Capítulo 15: El suelo es como un colchón de látex si te mentalizas.

El Reino de Oros. La tierra de la prosperidad económica. Durante décadas, siglos, lustros y años, el Reino de Oros se ha hecho con la mayor fortuna existente en Naipes. Y la fortuna lleva a un mayor poder en el campo de batalla. Y un mayor poder en el campo de batalla lleva a la conquista de extensos territorios que antaño pertenecieron a los reinos vecinos. Actualmente el Reino de Oros es el más vasto Reino de los cuatro Reinos de Naipes. Lo suyo les ha costado, si hablamos en términos monetarios.

Nada tiene que hacer ninguno de los tres Reinos restantes contra las reservas de Oro del Reino de Oros, que cuenta con el inestimable poder del poderoso caballero llamado Don Dinero. Si tienes a Don Dinero de tu lado, ¿quién da más? Se puede decir que las tropas del Reino de Oros no son las mejor preparadas de Naipes ni de lejos. Nada tienen que hacer contra la fuerza de las tropas del Reino de Bastos, ni contra la magia de los hechiceros del Reino de Copas, ni contra la excelente preparación en el combate de los espadachines del Reino de Espadas. Pero tienen una cosa que los demás no tienen: el oro. El oro que es capaz de comprar todo lo imaginable. Desde mercenarios de tierras lejanas y aún desconocidas, hasta la rendición del enemigo, pasando por seis de los siete Dragones de Naipes.

Actualmente los Reinos de Copas y Bastos cuentan con territorios muy reducidos. Alguna vez tuvieron más tierras, pero o por dejadez o por la fuerza del Reino de Oros, acabaron en manos de este último. El Reino de Bastos aún no se ha rendido ante Oros, a pesar de estar en una época de forzada paz. Sin embargo, el Reino de Copas fue el primer y único Reino en firmar la paz con el Reino de Oros, convirtiéndose en su reino vasallo y aliado. Mientras tanto, el Reino de Espadas cuenta con el segundo territorio más vasto de Naipes. La gran habilidad de sus tropas y la preparación de sus estrategas fue esencial en la defensa de sus fronteras. A pesar de todo, es la sombra de lo que algún día fue. Si bien mantiene gran parte de su territorio tradicional, se perdieron importantes plazas en largas batallas.

Siendo el Reino con mayor terreno y con mayor población (que no densidad de población), el Reino de Oros también es el que tiene una regulación más estricta, existiendo unas rígidas normas sociales y morales que se encuentran reflejadas en la Ley. Normas que si te saltas puedes acabar muy mal parado. El Reino de Oros es el único Reino de los cuatro Reinos de Naipes en el que está instaurada la Inquisición. Las técnicas de tortura medieval son las más punteras del momento y cada semana sale un nuevo y sorprendente avance que hace que el Reino de Oros sea la envidia del resto del mundo en temas de tecnología punta de torturas.

En este contexto, el Reino de Oros se abre ante los ojos de nuestros protagonistas. Una vasta llanura cubierta de trigo del color del mismísimo oro es lo primero que se ve al salir del Bosque de los Lamentos. La Llanura Dorada da la bienvenida al Reino de Oros. Ya está anocheciendo y no puede verse la estampa en su esplendor, pero es lo que hay. Simplemente se ve trigo, trigo y más trigo. Ni rastro de la espesura de la niebla del bosque.

Caballo de Oros: Hogar, dulce hogar.

Caballo de Copas: Uaaaaahhh, qué sueño. Menudo trote que nos hemos dado.

Caballo de Oros: Sí, vendría bien un descansito.

Sota de Oros: Aquí en nuestra tierra se descansa que da gusto, qué ganas tenía de llegar.

Sota de Espadas: Pero por aquí no tiene pinta de haber nada para descansar...

En efecto, una vasta llanura en la que hay trigo, trigo y más trigo se abría ante sus ojos. Por si no quedaba suficientemente claro. Ni rastro de sombras (que no fueran las del Bosque de los Lamentos, que no querían ver ni en pintura), de arboledas, ni mucho menos, de aldeas. Estaban en la Llanura Dorada, conocida por ser la mayor llanura de Naipes. Mucho había que andar para encontrarse con la zona habitada más cercana. Lo de descansar estaba fastidiado.

