Capítulo 32: Los elfos y sus cosas de elfos.

Después de la dura pelea a muerte con cuchillos, Caballo de Espadas, junto con el resto de personas con caballo, fue a los establos de la posada a recoger al suyo. Estaba bastante dolorido después de la batalla y tenía alguna que otra herida, pero al no estar Sota de Copas en condiciones de curar a nadie, tanto él como Sota de Espadas permanecieron con sus heridas y dolencias y no tuvieron más remedio que tratarlas a la vieja usanza: con vendas, esparadrapos y ungüentos que Caballo de Espadas guarda en un saco que lleva su caballo.

Ya están todos listos para marcharse de aquella aldea.

Caballo de Espadas se monta en su caballo una vez ha recibido su tratamiento a la vieja usanza.

Sota de Espadas: Caballo de Espadas, lleva a Sota de Copas contigo en tu caballo. Se lo debemos.

Caballo de Espadas: Pero... ¿No preferiría ir con Caballo de Copas?

Caballo de Copas ya está varias decenas de pasos de caballo más adelantado que ellos.

Caballo de Bastos: Se está yendo.

Caballo de Espadas mira el cuerpo convaleciente de Sota de Copas

Sota de Espadas: No nos queda otra...

Caballo de Espadas: Está bien.

Entre Caballo de Bastos, Sota de Espadas y Sota de Bastos suben a Sota de Copas. Y les cuesta.

Sota de Bastos: J*der, cómo pesa la c*brona.

Caballo de Bastos: ¿No pesa demasiado para lo pequeña que es?

Sota de Bastos: No me j*das, he levantado trolls que pesaban menos.

Cuando finalmente consiguen incorporarla en el caballo y la sujetan a Caballo de Espadas, no parece que el animal se canse mucho por su peso. Caballo de Espadas que la tiene a la espalda, tampoco nota que pese tanto.


Pasa un tiempo, ya han salido de la aldea y van camino del norte. Toman el camino de Uvunu a Indura como indica el mapa. Se trata de un camino que recorre varios señoríos a lo largo de la zona sur del Reino de Oros, en dirección vertical hasta el Condado de Indura, situado poco antes de la Capital del Reino de Oros. No se trata de una de los caminos más transitados del Reino de Oros, pero pasa por alguna que otra aldea con dimensiones lo suficientemente relevantes para aparecer en el mapa que les dio el Tragón Rojo. Si se desviaban un poco también podrían visitar las ciudades amuralladas de los Señoríos de Grandragón, Zofla y Pulcra. Por lo que parecía, el camino no tenía pérdida.

Sota de Espadas se había colocado al frente de los demás e iba dando indicaciones a la vez que miraba el mapa. Era la primera vez que cogía el mapa alguien distinto de Sota de Copas desde que se encontraron. Por alguna razón, nadie pareció estar en desacuerdo cuando Sota de Espadas se ofreció para guiarles en el viaje. También es cierto que algunos decían tener sueño o necesitar un descansito, por lo que no se veían en condiciones de interpretar el mapa para el resto, cosa curiosa, porque Sota de Espadas tenía alguna que otra herida y además acababa de luchar contra cien mercenarios a muerte.

Mientras avanzan y avanzan por el bosque, Caballo de Espadas piensa en sus cosas. ¿Es cierto que Sota de Copas había gastado todo su poder solo para salvar a Sota de Espadas? "Seguro que lo ha hecho para quedar bien. Já, a mí no me la cuela", piensa, intentando autoconvencerse de que no había nadie más en el mundo que fuera capaz de hacer por Sota de Espadas más que él. "Además, seguro que no pasó nada en el baño, probablemente tenían que estar allí más tiempo con lo que sea. Bah, no tengo que pensar más en cosas que no van hacia ninguna parte. Yo soy una persona fuerte y no tengo nada que envidiar a nadie. Eso. No tengo nada que envidiar a nadie. Yo también tengo mucho que ofrecer. Soy uno de los mejores guerreros del Reino de Espadas y de parte del extranjero. Eso. Un poco de amor propio no viene mal...". Pero, a pesar de pensar esto, en el fondo su corazón le dice todo lo contrario. "Pero mi amor es imposible... Por mucho que algún día sea el mejor espadachín que exista jamás (después de Sota de Espadas, claro), nunca podré estar con Sota de Espadas y que la sociedad no me apunte con sus miradas. Y con razón, nadie podrá ver con buenos ojos a un incestuoso degenerado como yo... Si solo hubiera nacido siendo cualquier otra persona en el mundo... Mil veces preferiría no ser el heredero de Varyia si eso significara no tener ninguna clase de parentesco con Sota de Espadas..."

Entonces, alguien interrumpe sus pensamientos.

Sota de Oros: Oye, ¿no estamos andando mucho rato? Necesito un descansito...

Caballo de Oros: Eso... ¿No hay aldeas por aquí o que? Llevamos un trote...

Caballo de Bastos: Debería haber... Por esta zona creo recordar que había bastantes aldeas. Cuando ejercía como emprendedor del placer hacía buenas ganancias por estos lares... Recuerdo una vez en una de las aldeas de por aquí en la que me pidieron hacer ***ing, *****ing, ****ing y ******ing. Qué tiempos aquellos y cómo los añoro.

