Capítulo 16: No es oro todo lo que reluce.

Caballo de Espadas: ¿Y se puede saber qué quieres?

Sota de Copas: Que vengas.

Caballo de Espadas: ¿Y por qué tengo que ir cuando tú me digas y a donde tú digas?

Sota de Copas: Porque necesito hablar contigo sobre una cosa.

Caballo de Espadas: ¿No puedes decírmelo aquí?

Sota de Copas: No. Es una cosa privada entre nosotros dos.

Sota de Oros: Uy, ¿y eso?

Caballo de Espadas: Tsk. No me hace gracia.

Sota de Copas: Tú verás. Lo que tengo que decirte te interesa.

Caballo de Espadas, a regañadientes se levanta y va con Sota de Copas a un lugar alejado de la sociedad, entre los árboles.

Caballo de Espadas: Si me has llamado para que no le diga nada a Sota de Espadas sobre tu identidad, que sepas que no tenía pensado decir yo nada. Ya habrás visto que no voy a ser yo quien lo diga. Eso es tu responsabilidad.

Sota de Copas: Pues no te he llamado por eso.

Caballo de Espadas: Sea como sea, lo que me tengas que decir me lo podías haber dicho por telepatía.

Sota de Copas: La telepatía es magia muy compleja, gasta mucho poder mágico y no puedo ir usándola así como así. Necesito tener poder mágico para más tarde, por si acaso.

Caballo de Espadas: Más te vale no utilizar la telepatía con Sota de Espadas.

Sota de Copas: No. No acostumbro a usar la telepatía con la gente con la que me acuesto.

Caballo de Espadas: Grrrrr...

Sota de Copas: Además, sólo puedo utilizar la telepatía con gente a la que he aplicado un hechizo de curación, así que por eso, de momento, no tienes que preocuparte.

Caballo de Espadas: Así que sólo me curaste para poder tener acceso a mi mente...

Sota de Copas: Pues la verdad es que no. No te confundas. Sería un desperdicio que se perdiese esa carita.

Caballo de Espadas: ...

Sota de Copas: Ah, no malinterpretes. No eres mi tipo, pero igual de alguien sí lo eres.

Caballo de Espadas: Déjate de rollos. ¿Para qué me has llamado, Sota de Copas? ¿O debería decir Hechicera Gris Oscuro Casi Negro Tonalidad PMS 426?

Sota de Copas: Así es como me llamo. Vaya, estás más informado de lo que creía. Pero Sota de Copas sí es mi nombre real, y es como me llama la gente cercana, así que te agradecería que me llamaras por este nombre.

Caballo de Espadas: ...

Sota de Copas: Y yo que pensaba que eras un chavalín inculto que no tenía ni idea del mundo que le rodea. Eres una caja de sorpresas.

Caballo de Espadas: No te sientas especial. Cualquiera sabe quién es la hechicera más importante del Reino de Copas. Lo que no me esperaba es que iba a ser así... Me esperaba alguien más... Inteligente.

Sota de Copas: Bueno, es lo que hay. Lamento haber decepcionado a tus expectativas.

Caballo de Espadas: Y tampoco luces para nada parecida a la de las imágenes. Cómo decirlo... Estás mucho peor en persona.

Sota de Copas: Ah, bueno, tienes razón. Este no es mi cuerpo de verdad. Es un cuerpo falso que he creado con magia para que no me reconozcan. Ya sabes, la fama es difícil. Eso y que puede haber quien quiera mi cabeza.

Caballo de Espadas: No sé para qué.

Sota de Copas: Cosas de la fama y la relevancia. Tú no lo entenderías. O igual sí... Porque sé mucho más de ti y de tu prima de lo que tú crees.

Caballo de Espadas: ¿Por leerme la mente?

Sota de Copas: No. Ya lo sabía de antes. A diferencia de ti, yo tengo buen ojo y buena memoria. Al ver a Sota de Espadas me di cuenta... Sota de Espadas es una persona muy importante entre los Caballeros del Reino de Espadas. Su cabeza tiene puesto precio en mi país. Supe reconocer la imagen de los carteles de recompensas desde el primer momento...

Caballo de Espadas: Entonces... Tú... Nos vas a delatar.

Sota de Copas: Ah, no, no. A mí esas cosas no me importan. No tengo intención de volver a mi país, creo que es el momento de vivir la vida y conocer mundo. Que se pida recompensa por la cabeza de Sota de Espadas no me importa mucho y es algo que no tiene nada que ver conmigo.