Caballo de Copas: Podemos descansar aquí, en la entrada del Bosque.

Caballo de Espadas: Ni de coña. El bosque este cuanto más lejos, mejor.

Sota de Copas: Por una vez, tengo que darle la razón a Caballo de Espadas. Aunque estemos en la entrada-salida del Bosque de los Lamentos, sus peligros alcanzan hasta donde alcanza la sombra de sus árboles milenarios.

Caballo de Copas: ¿Y entonces qué hacemos?

Sota de Copas: Pues seguir andando hasta que encontremos un sitio digno para descansar.

Sota de Oros: Menos mal, pensaba que se os estaba pasando por la cabeza dormir en el suelo, o sea...

Caballo de Copas: No, hombre, no.

Sota de Copas: Según el mapa, por aquí está el Feudo de Uvunu. Es así lo más cerca que hay.

Sota de Oros: El Feudo de Uvunu está abandonado de la mano de Dios. En el sentido literal.

Sota de Copas: ???

Sota de Oros: Me sorprende hasta que salga en el mapa. Está prácticamente abandonado por las leyes de nuestro reino. Hace tiempo que nadie del Reino se pasa por allí para controlarlo. Se dice que es una tierra sin ley.

Sota de Copas: Entonces genial.

Caballo de Oros: No sé si es buena idea. Es un lugar que atrae el crimen y las fechorías. Creo. Porque tampoco se sabe mucho de lo que pasa allí, la verdad. Es como si fuese un vacío en medio de la tierra.

Sota de Copas: Me gusta, me gusta.

Sota de Oros: Yo no iría...

Caballo de Bastos: Vosotros lo tenéis muy fácil, estáis en vuestro propio reino. Podéis entrar donde queráis y nadie os pondrá pegas. Nosotros somos extranjeros, venimos de países enemigos, en nuestra mayoría. Tampoco tenemos un motivo claro y confiable para estar por aquí, no tenemos fácil entrar en cualquier sitio. Una ciudad sin ley nos permitiría cobijo por una noche, no pondrían ninguna pega para que entráramos.

Caballo de Copas: Vaya, si piensas y todo.

Caballo de Bastos: Soy una caja de sorpresas.

Sota de Copas: Será rubio, pero no es tonto. En fin, habrá que hacerle caso.

Caballo de Oros: Si ellos vivían antes en el Reino de Oros y se ganaban la vida en el Reino de Oros, no sé qué dice ahora de problemas para entrar a sitios.

Caballo de Bastos: Normalmente íbamos por aldeas. No nos metíamos en feudos ni en ciudades amuralladas normalmente. Y si teníamos que hacerlo, teníamos nuestras estrategias. Como fornicar.

Sota de Copas: Uy, cuenta, cuenta.

Sota de Bastos: No tienes por qué contarlo todo, j*der, parece que te gusta exhibirte.

Caballo de Bastos: Soy un poco exhibicionista, Sota de Bastos. Siempre, sin que me de cuenta, acabo contando mi vida sexual.

Caballo de Copas: Uy, si solo fuera la tuya... La de Sota de Bastos me la sé de memoria... Aún no me quito de la cabeza lo del minotauro.

Sota de Bastos: ...

Sota de Copas: Bueno, cuéntanos cómo entras en los feudos, Caballo de Bastos...

Caballo de Bastos: Fornicando con quien esté vigilando. ¿Por quién me tomas? Normalmente me ven y no se pueden resistir a mis encantos. Antes de que yo diga nada, me proponen dejarme pasar a cambio de un favor sexual. Como gigoló profesional, no es un problema para mí.

Caballo de Espadas: Pues a mí no me parece ni digno ni ético ni moral. He dicho.

Caballo de Bastos: Pues yo hago lo que quiero con mi cuerpo. Ni me obliga nadie ni obligo a nadie. Así que métete en tu vida, no te j*de.