Caballo de Copas: Puaj.

Sota de Bastos: ¿Y no nos habremos perdido?

Caballo de Bastos: Posiblemente, te recuerdo que lleva el mapa la "señorita Varyia", y hay que acordarse también de cómo se las gastan estos dos...

Caballo de Espadas despierta de su letargo.

Caballo de Espadas: ¿Qué quieres decir con eso? Dilo más claramente, porque no voy a tolerar ninguna falta de respeto hacia Sota de Espadas.

Caballo de Copas: Ya está otra vez tolerando y dejando de tolerar. Qué pereza de chico. Di que te quieres f*llar a tu prima y ya.

Caballo de Espadas: ¡No me quiero f*llar a mi prima! ¡No le hagas caso, Sota de Espadas! Y tú, mequetrefe, retira tus palabras o tendrás que vértelas conmigo y con el filo de mi espada.

Sota de Espadas: Tranquilo, Caballo de Espadas, tengamos la fiesta en paz, que no te afecte lo que diga un crío para hacerte rabiar...

Caballo de Espadas: Pero... Sota de Espadas, te está faltando al respeto, no puedo tolerarlo...

Caballo de Copas: En realidad te estaba faltando el respeto a ti.

Sota de Oros: Madre mía, qué cansancio, de verdad, necesito un descansito, porque llevamos un trote...

Caballo de Copas: Y, por cierto, eres un intolerante.

Caballo de Espadas: ¿Intolerante yo? ¿Perdona? ¿Tú te oyes? Yo respeto a todo el mundo y siempre me pongo del lado que lucha contra las injusticias de este mundo. Soy un caballero, no como otros. Y me refiero a ti, por si no lo sabes, maleducado insolente.

Sota de Espadas: Sigo pensando en si te compensa de verdad meterte en peleas que ni te van ni te vienen, Caballo de Espadas.

Caballo de Copas: Claro que eres muy tolerante, sobre todo con el incesto. Ups...

Caballo de Espadas: Tengamos la fiesta en paz... Tengamos la fiesta en paz... No me hagas sacar la espada...

Caballo de Copas: Hay que ver cómo te pones por una bromita.

Caballo de Espadas: Las bromitas dejan de ser bromitas cuando atentan directamente contra mi honor.

Caballo de Copas: Hay que ver qué gente más sensible con la que me ha tocado viajar. Así no se puede uno divertir.

Caballo de Bastos: Si divertirte para ti es hacer chuling, entonces no te puedes divertir.

Caballo de Espadas: Gracias. Aunque sigues sin caerme bien.

Sota de Espadas: ¿Ein?

Caballo de Copas: Ya se está metiendo donde no le llaman el que siempre se mete donde no le llaman, vaya.

Caballo de Bastos: No sé por quién lo dirás. Por mí seguro que no.

Caballo de Copas: Pues sí que iba por ti, listillo.

Caballo de Bastos: ¿Sí? Pues que sepas que yo solo me meto en sitios donde me llaman, por si no lo sabías.

Caballo de Copas: Tampoco es que me interesen los sitios donde te metes. Puaj.

Caballo de Bastos: Pues siempre parece que te interesa mucho. Bueno, como todo, te interesa mucho todo.

Caballo de Copas: Lo tuyo créeme que no. Me da bastante grimita todo.

Caballo de Bastos: Pues bien que sigues hablando y preguntando. No sé, a veces parece que te gusto y todo. Aunque es normal, le gusto a 9 de cada 10 personas.

Caballo de Copas: Yo soy la décima.

Caballo de Espadas perdió el hilo de la conversación hace un rato. Las discusiones de Caballo de Copas y Caballo de Bastos no le interesaban lo más mínimo, ya fueran entre sí o con otras personas. El hecho de haber dejado de ser un partícipe de la conversación también le hacía volver a su mundo de pensamientos. Mejor que centrarse en lo que sea que estuviesen discutiendo los demás, prefería observar los hermosos cabellos de Sota de Espadas. Y una cosa llevaba a la otra. De observar los hermosos cabellos de Sota de Espadas pasó a pensar en sus recuerdos del pasado junto a su amada prima. Y de pensar en sus recuerdos del pasado pasó a darse cuenta de que ya no veía los hermosos cabellos de Sota de Espadas. Ni los de Sota de Espadas ni los del resto.

Caballo de Espadas: ¿Hola? ¿Dónde está el resto?

Evidentemente, nadie le responde. En la espesura del bosque solo estaban Sota de Copas y él. Y Sota de Copas está inconsciente. Después de unos segundos para asimilar lo que estaba ocurriendo, Caballo de Espadas asumió su destino.

Caballo de Espadas: Nos hemos perdiooo.

Y se habían perdido bien, porque no parecía haber rastro de nadie más por allí. No se oía ni un alma, ni siquiera las voces de Caballo de Bastos y Caballo de Copas en pie de guerra peleándose por alguna cosa sin sentido. En su lugar, solo podía percibir la respiración de Sota de Copas en su espalda. "Encima no me he perdido en buena compañía", piensa. Eso le hace buscar con más ganas a Sota de Espadas. "Sota de Espadas... ¿Qué estará haciendo? Ahora mismo está también perdida por este bosque... Y con esos buscafortunas de Sota de Bastos y Caballo de Bastos que son capaces de cualquier cosa por dinero. Tengo que encontrarla como sea".

