nada, tiene muy mala cara y no está para bromitas. Entonces, aparece como un elfo con pinta de maestro de ceremonias y se coloca al frente de las mesas, debajo de donde está la parrilla con Sota de Espadas y el resto.

Sota de Copas: Mira, ahí parece que está el camarero, qué emoción.

Caballo de Espadas: ...

Parece que Sota de Espadas y el resto no se han percatado aún de la presencia de Sota de Copas y Caballo de Espadas en el banquete. Quizás los disfraces de elfo fueran demasiado buenos. O quizás estaban demasiado ocupados pensando que les iban a comer de un momento a otro. El caso es que sus nerviosas expresiones dicen mucho sobre por dónde van los tiros. El sudor frío recorre su frente, las gotas van cayendo sobre la parrilla. Esos eran sus últimos momentos. No tenían nada que decir. Simplemente, afrontaban el final que les había tocado como buenamente podían.

Sota de Copas: Yo me quiero comer a la rubia esa de ahí.

Caballo de Espadas: Cállate...

Con las palabras de Sota de Copas, Sota de Espadas despierta de su letargo y se percata de quién tiene delante. No puede hacer otra cosa que cambiar su expresión. La esperanza se puede ver en su mirada. Su primo y Sota de Copas habían ido allí e iban a rescatarla. Sota de Espadas mira a Sota de Copas desde su comprometida posición. Sota de Copas le guiña un ojo de manera disimulada. Caballo de Espadas no advierte la mirada cómplice de su prima hacia su acompañante. Simplemente, ve una situación de riesgo ante la que tiene que actuar cuanto antes.


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En otra parte del jardín, en una zona más alejada de la mesa donde se encuentran Caballo de Espadas y Sota de Copas, Caballo de Copas y Caballo de Bastos presencian sus últimos momentos con vida como si de una obra de teatro de mal gusto se tratase. En el momento en el que decenas de elfos empiezan a entrar en la zona y a colocarse en las mesas del banquete asumen que el final ha llegado.

Caballo de Bastos: Pues ha llegado nuestra hora.

Caballo de Copas: Nunca pensé que mi final iba a ser a tu lado, que, no te lo tomes a mal, pero es que no puedo contigo, chico, hubiera preferido pasar mis últimos minutos con cualquier otra persona. Pero es lo que hay.

Caballo de Bastos no dice nada.

Caballo de Copas: ¿No vas a decir nada?

Caballo de Bastos: ¿El qué quieres que diga?

Caballo de Copas: No sé, algo, unas últimas palabras.

Caballo de Bastos: No sé qué decir, porque me vas a atacar con cualquier cosa que diga.

Caballo de Copas: ...

Caballo de Bastos: Te quería decir que no creo que le cayeras mal a todos... Das un poco de alegría al grupo. Es necesario, en parte.

Caballo de Copas se sonroja.

Caballo de Copas: ¿D...de verdad?

Caballo de Bastos: Te ríes un poco.

Caballo de Copas: Pues, lo siento, cariño, pero mi intención no es que os riais.

Caballo de Bastos: A ver, que yo no me río.

Caballo de Copas no dice nada y espera su muerte. Si le tenían que comer, esperaba que fuera pronto.

Caballo de Bastos: ¿Sabes? Me gustaría haber vivido para cumplir mis objetivos... Es una pena morir así...

Caballo de Copas: ¿Y cuáles son tus objetivos? ¿Hacerte con todas las ETS?

Caballo de Bastos: Me gustaría ser el más fuerte de Naipes... Llegados a este punto no creo que importe que te lo cuente...

Caballo de Copas: Menuda chorrada de objeti...

Caballo de Bastos: Me gustaría ser el más fuerte de Naipes para eliminar a la persona que asesinó cruelmente a toda mi aldea.

Caballo de Copas se queda a cuadros.

Caballo de Copas: ¿Qué?

Caballo de Bastos: Pero no he cumplido mi objetivo... Lo prometí... Y lo hice en vano...