Caballo de Espadas: Dices eso para disfrazar que estás vendiendo tu cuerpo para conseguir algo. ¿Ves bien que tengas que vender tu cuerpo por una situación de necesidad? Es algo que yo nunca haría. Mi dignidad no tiene precio. Y no se deberían cosificar los cuerpos de las personas. No deberían utilizarse los cuerpos de las personas como herramientas de trabajo. Es terrible. ¿Hasta qué punto hemos llegado y vamos a llegar?

Caballo de Bastos: Te me relajas, que yo lo hago porque quiero y nadie me obliga a nada. Soy totalmente libre. Además, tu cuerpo también es una herramienta de trabajo. ¿No lo utilizas para luchar con la espada o lo que c*jones sea que hagas?

Caballo de Espadas: No es lo mismo. Mi trabajo no sexualiza mi cuerpo. En cambio, tú reduces tu cuerpo a objeto de deseo de otras personas. Así nunca conseguiremos la dignidad como seres humanos. Más que ir hacia delante vamos hacia detrás.

Caballo de Oros: ¿Y este debate existencial?

Sota de Copas: Hmmmm... En parte le voy a dar la razón a Caballo de Espadas. Nunca pensé que iba a tener tanta profundidad de pensamientos. Es cierto que cosas así hacen que al final se nos acabe sexualizando a todos y a todo.

Caballo de Bastos: En fin, pues rabiad porque gano más dinero en 6 horas que me dura mínimo un polvo que lo que ganáis vosotros en un mes haciendo lo que sea que hagáis. No te j*de.

Caballo de Espadas: Estarás ganando mucho dinero, pero a qué precio.

Caballo de Copas: Un momento un momento un momento, ¿6 horas mínimo un polvo?

Caballo de Bastos: Sí.

Caballo de Copas: Un poco fantasmita este chico.

Caballo de Bastos: ¿Otro que también me está juzgando? J*der, ¿qué es hoy? ¿El día de juzgarme? Parece que no habéis visto un gigoló profesional en vuestra p*ta vida. Mira, no estoy aquí para explicaros mi vida.

Sota de Copas: Bueno, en verdad eres tú quien ha empezado explicándola. Por mí ningún problema, me encanta que cuentes tu vida. Y a ser mejor, con detalles.

Caballo de Copas: Uy, cuánto interés, Sota de Copas.

Sota de Copas: Siempre me ha gustado la literatura erótica y aquí lo más parecido que tengo son las anécdotas de Caballo de Bastos.

Caballo de Copas: Creía que te gustaba un mínimo de calidad.

Sota de Copas: En situaciones extremas, hay que conformarse con cualquier cosa.

Caballo de Bastos: Oye.

El cielo cada vez está más oscuro.

Caballo de Espadas: Se está haciendo de noche y estáis discutiendo por estupideces.

Sota de Oros: Eres tú el que has empezado a discutir.

Caballo de Espadas: Sólo he dado mi opinión.

Sota de Espadas: Esto se está poniendo muy oscuro. O nos damos prisa o tendremos que dormir aquí en medio de ninguna parte.

Sota de Copas: Es que es muy tarde. Hemos pasado mucho tiempo en el bosque, entre una cosa y otra. Se está haciendo de noche y la noche es oscura y alberga horrores.

Caballo de Espadas: Gracias, no nos habíamos enterado de que se estaba haciendo de noche.

Sota de Copas: Mirando el mapa, quedan varias horas para llegar a la civilización más cercana, aka el Feudo de Uvunu. Es inviable que durmamos esta noche en una cama, porque va a anochecer dentro de nada. Lo mejor que podemos hacer es andar hasta encontrar algún árbol o algo donde podamos descansar resguardados.

Sota de Oros: Un momento. Un momento. ¿Estás diciendo de dormir en el... Suelo?

Sota de Copas: Sí.

Sota de Oros se queda callado. No pone muy buena cara. Y Caballo de Oros tampoco es que tenga expresión de felicidad. Pero como el resto no dice nada, se callan la boca, no vaya a ser que vayan a quedar muy mal enfrente de los demás, que no parecían estar muy disgustados.