Caballo de Espadas: Y entonces, ¿qué es lo que quieres de mí?

Sota de Copas: Ah, sí. Quiero enseñarte magia.

Ni Caballo de Espadas ni ninguno de nosotros se hubiera esperado que la intención de Sota de Copas era enseñarle magia. Lo primero que se le pasó de la cabeza al Caballero del Reino de Espadas es que no era oro todo lo que relucía y que Sota de Copas tenía alguna clase de segunda intención. No podía tener un gesto altruista con alguien que le caía mal como él y que había dado serias muestras de odiarla. Ya había mostrado suficiente amabilidad al curarle en el Bosque de los Lamentos.

Caballo de Espadas: ¿Qué?

Sota de Copas: Como lo oyes. Quiero enseñarte magia.

Caballo de Espadas: ¿Y eso a qué viene? Que sepas que no me vas a engañar. No pienso caer en sea cual sea el truco que te traes entre manos. Si quieres algo, de mí no lo vas a conseguir. No soy un ingenuo como tú te piensas.

Sota de Copas: No busco nada a cambio... Bueno, simplemente he sentido mucha curiosidad hacia ti y hacia esa gran energía negativa que emanas.

Caballo de Espadas: ...

Sota de Copas: Creo que te vendría muy bien canalizar esa energía negativa en poder mágico. Esa energía negativa puede ser un engorro para ti, pero también se puede sacar ventaja de ello. Verás, con tu energía negativa eres un imán para espíritus malignos, pero si le sacas partido a esa energía negativa para canalizarla en poder mágico, entonces podrás defenderte. Eres un descubrimiento único.

Caballo de Espadas: O sea que me quieres para tus experimentos.

Sota de Copas: No es ningún experimento. Solo me parece interesante y me gustaría interesante, pero, evidentemente, se lo que hago. Y lo hago por amor a la magia.

Caballo de Espadas: No tengo ningún interés. Gracias.

Sota de Copas. En fin, es bueno para ti y te ayudaría en tu vida. No pierdas esta oportunidad por el hecho de que te caiga mal... Simplemente, te ofrezco esta oportunidad porque creo que eres buena persona.

Caballo de Espadas: ¿Yo? ¿Buena persona? Ja.

Sota de Copas: Impediste que el Lamento me matara en el bosque.

Caballo de Espadas: Es lo que cualquiera hubiera hecho. Eso no me convierte en buena persona.

Sota de Copas: Pero, aun así, te estoy ofreciendo esta oportunidad única...

Caballo de Espadas: No entiendo en qué me va a ayudar. Siempre he vivido muy bien así.

Sota de Copas: Ya has visto los espíritus cómo se las gastan. Y no solo eso, en este viaje te vas a encontrar peligros de los que te convendrá defenderte.

Caballo de Espadas: Ya tengo mi espada.

Sota de Copas: La espada no te servirá para todo en esta vida. La magia te va a ayudar a repeler espíritus, a defenderte de ellos y a defenderte de magia, aunque no provenga de espíritus.

Caballo de Espadas: ¿Y qué me das a cambio?

Sota de Copas: Si me dejas que te enseñe, haré lo que me pidas.

Caballo de Espadas: ???

Sota de Copas: Puedes pedirme cualquier cosa. Venga, pide por esa boquita. No valen cosas sexuales.

Caballo de Espadas: Cualquier cosa...

Sota de Copas: Venga.

Caballo de Espadas: Entonces, te pido que no te acuestes nunca más con Sota de Espadas.

Sota de Copas: He dicho que no valen cosas sexuales.

Caballo de Espadas: Pero... Grr...

Sota de Copas: Venga, pídeme otra cosa.

Caballo de Espadas: Entonces... Te pido que protejas a Sota de Espadas.

Sota de Copas: Eso está hecho.

Caballo de Espadas: ¿Y ahora qué?

Sota de Copas: Te unirás a mis clases de magia cuando tengamos un lugar donde poder hacer las clases con tranquilidad, que espero que sea más pronto que tarde. La primera tarde libre que tengamos cuando lleguemos a una aldea.

Caballo de Espadas: Está bien, ¿ya me puedo ir?

Sota de Copas: Sí. Yo también me voy con el resto, pero un rato más tarde, no quiero que se me asocie contigo.