Caballo de Copas: ¿¿¿Pero qué??? Es que estoy..................

Caballo de Bastos: Ese h*jo de p*ta de Sirocco... Nunca me las va a pagar... Me destrozó la vida... Y se llevó por delante la vida de toda mi familia y de los demás aldeanos... ¿Todo por qué? Me gustaría conocer al menos su motivo. ¿Qué le llevó a tal masacre?

Caballo de Copas: ¿¿Pero?? Es que no entiendo nada... ¿Quién es ese tal Sirocco?

Caballo de Bastos: El asesino de mi familia. Lo único que sé es que cuando llegué a mi aldea después de recoger leña todos habían muerto... Solo quedaba allí la soledad, los cuerpos, la sangre y la marca de Sirocco.

Caballo de Copas: ¿La marca de Sirocco?

Caballo de Bastos: Me costó informarme, busqué por todas partes una respuesta, recorrí el Reino, hasta que por fin supe que la marca que dejó en los cuerpos de cada uno de los masacrados fue la marca de Sirocco...

Caballo de Copas: ¿¿¿Pero qué o quién c*ño es Sirocco???

Caballo de Bastos: Un asesino a sueldo conocido por sus crímenes sanguinarios. Dicen que es el más peligroso asesino a sueldo. Y hace un tiempo descubrí que se encontraba en el Reino de Oros. Y que, concretamente, trabaja ahora para la Sociedad de Cazarrecompensas.

Caballo de Copas: Es que no quepo en mi asombro... Todo esto es muy emocionante... ¡No me puedo morir ahora! Una historia de venganza, superación, acción... ¡No nos podemos morir ahora!

Caballo de Bastos: Me parece que eso no está en nuestra mano.

Caballo de Copas: ¡No es justo! ¡No es justo! Ahora que todo se ponía interesante.

Caballo de Bastos: No sé por qué te decepcionas tanto con este final, es mi historia, no la tuya.

Caballo de Copas: Mejor todavía, no soy yo el que se juega la vida.

Caballo de Bastos: ¿Tú no tienes ningún objetivo?

Caballo de Copas: Hmmm...

Caballo de Bastos: ¿Algo que quisieras hacer antes de morir?

Caballo de Copas: Bueno, a mí me gustaría pillar a un millonario. Ya sabes, liarme con un príncipe de un reino lejano y fugarme con él.

Caballo de Bastos: A.

Caballo de Copas: También quería ser un gran mago, pero la verdad es que eso a estas alturas me la suda un poco, porque un buen día te come un elfo y ya está. En fin, que la vida hay que disfrutarla porque son dos días. Aunque qué te voy a decir yo a ti de disfrutar, la disfrutas tanto que te pasas.

Caballo de Bastos no dice nada.

Caballo de Copas tampoco.


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Caballo de Espadas mira la mesa. Sobre el mantel hay un plato y unos cubiertos. Entre los cubiertos destaca un cuchillo de cortar carne bastante bueno.

Caballo de Espadas: No sé a qué estamos esperando para hacer algo.

Sota de Copas: Si te aburres puedes comerte el plato, tiene buena pinta.

Caballo de Espadas: No hace gracia.

Entonces...

Maestro de Ceremonias: Ejem, ejem.

Sota de Copas: Bueno, bueno, que el maestro de ceremonias va a hablar.

Maestro de Ceremonias: Estamos aquí todos reunidos en nuestra cena especial del Día de la comunidad élfica. Como siempre, vamos a comer humanos, pero esta vez no son unos humanos normales. ¡Esta vez tenemos comida internacional! Como podéis ver, aquí tenemos a estos dos chavales que están bastante dentro de lo común. Podemos asumir que son del Reino de Oros. Pero mirad a este de aquí, este tiene toda la pinta de ser del Reino de Bastos. ¡Comida internacional! Y, por último, esta chica de tan buen ver, el plato estrella de la noche... Sin olvidarnos de...