Y siguen andando rumbo al Feudo de Uvunu con la esperanza de encontrar alguna arbolada donde tomar un descansito, porque llevaban un trote... No parecía que hubiera mucho rastro de árboles por la Llanura Dorada, que cada vez se iba haciendo menos dorada a medida que el tiempo avanzaba y la noche se tornaba más oscura. Y siguieron andando y andando y andando. La necesidad de descansito apremiaba. Cada vez llevaban un trote mayor. Los caballos también estaban un poquito cansaditos. Llevaban un trote...

Entonces...

Sota de Espadas: ¡Ahí hay unos árboles!

Sota de Copas: ¡Es verdad! Empezaba a pensar que nos estábamos perdiendo aún más por el hecho de ir acompañados de Caballo de Espadas, el gran Perdedor.

Caballo de Espadas: Claro, porque yo soy el único que se pierde.

Sota de Oros: Claro que no, lo que pasa es que unos crían la fama y otros cardan la lana.

Caballo de Espadas: Gracias, amigo, por apoyarme siempre, uwu.

Sota de Espadas: En fin, vamos rápido a los árboles, que nos quitan el sitio.

Aunque no hubiera nadie por allí, pensaron que sería buena idea hacerle caso. Estaban exhaustos y sus caballos también, pero un esfuerzo más tal vez merecería la pena. Cuando llegaron, no podían más con su alma. Todos estaban jadeando, unos más que otros, de manera inversamente proporcional a su resistencia física. Hay incluso quien tiene flato. Caballo de Copas cayó al suelo del cansancio que llevaba encima y todo.

Caballo de Copas: Nada, es que tengo unas agujetas que no puedo con mi alma. Me duele todo el cuerpo, como si hubiera estado horas fornicando, y no sé por qué, porque no he estado horas fornicando.

Sota de Copas: Qué específico.

Caballo de Copas ni se mueve del suelo. Saca una mantita que lleva en su equipaje y se tapa.

Caballo de Copas: A mimir.

Sota de Copas: Qué impaciente, ni coger un buen sitio ni nada. En fin. Yo, por lo menos, me resguardaré a la sombra de este árbol...

Sota de Espadas: Espera. Tengo que hablar contigo.

Sota de Copas: No es el momento ni el lugar.

Caballo de Espadas pone la oreja.

Sota de Oros y Caballo de Oros están al lado de Caballo de Espadas y se quedan mirando, ya que están ahí. No queda más remedio.

Sota de Espadas: No puedes huir eternamente, no me voy a quedar tranquila hasta saber quién eres.

Sota de Copas: ¿Por qué te importa tanto?

Sota de Espadas: ...

Sota de Copas: Como he dicho. No es el momento ni el lugar. Al resto no les interesa, como ya has visto.

Caballo de Espadas: Eso no es verdad. A mí me interesa.

Sota de Copas: ¿Sí? Pues es una pena, porque a ti no te pienso contar nada.

Sota de Espadas: También tiene derecho a saber.

Sota de Copas: ¿Y eso por qué? Que yo sepa, no se merece ningún trato especial.

Sota de Espadas: Y yo tampoco, por lo que veo.

Sota de Copas: Como ya he dicho, no es ni el lugar ni el momento. Si quieres un trato especial, tendrás que esperar a otro momento.

Caballo de Copas: Un momento, un momento, un momento, ¿qué clase de trato especial le vas a dar?

Sota de Copas: ¿Tú no estabas dormido?

Caballo de Copas: Me habéis despertado.

Sota de Copas: Pues vuelve a dormir.

Caballo de Copas: Vale.

Caballo de Espadas: Pues respóndeme a mí, ¿qué clase de trato especial le vas a dar?

Sota de Copas: No es de tu incumbencia. Son cosas privadas.

Sota de Espadas se sonroja.

Caballo de Espadas: Sí es de mi incumbencia desde el momento en el que eres una enemiga. No creas de que me olvido del hecho de que provienes del Reino de Copas. ¿Crees que no pienso en que puedes tener segundas intenciones? Tengo derecho a no fiarme de ti. Te piensas que todos nos fiamos de todos. Por mi parte no es así.