Caballo de Espadas: .

Al cabo de un rato ambos están ya en sus respectivas posiciones anteriores. Llegaron antes de que la gente se despertara, y es que debían estar todos muy cansaditos (normal después del trote que se habían pegado en el bosque). Aunque todavía les quedaba mucho trote. Al despertar cogieron sus cosas y se pusieron manos a la obra, de camino al Feudo de Uvunu, donde les esperarían los placeres más ocultos de esta vida, experiencias que no se podían vivir en ninguna parte del Reino de Oros más que en la ciudad sin ley, y, sobre todo, un taburete donde darse un descansito, porque, como ya se ha dicho, llevaban un trote...

El camino hacia el Feudo de Uvunu no es muy largo que digamos. Si hubieran andado un poco más en vez de quedarse en la arboleda a descansar, hubieran pasado la noche en una cama o lo que sea. Pero nunca se sabe en el mundo medieval, las distancias en el mapa pueden marcar dos minutos o dos horas. Así que, en menos de media hora de despertarse y ponerse en camino, avistaron las almenas de la fortaleza del Feudo de Uvunu.

Sota de Oros: ¡Que ya llegamos!

Caballo de Espadas: Así que eso es el Feudo de Uwuowo.

Sota de Copas: Se dice Feudo de Uvunu, analfabeto.

Caballo de Espadas: ...

Con toda la emoción del mundo, acaban llegando al Feudo de Uvunu. Les sorprende mucho el hecho de que no haya nadie vigilando en las compuertas, pero no le dan más importancia y entran como Pedro por su casa.

Sota de Espadas: ¿No hay nadie vigilando?

Caballo de Bastos: Eso parece.

Caballo de Oros: Supongo que es lo típico en una ciudad sin ley, ¿no?

Caballo de Espadas: No sé, nunca he estado en una ciudad sin ley.

Sota de Copas: En fin.

Y, sin más dilación, entran en el Feudo de Uvunu. Lo que se encuentran allí no se parece en nada a lo que se esperaban. Varios trolls enormes atemorizan a la población y destrozan con sus porras todo lo que pillan a su paso. La gente intenta resguardarse y protegerse donde puede y como puede. Personas corriendo, personas gritando y trolls destrozándolo todo es lo que se encuentran los viajeros al entrar en el Feudo de Uvunu.

Sota de Copas: Vaya, pues sí que se toman en serio lo de ciudad sin ley.

Caballo de Bastos: En fin.

Sin decir más palabras, saca su basto y se pone a repartir estopa a los trolls. Se le une Sota de Bastos. Los trolls se quedan sin palabras. Los que no acaban K.O., salen de allí por patas y suplicando clemencia, asegurando que no volverán a pasar por allí. Caballo de Bastos se acicala un poco la ropa. Sota de Bastos hace estiramientos.

Sota de Bastos: ¿Alguien más?

No parece que hubiera más trolls por allí, aparte de los que estaban inconscientes en el suelo. Una mujer se acerca a Sota de Bastos. Tiene las ropas sucias y destrozadas. Está llorando.

Señora: ¡¡¡Muchas gracias!!! ¡¡¡Muchas gracias!!! ¿Cómo podré agradeceros esto? ¡Nos habéis salvado?

Sota de Bastos: ??

Señora: ¡¡Nos tenían atemorizados!! Mirad, esa es mi tienda de verduras... ¡¡La han destrozado!! ¡¡Y han estado a punto de acabar con mi vida!! ¡¡Si llegáis a venir un poco más tarde...!!

Caballo de Bastos: No se preocupe, señora, ahora está a salvo, aunque... Si pudiera ayudarnos con una humilde aportación...

La señora llora. Su tienda está completamente destrozada. Parece que no tiene nada.

Caballo de Bastos pone la mano como esperando alguna clase de recompensa.

Sota de Bastos: Bueno, parece que la señora no tiene mucho que darnos... Déjalo...

Entonces, aparece un hombre de mediana edad ataviado con elegantes ropas. Parece que ha salido del castillo más grande del lugar, al que rodean una serie de casas pequeñas. Está aplaudiendo.

Señor: Así que vosotros sois quienes habéis salvado a nuestro pueblo...

Sota de Bastos: Si usted lo dic...