Sota de Copas respira. No dice nada. Aún no recupera la consciencia. "Casi que mejor", piensa Caballo de Espadas, que le gusta conversar, pero dependiendo de con quién.

Caballo de Espadas: ¡¡Sota de Espadas!! ¡¡Sota de Espadas!!

Así que no le queda otra que hacer lo típico que se hace cuando te pierdes en un bosque, gritar el nombre de la persona a la que estás buscando con la esperanza de recibir una respuesta. Al menos le quedaba la esperanza de que Sota de Espadas al menos estaba con Sota de Oros, que le parecía de fiar, pero aun así, Caballo de Espadas no era muy de fiarse de alguien más que de su sombra y su prima. Debía confiar, pero le costaba. Así, siguió andando y gritando, hasta que sucedió lo que menos se esperaba. ¡Pum! De la nada, el suelo se desvaneció y tanto él como Sota de Copas se precipitaron por un agujero que tenía toda la pinta de trampilla. Con caballo incluido. El golpe fue tal que Caballo de Espadas y su caballo perdieron el conocimiento. Sota de Copas ya lo tenía perdido.


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Al cabo de un rato andando, Sota de Espadas mira a su alrededor. Y se da cuenta de que le falta algo.

Sota de Espadas: ¿Y Sota de Copas?

Caballo de Oros: Pues con Caballo de Espadas, claro.

Sota de Espadas vuelve a mirar a su alrededor.

Sota de Espadas: ¿Y Caballo de Espadas?

Caballo de Oros: Eso ya no sé.

Sota de Espadas: ¡¡M*erda!! ¡¡He perdido a Caballo de Espadas!!

Nadie dice nada.

Sota de Oros: Oye, ¿no parece como que ahora Caballo de Copas tenía que decir algo como "más que perder, has ganado"? ¿No?

Caballo de Oros: Pues es verdad.

Sota de Bastos asiente.

Sota de Espadas vuelve a mirar a su alrededor.

Sota de Espadas: ¿Dónde está Caballo de Copas?

Caballo de Oros: Nadie lo echa de menos, la verdad.

Sota de Bastos: H*STIA. ¿Y CABALLO DE BASTOS? ¿DÓNDE ESTÁS, CABALLO DE BASTOS?

Sota de Oros: En resumen, nos hemos perdido.

Sota de Espadas: Bueno, técnicamente no nos hemos perdido. Somos 4. Ellos también son 4. Hay un 50% de posibilidades de que los que se hayan perdido sean ellos.

Caballo de Oros: Y pensando en que Caballo de Espadas va con ellos, las posibilidades ascienden a un 70%

Sota de Oros: No te metas con Caballo de Espadas, Caballo de Oros, no tiene la culpa de no saber orientarse.

Sota de Espadas: Caballo de Espadas...

Los nervios empiezan a brotar en Sota de Espadas. Nunca había mostrado ser una persona muy impaciente ni muy nerviosa, pero al separarse de su primo, los peores pensamientos se vinieron a su mente. ¿Y si se lo había comido un lobo? ¿O un oso? El bosque era oscuro y albergaba horrores.

Sota de Espadas, musitando: ...¿Dónde estás, Caballo de Espadas? Que no te haya pasado nada, por favor...

Caballo de Oros: Pues para preocuparte tanto por Caballo de Espadas, primero te has acordado de Sota de Copas.

Sota de Oros asiente.

Sota de Bastos: ¿¿¿ES QUE NADIE SE VA A ACORDAR DE CABALLO DE BASTOS???

Sota de Oros: Tú, o sea.

Caballo de Oros: Peor está Caballo de Copas, pero bueno, así es la vida, que se fastidie, que no se hubiera burlado de mí por feo, o sea.

Sota de Oros asiente.

Sota de Oros: Donde las dan las toman.

Sota de Bastos: ¿Cómo podéis tener tan mal corazón? J*der. Hay personas perdidas en el bosque, con todos los peligros que hay en el bosque...

Caballo de Oros: Pero no me digas que no has descansado sin los comentarios de cierta persona...

Sota de Bastos: Bueno...

Sota de Espadas: No podemos seguir así, tenemos que encontrarlos, están solos en el bosque...

Caballo de Oros: Igualmente, ¿no confiáis en vuestros compañeros? O sea, yo entiendo que YO no confíe mucho en mi compañero, porque, o sea, pero ¿vosotros? ¿Me estáis diciendo que Caballo de Espadas y Caballo de Bastos no saben defenderse solitos contra los trolls o lo que sea que haya en un iughhhh bosque?

Sota de Oros: PERO.

Caballo de Oros: A ver, Sota de Oros, es que nosotros tendremos muchas cosas, como ser ricos y con pasta, pero, o sea, no me puedes negar que en un bosque duraríamos dos telediarios.

Sota de Oros: Bueno, sí, o sea, hay bichos, pero... Es muy hiriente...