El maestro de ceremonias señala la olla donde Caballo de Copas y Caballo de Bastos tienen metida la p**** y lo que no es la p****.

Sota de Copas: ¡H*stia! ¡Mira eso!

Caballo de Espadas: No puede ser...

Maestro de Ceremonias: Tenemos ni más ni menos que, cocinados al vapor, un ejemplar de un chavalín que parece ser del Reino de Copas y de un pedazo de maromo del Reino de Bastos con extra de carne en donde ya sabéis, para que nadie se quede con hambre...

Elfo 1: Woooooooo...

Elfo 2: Qué festín.

Elfo 3: ¡Dabuti!

Sota de Copas: ¡Efectiviwonder!

Maestro de Ceremonias: Así que, vamos a empezar ya a cortar, porque la noche se nos acaba haciendo corta para todo lo que tenemos aquí que degustar.

De la manga se saca un pedazo de cuchillo de rodizio más grande que su brazo.

Maestro de Ceremonias: ¿Cuál de estos cuatro empiezo a cortar?

Los elfos empiezan a gritar y a jalear. El estómago de Caballo de Espadas se empieza a revolver. Las palabras se sobreponen unas con otras. "La rubia", gritan unos. "El pelirrojo", gritan otros. "El morenito", los hay también que gritan. "El feo", dicen aquellos con gustos más extremos.

Maestro de Ceremonias: Parece que hay disparidad de opiniones. En fin, tendré que dar el voto de calidad... Vamos a empezar por el pelirrojo.

Sota de Bastos: ¡¡¡Me c*go en la p*ta h*stia j*der!!!

A los elfos les daba igual ocho que ochenta y empiezan a jalear a lo bestia, porque daba igual el resultado si podían llevarse un buen bocado de guiri a la parrilla a la boca.

Maestro de Ceremonias: ¿Y por qué parte del cuerpo empezamos a cortar?

La gente vuelve a venirse arriba y a gritar. "¡La pierna!", dicen unos. "¡El lomo!", dicen otros. "¡El bubujiji!", grita un gran grupo.

Sota de Copas: ¡¡¡El bubujiji!!! ¡¡¡El bubujiji!!!

Caballo de Espadas está al borde del vómito, toda la situación le estaba sobrepasando. Aquello era demasiado.

Sota de Copas: ¡¡¡El bubujiji!!! ¡¡¡El bubujiji!!! ¡¡¡El bubujiji!!!

Un grupo más grande de elfos se une a corear con Sota de Copas.

Grupo de elfos: ¡¡¡El bubujiji!!! ¡¡¡El bubujiji!!! ¡¡¡El bubujiji!!!

Maestro de Ceremonias: Vale. Creo que queda claro. Vamos a probar el bubujiji del pelirrojo.

Elfos: ¡¡¡¡SIIIIIIÍ!!!!

Sota de Copas sonríe. Caballo de Espadas se marea. No podía más.

El maestro de ceremonias afila su espada y se acerca a Sota de Bastos con una escalera. El pelirrojo suda la gota gorda. No solo porque la parrilla de abajo ya estaba encendida para cuando cayera la carne sobre ella, sino porque la situación no era para menos. O sudabas la gota gorda o te desmayabas, no había otra. El cuchillo-espadón se va acercando al bubujiji de Sota de Bastos. Con ropa y todo. La expectación en el lugar va aumentando por momentos. Había muchas ganas de probar bubujiji.

El cuchillo se acerca por momentos a la zona cero. Hay tensión. Mucha tensión. ¿Eran aquellos los últimos momentos de Sota de Bastos? Finalmente, la espada llega a donde tiene que cortar. El maestro de ceremonias hace un movimiento brusco para hacer un corte limpio. Clank.

Maestro de Ceremonias: ???????

Vuelve a hacer el mismo movimiento.

Clank.

Maestro de Ceremonias: ??????

Nadie sabe qué pasa. Vuelve a intentar cortar. Clank. ¿Qué estaba pasando? Sonaba como a metal, era imposible cortar el bubujiji de Sota de Bastos.