Caballo de Bastos: Por supuesto que sí. Hemos sido nosotros. No es por alardear ni nada, pero con nuestras armas no se ha resistido ninguno de esos trolls. Al ver a toda esta gente sufriendo, no hemos podido resistirnos a ayudar. A veces, las personas tenemos que mirar por los demás, y más en situaciones de peligro. A algunos nos llama el deber allá por donde vayamos. ¿No es eso lo que tenemos que hacer siempre?

Señor: Como me imaginaba... Nos habéis librado de esta pesadilla que llevaba días atormentándonos... Ya podéis ver... Han saqueado y destruido los comercios del pueblo, han atormentado a nuestros habitantes. Se habían convertido en los jefes de la zoña. Y nadie venía a ayudarnos, ya sabéis, estamos aquí abandonados del mundo... Pero entonces llegasteis vosotros y nos salvasteis. ¿Cómo podremos agradeceroslo? Como Señor del Feudo de Uvunu, les invito a pasar a mi castillo en señal de agradecimiento.

Caballo de Bastos: ¿Solo eso...?

Sota de Bastos: ¡Vale!

Señor: Y, por supuesto, pueden venir también vuestros compañeros.

Mira al resto de los viajeros.

Y, sin más dilación, entran en el castillo. De primeras, se sorprenden al ver lo elegante y lujoso que es todo. Los pasillos, las salas, las pinturas... Todo es extremadamente amplio, lujoso y de una gran calidad. Después de andar durante un rato por largos pasillos y pasar junto a elegantes salones, llegan a una especie de salón final, el salón donde el Señor de Uvunu tiene el asiento donde se supone que recibe a las visitas importantes.

Señor de Uvunu: Ahora que estamos aquí, puedo mostraros mi infinito agradecimiento... En nombre del Feudo de Uvunu y de sus ciudadanos, recibiréis vuestra recompensa... ¡Sirvientes!

Vienen dos sirvientes. Les dice algo al oído. Los allí presentes no escuchan nada.

Esperan un rato sin mediar palabra. El silencio se hace incómodo, pero acaba llegando un hombre con elegantes ropas. El Señor de Uvunu le dice algo al oído y se va. "Demasiado secretito", piensa Caballo de Espadas, desconfiando, como siempre. Aunque, a los pocos segundos de irse, el Señor de Uvunu aclara algo.

Señor de Uvunu: Es el encargado de las finanzas del Feudo.

Ahora se quedaban más tranquilos. Al cabo de un rato y de otro silencio sepulcral, aparece por allí el encargado de las finanzas con un par de sacos que parecen pesar mucho.

Encargado de las finanzas: Aquí están.

Señor de Uvunu: Bien, pues aquí tenéis, nobles caballeros bastenses, vuestra recompensa.

Sota de Bastos: No j*das.

Las expresiones son de alegría total, pero aún es mayor su alegría al ver lo que hay dentro de los sacos: una cantidad de monedas de oro que no se hubieran imaginado en ningún momento. Jamás por derrotar a bestias, trolls, minotauros y otras criaturas fantásticas habían conseguido obtener una suma de dinero igual.

Caballo de Bastos: Pero esto... ¡¡¡¡¡¡!!!!!! Wow...

Señor de Uvunu: Esto es solo una pequeña muestra de nuestro agradecimiento.

Sota de Bastos: Pero... Es demasiado... Hasta para nosotros...

Señor de Uvunu: Aún es poco para la alegría que habéis traído a Uvunu. Seréis recordados como héroes. Así que, por supuesto, como muestra de nuestra hospitalidad, dejad que os ofrezcamos alojamiento durante todo el tiempo que queráis. Por supuesto, para vosotros y vuestros compañeros de viaje.

Sota de Bastos: ¿De verdad?

Señor de Uvunu: Por supuesto. Y seguro que tenéis hambre... Así que, durante el tiempo que permanezcáis aquí, tendréis toda la comida que queráis. Y hoy prepararemos un almuerzo especial como agradecimiento. Además de que esta noche, se celebrará en la plaza principal una fiesta en vuestro honor. Habrá comida, cerveza, el mejor champagne, bailes, música en vivo, baile y orgía.

Sota de Bastos: ¿¿De verdad?? ¡¡Muchas gracias!!

Caballo de Bastos: ¿¿¿Habrá orgía???

Señor de Uvunu: Por supuesto. ¿Qué es una fiesta sin una orgía? Para los que quieran apuntarse, claro.

Sota de Copas: Vaya, esto se pone interesante, Caballo de Bastos.