Sota de Espadas: ¿Queréis dejar de discutir? Estamos en una situación seria. Mi primo y Sota de Copas están en peligro.

Sota de Bastos: Y Caballo de Bastos.

Sota de Oros: Bueno, vale.

Nadie se acuerda de Caballo de Copas. O no quieren acordarse.

El caso es que empiezan a andar mientras gritan los nombres de los perdidos (menos de Caballo de Copas) esperando una respuesta. Respuesta que no obtienen. Tras un rato andando un dulce aroma entra por sus fosas nasales. Un dulce aroma como a flores silvestres.

Caballo de Oros: Qué buen olor hay por aquí, ¿no?

Sota de Oros: Sí, y eso que desde hace un rato me estaba molestando ya el olor corporal de Sota de Bastos.

Sota de Bastos: Pero...

Sota de Espadas: Este olor...

Sin que le de tiempo a acabar su frase, Sota de Espadas se desmaya. La reacción inicial del resto es de incredulidad, de no saber muy bien qué está pasando y qué hacer. Tampoco es que les diese mucho tiempo para una segunda reacción, porque los demás van desmayándose uno tras otro hasta que no queda ni uno en pie.


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Caballo de Copas: Estoy harto de lo chulito y prepotente que te pones, la verdad. Te creerás que todo el mundo bebe los mares por ti o algo. Pues que sepas que no, que eres bastante mediocre para lo que se puede encontrar uno por el mundo. Por favor, ¿te crees super atractivo por tener el pelo limpio? Solo porque te duches los viernes no eres especial. Seguro que por el mundo hay chicos bastante mejores que tú.

Caballo de Bastos: Nadie ha pedido tu opinión y la verdad es que me importa bien poco. No eres el más indicado para meterte con mi físico. Me he liado con orcos mucho más atractivos que tú.

Caballo de Copas: Repite eso si hay h*evos.

Caballo de Bastos: Me he liado con orcos mucho más atractivos que tú. Y mucho más simpáticos.

Caballo de Copas: Pues yo no me he liado con ningún orco, pero seguro que son más simpáticos y más guapos que tú, que tampoco es muy difícil, aunque te lo tengas muy creído.

Caballo de Bastos: Son tus gustos, te lo respeto. La belleza es subjetiva, pero a mí me parecen más atractivos los orcos que tú.

Caballo de Copas: Qué pesado eres, chico, que no me lo repitas diez veces, que ya sé que tienes serrín en la cabeza, pero tampoco tienes por qué demostrarlo durante las 24 horas. Y a ver si llega el viernes ya, que hueles a falta de ducha.

Caballo de Bastos: ¿Que huelo a falta de ducha? Pues tú hueles a no haberte duchado desde que has nacido, chaval.

Caballo de Copas: Sí, ¿y?

Caballo de Bastos: Pues entonces cállate.

Entonces, después de tanta discusión, se dan cuenta de que no hay nadie a su alrededor.

Caballo de Bastos: Oye, ¿y la gente?

Caballo de Copas: ¿Y a mí qué me cuentas? Se habrán ido porque hueles mal.

Caballo de Bastos: ...

Caballo de Copas. ¿Y qué hacemos?

Caballo de Bastos: ¿Y a mí qué me cuentas? Ya aparecerán. Voy a llamar a Sota de Bastos. ¡¡Sota de Bastos!!

Caballo de Copas no dice nada, no tiene a nadie a quien llamar. Sota de Copas está inconsciente y el resto no le cae muy bien, aparte de que sospecha que él no les cae muy bien a ellos. Pasa un rato en el que no abre la boca mientras Caballo de Bastos llama a Sota de Bastos sin fruto.

Caballo de Copas: Oye, ¿tú crees que les caigo mal?

Caballo de Bastos: ¿A quién?

Caballo de Copas: Al resto.

Caballo de Bastos: Bueno, me parecería lógico.

Caballo de Copas: ¿Por qué?

Caballo de Bastos: No sé, eres desagradable con todo el mundo.

Caballo de Copas: A.

Caballo de Bastos: De todos modos, ¿qué c*jones haces pensando si le caes mal a la gente en esta situación? J*der, que estamos perdidos en medio de un bosque.

Caballo de Copas: No sé... Me he puesto a pensar...

Entonces, se oyen voces en la lejanía. La cara de Caballo de Copas, que ya está harto de pasar rato con Caballo de Bastos, cambia por completo. Su sonrisa se ilumina.

Caballo de Copas: ¡Ya han venido! ¡Han venido a por nosotros!

Antes de que Caballo de Copas le de la señal a su corcel para salir corriendo en el sentido que le marcan las voces, Caballo de Bastos lo agarra para que no haga ningún movimiento en falso.

Caballo de Bastos: ¡Espera!

Caballo de Copas: ¿Qué?

Caballo de Bastos le hace una señal para que se calle y para que se escondan detrás de un árbol. Las voces se hacen cada vez más cercanas. Después de un rato esperando en el árbol se dan cuenta de que las voces son de personas que no conocen.

Caballo de Copas: ???