Maestro de Ceremonias: ¿¿¿¿Pero qué es esto????

Sota de Copas sonríe. Caballo de Espadas no logra descifrar qué es exactamente lo que pasa. Sota de Bastos suspira. En la lejanía, Caballo de Bastos y Caballo de Copas observan todo a duras penas.

Caballo de Bastos: ¡¡¡Toma ya!!! ¡¡El p*to amo!!

Caballo de Copas: Sí que la tiene dura...

"El anillo de castidad", piensan todos casi al unísono. Sota de Bastos acababa de ser salvado por su prima.

Maestro de Ceremonias: ¡En fin! ¡Hasta los c*jones! Como con este no se puede ahora, vamos a por la chica rubia a ver si con ella hay suerte, porque me da la gana.

Las alarmas de Caballo de Espadas se saltan de un momento a otro. Sota de Espadas iba a ser cortada para que se hiciera su carne a la parrilla. Y esta vez no había ninguna clase de anillo de castidad ni otra cosa por el estilo que pudiera salvarla.

Maestro de Ceremonias: Y voy a cortar la carne de este bracito de aquí... En finas láminas, me encanta el rodizio.

Los elfos empiezan a jalear, además de babear, porque ya tienen hambre.

Caballo de Espadas: Grrrrrrrrrrr...

El cuchillo se acerca a Sota de Espadas, que tiene una expresión de completo terror al ver el arma afilada acercarse. Está temblando y sudando frío de pensar en lo que le esperaba. El maestro de ceremonias se relame, el filo del cuchillo ya roza la piel de Sota de Espadas.

Caballo de Espadas, musitando: No puedo soportarlo, no puedo soportarlo...

Hay tensión en el ambiente. Sota de Espadas no tiene palabras ante la situación, ¿le iban a arrancar un cacho de carne para cocinarlo a la parrilla? Y ese era el primero de muchos trozos de carne. No parecía haber escapatoria.

Caballo de Espadas: ¡¡¡¡NO PUEDO SOPORTARLO!!!!

Caballo de Espaldas se levanta sobre la mesa, acaparando las miradas de todos los allí presentes, incluido el maestro de ceremonias, que frena el corte de su cuchillo sin saber muy bien qué está pasando.

Sota de Copas, en voz baja: ¿Pero qué haces? Si iba a poner barrera...

Sota de Espadas: ¡¡Caballo de Espadas!!

Caballo de Espadas no tiene tiempo para andarse con entretenimientos. De un salto, se abalanza contra el maestro de ceremonias, cuchillo de cortar carne en mano. "Sé que esto no es una espada, pero servirá", piensa.

Caballo de Espadas: ¡¡¡¡YO TAMBIÉN PUEDO JUGARME LA VIDA POR SOTA DE ESPADAS!!!! ¡¡QUE LO SEPAS!!

Y se lanza a la yugular del maestro de ceremonias, que intenta defenderse como puede, pero nada es capaz de hacer frente a uno de los mejores espadachines del país de los espadachines.

Sota de Copas: Pero este tío...

Y empieza a brotar una fuente de sangre del cuello del elfo que dirigía el banquete. Nadie se cree lo que estaba viendo ante sus ojos. Lo que parecía que iba a ser un banquete gore de canibalismo se había convertido en un banquete gore sin más.

Sota de Bastos: Me c*go en la h*stia.

Sota de Oros: La repanocha.

Caballo de Oros, que ya está despierto: ¿Pero qué repámpanos pasa aquí? O sea...

Los demás elfos no saben cómo reaccionar ante la situación, el río de sangre empapa sus alrededores en un festival de los horrores que parecía no hacer más que empezar. Entonces los primeros elfos empiezan a levantarse. "Van a huir, ¿verdad?", piensa Sota de Copas. Pero nada más lejos de la realidad. Cuchillos de cortar sangre en mano, parece que quieren cobrarse la muerte del maestro de ceremonias frente a Caballo de Espadas, que coge el cuchillo de rodizio de su víctima y se planta frente a ellos.