Caballo de Bastos: ¡Claro que se pone interesante!

Señor de Uvunu: Y ahora, dejad que os acompañe a vuestros aposentos en las plantas superiores del castillo.

El Señor de Uvunu guía a sus visitantes otra vez por inmensos pasillos. Esta vez suben y suben escaleras, hasta que suben a un inmenso pasillo otra vez.

Señor de Uvunu: Estas son las habitaciones de los invitados.

Caballo de Bastos: ¿Todas estas?

Señor de Uvunu: Claro que sí. Tendréis una habitación para cada uno de vosotros.

Caballo de Bastos. ¿De verdad?

Sota de Oros: ¿Hace cuánto tiempo que no dormíamos solos? ¡¡Echaba de menos tener una intimidad básica!!

Sota de Copas: Esto es vida... Muchas gracias...

Señor de Uvunu: Podéis entrar en la habitación que os plazca. Antes de bajar a la comida, pasará personal del servicio con nuevas ropas de marca cortesía del Feudo de Uvunu, en agradecimiento por su hazaña, tanto para ustedes, caballeros de Bastos, como para sus acompañantes.

El Señor de Uvunu deja la planta de los invitados bajando las escaleras. Los viajeros se quedan en shock. ¿Qué es lo que acababa de ocurrir? Después de un trote absoluto las cosas se habían dado de tal manera que por fin iban a poder darse un descansito. Y menudo descansito, un descansito de lujo.

Caballo de Copas: En fin, yo me iré a echarme una siesta, que me duele todo el cuerpo. Vaya agujetas traigo, y no sé por qué.

Y se mete en la primera habitación que pilla. Al abrir la puerta, se encuentra una lujosa cama de agua con dosel. Se queda flipando. A través de la puerta, todos oyen su grito de emoción al encontrarse lo que se encuentra.

Sota de Copas: Uy, debe ser muy bueno lo que hay en estas habitaciones, no puedo esperar a entrar en la mía... Por cierto, Sota de Espadas, si quieres venir después de comer...

Sota de Espadas: Venga.

Caballo de Espadas empieza a rabiar de la nada.

Caballo de Espadas: Grrr grrr grrrr...

Sota de Espadas: ¿Qué te pasa, Caballo de Espadas?

Caballo de Espadas: Nada.

Y se mete en la primera habitación que encuentra, sin decir nada más, de manera dramática. Todos se le quedan mirando.

Caballo de Bastos: Por cierto, Caballo de Oros...

Caballo de Oros: ¿Qué quieres ahora? Si no es nada importante o tiene que ver con tus perversiones, no me hables, no me interesa.

Caballo de Bastos le da los sacos con las monedas.

Caballo de Bastos: Con esto está cubierto el 25% de nuestra deuda.

Sota de Bastos: Eh, un momento, pero no se lo des todo así de golpe.

Caballo de Bastos: ????

Sota de Bastos: Es que... Yo también cuento.

Caballo de Bastos: Tenemos una deuda y hay que pagarla. Te recuerdo que todo lo que ganemos se lo tenemos que dar a ellos, a cambio de mantenernos con vida.

Sota de Bastos: Jo... Ni me acordaba... Han pasado tantas cosas desde entonces... Y solo hace poco más de un día de eso.

Caballo de Oros: Pero... Todo este dinero... De golpe...

Sota de Oros: Para nosotros, o sea, esto es una miseria, pero para vosotros que sois, o sea, pobres, tiene que ser muy duro, creo.

Caballo de Bastos sonríe, con su habitual sonrisa, pero a la vez pone mala cara. La típica cara de que te están tocando la moral pero no quieres que se note pero se acaba notando.

Caballo de Bastos: ...

Caballo de Oros: G...gracias... Caballo de Bastos... Eres muy amable...

Caballo de Bastos: No hay de qué.

Caballo de Oros: Adiós, pasad una buena mañana, descansad. Nos vemos en la comida, uwu.

Todos entran a sus habitaciones por separado y pasan los que serán sus primeros momentos de verdadera soledad en lo que llevan de viaje. Una soledad que pueden disfrutar, sin espíritus que les molesten. Unos aprovechan para echarse una siesta, otros para pensar en sus dramas existenciales y otros para flipar con los lujos que tienen las habitaciones en cuestión.

Ahora sí, podían darse un descansito, porque llevaban un trote...

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