Caballo de Bastos vuelve a hacerle la señal de que se calle. Las personas en cuestión que van hablando por el bosque son dos elfos ataviados con las típicas ropas de elfo y armados con los típicos arcos de elfo. No parecían muy fuertes, pero ¿quién podía saber eso a primera vista con seguridad? No quedaba más que escuchar su conversación.

Elfo 1: Me dijo Elftor que encontraron a dos en la trampilla.

Elfo 2: ¿Sí? Dabuten. Con esos dos y los cuatro que han dormido hace un momento podemos tener para una barbacoa rica rica.

Elfo 1: Me da a mí que la ceremonia de hoy va a ser demasiado pal body.

Elfo 2: Efectiviwonder. Además dicen que la mercancía en cuestión luce de diferentes nacionalidades. Vamos a tener una fiesta exótica cantidubi.

Caballo de Copas se lleva las manos a la boca. ¿Lo que creía que estaban diciendo es lo que estaban diciendo de verdad? Porque si es así probablemente se encuentren ante una fiesta culinaria de elfos caníbales.

Elfo 2: Bueno, tronco, yo creo que no vamos a encontrar ningún humano por aquí. Creo que deberíamos irnos pa la keli y prepararnos para lo de esta noche.

Elfo 1: Dabuten. Pues a mover el body y pa la keli.

Cuando los elfos caníbales se alejan de allí, sin que aún de tiempo a perderlos de vista,  Caballo de Copas mira a Caballo de Bastos con incredulidad.

Caballo de Copas: ¿Pero qué es esto? ¿Por qué hablan así?

Caballo de Bastos: Creo que son los vestigios del idioma élfico antiguo... ¿Pero qué c*jones acabamos de oír?

Caballo de Copas: Pues tiene pinta de que se quieren comer a nuestros amiguitos. Y de que van a hacer una barbacoa.

Caballo de Bastos: J*der, es que pinta todo bien j*dido. ¿Qué deberíamos hacer?

Caballo de Copas: Irnos lo más lejos posible.

Caballo de Bastos: ¡Ni de c*ña! No pienso dejar a mi compañero tirado cuando puede ser pasto de elfos que hacen barbacoas de carne humana. ¡Yo voy! Y salvaré a Sota de Bastos.

Caballo de Copas: Uy... Es verdad... Sota de Bastos... Me gustaría que no muriera, por lo menos antes de que yo pueda rememorar nuestra noche de sadomasoquismo extremo una vez más.

Caballo de Bastos: No hubo ninguna noche de sadomasoquismo extremo.

Caballo de Copas: Como sea, no tenemos tiempo que perder, tenemos que seguir a esos elfos antes de perderlos de vista...


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Caballo de Espadas abre los ojos en un estado de confusión absoluta. Lo último que recuerda es estar en el bosque buscando a su prima después de haberse separado de ella por error. Ahora está en una especie de lúgubre mazmorra desconocida. Mira a su alrededor y Sota de Copas se encuentra recostada en una de las paredes del lugar. Ahora tiene los ojos abiertos, al contrario que en su último recuerdo, que estaba totalmente inconsciente. A pesar de todo, tampoco tiene muy buen aspecto.

Sota de Copas: Te iba a preguntar que dónde estábamos, pero tampoco tienes mucha pinta de saber.

Caballo de Espadas mira a su alrededor con confusión una vez más, sin responder directamente a su acompañante. Además de estar rodeados de oscuridad, unos barrotes los separan de lo que parece un pasillo típico de mazmorra, de donde sale algo de luz, aparentemente de antorcha, según se puede ver desde el punto de la celda donde está tendido.

Caballo de Espadas: ¿Tú sabes algo?

Sota de Copas: Yo me he despertado aquí y creo que sé menos que tú.

Caballo de Espadas: Solo sé que nos perdimos en el bosque...

Sota de Copas: Ah... ¿Y el resto?

Caballo de Espadas: Nos perdimos tú y yo... Aún no pude encontrar a mi prima... Y ahora estoy en una mazmorra desconocida... Una mazmorra desconocida en la que seguramente me muera antes de verla una última vez...

Sota de Copas: Uffff, relaja, chico, que estoy mareada, como para que empieces con tus dramas...

Caballo de Espadas: Perdón... La desesperación me consume... No estoy acostumbrado a que me encierren, pero menos acostumbrado estoy a la incertidumbre sobre el paradero de Sota de Espadas...

Sota de Copas: Ah, bueno, pues sea como sea, creo que tendremos que buscar una manera de salir...

Caballo de Espadas: Sí...

Caballo de Espadas se incorpora, quedando sentado sobre el suelo, y va a coger su espada, pero entonces se da cuenta de que no la tiene.

Caballo de Espadas: No tengo mi espada.

Sota de Copas: Supongo que si nos tienen prisioneros te habrán quitado las armas...

Caballo de Espadas: Tiene sentido.

Entonces, Caballo de Espadas se percata de una cosa. Un dolor bastante fuerte atormenta su tobillo.

Caballo de Espadas: Ouch...

Parece que se había dado un buen golpe al caer en la trampa del bosque.

Sota de Copas: ¿Qué te pasa?

Caballo de Espadas: Me duele el tobillo...

Sota de Copas: Vaya, ¿me dejas que te lo vea?