Sota de Copas: Madre mía, relájate, tienes mucho interés en que Sota de Espadas sepa quién soy, ¿verdad? Porque a ti no debería importarte tanto, ¿no?

Caballo de Espadas: Me importa que seas sincera con nosotros. Me preocupo por mi compañera y me preocupo por mi Reino.

Sota de Copas: ¿Y si no soy nadie?

Caballo de Espadas: Permíteme que lo dude. Pondría la mano en fuego por que SÍ eres alguien.

Sota de Copas: Igual es que sabes más de lo que quieres decir que sabes.

Caballo de Espadas se calla.

Sota de Espadas: ¿?

Sota de Copas: Si quieres saber quién soy, tendrás que esperar a otro momento, Sota de Espadas.

Sota de Espadas saca sus cosas y hace su campamento junto a la raíz de uno de los árboles, sin mediar palabra.

Sota de Copas: De todos modos, no debería importarme tanto. Igual que a mí no me importa quién seas tú, porque tú sí que eres alguien.

Sota de Espadas: ¿Qué insinúas?

Los allí presentes escuchan expectantes.

Sota de Copas: Nada, nada. Simplemente no es importante para nuestra relación saber quién somos, ¿no?

Sota de Espadas: Me da que tú sabes más de mí que yo de ti. ¿Y qué relación?

Sota de Copas: Nuestra relación. A eso me refiero, a que nuestra relación no exige saber más. No somos nada. Nos damos buenos momentos, nos consolamos por las noches, tú me chupas los pies, yo te piso la cara, tú me tocas en donde nadie más lo hace en estos días, y yo utilizo mis pies para hacerte sentir placer...

Sota de Oros: ¿Hacía falta entrar en esa clase de detalles?

Caballo de Copas: ¡Sí que hacía falta!

Sota de Copas: ¿Pero tú no estabas dormido?

Caballo de Copas: Zzzzzz.

Sota de Espadas: Tampoco eran necesarios esos detalles... Nadie tiene por qué enterarse de lo que hacemos en nuestra intimidad ni de que me guste chuparte tus suaves y finos pies ni que me guste que me pises la cara mientras intento sin éxito chuparte el dedo pulgar...

Caballo de Bastos: Luego soy yo el que entra en detalles.

Sota de Copas: Tú te callas. No es tu momento. A nadie le interesa ahora que tengas pase VIP en todas las orgías del Reino de Bastos y del Reino de Oros y que hayas conocido a Sota de Bastos en una orgía mientras penetraba a un minotauro y lo agarraba por los cuernos.

Sota de Bastos: Pero no hace falta que lo digáis más veces.

Caballo de Copas: Ioioioioio mmmmm brrrrummm brrrrummmm.

Sota de Bastos: ¿Pero este no estaba dormido?

Sota de Copas: Supongo que estará teniendo un sueño agradable.

Caballo de Copas: Sí, Sota de Bastos, agárrame por los cuernos como tú bien sabes hacer, muuuuu.

Caballo de Bastos: Pero qué c*jones...

Sota de Copas: No te sorprendas, todo esto es culpa tuya...

Sota de Espadas: Entonces, no me vas a decir nada.

Sota de Copas: No por hoy, ya te he dicho que nuestra relación no lo exige. Pero si es necesario que te lo cuente, no será hoy. Esto está lleno de buitres carroñeros. Mira cómo son. Son unos depravados, se acuerdan de cualquier cosa que les cuentes y la pueden usar en tu contra en todo momento. No te extrañaría que ahora recuerden para siempre el hecho de que me guste que me chupes los pies y que a ti te guste chupármelos.

Sota de Espadas: Pero... No lo digas...

Sota de Copas: Perdón, la costumbre de hablar de más...

Caballo de Bastos: No pasa nada. Soy una tumba.

Sota de Bastos: Con mis cosas no eres una tumba, c*brón.

Sota de Espadas: Oye... ¿Y Caballo de Espadas?

Sota de Oros: Si estaba aquí hace un momento.

Caballo de Oros: Se fue por allí.

Sota de Espadas va hacia donde señala Caballo de Oros. El resto se queda por allí, charlando o lo que sea. Sota de Oros acompaña a Sota de Espadas.