Caballo de Espadas: Venid, osad acercaos a Sota de Espadas y os enviaré al infierno.

Los elfos le hacen caso y van, porque en el infierno hay buenas parrillas, y eso les gustaba mucho. Eso sí, eran muchos, pero muchos. Y algunos sabían hacer magia, porque ya empezaban a conjurar sus hechizos. Sota de Copas tiene que levantarse y gastar todo ese poder mágico que se había esmerado en recargar hasta ese momento.

Mientras Caballo de Espadas se encarga de algunos de los elfos con el filo de su nueva arma, Sota de Copas aparta a otros tantos con hechizos de viento, impulsándolos hacia las paredes con gran potencia, o incluso moviéndolos hasta cuchillos que estaban preparados para el gran banquete de carne.

La sangre brotaba por todas partes. Caballo de Espadas estaba empapado, pero poco parecía importarle si se trataba de mantener la seguridad de su prima.

Caballo de Espadas: ¡ESTA POR SOTA DE ESPADAS!

Iba haciendo comentarios jocosos por cada estocada certera que daba.

Caballo de Espadas: ¡ESTA POR TODOS LOS HUMANOS QUE OS HABÉIS COMIDO!

Sota de Copas sigue a lo suyo, dándole a la magia y dejando fuera de juego a otro buen grupo de elfos. Entre hechizo y hechizo le da tiempo a acercarse a la olla en la que se encuentran Caballo de Copas y Caballo de Bastos.

Sota de Copas: Hola.

Caballo de Copas: ¡¡¡SOTA DE COPAS!!!

Sota de Copas: ¿No te había dicho yo que donde tengas la olla no metas la p*lla?

Sin más dilación, Sota de Copas utiliza un hechizo que hace explotar la olla, pero sin causar ningún daño a sus habitantes, haciendo que Caballo de Copas y Caballo de Bastos queden completamente liberados, cubiertos únicamente del caldo del guiso que estaban preparando en su jugo.

Caballo de Copas se queda mirando a Caballo de Bastos y se sonroja. Sota de Copas, sacando un conjunto de ropa elegante y darks de su bolsito, mira hacia otro lado y se dirige a Caballo de Copas.

Sota de Copas: Ponte esto, anda.

Caballo de Copas le hace caso y se pone su muda de repuesto. Caballo de Bastos se queda esperando ahí.

Sota de Copas: Para ti no tengo ropa de tu talla, lol.

Caballo de Bastos se levanta.

Caballo de Bastos: Bueno, no pasa nada, soy exhibicionista.

Sota de Copas: Pero sí tengo esto...

Y se saca del bolsito la cachiporra de imitación que antes usó Caballo de Espadas para salir de la celda.

Caballo de Bastos: Wow, ¿y esto?

Sota de Copas: Una cosita que tengo por si acaso. Tú úsalo y siéntete como en casa.

Caballo de Copas: Bueno, con vuestro permiso, yo voy a por esos elfos, bye.

Caballo de Copas entra en el campo de batalla con ganas de cobrárselas todas juntas. Había estado horas en una olla siendo cocinado a fuego lento con la persona con la que menos le gustaría ser cocinado a fuego lento. Y encima se le había arrugado hasta el bubujiji. No estaba de humor.

Caballo de Copas: Ignición.

Y empieza a lanzar hechizos de fuego a todos los elfos armados con cuchillos que se le iban presentando. Y quedaban completamente chamuscados.

Caballo de Copas: ¿Quién está siendo cocinado a la parrilla ahora, eh?

Sota de Copas vuelve al campo de batalla, donde se incorpora también Caballo de Bastos. Los elfos cada vez lo tienen más dificil.

Caballo de Espadas, al tener refuerzos, puede permitirse descansar y subir por la escalera para cortar la cuerda que ata a Sota de Espadas, cogiéndola en brazos para que no caiga a la parrilla y bajándola al suelo.