Caballo de Espadas: ¿Para qué?

Sota de Copas: Pues para ver si puedo hacer algo...

Caballo de Espadas: ¿Y no me lo puedes curar sin verlo?

Sota de Copas: Verás, es que aún no te lo puedo curar. No he recuperado todo mi poder mágico, y, además, mira eso...

Sota de Copas señala las cuatro paredes de la celda. Hay cuatro símbolos grabados sobre ellas, próximos a las esquinas de la pared de piedra. Caballo de Espadas mira sin saber muy bien qué es todo eso.

Sota de Copas: Son runas.

Caballo de Espadas: ...

Sota de Copas: En concreto, estas son runas de inhibición. Cuando alguien pone sus runas en una estancia, nadie más puede utilizar la magia aparte de quien las ha puesto. Es lógico que estén en una celda, se ve que hay alguien con poder mágico por aquí. Las runas están hechas para que nadie use la magia en un sitio, pero la verdad es que son efectivas hasta el nivel de poder mágico de la persona que las ha puesto. Básicamente, si las pone alguien con poder 50 y entra alguien con poder 60 en la habitación, esta persona sí que podría usar su poder mágico, pero solo a partir de 50. Vamos, que una persona con nivel 60 podría utilizar 10 puntos de poder mágico, que es lo que excede del poder de las runas en cuestión.

Caballo de Espadas: Pero tú...

Sota de Copas: Por desgracia, no he recargado todo mi poder. De normal tengo un poder de 100, pero ahora mismo solo he cargado un total de 53. Y esta runa, por lo que se ve, es de un nivel superior, así que no le puedo hacer nada.

Caballo de Espadas: ¿Y entonces para qué me quieres ver el tobillo?

Sota de Copas: No puedo hacer magia, pero tengo ungüentos que preparé en su momento guardados que podrían servir aunque sea un poco.

Caballo de Espadas se quita la bota a regañadientes. Tiene el tobillo un poco hinchado, pero Sota de Copas se fija en otra cosa.

Sota de Copas: Vaya vaya, tienes juanetes en los pies.

Caballo de Espadas se sonroja.

Caballo de Espadas: ¿Y eso qué tiene que ver? ¿Por qué me dices eso? ¿A ti qué te importa?

Sota de Copas: Bueno, me llama la atención. Podría arreglártelo cuando salgamos de aquí y tenga todo mi poder... A la larga podrías agradecerlo.

Caballo de Espadas: ¿Para qué quiero eso? ¡Yo acepto mi cuerpo tal y como es y no voy a menospreciarme a mí mismo solo por aspectos físicos que no sean normativos por lo que dice la sociedad! El bodyshaming está fatal, que lo sepas.

Sota de Copas: No lo decía por eso, pero bueno, como veas. En fin, el tobillo lo tienes bastante hinchado. Tengo algún ungüento que puede servir, pero dudo que se te mejore al completo, pero bueno, te echaré este.

Sota de Copas unta el mejunje sobre el tobillo de Caballo de Espadas, que se sonroja e intenta mirar para otro lado.

Caballo de Espadas: Puedo echármelo yo solito.

Sota de Copas: No seas tsundere, no llegas a tu tobillo. Bueno, pues ya está. ¿Qué tal?

Caballo de Espadas: Un poco mejor.

Sota de Copas: Me alegro. En fin, habrá que ver cómo está la situación.

A duras penas, Sota de Copas se levanta. Parece que sigue mareada después de su largo periodo de inconsciencia debida a la pérdida de su poder mágico al completo. La recuperación no es inmediata, por lo que se ve. Costándole un poco moverse sin tambalear, consigue llegar a donde están los barrotes. Caballo de Espadas la sigue, cojeando ligeramente. Cuando llegan allí se encuentran algo parecido a lo que esperaban encontrar: el típico pasillo de mazmorra, donde hay otras celdas, pero vacías, y que se encuentra iluminado por antorchas incrustadas en las paredes. Después de un rato tanteando la situación, escuchan pasos.

Sota de Copas: Parece que tenemos vigilante.

Antes de que puedan ser vistos, intentan mirar por dónde se acerca su carcelero. Al final del pasillo se encuentra un elfo un poco menudo, ataviado con ropas élficas. Lleva una antorcha en una mano y un conjunto de llaves en la otra. Sí, todo indicaba a que ese elfo era el carcelero.

Caballo de Espadas: Elfos...

Cuando llega hacia su celda, se separan de los barrotes y se quedan recostados en las paredes, haciendo como que están ahí pasando el rato. "Lo lógico que se hace en una mazmorra", piensa Caballo de Espadas. El elfo no ve nada extraño, así que sigue caminando por el largo pasillo. Después vuelve a pasar por su puerta, caminando hacia el extremo del pasillo del que ha venido.

Sota de Copas: Está rondando las celdas.

Caballo de Espadas: Tenemos que lograr la forma de quitarle las llaves.

Sota de Copas: Tengo un plan, pero no sé si funcionará. Solo tienes que seguirme el rollo.

Caballo de Espadas: ¿A qué te refieres?

Sota de Copas: Va a volver a acercarse por aquí, así que yo le distraigo y, cuando esté bien distraído, tú le das un buen golpe en la cabeza con esto.