Sota de Espadas: Te interesas mucho por Caballo de Espadas, ¿no?

Sota de Oros: ¿Y...yo? ¡Qué va! Lo normal con un amigo, o sea, es buena persona, me preocupo.

Sota de Espadas: No te pongas nervioso. No estoy celosa. Me alegra que por fin pueda hacer amigos.

Sota de Oros se sonroja.

No andan mucho, porque tampoco es que la arboleda donde se encuentran ocupe mucho espacio, y ya se encuentran a Caballo de Espadas. Está llorando desconsoladamente.

Sota de Espadas: ¿Caballo de Espadas?

Caballo de Espadas se asusta. Acto seguido se seca las lágrimas y se intenta hacer el fuerte. No puede permitir que Sota de Espadas le vea llorando, aunque ya lo haya hecho en incontables ocasiones.

Caballo de Espadas: Ah, hola.

Sota de Espadas: ¿Por qué te has ido sin avisar? Nos has preocupado.

Caballo de Espadas: Eem... Nada, me entraron muchas ganas de hacer pis y tuve que marcharme.

Sota de Espadas: A ya. Bueno, volvamos.

Cuando vuelven, cada uno se va por su lado. No hay ánimos para seguir con la charleta y ya ha anochecido, así que llega la hora de dormir definitivamente. Sota de Espadas se va a donde había montado su campamento momentos antes. Al lado se había puesto Sota de Copas, que ya estaba aparentemente dormida. También estaban dormidos Sota de Bastos, Caballo de Copas y Caballo de Bastos. El que estaba despierto era Caballo de Oros. Despierto y de pie.

Sota de Oros: ¿Nos estabas esperando?

Caballo de Oros: Si quieres llamarlo así.

Caballo de Espadas: Bueno, habrá que dormir ya...

Y saca una manta y se pone en el suelo.

Sota de Oros: ...

Caballo de Oros: ...

Caballo de Espadas: ¿Por qué me miráis así?

Sota de Oros: ¿De verdad puedes sentarte así en el suelo? O sea...

Caballo de Espadas: ¿¿¿¿???? Claro.

Caballo de Oros: A mí... O sea... No lo quería decir, pero... Me da asquito...

Sota de Oros: ...Hay bichos... Iughhh...

Caballo de Espadas: Venga, no es para tanto. ¿Nunca habéis tenido que dormir a la intemperie?

Sota de Oros: Eeeemm, no...

Caballo de Oros: El campamento de verano lo hacíamos en bungalows de lujo, o sea...

Caballo de Espadas: ¿En ninguna misión? ¿Nunca habéis tenido misiones lejos?

Sota de Oros: Eeem, o sea, no. Nosotros no hemos tenido ninguna misión fuera del Reino de Oros.

Caballo de Oros: Ni fuera de la Capital de Oros.

Sota de Oros: Ni fuera de la Fortaleza Real...

Caballo de Espadas: ¿Qué? ¿Entonces esta es vuestra primera misión en el extranjero?

Sota de Oros: Sí, y, bueno, o sea, ahora ya no estamos en el extranjero... Pero esta es nuestra primera misión diplomática...

Caballo de Espadas: Ah, no me lo esperaba. Y vuestra primera misión era capturar al Dragón Rojo...

Caballo de Oros: Sí, bueno... Exactamente era sobornarlo, o sea.

Caballo de Espadas: Aun así, es una pedazo de primera misión. Sea como sea, enhorabuena.

Sota de Oros: Gracias uwu.

Caballo de Oros se sonroja.

Caballo de Oros: G...gracias...

Sota de Oros le mira.

Caballo de Oros: Y... perdón... Por lo de antes en el bosque... Me siento muy mal. No sabía cómo pedirte perdón. Me cegó la envidia...

Caballo de Espadas: No pasa nada. Al fin y al cabo no eras tú mismo.

Caballo de Oros: Pero no iba desencaminado... Al fin y al cabo esos sentimientos sí los he tenido en mi interior... Te envidiaba por tu relación en tan pocos días con Sota de Oros, y por ser alguien tan guay y molón...