Allí corta cada una de las cuerdas que forman el entramado que recorre su cuerpo a modo de shibari y la libera por completo. Sota de Espadas abraza a Caballo de Espadas entre lágrimas. Este también llora, aquello era demasiado bonito para ser verdad.

Sota de Espadas: ¡¡¡Caballo de Espadas!!!

Caballo de Espadas: No podía dejar que murieras, Sota de Espadas, no podría permitirlo jamás... No sabes lo que he sentido ahí abajo, temía tanto por tu vida... Odiaría que te separaran de mi lado, no podría vivir si tú no estás... Al ver que podías morir, yo... No podía soportarlo, no podía soportarlo...

Sota de Espadas le da palmaditas en la espalda.

Sota de Espadas: He pasado mucho miedo, no sabía qué iba a pasar... No sabía dónde estabas y si ya te había pasado algo, creía que podían haberte comido ya... No quería pensarlo, no quería pensar que te había pasado algo así...

Caballo de Espadas: Qué bien que estás bien. Hice lo que tenía que hacer, lo siento si has tenido que verme así, pero no podía soportarlo. No podía soportar que te comieran. Mi mayor miedo es que te coman, Sota de Espadas...

Caballo de Oros: Vale, muy bonito, ¿pero cuándo nos va a rescatar a nosotros? Se me está bajando la sangre a la cabeza.

Sota de Bastos: Eso digo yo.

Sota de Oros: No os preocupéis. Nos va a salvar, confío en él.

Caballo de Espadas se levanta.

Caballo de Espadas: Tengo que seguir luchando, tengo que vengar lo que te han hecho, Sota de Espadas.

Y coge el cuchillo de rodizio y vuelve a la batalla.

Sota de Oros: Pero.

Caballo de Oros: No nos va a salvar, ¿verdad?

Sota de Oros: ¡EH, SOTA DE ESPADAS, SÁCANOS DE AQUÍ!

Pero Sota de Espadas parece que no lo oye (o no le interesa oírlo), porque coge un cuchillo jamonero que había por allí y empieza a repartir estopa por el lugar.

La zona ya es un mar de sangre, cada vez quedan menos elfos. Sota de Oros, Caballo de Oros y Sota de Bastos se quedan como meros espectadores ahí colgando. No es algo muy distinto a lo que hubieran hecho los dos del Reino de Oros si no hubieran estado atados.

Caballo de Bastos: ¡H*stia, tronco! ¡Que todavía sigues ahí colgando!

Sota de Bastos: Jajajaj, la h*stia, ya ves, estoy hasta los c*jones.

Caballo de Bastos, entre palabra y palabra, se encarga de algún que otro elfo que se acerca con su respectivo cuchillo. Algunos parecía que ya tenían hambre y se lanzaban a cortarle el miembro, cosa que no conseguían.

Caballo de Bastos: J*der, qué plastas con la p*lla.

Caballo de Oros: Menudo bubujiji... Mmmmmm...

Sota de Oros se queda mirando a su compañero.

Caballo de Oros: Es que hoy es viernes. Creo.

Caballo de Bastos: ¿¿¿¿QUE HOY ES VIERNES????

Caballo de Oros: Creo.

Caballo de Bastos: Pues me c*go en la p*ta h*stia, que me tengo que duchar.

Caballo de Copas: ¿No te pensabas duchar con todo el caldo encima?

Caballo de Bastos no dice nada. Y simplemente sigue ahí cada uno atacando elfos junto a todos los demás. El festival de sangre sigue y sigue mientras los tres que están colgados lo observan sin poder hacer nada. El tiempo pasa y consiguen acabar con casi todos. Los pocos que quedan allí no se atreven ni a acercarse. Al final, antes que lanzarse a la batalla, prefieren salir por patas de la colonia élfica y correr lejos a otro lugar. Si comerán humanos por ahí o no, es otra historia.

Parece que ya no queda ningún elfo caníbal. Por lo menos en pie.

Caballo de Espadas: Ufff... Un descansito, porque llevamos un trote.

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