Sota de Copas se saca una cachiporra gigante del pequeño bolsito que lleva en la cintura.

Caballo de Espadas: PERO.

Sota de Copas: Es un basto de imitación que me pillé en una feria internacional de mi país y lo llevo guardado por si se me ponen pesaditos cuando voy de fiesta. No sabía que al final también iba a usarlo cuando me encerraran en una mazmorra élfica... Bueno, en fin, yo distraigo al elfo, el elfo se me acercará seguro, y cuando tenga su cabeza bien cerca de mí, zas, le das en toda la cabeza, le dejas inconsciente y le quito las llaves.

Caballo de Espadas: Esto pesa un poco... ¿Cómo es que lo llevas ahí?

Sota de Copas: Ya te lo he dicho, por si los moscones. Lo de que lo lleve en mi cuqui bolsito te lo explico otro día.

El plan parecía hacer aguas por todas partes. Además, Sota de Copas no había dicho nada sobre cómo iba a distraer al elfo en cuestión, pero, aun así, ¿qué otra cosa podían hacer? No había mucha esperanza ni muchas posibilidades, así que habría que confiar.

Los pasos del elfo se van escuchando cada vez más cerca. La tensión se va incrementando por momentos. Caballo de Espadas se pone nervioso. ¿Podría fiarse de Sota de Copas? ¿Qué es lo que iba a hacer? No faltaba mucho para descubrirlo. Los pasos se oyen muy próximos.

Sota de Copas: Vamos allá.

Lo que menos se esperaba Caballo de Espadas es que Sota de Copas se quitara su botín y sacara su pie desnudo por el espacio que separa dos de los barrotes de la celda que los mantiene cautivos. "¿Qué?", piensa, porque no puede pensar otra cosa. ¿Por qué se había sacado el pie? ¿Qué pretendía hacer con eso?

"Si funciona, funciona", piensa Sota de Copas. Sabía que sus pies eran muy apetecibles, y la vida le había enseñado que la persona que menos te podías imaginar podía resultar ser fetichista de pies. La última vez que conoció a alguien en una mazmorra, era fetichista de pies, y nunca antes había estado en una, así que, según su experiencia personal, la probabilidad de encontrarse con un fetichista de pies en una mazmorra ascendía al 100%.

Caballo de Espadas, en voz baja: ¿Pero qué estás haciendo?

Sota de Copas: Cállate, es nuestra única baza.

"Ya parece que se acerca más", piensan. El elfo pasa por delante de su celda. Sota de Copas pone cara de expectación, ¿qué podría pasar? Como poco, se distraería. No todos los días se ve un pie como el suyo. Por algo se había creado un cuerpo perfecto con magia. "Este plan hace aguas lo mires como lo mires", piensa Caballo de Espadas. Está completamente convencido de que van a morir de inanición en una celda élfica, así que empieza a pensar en su testamento. Entonces, sucede lo que menos se espera: el elfo se para en frente de Sota de Copas y se la queda mirando.

Sota de Copas: U uwu...

Pero, al segundo, sigue su paseo. Parece que el plan no había funcionado.

Caballo de Espadas: Te lo dije.

Sota de Copas: Pero valía la pena probar.

Entonces, antes de que a Sota de Copas le diera tiempo a recoger su pie e introducirlo en su bota, el elfo carcelero vuelve sobre sus pasos.

Elfo carcelero: Mmmmmmm... Lo siento pero no puedo resistirme.

Sin que nadie se lo esperase, con la respiración agitada, totalmente sonrojado y con la baba saliéndose de la boca a borbotones, el elfo se acerca de nuevo a Sota de Copas con pinta de tener ganas de pies. Tanto Caballo de Espadas como Sota de Copas están flipando.

Caballo de Espadas: ¿Qué?

Sota de Copas: ¡Lo sabía!

Elfo carcelero: Mmmmmm... No me aguanto más... Supongo que no importará...

Sota de Copas: Acércate, sé que te gusta.

El elfo se acerca más, mientras sus babas rebasan de su hocico y llegan al suelo. Al estar al lado de los pies de Sota de Copas, su respiración se agita más. Y entonces empieza a manosear el pie y a acercárselo a la cara.

Caballo de Espadas no sabe ni qué hacer a la situación.

Elfo carcelero: Mmmmmm...

Y empieza a lamerlo y a meterse los dedos uno a uno en la boca.

Elfo carcelero: Supongo que no importará...

Sota de Copas: MMMMMMM... No importa... Mmmmm... Claro que no importa... Nyaaa... Ahhhh...

"Pero... ¿QUÉ C*JONES? ¿POR QUÉ SE PONE ASÍ AHORA?", piensa Caballo de Espadas, aunque sabe que no le oye. Pero es que no puede dar crédito a lo que está viendo.

Elfo carcelero: Sí... No importa... No me dirán nada...

Sota de Copas: MMMMM... Sigue... Claro que no importa... Nadie te dirá nada mmmmm...

Elfo carcelero: No importa si pruebo un poco...

Sota de Copas: ????

Elfo carcelero: No importa si pruebo un poco de la cena antes de esta noche...