Sota de Oros: De verdad, o sea, creo que eres la única persona que piensa que Caballo de Espadas es guay y molón...

Caballo de Espadas: Pero...

Caballo de Oros: Pero si es capaz de tumbarse en este suelo asqueroso y lleno de bichos, siempre va ahí tan chachi con su espada, monta bien a caballo y además no le da ninguna vergüenza hacer el ridículo delante de todos... Es admirable... Es mejor que yo en todo.

Caballo de Espadas: No sé si eso es un cumplido.

Caballo de Oros: Sí lo es... Ojalá pudiera yo hacer el ridículo de la misma forma... Pero soy muy tímido...

Sota de Oros: Ya lo estás haciendo ahora.

Caballo de Espadas: Pero no seas así. Gracias, Caballo de Oros, por todo lo que me estás diciendo, pero me da mucha vergüenza... Nunca nadie me había dicho cosas tan bonitas...

Caballo de Oros: U uwu...

Caballo de Espadas: Oye, ¿pero no os vais a sentar ni siquiera?

Sota de Oros: Es que el suelo nos da asquito...

Caballo de Oros: Pero estoy muy cansadito... Llevamos un trote...

Caballo de Espadas: Si no piensas en los bichos es como si no estuvieran. De hecho, yo nunca había pensado en ellos, hasta que lo habéis dicho. Pero me da igual, estoy acostumbrado a esto. No pasa nada...

Caballo de Oros saca una mini manta minúscula, la pone en el suelo y se tumba.

Caballo de Oros: Solo me he traído esto, no pensaba, o sea, que iba a tener que dormir en suelo.

Sota de Oros: ...

Caballo de Espadas: Venga, que se va a hacer de día y no vas a descansar nada...

Sota de Oros: Me da asquito...

Caballo de Oros: Está un poco duro, pero no es para tanto. Una vez que te tumbas, si te mentalizas, es como dormir en un colchón de látex. Salvando las distancias.

Sota de Oros se hace el remolón, pero al final, al ver a todo el mundo tumbado, cede a la presión de la sociedad. Saca una mantita también minúscula y se tumba.

Sota de Oros: Iughhh... Pica... La hierba...

Caballo de Espadas: ???

Sota de Oros: Caballo de Oros, ¿esto de verdad te parece cómodo?

Caballo de Oros: Zzzzzz...

Caballo de Espadas: Ya se ha dormido, parece.

Sota de Oros: Tú no te duermes, ¿verdad, Caballo de Espadas?

Caballo de Espadas: Yo tengo problemas de sueño. El pesar que ensombrece mi mente me impide ceder ante el mundo onírico... ¿Cómo dormir si mi mente no puede apartarse de ella?

Sota de Oros: No, por favor...

Caballo de Espadas: Tranquilo, esta vez estoy muy cansado como para hablar...

Sota de Oros: Pues menos mal...

Pero pasan minutos que se hacen como horas, y Sota de Oros no se duerme. El suelo está duro, se oye a los grillos del lugar, se oyen los ronquidos de las personas allí presentes... Y el cuerpo le pica cada vez más. Dormir en el suelo no es tan fácil cuando eres un niño de papá.

Sota de Oros: No me puedo dormir.

Caballo de Espadas: Pues no pienses.

Sota de Oros: Es muy fácil decirlo.

Caballo de Espadas: Ya... Yo tampoco puedo dejar de pensar...

Sota de Oros: Me pica todo.

Caballo de Espadas: Está en tu imaginación.

Sota de Oros: El suelo está duro.

Caballo de Espadas: Eso no está en tu imaginación.

Sota de Oros: ...

Y no pega ojo en toda la noche. Caballo de Espadas consigue dormir un rato, lo que ya es un logro. Los picores y el suelo duro impidieron a Sota de Oros aprovechar el tiempo que Caballo de Espadas estaba dormido (y no dramando) para dormir. Al amanecer, estaban ambos despiertos cuando Sota de Copas se acerca a ellos, mientras el resto aún duerme.

Sota de Copas: Caballo de Espadas, ¿puedes venir conmigo un rato? Tengo que hablar contigo de una cosa.

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