Sota de Copas cambia por completo su cara. Sus ojos se salen de sus órbitas. El elfo saca sus dientes a relucir, a punto de morder el hermoso pie de la hechicera. ¿Se va a comer su pie aquí y ahora? Eso sí que no se lo esperaba para nada. Entonces, Caballo de Espadas golpea fuertemente la cabeza del elfo caníbal antes de que le diera tiempo a hincar el diente.

El elfo cae inconsciente al momento.

Caballo de Espadas: ¿Qué c*jones?

Sota de Copas: Eso digo yo, ¿qué c*jones?

Caballo de Espadas: No, digo, ¿qué c*jones hacías?

Sota de Copas: Bueno, digamos que tengo la piel muy sensible...

Caballo de Espadas: ...

Sota de Copas: Como sea, vámonos de aquí...

Sota de Copas consigue quitarle las llaves al cuerpo sin consciencia del elfo caníbal carcelero. Después de unas cuantas pruebas con varias llaves, consiguen salir de la celda. Pero ahora falta encontrar: una salida, a sus acompañantes, sus armas, y su caballo.


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Sota de Espadas despierta en una postura que no le es muy familiar. Se encuentra atada de pies y manos por una misma cuerda. Una cuerda que recorre todo su cuerpo haciendo formas que le parecen de lo más obscenas y que no había visto en ningún otro momento. Una cuerda que, además, hacía que estuviese colgada en altura con su cara mirando hacia el suelo, sin poder moverse ni hacer nada. Lo único que puede hacer es flexionar el cuello para mirar hacia sus lados. Lo que logra ver es a aquellos con los que estaba antes de perder el conocimiento: Sota de Oros, Caballo de Oros y Sota de Bastos. Y todos están atados de la misma manera que ella, colgando de una viga de madera que va de un edificio de piedra a otro. Todo esto al aire libre. "No mires abajo, no mires abajo", piensa. Su postura es demasiado extrema y la altura no parece poca como para librarte del vértigo.

Pero la expresión "no mires abajo" es de esas expresiones que provocan el efecto contrario a lo que buscan. No puede evitar mirar abajo y encontrarse algo que no se hubiera esperado ni en sus peores pesadillas. Una especie de parrilla gigante como para cocinar a la brasa a un elefante se encuentra a una distancia de aproximadamente un metro de ellos.

Caballo de Oros: ¿Pero qué es esto?

Sota de Espadas: ¡No miréis abajo!

Evidentemente, todos miran hacia abajo.

Sota de Bastos: H*STIA P*TA.

Sota de Oros: ¡Podías no haber dicho nada!

Caballo de Oros directamente se desmaya. Mejor perder el conocimiento que presenciar la terrible situación a la que estaban siendo sometidos.

Sota de Oros: ¿Y qué son estas cuerdas? ¡Por favor! Esto es muy obsceno... Y me roza...

Sota de Espadas: Tsk... Nunca había visto nada así... ¿Qué clase de tortura es esta?

Sota de Oros: Terrible las cosas que te puedes encontrar por el mundo... Es que o sea, de verdad...

Sota de Bastos no dice nada. Esa situación no le es familiar, pero, a la vez, es como si lo fuera. La llama de los recuerdos empieza a prenderse en su interior. ¿Qué es lo que estaba empezando a recordar?

Sota de Bastos: Esto... Esto me está dando flashbacks de la antigüedad.

Algo se le escapaba. Durante años, Sota de Bastos había dejado atrás su pasado ninfómano. Lo había dejado tan atrás que muchas de las prácticas que llevaba a cabo en el pasado se habían borrado de su memoria. O al menos eso creía. Más que un borrado, había sido un empañamiento. Sus recuerdos estaban ahí, pero difusos. Todo eso que estaba viviendo en ese lugar lo había vivido tiempo antes, aunque él no era quien se encontraba en esa situación.

Sota de Bastos: Esto es shibari.


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Lejos de allí, en la aldea donde habían tenido su última gran batalla, cientos de cuerpos inconscientes siguen tendidos en el suelo. Poco después su marcha, el hombre que lideraba a los dos arqueros que se encontraron después de partir de Uvunu se encuentra allí. Sí, el hombre que cogió siete puñales y se lanzó a la aventura después de conocer la noticia de que Sota de Espadas andaba por allí.

El hombre mira los cuerpos ensangrentados con sorpresa. "Ya han estado por aquí", piensa. Todos los allí presentes tenían toda la pinta de ser cazarrecompensas de bajo nivel. Y habían sido derrotados. Obviamente, los primos Varyia eran fuertes, pero el hecho de que hubieran sido capaces de derrotar a tantos cazarrecompensas, por mucho que tuviesen menos nivel que él por lo que aparentaban, era demasiado. A pesar de ello, no se echa atrás.

Jefe: Está bien, no pueden estar demasiado lejos.

El hombre se monta en su caballo y se lanza al camino que va hacia el Condado de Indura. "No deben estar muy lejos. Les alcanzaré en la primera aldea de Grandragón", piensa. Y allí que se dirige, con su caballo y sus puñales. Confiando en encontrarse con la mayor recompensa a la que jamás había optado. Y también con lo que podía ser una cruenta batalla.

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